La Historia Secreta De Hollywood.pdf - PDFCOFFEE.COM (2024)

LA HISTORIA SECRETA DE HOLLYWOOD

La película de las películas

Rafael Palacios

Introducción Para explicaros por qué he escrito este libro, tengo que volver la vista atrás, al verano de 1999, a puntito de llegar al siglo XXI, en el que me debatía entre el amor de una preciosa italiana y el del que había sido mi amor platónico desde la adolescencia. Uno de esos amores "Cuando Harry encontró a Sally", plagado de discusiones y de despedidas y de reencuentros pasados los años, entre novios y novias y amantes por cada parte. Estaba yo por entonces enamorado de una amiga italiana, una cosita hippie dulce y preciosa donde las hubiera, quien andaba separándose de su novio al mismo tiempo que ella y yo intimábamos más y más, mientras, al mismo tiempo, la mujer con la que había soñado durante 15 años (¡QUINCE!), la que me rompió el corazón cuando tenía 18 años al enrollarse con mi mejor amigo y quien se convirtió, con el paso de los años, en mi mejor amiga, la que me ayudó a superar todos los traumas que un hogar completamente desestructurado había dejado en mi maltrecha alma, ella, la mujer de mi vida, ahora que me veía enamorado, ¡se interesaba por mí y me dejaba caer que Ahora era el momento! Bueno, pues en ese trance en el que aquello que siempre había anhelado estaba frente a mí y yo me emperraba en lo que en ese momento era imposible, sucedió la siguiente escena entre mi amor adolescente y yo, junto al Metro de Lavapiés, una calurosísima tarde de verano del año 1999. Un calor de estos que no te deja ni pensar, por cierto. Después de una conversación que no logro recordar con exactitud pero que tenía que ver, en un lenguaje metafórico, con que yo no me decidía a "atacarla" (porque estaba pensando en la italiana) pero ella tampoco me lo expresaba con claridad (y me daba miedo que me la volviera a jugar), yo le dije que no entendía lo que quería decir (en realidad, sí sabía pero quería que lo pronunciara con claridad) y ella me respondió algo así como: —Somos iguales —y comenzó a bajar las escaleras del Metro mientras yo la contemplaba marcharse con una parálisis que brotaba de mi mente; el Amor de mi vida se escapaba y yo esperaba que un guionista me dijera lo que tenía que hacer, las palabras justas para ese momento en el que me sentía incapaz de tomar una decisión correcta. En ese preciso instante en el que me sentí en una película, mi película, y deseé que un guionista me soplara al oído lo que tenía que decir, me di cuenta de que algo andaba mal en mi cabeza, en mi forma de actuar, en todo. ¿Por qué esa fijación por aquello que no podía tener? ¿Por qué elegía el sufrimiento? ¿Por qué mi cabeza funcionaba con el "ahora o nunca"? ¿Era verdad que ella y yo éramos iguales? ¿Quién manejaba mis deseos, mis ilusiones? ¿Era yo u otra persona? De repente, un pensamiento me vino a la mente:

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—¿Qué diría en esta situación el protagonista de una película? ¿Qué debía decir yo para que no se fuera, para no perderla? ¿Por qué un guionista no me soplaba al oído lo que debía decir? La inenarrable sensación de que fuera a buscar en alguna película una buena frase que soltar en ese momento y que le hubiera vuelto atrás en su decisión; que necesitara un guionista en ese momento crucial de mi vida, me dejó con una intriga que este libro va a reparar para siempre: ¿vivimos nuestras vidas o las películas que hemos visto actúan a través nuestro? ¿Hasta qué punto nuestra manera de ser está condicionada por las películas que hemos visto? ¿Somos meras marionetas guiados por los creadores de esa ilusión que llamamos "cine"?

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EL COMIENZO: EL INVENTO A finales del siglo XIX, unos hermanos franceses llamados, casualmente, Luz (Lumiére) deciden utilizar el reciente invento de la fotografía para conseguir reflejar imágenes en movimiento, creando la sensación de una realidad artificial. Había nacido el cinematógrafo: la representación "en vivo" de otras realidades, con lo que el espectador pasaba a vivir, virtualmente, aquello que contemplaba en esas pantallas: una realidad ficticia. Actualmente, sabemos que inventos como la radio o la televisión surgieron de las conexiones mediúmnicas de ingleses adeptos al espiritismo como John Lodgie Beard o William Crookes, coinventores del tubo catódico. A día de hoy, desconozco si este invento tuvo similares orígenes, pero el caso es que en 1894 se realizó la primera proyección comercial de imágenes animadas. ¡Imagináoslo! Todavía hoy, un siglo después, tenemos que reparar en que la experiencia de ver a unos seres humanos realizando unas actividades en una pantalla plana debió ser para las personas que la experimentaron en aquellos años, una experiencia mágica, hipnótica, subyugante. ¡De una pantalla salía vida! ¡Estaban todavía en el mundo de los coches a caballos y las máquinas acababan de aparecer, como quien dice! Sin duda alguna, la conciencia de las personas que vivieron el nacimiento del cinematógrafo debió sufrir un cambio radical; una transformación tal que casi podríamos hablar de una neurosis colectiva. ¿Hasta qué punto era real su vida o la que contemplaban por la pantalla? El impacto sobre las conciencias humanas debió ser tan profundo que, probablemente, todavía no nos hayamos recuperado de ello. El poder de atracción suscitado por la posibilidad de contemplar las vidas de otras personas en una pantalla fue tal que generó una auténtica revolución en la manera de vivir. El cine se convirtió en pocos años en la mayor experiencia de evasión de una realidad, cada vez más loca, en la que el ser humano urbano había sido introducido por aquellos años: la sociedad industrial del alienante trabajo en cadena, de la creciente sociedad de consumo y de la compra a plazos; del dinero-deuda, en fin. No sólo sus vidas presentes estaban al servicio de una maquinaria infernal sino que, a medida que los bancos se convirtieron en parte de las vidas de las personas, también sus vidas futuras les pertenecían. La catastrófica Iª Guerra Mundial, con sus millones de muertos y la consiguiente gran inmigración europea a Norteamérica, la posterior crisis y la privatización de la emisión del dinero en Estados Unidos por medio de la creación de la Reserva Federal (1913) crearon un mundo totalmente nuevo, de asalariados, en el que la emergente radio, los periódicos en papel y el pujante cinematógrafo conformaron una conciencia

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totalmente nueva: las noticias y los arquetipos presentados en las películas comenzaron a influir decisivamente en el comportamiento de las personas. El mundo de un ser humano ya no era sólo que recibía directamente a través de sus sentidos, es decir, las historias que conocía directamente, sino que los MEDIOS DE COMUNICACIÓN comenzaron a forjar sus experiencias vitales, sus ideas, sus creencias del bien y del mal. ¡Comenzaron a experimentar emociones y sentimientos a través de lo que veían en la gran pantalla! Y este poder, obviamente, no pasó desapercibido para las clases dirigentes, que vieron en el cinematógrafo una excelente vía para crear Opinión Pública, o sea, para dirigir la opinión de las masas en el sentido deseado por la naciente democracia, la dictadura de las mayorías adocenadas. En los primeros 20 años del siglo XX se comenzó a desarrollar esa pujante industria, pero todavía eran películas mudas, acompañadas de un piano y con subtítulos: la experiencia todavía estaba muy alejada de la realidad. Para nuestros parámetros actuales, emociones muy básicas... aunque la gente se reía, se emocionaba, se asustaba: el milagro se estaba produciendo, ¡unas acciones captadas en una película fotográfica eran capaces de generar emociones al reflejarse en una pantalla! Recordemos que estamos en los albores de la psicología conductista, los años en los que los psicólogos Pavlov, Skinner y Watson trataban (con éxito) de generar respuestas condicionadas sobre palomas, perros y ratas, es decir, de manipular las emociones para que actuaran como autómatas al dictado de su controlador. Y que, por aquel entonces, un tal Edward Bernays publicaba la obra de su famoso tío en Estados Unidos sobre una cosa llamada "psicoanálisis". Su tío, evidentemente, se llamaba Sigmund Freud y su obra versaba sobre el poder de las emociones insertadas en nuestro inconsciente, los llamados instintos primarios: supervivencia y reproducción (sexo) o, como les llamó después, Tánatos y Eros (muerte y vida). Será sobre esos dos instintos básicos sobre los que se asentará la temática del nuevo medio de comunicación, capaz de generar emociones en los espectadores. Por tanto, debemos ver en los herederos de Freud a los creadores de los argumentos y estructuras que el cine generaría.

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LOS ALBORES DEL CINE Por más que ese protocine sin sonido nos pueda parecer hoy de juguete, fue en aquel entonces, en la época del cine mudo, cuando se pusieron las bases de los posteriores géneros cinematográficos. Unos géneros que, a su vez, bebieron de las artes tradicionales del pasado: del teatro (clásico y moderno), el clown-circo y las fábulas y novelas más populares; la novela de caballerías e histórica, la novela romántica y de detectives, la novela de vaqueros y la pujante novela de ciencia-ficción. Por más que los medios técnicos y de actuación evolucionen poderosamente a lo largo del siguiente siglo, una y otra vez el cine estará contando las mismas historias que esas novelas habían relatado. En los años del cine mudo encontramos ya los albores del cine de terror, con las películas "El Gabinete del Doctor Caligari", "Golem" y "Nosferatu el Vampiro". Todas ellas, como veréis, anticipan las obsesiones de la élite al mando de la industria de la cultura. El Doctor Caligari es un psiquiatra que hipnotiza un esclavo para asesinar a sus enemigos: una historia escrita por los judíos alemanes Hans Janowitz y Carl Mayer. Tras meter el miedo al personal durante toda la película con esta posibilidad, el director de la película, Robert Wiene, utilizará un recurso explotado posteriormente hasta la saciedad cuando el escritor /director de una película quiere "tirar la piedra y esconder la mano": hará que, al final, todo haya sido un sueño. En este caso, en un psiquiátrico, que es donde tienen encerrada a la persona que soñó que todo esto había sido real. Es decir, que le hicieron creer que se volvió loco. "Golem" es otra película alemana dirigida por Boese y Wegener que relata la mítica historia del rabino judío de Praga que creó un ser artificial para proteger a su comunidad. Sin duda que la fábula de Frankenstein, también de origen judío, tiene su origen en la misma tradición sobre el empeño judío de crear esclavos que les sirvan incondicionalmente. La película sobre el vampiro Nosferatu, del también alemán Murnau, será la primera de las muchísimas recreaciones de la obra del miembro de la sociedad secreta Golden Dawn, Bram Stoker, sobre la vida del mítico chupador de sangre, basado, a su vez, en las andanzas del conde transilvano Vlad Tepes, más conocido como Drácula. De encarnar al vampiro se encargará un originario también de ¡Transilvania! llamado Bela Lugosi que en aquel entonces era parte de Hungría y más tarde pasaría a manos de Rumanía. El primer vampiro de la historia del cine, curiosamente, era hijo de un banquero y, por tanto, de alguna manera seguía interpretando el mismo personaje que su padre. Seguidamente, Lugosi continuaría encarnando a seres terroríficos en películas de Frankenstein ("El hijo de Frankenstein", "Frankenstein conoce al hombre-lobo"), al tiempo que desarrollaría una adicción a la anfetamina y la metadona, supuestamente, debido a un problema de ciática. Curiosamente, Bela Lugosi se creyó tanto

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su personaje que acabaría durmiendo en un ataúd, señal de que la actuación no le había salido gratis. Por expreso deseo suyo, sería enterrado envuelto en la capa de Drácula que utilizaba en sus "representaciones", cuando falleció, en 1956. Tenemos pues que, ya desde el principio, generar miedo en la gente será una de las emociones que el cinematógrafo se ocupará más de extender, ayudado de tres recursos básicos: la sorpresa, el suspense y los sustos. ¿Qué fijación por meter miedo, verdad? Mientras tanto, durante esas mismas décadas, Harold Lloyd, Buster Keaton y Charlie Chaplin pondrán las bases del género de humor, es decir: aquello de lo cual debe uno reírse. Y uno, básicamente, se reirá del mal ajeno, de los avatares y torpezas en las que el actor se ve envuelto, que provocarán que la gente pueda evadirse de sus ruinosas vidas, metidas ya de lleno en la era industrial, de las fábricas y del trabajo asalariado y alienante. Tanto el gafitas Lloyd como el tristón Keaton se ven envueltos en situaciones estresantes, delirantes, de las que salen vivos gracias a una mezcla de suerte y pericia. Siempre están viviendo al límite, corriendo y escapando, y al espectador estas andanzas le servirán para exorcizar sus propios demonios. Para la historia quedaron las escenas de Harold Lloyd colgado de un reloj en Nueva York (símbolo del comienzo de la era del estrés) y Buster Keaton a los mandos de una loquísima locomotora que no se para y con la que recorre el Oeste, el lugar a donde llegarían los sueños del cinematógrafo. El tren como símbolo de la modernidad: una locomotora irresponsable que nadie sabe cuándo se va a detener ni dónde te va a dejar. Entre risas, estaban inoculando en las audiencias los nervios ante una vida mecanizada (la locomotora) que se escapaba al control humano y, por medio de la risa ajena, se calmaban los propios miedos. Todavía más paradigmático será el personaje de Charlie Chaplin, "Charlot", una especie de vagabundo de alto copete que se enfrenta a la autoridad armado de su bastón (de mando), una autoridad representada por el tontaina guardia de barrio del que Charlot se ríe continuamente. Mujeriego y vagabundo, Charlot vendría a representar el comienzo de la era de los "bohemios"; Charlot cae bien a pesar de dar pena y consigue ganarse el favor de las damas por su aparente inocencia y desapego por lo material, al tiempo que lucha contra los malos con su bastón y a base de ladrillazos. Pero el paso del tiempo ha hecho que hoy día contemplemos otras cosas que las "simpáticas" escenas que vieron nuestros antepasados. Te invito a que visiones la película "El Chico" (The Kid) en la que Charlot se hace cargo de un niño huérfano, al cual envía a romper cristales por encargo suyo para que luego este los repare: sin duda que la relación del personaje con los niños es muy sospechosa, pues, entre otras cosas, en varias ocasiones besa al niño en la boca... También será de utilidad recordar

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que el niño adoptado por Charlot en "El Chico" acaba siendo el hijo de una aristócrata y que la vivienda del vagabundo está en el número 69. Estos y otros muchos detalles pasaron desapercibidos durante décadas, pues la insumisión frente a la autoridad hacía que el espectador se identificara con él, por encima de todo. Charlot se convirtió en un hito porque, entre otras muchas cosas, se enfrenta a la autoridad, representada por el despótico policía, riéndose de él con su picardía. Es un símbolo de la era industrial que fructificaría, ya con el cine sonoro, en 1934, con la película "Tiempos Modernos", en la que se muestra la locura en la que se vería envuelto el ser humano con la producción en cadena de las fábricas, y de alguna manera anticipaba la mecanización que sucedería treinta años después. En una escena, Chaplin recoge por casualidad una bandera roja del suelo y cuando se levanta se pone a la cabeza de una manifestación obrera, siendo detenido después tras golpear a la autoridad (sin querer), llevado a la cárcel donde (otra vez sin querer) se toma una gran ración de cocaína y acaba relacionándose con la mafia de la droga. Por cierto, que en esta película de 1934 aparece ya una pantalla de televisión utilizada como videoteléfono... Un poco pronto, ¿no crees? Esta película es, para muchos, una de las primeras de realismo social y convirtió en un héroe al perdedor Chaplin. ¿Cuántos se hicieron vagabundos con la romántica idea de Charlot en la cabeza? Las connotaciones con su propia vida pueblan las películas de Chaplin: sin ir más lejos, en "Tiempos Modernos" recoge a una niña vagabunda de la calle y se la lleva consigo. En la vida real, Charlot se relacionó con la niña de 14 años Mildred Harris, con la que se casó, embarazada, en 1918. En 1915 conoció a otra niña, esta de 7 años, llamada Lilita McMurray, de la que se quedó prendado, y a la que dio trabajo como "angelito" en la película "El Chico". Cuando cumplió 16, la contrató para hacer de bailarina en "La Quimera del Oro" (igualito que el papel de Carole Lombard en "Tiempos Modernos"). Gastó miles y miles de metraje para grabarla pero su trabajo no funcionaba, hasta que la noticia saltó a la luz: la niña estaba embarazada, evidentemente, de Chaplin. Presionados por la familia de la niña, que le acusaba de estupro, la pareja escapó a la localidad mejicana de Empalme, donde se casaron en noviembre de 1924. Acto seguido, llegaron dos años de matrimonio durante los que nacieron dos niños, y en los que la madre de la niña y su familia se hicieron con el poder en la mansión de Chaplin. Un día, la chispa saltó y llegó la demanda de divorcio por parte de la familia de la niña. El juicio posterior, amplificado por los periódicos de la época, en el que salieron a relucir los extraños gustos sexuales de Chaplin ("nunca hacíamos el amor como lo hacen un hombre y una mujer", dijo la niña), la seducción del actor y la presión para que abortara. Dado el nombre de la niña, Lilita, hay muchos que opinan

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que la novela de Nabokov que dio pie a la película "Lolita", está basada en la vida del propio Charles Chaplin, el verdadero creador del humor en el cine. Todos los actores que encarnan el comienzo del cine de humor provenían del vodevil, el mimo y la comedia en los teatros, al igual que los que les seguirían, algunos de los cuales comenzarían con el cine mudo y lograrían dar el salto con éxito al cine sonoro: los más famosos serían El Gordo y el Flaco. El género del western eclosiona en 1915 con "El Nacimiento de una Nación", de David W. Griffith. Tan importante es esta película que hay quien dice, incluso, que de hecho con ella nace el cine de verdad, pues la estructura narrativa de las imágenes (primeros planos versus planos generales y el llamado salto de eje) comienza con esta película que, como contrapartida, ha sido calificada de racista pues exalta los valores de la "América blanca", más tarde conocida como WASP, y contiene una disimulada admiración por el Ku Klux Klan como encarnación de los valores de ese colectivo. La influencia de la película fue tal que, como comenta el experto José María de la Torre, la Hermandad resurgió de sus cenizas tras exhibirse la película, señal de que el cine ya tenía por aquel entonces un gran poder creando mitos. Con el escritor francés Julio Verne convertido ya en un superventas mundial (y el agente de inteligencia británico H.G. Welles haciendo lo propio en Inglaterra), el cine de ciencia-ficción comienza a dar sus primeros pasos, aún con las carencias técnicas que os podéis imaginar, dada la época en la que estamos hablando. En Francia, George Meliés realiza en 1902 una recreación del "Viaje a la Luna" de Julio Verne, pero es "Metrópolis", del cineasta alemán Fritz Lang (1927) quien lanza un desasosegante mensaje al futuro al retratar una sociedad moderna sospechosamente parecida a la actual, con un mundo bajo tierra y otro sobre él, reflejando a dos clases sociales completamente diferentes. ¿Cómo se le ocurrieron esas ideas hace casi 100 años cuando todavía no existía el metro? Mientras que al cine occidental se le considera desde el principio "Arte", al alemán (de la era nazi) y el ruso (de la era comunista) se les cataloga de "propaganda" pues reflejan la visión gubernamental sobre acontecimientos como "La Revolución de Octubre" o "La Toma del Acorazado Potemkin". Ambos filmes dirigidos por el judío Sergei Eisenstein representan el comienzo de un lenguaje cinematográfico que daría lugar al cine catalogado como "intelectual" y que podríamos calificar de "aburrido" por la lentitud de los montajes. A partir de ahí, el que se las quiera dar de "intelectual" deberá ensalzar las películas lentas y amuermantes.

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COMIENZA LA FÁBRICA DE SUEÑOS Cuenta la historia oficial que Thomas Alba Edison, inventor de la bombilla, registró la patente del cinematógrafo y por eso los primeros grandes productores se tuvieron que ir al lejano Oeste para iniciar su floreciente negocio; concretamente, a unas colinas conocidas como Hollywood, cuya sonoridad nos deja muy cerca de la denominación "bosque sagrado" (en realidad, escrito, le sobra una "l" a "Holly"). Una coincidencia que conviene no olvidar para comprender perfectamente el argumento central del relato. La historia oficial sobre el nacimiento de la industria cinematográfica ha olvidado un hecho fundamental para comprender el propio "Séptimo Arte": todos los propietarios de los primeros seis grandes estudios cinematográficos, que continuarán siendo casi sus monopolistas un siglo después, eran judíos procedentes de Europa llegados a Estados Unidos a principios del siglo XX. La historia de sus comienzos se cuenta en el documental "Cómo crearon los judíos Hollywood", dirigido por los hebreos norteamericanos Jacobici y Halpern: las siguientes líneas son pues, una historia oficial aceptada por los propios judíos. En Nueva York, estos judíos emigrados desde el centro y este de Europa regentaban comercios no relacionados con la cultura, tan dispares como la venta de guantes o el comercio de oro. Queda por tanto saber por qué decidieron dedicarse a este negocio y, sobre todo, quién les financió cuando se mudaron todos (¡a la vez!) a unas colinas en el Lejano Oeste para cumplir sus sueños de gloria. La manera en la que organizaron el negocio, envueltos en una falsa competencia en la que en realidad se repartían el mercado, es idéntica a como se organizó el negocio del petróleo (las siete grandes) por aquel entonces floreciendo. Mientras secretamente estaban todos coaligados en lo que llamaríamos un "cartel" que acabó monopolizando el mercado de la distribución, aparentemente competían por un público que en realidad estaba cautivo porque la ideología de las películas que podía ver era la misma. El polaco Harry Warner y sus hermanos Sam, Jack y Albert fundaron Warner Brothers mientras que el también judío polaco Samuel Goldwyn creó la compañía Metro Goldwyn Mayer junto al también judío Louis B. Mayer, procedente de Rusia. Tanto William Fox, fundador de la 20th Century Fox como Adolf Zucker, el creador de la Paramount, eran judíos procedentes de Hungría. La compañía RKO fue fundada por el judío bielorruso David Sarnoff, que previamente había creado la compañía radiofónica RCA y trabajó en el ámbito de las telecomunicaciones gracias a que se hizo con las patentes del telégrafo y de la radio de Marconi, contando siempre con la mejor tecnología. Más tarde fundaría también la compañía de televisión NBC, junto a Westinghouse y fue uno de los

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desarrolladores de este floreciente negocio en los años treinta. En su biografía se cuenta que Sarnoff era un fanático de la Torah, el libro sagrado judío. En un principio, Universal y Columbia estaban por debajo de las cuatro mencionadas, aunque con el tiempo pasarían a formar parte del famoso cartel al mismo nivel que las precedentes. La precursora de la compañía Universal fue la Yankee Film Company creada en 1909, cuyo fundador, Carl Laemmle, era un inmigrante judío procedente de Alsacia que había dirigido previamente un almacén de ropa en Wisconsin. Laemmle comenzó a interesarse por el negocio del cine cuando descubrió las salas precursoras de los cines, conocidas como "nickelodeon", en un viaje que realizó a Chicago en 1905. Aunque le llevó su tiempo, Laemmle convenció a los hermanos judíos Abe y Julius Stern para asociarse con él y crear la productora, en la que fueron socios durante 30 años. Poco a poco, Laemmle iría comprando sus participaciones y deshaciéndose de ellos hasta liderarla en solitario. La compañía Columbia fue fundada en 1918 por los también hermanos judíos Cohn venidos de Rusia y Alemania y, al igual que RKORCA, iría ampliando sus tentáculos hasta alcanzar la radio y la televisión, creando el germen de uno de los grandes grupos multimedia de la actualidad. Si comparamos la fecha de la creación de estas gigantescas compañías con la de la Reserva Federal Americana (1913) y tenemos en cuenta que el banco privado que usurpó la emisión del dólar estaba controlado por judíos como Kuhn & Loeb, Goldman Sachs, Warburg, Rothschild o Lehman, podemos entender de dónde obtuvieron el dinero para montar esos gigantescos estudios e impulsar un negocio que, por entonces, era sólo una quimera. Hollywood se constituyó en el órgano de expresión de la Reserva Federal. Muchos de estos judíos en la industria cinematográfica habían huido de los progroms, que era como se conocía a las razias antihebreas en Rusia y otros países del Este de Europa, donde vivían en pueblos que los estudiosos judíos comparan con las reservas indias. Según cuentan sus propias crónicas, sus únicas vías de salida fueron el socialismo y el sionismo colonialista de Palestina. De esta manera 2,25 millones de judíos llegaron a Estados Unidos a principios del siglo XX. La construcción del mito del "sueño americano" tan presente en las películas del Oeste como en las de mafiosos o de los primeros musicales, es pues, una de sus creaciones; judíos del guetto que no se integraban en la sociedad norteamericana y deseaban enriquecerse a toda costa. Según los investigadores judíos mencionados, en las temáticas del cine encontraremos los miedos y anhelos propios del inconsciente judío que, curiosamente, acabarán convirtiéndose, por medio de esta identificación con las imágenes cinematográficas, en la propia idiosincrasia norteamericana.

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Su primera misión de Propaganda fue convencer a la Opinión Pública norteamericana de que debían entrar en la Primera Guerra Mundial del lado de su tradicional enemigo, Gran Bretaña, a la que le unía el tradicional sentimiento de recelo de cualquier ex colonia. No en vano la pérfida Albión había tratado de controlar al naciente Estado norteamericano a través de sucesivos magnicidios de cuantos presidentes intentaron emancipar su moneda del Banco de Inglaterra: Lincoln, McKinley y Garfield. Los tentáculos del padre de la propaganda Edward Barneys se hicieron sentir cuando el presidente de aquella época, Wilson, asesorado por el propagandista Walter Lippman, contrató a doscientos mil oradores callejeros para extender falsos rumores sobre los alemanes y así justificar el ingreso en la guerra, tras la provocación realizada por el buque estadounidense Lusitania que entró ilegalmente en las aguas territoriales alemanas y fue hundido por ello. El cine contribuyó a crear el odio al alemán. Hollywood encargó a los cineastas judíos la misión y entre 1917 y 1918 produjo los filmes "El Káiser: la bestia de Berlín", "La bestia de carga", "Las garras de los hunos" y "El huno infiltrado", demonizando a los alemanes para preparar, psicológicamente , la entrada en la guerra. Hecho que se produjo, efectivamente, en 1917. LAS ESTRELLAS DEL CINE MUDO En el año 1916, David W. Griffith se embarca en una gigantesca producción para contar la historia de las conspiraciones bajo el nombre de "Intolerancia". Durante las tres horas de metraje (que serían mutiladas por el productor) relata la sociedad babilónica en la época de la invasión de los persas de Ciro con la ayuda del traidor sumo sacerdote de Baal; la conspiración de los judíos fariseos para ejecutar a Jesucristo; la de los católicos para exterminar a los hugonotes en la matanza de san Bartolomé (1572) y por fin, una historia actual de cómo un magnate financia al precedente de las feministas (las puritanas) que se dedican a robar niño a las familias y acusar a inocentes con el fin de mantener a la sociedad bajo el reinado del terror. Durante casi tres horas y con la participación de ¡3.000 extras!, vemos reflejarse muchas de las costumbres y los métodos de funcionamiento del naciente Hollywood, como un aviso a lo que se estaba gestando en ese nuevo medio de comunicación: las vestales, las "diosas del amor", las traiciones, los fariseos, las conspiraciones... Los años finales de la década de los "10" y el comienzo de la década de los veinte marcan el comienzo de la era dorada del cine mudo, cuya defunción llegará en 1927, cuando se estrene la primera película sonora. A pesar de que los nombres de la mayoría de las estrellas de aquella época hayan quedado sepultados por el tiempo, es en esos pocos años

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cuando se erige el Templo de Hollywood y su manera de funcionar, sus costumbres, su manera de vivir. Seducidas por la promesa de un mundo de ensueño (el mismo mundo que estaban viendo en esas primitivas películas) la costa californiana comenzó a recibir a principios de siglo a las más bellas mujeres de todo Estados Unidos, muchas de ellas, con el señuelo de haber ganado un concurso de belleza. Hollywood se vendió a sí mismo desde un principio como el lugar donde hacer los sueños realidad, donde vivir la vida de riqueza y diversión soñada por el proletariado y, así, el propio sistema imperante animó a sus propias estrellas a presumir de su riqueza: Marion Davies se construyó una mansión con 100 habitaciones en Santa Mónica con un salón forrado de oro y un cine privado; Barbara La Marr una bañera con accesorios de oro en un baño hecho de ónix y Gloria Swanson, lo mismo pero en lugar de ónix, marfil; Harold Lloyd, una fortaleza de 44 habitaciones con fuentes como el palacio del Tívoli; Jon Gilbert, un yate y Clara Bow, un salón para fumar opio. Toda esa ostentación del lujo dentro de una sociedad metida de lleno en el comienzo de la era de la sofocante producción en cadena se configuró desde un principio como una vía de escape a las penalidades que sufría el proletariado. Películas como "De mujer a mujer", "Hombres" o "La ventana de la habitación" se publicitaban con los siguientes reclamos: "preciosidades del jazz, baños de champán, fiestas de media-noche, festivales de caricias en el atardecer violeta" o "besos blancos... besos rojos... hijas locas por el placer: la Verdad, desnuda, audaz, sensacional". La pujante era de la prensa hizo el resto, generando la adoración por unos hombres y mujeres que vivían vidas apasionadas y de lujo en las pantallas, generando los primeros ídolos del cine; el más importante de todos ellos fue, sin duda, Rodolfo Valentino.

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EL PRIMER GALÁN Por su nombre (Rodolfo Alfonso Raffaello Pierre Filibert Guglielmi di Valentina D'Antonguolla), Rodolfo Valentino parecería proceder de una noble familia italiana; sin embargo, según la historia oficial en realidad Valentino fue uno de tantos italianos que emigraron a Estados Unidos antes de la I Guerra Mundial, concretamente, en 1913. Su biografía aceptada cuenta que se tuvo que ganar la vida como jardinero y pareja de baile hasta que conoció a una rica heredera chilena llamada Blanca de Saulles, que fue quien le ayudó a progresar. Como digo, las crónicas sobre sus andanzas en Nueva York al llegar a Norteamérica no son muy descriptivas, pero podemos intuir que, detrás de esas líneas políticamente correctas, Valentino ejerció el papel de gigoló, cuando menos, y esta rica heredera le ayudó a promocionarse a cambio de favores sexuales. El caso es que en 1917 ya le tenemos protagonizando una obra de teatro. Acto seguido, marcha a California, donde se engancha a la naciente industria cinematográfica ¡como gran figura! ¡Un poco rápido, para ser un recién llegado! En pocos años, sus papeles en "Sangre y arena", "Los cuatro jinetes del Apocalipsis" (ambas del español Vicente Blasco Ibáñez), "Sheik", "Cobra" o "The Hooded Falcon", le convirtieron en el prototipo del latin lover, creando el arquetipo de amante pasional que influyó sobremanera en el público femenino de todos los lugares y que posteriormente reencarnarían otros actores italianos, franceses y españoles, mayormente. A día de hoy, todavía el español y el italiano encarnan para muchas mujeres del mundo a un ideal romántico: las películas tienen la culpa de ello, con lo que vemos ya cómo la ficción está creando la realidad en la que viven las personas. Mucho tiempo después, concretamente en 1994, la película española "La pasión turca", protagonizada por Ana Belén a partir de una obra del escritor homosexual Antonio Gala, desembocaría en una auténtica fiebre de las españolas de mediana edad por conocer la ciudad donde se desarrollaba la erótica historia, Estambul. En sus mentes, más bien inconscientes, fluía el repetir la pasión sexual vivida en la ficción por la actriz junto a un guía turco. En Rodolfo Valentino encontramos la génesis del fenómeno de las fans, es decir, las "fanáticas", mujeres que esperan a la puerta del hotel para ver a su amor platónico y con él, sin duda, comienza el star system, el sistema de estrellas, que será parte fundamental de la historia de Hollywood. La idealización de una figura a partir de los papeles que interpreta en esta recreación de la realidad que llamamos "cine" significará un escape a la estresante verdad de sus vidas diarias para el Ser Humano moderno pero, de rebote, comenzará a conformar una manera de dirigir las mentes inconscientes de los ciudadanos. Ya en esos años 20 el discreto presidente estadounidense Calvin Coolidge, que adolecía de un nuevo valor llamado "popularidad", pedirá consejo al mencionado Edward Barneys para

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conseguir una mejor "opinión pública". El consejo del sobrino de Sigmund Freud será que reúna a una serie de celebridades de las nacientes industrias del cine y la música y se fotografíe junto a ellas a la puerta de la Casa Blanca; en el inconsciente del ciudadano, al aparecer junto a ellas, la popularidad de las estrellas se traspasará al anodino político. Freud llamó a esta cualidad del inconsciente "transferencia", es decir, de las cualidades de uno, en este caso la popularidad, se traspasan a quien está a su lado. Esta práctica, como todo el mundo sabe, se repetirá a menudo durante el siguiente siglo, lo que explicará los cercanos lazos ente la industria del espectáculo (conocida como de la "cultura") y el Poder político. Si creas tu propia cultura, es decir, tus propios ídolos a tu antojo e, incluso, manejar a la Opinión Pública a través de ellos. Al tiempo que esa historia oficial sobre el primer sex symbol, hay una más escondida que bucea en las profundidades de la vida de Valentino y se encuentra con que se casó con dos mujeres lesbianas (o, como poco, bisexuales): Jean Acker (amante de Grace Darmond y Alla Nazimova) y Natacha Rambova (protegida, a su vez, de la citada Nazimova). Tanto su mujer, Natacha, como el propio Valentino, tenían una fascinación por lo oculto; el contacto con los espíritus. Desde los años sesenta, las historias y rumores sobre la homosexualidad de Valentino han sido corrientes, apoyándose, sobre todo, en la sexualidad de sus esposas, que habrían sido tapaderas para su verdadera inclinación. Todas esas historias confluyen en un supuesto romance del latin lover con el actor homosexualizado Ramón Novarro, que moriría en la noche de Halloween de 1968, después de haber sido torturado en lo que parecería un asesinato ritual: dos hermanos que desempeñaban el oficio de prostitutos gays serían acusados del crimen. Lo que resulta interesante es ver cómo, desde el principio, el mundillo de Hollywood va indisolublemente ligado a la promiscuidad sexual (algo que será corriente a lo largo de los años) y al mundo de los espíritus. Pero Valentino también inició otra tendencia dentro de Hollywood: con sólo 31 años, y repentinamente, murió, dejando abierta la costumbre de la "vida rápida" de estas fulgurantes estrellas de las cuales sólo quedará su imagen joven, inmaculada. ¿Sacrificado ante el altar de los dioses? La de Valentino fue la más sonada pero no la única muerte famosa de aquellos primeros años en La Fábrica de sueños. La de la jovencita Olive Thomas fue una de las más sonadas porque, en la investigación que siguió a su muerte, se descubrió que la noche en que murió esta ex modelo de tan sólo 26 años había estado buscando heroína para su marido, el también actor Jack Pickford, con el que componía una de esas "parejas ideales" que Hollywood proyectó. El nombre de "la chica americana ideal" refiriéndose a Olive figuraba en el diario de un tal capitán Spaulding de las fuerzas armadas de Estados Unidos que ejercía de camello para la alta sociedad del espectáculo. Las discusiones sobre la real causa de su muerte continuaron

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durante años: las más extendidas son el asesinato por un asunto de drogas o una intoxicación por la mercancía adulterada. Un año y un día después de la muerte de Olive Thomas, otra ex modelo de 25 años, que había aterrizado en Hollywood buscando la fama, murió a manos del cómico Roscoe "El Gordito" Arbuckle, en el curso de una de esas fiestas habituales en aquel ambiente. Al parecer, el Gordito había estado persiguiendo a Virginia Rappe desde que la había visto en la película "Fantasía". Después de ofrecerle el papel principal de una de sus películas, consiguió que fuera a una de las orgías que montaba: concretamente, en el Hotel San Francisco, el 5 de septiembre de 1921. Allí, los asistentes a la fiesta le vieron agarrar a la jovencita y dirigirla a su dormitorio de la suite 1221. Después de pronunciar la frase "esta es la oportunidad que vengo tanto tiempo esperando", se escucharon lloros y gritos de la chica, mientras el Gordito la pegaba una y otra vez. Cuando el gordito salió de la habitación, le dijo a sus amigos que la vistieran, la llevaran al Palace y que "la callaran o la tiraría por la ventana". Las chicas que fueron a ayudarla se la encontraron con la ropa hecha jirones, desnuda y moribunda, diciendo antes de entrar en coma que "fue el gordo Arbuckle quien hizo esto". En el juicio, el magnate de Hollywood y propietario de la Paramount, Adolph Zuckor, que había invertido un dineral en el contrato del maníaco, consiguió que le liberaran. Estos sucesos fueron el origen de la primera rebelión ciudadana contra Hollywood de la que se hicieron eco los periódicos de la época, particularmente, los californianos, que ya estaban viendo cómo su región se corrompía por la influencia de "la fábrica de los sueños". El San Francisco Examiner dijo: "Hollywood debe dejar de usar San Francisco como cubo de basura", mientras que The Coroner exigía "que se tomen medidas para que San Francisco no se convierta en el lugar de encuentro de los gángsters". Las iglesias de San Francisco pidieron que se hiciera justicia con el maníaco. Pero, por supuesto, la cosa no paró. Apenas unos meses después, el 1 de febrero de 1922 murió asesinado el director de una filial de la Paramount, William Desmond Taylor, que se había cambiado de nombre cuando abandonó a su mujer e hijo para triunfar en Hollywood. La investigación de su asesinato también dio pistas sobre lo que se estaba cociendo en aquellos días en Hollywood. Junto a un libro del satanista Aleister Crowley, aparecieron fotografías pornográficas con algunas de las estrellas más famosas de la época, en particular dos: Mabel Normand y Mary Miles Minter. Ambas estuvieron en su casa la noche de su muerte y ambas reconocieron ser sus amantes. A la primera le había regalado un libro de... Freud y era su acompañante en los clubes de drogadictos que visitaban (con gays incluidos), al margen de su suministrador de cocaína (se gastaba 2.000 dólares al mes).

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A la luz de los datos recogidos por la "crónica negra" de esos primeros años de Hollywood parece claro que para mantener las apariencias de un mundo feliz con el que engatusar a la gente y conseguir su admiración, una buena parte de los actores (y directores) consumían droga. Que era una práctica habitual en ese ambiente, mucho antes de que se popularizara. El actor y director Wally Reid también moriría por la droga en 1923, así como la considerada mujer más bella de la época, Barbara La Marr, que fenecería a la edad de 26 años... en 1926. La Marr afirmaba orgullosa: "no gasto más de dos horas en dormir porque tengo cosas más importantes que hacer". Sus amantes se contaban por decenas, al margen de seis maridos en su corta carrera en la que se incluyen filmes como "El Corazón de una Sirena", "Almas en Venta" o "Extraños en la Noche". La también heroinómana Alma Rubens acabó en un psiquiátrico en 1929 tras ser detenida en el bulevar de Hollywood gritando que la querían secuestrar, muriendo en 1931. Juanita Hansen fue la siguiente actriz a la que la droga expulsó del tren de la prematura fama. Clara Bow ha pasado a la historia por ser la mujer cuyo idilio catapultó a un tal Gary Cooper, pero en los años 20 era ella realmente la estrella, la belleza que coleccionaba amantes, y la que lanzó la leyenda (al parecer real) de haber tenido relaciones sexuales con un equipo de fútbol entero (del que formaba parte un tal Marion Morrison, más tarde conocido como John Wayne). Su secretaria lo contó todo y de esa manera arruinó su carrera, sin tener la oportunidad de engancharse al cine sonoro. Los cotilleos en el Hollywood de aquella época ya hablaban de los matrimonios de conveniencia de mariquitas como el galán Charlie Farrell (con Janet Gaynor), los gustos sádicos de los directores Stroheim o Selznick, o los masoquistas de Charles Laughton o de la actriz Mary Nolan que llegó a demandar al productor Eddie Mannix en 1935 por "maltratarla demasiado bien". Como tantos otros, Nolan acabó adicta a la morfina. Y LLEGÓ EL SONIDO: EL CANTANTE DE JAZZ Un buen día de 1927, las películas adquirieron sonido. Bueno, a decir verdad, adquirieron música, porque los actores todavía no hablaban pero sí cantaban. La primera película con sonido está perfectamente documentada. Fue "El Cantante de Jazz": creo que muchos habréis oído hablar de ella, incluido yo, pero al menos por lo que a mí respecta, nunca antes la había visto. Y me he llevado una gran sorpresa al hacerlo. Lo que me chocó al verla es que es una historia completamente judía, y nunca había visto destacar este elemento de la primera película sonora de la historia: ¿por qué? Tan judía que jamás volvería a haber otra igual en la historia del cine y, repito, esta fue la primera película sonora de la historia. Veamos el argumento.

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El hijo del cantante de la sinagoga, Jackie Rabinowitz, decide que quiere ser cantante de jazz y su padre, el rabino, no le deja, por lo que, apenas un niño, se escapa de casa para hacer fortuna, llegando a convertirse en el cantante principal de una obra de Broadway que se va a estrenar justo cuando su padre se está muriendo. Por supuesto, el padre quiere que su hijo cante en el día de la Expiación de los pecados judíos, el Yom Kippur: ahí reside toda la trama, en la fidelidad o no a su grupo cultural-religioso. Para alcanzar la fama, Rabinowitz había mutilado su apellido por "Rubin" y en la obra, como solía ser norma en la época, los actores y cantantes se pintan como si fueran negros, como un elemento para conectar con el sufrimiento atávico de ese pueblo, a pesar de que, como queda reflejado, para entonces los judíos ya dominaban el mundo de las finanzas norteamericano. Sabemos que los mejores directores de jazz blancos de big bands fueron judíos (Gershwin, Miller), así que frases como "el cántico del lamento de una raza" o cuando, pintado de negro, Jackie Rubin se mira al espejo y ve al rabino en la sinagoga adquieren unas connotaciones muy especiales. El cantante judío disfrazado de afroamericano se debate entre el éxito profesional "que quiere conseguir a cualquier precio" y su adhesión a "su dios" como dice en varias ocasiones ("Está en las manos de su dios", "un cantante de jazz cantándole a su dios") para, al final, elegir la sinagoga y cantar en el día del Yom Kippur, a tiempo para que su padre, muera en paz. A pesar de faltar a la cita con el éxito, su carrera no sólo no decrece sino que alcanza el éxito de Broadway, simbolizando, evidentemente, que la fidelidad del judío a su tradición le lleva al éxito. Dado que los productores y el autor del guión son judíos, parece claro que, aunque muestra una aparente brecha entre los judíos modernos y los religiosos, su mensaje está autorizado por los rabinos: "si eres fiel al judaísmo, tendrás éxito". Como veremos, esta película ejerció de eficaz reclamo para que muchos judíos se decidieran a triunfar en el mundo del cine. LA ERA DORADA DE HOLLYWOOD Es en los años treinta cuando, propiamente, se pone en marcha el cine como negocio y fueron los judíos afincados en las siete colonias de Hollywood quienes lo hicieron. Montando sus propios estudios donde hacer las películas, en ellos trabajarían un arsenal de profesionales de todos los ramos, incluidos los actores, por supuesto, que estaban contratados por los propios estudios en régimen de exclusividad y fueron lanzados como "estrellas", es decir, el faro que debía guiar a la gente normal, la aspiración a conseguir para el común de los mortales. Había nacido el Star system o sistema de estrellas. Como verás, no es sólo una manera de hablar. En cuestión de unos pocos años se montaron unas grandísimas industrias, no sólo productoras sino distribuidoras de un producto completamente nuevo, hasta el punto de monopolizar prácticamente el

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mercado. Al igual que ocurrió con el negocio del petróleo, controlando la producción y la distribución nadie más podrá entrar en ese mercado. Si los monopolistas del fuel conseguirán controlar la energía con la que se movió el siglo XX, los monopolistas del cine conseguirán que nadie más que ellos podrá exhibir sus ideas y visiones de la realidad: pensar que lo hicieron sin saber o que se iba a producir después, cuando todos ellos, como ha quedado comprobado, se conocían y pertenecían a la misma religión, parece algo, simple y llanamente, de ingenuos. El bosque sagrado (Holly-wood) tiene unas connotaciones mágicas desde su mismo nombre, y los apelativos por los que se le conocerá ("Fábrica de sueños") responderán a esta orientación desde sus inicios. Pero si observamos con detenimiento los símbolos de cada una de las grandes compañías comprenderemos mejor su verdadero origen. —La Metro Goldwyn Mayer tiene por símbolo el León rugiendo ferozmente, asociado con el "León de Judá" (una de las tribus de Israel) y, por supuesto, con el Poder, ya que el león no tiene depredador en la sabana. —La Paramount está representada con la cumbre de una montaña que nos retrotrae a la cúpula de una pirámide. Además, su propio nombre es un "monte-para", es decir, un monte paranormal. —La compañía Universal juega en su logo directamente con la referencia al Planeta y al Universo, como una toma de poder del Más Allá. —El símbolo de la 20th Century Fox está sobre un templo, presumiblemente egipcio, con letras de color de oro. —El de la Columbia es, sin duda, el logo más claro pues muestra a la diosa Isis /Diana con la antorcha del conocimiento, al igual que La Estatua de la Libertad, queriendo demostrar que ellos sí que saben. Esta estatua es un reconocido símbolo masónico. Con el alumbramiento de este nuevo medio de comunicación y la industria subsiguiente, será en las pantallas donde la gente vivirá sus sueños. En la penumbra de esas salas que mueven a una introspección similar a la de las iglesias, se propagarán los ideales y costumbres que marcará la pauta a la sociedad, como bien quedó reflejado en emotivas películas como "Cinema Paradiso", del italiano Giuseppe Tornatore, en la que se muestra cómo un futuro político conformó sus ideales y manera de pensar a partir de las películas que veía en su pueblo, en los años 50. A partir de estos años 30, la industria del cine impondrá modelos, valores y comportamientos, no sólo entre el público norteamericano sino de todo el mundo, siendo el portaestandarte de lo que se dio en llamar "el modo de vida americano" pero que hoy podríamos calificar de "el mayor lavado de cerebro de la historia". Sus estrellas se parecen a los futbolistas de hoy en día: esclavos de oro, con todo lo que pueden soñar... menos la libertad.

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Producida por el judío David O'Selznick en 1937, la película "Ha nacido una estrella" de 1937, describe abiertamente el proceso de creación de una estrella de Hollywood y es una clara readaptación del cuento de la Cenicienta. Una chica de pueblo que sueña con convertirse en una estrella recibe un consejo de su abuela; le dice literalmente: "lo pagarás con el corazón". Durante el filme se afirma expresamente que los fundadores de Hollywood creyeron construir Eldorado y que sus seguidores iban siguiendo el mismo sueño. Tan sólo ocho años después de la creación de los oscars, en esta película ya se muestra la idolatría generada a través de las pisadas de Sunset Boulevard, simbolizada en que la protagonista se pone en las huellas del hombre al que va a seducir. Posteriormente se muestra cómo llega a triunfar ligándose a un actor famoso al que acaba eclipsando e impulsando al suicidio, convirtiéndose todavía en más famosa cuando aprovecha su muerte para ganarse el afecto del público, después de que la abuela /bruja le vuelva a recordar su "pacto" (con Lucifer): "tenías que entregar tu corazón". Por supuesto, el comportamiento vampírico de la chica es aplaudido por el punto de vista de la película que, a la vez, hace mofa del ídolo caído que la impulsó a ascender. Con ello están diciendo que las "estrellas" son prescindibles, igual que se alzan, se desprecian. El famosísimo e influyente productor de esta película tuvo fama de hacer uso del "sofá del cásting" e incluso "la habitación del cásting", es decir, los lugares donde hacía desnudarse a las aspirantes a actrices, que debían acceder a los requerimientos sexuales del productor para conseguir el papel. Esta ha sido una costumbre que no ha variado en Hollywood desde sus inicios. Al principio, sus contratos eran tan leoninos que una parte de los actores, comandados por Chaplin, decidieron independizarse y crear la compañía United Artists, en la que tendrían la posibilidad de elegir sus papeles sin ligarse de por vida a una empresa, pero las pequeñas industrias cinematográficas acabarían siendo absorbidas por los grandes imperios, como ocurriría en el resto de negocios: estaban creándose las Multinacionales. El principal problema de cualquiera que quisiera hacer una película (conseguir el dinero y los lugares donde exponerla) hará que sólo los elegidos por los grandes millonarios puedan hacer cine. Y esto es importante recalcarlo desde el principio: sólo una casta de élite o lo que esta casta decida, se puede llevar al cine. Ellos controlan la Realidad. La mejor prueba de que la irrupción del cine en las vidas de nuestros abuelos fue completamente planificada será conocer cómo los planes urbanísticos previeron la irrupción del cine como fenómeno de masas. La ampulosa Gran Vía neoyorquina (Broad-Way), nacida en un principio para albergar a los grandes teatros que programarían las obras musicales, pronto se convertiría en el lugar por donde pasearían las grandes estrellas de las

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películas que se proyectarían en esos teatros convertidos en cines. Pero es que en un lugar tan alejado como Madrid se construyó la misma Gran Vía, a semejanza de la neoyorquina, en los años 10 del siglo XX ¡para el mismo uso! Se tiraron chabolas y se expropiaron terrenos para construir espectaculares edificios: el templo por donde se inocularía, seguidamente, el nuevo arte. Es decir, hubo una planificación consciente en el sentido de que el lugar con más señorío de la ciudad moderna sería donde la gente contemplaría las películas, el lugar donde vivirían los sueños que perseguirían... o las pesadillas de las que huirían. Al igual que ocurrirá en el mundo del fútbol, desde estos años 30, cuando el cine explota como diversión de la Humanidad más desarrollada, se comenzaron a importar talentos, particularmente de los países germanos, y casi todos ellos, judíos. Los directores de cine Billy Wilder, Fritz Lang, Michael Curtiz, William Wyler, Joseph Mankiewitz, George Cukor, y los productores O'Selznick y Bronston (Bronstein) lo eran, pero también los actores Kirk Douglas (Issur Danielovitch), Shelley Winters (Shriley Schrift), Tony Curtis (Bernard Schwartz), Dany Kaye (David Daniel Kaminsky), Eddie Cantor (Edward Israel Iskowitz), Melvin Douglas (Melvyn Edouard Hesselberg), Edward G. Robinson (Emanuel Goldenberg), Judy Hollyday (Judith Tuvim) o Lauren Bacall (Betty Joan Perske). Todos ellos y muchos más cambiaron su nombre y apellido para ocultar su origen, ¡como vimos en "El Cantante de Jazz"!, lo que ya indica lo oscuras de sus intenciones. Y ello es así porque una de las causas del odio alemán a este grupo cultural fue la acusación de haber pervertido la cultura, desde el teatro y el comienzo del cine, extendiendo el adulterio, la homosexualidad y otras actitudes, consideradas perversiones en la época, y que el cine contribuiría a "normalizar". Como hemos visto, desde los tiempos del cine mudo eso fue lo que sucedió en California y ello fue la causa (mal entendida hasta ahora) de la reacción de los grupos de ciudadanos, calificados de "puritanos" por los medios de comunicación al servicio de "La fábrica de pesadillas". Sabiendo que tanto los dueños de los estudios como buena parte de los actores y los directores tuvieron desde el principio este origen es mucho más fácil interpretar los argumentos, temas y enfoques del cine. Por supuesto, una de las propuestas principales será el cine bíblico, en el que se recrearán las obsesiones judías. Películas como "Los Diez Mandamientos", cuya primera versión de Cecil B. De Mille data de 1923, marcarán la tendencia de los grandes peplums históricos que comenzarán a rodarse, con todo lujo de ambientación, a partir de los años 30. "Sansón y Dalila", "Salomón y la Reina de Saba", "Rey de Reyes" y la citada "Los Diez Mandamientos" recrearán las leyendas más habituales del pueblo judío aunque, en realidad, nos las colarán de tapadillo en todo tipo de películas,

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comenzando por Supermán: un niño abandonado con poderes paranormales que llega del cielo, igual que Moisés, y lleva una doble vida, a pesar de tener la misma cara. Los primeros guiones de "Supermán" fueron creados por dos jóvenes judíos, Joe Shuster y Jerry Siegel, uno de los cuales pleiteó recientemente para que se le fueran reconocidos sus derechos de autor sobre el superhéroe. FICHAJES EUROPEOS A partir de la contratación de una gran cantidad de talentos europeos como los mencionados directores Fritz Lang, Billy Wilder, Michael Curtiz y bellezas europeas como Marlene Dietrich, Greta Garbo o la judía sueca Ingrid Bergman comienza lo que se conoce como la Era Dorada de Hollywood. Supongo que se le llama así porque es cuando se establecen el glamour y la desproporcionada adoración que este mundillo acaparará a lo largo del siglo XX. Y ello, sobre todo, alrededor de la ceremonia de los Oscar, creada en cuanto las grandes compañías se dieron cuenta del Poder que iban a tener (1929), de común acuerdo, por supuesto. Sin la CEREMONIA de los Oscar no existiría Hollywood: el ritual recrea la encarnación de los dioses, los ídolos a los que hay que adorar, y las fábulas en las que hay que creer, de la misma manera que en el Antiguo Egipto o la Antigua Roma. Seguro que te interesará conocer que las propias estatuillas de los Oscar están basadas en la representación del dios egipcio Ptah y que, por tanto, la alfombra roja y todo lo que gira en torno a ella tiene reminiscencias a las sociedades secretas que han tenido el poder a lo largo de generaciones y cuya impronta quedó en cada uno de los logotipos de las grandes compañías cinematográficas. La misma ceremonia de entrega de los Oscar es una CEREMONIA propiamente dicha. Ptah es el señor de la magia en la mitología egipcia, maestro constructor e inventor de la albañilería. En el Antiguo Egipto se le vinculó con Osiris, surgiendo así el dios funerario Ptha, Sokar, Osiris, es decir, que Socar es Oscar. El dios Socar fue asociado con Ptha en la quinta dinastía, siendo los sacerdotes de Ptah al propio tiempo, de Socar. Los estudiosos también sugieren que se relaciona con la expresión sy-k-ri que era el grito de Osiris a Isis y significa "vienen a por mí". Tiempo después, la industria de la música y la del fútbol harían lo propio con los premios Emmy y el Balón de Oro, así como cada una de las Academias del Cine europeas: se dieron cuenta de que el negocio del espectáculo estaba intrínsecamente ligado a la mística de la creación de dioses que recogen sus premios por el servicio cumplido al Templo y entran así, en el Olimpo de los dioses. Sin esa representación simbólica, el cine carecería de su fuerza representativa. En realidad, como digo, es la propia dinámica de creación de ídolos y la sensación de que algo muy grande está sucediendo cuando se estrena una

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película lo que generó el descomunal fenómeno alrededor del cine. ¿Te has fijado en lo mayestático que es el comienzo de una película, que te prepara emocionalmente, como diciendo "algo muy grande va a pasar"? Y ese algo es propaganda. Es márketing. Es una suculenta forma de ingeniería social: es más importante la venta del producto que el producto en sí. La vida de los actores, sus amoríos, divorcios e infidelidades, que las películas que hacen. Si la gente no ansiara vivir sus vidas, no irían al cine a verlos, razón por la cual, la existencia misma de la prensa del corazón nace con el cine como fenómeno de masas. Por imitación, las vidas de los actores crearán las de tantas personas que los admiran... a través de los personajes que interpretan. Desentrañarlo es el objetivo de este libro. Y para ello, nada mejor que combinar los fichajes internacionales y el uso del sexo, el instinto básico que los psicoanalistas desarrollaron a través de Barneys para controlar nuestras vidas inconscientes: el mundo del cine se encargará de dirigir esos estímulos. Aunque antes tenemos nombres como Gloria Swanson, Veronica Lake o Mae West, las primeras grandes divas propiamente dichas fueron la sueca Greta Garbo y la alemana Marlene Dietrich, cuyas vidas contienen bastantes similitudes. Ambas estaban manejadas —literalmente— por judíos europeos: Garbo (Stiller) y Dietrich (Von Stenberg), que fueron quienes las descubrieron y casi, como veremos, quienes las crearon, encarnando en la existencia real el mito griego de Pigmalión. Sus biografías hablan de que eran estos dos hombres quienes decidían los papeles que interpretaban e, incluso, influían en su vida privada... hasta extremos en los que podemos dudar si realmente eran libres de hacer lo que querían o eran sus esclavas. Las dos primeras divas de la historia tuvieron carreras paralelas en el sentido de que una ola de misterio las envolvió en vida y sólo después de muertas apareció la verdad sobre la infelicidad (y promiscuidad) en la que vivían. La sueca parece que estuvo enamorada de un actor llamado Gilbert del cual se enganchó en una película llamada... "Love" (cómo no). Parece que el mencionado agente Stiller era tan celoso, tan controlador y tan posesivo que impidió a Garbo culminar ese amor y que la misteriosa sueca tuviera un marido, consumándose la gran paradoja de que la gran deseada fue desgraciada en el amor. Se cuenta que Garbo tuvo una amante lesbiana que posteriormente también estaría liada con Dietrich y que incluso ambas dos se relacionaron sexualmente. Las crónicas oscuras de Hollywood abundarán cuando el movimiento gay tomó el poder, de manera que no sabemos hasta dónde es cierto o rumorología homosexualizante, aunque en el caso de la Dietrich, dada la cantidad de testimonios en este sentido, sí parece plausible. Garbo llegó a Estados Unidos de la mano de Stiller sin saber una palabra de inglés y, como en la comedia "My Fair Lady", fue preparada en todos los sentidos para su papel de "sacerdotisa del amor" en el Templo de

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Hollywood, comenzando por un cambio de nombre (se llamaba Greta Lovisa Guftanson). Todos los estudiosos del fenómeno del control mental MK Ultra, llevado a cabo en secreto por el gobierno norteamericano para tomar el control de la mente de un individuo, saben que dos de sus principales componentes son la creación de un trauma que hace quebrar su personalidad y la imposición de un nuevo nombre y ahora conocemos el trauma de Greta Garbo: el templo de Hollywood que le dio todos los requisitos materiales pero que, a cambio, no le dejó vivir el Amor. Así que tenemos a la diva que protagonizó "La Carne y del Demonio", "El Beso" o "La Tentación" (películas mudas), y ya dentro del cine sonoro "Anna Karenina", "La Reina Cristina", "Gran Hotel", "Camila", "Romance" o "La Mujer de las Dos Caras", no pudo vivir el amor más que intermitentemente. Paradójicamente, con Garbo nacen los grandes dramas y pasiones amorosas que dominarán una gran parte de las pantallas a lo largo de la historia. Hizo de Matahari y construyó el arquetipo (junto a Dietrich) de la pasión desenfrenada, que bebe y fuma, la mujer que es capaz de conseguir a cualquier hombre y arruinar matrimonios, que las sex symbol de los años cincuenta (y en adelante) terminarán de moldear. En esos dramas románticos encontraremos todos los clásicos componentes de la pasión frente a la moralidad dominante (el adulterio) y la muerte o la separación del amado. Se cuenta que Garbo pronunció una de las frases más rememoradas en la historia del cine en la película "Gran Hotel" cuando dijo "dejadme sola, sólo quiero que me dejéis sola", que parece la sentencia sobre lo que será su vida. Curiosamente, en la película "Love" de 1927 en el título de una carta se lee: "quiero estar sola". En "El Estándar Soltero" el personaje que interpreta afirma "camino sola porque quiero estar sola" y más tarde, en la misma película, viaja a los mares del Sur en un barco llamado "All Alone", es decir, "todos solos". En la película "Caída y Auge de Susan Lenox" le dice a un pretendiente: "Esta vez asciendo y caigo... sola". En "Inspiración" (1931), le dice a un amante voluble: "sólo quiero estar sola por algún tiempo". En "Mata Hari" (1931), nuevamente le dice a su nuevo amor "nunca miro hacia delante pero la próxima primavera estaré probablemente... sola", y en "Ninotchka" (1939), en la que interpreta a una comunista rusa, los emisarios de ese país le preguntan: "¿quiere estar usted sola, camarada?" La pronunció tantas veces que ya en los años 30, la actriz estaba ligada a esa pretensión (en la ficción) de que quería estar sola. Conviene detenerse siquiera unas frases en el argumento de esta última película porque nos será de mucha utilidad a lo largo del relato. Dirigida por el judío alemán Ernst Lubistch y escrita por el también judío alemán Billy Wilder, la trama gira en torno a la venta de las joyas de los aristócratas rusos confiscadas por los agentes soviéticos. Garbo es nuevamente la agente Mata Hari que tiene que seducir al conde que intenta

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recuperar las joyas, ofreciendo una imagen simpática de los comunistas, que acaban siendo seducidos por el modo de vida capitalista. Tras esta película, George Cukor intentó desencasillarla de su papel habitual de mujer fatal con la película "La Mujer de las Dos Caras", en la que hacía de chica normal, que bailaba y esquiaba, pero la película no gustó y, según ella misma declaró: "fue mi tumba". Es decir, que una vez destruido el personaje que se había creado a partir de ella, su éxito terminó, señal de la clave del mismo era la idea que las personas se habían creado sobre su persona: una idea mítica, alejada de la realidad. La Garbo prácticamente se retiró en 1948, a los 36 años, tras el fracaso de esta comedia y vivió desde entonces en una soledad nunca bien explicada como, por otra parte, había dicho tantas veces en las películas. Significativo, ¿no crees? La alemana Marlene Dietrich fue la competidora de Garbo durante los años treinta y creó el arquetipo de la mujer fatal, la fémina irresistiblemente seductora que puede hacer que caigas en sus brazos, en películas como "Shangai Express", "Deseo", "Blue Angel", "Morocco" (en la que besa a una mujer), "La Emperatriz Escarlata" o "La Venus Rubia", una película con muchas connotaciones con su propia vida, pues en ella interpreta a una cabaretera alemana que se casa con un científico estadounidense que contrae un cáncer y va a curarse a Alemania. Para pagar la factura del médico de su marido, se prostituye con un político interpretado por Cary Grant al que conquista mediante una canción sobre el vudú y con el que se acaba liando. Cuando el marido se entera, reclama la custodia de su hijo en común, lo que origina una persecución por todo Estados Unidos, en la que la Dietrich acaba volviendo a Europa, donde triunfa con su espectáculo amoral: "todo me parece bien... quiero ser mala", acaba diciendo. Dietrich personificó la traición a su país de origen (Alemania) donde había triunfado en el music hall. Su sexualidad se puede calificar de "moderna" pues vivió en la promiscuidad más absoluta y alardeaba, por ejemplo, de sus conquistas femeninas: le gustaba vestirse de hombre y tuvo amantes homosexuales. Para la posteridad dejó el beso a una mujer en la película "La Venus Rubia". Estaba claro que Hollywood la alzó al Olimpo de los dioses, y por eso protagonizó "El Jardín de Alah" de David O'Selznick, como el premio que un buen musulmán recibe en el paraíso. Llama también la atención cómo Dietrich encarnó, directamente, a la mujer que puede llevar al hombre a la ruina, con títulos como "El Diablo es una Mujer" o "Un Toque de Malicia", el arquetipo de la dakini hindú que seduce y puede quedarse con tu alma. La primera película es muy curiosa para el espectador español, pues en ella interpreta a una cantaora y bailarina flamenca que seduce a hombres de diferentes instancias del poder (políticos, militares, un torero) y es toda una escuela de la manipulación femenina: lleva a dos amigos al enfrentamiento y casi suicidio tras

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conquistarlos y mentirlos a ambos sobre su amor. En la cubierta del vídeo que visioné de esta película, se puede leer: "Como todo buen aficionado al cine conoce, el director Josef Von Sternberg transformó a una regordeta alemana en la fascinante Marlene Dietrich. El mito fue exclusiva creación suya, y la actriz hubo de someterse a todo tipo de cambios, tanto físicos como de estilo y de comportamiento. Es el más claro caso de mujer 'fabricada' de toda la Historia del Cine, y de ahí su enorme poder de fascinación". Recreándose a sí misma en sus inicios, Dietrich hizo de cabaretera en el Oeste en westerns como "Destry rides again" con James Stewart y "Los Siete Pecadores" y "The Spoilers", con John Wayne. Ambos fueron sus amantes, al igual que Gary Cooper, aparte de John Kennedy, Bernard Shaw y Marilyn Monroe, entre otros. Dietrich también comenzó otra moda de marcado carácter simbólico: la de ir a visitar a los soldados en guerra, en este caso de la II Guerra Mundial. Una moda que continuaría Marilyn Monroe en la guerra de Corea y hasta la española Marta Sánchez en la guerra del Golfo. Sin duda es un acto de marcado carácter freudiano: se ofrece la contemplación de la diosa del sexo a aquellos que van a morir, de manera que las dos pulsiones básicas (eros y tánatos) pueden ser mostradas juntas a los espectadores. Una tercera sex symbol, hoy semiolvidada, merece nuestra atención, pues desde un principio se "vendió" abiertamente como "la mala". De padre e incluso fecha de nacimiento desconocido, Mae West fue impulsada al mundo del espectáculo por su madre, ganando fama de grosera y apareciendo en una obra de vodevil como "niña vampiresa". Como ella misma reconoció, construyó su carrera gracias a la censura; es decir, sus controladores crearon películas y declaraciones para conmocionar a la opinión pública y así conseguir notoriedad. Mae West hizo realidad las tres reglas no escritas de la publicidad: "llama la atención"; "si no se te ocurre nada, recurre al sexo" y "que hablen de ti: bien o mal, pero que hablen". Para la historia han quedado películas como "No soy un ángel", "La constante pecadora" o "Ella me hizo daño". Aunque decía escribir sus propias obras, en las que promocionó la homosexualidad, es evidente que detrás de Mae West había una gran obra de márketing, y la cantidad de frases ingeniosas que dejó para la historia son la mejor prueba de ello. Grandísimas frases publicitarias de un modelo de mujer MALA que es para lo que fue lanzada esta mujer. Sin duda que unos publicistas y relaciones públicas de la saga de Edward Barneys son los verdaderos artífices del fenómeno "Mae West". Ahí van algunos ejemplos, pero hay muchísimas más: "generalmente eludo las tentaciones, hasta que no puedo resistirlas"; "todos los amantes descartados deben tener una segunda oportunidad, pero con otra"; "entre dos males, siempre escojo el que no he probado antes"; o, quizás la que mejor le cuadre: "No me importa lo que los periódicos digan

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de mí, mientras escriban bien mi nombre", una frase atribuida, también, a Mark Twain u Oscar Wilde y que deja bien claro el origen del fenómeno. Mae West: la construcción de la mala perfecta. EL WESTERN: LA ÉPICA NORTEAMERICANA Las películas del Oeste son, probablemente, la mayor seña de identidad de la mal llamada "cultura americana" (estadounidense) y, también probablemente, el ideario sobre el que se asienta lo que el estadounidense medio piensa sobre sí mismo hoy en día. La conquista de la Tierra Prometida (el salvaje Oeste) donde encontrar el legendario oro soñado (Eldorado) y vivir en libertad, sin más autoridad que su propia pistola o rifle es la base, sin ir más lejos, para la defensa a ultranza de la libertad de tener y llevar armas que tiene como grupo político "La sociedad del rifle", comandada durante mucho tiempo por el ex actor Charlton Heston, del que tiempo habrá de hablar. Para los mencionados estudiosos hebreos Jacobici y Halpern, la temática central del western es parte indudable de la psique judía porque la conquista de la Tierra Prometida y las ansias de libertad, insertados en culturas mayoritariamente cristianas, son algunas de sus obsesiones. Por no hablar del oro, claro. Porque la conquista del Oeste implicaba la del oro que allí se encontraba... Esa búsqueda del oro en el Oeste, tan ancestral como real dentro de la comunidad judía que formaron la élite de los productores de cine desde sus inicios, tuvo su proyección en el cine por medio de la mítica "La quimera del oro", de Chaplin (1925) en la que el legendario vagabundo se embarca en una historia de amor con una cabaretera, con peleas incluidas con el malo del lugar, hasta que acaba descubriendo la mina de oro y volviendo a Europa, millonario... y con la chica. Es fácil encontrar en este filme connotaciones con la propia historia de los judíos que, como se cuenta en el documental "Cómo crearon los judíos Hollywood" volcaron su propio sueño de la Tierra Prometida en el género del western, algo que, por otra parte, ocurrió en realidad pues las sectas protestantes que conquistaron los Estados Unidos estaban imbuidos de ese carácter mesiánico, con la promesa de la creación de la Nueva Jerusalén, comenzando por los masones que crearon la propia Constitución, y continuando por las diferentes sectas: amish, mormones o cuáqueros que aparecerán retratados en las propias películas de décadas posteriores. Por no hablar del oro, por supuesto. La conquista del Oeste es la conquista de Hollywood y la conquista de Hollywood es la conquista de la riqueza soñada. El género del western representa la conquista del espacio y de la riqueza ansiados por esos emprendedores, para lo cual tuvieron que quitar de en medio a unos seres salvajes conocidos como "indios" que conformarán gran parte de los argumentos de las películas del oeste en

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estas primeras décadas del género, en el papel de los malos de la película. Los blancos quieren vivir "en paz" en las tierras "conquistadas" y las pandillas de "terroristas" indios se lo impiden, matando con sus arcos cuando menos se lo esperan, incendiando sus casas y apelando a sus cánticos salvajes y de magia negra para llenarse de valor y así cometer sus atentados. Este sencillo y repetido argumento sirve para describir los arquetipos y valores humanos más básicos (valentía /cobardía, lealtad /traición, honor /deshonor) con los que el hombre de verdad se gana el respeto, el amor y posteriormente el matrimonio de la más bella, que suele oponerse a otra dama más abierta hacia el sexo pero menos moral, que suele trabajar en un bar-puticlub, ya sea como regente o como bailarina: el hombre siempre se debate entre la mujer abnegada (pero aburrida) de la casa y la caliente y divertida mujer del bar. Si las cosas se ponen muy mal, llega el Séptimo de Caballería, o sea, el ejército, para acabar de doblegar a los indios, es decir, robarles su legítima tierra... aunque de esto tardaríamos en darnos cuenta bastante tiempo. Hasta los años 60 y, sobre todo, los 70, todos los espectadores iban del lado de los vaqueros y los soldados norteamericanos, por la sencilla razón de que la película estaba contada desde su óptica. Lo cual es prueba concluyente de que el cine ha sido un arma de manipulación mental y es capaz de hacerte pensar que los buenos son los malos y los malos son los buenos, siempre que el punto de vista del narrador de la historia sea el pertinente: tú te identificarás con ese personaje desde el que se cuenta la historia. Una variante del este género de películas son las batallas, propiamente dichas, entre indios y vaqueros, dotadas de una gran vistosidad y que hicieron que los niños de mi generación jugáramos a eso: a indios y vaqueros. Aunque desde el punto de vista técnico y estético las películas irán ganando en realismo, argumentalmente no tendrán muchas variantes y, prácticamente, serán calcadas al cine bélico de la II Guerra Mundial, con la única salvedad de que irán cambiando el tipo de armas con las que luchan, y de enemigo, claro. La otra vertiente fundamental del western no presenta a los indios como los malos sino a los forajidos y delincuentes que asaltan diligencias, bancos y roban ganado (y las mujeres) a los hombres de bien. El sheriff, distinguido con la Estrella de David, se encarga de poner orden en la cantina (donde transcurren gran parte de las escenas, junto a vasos de whisky: ¡fijaos!) y perseguir a los ladrones, armado de su rifle y un puñado de seguidores, voluntarios o ayudantes del sheriff. Los encargados de deshacer esos entuertos se llamaban Gary Cooper, James Stewart y sobre todo, John Wayne. Sin duda alguna, el oriundo irlandés Marion Robert Morrison, conocido como John Wayne, representa el arquetipo del vaquero, el macho alfa por antonomasia que ayuda a velar por el orden y la justicia pero al que no le tiembla la mano cuando hay que disparar, razón por la cual sería

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considerado un prototipo de "derechas" por la ortodoxia izquierdista. Su carrera se encumbró a través de "La Diligencia" (1939) de John Ford, rodada en el Valle Monumental, entre Arizona y Utah, lugar sagrado para los indios. En ella, Wayne interpreta a un forajido llevado ante la justicia en una diligencia junto a una prostituta, un médico alcohólico, un fabricante de whisky, una embarazada y el alguacil o Marshall que le custodia: ¡estupendos arquetipos! La trama gira en torno a los ataques de los apaches de Gerónimo, cuyas tierras atraviesan, y la reconversión del forajido en protector de los viajeros, sobre todo de la dama, obviamente. Curiosamente, en 1914 el abuelo de la familia Bush, Prescott Bush, robó los restos del guerrero apache Gerónimo y se los llevó a la sociedad secreta Skull and Bones de la Universidad de Yale, como prueba de su valor. Se dice que John Wayne fue invitado a la también secreta reunión satanista de la élite en Bohemian Grove (California), a la que también acudió en su día Charles Chaplin, Charlot. El caso es que a partir de esa película John Wayne se convertiría en la encarnación del guerrero americano, simplón pero de fiar, un arquetipo de padrazo, rodando clásicos del género como "Fort Apache", "Río Grande", "La Legión Invencible", "Río Rojo" y "El Álamo", ya en 1960. También protagonizó unas cuantas películas bélicas, siempre haciendo el mismo rol de capitán masculino y dirigente. Un macho alfa, vamos. La carrera del lánguido Gary Cooper es, sin embargo, mucho más interesante, porque encarna un héroe más romántico, apesadumbrado, dubitativo y algo femenino que conectó por eso mismo con el público femenino, necesitado de otro tipo de hombres, más cercanos a su emotividad. Proveniente de familia humilde, su carrera comenzó en el cine mudo, y dicen que se catapultó al seducir dentro y fuera de la pantalla a la actriz Clara Bow durante el rodaje de "Alas". Más tarde también se ligaría dentro y fuera de la pantalla a Marlene Dietrich en la exótica "Morocco", en una suerte de pareja con los papeles cambiados, en la que la alemana llevaba el rol dominante y él hace de tímido, papel que sería el que habitualmente interpretaría. Las películas de aventuras "Tres Lanceros Bengalíes", de 1936, "Tambores lejanos", "El árbol del ahorcado" y las adaptaciones de "Adiós a las armas" (1932) y "Por quién doblan las campanas", ambas de Ernest Hemingway, le convirtieron en una estrella, aunque sus trabajos más recordados quizás sean "Solo ante el peligro" (1952) y "Juan Nadie". Su carrera fue auténticamente la de una estrella y, gracias a ello, se codeó con intelectuales como el mencionado Hemingway y el pintor Picasso, amén de tener líos amorosos con prácticamente todas las damas con las que compartió escenario (y a saber cuántas más): es fácil imaginar que las mujeres se enamoraban de los personajes que interpretaba en la pantalla, pues del Gary Cooper-persona poco se sabe. Lo cierto es que Cooper marcó

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la moda del hombre de los años cuarenta y la idolatría hacia este actor alcanzó su cénit cuando la directora de cine española Pilar Miró creó el filme "Gary Cooper que estás en los cielos", como una oda a su ídolo, obviamente. En España llegaron a haber unos tejanos llamados "Cooper" en honor, obviamente, al vaquero. Desconociendo la realidad sobre su persona, Gary Cooper encarnó en varias películas a un héroe humilde que conectó con el gran público. Dos de sus más celebradas interpretaciones fueron "El Manantial", de King Vidor y sobre todo, "Juan Nadie". Dirigida por el interesante Frank Capra, un hombre que insertó en sus películas muchos códigos del despertar interesantes, Gary Cooper es un vagabundo ex jugador de béisbol que un día se convierte en el títere de una operación de propaganda para crear un movimiento político bajo el nombre de Juan Nadie, capitaneado por una periodista (Barbara Stanwick) y dirigido en la sombra por un banquero. La historia de amor que se describe es la clásica de la princesa y el sapo, pues la periodista crea a su hombre ideal a partir de este simplón deportista escribiendo sus discursos a partir de textos de su padre, algo muy psicoanalítico, también. (De hecho, en una escena Cooper dice que ha soñado que era el padre de su amada, y le daba unos azotes en el culo). Su amigo, Walter Brennan, el secundario que siempre hizo de borracho, hace el papel del conspiranoico que conoce la verdad, y le dice varias frases memorables ("Cuando tengas una cuenta en el banco, te habrán cogido" y "las sanguijuelas, te sacarán los ojos"). Juan Nadie es el político al que le escriben los discursos, el "Candidato Manchurio" que veremos dentro de unos cuantos capítulos pero también un poco Jesucristo porque promete suicidarse en Nochebuena, una característica, la de que el clímax suceda en Navidades, muy habitual en las películas. Un patriota, encarnado por el director del periódico (que pasó por la Iª Guerra Mundial y perdió a su padre) le salva de la mentira en la que vive, contándole la verdad de cómo le están manipulando. Gracias a ello, se da cuenta de por qué al banquero no le importa perder dinero con la operación: lo que quiere hacer es fundar un partido político y aprovecharse del tirón popular de Juan Nadie, para después prescindir de él. El banquero dice a la hora 33 minutos: "nos dirigimos a un orden nuevo" y es por eso que utiliza a los comunistas como pantalla, lo que nos recuerda que los Rockefeller y los Rothschild financiaron la revolución soviética y estuvieron haciendo negocios con sus teóricos enemigos cuando, teóricamente, estaban en plena guerra fría, amén de que el propio Rockefeller ayudó a Trotsky a salir de la cárcel en Estados Unidos para conseguir que llegara a la Unión Soviética.

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La escena final del campo de fútbol en la que los alborotadores y los guardas de seguridad sabotean la convención cuando va a contar toda la verdad es uno de los momentos cumbres de la historia del cine por el valor humano que contiene: el amor de la chica le acaba salvando. "Solo ante el peligro", de 1952, dirigida por otro director austriaco de origen judío, Fred Zinneman, comienza con la boda del sheriff Cooper con Grace Kelly. Nada más terminar la ceremonia, Gary Cooper se entera de que el malo oficial del pueblo al que envió a la cárcel ha salido buscando venganza y él se ve obligado a quedarse para defender al pueblo. Sin embargo, los aldeanos olvidan lo mucho que ha hecho por ellos y le dan la espalda. Nadie hace nada. En un momento dado, su mujer (la rubia Kelly) y su ex amante (la latina Katy Jurado) se van juntas en el coche de caballos pero la esposa acaba volviendo. Al final, consigue triunfar con la ayuda de su mujer, por lo que triunfa el amor, pero en la película se concitan algunos interesantes arquetipos humanos como la cobardía de la gente que no ayuda al héroe, por miedo a represalias de los malos, algo que irán inoculando en las mentes de las gentes durante generaciones. La carrera de Grace Kelly fue tremendamente corta, prácticamente cinco años: cuatro después de estrenarse la película citada, Grace Kelly se convertiría en princesa de Mónaco, gracias a su matrimonio con el Príncipe Rainiero. Llama la atención poderosamente las últimas películas que la futura princesa rodó: la penúltima fue "El Cisne", en la que interpretaba a una princesa de una pequeña casa real europea, cuyo primo es el heredero y quiere casarse con ella. Evidentemente, la metáfora del cisne hace alusión al "patito feo" que acaba por convertirse en "algo más". En el mismo año, Grace Kelly estrenó su última película, llamada... "Alta Sociedad". En ese mismo año en el que estrenó estas dos películas, tan sólo cinco años después de hacerse famosa, se convirtió en Princesa de Mónaco. No me digas que no es sorprendente... Los rumores acerca de cuál era la verdadera profesión de Grace Kelly cuando conoció a Rainiero han sido numerosos en Hollywood... TARZÁN Y EL CINE DE AVENTURAS El cine fue concebido desde un principio como un sedante para todos los instintos naturales del Ser Humano, y la aventura —el espacio— es uno de ellos: sobre todo, para el hombre. Para completar el "kit" e interesar a la mujer, la película de aventuras, obviamente, tendrá un componente romántico y amoroso que acabará de conformar al héroe, aquel que es capaz de sacrificarse por un ideal para conseguir la mano de la chica, de la hembra Alfa. África y Asia y, en menor medida, Oriente Medio, el Caribe e incluso España serán los lugares en donde se desarrollarán al principio esas

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aventuras, lugares exóticos que harán soñar a los norteamericanos con aventuras donde pueda surgir el heroísmo y el romanticismo porque, obviamente, en su cada vez más robotizada sociedad eso se consideraba ya casi imposible. Es en las sociedades predesarrolladas donde esas conductas pueden suceder: en concreto, la India y el África negra concentrarán algunas de las mejores historias por la lógica conexión del mundo anglosajón con esas colonias. Por supuesto, y hasta que se genere una verdadera industria de guionistas que escriban obras expresamente para el cine, la literatura y los cómics serán la fuente primordial de esas aventuras, recuperándose clásicos como "Simbad el Marino", "Sinuhé el Egipcio", "Kim de la India", "Miguel Strogoff", "D'Artagnan y Los Tres Mosqueteros" o "El Conde de Montecristo". Todos ellos sufrirán cambios respecto a las versiones en papel. Merece la pena detenerse en la saga de aventuras por antonomasia: Tarzán, rey de la selva. Producto de otra aventura escrita por un judío, Edgar Rice Burroughs, su intérprete más conocido será otro judío venido de Alemania, Johnny Weismuller. Junto a la irlandesa Maureen O'Sullivan, que sería la madre de la también actriz Mia Farrow, conformarán el arquetipo de Tarzán que pasará a la historia y que viene a ser una copia del mito del buen salvaje inventado por el filósofo suizo Rousseau en el siglo de las Luces, y que venía a apoyar la idea de que el hombre nace bueno por naturaleza y es la sociedad la que le corrompe. Al igual que veremos en "Supermán", de nuevo se repite la historia del bebé abandonado nada más nacer que aparece envuelto en mantitas, como Moisés, en este caso en la selva, donde tiene que sobrevivir entre salvajes y todo tipo de penalidades; una historia de cómo se ven los judíos a sí mismos cuando tienen que comenzar una nueva vida en otro país y cultura. Tan judía es esta historia, que el personaje de Tarzán se hizo sumamente querido en la naciente Israel (el mismo país que quería expulsar a los salvajes palestinos) escribiéndose decenas de historias "piratas" sobre ella, algunos de cuyos escritores se acabarían convirtiendo en superventas israelitas como Amos Oz y Amos Keinan. El ardiente sionista Bernard P. Fineman, productor de películas como "La canción del lobo" (Gary Cooper, 1929), casado con Margaret, nieta del productor judío Cecil B. de Mille, produjo la duodécima película de la saga "El tesoro secreto de Tarzán" (1941), con claras connotaciones judías. En ella se relata cómo Tarzán, Jane y Chico descubren oro en un río y una expedición británica secuestra al niño para que los padres le cuenten dónde lo han escondido. Cuando se encontraba produciendo esta película, Fineman estaba envuelto en acciones políticas de apoyo al grupo sionista

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Aliyah Bet y trabajó junto con el actor Edward G. Robinson en la propaganda a favor del Estado de Israel. Tarzán también es un icono de la teoría evolucionista, pues sus aventuras nos hacen creer en un pasado mítico en el que el hombre hacía la misma vida que el mono, trepando por los árboles y saltando de rama en rama. De hecho, la saga de Tarzán tuvo el aspecto positivo de reivindicar la conciencia de nuestros parientes más cercanos (la mítica mona Chita), pero al mismo tiempo ayudó a degradar al ser humano a la categoría del animal. La saga Tarzán tiene pues un papel ambivalente, pues si por una parte reivindicó al ser humano salvaje, indígena y en contacto con la naturaleza, por otro lado sirvió nuevamente a los intereses de la clase dominante, en este caso, contra los pueblos negros, que son pintados como salvajes y a los que se puede asesinar sin contemplaciones. En concreto, esto sucede con los "gaboni" (trasunto de los nacionalistas Mau-Mau keniatas), a los que Tarzán combate ferozmente y que son pintados como una tribu salvaje. También es muy simbólico que Tarzán se enfrente a los leones pero los elefantes y los monos, entre otros animales, le ayudan. Es significativo que Weissmüller terminara sus días como Bela Lugosi: si este se creyó su papel de vampiro, el ex campeón de natación acabó sus días pegando gritos como Tarzán, de manera que fue fagocitado por el propio personaje que le hizo famoso. Como válvula de escape ante un mundo que sólo conduce a las deudas, las películas de aventuras constituyeron una de las grandes atracciones; pero una vez más, los héroes son seres cínicos, malos que ocultan un corazón bueno. Entre todos ellos, destacó en los años cuarenta el australiano Errol Flynn, protagonista de "El Capitán Blood" ("Capitán Sangre", de 1935), "La Carga de la Brigada Ligera", "El Príncipe y el Mendigo" (1937), "Robin de los Bosques" (1938), "Murieron con las Botas Puestas" o "Kim de la India". Ligón empedernido y dotado de un gran pene, según la leyenda que él mismo se encargó de propagar, Errol Flynn encarnó el ideal del macho aventurero más tarde conocido como "playboy", es decir el "Donjuán", papel que interpretó en 1948: él mismo se jactaba de haber copulado con 12.000 mujeres. El prototipo que encarnó era bastante fiel a su vida, pues fue expulsado de varios colegios por robos entre otros delitos, comenzando de muy joven una vida de aventuras "al filo de la navaja". Por ejemplo, fue tratante de esclavos indígenas en la isla de Nueva Guinea donde sus abusos sexuales llevaron a los nativos a intentar matarlo, a resultas de lo cual, él mismo mató a un hombre. Su compañera más habitual en estas epopeyas románticas fue Olivia de Havilland, junto a la que rodó ocho películas pero su relación parece que fue platónica, según reconoció la actriz, porque en esa época Flynn estaba

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casado. El actor australiano contrajo la malaria en Nueva Guinea, lo que le originó, según se dice, una adicción a la morfina y más tarde, la heroína, impidiendo que pudiera ir a la II Guerra Mundial. La realidad, según confirman sus allegados, es que a Flynn le gustaba probarlo todo y se volvió adicto a unas sustancias que le impulsaban a dar la imagen que él mismo quería proyectar al exterior. Esa imagen que la leyenda sobre su largo pene había contribuido a extender y que las mujeres que le conocieron y las personas que participaron en sus rodajes, desmienten. Sherman, cámara en el rodaje de "El Capitán Blood" afirma que, después de comprobar la obsesión de Flynn por acortar los trajes para que resaltaran su famoso pene, pudo observar que Flynn llevaba adosada una prótesis para resaltar su "paquete". (Una costumbre que copiaría años después Mick Jagger). En 1937, cuando ya estaba en la cresta de la fama, se marchó a la guerra civil española como corresponsal de un diario de William Randolph Hearst (el de "Ciudadano Kane"), donde fue acompañado por el espía nazi alemán Herman Erben en el papel de fotógrafo; un falso reportero cuyo real cometido era delatar a los alemanes que combatían en el bando rojo. Su arriesgado papel de corresponsal contribuyó a cimentar su fama de aventurero que está "con los pobres" y, curiosamente, al año siguiente se convirtió —en las pantallas— en Robin Hood. Lo cual nos deja con la duda de si fue su propia compañía (Warner Brothers, dirigida por un judío, claro) la que le envió a España y, en realidad, estaba ejerciendo de agente doble. En 1942 fue acusado de la violación de dos menores de edad, pero el poder mediático de Flynn era ya tan grande que se originó una campaña para tildarlas de "chicas malas", con lo que el actor fue exculpado. Extrañamente para sus ideas conservadoras, se fue a Cuba a rodar en 1958 "Las Rebeldes Chicas Cubanas", una película sobre un grupo de jóvenes norteamericanas que se unen a la revolución, con su por entonces novia de 17 años de protagonista. Así es como llegó a conocer a Fidel Castro en ese mismo año, cuando todavía era un guerrillero en Sierra Maestra. Flynn moriría al poco de terminar esta película, dejándonos con la duda de conocer hasta qué punto la revolución cubana fue ayudada por la "inteligencia" de su supuesto peor enemigo... Durante el proceso conocido como "la caza de brujas" se le calificó de espía comunista, pero al mismo tiempo fue amigo de Ronald Reagan, por aquel entonces agente de inteligencia de la Marina. En 1980 el autor Charles Highman le acusó de espiar en favor de los nazis, afirmación que apoya los extendidos rumores respecto a que Flynn se llegó a entrevistar con el propio Hitler cuando se acompañaba por el mencionado fotógrafo nazi. En su autobiografía "My wicked wicked times", donde describía sus

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creencias espirituales, Flynn resaltaba que la contradicción era la base de su propia vida, el perfecto epitafio para un "agente doble". Su vida privada también tiene su miga, pues fue amigo del fundador de la Cienciología y ex guionista de Hollywood Ronald Hubbard y del comunista Edward G. Robinson, así como del grupito de juerguistas y mafiosos de Humphrey Bogart en Las Vegas. El donjuán y aventurero por excelencia murió de un súbito ataque al corazón en 1959 cuando se iba a casar con la chica a la que había conocido en el cásting de la mencionada película "Las Chicas Rebeldes de Cuba". Extraño, para un hombre que fue acusado de espiar para los nazis, ¿verdad? Con todos estos mimbres y tan dispares amistades, quedan pocas dudas de que Errol Flynn ejerció el rol de agente doble, o triple. Pero espía, seguro. KATHERINE HEPBURN: REINA DE LA COMEDIA DE ENREDO Y ROMÁNTICA El mundo del cine fue una vía de escape para una humanidad metida de lleno en la sociedad urbana del alienante trabajo asalariado, que salía de la tremenda crisis del 29 mediante la creación de la sociedad de consumo que conduciría a la II Guerra Mundial. Sus sueños se materializaban en las vidas de los ricos de las películas, cuyos comportamientos querían imitar en la creencia de que les llevarían al éxito material, a la riqueza. Por eso, durante unas cuantas décadas (hasta los años cincuenta) las comedias re-crearán las vidas de los seres de la alta sociedad. Y digo recrearán, y lo digo bien, porque las películas crearán situaciones que no se correspondían con la realidad de esa época pero que ayudarán a conformar hacia dónde tenían que ir sus conductas. Es decir: que si el americano de la alta sociedad estaba atado a la moral cristiana, las películas ayudarán a influirlos en un cambio de costumbres, porque los ricos también son influenciables, por supuesto. Tan influenciables como los pobres. Para todos ellos, ricos y pobres, estará dedicada la comedia de alta sociedad en la que la larguirucha e independiente Katharine Hepburn brillará muy por encima del resto. Sin duda alguna la Hepburn encarnó el arquetipo de la Nueva Mujer. No en vano, ella misma era hija de una sufraguista, precedente de las feministas, y de un rico hombre de negocios. No es exagerado, por tanto, afirmar que Katherine Hepburn pertenecía a la aristocracia norteamericana pues era descendiente de los primeros colonos que llegaron a Estados Unidos en el buque Mayflower e, incluso, tenía sangre aristócrata (descendiente del conde de Bothwell). Katherine Hepburn personificará a la mujer moderna, extrovertida, liberal y, aparentemente, sin apegos al varón. Emparejada con el buscavidas Cary Grant, el buenazo James Stewart o el paternal Spencer Tracy en comedias de enredo como "Historias de Filadelfia" o "La Costilla

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de Adán", Hepburn ha sido una de las actrices más influyentes de la historia, tanto que se puede decir hoy día que ella ha sido la que más hizo por extender el feminismo, amén de consagrar un tipo de idilio "MODERNO" y una relación con el varón basada en la constante discusión. Es decir, a partir de las películas de Hepburn se difundirá un tipo de comedia romántica cuya base estriba en que los enamorados discuten todo el tiempo, lo que llevará a crear relaciones así entre el público: se diría que si dos enamorados no están todo el rato discutiendo es que no se aman. O, dicho de otra forma, si la relación es pacífica, es que no hay Amor de verdad. O, todavía yendo más lejos: la guerra de los sexos es la base del Amor y es "lo moderno". "La Fiera de mi Niña", de Howard Hawks, gira en torno a una boda, como será habitual en este tipo de comedias. Un despistado Cary Grant es un paleontólogo que se va a casar con una chica de la alta sociedad mientras está recopilando osamentas evolucionistas en el jardín de una millonaria, cuando conoce a la locuela Katharine Hepburn, la sobrina de la señora. Su vida da un gran giro en cuestión de sólo unos días por influencia de la libertaria Hepburn, que le transforma en otro hombre, como en la fábula de La Princesa y el sapo: del soso investigador a una persona divertida. El partenaire típico que le colocan a Hepburn es un hombre de poca testosterona, que no puede con la indescriptible energía de la mítica protofeminista. Como en todas las películas, los enamoramientos se producen casi de repente, y los cuentos de hadas se realizan casi milagrosamente: en el tiempo real de la película apenas pasan unos segundos o un par de escenas: ¿podrá haber hecho esto que las personas copiaran estos comportamientos en sus vidas reales? "La Costilla de Adán" se desarrolla en torno a un juicio sobre una mujer que ha tiroteado a su marido cuando le pilla en adulterio, en el que Spencer Tracy hace de fiscal y ella de abogada... del diablo. Toda la perversa trama versa sobre el derecho de la mujer a matar a su marido, en la que el bueno de Spencer Tracy es manipulado por la perversa (bajo su eterna sonrisa) Katherine Hepburn. Todo un antecedente de la Paranoia de Género y la culpabilidad intrínseca del varón. En la mítica "Historias de Filadelfia", también de Howard Hawks, Hepburn interpreta nuevamente a una rica burguesa, que se debate entre el amor del caradura interpretado por un joven Cary Grant, su honesto pero aburrido prometido e, incluso, el periodista James Stewart, que viene a cubrir el evento en lo que se puede reconocer como el comienzo de la Revista del Corazón. Es de destacar el desprecio con el que Hepburn trata a su prometido, a pesar de lo bien que la trata, mientras que su espíritu aventurero le impulsa hacia el bribón Cary Grant, que tiene que soportar, a su vez, cómo una Hepburn borracha se lía con el periodista Stewart el día antes de su boda, aunque acabe casándose con Grant en lugar del aburrido

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prometido. La película es una visión degradante de la clase alta de aquella época, por lo que conectó con el espíritu de la lucha de clases. Lo mejor de todo es que, a pesar del sufrimiento y la manipulación que se generan en las distintas personas, este género de películas pasarán a denominarse "comedias románticas". También resulta curioso conocer que, si bien estas películas se tienen por "clásicas", es decir, obras de arte sin discusión, en la época fueron fracasos de taquilla, lo que viene a apoyar la teoría de que "eran mensajes de futuro", es decir, orientados a dirigir los comportamientos de la sociedad en un camino muy determinado. El inglés Archibald Alexander Leach, que cambió su nombre al de Cary Grant, fue el recambio que su compañía encontró para un exhausto Gary Cooper cuando este se fue de viaje a Europa para descansar por la cantidad de películas que estaba haciendo anualmente. Cuentan que un puntito de celos apareció en él cuando se dio cuenta de que las iniciales del nombre que le otorgaron a Grant eran las mismas que las de Cooper (G.C.), pero al revés. Sin embargo, y por más que esa competitividad tuviera su parte de razón, el personaje prototípico de Grant en aquella época y casi en toda su carrera, salvo en contadas excepciones, fue el opuesto al buenazo de Gary Cooper: un galán cínico y mujeriego que conquista a las mujeres a base de labia y desdén. Grant es el elegante inglés que seduce a las norteamericanas y se convirtió en un prototipo del galán moderno, santo y seña de los modernos ejecutivos por lo que se consideraba su elegancia: el traje, signo de la clase dirigente. Su carrera sería una de las más largas de la historia del cine, por lo que su nombre volverá a aparecer a lo largo del relato. Spencer Tracy, sin embargo, representará al bonachón padre de familia, huraño pero bondadoso, al estilo del abuelo de Heidi, que se puede convertir en malo, en la mítica película "Furia", de Fritz Lang, punto de comienzo de los filmes sobre juicios y sobre conspiraciones, en los que un honrado ciudadano puede verse envuelto sin comerlo ni beberlo. En ella, Tracy está a punto de ser linchado por una multitud manipulada por los rumores, que le hacen falsamente responsable de unos crímenes que no ha cometido, justo cuando va a casarse con su prometida, tras una larga separación. Renacido de las cenizas, literalmente (como el Ave Fénix), el ex bondadoso decide llevar a juicio a los verdaderos responsables del asesinato manipulándoles por detrás, mediante información privilegiada, dando pie a las películas de conspiración y, al mismo tiempo, las de juicios, que se convertirán en todo un género de la historia del cine, acercando la justicia a la cotidianeidad de los seres humanos, en el mal sentido, como veremos, y dejando la sospecha pendiente de que "un inocente puede ser condenado". Spencer Tracy fue el amante oficial de Katharine Hepburn durante 26 años, en los que el actor estuvo casado con otra mujer, de tal manera que la

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feminista Hepburn se tuvo que contentar durante la mayor parte de su vida con ser la "segunda" de a bordo, cuando no la tercera, pues las crónicas hablan de que Tracy conquistó, entre otras, a Joan Crawford y a la propia sueca Ingrid Bergman. Los cotilleos de la época hablan de que Hepburn sentía tantos celos de Bergman que una vez la esperó con una escopeta a la salida de un hotel. Es decir, que tras la fachada moderna, Hepburn buscó un hombre de verdad y sintió los celos típicos de cualquier persona. Aunque tuvo algún personaje de caradura, como en "Historias de Filadelfia", el arquetipo presentado por James Stewart (gran amigo de Gary Cooper y Henry Fonda) es el de la buena persona, representado en "Qué bello es vivir" (1947), en la que un excelente ciudadano que cuida de toda su comunidad es llevado a la bancarrota por la avaricia de los banqueros. A unas horas de la Nochebuena, en la que decide suicidarse, se produce una rebelión entre la comunidad, que hace que reúnan inesperadamente el dinero que necesitaba, convirtiéndose esta película en todo un clásico navideño, al igual que "Mujercitas", película que, por cierto, protagonizó la propia Katharine Hepburn en una de sus primeras versiones. "Mujercitas" es la historia de cuatro mujeres que se crían sin padre, en las penalidades de la guerra de Secesión americana, y cada una de ellas representa un arquetipo de las fases de la luna de la Mujer: la mayor (la mujer clásica, la madre), la segunda (la moderna-bruja interpretada por Hepburn en su primera versión), la tercera (la pasión sexual-el hada) y la cuarta, la virgen. Curiosamente, el apellido de esta familia es March, el mismo de una saga judía que en España dio lugar a una familia de banqueros, en Alemania a un ideólogo del comunismo y en Estados Unidos, a un grupo de humoristas /ladrones: los hermanos Marx. Quitando alguna excepción (como la estomagante "Mujercitas"), las historias de amor que proyectan las pantallas siempre tienen tintes épicos y trágicos: siempre los amantes están escapando de un crimen que no han cometido, siempre hay un impedimento que les impide culminar su amor, a la manera de Romeo y Julieta. Casi el 90% de las películas responden a estas tramas, pero citaré dos ejemplos de sendas películas "señeras". En "Sólo se vive una vez" (1937), el director de cine judío Fritz Lang, un tipo al que acusan de un crimen que no ha cometido, huye con su mujer hacia la muerte, perseguidos por la policía. En "Atrapados" (1949), del director de cine judío Max Ophuls, una mujer que trabaja como "modelo" y se casa con un millonario al que no ama, se acaba enamorando de un doctor. Acaba perdiendo el bebé que le impedía tener una nueva vida junto a su amor. De una u otra forma, en las buenas películas, el amor nunca puede materializarse. Sin duda alguna que esto habrá tenido una influencia sobre el inconsciente de la Humanidad del siglo XX (y XXI) en el sentido de la imposibilidad de vivir el Amor.

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Un elemento más que me llama poderosamente la atención: la cantidad de veces que los buenos a los que se les acusa de un crimen que no han cometido, ¡se enteran por el periódico de que los están buscando! ¡Siempre hay alguien que le ve pasar y en ese momento mira el periódico y reconoce su cara en la foto! ¿Un anticipo de la era del Gran Hermano? ¿Un impulso de la entronización de los periódicos? LOS HERMANOS MARX Y EL CINE DE HUMOR La llegada del cine sonoro proporcionó otros cauces para la risa, en los que la palabra tenía que tener, evidentemente, más poder. Aunque los gags visuales, compuestos de tartazos, patadas y caídas, seguirán teniendo su público hasta nuestros días en las comedias "de serie B", por ejemplo, de El Gordo y el Flaco o Bob Hope, y para un público más "inculto", las personas más inteligentes necesitaban unos estímulos intelectuales más refinados. Los Hermanos Marx continuarán la saga de Charlot de los pícaros buscavidas pero con un toque típicamente judío: son los timadores simpáticos que engañan a los miembros de la alta sociedad. El personaje creado por Julius Henry Marx, conocido como Groucho Marx, pasará a la historia como el simpático timador en películas como "Una noche en la ópera", "Un día en las carreras" (rodadas con el también judío Irving Thalberg), "Sopa de ganso", "Plumas de caballo", "Una tarde en el circo", "El hotel de los líos" o "Tienda de locos". Si os fijáis, para cada película elegían un marco diferente donde socavar una realidad y generar un completo lío en el que su picardía, sus mentiras y sus tretas salían con buen pie. Los argumentos son prácticamente calcados: un malo que quiere quedarse con una fortuna o una pareja que no puede juntarse, y ellos realizan todo tipo de tretas para robarle el dinero al malo y así hacer realidad los sueños de la gente, como su lejano primo Carlos Marx. La gracia de las películas de los Hermanos Marx reside en su ingenio, típicamente judío, para deconstruir la realidad y recrearla a su antojo, engañando a la moral dominante y generando la locura. Por más que ahora hayan quedado un poco anticuadas, la influencia de los Hermanos Marx en la historia del cine es tremenda: la comedia de enredo y todas las disparatadas comedietas adolescentes de años posteriores nacen de su obra, incluido el mismísimo Woody Allen, pero lo fundamental es que, a partir de la banda de Groucho Marx, el pícaro y timador será considerado un arquetipo simpático, con el que identificarse. Un aspecto más a considerar: quizás lo más aburrido hoy día al contemplar estas películas sean los números musicales que se marca, generalmente, Harpo, el mudito, y que son prácticamente obligatorios. Estas canciones más o menos justificadas aparecen en una buena parte de

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las películas de los años 30. Hay que recordar que el cine como pasatiempo había nacido en las pequeñas salas "nickelodeon" donde la proyección de las primeras películas se combinaba con números musicales en directo: es muy probable que la inclusión de esos numeritos fuera casi una exigencia del público, que todavía seguí acostumbrado a ellos y más, en las películas humorísticas, que tanto debían al género cómico teatral. Por otro lado, como hemos visto, las primeras películas sonoras contaban con el sonido ¡sólo para la música!, lo que da idea cómo, desde un principio, la música es un elemento central en el desarrollo del cine por su capacidad para generar sensaciones y ambientación, imprescindible para que "el ensueño" se produzca. LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ (1939): LA PASIÓN No ha habido ninguna otra película que, para los cánones de la época, haya supuesto tamaña inversión económica, tanto metraje y tanta expectación como "Lo que el viento se llevó". Rodada en color, esta película siguió en tan sólo cuatro años a la primera rodada con esta técnica: "Becky Sharp". Las complicaciones de rodar en color (se requería el triple de luz que con el sistema en blanco y negro, y cámaras tres veces más grandes y pesadas) hicieron que el cine en blanco y negro siguiera predominando una década y media más, después de "Lo que el viento se llevó". ¿Por qué "Lo que el viento se llevó"? ¿Por qué gastaron tanto dinero para hacer una película tan larga, la más larga estrenada hasta ese momento? La película apareció en 1939, cuando la Guerra Civil española terminaba y los conspiradores al mando del Banco de Inglaterra y la Reserva Federal Americana preparaban la II Guerra Mundial mediante su títere, Adolf Hitler, con vistas a crear el Estado de Israel. Como he contado previamente, sus hermanos estaban en Hollywood coordinados para generar el clima de opinión pública propicio para convencer a los norteamericanos de entrar en esa guerra. Se cuenta que el propio Roosevelt se entrevistó en 1940 con los grandes productores para requerirles su implicación en la guerra, contribuyendo a la propaganda belicista; por el contrario, el congresista católico Kennedy intentó impedirlo, apelando al buen sentido de los productores de películas. Los cortos de Walt Disney que hoy se pueden visionar no dejan lugar a dudas en el sentido de que hubo un diseño estructurado para lanzar el "enemigo alemán" en esos precisos años. Aspecto en el que tuvo mucha influencia el propagandista Walter Lippman, también judío. Detengámonos en su argumento profundo.

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"Lo que el viento se llevó" cuenta la historia de cómo los ricos terratenientes sureños perdieron su estilo de vida y acabaron hipotecados cuando perdieron la guerra civil norteamericana a manos de Lincoln. Vivien Leigh (recordad el nombre de esta actriz) es una presuntuosa calientapollas de origen irlandés, manipuladora y mala que engatusa a los galanes con sus mentiras pero que, cómo no, se enamora del único que no le hace caso. El galán sureño se enamora de la dulce y buena mujer representada por Olivia de Havilland que, curiosamente, fue quien ganó el juicio contra las productoras que le permitió liberarse de los leoninos contratos de las grandes productoras. (Después de eso, le hicieron el vacío y prácticamente no volvería a trabajar). La historia se narra desde el punto de vista de este mal bicho envidioso que interpreta Vivien Leigh, que en dos ocasiones se casa con sendos hombres por dinero y para dar celos, quitándoles el novio a su hermana y su cuñada, respectivamente. A pesar de eso, los personajes de las mujeres despechadas son caricaturizados y se da el mejor tratamiento a la ambiciosa Leigh, que pronuncia al final de la primera parte la lapidaria frase que mejor resume la película, tras perder la guerra el bando sureño y contemplar cómo Tara, la finca de su familia, cae en el abandono y la decadencia: "Aunque tenga que mentir, robar o matar, jamás volveré a pasar hambre". Toda una declaración de intenciones que ha influido en muchas mujeres, en el sentido de que el fin deseado justifica los medios empleados, incluso hacer el mal al prójimo. Según la tradición hindú, Tärä salvó al dios Shivá del veneno que este bebió para "salvar" al mundo. La diosa lo convirtió en un bebé, lo tomó en brazos y lo amamantó: la leche materna neutralizó el veneno. En la película que nos ocupa, Tara es el hogar de la diosa Escarlata, que las autoridades de Hacienda le quieren quitar con sus abusivos impuestos (recordemos que el impuesto sobre la renta se había establecido en 1913). El masón Clark Gable interpreta el arquetipo del héroe cínico, aventurero, putero y con recursos, que se repetirá una y otra vez en las películas de Hollywood. En este caso, representa la contraparte del de Vivien Leigh-Escarlata O'Hara; enamorado de ella, a pesar de que sigue obsesionada con el marido de su cuñada, Olivia de Havilland, que la da cobijo en su casa cuando se le muere el primer marido. A pesar de eso, como digo, la víbora Escarlata trata por todos los medios de quedarse con su marido, mientras Clark Gable espera su oportunidad... El típico amor imposible que veremos en tantas y tantas películas (y que tantas personas repetirán, inconscientemente, en sus vidas). Como más tarde haría Supermán, Clark Gable siempre aparece en los momentos complicados, vestido de blanco y con su coche de caballos, para salvar a Escarlata de las situaciones límite. Eso sí, como casi todos los enamoramientos de Hollywood, al mismo tiempo la hechiza con su

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arrogancia y desdén que acaba conquistándola, por más que ella siga obsesionada por el dinero y el éxito material. Su relación amor-odio sería otro de los arquetipos que se repetirían hasta la saciedad a partir de ese momento, particularmente, con Katharine Hepburn y Julia Roberts, pero en general será la representación habitual del amor, un hombre y una mujer que, bien por uno o bien por el otro, no pueden estar juntos y que en medio de sus discusiones, viven el amor. Escarlata es una mujer moderna, libre (por eso su personaje atrajo a las mujeres), que se casa por dinero y antepone su carrera profesional a sus sentimientos, hasta que por fin acaba en los brazos del hombre que verdaderamente la ha amado (el que se ha atrevido a ser sincero con ella). Pese a todo, Escarlata tiene un momento de arrepentimiento, cuando se da cuenta de todo el mal que ha hecho, incluido a su marido Clark Gable. Curiosamente, el karma le pasa factura y acaba perdiendo sucesivamente a su segundo hijo, a su primogénita, y también a su marido, que la deja después de "echarle un polvo", consumando lo que hoy llamaríamos "violación dentro del matrimonio", pero que a ella le deja supersatisfecha (!!). "He amado algo que no existe", dice al final de la película, mientras se acaba quedando con su tierra, pero sola, como Greta Garbo. La estupenda música juega un papel fundamental en la película y es en gran medida la responsable de que sus muchos mensajes hayan quedado tan grabados en nuestras mentes: ¿cuántas mujeres se han sentido identificadas con su mensaje de "a Dios pongo por testigo de que no volveré a pasar hambre, aunque tenga que robar o matar"? Desde el punto de vista político, la trama que muestra cómo los americanos tradicionales iban a perder sus tierras si no luchaban, se transferiría a la cercana Segunda Guerra Mundial y se podría asimilar a que los norteamericanos iban a perder su tierra (y su forma de vida) si no luchaban contra los nazis. Un año después, se estrena la durísima adaptación de la novela de John Steinbeck, "Las uvas de la ira", que vuelve a retratar cómo los impuestos provocaron la pérdida de las tierras de los granjeros del centro de Estados Unidos, obligándoles a marchar al Oeste, donde se tienen que convertir en siervos de otros propietarios, mafiosos. Al tiempo, se muestra la descomposición de la familia, pues una de las sobrinas se convierte en una niña /madre soltera, por culpa de los asuntos económicos, y cómo el chico (Henry Fonda) se acaba haciendo sindicalista por todos esos problemas. Fácilmente, se puede interpretar la trama en clave comunista, pues al final es el Estado el que les ofrece trabajo y casa, montando los terratenientes una conspiración para echarlos, con la complicidad de la policía. Si nos ponemos en la mentalidad de la época, es ¡tremendo lo que

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están diciendo! Una clara incitación al comunismo que fructificaría en "La Caza de Brujas". EL COMIENZO DEL "PROGRAMA INFANTIL" En el mismo año 1939 se estrenó otra película fundamental para la historia del cine, catalogada dentro del género infantil pero que, como veréis, contaba muchas cosas más. Su título: "El Mago de Oz". Bajo la apariencia de los cuatro caracteres que emprenden el camino hacia el templo de la magia: la inocencia (Dorothy /Judy Garland), el león que no tiene valor, el hombre de hojalata (sin corazón) y el granjero (espantapájaros), el autor del relato original, Frank Baum, estaba contando cómo la Reserva Federal Americana había usurpado la emisión de la moneda norteamericana cinco años antes de la publicación de su libro. El camino del oro tenía que ver con la confiscación de este metal por parte de las falsas autoridades monetarias que llevó a la crisis de 1929. Baum era parte del movimiento encabezado por el aspirante a la presidencia William Jennings Bryan que quería devolver al Estado la emisión del dólar, basado en la plata. El camino de los cuatro compañeros fue una representación de una marcha de granjeros y obreros (de ahí, el hombre de hojalata) a Washington para realizar estas reformas. La leyenda que rodea a esta película está bien fundamentada, pues detrás de su simbología está relatando una historia crucial para el ser humano, la de la privatización de la emisión del dinero. La versión cinematográfica encumbró a su protagonista, Judy Garland, uno de los primeros niños-estrella, junto con Mickey Rooney y Shirley Temple, cuya vida es un ejemplo del ambiente que rodeó a Hollywood desde esos primeros días. Se dice que Shriley fue drogada desde los 5 años y se cuenta que su padre, Frank, practicaba la homosexualidad y tenía sexo con menores mientras estaba casado. Garland se unió a varios judíos en su vida, como Sid Luft y David Begelman, pero sobre todo, quien más le influyó fue el director de cine Joseph Mankiewitz, devoto del psicoanálisis, que la inició en esta práctica. Garland estuvo obsesionada con ser el patito feo de su generación pues compitió con la incomparable Liz Taylor y sería el comienzo de una saga de actores al casarse con el también director, el italiano Vincente Minelli, y engendrar a la actriz Liza Minelli. Sin duda, el género infantil tiene su cumbre con la obra del masón Walt Disney, quien, de simple dibujante pasó a regentar el mayor imperio del cine de dibujos animados. Tal vez, su pertenencia a la masonería pueda explicar el porqué de su monumental éxito, o las referencias a símbolos egipcios de su primera creación, el ratón Mic-Key. A él se debe la recuperación de clásicos de la literatura infantil como "Blancanieves y los Siete Enanitos", "La Sirenita" o "La Cenicienta", recreándolos en la pantalla grande hasta convertirlos en todo unos

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arquetipos de los sueños de todas las niñas: el reencuentro con su príncipe azul tras el beso que las transforma en mujeres. Aparte de la simbología oculta que se encuentra en sus películas, los niños que crecimos viendo esas películas debemos a Walt Disney la inculcación de complejos y traumas tan grandes como la muerte de la madre de Bambi (que generaría traumas en varias generaciones) o los complejos físicos del Patito Feo o Dumbo, queriendo mostrar (y recrear) un mundo de gente que no respecta a los más débiles. La excesiva autocompasión y el narcisismo son algunas de las influencias de estas películas sobre la infancia de varias décadas y, como ejemplo, el escritor catalán Terenci Moix confesó que despertó a la homosexualidad al identificar la amistad de Bambi con el conejo Tambor como "algo más"... Hoy en día los clásicos cuentos infantiles que pueblan nuestra cabeza son las versiones de Walt Disney, pero las versiones cinematográficas contienen significativos cambios respecto a las originales que son parábolas para enseñarles a los niños cuáles son los peligros que les acechan. El más recurrente de los cuales es la envidia de la felicidad ajena, personificado especialmente en la "madrastra" o la "bruja" que impide que la princesa pueda vivir el amor. Por ejemplo, en la versión original de "La Cenicienta", las hermanas de la verdadera princesa se cortan los dedos de los pies para que les entren los zapatos que señalan a la verdadera y así engañar al príncipe. En la versión original de "Blancanieves", la heroína no enferma con la manzana envenenada (que es una referencia a Eva claramente), sino que se atraganta con la propia manzana, lo que le provoca un estado catatónico, pero no es el príncipe el que la salva. La fábula sobre los siete pecados capitales "Blancanieves y los Siete Enanitos" se estrenó en 1937 incluyendo subliminalmente el despertar a la sexualidad simbolizada en la manzana (símbolo de la sabiduría) y el beso del Príncipe que la redime de su sueño, al igual que ocurre en "La Cenicienta" y "La Bella Durmiente". "Fantasía" se estrena en 1940 y sin duda alguna es la obra capital para entender el estilo y los objetivos pedagógicos de Walt Disney. Contando como protagonista al ratón Mickey, es todo un curso de cómo hacerse mago. La película comienza como si estuviéramos en un teatro: un telón se abre mostrando una escena en penumbra, las siluetas de los músicos que se van acomodando se perciben sobre una pantalla azul con sonidos de instrumentos afinándose: nos van a explicar el origen de la magia del sonido. Como si estuviera retransmitiendo una noticia, el narrador da la bienvenida a los espectadores mientras explica al público que existen tres géneros de música; al tiempo que algunos instrumentos van apareciendo, percibiéndose su sonoridad con claridad. Los tres géneros de los que habla son: la música "narrativa", que cuenta una historia; la "ilustrativa", que

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evoca una o varias imágenes; y la música, estructurada a partir de siete fragmentos, a la manera de una ópera (sin canto) pero que nos da una idea de cómo la música va a ser capaz de generar emociones en el espectador mientras ve los extraños sucesos que le ocurren a un protagonista de dibujos animados. La enciclopedia Wikipedia lo describe muy bien. En el primer acto, titulado "Tocata y fuga en re menor" de Bach, la animación consiste en dibujos animados abstractos que mezclan el cielo y varias formas geométricas, inspiradas por el trabajo del artista abstracto alemán Oskar Fischinger. El segundo ilustra diferentes partes del ballet "El Cascanueces", de Piotr Ilich Tchaikovski, evocando las cuatro estaciones, donde las cosas comienzan a tomar vida, evocando a cada una de las culturas del Planeta. En la danza del dragón, hadas y elfos depositan rocío, colores de otoño o escarcha en lo bajo del bosque; en la danza china, un pequeño champiñón no consigue entrar en el círculo; en la danza árabe, se ve un ballet de peces. En la danza rusa, se proyectan cardos cosacos y orquídeas campesinas rusas; en el baile de las flores, elfos y hojas de otoño bailan hasta el invierno. Sin duda el pasaje más conocido como "El aprendiz de brujo", aparte de ser el más famoso, es el más importante para este libro. Disney utiliza el escenario presentado en el poema "Der Zauberlehrling" escrito en 1797 por el escritor alemán Goethe y la música de "El aprendiz de brujo" (1899) de Paul Dukas, que ilustra el poema. Después de haber tomado prestado e gorro mágico del brujo Yensid, Mickey Mouse debe combatir contra las escobas que él mismo embrujó para que lleven cubos de agua a su sitio. Está pues creando esclavos que acaban excediendo sus propósitos. Cuando se queda dormido sueña con que es capaz de poseer los elementos a la manera de las futuras armas climatológicas, logrando hacer llover. "La consagración de la primavera", ilustrada por la obra del compositor ruso Igor Stravinski, muestra el nacimiento de la Tierra y de la vida, en la que combates de dinosaurios preceden a su desaparición, antes del surgimiento de las montañas (está contando la teoría de la evolución). El narrador presenta seguidamente un intermedio que separa las secuencias 4 y 5, bautizado "el descubrimiento de la pista sonora" y que tiene por objetivo explicar el sonido de manera visual "viendo" las vibraciones: una línea vertical, definida como una "onda estacionaria", y después armónicos de colores evocan cada uno el sonido del arpa, violín, flauta, trompeta, fagot, percusiones y finalmente el triángulo. Sin duda que los tres últimos actos acabarán de clarificar el significado de la película más señera de dibujos animados. El quinto acto es la "Sexta Sinfonía", con música de la mítica pastoral de Beethoven e imágenes que presentan una sucesión de dioses y criaturas de la mitología greco-romana: Familia Divina, Pegaso, Baco y un asno,

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pequeños ángeles alados, centauros machos y hembras, Iris, Júpiter, Vulcano, Helios y Diana. Le sigue "La danza de las horas", un ballet tomado de la ópera "La Gioconda" de Amilcare Ponchielli, interpretado por hipopótamos, elefantes, avestruces y cocodrilos con gracia y virtuosismo pero que termina en un divertido estropicio. La escena final, titulada "una noche en el Monte Pelado /Ave María" tiene la orquestación de Leopold Stokowski. La acción transcurre cerca de un pueblo, la cima de cuyas montañas se transforma en un demonio llamado "Chernobog" que acoge los brujos y otros para el sabat, celebración judía. Estamos pues, ante una ceremonia evocando la satánica Noche de Walpurgis y la espiritualidad hebrea ¡sobre música en honor a la Virgen María! Con la apoteosis final del "Ave María" de Franz Schubert, se borran las escenas de pesadilla precedentes, mostrándonos una lejana procesión con antorchas que penetra... en un bosque-catedral (Holly-wood, ¿recuerdas?). Todos los elementos que se muestran forman parte de la mitología pagana eslava, que es de donde eran originarios los judíos askhenazi que fundaron Hollywood. Es decir, parte de su religión. El resto de las películas genuinamente Disney de estos primeros años, las que marcan su estilo, son la tremendamente trágica y melodramática pérdida de la madre en "Bambi" (que en su lado positivo, estimuló la protección de la naturaleza), el enorme trauma físico del orejones Dumbo, la fábula sobre el marino que toma esteroides en forma de espinacas "Popeye" (verdadero comienzo de la obsesión por el culturismo y claro precedente del dóping), el niño que se niega a crecer y su amor imposible por un hada ("Peter Pan") y la fábula psicodélica con abundante contenido esotérico de "Alicia en el País de las Maravillas", creado por el pedófilo Lewis Carrol. El todopoderoso creador de pesadillas Walt Disney llegó a afirmar: "Si todos los adultos actuaran como niños, no habría problemas, pero los niños crecen..." El filósofo de la escuela de Frankfurt Theodor Adorno e ideólogo de la psicología de masas que inspiró a muchos de los políticos del siglo XX redondeó las teorías de Disney al proponer "volver a los adultos niños como forma de controlar la población". Y ese fue el siguiente objetivo del Imperio Disney. En los años cincuenta, un poco antes de morir su fundador, se crearía la primera ciudad Disney, dando origen a la moda de los parques temáticos, donde las personas que quedaron hipnotizadas por las películas viviría sus fantasías. El primer Disneyland copió el castillo alemán de Neuschwanstein en Baviera, erigido por el príncipe Ludwig en honor del compositor Richard Wagner, con lo que nos encontramos otra vez con la obsesión por Alemania que preside Hollywood desde el principio. La imaginería y el

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fetichismo alrededor de las películas de Disney dieron pie a varias generaciones de niños obsesionados con sus películas durante sus años adultos, que a su vez inculcaron estos traumas a sus hijos. El fetichismo culminaría con la creación del Club Disney TV a finales del siglo XX, donde se generarían las futuras estrellas para la industria. EL CINE BÉLICO Y EL CINE NEGRO Dado que, para entonces, el cine se había convertido, junto a la radio y la prensa, en una vía de creación de Opinión Pública, es lógico que allí se cociera la ingeniería social para vender al público norteamericano la necesidad de esa guerra que fructificaría, como todos sabemos, en la creación del Estado de Israel. Que en Hollywood se movía alta política es obvio cuando recordamos que el futuro presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, ejercía por entonces de agente de inteligencia en el mundo del cinematógrafo. Fue tal el desastre provocado por la Primera Guerra Mundial, que el senador Joseph B. Kennedy se fue a Hollywood en 1940 a decirle a los estudios que no apoyaran la guerra pero, tras el ataque a Pearl Harbour se comenzaron a hacer películas bélicas por decenas. Al caracterizar a los alemanes como los malos, rápidamente la Opinión Pública cambió de bando y se opusieron a los alemanes. Esto es "Ingeniería social": lo que ves en las pantallas, lo incorporas como real en tu vida. Sin duda que Kennedy había visto para entonces la película de Chaplin, "El Gran Dictador", estrenada en ese mismo año 1940, y que es una obra maestra de la propaganda de guerra, por las innegables connotaciones con la vida del propio Hitler. Chaplin interpreta, al mismo tiempo, a un barbero judío y al propio dictador, con la singularidad de que el barbero, cuando era soldado en la Primera Guerra Mundial, salva la vida de un soldado alemán y le condecoran por ello (como a Hitler). Durante la película, que comenzó a rodarse en 1939 cuando todavía los banqueros norteamericanos como Herbert Bush (padre y abuelo de futuros presidentes) estaban financiando el nacionalsocialismo, se muestra la represión a los judíos (por entonces, como digo, desconocida). Hitler pide financiación a un banquero judío llamado Epstein, y por un momento parece que se la va a dar pero la condiciona al cese de esos programas de confinamiento. El amigo soldado que quiere dar un golpe de Estado convierte al barbero en Hitler, terminando suplantándole, para que al final pronuncie el emocionante discurso sobre la libertad que todos conocemos. Probablemente, jamás se volvió a dar un discurso así en Hollywood contra el Estado y a favor de la libertad y el Ser Humano; el objetivo lo valía: ¡generar la mayor matanza de la historia del Ser Humano! Sin duda, esta tramposa película constituyó un soberano alegato de Hollywood para entrar en la Guerra Mundial, como

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pasó con la Primera. Sorprende ver la cantidad de cosas que más tarde pasarían con los judíos reflejada en esta película rodada ¡en 1939! Una película en la que Chaplin renunció a su posición contra el cine sonoro, que comenzó a rodarse en septiembre de 1939; curiosamente, la misma fecha en la que Hitler invadió Polonia. Es decir, que mientras se estaba filmando, se seguía la misma línea cronológica que los acontecimientos que iban ocurriendo. Las evidencias en el sentido de que Chaplin contaba con información privilegiada de lo que iba a pasar acabarán de completarse cuando te cuente que el libro "The Colaboration", de Ben Urband, demostró que el magnate de la Warner Brothers, Jack Warner, se paseaba con Hitler en su yate, durante bien entrada la guerra y que el cónsul alemán en Estados Unidos revisaba algunos de los guiones de las películas que les pudieran afectar. En otras palabras, lo mismo que estaba contando "El Gran Dictador": el "enemigo" estaba manipulado por la élite judía. Dijo Chaplin que nunca hubiera rodado "El Gran Dictador" si llega a saber los horrores que padecerían los judíos... Evidentemente, se había puesto a las órdenes de los creadores de las guerras, como tantas otras "estrellas" del firmamento hollywoodiense. Los ídolos que durante los años treinta se habían formado, se pusieron a hacer películas bélicas (e incluso, se les vio yendo al frente, como James Stewart) con lo que la gente se puso del bando belicista. Para convencer emocionalmente a los escépticos, se escribieron y rodaron dos películas que forman parte de la Historia del Cine como clásicos. Ambas tienen al enigmático Humphrey Bogart como protagonista. Ambas están situadas en lugares exóticos (el Caribe y el Magreb). En ambas el héroe cínico que encarna Bogart tiene que decidir si participa en la guerra del lado de la resistencia a los alemanes y en ambas hay un conflicto amoroso que hace que el héroe romántico se decida. Ambas se desarrollan en un bar, en ambas están fumando y bebiendo alcohol toda la película y en ambas hay una canción fetiche, que es la que genera la adicción subliminal a la película. Las películas "Casablanca" y "Tener o no Tener" son casi calcadas y se estrenaron en años consecutivos durante la guerra (1942—1943). Ambas lanzaron a la fama a las respectivas actrices que secundaban a Bogart: la sueca Ingrid Bergman y Lauren Bacall. Ambas judías, la primera sería el recambio de Greta Garbo y la segunda, que se convertiría en la esposa de Bogart. Con lo que, psicoanalíticamente hablando, tenemos que "Estados Unidos" (Bogart) se mete en la Guerra por "culpa de los judíos" o, mejor dicho, por las agentes judías. Pero estas dos películas, convertidas en auténticos iconos del cine, lanzan muchos más arquetipos para la posteridad. El amor imposible por culpa de los designios del destino encarnado en la película "Casablanca" dejará marcados a generaciones de hombres, cuyo

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punto culminante será el director de cine (judío) Woody Allen que lo reencarnará en su película "Sueños de un seductor" como arquetipo para ligarse a Diane Keaton. El héroe maldito, torturado y cínico encarnado por Bogart (y que será su papel principal a partir de ese momento) será todo un modelo a seguir por otros héroes románticos como James Dean, Montgomery Clift, Marlon Brando o, más modernamente, Nicholas Cage. El arquetipo del perdedor, y fumador empedernido, se convertirá en toda una estrategia de seducción desde ese momento. La extensión del uso (y abuso) del tabaco es uno de los muchos efectos comprobados que el cine ha tenido sobre la sociedad. Que los actores aparecieran fumando no es fruto de la casualidad, ni del glamour que ello conllevaba sino justamente lo contrario: el glamour en torno al tabaco fue creado a conciencia por las películas. Un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de California (Estados Unidos) analizaron los datos que vinculan el tabaquismo y la industria cinematográfica a partir de los documentos internos recopilados por la institución académica y la Legacy Tobacco Documents Library, entre otros. Entre los datos recopilados se encuentran los contratos firmados por las principales marcas tabaqueras y algunas estrellas de la gran pantalla, así como los acuerdos contraídos con los estudios de la meca del cine a cambio de apoyar sus productos. La investigación, que cubre el período de 1927 a 1951, detecta ya la atmósfera humeante del tabaco en el cine mudo, pero asegura que la explosión publicitaria de los actores del momento llegó con el cine sonoro. "Dos tercios de las 50 estrellas más importantes de Hollywood de finales de los años 30 y la década de los 40 anunciaron numerosas marcas de tabaco". Tal y como recoge el estudio, llegaban a ganar hasta 5.000 dólares por cabeza al año por ello, lo equivalente a unos 75.000 dólares actuales (más de 51.000 euros). Según los expertos californianos, American Tobacco pagó a los actores que promovieron los cigarrillos Lucky Strike unos 218.750 dólares a finales de los años treinta, que equivalen a 3,2 millones de dólares de dinero del 2013. Asimismo, Ligget & Myers gastó en 1946 el equivalente a 50 millones de dólares actuales en anuncios de Hollywood, más que todos los fondos invertidos para que los estudios Paramount, 20th Century Fox, Warner Bros y Columbia Pictures publicitasen sus marcas. Los autores señalaban, además, que los beneficios de las tabaqueras se multiplicaban cuando uno de sus actores anunciantes aparecía fumando en una escena, porque los espectadores asimilaban que se trataba de la misma marca que las estrellas decían fumar en las piezas publicitarias. Las estrategias de las tabaqueras, a su vez, reportaban cuantiosos beneficios a los estudios a los que las estrellas de cine estaban vinculadas, proporcionándoles "publicidad nacional", a través de la difusión de estos anuncios en diarios y emisoras de radio. Los estudios que más se

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beneficiaron de ello fueron Paramount y Warner Bros, con la promoción de Lucky Strike (de la empresa American Tobacco) en los años treinta, y de Chesterfield en los años cuarenta. Es conocido que las compañías tabaqueras subvencionaron las películas para que las estrellas aparecieran fumando en ellas, por lo que bien se les puede hacer responsables del inusitado auge del vicio del fumar, tanto entre los hombres... como entre las mujeres, papel este en el que jugó un reconocido papel el sobrino de Freud, Barneys, al organizar un evento propagandístico durante la cabalgata de San Patricio en Nueva York, asimilando el acto de fumar con la estatua de la Libertad. Lo llamó "antorchas de libertad". El estudio titulado "El gran tabaquismo de Hollywood, 1927-1951", recoge frases publicitarias como "los Chesterfield son tan suaves y dejan un gusto tan fresco y limpio en mi boca...", puesta en boca de Kirk Douglas, o la frase de la diva Alice Brady, que decía: "Fumo Lucky Strike no sólo porque protege mi voz, sino porque me proporciona el más genuino placer". La Comisión Federal de Comercio protagonizó varios intentos de sanción a las compañías que usaban estos medios para promocionar el tabaco. Por ejemplo, en 1929, falló en contra de la industria American Tobacco por la difusión de unos eslóganes "falsos en numerosos aspectos", tal y como comentan los autores del estudio. La citada Comisión ordenó incluso la prohibición del uso de declaraciones de actores a favor de los cigarrillos de la tabacalera, a menos que las estrellas las pusieran por escrito y aportaran opiniones "auténticas, autorizadas e imparciales". Esto no sólo favoreció la permanencia de este tipo de reclamos publicitarios, sino que las pruebas examinadas por los investigadores muestran que los estudios de Hollywood se aprovecharon de los contratos para ejercer un control sobre sus estrellas, hasta el punto de negociar sus testimonios en las campañas. Es decir, que la masiva aparición del tabaco en la era dorada de Hollywood fue una ingeniería social en toda la regla, que consiguió identificar el "sex appeal" (la atracción freudiana de la mujer) con la acción de fumar. Un buen ejemplo de ello es Lauren Bacall. La mujer fatal encarnada por Lauren Bacall, de vida turbulenta, pero masculina y sexual en "El Sueño Eterno", "La Senda Tenebrosa", "Cómo Casarse con Un Millonario" o "El Espejo Tiene Dos Caras", continuará la senda de Mae West, Greta Garbo y Marlene Dietrich, y competirá, en ese mismo rol, con la norteamericana de origen español, Margarita Cansino, más conocida como Rita Hayworth. Todas ellas colaborarían en la extensión del uso del tabaco. Lauren Bacall y Humphrey Bogart son las cumbres del género del "cine negro" que comienza a mitificar las personas que viven "al límite de

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la Ley", embarcados en vidas alcohólicas y de fiesta, pero que tienen otras dos clásicas referencias. Los actores James Cagney y Edward G. Robinson comenzaron a crear una aureola romántica alrededor de los facinerosos que más tarde culminará en el cine de mafiosos de los años setenta y ochenta. El cine de mafiosos comenzó durante la década de la Gran Depresión y convirtió en héroes a las personas que socavaban el orden establecido a través del robo, el asesinato y la extorsión. Fue el cine el que dotó de romanticismo a los ladrones y los asesinos, que hasta entonces eran considerados sujetos inmorales, indignos de admiración y sí de reprobación. La obsesión por la Ley y el Orden desde los inicios del cine, en realidad, lo que hace es subvertirla, pues ofrece modelos de héroes al margen de la ley, que sin duda inspirarán a muchos futuros ladrones y asesinos. Este tipo de películas siempre se ven desde la óptica del ladrón y no desde la de la policía, en la que, si acaso, siempre hay un corrupto al que el malo trata de desenmascarar. Las primeras temáticas girarán en torno a la época conocida como "Ley Seca", o prohibición del alcohol. Una ley que en realidad fue activada por la reacción femenina al alcoholismo generado en los años en los que los bares se convirtieron en el centro social por excelencia (y que han seguido siendo desde entonces). ¡Por algo se convirtieron en uno de los escenarios habituales de las escenas de las películas! Fijaos en que en todas las películas de aquella época, cuando hay una escena íntima entre un hombre y una mujer se sirven un whisky, y no hay película en la que no haya una escena en un bar. Sabiendo que las industrias tabaqueras participaron en la financiación de las películas, no sería extraño que las bodegueras hubieran hecho lo propio, aunque es un extremo que todavía no se ha podido aclarar. Viéndolas con ojos despiertos, uno se sorprende de la cantidad de whiskys que se beben a cualquier hora del día. El resultado subliminal es que el hombre (o la mujer) que bebe whisky parece que alcanza un estatus social superior, sin duda, producto de la imagen proyectada por las películas. Moviéndose tanto dinero alrededor de la droga y el alcohol, y habiendo tantas chicas guapas, no es extraño que los gángsters se sintieran atraídos por los efluvios de Hollywood desde sus mismos comienzos. El judío Bugsy Siegel seguramente fue uno de los más famosos. Colega de Lucky Luciano en los comienzos del tráfico de heroína, más tarde estuvo envuelto en el tráfico de alcohol durante los años de la prohibición junto con el también judío Meyer Lanski, con el que participaría en un complot fallido para asesinar al fiscal general, Thomas Dewey. Enterado en 1936 de que los gángster de Chicago planeaban tomar el control del tráfico de drogas en California, se mudó allí comprando una gran mansión y empezando a confraternizar con la aristocracia del cine (Clark Gable, Jean Harlow, Gary Cooper, Cary Grant). ¿Su profesión? Al margen de

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promocionar la droga, extorsionaba a los productores por medio de los sindicatos de extras y actores. Siegel fue acusado del asesinato del también mafioso Harry Greenberg, que estaba a punto de "cantar la verdad sobre la mafia en Hollywood" cuando fue acusado por un juez, lo que le llevó a la cárcel en 1939. Su abogado, el mismo judío que ayudó a Flynn y Chaplin con sus denuncias por pederastia (Jerry Geisler) consiguió que le soltaran... gracias a que donó 50.000 dólares para la reelección del fiscal jefe de California, Dockweiller. Acto seguido, colocó a su protegida Virginia Hill, "la reina de la mafia", en la película de la Metro Goldwyn "Bola de Fuego", junto con Gary Cooper y Barbara Stanwyck. Después, se mudaría a Las Vegas, donde creó el gigantesco hotel The Flamingo, que dará comienzo a la época de la formidable expansión de esta ciudad, muriendo en 1947 asesinado. Las relaciones entre los mafiosos y los actores, directores y productores de películas fueron desde un principio tan estrechas que no extraña que, por una parte, ellos colocaran a sus queridas en las películas sino que incluso las propias historias de las películas fueran dramatizaciones de sus propias vidas con el fin de enaltecer sus actividades: en definitiva, conseguir una buena Opinión Pública. El concurso de su dinero sería una buena forma de conseguirlo. ORSON WELLES: EL PRIMER GENIO DEL CINE Dentro de este género del cine negro destaca la figura del niño prodigio Orson Welles, quien con 24 años participó en un experimento de psicología de masas al dirigir una emisión de radio del libro "La Guerra de los Mundos", escrito por el agente de los servicios de inteligencia británico Herbert George Wells sobre un hipotético ataque extraterrestre. El resultado en forma de pánico colectivo fue tan positivo, que al polifacético genio norteamericano se le abrieron de par en par las puertas de la industria cinematográfica, con una libertad de la que nunca volvería a gozar un director hasta Stanley Kubrick. En 1941, es decir, en plena II Guerra Mundial, Welles estrenaría "Ciudadano Kane", que recrea la vida del excéntrico millonario del mundo de la prensa y conspirador profesional William Randolph Hearst pero a la que se puede encontrar muchas connotaciones con su propia vida. Estilísticamente, esta película es objeto de estudio por todos los aspirantes a directores de cine, que olvidan el tremendo mensaje encriptado de esta obra-denuncia de la manipulación de las masas a través de la prensa. No en vano, Hearst fue el encargado de "vender" a la Opinión Pública el atentado de bandera falsa del acorazado Maine en la Bahía de La Habana (1898) que sirvió de excusa a los Estados Unidos para entrar en guerra con España y hacerse con la mayor de las Antillas: el antecedente más claro del 11-S. La mítica película es un subliminal alegato contra la manipulación de las

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masas por parte de una prensa en manos de unas disimuladas élites. Algo que queda de manifiesto con los detalles masónicos ornamentales que alumbran la película y, sobre todo, con la compra de la mina de oro que hereda Hearst por parte de los banqueros que se quedan con su educación y, se entiende, le dirigirán en la sombra desde su niñez. ¿Es una velada referencia a sí mismo, dado que fue adoptado como niño prodigio por la élite dominante? La película fue estrenada en septiembre de 1941 y en diciembre de ese mismo año se produjo otro ataque de bandera falsa (Pearl Harbor) similar al de la bahía de Cuba que introdujo al pueblo de los Estados Unidos en otra guerra... para defender a su élite. Hoy conocemos que no sólo Estados Unidos era perfectamente consciente del ataque japonés, sino que los cables enviados desde su base en Australia fueron desoídos para permitir ese ataque y así tener un pretexto para entrar en la guerra: ¿Nos quiso avisar de esto un hombre tan conectado con la élite como Orson Welles? Welles se casó con Rita Hayworth en 1943, pero parece que la pareja perfecta fue más bien de cara a la galería puesto que Orson le hacía más bien poco caso. Hija de un sevillano casado con una corista apellidada Hayworth, sus padres artistas se mudaron a California para conocer el éxito, hasta que el padre, que se dio cuenta del gancho de su hija, se la ofreció a los estudios de Hollywood, según la biografía publicada por El País en "Cine de oro", "permitiendo que Margarita se sentara en las rodillas de los principales ejecutivos de las majors, entre ellos, Winfried Seehan, jefe de producción de la Fox". Siempre según este periódico, el padre de Marga-Rita no sólo era alcohólico sino que abusaba sexualmente de ella. Fue de esa forma como consiguió que su hija firmara un contrato con la Fox, interpretando una canción subida de tono en la película por Spencer Tracy titulada... ¡"La Nave de Satán"! (1935): Rita tenía sólo 17 años cuando la rodó. El resto de sus primeras películas con la Fox no tuvo gran éxito, lo que hizo que se cambiara a la compañía Columbia, donde el judío Harry Cohn cambió el nombre y apellido Margarita Cansino (demasiado hispanos) y la convirtió en Rita Hayworth, separándose, de la misma tacada, del recuerdo de su padre. Nuevamente, el elemento fundamental de la creación de un esclavo MK Ultra: construyó una nueva mujer, una nueva personalidad. Su primer marido, que le sacaba 22 años, le consiguió trabajo y la moldeó físicamente, depilándole las sienes para que se le acentuara el pico de la frente, tiñendo su morena melena con reflejos castaños para que se le vieran mejor sus preciosos ojos castaños. Después, contrataron al publicista Henry Rogers que la lanzó como un mito, aún antes de haber triunfado con película alguna pues sus películas anteriores con King Vidor y George Cukor no acababan de cuajar. Rita

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Hayworth fue pues otro ejemplo de creación artificial de un ídolo. Sus primeros grandes éxitos llegarían con "La Pelirroja", con James Cagney y Olivia de Havilland, y la enésima recreación de "Sangre y Arena", del español Vicente Blasco Ibáñez, junto a Tyrone Power. Fue así como se convirtió en el primer gran mito sexual, tanto que el productor Cohn la quiso y su marido se la ofreció: las crónicas dicen que ella le rechazó y esto fue la causa de su separación de Judson. Estaba en la cresta de la ola, triunfando en películas musicales junto a Fred Astaire y Gene Kelly, cuando conoció a Orson Welles, quien ya se había encumbrado con "Ciudadano Kane" y "El Cuarto Mandamiento", y se le antojó conquistarla. Así lo relató el propio Welles: "Yo la perseguí. No cogía el teléfono, no quería hablar conmigo. Estaba harta de los tipos de Hollywood que iban tras ella. Aunque yo no tenía intención de renunciar. Fui perseverante. Que contestase el teléfono me costó cinco semanas, pero salimos juntos la primera noche que respondió mis llamadas". Esto fue en 1943, el 7 de septiembre de ese mismo año se casaron en Santa Mónica: a la velocidad de una historia de cine. Esto es lo que dijo Orson Welles de ella: "es la historia más triste del mundo. Primero lo del padre. Y luego siguió soportando aquello de una manera u otra. Su primer marido era un 'macarra', un proxeneta. Literalmente. Así que ya puedes figurarte qué era ella. Vivía rodeada de sufrimiento". Repito que Welles llamó al primer marido de Hayworth "macarra", es decir, un proxeneta, lo que confirma que ofreció a su mujer a los productores a cambio de su éxito. En diciembre de 1944 dio a luz a su hija. Pero Orson Welles tampoco se correspondió con un marido ideal, pues no abandonó sus conquistas ni siquiera desde el primer momento de casado y dicen que ni siquiera llegó a vivir con ella. En esas coordenadas personales, pero al mismo tiempo convertida en el objeto de deseo de medio mundo, es como se encuentra con King Vidor y Glenn Ford para rodar "Gilda", la película que mejor describe el mundo de los celos y que la rodeará de un halo de mito mientras viva (y aún muerta). Glen Ford es un perillán norteamericano haciendo fortuna en Argentina que es salvado de la muerte por un tipo que resulta ser el dueño de un casino. Tras convencerle de su talento, se convierte en el gerente del negocio, al que acaba llegando Rita /Gilda, que es su antiguo amor, convertida en la esposa de su jefe. Para más inri, y conociendo que a la tía "le va la marcha", le encarga que se encargue de ella. La película, repleta de diálogos ácidos y punzantes, es una representación vivísima del mundo de los celos y de la capacidad femenina para hacer sufrir al hombre: "te odio tanto que me destruiría a mí misma si te arrastro conmigo", llega a decir. Con toques de magia negra como el brindis entre el marido, Rita y Glenn Ford "por la desgracia de la mujer que

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hizo sufrir a Johnny Farrell", el doble sentido de la película es que Ford /Farrell se tiene que ocupar de coartar los coqueteos y adulterios de Rita ¡por cuenta de su jefe!, cuando a quien está haciendo realmente sufrir es a él mismo... Con lo que, de esta forma, Rita /Gilda se venga de cuando Ford "le puso los cuernos". Como telón de fondo de la historia, se esconde una trama ligada a un cartel que quiere controlar la producción de tungsteno (material vital para fabricar bombillas) con influencia alemana que, ligado a que la trama sucede en Argentina, y que se ha acabado la II Guerra Mundial, parece un claro mensaje sobre la relación entre Perón y los nazis expatriados al cono sur. Cuando el marido simula su muerte, perseguido por la policía, parece que Ford y Gilda encuentran el momento para vivir el amor, casándose, pero en ese momento él le hace pagar los celos que le hicieron sufrir tanto, evitándola desde el primer momento, algo sumamente parecido a lo que hizo Orson Welles con la propia Rita nada más casarse. Tras una más de sus escapadas para darle celos, una despechadísima Gilda vuelve al casino para cantar y bailar, con la mayor provocación sensual vista hasta la fecha, la mítica "Put the blame on Mame", una escena con el striptease de los guantes que quedará como una auténtica huella indeleble para varias generaciones de varones, hasta el punto de que el sobrenombre "Gilda" se convertirá en una categoría de mujer en el argot de la calle español, por ejemplo. Tras pegarle una bofetada amorosa que ha pasado a la historia del cine (y que hoy estaría prohibida) por fin pueden vivir su amor, lo que, por un lado, nos muestra que la promiscuidad es un signo de desamor, y por otro, envía un mensaje bastante poco políticamente correcto acerca de la utilidad de la violencia física. Varias películas se rodarán girando en torno a la obsesión por Rita Hayworth /Gilda, mientras ella, como queda dicho, vivía en el desamor que le conducirá —cómo no— al alcoholismo. Cuando ya estaba tramitando el divorcio con Orson Welles, Rita rodó "La Dama de Shangai" a sus propias órdenes. Su marido mandó cortarle el pelo y teñirla de rubio, deshaciendo el hechizo que le había acompañado durante diez años con su larga melena morena. La historia que cuenta es bastante prototípica: el asesinato del marido rival para cobrar el seguro y de paso quedarse con su esposa, con Rita Hayworth como detonante involuntario. Al igual que pasó con Greta Garbo, cuando el hechizo que la había aupado a la fama desapareció, su carrera prácticamente terminó, lo que apuntala el poder del arquetipo sobre las mentes humanas. Orson Welles acabó con ella. Nada más divorciarse de Orson Welles tras ese extrañísimo matrimonio que tan habitual será en Hollywood, conocerá al hijo de un millonario árabe, el Aga Khan, divorciándose nuevamente al poco (en

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1948). ¿Estaba repitiendo Rita Hayworth el comportamiento de Gilda al casarse sólo para provocar celos? Una de las declaraciones que prueban la disociación de personalidades en la que vivió la primera sex symbol de la historia es que la propia Rita afirmaba con tristeza que "los hombres se acuestan con Rita Hayworth y se levantan al lado de una mujer normal". A estas alturas, las personas más despiertas, es decir, las que no habían sucumbido al embrujo del cine, se habían dado perfecta cuenta de que la industria de ese nuevo medio de comunicación había sido tomada por aquellos que querían convertir el Mal en el Bien y viceversa, impulsando la escalada belicista de un país que se había formado bajo la estricta premisa del pacifismo y el no intervencionismo en los asuntos de otro país soberano. La presión de las organizaciones ciudadanas para controlar a los productores de las películas por medio de comisiones éticas se había mostrado tan incapaz como ochenta años después serían los comités para controlar la "telebasura", evitando mostrar en horario infantil contenidos que pudieran dañarles (¡como si a los adultos no les dañaran!). Podemos establecer un perfecto paralelismo entre la indignación que vivieron los norteamericanos en los años 30 ante la perversión mostrada en el cine y la de la telebasura de hoy en día. El mejor ejemplo que puede ilustrar lo que estoy diciendo es la película de 1945 en la que Edward G. Robinson se saldría de su tradicional papel de mafioso. Su título, "Perversidad": una película en la que es un pobrehombre que salva de unos malos tratos a la protagonista, una prostituta llamada Katharine March (¡otra vez el apellido!). Enamorada de su maltratador, la convence para explotar la inocencia de Robinson y sacarle su dinero mientras sueña con irse a Hollywood y pretende que todo el mundo actúe como ella. Es decir, el perfecto ejemplo de la chica que se quiere convertir en actriz, dispuesta a TODO. Vista con los años, es curiosa la apología que la película hace del maltrato, y de cómo la mujer se engancha al hombre que la maltrata y se aprovecha del inocente. También es curioso que la protagonizara Edward G. Robinson, un nombre que saldría a la luz cuando un puñado de políticos norteamericanos decidieron plantarle cara a la "fábrica de sueños". Lo llamaron "la caza de brujas". AÑOS 50: LA CAZA DE BRUJAS DE MCCARTHY Aunque el apoyo de los banqueros norteamericanos al movimiento comunista fue un hecho desde los inicios de la revolución, oficialmente la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) era un enemigo, con el cual, extrañamente, se aliaron durante la II Guerra Mundial, razón por la cual tuvieron que "educar" a la Opinión Pública en este sentido. El régimen nacionalsocialista, que hasta ese momento no sólo era visto con buenos

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ojos sino al cual le habían dado dinero, se volvió el diablo, como setenta años más tarde pasaría con un tal Sadam Hussein. Al igual que ocurrió en la Primera Guerra Mundial, la propaganda jugó un papel fundamental en la materialización del enemigo nazi y japonés en las mentes de los norteamericanos, con películas bélicas de temática antifascista como "Hotel Berlín" (1945), "The Master Race" (1941), "Crossfire" (1947), "Sáhara" (1943), "El Orgullo de los Marines" (1945), "Destino Tokyo" (1944) o "Treinta Segundos Sobre Tokyo" (1944). Las temáticas de todas ellas son claramente propagandistas, advirtiendo del peligro nazi, pero particularmente reseñable es la película "Hotel Berlín", estrenada en 1945 y, por tanto, rodada el año anterior (antes de la capitulación alemana) en la que se mostraban los últimos días del régimen nazi y se planteaba... ¡Una huida de los nazis a Sudamérica! ¿Cómo podían saber los guionistas en aquel momento lo que más tarde sucedería? ¿Quién se lo contó? La película "Sáhara" contó con el apoyo para su realización de la cuarta división de armamento, al igual que "Treinta Segundos Sobre Tokio", mientras que "Crossfire" habla del asesinato de un judío dentro del ejército. Nada más acabar la II Guerra Mundial, quienes crearon esta guerra ya tenían pensado que el siguiente enemigo de lo que se llamaría la Guerra Fría serían los comunistas, por lo que el enemigo en las películas pasaron a ser ellos. Es a través de la propaganda como las personas interiorizan que una población ajena es su enemiga; si no, no habría motivo para que los pueblos temieran unos de otros ni se enfrentaran. Pero, como hemos ido viendo, dentro de Hollywood hubo una parte de los guionistas que sí estaban de acuerdo con el comunismo. Nada más acabar la II Guerra Mundial, comenzó lo que se llamó "la caza de brujas en Hollywood", como un intento, en realidad, de aclarar quién había contribuido a meterlos en la guerra y quién estaba intentando subvertir la moral tradicional estadounidense. Algo, como hemos visto, que preocupaba a la sociedad californiana desde que se instalaron allí los estudios cinematográficos pero que acabó afectando al resto de la población. El pretexto era la persecución de los comunistas pero, como veremos, el verdadero objetivo era otro. Gerald Smith, fundador del partido nacionalista América Primero, fue el primero que se atrevió a decirlo en voz alta en 1945; alertando del peligro que suponía la "mentalidad de los judíos rusos en América". Dos años después, el congresista por Mississippi John H. Rankin se uniría a los avisos: "uno de los complots más peligrosos jamás instigados para el derrocamiento del gobierno americano tiene su sede en Hollywood... el mayor semillero de actividades subversivas en los Estados Unidos". Rankin avisó de lo que venía: "Estamos en el camino de la tarántula ahora". Su

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llamado fue seguido por figuras como el masón Walt Disney y el futuro presidente de los Estados Unidos, Robert Reagan, quien ya en aquella época se desenvolvía como agente de inteligencia, por lo que sus respectivas posturas habría que tomarlas con cautela. John Wayne fue elegido presidente de la "Alianza por la preservación de los ideales americanos en la industria cinematográfica", secundado por Charles Coburn y otras estrellas de menor calado. En contraste, un grupo de destacadas figuras de Hollywood con mucho tirón, como Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Danny Kaye, Gene Kelly y John Huston, constituyeron una asociación en defensa de la Primera Enmienda (la libertad de expresión). Aunque, como veremos, el verdadero semillero de esta subversión estaba entre los guionistas, que son quienes escriben las historias. Cuando apareció en este asunto el senador McCarthy, había nacido la "Caza de Brujas", que es como se llamó a la serie de apariciones ante el Senado de profesionales de la industria cinematográfica sobre el asunto, entendiéndose por ese apelativo que el citado senador estaban viendo conspiraciones donde no las había. Debo recalcar que el concepto "comunista" en realidad lo que quería decir era la subversión de las relaciones hombre-mujer, la familia, el alcohol, el tabaco y el Bien, en definitiva, todo aquello que ya por esos años se podía ver que Hollywood estaba atacando. En 1946 William Wilkerson, editor de la revista Hollywood Reporter, publicó una lista de simpatizantes con la causa comunista dentro de Hollywood. Entre los famosos "diez" estaban Dalton Trumbo, Maurice Rapf, Lester Cole, Howard Koch, Harold Buchman, John Wexley, Ring Lardner Jr., Harold Salemson, Henry Meyers, Theodore Strauss y John Howard Lawson. Muchos de ellos, judíos. La serie de declaraciones ante la llamada Comisión McCarthy que vendrían después giraron en torno a la participación de trabajadores de todos los sectores de la industria cinematográfica dentro de los sindicatos de filia comunista. En septiembre de 1950, un tal Dmtrik admitió que había pertenecido al partido comunista. Otros adujeron su derecho a mentir para no ser condenados, apelando a la quinta enmienda de la constitución norteamericana. El compositor Elmer Bernstein admitió que había escrito un himno para el partido comunista y el director Elia Kazan se significó al delatar a algunos de sus antiguos compañeros. En 1954, el propio Elia Kazan estrena "La Ley del Silencio", una sentida película en la que a la recién estrella Marlon Brando le toca jugar el papel de un soplón sobre la infiltración de la mafia en los sindicatos. Para hacerse una idea de la información codificada que lleva esta película, el contable corrupto se llama JP (como el banquero Morgan).

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Un barrio atenazado por la extorsión a la que le somete la mafia que controla el tráfico portuario de mercancías se reúne en torno al cura (Karl Malden), que logra comenzar una revolución de conciencia para hacer frente a los malvados. La princesa Eva Marie Saint es la maestra que ha perdido a su hermano a manos de la mafia. Gracias a su amor, consigue que el sapo (Marlon Brando) cambie y ayudado de su pasado como boxeador se plantea chivarse sobre las actividades de la mafia; decir la verdad a la policía, lo mismo que había hecho el director. Para estar con él, convencerlo y regenerarlo, la chica empieza a beber y a ir a los bares, pero las circunstancias a su alrededor no les dejan conseguirlo, un guiño a la eterna fábula de Romeo y Julieta. Brando es el líder de una banda juvenil llamada "golden warriors", los guerreros dorados, primera referencia al fenómeno de las bandas juveniles. Pero los chavales reniegan de él cuando decide contar a las autoridades la verdad de lo que estaba pasando, una metáfora de lo que el propio Elia Kazan estaba sufriendo por denunciar la conspiración comunista en Hollywood, que estaba en manos de mafiosos como Bugsy Siegel, como hemos visto. En realidad, este filme tiene todos los componentes de la película del oeste, pero en la gran ciudad. Con este trabajo, Kazan reivindica el papel del confidente, que expone la conspiración a las autoridades y logra una de las mejores películas de la historia, aparte de un hito del cine sobre conspiraciones. El actor Lionel Stander llegó a juicio después de que le delatara su compañero Parks. Una vez en el estrado, atacó a la comisión que juzgaba la conspiración comunistas con estas palabras: "conozco a un grupo de fanáticos que están tratando desesperadamente de socavar la Constitución de los Estados Unidos negándoles a artistas y otros la vida, la libertad y la consecución de su felicidad sin las garantías legales... Puedo dar nombres y citar circunstancias y yo soy una de las víctimas de todo esto. Este es un grupo de ex fascistas y antisemitas, gente que odia a todo el mundo, incluidos los negros, minorías y sobre todo, a ellos mismos. Esta gente está metida en una conspiración fuera de los procesos legales para socavar los principios constitucionales en los que se basa nuestra democracia". Años después, el director de cine John Huston explicó las razones por las que "Los 10 de Hollywood" declinaron responder a las preguntas sobre su pertenencia al partido comunista: "parece que algunos de ellos habían testificado en California, mintiendo al jurado. Habían dicho que no eran comunistas y ahora, haberlo admitido ante la prensa les hubiera hecho tener que apechugar con los cargos de perjurio. Así que, cuando yo creía que defendía su libertad, en realidad estaba defendiendo su pellejo. Si lo hubiera sabido, ten por seguro que me hubiera lavado las manos. Pero, como dije, la revelación vino mucho tiempo después". William Philips, editor de "Partisan Review" y comunista él mismo, reconoció que "algunos eran comunistas; lo que se defendía en realidad, era su derecho a mentir

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sobre ello". Dalton Trumbo, el más prominente miembro del "Hollywood Ten" dijo que la polémica no residía en mentir o no. En una nota de 1956 le dijo a su hijo: "Lo importante sobre la mentira no es que sea interesante, divertida o placentera sino que sea creíble... Deja que la mentira se estampe en toda la cara, ojo a ojo y sin arañazos en el cuero cabelludo. Que sea contundente y directa y simple para que pueda repetirlo en detalle y bajo juramento dentro de diez años". Vamos, por si alguien tiene alguna duda, McCarthy estaba en lo cierto: había una conspiración dentro de Hollywood desde sus inicios, aunque no solamente comunista. Como resultado de todo esto, una lista de personas ligadas al comunismo, entre quienes se encontraba el español Luis Buñuel, fueron apartadas de Hollywood; a partir de ese momento muchos se esconderían bajo pseudónimos para seguir trabajando. A consecuencia de estos juicios, se estableció un proceso contra el monopolio de las cinco grandes compañías sobre este negocio cultural, un monopolio que el millonario Howard Hugues intentó romper al comprar la compañía RKO. Las consecuencias de la investigación fueron un factor decisivo para que Floyd Odlum, el dueño originario de RKO, se marchara del negocio. Como resultado, el estudio pasó a las manos de Howard Hugues quien, a las semanas de haberla adquirido (mayo de 1948), despidió a la mayor parte de sus empleados y casi cerró el estudio durante seis meses, hasta que se enteró de las simpatías políticas del resto de los que quedaban. Cuando volvió a producir, estableció una batalla legal contra el monopolio de las otras cinco grandes compañías, lo que llevó al colapso del sistema de estudios que había gobernado Hollywood durante veinticinco años. La mayor parte de los guionistas implicados, o se pasaron a la televisión o continuaron haciendo guiones para el cine bajo pseudónimo. Tiempo después, se harían películas sobre aquella época, como "Storm Center", de 1956, en la que Bette Davis hace de bibliotecaria que se niega a quitar de los anaqueles un libro titulado "el sueño comunista". En 1970, Woody Allen protagonizaría la película "The Front", con música del también represaliado Elmer Bernstein, que gira en torno a los intentos por socavar la ofensiva anticomunista dentro de Hollywood. Tanto Ritt, como Allen, el guionista Walter Bernstein y Zero Mostel, Herschel Bernardi, que dirigen y protagonizan la obra, son judíos. El propio Woody Allen aclararía lo que fue la caza de brujas en realidad en el monólogo "Nadie rezará un kaddish por Weinstein", que gira en torno a la invocación de la Quinta Enmienda, es decir, el derecho a mentir para salvar el propio pellejo. "Todos los supuestos amigos de Weinstein tuvieron que doblegarse ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas.

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A Blotnick le delató su propia madre. A Sharpstein su contestador telefónico. Weinstein fue llamado ante el comité y admitió haber hecho donativos para el Socorro de la Guerra de Rusia, a lo que añadió: 'Oh, sí, le compré a Stalin un comedor'. Se negó a facilitar nombres, pero dijo que si el comité seguía insistiendo revelaría las estaturas de las personas que conoció en diversas reuniones. Al final, dominado por el pánico, en vez de invocar la Quinta Enmienda invocó la Tercera, que le daba derecho a comprar cerveza en Filadelfia todos los domingos". En 1973, sería la también judía Barbra Streisand, dirigida por el judío Sidney Pollack quien protagonizaría junto a Robert Redford, una aparente historia de amor que lleva "codificada" la misma trama de la dirección judía de la cultura norteamericana. "Tal como éramos" pasó a la historia gracias a la canción del mismo nombre de la propia actriz judía y el tirón del guapo Redford, en el mejor momento de su carrera. Ella es una activista judía comunista y él un escritor perteneciente a la alta sociedad que se va a la II Guerra Mundial. Su obsesión por él, hace que se acaben liando. Cuando, al pasar el tiempo, él se hace guionista de Hollywood, asistiendo a las consabidas reuniones en las que se nos muestra cómo todos sus amigos, grandes productores (Reisner, Bissinger...) son judíos. Continuando con su carácter combativo, ella se ve envuelta en la defensa de los comunistas que estuvieron implicados en el mencionado escándalo de los Diez de Hollywood. La película no se recata en admitir que es un alegato judío: ella celebra el comienzo del año judío y, cuando se separa de Redford (embarazada) se casa con un judío, llamado Cohen. Implícitamente, pues, están admitiendo, nuevamente, que McCarthy tenía razón y Hollywood es una ingeniería social judía. EL ACTOR'S STUDIO: LA FÁBRICA DE ESTRELLAS La mayor parte de los actores de la primera era dorada de Hollywood provenían del teatro, con el gran condicionamiento que ello implicaba: la sobreactuación propia de este medio de comunicación hace que, cuando uno ve actualmente la mayor parte de las películas de esa época, sea consciente de la representación, de la ficción. Es decir, que contemple a Gary Cooper o James Stewart haciendo de no sé quien, sin implicarse emocionalmente en ellas, y esté viendo, en la mayoría de los casos, a una persona interpretando a un personaje. A partir de los años 50 las películas alcanzarán muchísimo más realismo, no sólo porque las condiciones técnicas mejorarán (que también) sino porque la manera de actuar cambiará sobremanera. Gran parte de la culpa de esta gran transformación la tuvo la escuela Actor's Studio fundada en 1947 en Nueva York por Elia Kazan, Robert Lewis y Anna Sokolov pero que se hizo famosa bajo la dirección del judío Lee Strasberg entre 1951 y 1981. Allí se impuso el método para la

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actuación del también judío ruso Stanislavski, cuyo principal secreto es que el actor debe incorporar la psicología del personaje interpretado hasta, literalmente, sentirse poseído por él. El actor debe ser ese personaje no sólo cuando está rodando sino durante todos los días que dure el rodaje, fuera del set de grabación, lo que tiene unas importantísimas implicaciones para la psicología del propio actor. Esta auténtica factoría "Operación Triunfo" comenzó a dar frutos nada más nacer con dos nombres destacados: James Dean y Marlon Brando, que darían comienzo a la era de las fans, es decir, fanáticas devotas de una estrella, en este caso masculina. Con Marlon Brando comienza la era de los ídolos juveniles, la ruptura con la generación anterior, la búsqueda del ideal de la Libertad en la autodestrucción y a los "malos atractivos" para la mujer... que acabarán llevándola a su propia autodestrucción. De madre actriz alcohólica y padre administrador de teatros, el joven y rebelde Marlon era ya un imitador de sus compañeros en los varios colegios de los cuales fue expulsado, hasta que se mudó a Nueva York junto a sus hermanas, donde entraría en el reseñado Actor's Studio. Sin embargo, él resta importancia a la influencia de Lee Strasberg sobre su carrera y otorga el calificativo de su verdadera maestra a Stella Adler, proveniente del teatro judío e influenciada por el discípulo de Freud y familiar Adler. Stella Adler también fue maestra de Judy Garland, Martin Sheen, Melanie Griffith y Harvey Keitel entre un largo etcétera. La carrera de Brando como icono del siglo XX comienza con su personaje en la película "Salvaje" (1953), y continúa con "Un tranvía llamado deseo" para convertirse en el dios cinematográfico más adorado con sus interpretaciones en "Julio César" o "Viva Zapata". Esta última película de Elia Kazan (uno de los que "sabían") tiene algunas sorpresas... Estrenada en 1952, es la emocionante historia del famoso revolucionario mejicano, que junto a su hermano y un amigo comienzan una lucha para reivindicar el derecho a la tierra. A través de las distintas revoluciones volvemos a ver que es la ley la que impide llevar a cabo los cambios, por más que los revolucionarios se empeñen en luchar con las armas. Procedente de una familia burguesa venida a menos, Emiliano Zapata, siempre acompañado por su hermano, su amigo y un oscuro periodista norteamericano que ejerce de consejero, lo vuelve a intentar una y otra vez. Un año después del estreno de esta película, dos hermanos procedentes de una rica familia cubana, un amigo (con un periodista detrás que sería el cronista de sus andanzas) comenzarían una revolución desde Méjico con destino Cuba. Al igual que en la película de Elia Kazan, primero serían derrotados en 1953 (ataque al cuartel Moncada) y luego se tirarían al monte para acabar ganando en una historia épica de libertad

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prácticamente calcada a la de la película "Viva Zapata". Sus nombres son famosos: los hermanos Fidel y Raúl Castro, Camilo Cienfuegos, unidos al viajero Che Guevara. Tan sólo unos meses después del estreno de esta película, el 7 de julio de 1953, el Che inicia una viaje por Latinoamérica (que daría lugar a la película "Historias de motocicleta") para descubrir la realidad de los pobres de ese continente. Me quedo con la duda de si había visto la película de "Viva Zapata" aunque sí tengo constancia de que Ernesto Che Guevara era un adicto al cine. En 1956 comenzarían la batalla que les llevaría al poder de la isla de Cuba, deponiendo, como en la película, al anterior dictador. Sin embargo, a diferencia de Zapata, Fidel no supo marcharse a tiempo y acabó convirtiéndose en aquello que detestaba. (Impagable la escena de la película en la que Pancho Villa y Emiliano Zapata renuncian al poder para seguir viviendo en libertad y de acuerdo a sus principios y cómo la historia que él vivió de joven, se vuelve a repetir cuando llega al poder). Si nos fijamos en que la película "Salvaje" de Marlon Brando es de 1953, y "Al Este del Edén" y "Rebelde Sin Causa" son ambas de 1955, y reparamos en que el primer disco de Elvis Presley se lanza en el mismo año 1955, nos daremos cuenta de que no pudo ser por casualidad que esos iconos fueran lanzados al mismo tiempo. Juntos, todos ellos, dan comienzo a la era del rock y de los movimientos juveniles. La estética de Brando en "Salvaje" (cazadora de cuero, patillas, motero) pasará a ser la oficial del naciente rock and roll, al igual que el tupé de James Dean. Sin duda, Elvis Presley será una mezcla de ambos. Pero todavía es más interesante reparar en la actitud y el mensaje de sus películas: la entronización del malo y de la vida autodestructiva. En "Salvaje", Brando reinterpreta parte de su vida adolescente al ponerse en la piel del cabecilla de una panda de moteros que llega a un pueblo para hacer gamberradas. Allí se enamora de la hija del sheriff, un argumento calcado de los westerns y de los cuentos de hadas: la "princesa" hará que el malo se vuelva bueno. Pero ese personaje interpretado por Brando iniciará el movimiento de los pandilleros-moteros Ángeles del Infierno, por un lado, y la sempiterna historia romántica de la chica que se enamora del malo para regenerarlo, que no es más que la ancestral fábula del sapo y la princesa que le convierte en príncipe con un beso. En "Un Tranvía Llamado Deseo", escrita y producida nuevamente por dos judíos, Brando es un emigrante polaco que vive con su mujer, alta burguesía francesa venida a menos que ha perdido su finca debido a una hipoteca. Ello deja a su hermana Blanche en la calle, sin amor (al que perdió por no saber valorarlo, y se pegó un tiro). Cuando llega a Nueva Orleans intentando regenerarse, la maestra ya ha entrado en la treintena y teme quedarse soltera, por lo que comienza a flirtear con su cuñado y luego con un amigo suyo, e incluso le pega un morreo a un cobrador adolescente

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que llega a su casa. Brando pega a su mujer y lo maltrata constantemente; en realidad, se pasan la película pegando gritos y sacudiéndola, pero luego se reconcilian porque ella está locamente atraída por el físico de Brando, que luce musculitos sudorosos durante toda la película. Es el macho por antonomasia que sería copiado hasta la extenuación en las décadas venideras, comenzando por el propio Elvis y continuando con la película de Coppola "La Ley de la Calle". Su vecino de arriba también pega a su mujer y a la mujer de Brando también le parece bien. Más tarde nos enteramos de que Blanche ha llevado una vida promiscua a consecuencia de su desahucio e incluso ha copulado con un alumno de 17 años (es maestra): "prefiero el mundo de la ilusión, sólo miento para embellecer las vidas de los demás", dice Blanche antes de volverse loca y que se la lleven al manicomio. Curiosamente, la actriz que interpreta a la rica sureña venida a menos es la misma que interpretó a Scarlett O'Hara en "Lo Que el Viento Se Llevó": Vivien Leigh, futura mujer del reputado actor inglés Sir Laurence Olivier, con lo que, subliminalmente, tenemos a la otrora rica y bella sureña descendiendo a los infiernos. La vida privada del mítico James Dean también nos depara unas extraordinarias similitudes entre el personaje que interpretaba en las pantallas... y el que interpretaba en su vida diaria. Según le contó a su gran amiga Liz Taylor, James Dean fue violado por un cura cuando tenía 11 años, y tuvo una sexualidad y personalidad complicadas, con sucesos homosexuales y amores platónicos (Julie Harris, Liz Taylor) mal resueltos, debido a esa falta de autoestima masculina herida en su infancia. Se cuenta que la actriz Pier Angeli fue su única novia, aunque tuvo relaciones homosexuales con un compañero de clase, llamado William Blast. Al margen del personaje que interpreta todo niño que ha sufrido abusos, un trauma que produce una partición en su personalidad conocida como "trauma", el joven James Dean apareció ya siendo un niño en un anuncio de Pepsi, por lo que se puede decir que fue criado en el ambiente del espectáculo. Como queda dicho, Dean pasó por el Actor's Studio, donde siguió el método Stanislavski y, según reconoció él mismo, su método interpretativo se basaba en "dejar su Yo abierto a los espíritus". Las personas que lo conocieron afirman que Dean se tomaba tan en serio sus personajes que seguía comportándose como "ellos" cuando abandonaba el rodaje. Es decir, que la verosimilitud de los personajes que interpretaba se explica porque él los había incorporado, como dictaron las normas de la escuela de cine a la que había acudido. Todos ellos, invariablemente, eran personajes atormentados y depresivos, lo que sin duda redundaría en que su ya de por sí torturada alma se convirtiera en más depresiva todavía. Dean era conocido en el ambiente gay de la época como "el cenicero", por sus tendencias masoquistas.

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En "Gigante", nos acercamos al mundo del petróleo y las oscuras familias tejanas, como los Bush, que capitalizaron ese negocio y más tarde serían reflejadas en la serie de televisión "Dallas", que parece una biografía —autorizada— de la Familia Bush. Dean es aquí el chico malo de familia bien que tantas personas de la alta sociedad repetirán de ahí en adelante. En "Al Este del Edén", reinterpretan la historia bíblica de Caín y Abel, rivalizando por el favor de su padre, en la que Dean da vida a Caín, reivindicándolo. Hasta su nombre en la película "Cal" y el de su hermano, "Aaron" nos hacen recordar a esta bíblica historia. Con "Rebelde Sin Causa" tenemos ya configurado el cine de bandas para adolescentes, con toda la estética del rock and roll y sus problemáticas generacionales: el mal dentro de la ciudad, la pelea por las chicas, etc. Esta película sirvió para lanzar a la fama a otra estrella juvenil como fue la adorable Nathalie Wood, quien también moriría en muy extrañas circunstancias... En "Rebelde Sin Causa", un James Dean borracho se encuentra en la comisaría con la también rebelde Nathalie Wood (que fuma) y Sal Mineo; la primera se ha escapado de casa y Mineo ha matado unos pajaritos porque su madre no estaba el día de su cumpleaños. Tres desarraigados. Dean se siente avergonzado de su padre, al que considera un calzonazos, por eso le da pena y llega incluso a decir que ¡debería pegar a su madre! Wood, por su parte, pertenece a la panda de los malos del instituto, al que Dean llega nuevo porque su familia se muda de casa constantemente. Hoy resulta sumamente curioso observar cómo Wood aparece con ¡10 amigos montados en un coche! En aquella época no había problema con esto, pero hoy se consideraría un auténtico escándalo. Ya desde el primer día, la panda de malos del instituto se meten con Dean. Al segundo día, que van al planetario, le pinchan la rueda de su coche y luego el jefe de los malos le desafía a una carrera suicida de coches en la que su oponente muere... y Wood, como en una película de caballeros templarios, como premio se va con Dean (el vencedor). Es curioso cómo cincuenta años después se quejarían amargamente de la violencia en las escuelas norteamericanas, cuando llevan cinco décadas alimentando esa violencia con las películas. Dean murió en un accidente de coche cuatro días ante de estrenarse la película, haciendo realidad la frase escrita por Truman Capote en la novela "Llamad a cualquier puerta": "Vive deprisa, muere joven y harás un bonito cadáver". Su ejemplo sería el camino emprendido por las estrellas del naciente rock and roll, verdadera escuela para el nuevo epíteto que triunfaría por aquella época y que crearía una nueva clase social entre la niñez y la adultez: "teenager", o en español, adolescencia, es decir, que "adolece de algo" (¿de sentido común?). De hecho, el término "adolescente" se inventó en aquella época para crear una nueva categoría de ser humano, con unas cualidades distintas a

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las de los niños y los adultos, comenzando a alargar esta etapa sin definición hasta que en el siglo XXI se constituyeron adolescentes de más de 40 años. LOS CINCUENTA: COMIENZA LA ERA DE LAS FANS Tras la victoriosa Segunda Guerra Mundial y la caza de brujas de McCarthy vino una etapa de aparente optimismo en la sociedad norteamericana que dio inicio a la era del rock and roll, simbolizada en ese hijo de Marlon Brando llamado Elvis Presley que comenzó la moda de las películas de ídolos y significó el advenimiento de la revolución juvenil que cristalizaría en la década siguiente. Las comedias románticas se volvieron ñoñas a más no poder, con la pareja Doris Day y el homosexual no declarado Rock Hudson (el judío Harold Scherer era su verdadero nombre) protagonizando comedías románticas estomagantes. Hudson se casó cuando pensó que podrían hacerse públicas sus relaciones con su agente Henry Wilson, que bien podría ser su controlador, como pasaba con otras estrellas. El tal Wilson, hijo de un director de la Columbia en los años veinte, pasa por ser uno de los mayores pervertidores homosexuales de la historia de Hollywood. Tras escribir en dos revistas cinematográficas y descubrir, entre otras, a Lana Turner, otro gran abusador sexual, David O'Selznick, le nombró jefe de cásting de la recién creada compañía Vanguard. A él se debe el cásting de "Desde que te has ido", con Claudette Colbert y Jennifer Jones, donde colocó a tres de sus amantes homosexuales: Guy Madison, Craig Stevens y un tal John Derek (que se convertiría en otro "descubridor de talentos", en este caso femeninos). Wilson fue quien convirtió al camionero Scherer en el falso playboy "Rock Hudson" organizando su matrimonio con su secretaria, Phillys Gates, que era lesbiana. A lo largo de treinta años, un sinfín de aspirantes a actores pasaron —sexualmente— por sus manos... La película más celebrada de Hudson fue un western llamado "Horizontes Lejanos", pero por lo que realmente es recordado es por ser el primer famoso que murió oficialmente de sida, lo que hizo que "saliera del armario" como homosexual. Las comedias románticas de Doris Day y Rock Hudson ejemplificarán la polarización radical de las películas: por un lado, las ñoñerías estomagantes de estas películas sobre seres autocomplacientes y por otro, las películas sobre personajes torturados, sufrientes, para un público intelectual. Las primeras vendrían de ser el prototipo de las personas de "derechas" y las segundas, para un público de "izquierdas". O eres un ñoño, o un amargado autodestructivo, el cine no te deja otra opción. Los años cincuenta vivirán la transición entre los grandes musicales de claqué de Fred Astaire, a otro tipo de géneros musicales. "Cantando bajo la lluvia" (1952) mostrará la transición del cine mudo al sonoro de la mano de

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Gene Kelly y de uno de los temas más legendarios de la historia del cine. En estos años, Esther Williams seguirá haciendo películas en torno al tema de las sirenas que, por otro lado, dará lugar al deporte de la natación sincronizada (que acabará siendo olímpico). Las temáticas seguirán siendo muy parecidas, con el éxito profesional (la fama) y el amoroso (el matrimonio con el alma gemela) como focos centrales, significando una efectiva evasión para el espectador de su propia realidad. En 1954 se estrena "Siete novias para siete hermanos", una recreación de la fábula de "Blancanieves y los siete enanitos", en la que el mayor de los hermanos quiere casarse y por eso baja al pueblo desde la montaña. Rápidamente encuentra a Blancanieves que se encuentra con el gran disgusto al llegar a casa de que tiene que cuidar de otros seis hombres de la montaña, a cual más guarro. A partir de ahí, los "seis enanitos" restantes, que son grandes como castillos, se guapean para encontrar novia y, dado que su hermano mayor les dice que se están quedando demasiado parados, acaban secuestrándolas. Curiosamente, es "Blancanieves" quien les anima a hacerlo, inspirándoles en el relato del rapto de las sabinas por parte de los romanos y que da origen a esa ciudad. Las chicas, secuestradas durante una fiesta, acaban desarrollando un síndrome de Estocolmo y acaban enamorándose de los montañeses, que son sin duda los más fuertes. Ya en los sesenta, el género del musical vivirá uno de sus grandes hitos con "West side story", en la que la estrella juvenil Natalie Wood recrea el inmortal drama de Shakespeare de "Romeo y Julieta" pero actualizando el problema del amor imposible a las bandas étnicas de la gran ciudad. La música y letra vuelven a ser de dos judíos: Leonard Bernstein y Stephen Sondheim, con lo que vemos reflejado su propio trauma porque, como es conocido, la religión judía sólo les deja casarse con otros judíos. Como curiosidad, la "mala" de "West Side Story", la portorriqueña Rita Moreno, mantuvo una apasionada relación con Marlon Brando a lo largo de ocho años, que la llevó a darle celos con el mismísimo Elvis Presley. En un artículo publicado por el diario inglés Daily Mail, Rita Moreno revelaba cómo tuvo que pasar por "el sofá" de la aristocracia hollywoodiense para abrirse paso, incluido el agente que la desvirgó cuando era apenas una niña. En definitiva, Rita confirmaba una vez más que el conocido rumor de que para conseguir los papeles es preciso pasar por la cama de los productores, es cierto. Cuatro años después de este estreno, triunfaría "Sonrisas y Lágrimas", que es una recreación de "Mary Poppins" pero con una monja que deja de serlo, encarnada por Julie Andrews, con la dirección del judío Robert Wise, el guión del judío Lehman y la música del judío Oscar Hamerstein II. Curiosamente, esta película se estrena un año antes de que la película inglesa "Mary Poppins" revele la información encriptada más importante para la Humanidad. La importantísima escena sucede cuando el niño

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protagonista está en el banco y le están convenciendo para que deje sus peniques allí. Cuando intentan quitárselo, él se resiste gritando "devuélvame mi dinero", lo que genera un pánico en la sucursal si realmente hay dinero en el banco; un "pánico de los ahorradores", que es lo que más temen los banqueros pues, como sabemos, el sistema de reserva fraccionaria hace que presten más dinero del que tienen. Entonces se produce un emocionante discurso sobre la mentira del sistema bancario que es todo un mensaje encriptado de incalculable valor. Sin duda, la niñera esotérica que enseña a los niños el valor de la Libertad, les estaba dando la información más precisa para conseguir la libertad. ¿Crees que puede ser por casualidad que al año de estrenarse esta película se lanzara otra película con un argumento calcado y también musical? ¿No sería una estrategia para "ocultar" la tremenda verdad que contenía "Mary Poppins"? LAS COMPLICADAS RELACIONES HOMBRE-MUJER Las relaciones hombre-mujer irán incorporando más complejidad en sus diálogos aunque el tema del adulterio, el aspecto religioso y la imposibilidad de vivir el amor seguirán siendo los temas centrales. En 1951 se estrena la película de aventuras "La Reina de África" en la que los ya veteranos Katherine Hepburn y Humphrey Bogart se ven envueltos en una huida en barca a través de África, que tiene como fin... ¡explotar la propia barca, a la manera de un coche-bomba contra un buque alemán! El personaje que interpreta la estrella de los años 40 es la esposa de un pastor protestante, que entra en shock cuando los alemanes atacan la aldea en la que evangelizaban a los nativos. Se da la casualidad de que el ataque se produce ¡justo después de que Bogart les cuente que Alemania está en guerra con Estados Unidos e Inglaterra! Toda la aventura gira en torno a las vicisitudes que atraviesan los protagonistas en su camino hacia la liberación, y cómo la puritana y el alcohólico van acercando sus visiones de la vida... y acaban enamorándose. Una vez más, Bogart repite el personaje que interpretó en "Casablanca" y "Tener o no tener"; vuelve a ser un cínico que no quiere entrar en la guerra pero la mujer le convence de ello. La diferencia estriba en que cuando se realizó "La Reina de África" la Segunda Guerra Mundial ya había acabado pero se quería seguir machacando con el "enemigo alemán" al que se sigue retratando en términos inhumanos. Como es habitual, el elemento religioso vertebra la película, que comienza con una misa... y acaba con la boda de Bogart y Katherine Hepburn a bordo del barco... que acabarían explotando mediante su acción terrorista. Es decir, que, subliminalmente, los cristianos están cometiendo una matanza.

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En el año 1953 se estrena "De aquí a la eternidad", con Burt Lancaster en un papel de militar adúltero y Montgomery Clift en su sempiterno rol de torturado, que sufre vejaciones porque ¡no quiere volver a boxear! Junto a su amigo Frank Sinatra están destinados en Hawai, matando el tiempo con sus líos de faldas: la adúltera Deborah Kerr se lo monta con Lancaster simplemente porque se aburre y la escena de amor en la playa de ambos (Kerr y Lancaster) entrará en el inconsciente colectivo. En medio de estos devaneos sentimentales, los japoneses atacan Pearl Harbour, desencadenándose la consabida ola de patriotismo. Lo curioso es que cuando se estrenó la película estaban en plena guerra de Corea, por lo que es evidente que el objetivo final de la película era aleccionar a la gente para volver a la guerra y exacerbar el patriotismo. El asunto es que la película contó con asesoramiento de los militares ¡en una película que habla de vejaciones y adulterios dentro de la tropa! ¡Increíble! Como siempre le pasará a este Montgomery Clift, que fue una copia actualizada de James Dean, la chica se enamora de él a pesar de su aspecto torturado y autocomplaciente: esta marca de la mujer que se enamora del que se recrea en su victimismo será una de las grandes influencias que la gran pantalla operará en el inconsciente femenino. También en 1953, John Wayne rueda una de sus pocas películas de amor, encarnando a un norteamericano de origen irlandés, como él mismo, que vuelve a su tierra natal para huir de su pasado como boxeador, en el que mató a un hombre. La película de John Ford "El Hombre Tranquilo" causó tanto impacto entre los cineastas que el realizador español José Luis Guerín hizo un documental llamado "Innisfree" siguiendo la ruta que realizó Wayne en la película. Ya antes de llegar, Wayne se enamora de una adorable paisana pelirroja, encarnada por Maureen O'Hara (también de origen irlandés), que es la Cenicienta de este cuento; en vez de madrastra tiene un hermano violento que ve con malos ojos la llegada de Wayne y le reta constantemente, aunque él, por las razones descritas, no quiere pelear. La película sirve para parodiar el noviazgo al estilo tradicional irlandés (la dote, las relaciones sexuales antes del matrimonio) y es un calco de "Romeo y Julieta", en la que el hermano de la novia es el impedimento para que se casen. A la hora 2 minutos, hay una secuencia definitoria, cuando O'Hara se escapa de casa rumbo a Dublín porque Wayne no quiere pelear con su hermano por su dote y ella se enfada porque mantiene que lo que dice la tradición es que la disputa se debe solucionar a puñetazos. Es decir, que es la mujer la que incita a la violencia, un tipo de escena imposible cuando se escriben estas líneas (2013). Wayne la detiene en el tren y se la lleva a rastras ¡diez kilómetros! jaleado por las viejas del pueblo que llegan a decir algo que hoy sería motivo de escándalo: "Ten paciencia y no le sueltes hasta que seas su marido y te pueda devolver los golpes". ¡Incluso

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una llega a ofrecer a Wayne una vara de fresno para "corregir" contundentemente a su indomable prometida! En los años cincuenta, el mundo del humor vio el emerger de dos nuevos humoristas judíos: Jerry Lewis y Danny Kaye, que llevaron el género por derroteros del histrionismo y el absurdo, siendo las dos composiciones más destacadas del primero "Ceniciento" y "El Doctor Chiflado". El segundo se hizo famoso por "El Bufón de la Corte", "Hans Christian Andersen", "La vida secreta de Walter Mitty" y "Navidades Blancas", entre otras, y por ser el amante homosexual de Sir Laurence Olivier... además de la duquesa de Kent. El estilo histriónico de ambos influenciaría a posteriores humoristas como el canadiense Jim Carrey. LA ERA DE LAS SEX SYMBOLS Cuentan que Judy Garland sentía unos celos tremendos de Liz Taylor, la otra niña prodigio que compitió con ella en los años 40. De aquellas películas con ponys y el perro Lassie, surgió una joven preciosa llamada Elizabeth Taylor que se convirtió en una de las jóvenes más admiradas de la era de los fans. Al principio, un poco timorata, pero ya en su papel de "Mujercitas" apuntaba para el icono sexual en el que se convertiría posteriormente, sobre todo, por sus papeles en películas históricas como la del guerrero templario "Ivanhoe" (1953) o posteriormente junto con el que sería su marido por dos veces, Richard Burton en "Cleopatra" (1963) y "¿Quién teme a Virginia Wolf?" (1966) o "La gata sobre el tejado de zinc" (1958) en la que le tocó hacer de esposa de un reprimido homosexual interpretado por Paul Newman. En "De repente, el último verano", junto a Montgomery Clift y Katharine Hepburn, Liz Taylor interpreta a la sobrina de Hepburn, a quien esta acusa de la muerte de su hijo, que fue un decadente homosexual con complejo de Edipo. Como en todas las obras del homosexual Tennessee Williams, hay un desarrollo muy basado en el psicoanálisis freudiano. La venganza de la madre castradora (Hepburn) sobre su sobrina (Taylor) a la que acusa de la muerte de su primo será intentar por todos los medios que le practiquen una lobotomía: una señal más de que la psiquiatría fue una pata más de la policía del pensamiento. Es significativo que el papel de psiquiatra lo desempeñe un hombre como Montgomery Clift que por aquel entonces ya estaba en tratamiento por depresión y que más tarde encarnaría a Freud en la obra homónima de John Huston, así como que la otrora "mujer liberada" Katherine Hepburn ejerza en este filme de la madrastra de Blancanieves, tratando de aniquilar por todos lo medios a la hadita Liz Taylor, de quien sentía celos por el amor de su hijo. De refilón, tanto Tennessee Williams como el también homosexual Gore Vidal, quien colaboró en el guión, cargan sobre la madre sobreprotectora la culpabilidad por la homosexualidad del hijo, que acaba siendo asesinado por una

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pandilla de niños de la calle a los que había comprado para aprovecharse sexualmente de ellos. La película está plagada de símbolos satánicos en la casa de la ricachona Hepburn, como un esqueleto con alas, así como una planta carnívora, que es su preferida, y a la que califica de "Venus atrapamoscas", recalcando que Venus es la diosa del amor... La escena final, envuelta en una música que pretende generar el romanticismo en el espectador, no puede ser más falsa... y más paradigmática al mismo tiempo: el psiquiatra Montgomery Clift le inyecta un suero de la verdad a Taylor mientras la hipnotiza, lo que hace que ambos se besen en la boca (es decir, se convierte en su esclava), una alusión poco disimulada al Proyecto MK Ultra, puesto que, como queda dicho, el propio psiquiatra pasa por ser un experto en practicar lobotomías, una técnica aberrante que aquí se presenta como si fuera una tecnología de última generación. Confirmando que esta película es un panegírico satanista, tenemos constantes alusiones despectivas de la Naturaleza envueltas en música "espectral". Hepburn afirma que su hijo "vio el rostro de Dios" cuando se dio cuenta de que la vida y la naturaleza eran crueles, lo que ligado a sus inclinaciones pederásticas, nos indican cuál fue su elección. Pero sin duda la frase que define al finado Sebastián es: "el amor es utilizar a la gente y el odio, no poder usarla". En el curso de su hipnosis, Liz Taylor revela que su primo Sebastian utilizaba a su madre y posteriormente a su prima para atraer a los jovencitos de los que luego abusaría sexualmente, con lo cual, se explica el significado del nombre de la planta "Venus atrapamoscas". Al final, la madrastra feminista se vuelve loca al conocer toda la verdad por boca de la hadita, a punto de morir en esta película. Tres años después de haber creado una de las parejas de leyenda en "Cleopatra" junto con el que se convertiría en su marido, Richard Burton, ambos interpretarían al matrimonio más atroz en "¿Quién teme a Virginia Wolf?" (1962), una pelea de películas conyugales dividida en tres actos cuyos nombres ya nos dan idea del propósito de la obra: "Diversión y juegos", "La noche de Walpurgis" y "Exorcismo". Su matrimonio aguantó siete años después de este filme, que marcó el comienzo del declive de sus carreras, y de sus vidas, que se cruzaron gracias a una película... Curiosamente, a Liz Taylor le dieron el Oscar por papel que más aborreció, "Una mujer marcada" (1960), en la que hacía de una modelo que se introduce, poco a poco, en el mundo de la prostitución para poder triunfar por todo lo alto. La propia Taylor reconoció que tuvo que aceptar el papel porque si no la Metro Goldwyn Mayer la hubiera penalizado sin el estelar papel de "Cleopatra", que quería rodar después. De alguna manera, estaba reconociendo que ella misma se tenía que prostituir para conseguir los papeles, cosa que ha quedado reflejado en algunas biografías publicadas

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después de su muerte: la diosa Taylor se ofrecía al productor o director cuyo papel la interesaba. Era pues, una prostituta de altos vuelos. Su vida se parece muchísimo a la de una de sus rivales por aquellos años. De hecho, el papel de "Una mujer marcada": una modelo que se prostituye y que había sido violada cuando tenía 13 años parece un retrato de la vida de Marilyn. MARILYN MONROE, LAS SEX SYMBOLS Y LA CONEXIÓN SATÁNICA Érase una vez una niña llamada Norma Jeane Mortenson, más tarde Baker, la tercera hija de Gladys Baker y padre desconocido, que se casó con un tal Mortenson y se divorció antes de tener un nuevo hijo. La niña convertida en mujer aseguraría toda su vida que su madre le mostró una vez una fotografía de su verdadero padre, que tenía un bigote parecido al de Clark Gable, por lo que durante mucho tiempo pensó que el actor era su padre en realidad. Puesta en custodia de los padres adoptivos Bolender a causa de la enfermedad mental de su madre, esta trató de recuperarla un día llevándosela en una bolsa. Acto seguido, y debido a sus problemas mentales, la llevó a casa de su mejor amiga Grace McKee. En el nuevo colegio se hizo una amiga que le diría que un día sería una gran estrella y empezó a instruirla en el mundo del cine, pero como Grace se casó con un tal Godard, la enviaron a sucesivos orfanatos. Más tarde, la reenviaron otra vez a su casa, pero el hijo del tal Godard intentó violar a la niña en varias ocasiones cuando sólo tenía 11 años. Entonces, la enviaron con su tío abuelo en California, llamado Oliver Compton, cuyo hijo también abusó sexualmente de la pequeña, que ya iba al instituto y se había convertido en una jovencita que atraía muchas miradas. Después, la enviaron con otra tía en Los Angeles, que fue la única época en la que ella se sintió segura. En 1942 la devuelven a la casa de los Godard, donde conoce al hijo de un vecino, Jim, con el que comienza una relación amorosa. Como se tenían que mudar otra vez, y para no enviar a la niña a un nuevo orfanato, le propusieron a los padres del chico que se casaran, a pesar de que a ella le faltaban dos años para la edad legal (tenía 16 años). El chico se fue a la guerra y, mientras tanto, ella entró a trabajar en una fábrica de armamento donde la fotografiaron para un calendario que llamó la atención de un agente del ejército llamado Ronald Reagan (¿os suena?), comenzando a trabajar como modelo junto a las también futuras actrices Jean Harlow y Lana Turner. Allí fue descubierta por el agente de la 20 Century Fox Ben Lyon, que fue quien creó el nombre con el que pasaría a la historia: Marilyn Monroe, apareciendo como extra en algunas comedias musicales entre ellas, de los Hermanos Marx. Posteriormente, el fotógrafo de pin-ups Bruno Bernard la llevó a un club de tenis de Palm Springs donde conocería al ejecutivo Johnny Hyde,

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quien le consiguió un contrato con la Columbia pero no tuvo éxito, razón por la cual hizo una sesión de fotos desnuda con el fotógrafo Tom Kelley por la que le pagaron 50 dólares. Después, tuvo algunos trabajos menores dentro de la industria del cine hasta que consiguió el éxito haciendo de joven amante de un mafioso en "La jungla de asfalto", de John Huston. Esta película fue vista por el director Joseph Mankiewicz quien le ofreció un pequeño papel como aspirante a actriz en "Eva al desnudo" (ambas, en 1950), protagonizada por Bette Davis, una película que contaba las intrigas para conseguir papeles en el mundo de la interpretación y en la que interpreta a una "putilla" que se quiere abrir paso en el cine a base de seducir a hombres importantes. Después de tomar clases de interpretación en la Universidad de California, obtendría una serie de papeles menores en películas de la 20th Century que no acabaron de cuajar. El comienzo de su popularidad procedió, por tanto, no tanto de sus actuaciones en las pantallas sino sin lugar a dudas, fuera de ellas. Concretamente, de las sucesivas portadas que obtuvo en las revistas Look y Life, mezcladas por la polémica alrededor de una foto desnuda de una modelo, que se especulaba era ella: evidentemente, todo ese suspense estaba preparado por su agente de relaciones públicas. En esas entrevistas sobre la desconocida actriz se propagaba su historia de Cenicienta, mientras se la veía conquistar la fama. Por ejemplo, en la revista "Experiencias Reales" de 1952 se la leía decir: "Parezco feliz. Debería, porque en mi infancia nadie me quería. Una chica solitaria con un sueño, que se despierta para comprobar que su sueño se ha hecho realidad. Me llamo Marilyn Monroe. Lee mi historia de Cenicienta". ¿No te recuerda a un moderno reality show? En 1952 estrenó cuatro películas junto a estrellas tan importantes como Cary Grant haciendo el papel por el que sería conocida (rubia tontita pero dulce) hasta que participara en "Niágara", en la que ya se convirtió en icono sexual, haciendo de una acusada de matar a su marido. Después compondría el personaje de la rubia tonta en filmes como "Los caballeros las prefieren rubias" junto a la starlette Jane Russell, "Cómo casarse con un millonario" (con Lauren Bacall) y "La tentación vive arriba" (1955), del austríaco Billy Wilder, quien creó la imagen icónica del vestido que se levanta con el respiradero del metro y que se quedó en el inconsciente colectivo durante generaciones. La película en sí utiliza como elemento humorístico la batalla en la mente de un ejecutivo, que se debate entre el deseo sexual por la vecinita interpretada por Marilyn o la fidelidad a su mujer, que se ha ido de vacaciones de verano. Mucho tiempo después, en España un tal Alfredo Landa y otro tal José Luis López Vázquez harían vilipendiadas películas parecidísimas a esta, pero el caso es que como el director en cuestión se llamaba Billy Wilder pues entonces es una comedia divertida y considerada

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"de calidad". Es muy curioso advertir que en la película se escucha decir "puede que sea Marilyn Monroe" en medio de las escenas de seducción, con lo que el lío entre el personaje que interpreta Norma Jean /Marilyn Monroe se mezcla con el deseo que los hombres de la película ya tienen por el icono sexual Marilyn Monroe. Por si esto fuera poco, el personaje interpretado por Marilyn habla de un trabajo que hizo como modelo en una revista, cosa que ella había hecho en la realidad, primero en el ejército y más tarde para publicaciones que comenzaban con la pornografía. Así pues, Marilyn se estaba interpretando a sí misma dos veces: Norma Jean interpretaba a Marilyn Monroe y Marilyn Monroe interpretaba a una chica que había hecho trabajos de Norma Jean. El resultado del producto fue, evidentemente, una exaltación del fenómeno Marilyn Monroe. Gente que la conocía bien destacaba que cuando veía unas cámaras cambiaba por completo de personalidad y se comportaba con el arquetipo de "rubia tonta" que le habían enseñado, a pesar de que hoy se sabe que su cociente intelectual era el de una superdotada: había pues "algo" que le hacía cambiar, un "programa", que llamaríamos ahora. Por aquella época comenzó a salir con el jugador de béisbol Joe Di Maggio, el hombre que verdaderamente la amó pero que tuvo que soportar los coqueteos y adulterios propios de una mujer envuelta en el mundo de la carne, y que debía su fama al uso de su cuerpo. Tan sólo unos meses después (diciembre 1953), apareció en el mercado el primer número de la revista Playboy, del judío Hugh Heffner, una operación de propaganda con el objetivo nada escondido de cambiar la moral norteamericana en el sentido deseado por el sexólogo Alfred Kinsey, seguidor de Freud; es decir, sustituir el amor por el sexo y disociar el género como algo cultural, del sexo como algo innato. Su primera portada fue... Marilyn Monroe. Estaba muy claro que había sido "elegida". En 1955, Marilyn entró a estudiar en el Actor's Studio, convirtiéndose la judía Paula Strasberg en la supervisora de sus actuaciones y abandonando a Di Maggio por el escritor judío Arthur Miller, convirtiéndose al judaísmo para casarse con él. Todo, en cuanto entró en el Actor's Studio, ¿qué curioso, verdad? Hay quien dice que el control que Strasberg ejercía sobre ella iba más allá de ser su mánager y que la tenía dominada... El argumento de la película que hizo con John Huston, Clark Gable y Montgomery Clift bajo guión de su propio marido Arthur Miller ("Vidas Rebeldes") tiene muchas connotaciones con su propia vida, pues por primera vez le toca actuar junto al hombre al que creía su padre (Clark Gable). Esta película comienza con una novedad sociológica, pues Marilyn está viviendo en una especie de casa de acogida regentada por una feminista alcohólica que la conmina a mentir en el juicio para obtener mayores ventajas de su ex marido. Roslyn (Marilyn Monroe) es una mujer muy atractiva que se acaba de divorciar y conoce a dos amigos, Guido (Eli

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Wallach) y Gay (Clark Gable), con los que pasa unos días en la casa de campo del primero. Pronto ambos hombres se enamoran de ella y, compitiendo por el amor de Roslyn-Marilyn, muestran los rasgos negativos de sus personalidades. Después de unos días aparece otro amigo, el joven vaquero Perce (Montgomery Clift), que es quien llega a encandilar a Roslyn, el mismo nombre de la capilla masónica escocesa donde se encuentra el único retrato de Jesús con María Magdalena, por cierto. Los cuatro se van a cazar caballos salvajes y la situación se hace insostenible por culpa de los celos que provoca Marilyn entre los otros tres y el gran sufrimiento que a Marilyn le produce la cautividad de los caballos salvajes y su cercana muerte. En esta película, por primera vez vemos a una Marilyn cercana a una persona "normal" y no en el típico papel de niña boba que le tenían asignado, aunque, al igual que en "La tentación vive arriba" el personaje que interpreta se vuelve a cruzar con la "real" Marilyn Monroe pues al decorar la habitación de la casa de campo ¡coloca unos pósters de Marilyn Monroe! ¡Qué locura!, ¿verdad? Por si esto fuera poco, durante el propio rodaje su "padre" Clark Gable (con el que tiene un romance en la película) moriría de un ataque al corazón y el propio Montgomery Clift lo haría en 1966, de una manera parecida al personaje que interpreta en la película; es decir, autodestruyéndose. Posteriormente, Marilyn participaría en una de las primeras películas sobre travestis de la historia del cine ("Con faldas y a lo loco") junto a Tony Curtis y Jack Lemmon, en la que cada vez que aparece la sexy symbol suena una trompeta de be-bop (el famoso y sexual "tararataraaará"). Marilyn le pega al whisky continuamente y juega con la proximidad al travesti interpretado por Tony Curtis, llegando a decir frases como "Soy boba. Quiero uno con gafas e intelectual (estaba casada con Arthur Miller), no soy muy lista". En 1957, participa en "El Príncipe y la corista", nuevamente relatando la historia de Cenicienta, esta vez con el aristócrata inglés, Laurence Olivier, del que se comenta que fue pillado en un acto homosexual... con Marlon Brando. Diez años después, el propio Marlon Brando protagonizó una película llamada "Reflejos en un ojo dorado" en la que interpreta a un militar homosexual, que engaña a su mujer, una Liz Taylor que se tuvo que enfrentar, como hemos visto, varias veces a esta situación... en el cine. Marilyn Monroe muere en 1962 mientras hacía una película con Weinstein de productor, y dirigida por el judío George Cukor cuyo título en inglés era "Something's got to give", una frase que en castellano se podría traducir como "Algo debe romperse por la fuerza". En ella, Marilyn es una mujer que ha sido declarada legalmente muerta tras haberse perdido en el Océano Pacífico. Después de vivir cinco años en una isla y ser rescatada, Marilyn vuelve con otra personalidad y se encuentra que su marido (Dean

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Martin) se ha vuelto a casar y es, por tanto, bígamo. Escrita por el judío Walter Bernstein, se llegaron a rodar varias escenas de ella, incluida una en la que Marilyn salía de la piscina completamente desnuda (que supuestamente hizo de motu propio, para impresionar a Kennedy) y que hubiera significado el primer desnudo integral de la historia del cine (oficialmente, llegaría un año después, de la mano de su competidora, Jane Mansfield). Fue despedida del proyecto en junio de 1962, apenas dos meses antes de su muerte. Pero la vida de Marilyn es mucho más, sin duda; son las decenas de amantes que tuvo, entre ellos, por lo menos, un presidente de los Estados Unidos y el fiscal general, su hermano Bobby, amén de Frank Sinatra y decenas de otros que dijeron haber probado las mieles de sus labios. A lo largo de su vida, Marilyn perdió varios hijos y tuvo relaciones homosexuales, por lo menos, con las actrices Joan Crawford y Liz Taylor, así como Marlene Dietrich y Barbara Stanwyck según el libro escrito por su psiquiatra Ralph Greenson, quien recalca sus dificultades para obtener orgasmos con varones, debido a los problemas de abusos sexuales en su juventud. Buscando una figura femenina de referencia que no había tenido, se obsesionó con las actrices Betty Grable y Judy Garland (que tuvo tres maridos gays) a las que copiaba e intentó seducir, para más tarde convertirse en la "protegida" de la maestra de actrices y mánager por algún tiempo Nastasha Lystess, con la que se supone que dormía y que se moría de celos por las citas de su protegida con hombres, particularmente, el que sería su marido, Joe Di Maggio. Por eso este la llamaba "Morticia". Parece que después del divorcio, Di Maggio reconocería que la causa del mismo fue la preferencia lesbiana de Marilyn. Liz Taylor, siete años menor, diría: "su tacto era eléctrico: quería saber cómo de lejos esa perra podía ir. Pero ella tuvo que hacer todo el trabajo". La cosa se pone interesante cuando nos enteramos de que la primera "Presidential Model", o esclava sexual de presidentes, fue una tal Marilyn Monroe, y estas declaraciones no son baladíes porque proceden de Cathy O'Brien, una mujer cuyo padre la vendió a un político de la élite en los años sesenta y fue esclava sexual de los presidentes Reagan y Ford. Es por ella que conocemos muchas de las dinámicas de cómo se genera un esclavo MK Ultra. Como es norma en las esclavas MK Ultra le cambiaron su nombre original, Norma Jean. Al igual que todos los esclavos MK Ultra, fue víctima de abusos sexuales cuando era niña y fue depresiva toda su vida, llegando a ser psicoanalizada por la hija de Freud, Anna. Como ocurre con otros de estos esclavos, su cociente intelectual era muy superior a la norma. Marilyn comenzó su carrera haciendo porno y además, casualidades de la vida, FUE LA PRIMERA PORTADA DE LA REVISTA PLAYBOY, en la que, por cierto, las teorías de Alfred Kinsey fueron tema habitual de sus

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columnas de opinión. Si el fenómeno de las "sex symbol" comienza con Marilyn y la bella asesinada fue una esclava sexual, utilizada como correo y para espiar al presidente JFK y a su hermano Bob, entre otros, es que todo el fenómeno de las sex symbol y las modelos en general, responden al mismo propósito. Sabiendo como sabemos que los nazis se fueron a trabajar a Estados Unidos al acabar la guerra dentro del Proyecto Paperclip, encontramos la conexión entre una y otra, y lo ligamos con otras dos novias del satanista y correligionario de Aquino, Anton Szndor Lavey, que sumamos a Marilyn Monroe, las también starlettes, Zsa Zsa Gabor y la exuberante Jane Mansfield, que por cierto, también murió al poco de fallecer la propia Marilyn, de un sospechoso accidente de tráfico. Nada más terminar la II Guerra Mundial se produjo una feroz lucha entre la URSS y EEUU para fichar a los mejores científicos nazis, los mismo que habían cometido los "crímenes contra la Humanidad" juzgados en el proceso de Nuremberg. Uno de los ojeadores se llamaba Henry Kissinger, y fue uno de los ideólogos del Proyecto Mind Kontrol Ultra (MK Ultra). Su meta, como apareció en un documento del programa MK Ultra, de 1952, suena todavía hoy a ciencia ficción: "podemos tomar control de un individuo, al punto donde este hará nuestra voluntad, contra la suya propia, y aún contra las propias leyes fundamentales de la naturaleza y la autoconservación". De acuerdo a datos oficiales, el proyecto MK Ultra se extendió entre los años 1952 a 1965, con un presupuesto de mil quinientos millones de pesetas, e involucró a 185 sabios que en estricto secreto llevaron a cabo 149 investigaciones diferentes en 44 universidades e institutos, 15 fundaciones y laboratorios, 12 hospitales y tres penitenciarías. Sacados a la luz en los años setenta en el curso de una investigación del Congreso de los Estados Unidos, la mayor parte de los documentos que prueba la existencia de este programa fueron destruidos por Richard Helms, ex jefe de la CIA, cuando abandonó el cargo, en 1973. Aún así, algunos pudieron ser rescatados por la Comisión presidida por Richard Church. En Internet se pueden encontrar los originales que no fueron destruidos: la comisión Church constató que los voluntarios no habían dado su pleno consentimiento para participar en esos ensayos, aunque exculpó a la CIA de haberlos llevado a cabo. A consecuencia de ello, el presidente Gerald Ford llegó a prohibir expresamente la experimentación con drogas sin el consentimiento expreso del paciente. LA REESCRITURA DE LA HISTORIA El cine histórico no se inventó en los años cincuenta pero sí que las películas aludiendo a la historia antigua que han quedado en nuestro imaginario colectivo pertenecen a esa época. Aunque anteriormente se

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produjeron versiones de "Sansón y Dalila" o "Cleopatra" (ambas, de Cecil B. DeMille, de madre judía alemana), los medios técnicos disponibles anteriormente palidecen ante las gigantescas producciones que se realizaron en las décadas de los sesenta y setenta. El cine se había convertido ya en una de las principales fuentes de ocio (si no, la primera) de la naciente sociedad de consumo de los países occidentales y los ingresos reportados por las películas que calaban en el público permitían ya embarcarse en tan costosas superproducciones. Pero no sólo eso: para una población que, mayoritariamente, no lee libros, las películas se convertirán en la herramienta para educar a la población en el sentido deseado, constituyéndose en la fuente histórica primordial desde ese momento... y hasta nuestros días. Es decir, que el inconsciente colectivo asumirá que la historia sucedió de esa manera y, dado que la ley se construye a partir de la historia, aquel que la domine, dominará el presente, como bien supo ver George Orwell. Las majestuosas producciones con miles de extras y realistas decorados del cine de Hollywood, cada vez con actores más verídicos, transformarán en reales, para el imaginario colectivo, las visiones sobre la historia, hasta el punto que convierta en un dogma de fe, por ejemplo, que muchos miles de esclavos egipcios fueron capaces de levantar las tremendas pirámides egipcias. La culpa de este mito, en parte, la tiene la película "Tierra de Faraones", de Howard Hawks (1955). Derribar mitos como este se convertirá en una tarea ímproba por la sencilla razón de que la gente "lo ha visto" con sus propios ojos (en una película, es cierto, pero en su inconsciente habrá quedado que fue real). Cronológicamente, la película que anuncia el advenimiento de los mejores días de este género es "Sansón y Dalila" (Cecil B. DeMille), filme de tintes feministas que describe la legendaria historia de cómo una mujer consigue derrotar al forzudo israelita, a base de seducirle y robarle su poder (su cabello). Su temática, evidentemente, es de tipo sionista, al igual que "Salomón y la Reina de Saba", protagonizada por la italiana Gina Lollobrigida y el ruso Yul Brinner. La predilección por el Antiguo Egipto es natural si recordamos que tanto las sectas masónicas como las cabalistas son herederas del Rey Salomón y su arquitecto, Hiram, así como modernas recreaciones como la sociedad Golden Dawn, cuya influencia en el mundo de Hollywood ha fluido bajo las apariencias de que estaban filmando, únicamente, películas. Durante los años 50 y 60 en Hollywood se asentaron algunos discípulos del líder de la Golden Dawn, Aleister Crowley, como el futuro creador de Cienciología, Ron Hubard, o el ingeniero de la NASA Jack Parsons, que tuvieron significativa influencia entre los círculos de la aristocracia del espectáculo.

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La conexión del mundo antiguo con el moderno, evidentemente, es la figura de Jesucristo y la aparición del cristianismo que, tras la conversión del Emperador Constantino, traspasaría el poder del mundo antiguo, siempre en la ciudad de Roma, del César, al Papa. En 1951, la superproducción "Quo Vadis" del judío William Wyler lanzó al mundo la idea de que el emperador Nerón organizó una conspiración al mandar quemar Roma y echarle la culpa, subsiguientemente, a los cristianos. El encargado de dar vida a Nerón fue el aristócrata de raíz alemana, y parcialmente judío, Peter Ustinov, cuya madre Jona había trabajado para los servicios secretos ingleses espiando a Hitler, razón por la cual su hijo Peter nació en Inglaterra. La película se basó en una novela escrita por el judío Henry Sienkiewicz y el guión era de otros dos judíos: Behrman y Lieven. A día de hoy, la idea más extendida sobre ese suceso es que fue Nerón quien realizó esta primera gran conspiración de la historia, aunque no existe —que se sepa— prueba alguna de ello. La temática bíblica se asentó con el estreno de "Los Diez Mandamientos", monumental película que convirtió a Charlton Heston en el héroe viril por antonomasia de la historia del cine (hasta que llegó Harrison Ford). En el año en que llegó a los cines (1956) ninguna película había costado tanto dinero. Ninguna película se había estrenado comercialmente con tanta duración (3 horas 33 minutos). Hasta ese año ninguna otra película había mostrado unos efectos especiales tan espectaculares como las apariciones de "Dios" y los milagros de Moisés, sobre todo, su majestuosa partición de las aguas para dejar pasar a los judíos a través de la península del Sinaí... y ahogar a los egipcios. Si estamos de acuerdo en que, 50 años después, esta película sigue asombrando y cautivando emocionalmente por la majestuosidad de la historia (y los grandes medios técnicos empleados), tratad de poneros en la piel de vuestros abuelos en el año 1956. Llevamos apenas 20 años de la historia del cine, el embrujo en la penumbra de la sala es casi total, la gente no tiene ni pajolera idea de lo que son los "efectos especiales". "Charlton Heston /Moisés ha hecho magia: los judíos se han liberado de la opresión del Faraón Egipcio". Y no hace falta que os recuerde la conexión de Moisés con la cultura cristiana, ¿verdad? Viéndola, comprobaréis que su vida y la de Jesús tienen muchíiisimas cosas en común... al igual que otros héroes judíos, como Supermán y Tarzán. (Son abandonados siendo bebés y tienen superpoderes). Bien: ¿todos tenemos claro que la película "Los Diez Mandamientos" es una obra maestra de la identificación emocional con el pueblo judío? OK, bueno, pues ahora os voy a contar en qué fecha fue estrenada esta HISTÓRICA (en el doble sentido de la palabra) película.

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5 DE OCTUBRE DE 1956. ¿Qué pasó por esas fechas? Exactamente el 29 de octubre de 1956, el recién creado Estado de Israel, junto con Francia y Reino Unido, atacaron a Egipto en la península de Sinaí, con el objetivo de evitar que el dirigente nacionalista Nasser ("El Faraón Egipcio") nacionalizara el Canal de Suez, que divide /une las aguas del Mar Mediterráneo y el Mar Rojo. Es decir, a través de la película "Los Diez Mandamientos", los sionistas prepararon emocionalmente a la Opinión Pública para la aprobación de esta agresión. En sus mentes, Moisés /Israel estaba ayudando a escapar al pueblo de Israel (que incluye subliminalmente a los cristianos) de las garras del maléfico Faraón. Tres años después (1959), el mismo Charlton Heston volvería a protagonizar otra gigantesca superproducción histórica del judío Samuel Bronston (sobrino de Trotsky): Ben Hur. En ella, vuelve a interpretar a otro héroe judío, en este caso, Benjamín, de la casa de Ur, liderando una rebelión contra el opresor romano. Ben Hur es un judío que ha llegado a conquistar un cargo de responsabilidad al lado de un cónsul romano pero que reniega de él al conocer lo que les ha pasado a su madre y su hermana, que han contraído la lepra. El personaje árabe principal lleva el nombre de Caín, por lo que no cabe duda de lo que representa el judío, quien realiza la mítica carrera de caballos para derrotar simbólicamente al emperador (carrera que se repetirá hasta la saciedad en infinidad de películas en los años venideros). La película mezcla la ficción de Ben-Hur con la vida de Jesucristo, al que ayuda en la crucifixión, obviando que fue el pueblo judío quien eligió su muerte. Comienza así la labor de exculpación judía sobre este hecho, tendiendo un lazo entre ambas religiones que colocará la culpa en el lado inverso, el cristiano, gracias al mito del holocausto, tan importante en la ocupación de Jerusalén, que por aquel entonces se estaba desarrollando. En 1960 se estrena la superproducción "Éxodo", del judío alemán Otto Preminger, a partir de la novela del mismo nombre del judío Leon Uris, sobre un hecho relativamente cercano, como la creación del Estado de Israel. Sin embargo, y como el propio título indica, a pesar de que los hechos son cercanos cronológicamente en realidad es una recreación de la misma historia de Moisés relatada en "Los Diez Mandamientos" pero con el actor norteamericano de origen judío Paul Newman, en el papel de Charlton Heston. El guapo entre los guapos de la historia del cine (junto a Marlon Brando) interpreta aquí al terrorista judío del grupo Haganah Ben Canaán, trasunto de Ben Gurión, quien dirige en Chipre una rebelión entre los refugiados judíos contra sus protectores británicos encaminada a transportar el buque "Olimpia" (de los dioses) a la Tierra Prometida, Israel.

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Encontrándonos mientras escribo este libro con la crisis monetaria en la isla mediterránea me ha sorprendido mucho que Paul Newman dé órdenes al gobernador chipriota como si la isla fuera suya y que se permita sugerir robar el jeep del arzobispo ortodoxo con el mayor descaro. Con ser esta la historia de un engaño masivo (la del cine en sí mismo) pocos habrá de tal envergadura como el de este gigantesco acto propagandístico en el que los ocupantes judíos de Palestina son llamados "palestinos" y a sus verdaderos habitantes se les llama "árabes". La trama gira en torno a Moisés /Paul Newman que, por si alguien tiene alguna duda, no se recata en nombrar al profeta en varias ocasiones, entre ellas, citando Éxodo 7,26: "Lo que Dios dijo a Moisés: 'dile al Faraón deja marchar a mi pueblo", dejando claro que esta película, aun ambientada en otra época, es la continuación —ideológicamente hablando— de "Los Diez Mandamientos". El elemento femenino imprescindible en toda película lo encarna aquí la rubia Eva Marie Saint, a quien vimos con Marlon Brando en "La Ley del Silencio", interpretando en esta ocasión a una norteamericana ex esposa de un reportero, que gracias a su amistad con el jefe de la misión militar inglesa campa por sus anchas en toda la trama. De religión episcopaliana y profesión enfermera, la norteamericana se convierte en la protectora de una virgen judía (tan rubia como Paul Newman) cuyo padre desapareció en los campos de trabajo alemanes, y a la que pretende llevar consigo a Estados Unidos. La segunda trama amorosa gira en torno a su propia protegida (Karen Jansen) y el adolescente Sal Mineo, al que vimos en "Rebelde Sin Causa" junto a James Dean, haciendo del terrorista Doc Landau. Evidentemente, son una copia de "Romeo y Julieta". Paul Newman /Ben Canaán utiliza los trucos habituales de los servicios secretos, aunque aquí más cercanos a los Hermanos Marx, para engañar a los tontos ingleses aludiendo a que son "La Brigada Judía de Su Majestad" y poder zarpar así con el barco rumbo a la Tierra Prometida. Unos minutos a lo Groucho Marx en los que se permite decir él mismo: "judíos: la mitad de ellos comunistas, y la otra mitad, usureros" (!!). En el minuto 45 amenaza con volar el propio barco en pedazos si no le dejan salir, recordando que su grupo, Haganah, ya hizo algo parecido en otra ocasión, lo que nos ayuda a comprender quién inventó esos actos propagandísticos que se pondrían de moda años después, llamados "atentados suicidas". Pero, sabiendo que "Éxodo" es sin duda un publirreportaje judío sobre la creación del Estado de Israel, un visionado consciente de esta película nos depara muchas más informaciones reveladoras. En el minuto 53, Paul Newman -Ben Gurión comenta que durante la Primera Guerra Mundial hubo un acuerdo entre los ingleses y la judería mundial, bajo el cual estos últimos les ayudarían a cambio de permitir los asentamientos en el

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protectorado inglés de Palestina: algo que se consiguió con la Declaración de Balfour. La traición al pueblo alemán, recordémoslo, fue el principal argumento del odio de Hitler hacia los judíos y daría pie a la conocida persecución de los años treinta y principios de los cuarenta. Más tarde, el propio Newman reconoce que la huelga de hambre y la amenaza de volar el barco Olimpia eran un ardid para llamar la atención de la recién creada ONU sobre la fundación del Estado de Israel, en esos momentos en discusión. Propaganda al estilo Bernays. Nada más llegar a Israel, Sal Mineo /Doc Landau es detenido por unirse al grupo terrorista Irgún, cuyo jefe es el tío de Paul Newman, peleado con su hermano, padre de Newman, porque no es partidario de los atentados con bombas, aunque ya en la primera escena el propio líder del Irgún reconoce que ambos grupos trabajan juntos, pese a sus diferencias. Tenemos aquí la fábula de Caín y Abel una vez más, que en su versión "poli bueno /poli malo" daría pie a toda una serie de sagas de películas policíacas y, en su versión "real", a las típicas escisiones de los grupos terroristas entre moderados y radicales (ETA político -militar /ETA militar; Al Fatah /Hamás, etc.). En el kibbutz donde reinan el padre y la hermana de Paul Newman, plagado de niños boy-scouts, se generan las relaciones públicas de Israel de cara al mundo, lanzando mensajes contradictorios, sobre que esa es su tierra pero que quieren vivir en paz con los "árabes" (nunca se les llama "palestinos"). Todo ello, a pesar de que esta familia dirigente, por su tez y sus ojos, es claramente de raíz aria /askhenazí, al igual que la niña, lo que echa por tierra sus históricas pretensiones sobre este territorio. Al tiempo, se escuchan discursos tan clarividentes (en boca de los propios judíos) como este: "hablar de Justicia y judíos al mismo tiempo es absurdo". "Después de lo que hemos sufrido, ya es hora de que les toque sufrir a otros", imbuidos del victimismo histórico con el que el pueblo que ha comandado Hollywood el resto de la Humanidad. La virgen Karen Hansen, sin duda para el consumo interno, también hace una apología de su lengua: "ahora tenemos un idioma propio" que tanto habrá influido en el desarrollo de los nacionalismos basados en la lengua y que aspiran a un Estado propio. Todo ello apoyado por una extraordinaria música épica compuesta por el judío Ernest Gold: la música que quedará en nuestro recuerdo emocional para justificar el genocidio palestino. La película se ajusta bastante a la realidad histórica cuando describen el salvaje atentado sobre el Hotel Rey David de Jerusalén que provocó la salida del país que había propiciado precisamente su asentamiento en Israel, Reino Unido. Lo que habla bien a las claras de que la traición es la seña dominante de este país desde su origen, que se consuma con la toma de la prisión de Acre. Tras describir en directo la votación de la ONU que dio a Israel la entidad de Estado de la ONU, el padre de Newman miente de manera bellaca al poner en boca del Gran Mufí de Jerusalén una amenaza

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de muerte para todo árabe que no luchara contra los judíos. El colmo de la perfidia a la vista de todos es cuando el tal Barack ("padre" de Newman) promete a los árabes vivir en paz con ellos, mientras por detrás, junto con su hijo, ya vislumbran las siguientes batallas, que se librarán cuando los árabes intenten atacar el kibbutz donde están los niños, y donde morirá la virgen Hansen y el amigo árabe de Newman. La identificación emocional, sobre todo del público norteamericano, con el pueblo judío, se habrá conseguido a través del amor —que salva religiones— entre Eva Marie Saint y Paul Newman y el amor imposible de los jóvenes Romeo y Julieta: Sal Mineo y Karen Hansen, muerta como una virgen. Sacrificio ritual a los dioses. El engaño se había consumado y la sedación del mundo cristiano ante las atrocidades judías en Palestina continuaría con otras obras de propaganda que irán borrando la realidad de que los propios judíos dieron muerte a su Mesías. Seguro que te interesará conocer que el mismo represaliado que escribió el guión de "Vacaciones en Roma" fue el autor de esta oda sionista: Dalton Trumbo. En unas páginas conocerás el por qué de su importancia. En 1961 se estrenaría la superproducción sobre la vida de Jesucristo "Rey de Reyes", de Nicholas Ray, que contiene gran parte de la imaginería sobre Jesucristo (pelo largo, barba, belleza) y cuya similitud con la vida de Moisés traza otro puente entre ambas religiones. Aunque la visión que ofrece sobre la vida de Jesús es, quizás, la más ajustada a la ortodoxia cristiana, carga las tintas de su muerte en manos de los romanos, concretamente en un Poncio Pilatos, interpretado por... Peter Ustinov, explicando la liberación del terrorista sionista Barrabás en lugar del inocente Jesucristo, simplemente, "porque tus amigos gritaban muy fuerte". Al igual que Laurence Olivier, Peter Ustinov recibió el título de "Sir", señal de que la aristocracia del cine se había convertido en eso, una aristocracia, y, de paso, explicándonos cómo se generó la propia aristocracia en tiempos remotos: hacían una buen servicio a la Corona. Estaba claro que en esos años se quería sellar la visión de la historia y a cada año se estrenaba una superproducción más cuidada y, fílmicamente hablando, de más calidad. En 1962, una ampulosa producción británica a las órdenes de David Lean creaba "Lawrence de Arabia", otras tres horas del mejor cine, recreando la vida del agente británico encargado de organizar la rebelión con la que se partió el imperio turco y consiguieron que Inglaterra se hiciera con el control de Oriente Medio. Otra reescritura fundamental de la Historia. La historia real de Lawrence es que su padre abandonó a su mujer original y se fue con la institutriz, con la que tuvo otros cinco hijos, entre ellos, el propio Lawrence. En aquella época, esto estaba muy mal visto, por lo que el joven Lawrence creció con muchos complejos que le impulsarían

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a la homosexualidad. Atraído tempranamente por la cultura árabe, aprendió ese idioma y fue enviado por el gobierno británico a esa zona, donde actuó como agitador, llegando a convertirse en un líder del movimiento de rebelión contra el Imperio Otomano. Es decir, era un "agente infiltrado" o un precursor de la "Operación Gladio" de la OTAN que comenzó el terrorismo en los años sesenta en Europa. Lo que ocurrió en la Primera Guerra Mundial en Europa es bien conocido por casi todo el mundo, pero poco, en relación con Oriente Medio. El imperio otomano se puso de parte de los alemanes y luchó contra Inglaterra y Francia pero también contra las rebeliones internas de las tribus árabes, alentadas por estas dos potencias europeas que deseaban apropiarse de su territorio. Lawrence fue utilizado como agente doble, haciendo creer a los árabes en una promesa de independencia cuando lograran derrotar al imperio turco pero que, secretamente, como hemos visto, estaba allanando el camino para la Declaración de Balfour y los primeros asentamientos judíos en Palestina, que hubieran sido imposibles de haber continuado el imperio otomano. Al final, Lawrence reconoció que le habían utilizado: lo que ocurrió fue un reparto de áreas de influencia entre Francia e Inglaterra, llamadas eufemísticamente "protectorados". Palestina fue una de ellas y, como ya conté, la Declaración de Balfour del final de la Primera Guerra Mundial, dio vía libre a los asentamientos europeos de religión judía en Palestina. Al mismo tiempo, Turquía se convirtió en una república secular, gracias al golpe de los jóvenes militares (masones y sabatianos para muchos estudiosos), gobernada en la sombra por Inglaterra y se creó, entre otros, el reino de Arabia Saudita, que no es más que el feudo de la familia "Saud", a quienes Inglaterra eligió de entre las tribus que habían combatido contra los otomanos. En otras palabras, el reino de Arabia Saudita es una colonia británica. Tanto Turquía como Arabia tienen unos gobiernos que, desde sus inicios, han sido controlados por los sionistas. Es decir, que todo el asunto del velo musulmán y el fundamentalismo saudita, relacionado con el terrorismo, HA SIDO UNA CREACIÓN DE INGLATERRA. Y los movimientos del ejército turco en contra del islamismo, son sólo los mandatos de Inglaterra. Como en "Éxodo", la película termina con la conquista de un puerto por parte de unos pocos milicianos, en este caso, el de Aqaba. El genial Stanley Kubrick también hizo su incursión en el género épico con la historia de Espartaco, una emblemática película cargada de emoción, que nos inspiró a muchos en el ideal de la libertad. Para protagonizarla, eligió al actor judío Kirk Douglas, que crearía un auténtico arquetipo de lo que significa dar su vida por la libertad. La versión estrenada en 1960 tuvo un corte de censura porque Kubrick grabó una escena que la que se dejaba entrever una relación homosexual entre el

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también actor judío Tony Curtis y Charles Laughton. El autor de este guión fue, nuevamente, el judío y homosexual Dalton Trumbo, apartado de Hollywood por la conspiración denunciada por el senador McCarthy unos años antes, y cuyo aspecto central era, precisamente, la subversión de los valores morales norteamericanos. La película es una de las mejores epopeyas por la libertad que haya mostrado Hollywood, protagonizada por el legendario esclavo, y su amor imposible con Jean Simmons, que da todo un ejercicio de dignidad al negarse a entregar su corazón al corrupto Craso. Pero en lo que poca gente ha reparado es que esa rebelión sirvió de pretexto para el establecimiento de la dictadura en Roma, aboliendo el poder del Senado. Un golpe militar por parte de Craso, que llevaría a las épocas de los triunviratos, comenzando por el de Julio César. La rebelión de los gladiadores es consentida por el hombre fuerte del Senado, Graco, que les busca una salida por el puerto de Brindisi. Sin embargo, el cónsul Craso, que desea dar un golpe de Estado, compra a los piratas, de manera que no cumplen con el pacto realizado con Espartaco, lo que les obliga a marchar sobre Roma, donde provocan tal conmoción que justifican el establecimiento de la dictadura de Craso y Julio César. Tenemos pues que un movimiento que hoy se calificaría de "terrorista" es el pretexto perfecto para el establecimiento de la dictadura... en Roma. La película, como se sabe, se estrena en 1960. Curiosamente, el 1 de junio de 1959, los servicios secretos de la OTAN disponen que "en caso de que la Unión Soviética tenga posibilidades de invadir el oeste de Europa se pondrá en marcha una serie de disposiciones para organizar una resistencia interna, mediante acciones subversivas". En otras palabras, la creación de un terrorismo de derechas, conducente a generar la necesidad de la implantación de la Ley Marcial. Pero la red de "grupos en la retaguardia" generada por los servicios secretos de la OTAN llegaría más lejos al infiltrarse posteriormente en los grupúsculos izquierdistas para generar grupos terroristas que así impedirían el advenimiento de un gobierno de este signo (pues la gente se opondría a un grupo que propugna el terror). ¿Sabéis cuál fue el nombre en clave de esa operación de la OTAN? GLADIO, es decir, GLADIADOR. ¿Sabéis cuál fue el lugar donde más se significó por los continuos atentados perpetrados? Italia, justamente el país donde se desarrolla la película de Kubrick. Es decir, que los gladiadores de Espartaco eran en realidad los terroristas de la Operación Gladio. Lo que Kubrick estaba contando subliminalmente es que esos grupos terroristas estarían auspiciados por el propio poder para justificar el advenimiento de la Ley Marcial.

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En 1962, el propio Stanley Kubrick había estrenado la película "Lolita", basada en el libro del mismo título del escritor ruso Nabokov sobre la relación pedófila entre un serio escritor (interpretado por James Mason) y la hija de su casera, interpretada por Sue Lyon. Si bien en el libro tiene 12 años, en la película la cambiaron a 14, pero el argumento, que saca a relucir el tabú de las relaciones con menores no dejó de tener su impacto y, aún hoy, las jovencitas que seducen a mayores siguen conociendo como "lolitas". Como todas las películas de Kubrick, está repleta de señales para el que las quiera ver, como que la huida del protagonista con la niña a un hotel coincide con una convención de policías que, evidentemente, no se enteran de lo que está allí sucediendo. Y, sobre todo, el protagonista es abordado por el inquietante cómico Peter Sellers, quien interpreta varios papeles diferentes a lo largo de la película (con pequeños cambios de vestuario) pero con un mismo objetivo: abusar sexualmente de la niña. Sellers es el psicólogo, el escritor famoso y el profesor que trata de seducir a la jovencita, que a su vez se va con el escritor y a quien acaba asesinando en su mansión masónica. Con estas coordenadas ocultas en la película, el polémico director estaba queriendo transmitir a la audiencia las muchas caras de las redes pederastas, pero que se esconden en todos los lugares donde están los niños. Incluido Hollywood, claro está. Como decía al principio del relato, existen varias connotaciones con la vida del cómico Charles Chaplin que hacen pensar que Nabokov se inspiró en su vida para escribir ese libro. Una película más alrededor de la utilización de los niños en Hollywood se estrena ese año 1962, "Qué fue de Baby Jane", en la que se nos presenta a la ex estrella infantil interpretada por Bette Davis que convive con su hermana, también ex actriz, interpretada por Joan Crawford. La película dio pie al calificativo "juguete roto" para definir a los ex niños actores que engrosarían las filas de los cementerios y psiquiátricos, pues la niña Jane llegó a dar pie a una muñeca y, a lo largo de la película, se ve claramente que le produjo una disociación de la personalidad típicamente MK Ultra. Por lo demás, la película supuso un "avance" en las tramas psicopáticas, de manera que, a partir de ese momento, pareciera como si sólo hubiera dos tipos de cine a elegir: las tramas ñoñas y estomagantes y las perversas y psicopáticas. Esos serán, prácticamente, los únicos modelos con los que se podrá uno identificar a partir de ahí. En los años 60, las tramas semiocultas homosexuales empiezan a multiplicarse, como en las mencionadas "La gata sobre el tejado de zinc", "Ceremonia Secreta" o "Espartaco". Evidentemente, son los propios guionistas y escritores homosexuales, convertidos en una especie de logia dentro de Hollywood quienes las describen (Dalton Trumbo, Tennesee Williams, Truman Capote) comenzando la revolución cultural conocida

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como "revolución sexual" que los seguidores del satanista Aleister Crowley en Hollywood habían planificado, en unión de los propios masones que abundan en los más altos escalones del mundo del espectáculo. El cineasta gay (y antiguo niño-actor) Kenneth Anger revelaría alguno de esos secretos en su vilipendiado libro "Hollywood Babylon". Todavía más atrás, las élites que diseñan los movimientos sociales, reunidas en la Corporación Rand (autora del informe "Iron Mountain") ya habían previsto la necesidad de la reconfiguración de la familia para controlar la natalidad, impulsando el feminismo y el movimiento gay, con el fin de desmembrarla. HITCHCOCK: EL TERRORISTA DEL CINE El cine de miedo tiene un antes y un después en la persona del inglés Alfred Hitchcock, que comenzó a crear los fundamentos del género en la década de los años treinta en su país natal pero que se consagraría en Estados Unidos desde los años cuarenta. Alfred Hitchcock ha sido el mayor manipulador de las emociones que ha producido la historia del cine, es decir, el mejor director en lo que se refiere a la creación del miedo. Él definió el suspense como "una bomba debajo de una mesa familia, donde el público sabe que la familia está ahí y la familia cena con la mayor tranquilidad del mundo". Antes de irse a vivir a Estados Unidos en 1939, con la eclosión del cine como arma de propaganda, Hitchcock se hizo un nombre en Inglaterra con títulos como "El hombre que sabía demasiado" (1934) sobre un espía que trata de detener a una organización encargada de asesinar a un político, "Sabotaje" (sobre un grupo que coloca bombas en el metro de Londres, ¿os suena de algo?) o "Los 39 escalones" (1935), otra historia de agentes de inteligencia provocando asesinatos y robos de informes. Aunque "El hombre que sabía demasiado" tiene una versión norteamericana de 1956, todas estas películas son de los años treinta, antes incluso de que se desencadenara la II Guerra Mundial, antes de la aparición de las grandes agencias de inteligencia y, por supuesto, antes de la aparición de las organizaciones terroristas en Europa y Oriente Medio: ¿cómo se adelantó tantos años a estas realidades el señor Alfred Hitchcock? ¿Tendría algo que ver que el verdadero origen de todas ellas fueron las redes de contraespionaje sionistas OSS y MI6 británico que fructificarían en los ejércitos secretos de la OTAN, conocidos como "Operación Gladio"? Es preciso recordar que una de las teorías más certeras sobre el imparable ascenso político del oscuro cabo alemán Adolf Hitler es que recibió entrenamiento psicológico y de comunicación de masas en el Instituto Tavistock de asuntos sociales de Londres, en los años 20. De hecho, tanto Sigmund Freud como su hija Anna vivieron durante un tiempo

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en esta ciudad, que se significó por el adelanto en sus técnicas de control de las mentes, tanto a nivel individual como social... A falta de una confirmación expresa, me atrevo a afirmar que Hitchcock recibió entrenamiento sobre psicología en algún destacado departamento del gobierno inglés, lo que explicaría su maestría a la hora de generar el miedo entre la audiencia. Como apoyo a esta tesis que, insisto, no he podido probar hasta el momento, está que trabajó como documentalista para el ejército inglés y se encargó del docudrama sobre el holocausto que, con la narración de SIR Laurence Olivier, comenzó a elaborar en el inconsciente colectivo la pretensión de que hubo un exterminio del pueblo judío durante la II Guerra Mundial. Hoy se conoce que entre los seres humanos desnutridos que aparecen en su filme había alemanes capturados y las pilas de muertos que se muestran allí habían fallecido por enfermedades como el tifus, pero el excelente docudrama del genio inglés comenzó a generar en el mundo cristiano el complejo de culpa por las penalidades judías que tan bien aprovecharían los sionistas, como hemos visto, para la creación del Estado de Israel. El lavado de cerebro generado por el cine tendría una importancia fundamental en este cambio en la Opinión Pública pero, conociendo que los judíos dirigen el cine desde sus propios inicios, es tremendamente significativo que el tema del holocausto no llegue al cine hasta ¡1964!, año en el que el judío Sidney Lumet estrena la película "El prestamista" sobre un bondadoso usurero que recuerda sus días en un campo de concentración. ¿Por qué tardaron 20 años en hablar de ese tema si los estudios estaban dirigidos por los propios judíos? ¿No lo sabían? El documental judío sobre la literatura pornográfica del holocausto "Stalags" confirma, asimismo, que el holocausto sólo comenzó a ser un tema de conversación en Israel en 1960, con ocasión del juicio al nazi Adolf Eichmann, y que fueron las obras de ficción las que dieron verosimilitud a esa historia, paradójicamente. En Hitchcock encontramos un auténtico catálogo de las enfermedades mentales, diseccionadas de manera que sintamos el miedo pero al mismo tiempo nos identifiquemos con las personas que padecen las neurosis. En "Con la muerte en los talones" vivimos la paranoia de una conspiración para que sintamos que nos podrían hacer responsables de lago que no hemos hecho; en "La Soga" nos identificamos con los asesinos por placer al igual que en "Crimen Perfecto"; en "Marnie la Ladrona" vivimos la experiencia de la cleptomanía; en "Psicosis" la de un esquizofrénico con complejo de Edipo e instinto asesino; en "Sospecha" la repetida paranoia femenina de que el hombre que ama la quiere asesinar; en "Los Pájaros" la fobia a estos animales que comenzará una saga de películas de este tipo; en "Encadenados" Ingrid Bergman se redime de su amor imposible con Bogart de "Casablanca", viviendo un amor de espías con Cary Grant en Brasil persiguiendo a nazis; "La Ventana Indiscreta" versa sobre los obsesos por

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espiar las vidas ajenas y en "Vértigo" James Stewart es un agente secreto que trabaja para seguir a Kim Novak, pero con el agravante de que sufre vértigo y agorafobia. "Recuerda", con Ingrid Bergman, se centra en una clínica psiquiátrica y un hombre que no sabe si ha matado a otro: víctima de un ataque de amnesia nerviosa. Seguramente esta película de 1945 es una de las que mejor demuestra cómo Alfred Hitchcock es una especie de catálogo de la psiquiatría en "cuentecitos". Y lo es porque la película tiene su centro de acción en un psiquiátrico y todos sus personajes son o psiquiatras o pacientes. Comienza con una escena que hoy día causaría estupor: aparece una mujer interna, que seduce a varios de sus celadores y que es detenida por los psiquiatras y acaba confesando: "odio a los hombres, los aborrezco, si uno llega a intentar besarme, le clavaría los dientes en el bigote y se lo arrancaría de un mordisco". En esa primera escena conocemos a la psiquiatra encarnada por la dulce Ingrid Bergman, que tiene fama de reprimida sexual porque rechaza las insinuaciones de sus compañeros pero al mismo tiempo está muy interesada por el complejo de culpa. Completamente freudiano. La acción dramática se desencadena por la llegada al centro del príncipe azul, el nuevo director, interpretado por Gregory Peck, que rápidamente enamora a la doctora Ingrid Bergman. Como en toda película, el amor no puede llegar así de fácilmente y el "pero" de esta historia reside en que el príncipe azul tiene un trastorno claramente obsesivo compulsivo. Supuestamente, el flamante psiquiatra ha escrito un libro sobre el complejo de culpa y ahí reside el meollo de la trama pues pronto se descubre que no es el verdadero psiquiatra, que ha muerto asesinado. La trama de la película se desarrolla en torno a su amnesia y su complejo de culpa, que la doctora intenta curar, yendo a su niñez a través de su técnica psicoanalítica. Bergman cree que ha sido él el culpable e intenta a través de la hipnosis conocer de dónde procede su complejo de culpa, que es el origen de su trastorno obsesivo compulsivo. El amor de Bergman le hace despertar a quién es de verdad. Como en tantas otras películas, la acción gira en torno a saber si Peck es un asesino y, por tanto, si la heroína no debería fiarse de él, o viceversa. Dado que todo el mundo piensa que ha sido él el asesino, pues ha suplantado la identidad del verdadero psiquiatra, tienen que escapar de la policía como en prácticamente todas las películas de Hitchcock. Están a punto de tomar un tren a Filadelfia pero no pueden, porque les persigue la policía y su nombre ya aparece en los periódicos. No hay escapatoria (aparentemente). Al final es el psiquiatra de aquel al que iba a suceder quien mató a su contrincante por una cuestión de celos profesionales y todo se resuelve gracias a un sueño de Peck en el que aparecen "ojos" y una especie de

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ceremonia, donde se descubre que el hombre que le ha hipnotizado es el psiquiatra jefe: un claro caso de control mental MK Ultra y códigos Illuminati. Lo singular de esta película es que se estrenó justo cuando terminó la II Guerra Mundial: siguiendo las mismas rutas psicoanalíticas nos lleva a proponer el complejo de culpa que se iba a crear por parte de los verdaderos asesinos y así ellos ser presentados como los salvadores. Desde luego, las películas bélicas que se harán a partir de ahí borrarán toda idea de que los aliados pudieran haber cometido alguna atrocidad... Después de esta lista, no creo que haya duda alguna de que Hitchcock realiza un retrato fílmico de las neurosis del hombre moderno y, por medio de la identificación con el protagonista y la trama, conocido como "punto de vista", contribuyó a inocular en la población todos esos desequilibrios. Es bien conocida su inclinación por las actrices rubias y cándidas, pero también ambivalentes, que se pueden convertir en asesinas o con vidas paralelas; su obsesión por ellas nace de su primera película en Inglaterra, titulada "El hombre que odiaba a las rubias" y para hacer patente su enfermiza personalidad cabe reseñar que en doce de sus películas (contando proyectos inacabados) se producen estrangulamientos de mujeres. Hitchcock revitalizó al ya maduro Cary Grant, paisano del propio Alfred, y actor fetiche ya en su época en Inglaterra. El sempiterno galán de los cuarenta y cincuenta vivirá una segunda juventud en estas décadas de los cincuenta y sesenta interpretando a hombres normales, pero de la alta sociedad, que de repente se ven envueltos en situaciones estresantes o, por el contrario, seres con dobles vidas, generalmente como espías, que provocan que la mujer que se enamora de él (las mujeres que están viendo la pantalla) no sepan realmente quién es el hombre que aman. Esta ambivalencia sobre el amor (atracción /desconfianza) será una nota predominante en las relaciones amorosas de la segunda mitad de la historia del cine. La atracción amorosa por el misterio y las vidas turbulentas tiene en Hitchcock a uno de sus claros orígenes. Toda la obra de Hitchcock es una investigación de la manera de generar tensión y miedo en el público, de tal manera que si hubieran colocado cámaras en las salas donde se proyectaban las películas, bien podrían haber hecho estudios psicológicos en directo sobre este tema. De hecho, el investigador Vicary afirma que ya en los años 50, los discípulos de Freud realizaron experimentos de control mental a través de mensajes subliminales, consiguiendo provocar que la gente comprara coca-cola o palomitas, concretamente, en la película "Picnic", con Kim Novak. Está comprobado que el propio Hitchcock incluyó imágenes subliminales en al menos dos de sus películas: "Encadenados", y "Psicosis". En la primera, hay un inserto en color rojo que veremos repetirse décadas después, y en la

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segunda, una calavera de un demonio, que sirve para realzar el terror provocado por la propia acción. El control de las emociones de un tercero es un claro síntoma de satanismo. Mi amigo cineasta Pablo Alvort escribió un libro titulado "La artesanía del guión" desmenuzando el filme de Hitchcock "Con la muerte en los talones", en el que explica a la perfección cómo se construye una historia fílmica de suspense. Todo tiene que ver, como veréis, con la información; con cómo te van proporcionando la información y la diferencia entre lo que el espectador sabe y lo que sabe el protagonista. Dice mi amigo: "por un lado tenemos al guionista que es omnisapiente, como una especie de Dios que tiene toda la información de la historia y sabe en qué va a desembocar esta. Por otro lado, tenemos a los personajes y al público. Es decir, la información es revelada tanto al público como a los personajes. La herramienta principal del momentum proviene del desfase o sincronización de conocimiento entre los personajes y el público. En otras palabras, puede darse el caso de que los personajes sepan y el público no, que el público sepa y los personajes no o que los dos se enteren justo en el mismo momento. Estas tres posibilidades se llaman 'intriga', 'suspense' y 'sorpresa'. Lo importante es el juego de cuándo los personajes y el público se enteran de la información. Los desfases de conocimiento de información son la herramienta fundamental del momentum. Si los personajes saben y el público no, tenemos intriga. Nos intriga saber qué es lo que realmente pasa y de hecho intuimos en cierta medida que los personajes saben, pero no nos revelan todo lo que saben. Esto crea expectativas en nosotros y es una forma eficiente de mantener nuestro interés, expectantes de cómo se resolverán estos interrogantes. Si los personajes no saben y el público, sí, entonces tenemos suspense. Estamos suspendidos a la espera de que nuestros personajes se enteren de lo que nosotros ya sabemos, además estamos expectantes de cómo reaccionarán a esta información". La clave para generar el miedo, por tanto, es la información. La información que tiene el espectador frente a la que conoce el protagonista y el antagonista de la trama: en esa disyuntiva se genera la tensión y los nervios que nosotros, los espectadores, vivimos "vicariamente", es decir, en el proceso de identificación con el protagonista de la acción. Todo ello, evidentemente, cuando la película consigue que nos metamos en ella, es decir, que nos olvidemos de que estamos sentados en una butaca de una sala o en el sofá de nuestra casa y lleguemos a sentir que estamos viviendo esa acción. Con la política ocurre más o menos lo mismo: alguien te ofrece una información y se guarda la realmente relevante para que te quedes con la realidad que te interesa. Los actores son los políticos, que interpretan un papel que a ti te guste, para que así les votes.

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ROBERT MITCHUM, KIRK DOUGLAS, AVA GARDNER "La noche del cazador", película de miedo que ganó ocho óscars en 1955, es un buen ejemplo de esta técnica. El público vive con tremenda angustia las verdaderas intenciones de Robert Mitchum, que interpreta a un predicador reprimido sexual pero que en realidad es un asesino y sólo quiere el dinero de una mujer cuyo marido robó un banco movido por la injusticia social de los años treinta. Tras casarse con ella engañándola descaradamente, en sueños (toque freudiano) le cuanta a su captor quién tiene el dinero. Desde el punto de vista de su guión, esta película parece la réplica de "La Ley del Silencio", con Robert Mitchum en el papel antagonista; primero porque es un predicador, que cree en Jehová, y segundo porque hace continuas alusiones a la Biblia, que tergiversa a su antojo: "desconfiad de los falsos profetas, que son falsos". Sin duda que el personaje que interpreta Samuel L. Jackson en "Pulp Fiction" desciende de este. La conclusión de esta película es que la gente buena es muy tonta y hay que desconfiar de quien te ama. ¡Ah! La película acaba con las Navidades y la desazonadora música es de Leonard Bernstein, judío, por supuesto. Robert Mitchum fue uno de los malos oficiales de Hollywood y, al repasar su biografía, nos encontramos que interpretaba muy bien sus personajes porque tenía experiencia en ello: de pequeño fue expulsado del colegio, se marchó de casa cuando tenía 12 años, vivió en la calle y trabajó cavando zanjas y como boxeador, antes de ser detenido por vagancia y puesto bajo tutela del Estado. Mitchum fue uno de esos niños perdidos de la era post depresión. El resto de su historia conocida (la que él mismo cuenta) es que, después de eso, volvió a su casa y se casó con una adolescente, y de allí se fue a trabajar a California, en una empresa de aviación muy relacionada con el lobby militar (Lockheed Martin), pero una etapa de estrés le dejó ciego, lo que le indujo a comenzar a actuar en Hollywood, donde pasó a ser una estrella. Muy extraño, ¿verdad? En "Atrapado por su pasado" (1947), del francés Jacques Torneur, Mitchum interpreta a un agente secreto al servicio de un mafioso que quiere recuperar a su mujer, quien ha huido con su dinero. Tras una corta y poco creíble búsqueda, Mitchum se la encuentra en Acapulco, enamorándose de esa manera en la que se enamoran en las películas. En tres escenas, y tras enviar tres frases cortantes, frías y sin dulzura, el agente conquista a la millonaria. ¿Alguien se lo cree? El caso es que es una película y hacemos que nos lo creemos (con lo que pasa a nuestro inconsciente como "la manera de ligar de la élite o 'lo guay'). El malo, interpretado por un joven Kirk Douglas, consigue encontrar a los amantes y recuperar por la fuerza, a su mujer, con lo que Mitchum vuelve a su gasolinera, donde rehizo su vida, y se ligó a una aldeana muy buena

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persona. Pero al arpía femenina vuelve a buscarle y embaucarle, tendiéndole trampas para que aparente que él ha cometido un robo de documentos y así exonerar a Kirk Douglas, en una de esas tramas aparentemente imposibles pero que, con el tiempo, nos daremos cuenta de que son reales en la vida real (valga la redundancia). Mitchum se debate entre las deudas de su pasado (con el hombre que le contrató), la amantevampira que quiere que trabaje para él a cambio de sexo, y su amor inocente del pueblito; pero la maldad acaba triunfando y acaban trincándole, frustrándose el amor, como casi siempre. Mitchum volvería a interpretar a un asesino, en este caso ex convicto por pederastia, en "El Cabo del Terror", que tiempo después reinterpretaría Robert De Niro bajo el título "El Cabo del Miedo". Esta película lanzaría a la fama a un emigrante bielorruso-judío llamado Issur Danilovich Demschy, llegado a Estados Unidos a principios de siglo, y que se cambiaría el nombre por el de Kirk Douglas cuando comenzó a actuar en Broadway en 1941, gracias al consejo de otra judía, Betty Joan Weinstein, más conocida por Lauren Bacall. Tras haber servido en el ejército durante la II Guerra Mundial es cuando de verdad empieza su profesión como actor (!!). Tras la mencionada película, Danilovich /Douglas inició una meteórica carrera hacia la fama, casi siempre haciendo de héroe, por ejemplo en "20.000 leguas de viaje submarino" (1954), "Senderos de Gloria" de Kubrick (1957), "Tiroteo en OK Corral" (1957), "Los Vikingos" (1958) o la ya referida "Espartaco" (1960), de Stanley Kubrick. Kirk Douglas fue un elegido en el estricto sentido de la palabra porque no sólo recibió alguno de los mejores guiones de la historia del cine para hacer de héroe sino que, sorprendentemente, sobrevivió a dos accidentes de aviación en los que murieron varios personajes famosos. El primero, en 1958, cuando decidió no subir al avión en el que perecerían el guionista judío Cohn y el productor de cine judío Avron Hirchs Goldbogem, más conocido como Michael Todd, que fue el tercer marido de Elizabeth Taylor, y padre de su hija, Liza. En 1991, Kirk Douglas sobreviviría a un nuevo accidente aéreo, este de helicóptero, en el que murieron otras dos personas, pero no se menciona por ninguna parte si tenían alguna relevancia mediática. A pesar de que compartieron rodaje en ocho películas, Burt Lancaster y Kirk Douglas nunca se llevaron bien. Entre las películas que coprotagonizaron están "Tiroteo en el OK Corral", "La lista de Adrien Messenger", "Camino Solo", "Dos tipos duros", "Siete días de mayo" y "El Discípulo del Diablo", una interesante adaptación de la novela de Bernard Shaw (miembro de la sociedad fabiana) sobre la independencia americana en la que Douglas hace de apóstata heroico y Lancaster de predicador cornudo.

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Tan sólo en "Camino Solo" el nombre de Douglas aparecía por encima del de Lancaster, lo que da a entender que este tenía más tirón entre la masa, y puede explicar los celos de Douglas. La historia de Burt Lancaster suele ser más conocida por el gran público porque no ha habido otro actor que haya llegado al cine tras una completa carrera en el mundo del circo, lo que le permitió interpretar el papel de aventurero sin la ayuda de extras. Es menos famoso que Lancaster saltó a la fama conjuntamente con Ava Gardner en la película "Forajidos", nombre con el que fue conocida en España, pero cuyo título original era mucho más potente ("Asesinos"), uno de los muchísimos relatos de Ernst Hemingway que fue llevado al cine, en el que dos asesinos a sueldo intentan matar a un boxeador retirado, interpretado por Lancaster, que decide rehacer su vida tras caer en la cárcel por robo para satisfacer a una mujer fatal (Ava Gardner). Burt Lancaster retomó el papel del héroe aventurero de Errol Flynn, particularmente el pirata, con títulos como "El temible burlón", "El halcón y la flecha" o incluso en el Western, con "Veracruz" (en la que hizo su aparición la española Sara Montiel) o "Duelo de titanes", sobre el mítico Wyatt Earp, junto a Kirk Douglas. Lancaster sin duda alguna contribuyó a crear la leyenda romántica alrededor de los piratas, terroristas de la época y que fundaron los modernos paraísos fiscales, base de la catastrófica economía de principios del siglo XXI. La carrera de Burt Lancaster fue excepcionalmente larga al protagonizar películas en su madurez como el drama carcelario "El Hombre de Alcatraz", que daría pie al género de las películas cárcel, y Atlantic City, otras historia de mafiosos, esta vez a las órdenes de Louis Malle. Cuenta la historia oficial que la sureña Ava Gardner fue descubierta por una cazatalentos que vio una foto suya en una tienda. Un empleado de los teatros judíos Loews (también escrito Loeb o Loewe) fue quien rápidamente le hizo un cásting y, a pesar de sus pocas dotes interpretativas, rápidamente se dio cuenta de que "la cámara se enamoraba de ella". Es decir, que transmitía tanto en la pantalla que poco importaba si te creías o no el personaje que interpretaba. Así fue cómo, cinco años después, saltó a la fama junto a Burt Lancaster en la película "Forajidos", a la que seguirían papeles variados pero siempre como la guapa oficial, la elegante, pero no marcadamente sexual, de la generación de los cincuenta y sesenta, que es cuando esta diosa reinó. La tuvimos como "La Princesa Descalza" en 1954 junto a Humphrey Bogart, película que merece un punto y aparte porque muestra abiertamente cómo se crea una estrella. De hecho, las primeras escenas son un calco de lo que le ocurrió en realidad a la propia Ava. Ava Gardner es una bailarina española que trabaja en Madrid, cuya fama ha llegado a los oídos de Bogart (que hace el papel de un guionista y cineasta), Kirk Edwards (un millonario que se quiere meter a productor de

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cine) y el relaciones públicas, Oscar Muldoon. Los tres aterrizan en España para conocer a la artista, que tiene un carácter auténtico y, aparentemente, no se deja comprar, para, precisamente, comprarla. A Gardner le gusta caminar descalza y Bogart le recoge continuamente los zapatos, de manera que se establece la primera referencia a La Cenicienta que reaparecerá una y otra vez a lo largo de la película. El millonario es un hombre cristiano, defensor de la familia, que es pintado, cómo no, como un hombre frío y sin sentimientos, que se escandaliza al conocer que María /Ava no quiere a su madre. Bogart es el encargado de convencerla de que realice una prueba de cámara, seguro de su poder como "animal de pantalla", y se convierte a partir de ahí en su protector... y conductor. Una historia que recuerda una barbaridad a las de las mencionadas Greta Garbo y Marlene Dietrich, pero sobre todo, a Margarita Cansino, más conocida como Rita Hayworth, pues como recordarás era hija de españoles y estuvo emparejada por un tiempo con Hughes, el único gran productor no judío de la época, al que evidentemente, se satiriza en la película a través del millonario. Bogart y Gardner mantienen una relación platónica, pero en la que el actor tiene mucha ascendencia sobre ella, encaminando su carrera hacia la fama, que es la construcción artificial de un ídolo: una excelente oportunidad para que Hollywood explique lo que es Hollywood y, cómo, por ejemplo, la actriz que acompaña al millonario es una prostituta (reconocida por ella misma). En un momento dado, otro millonario, este sudamericano, sustituye a Edwards como filántropo de Gardner, aunque con intenciones sexuales sobre ella, evidentemente. Como no le corresponde, un día en una reunión de la "jet set" (término que aparece por primera vez en esta película) el millonario sudamericano la desprecia y entonces aparece un príncipe italiano que se comporta de manera caballerosa con ella, le monta en su caballo (su deportivo) y le lleva a su palacio. El espectador piensa que el cuento de La Cenicienta se va a realizar, y vemos a la Gardner esculpida, descalza, en la imponente mansión de los príncipes, pero la hermana del galán nos empieza a inocular las dudas sobre el verdadero propósito del Príncipe Azul al albergar dudas sobre su "capacidad reproductiva". Después de la luna de miel, Gardner se encuentra con Bogart y le cuenta la verdad: el príncipe no puede complacerla sexualmente, razón por la cual se ha buscado "un primo" con el que va a tener un hijo, que es lo que, supone, querían los aristócratas. Pero una cosa es ser impotente y otra ser un cornudo: al príncipe el adulterio no le gusta un pelo y acaba asesinando a Gardner, con lo cual se unen el principio y el final en el entierro. Una vez más: el Tánatos freudiano unido al Eros, los dos principios de muerte y vida.

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Esta película es un gran atentado al inconsciente colectivo y, particularmente, a la mujer, al destrozar el cuento de la Cenicienta... con un Príncipe Azul impotente. El absurdo es tan grande para justificar este atentado cometido por el judío Joseph L. Mankiewicz, director de la película, que la explicación ofrecida es que, durante la II Guerra Mundial le estalló una bomba que le fastidió todo... menos el corazón. Y esto, cuando en todo momento se ha visto al Príncipe con una salud estupenda durante toda la película. Evidentemente, esta película sólo ha podido ser ideada por un marica. Si buceamos en la biografía de Mankiewicz nos encontramos con un adicto al psicoanálisis, discípulo de Lubitsch, que fue corresponsal en Berlín durante la Segunda Guerra Mundial (probable doble agente) y que ejerció de controlador de la actriz Judy Garland y fue uno de los cerebros en la sombra de la conspiración comunista conocida como "La caza de brujas". En esta película muestra a las claras que su pretensión no era otra que cargarse el amor hombre-mujer. En la histórica "55 días en Pekín" tenemos a Ava Gardner de aristócrata, junto a, cómo no, Charlton Heston. Y después, Gardner hizo varios clásicos del género de aventuras que se desarrollan bajo una trama amorosa casi calcada. Ya sea en "Mogambo" junto a Clark Gable y Grace Kelly; en "Las nieves del Kilimanjaro" (1952) otra vez de Hemingway y junto a Gregory Peck y Susan Hayward; o en "La Noche de la Iguana" (1964) con guión del gay Tennesee Williams, nuevamente otro cuadrángulo amoroso junto a Deborah Kerr, Sue Lyon y Richard Burton, Ava Gardner es la ficha que desencadena una serie de celos o adulterios. En realidad, casi todos los papeles interpretados por Ava Gardner giran en torno a los mismos comportamientos. La acción de "La Noche de la Iguana" transcurre en un viaje turístico de mujeres mayores por Méjico, cuyo guía es el predicador protestante interpretado por Richard Burton, a quien hemos visto en la primera escena montar en cólera en el púlpito, debido a que ha sido pillado teniendo sexo con una jovencita. Su historia se vuelve a repetir cuando la Lolita de Kubrick, Sue Lyon, aquí todavía con 17 años, le seduce y consigue meterse en su habitación, ante el escándalo de la institutriz que le han colocado, que llega a denunciarlo. Durante toda la película Richard Burton permanece en estado de nervios, sobreactuado, que sólo se puede explicar porque el escritor que escribió el argumento era el gay Tennesee Williams. A punto de perder por completo los nervios, decide ira descansar al hotelito playero de su amiga, la libertina Ava Gardner, que mantiene a dos jovenzuelos nativos que van todo el rato con dos maracas, y que son sus amantes; ¡lo mismo que en "La condesa descalza"! El cura Burton continúa su camino degenerativo, caminando entre cristales, en clara referencia a su carácter masoquista, hasta que aparece en el hotelito la dulce Deborah Kerr con su

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abuelo poeta. Acto seguido, la Lolita sale de escena y se entabla una batalla psicológica entre la rubia y la morena por la atención del cura, aunque no se entiende qué es lo que les atrae de él salvo su apostura... y que sea cura, claro. La luna juega un papel importante en la película, y por supuesto, destaca el elemento reptiliano (la iguana) que en conjunción parecen dinamizar ambas las pasiones sexuales. Al final, se da a entender que el cura se queda con las dos, pero en cualquier caso, tenemos a Ava Gardner desempeñando el papel que interpretaría en su vida privada y le llevaría al alcoholismo. El papel arquetípico protagoniza por Ava Gardner es el de la mujer que descoloca las piezas del puzzle amoroso como antes lo hicieron Greta Garbo, Marlene Dietrich o Rita Hayworth, la mujer fatal que es capaz de acabar con matrimonios y generar amantes. Su vida personal tiene bastantes paralelismos con las estrellas cuyas vidas hemos ido conociendo. Nada más entrar en Hollywood, Gardner conoció al que había sido niño prodigio Mickey Rooney, que por aquel entonces gozaba de una posición estable dentro del mundillo, y se casó con él, en 1942, cuando ella sólo contaba 18 años, divorciándose al año siguiente (??). Posteriormente, estuvo casada otro año (entre 1945 y 1946) con el músico de jazz Artie Shaw y, ya en 1951, se casaría con el cantante y actor Frank Sinatra, un matrimonio que duró hasta 1957 y mediante el que Sinatra consiguió enrolarse en "De aquí a la eternidad", gracias a la mediación de Gardner, lo que catapultó su carrera, tanto como actor, como como cantante. A partir de ahí, Sinatra se posicionó, gracias a la naciente industria de Las Vegas, como el cantante crooner por excelencia, que ha pasado a la posteridad. Entre estos matrimonios, Ava Gardner mantuvo una "amistad" con el aviador y magnate de la compañía RKO Howard Hughes durante casi veinte años, aunque no se ha aclarado cómo de amigos eran, y las crónicas dicen que Ava nunca estuvo enamorada de él. Se dice que Rita Hayworth tuvo un aborto de un hijo con Hughes; es decir, el mismo argumento de "La Condesa Descalza", lo cual establecería un paralelismo entre Ava Gardner y Rita Hayworth, como otras dos esclavas sexuales de la élite, y probables espías mediante un programa de doble personalidad. Para olvidarse de todo tras divorciarse de Sinatra, Ava se marchó a España, donde se hizo amiga del escritor Ernest Hemingway, que tantos relatos dio a la historia del cine y que, como periodista en la Guerra Civil española, es muy posible que también fuera espía. Gracias a esa amistad, en 1957 protagonizó la película "Fiesta", basada en un relato del escritor que merece ser analizado. La acción comienza en el París de los años 20, encuadrada dentro de lo que se llamó "la Generación Perdida", los primeros bohemios: escritores, artistas y aristócratas que iniciaron la cultura del hedonismo. Tyrone Power

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es un trasunto del propio Hemingway, corresponsal norteamericano que ha participado en la Iª Guerra Mundial, resultando dañado con una herida no aclarada, pero que le permitió conocer a una bella enfermera norteamericana que es, por supuesto, Ava Gardner-Lady. Pero su amor es imposible porque el médico le dice a Power que ha quedado impotente y no se atreve a decírselo a la bella, ¡otra vez la impotencia del macho que Ava desea: igualito que en "La Condesa Descalza! ¡Qué sufrimiento el de la pobre Ava! La bella persigue a su impotente príncipe azul hasta París para volver a estar con él, ¡al tiempo que tiene un prometido rico aristócrata!, interpretado por Errol Flynn. Un tercer personaje masculino, en este caso judío, Robert Cohn, que no se sabe muy bien a qué dedica, interpretado por Mel Ferrer, es la lapa que se pega a Hemingway /Tyrone Power por donde quiera que va y se llaga a enamorar, también, de Ava Gardner. La diva, que no para de coquetear con todo bicho viviente, se llega a ir de vacaciones a San Sebastián... con Mel Ferrer. Ava Gardner es un arquetipo de la revolución sexual, que se desencadenó entre la élite en esos años 20, y que se vendería al gran público en los sesenta. A Tyrone Power se le ocurre irse a los Sanfermines de Pamplona, y allí se encuentra al prometido de Gardner, Errol Flynn, a la propia Ava y al pesado de Mel Ferrer /Robert Cohn. El personaje que interpreta Ava Gardner manipula a los tres hombres, haciendo que se mueran de celos unos de otros, antes de ligarse a un torero jovenzuelo, en unas escenas que cualquier hombre con la testosterona en su sito tiene que vivirlas como un atentado a la virilidad, una humillación, por identificación, provoca humillación al hombre que ve la pantalla. Al pobre Tyrone Power le endosan el papel de hacer de "amigo" de Ava Gardner, en una clara premonición de las relaciones mujer-amigo gay que vendrían décadas después. La película (y la novela, por tanto) es mentirosa a más no poder porque el callado y humillante Mel Ferrer /Robert Cohn es el único que se rebela contra la injusticia de que Gardner se vaya con el torero (para dar celos a Power) protagonizando dos peleas, mientras que el macho Errol Flynn se dedica a emborracharse, viendo que, ahora que está en la bancarrota, a Ava no le importa una mierda. Sin duda, el hecho de que sea el judío el que se comporte virilmente y la nulidad del que fuera el macho entre los machos Errol Flynn forma parte de la demonización de la virilidad que se estaba preparando, en la que la paranoia de la impotencia jugaría un papel fundamental. Después de liarla parda, Gardner entra en una iglesia para confesarse y, al salir a ver a Power, confiesa: "por más que le busco, no encuentro a Dios". Curioso también que esta película se estrenara justo un año antes que la "La gata sobre el tejado de zinc", en la que la otra diosa oficial de

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Hollywood, Liz Taylor, tiene que lidiar con otro marido impotente, ideado, cómo no, por el homosexual Tennesee Williams, que en la obra original es, directamente, un personaje homosexual. El hecho de que el impotente sea el macho oficial de aquella época, Paul Newman, también es tremendamente significativo aunque estoy seguro de que en el tiempo en el que fue estrenada, cuando no existía el concepto de "impotencia", ni siquiera se entendía como tal. Sin duda, las tres películas formaban parte de la misma estrategia y contribuyeron a extender la paranoia de esa nueva enfermedad, totalmente freudiana, que es la impotencia sexual: la mente le dice que tiene que realizar el coito pero el pene dice que no quiere. Es también reseñable que la acción de la película transcurra desde la ciudad del amor (y de los Illuminati) París, hasta España, que sería explotada como templo de la pasión y de la juerga mundiales. De hecho, esta película se quedó en el inconsciente colectivo mundial, impulsando a viajar a los Sanfermines de Pamplona a jóvenes de todo el mundo para revivir las juergas que se ven en esta película: todo un publirreportaje que, por otra parte, abriría las puertas a España para convertirse en una de las principales potencias turísticas del mundo, convirtiéndola en una bacanal. Pero las similitudes de la película con la vida de la propia Ava Gardner son todavía más reseñables. Tras protagonizarla, Ava se quedó a vivir en España a principios de los años sesenta, doce años que todavía se recuerdan en Madrid, puesto que se hizo aficionada a los tablaos flamencos, la fiesta española... y el macho ibérico. Tras tener una relación con el torero Luis Miguel Dominguín (padre de Miguel Bosé), se cuenta que una borracha Gardner tuvo relaciones con muchos hombres españoles como el propio cantante El Fary. A la luz de lo que hemos visto con otros actores que acabaron creyéndose sus personajes (Tarzán, Drácula), el sempiterno personaje interpretado por Gardner de la seductora que manipula a los hombres se quedó en su sesera haciendo que lo viviera intensamente. El dicho popular dice que "con ella, España se volvió sexual"... Pero la vida de Ava Gardner da para bastante más puesto que la proximidad de su chalet de La Moraleja en Madrid (¡llamado "La Bruja"!) a las oficinas de la CIA entre 1955 y 1960 hizo que los rumores sobre su supuesta pertenencia a la Agencia se redoblaran. Al fin y al cabo, Gardner no paraba de dar fiestas, en las que se reunía lo más florido de la élite madrileña. Por ejemplo, había sido vecina de Perón, exiliado por aquellos años en España. Curiosamente, el que fue su pareja, Frank Sinatra, hizo el mejor papel de su historia en la película que daría pie a una categoría de asesino que no sabe que lo es: "El Candidato Manchurio": en esta película de 1962 dirigida por John Frankenheimer basada en el libro del mismo nombre, se describe una conspiración a base de control mental MK Ultra para crear un asesino a

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control remoto, siguiendo métodos coreanos. En este caso, el asesino dormido despierta cuando ve la carta de la "reina de diamantes". Tan sólo un año después de este estreno, un solitario asesino que formaba parte de los servicios secretos norteamericanos en Rusia, llamado Lee Harvey Oswald, supuestamente asesinaba al flamante Presidente Kennedy. Unos años después, otro asesino de este tipo, Sirhan Sirhan, volvería a matar a otro Kennedy, su hermano Bob. La lista de asesinos sin motivo se sucedería con víctimas como John Lennon, Reagan, etc., a lo largo de los años, tanto que el apelativo "Candidato Manchurio" serviría para denominar estos casos. Esta película, que tendría una versión en el año 2004, sería el inicio de un nuevo género de cine político. Dos años después, ya con Kennedy muerto (se iba a estrenar el día que le mataron, y por eso la película fue retrasada) se estrena "Siete Días de Mayo", en la que se recrea una conspiración militar para derrocar al gobierno electo de los Estados Unidos, dirigida por el personaje interpretado por Burt Lancaster y desmontada por el que interpreta Kirk Douglas. Lo curioso del caso es que el actor que hace de presidente se parece muchísimo a Lyndon B. Johnson que, cuando la película fue rodada, todavía era vicepresidente: ¡la acción se sitúa en 1974! La conspiración gira en torno a que el presidente quiere firmar un tratado de no proliferación nuclear con los soviéticos pero una parte de los militares no se fían de ellos. ¡Lo que quería hacer Kennedy! En ese mismo año, el joven prodigio Stanley Kubrick estrena "Teléfono rojo: volamos hacia Moscú" (la traducción original es "Doctor Amor-extraño o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba") en la que el humorista Peter Sellers interpreta varios papeles diferentes pero que esconden un mensaje subliminal que es... ¡una auténtica bomba! Kubrick nos cuenta subliminalmente que todo esto de la guerra fría es una engañifa, haciendo que Sellers interprete al capitán de la aviación de la Royal Air Force (Lionel Mandrake), el presidente de los Estados Unidos (Merkin Muffley) y el propio Dr Strangelove, ex asesor nazi, que es la personificación del mencionado Proyecto Paperclip. El paranoico General Jack D. Ripper ordena un inmotivado ataque nuclear contra la Unión Soviética. Alertados por este ataque no autorizado, políticos y altos cargos militares se reúnen en la Sala de la Guerra para intentar frenarlo. A pesar de que están a punto de lograrlo, la represalia rusa se activa: un artefacto secreto llamado Juicio Final con la capacidad de exterminar todos los organismos animales y vegetales del planeta, se activa automáticamente. En un momento dado, el general Ripper le dice al capitán Mandrake de la RAF británica (Peter Sellers) que los soviéticos han estado vertiendo el flúor en el agua para "contaminar los fluidos de las jóvenes

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norteamericanas", adelantándose así cincuenta años a la conspiración sobre el flúor que popularizarían investigadores como David Icke. Como queda dicho, el presidente también es Peter Sellers que se sorprende de que se den órdenes de guerra sin su consentimiento, sugiriendo que hay una autoridad superior al presidente, el Consejo de Seguridad Nacional. Una vez despierto a la realidad de que no gobierna, se revela contra los militares y avisa a los soviéticos para que disparen a su propia gente y así impidan el ataque. El ex nazi doctor Strangelove, ahora convertido en asistente científico, ofrece la perspectiva de una fantasía sexual masculina como si fuera un sacrificio desinteresado y patriótico: sugiere que los allí presentes debieran vivir en galerías subterráneas por al menos 100 año y a cada uno de los hombres le serían asignadas 10 voluptuosas jóvenes para reproducirse (como está escrito en el Corán). Los hombres de la Sala de Guerra opinan que es una buena idea. Sobre el origen del personaje del doctor Strangelove, hay pocas dudas: es una parodia de los científicos nazis que fueron exculpados en el Juicio de Nuremberg y pasaron a trabajar para los Estados Unidos en las mismas locuras que investigaban en su país: el hecho de que su mano derecha tenga una inteligencia propia quiere decir que en esa persona hay varias personas que actúan de diferente manera: es decir, que es un agente doble. En definitiva, Kubrick se estaba burlando de la guerra fría y sugiriendo que ambas potencias estaban secretamente conchabadas para generar una despoblación mundial bajo su dirección; por eso todos esos personajes los interpreta el mismo actor, estaba queriendo decir que, en realidad, todos ellos eran el mismo. Que esos personajes sean interpretados por el mismo actor que en "Lolita" interpretaba a varios pedófilos diferentes (Peter Sellers) también es un hecho que conviene no olvidar... MARILYN MONROE: LA DIOSA DEL AMOR SACRIFICADA En agosto de 1962 moriría Marilyn Monroe, de una todavía inaclarada ingesta de pastillas, aún a pesar de que sus amigos que le vieron ese día la encontraron mucho mejor de su sempiterna depresión. Un año después, moriría asesinado el que sería su gran amor John Fitzgerald Kennedy y, poco tiempo después, su hermano Bobby, que también había sido amante de la esclava sexual Marilyn Monroe. Un documento aparecido en la era de Internet prueba que Marilyn era espiada por los servicios secretos, a través de su amiga, la marchante de arte Dorothy Killgallen, quien había estado contando que Marilyn se emborrachaba mucho últimamente y podría dar una rueda de prensa sobre "la base", es decir, la base secreta donde se recuperaron los platillos de Roswell, la mítica Área 51 de Las Vegas. Pese a que haya todavía muchas dudas sobre la posibilidad de que hubiera podido ser envenenada, esto

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prueba que Marilyn había sido una "presidential model", es decir, una esclava sexual para la élite, dentro de un programa MK Ultra, el proyecto ultrasecreto que saldría a la luz en 1974 para crear esclavos a través de diversos métodos de control mental, como químicos, hipnosis, trauma y... el satanismo, del que se encargó el que llegaría a ser director de la NSA general Michael Aquino, gran amigo del satanista Anthony Levay, quien fue novio tanto de la propia Marilyn como de otras sex symbols de la época: Zsa Zsa Gabor (nueve maridos) y Jane Russell. Todos ellos habrían oficiado o participado en ceremonias de este tipo. El Proyecto Monarca dentro de MK Ultra se especializó en el análisis de disciplinas como el vudú y el satanismo y en la creación de sectas, comenzando en 1966 con la Iglesia de Satán. A su cargo, la CIA colocó al mencionado Anton Lavey estudiante, ex miembro de la policía de esa ciudad y de la Interpol. Su máximo colaborador en la secta que dirigía, era el agente de seguridad nacional (NSA), general Michael Aquino, especialista en guerra psicológica. El círculo —mágico— se cierra. Desde aquella temprana época (y posiblemente mucho antes) un gran círculo de actores se desenvolvían en asuntos satánicos, incluyendo a Sammy Davis Junior (gran amigo de Dean Martin) y el propio Frank Sinatra, que sería uno de los muchos novios de Marilyn. Dado que, como hemos visto, una de las bases de la actuación moderna es la interiorización del personaje interpretado, la puerta para la conexión con espíritus maléficos está abierta, pero es que, además, el Proyecto MK Ultra, que trabaja en el intercambio de personalidades es muy apto para las cualidades de un actor, de tal manera que la mencionada Cathy O'Brien citó expresamente a los actores Bob Hope y Kris Kristofferson como algunos de los controladores de las esclavas sexuales. Algo que no ha de extrañarnos, después de ver el papel que jugaron personajes como Joseph L. Mankiewicz, Arthur Miller o el propio Orson Welles con las hadas y princesas que trabajan como actrices y serían las sacerdotisas del Templo de Holly-wood. Además de infiltrado comunista en Hollywood, Bogart lideró la "pandilla de ratas" de Las Vegas, junto al mafioso Frank Sinatra, Dean Martin y el miembro de la Iglesia de Satán Sammy Davis Jr., entre otros, que compartían su afición por el alcohol y las drogas. También formaban parte de la pandilla: Judy Garland ("El Mago de Oz"), Lauren Bacall, Mickey Rooney, el cantante Nat King Cole y Errol Flynn, entre otros. Bogart era considerado el jefe de todos ellos y las actrices Marilyn Monroe, Angie Dickinson y Shirley McLaine eran calificadas como las "mascotas" de este grupo (??). "Más dura será la caída" fue la última película de Humphrey Bogart, en la que interpreta a un periodista corrupto, convertido en Relaciones Públicas de un boxeador argentino sin cualidades ninguna.

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En principio, lo más reseñable de la película es la excelente recreación de cómo una prensa manipulada puede crear un ídolo de la nada y la despiadada descripción que hace de la falsedad en el mundo del boxeo. OK, muy bien, todo claro. Según iba viendo la película, empecé a fijarme en la insistencia sobre la procedencia argentina de "Toro Moreno", el gigantesco boxeador de Los Andes. Y, de repente, hice una asociación de ideas entre el boxeador argentino y el título "Más dura será la caída": ¿se estará refiriendo a Argentina? Entonces, me fijé en la fecha de producción de la película (estrenada en 1956, filmada en 1955) e indagué en lo que estaba pasando en esas fechas en Argentina. ¡Premio!: en 1955, un golpe de Estado retiró del poder a Juan Domingo Perón. Con ese dato en la mente, continué viendo la película como una representación de las relaciones entre Argentina y la mafia que había permitido a Perón llegar al Poder, pero que se desharía de él, haciendo que el gigante argentino mordiera la lona del suelo. ¿Fue así como los sionistas trataron a Argentina, al igual que harían con el corralito del 2001? Me parece también muy significativo que Bogart hiciera este papel de propagandista y persona que manipula la realidad antes de fallecer, pocos meses después, cuando se le acusó en repetidas ocasiones de ser un agente comunista infiltrado en Hollywood. Su cercanía a la mafia de Las Vegas hace pensar seriamente en esa opción pues, como ya sabemos, la mafia y el poder político han sido siempre una misma cosa. Las relaciones de Hollywood con la mafia no se limitan a la cantidad de películas que reflejan este ámbito. Noviazgos como los de Lana Turner con el mafioso Johnny Stompanato, que murió supuestamente asesinado por la hija de esta en 1958, nos hablan de algo mucho más "íntimo". La diva Lana Turner había sido supuestamente descubierta por Zeppo Marx (de los famosos hermanos) cuando tenía 16 años en la parada de un autobús, protagonizando posteriormente la erótica "El cartero siempre llama dos veces", película sin duda potenciada por los ajustados jerseys que pronunciaban sus puntiagudos pechos. Turner conoció a Stompanato en 1956, que había sido guardaespaldas del mafioso judío Mickey Cohen, y sedujo a Ava Gardner mientras estaba con Sinatra, por lo que este pidió al mafioso que dijera a su guardaespaldas que la dejara (cosa que rehusó hacer porque no era su estilo). Posteriormente el italiano se enteró de que Turner se había enrollado con un joven Sean Connery mientras rodaba una película en Londres, por lo que voló hasta allí y apuntó al joven Connery con una pistola; se cuenta que el masón escocés le cogió de la muñeca y consiguió reducirlo. La carrera de Turner volvió a despuntar con la película "Peyton Place", pero no quiso llevar a su mafioso a la ceremonia de los

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Oscar porque supuso que generaría problemas, por lo que fue con su madre y su hija. Al volver a casa tras la ceremonia, apareció el mafioso en su casa de Beverly Hills amenazándola con cortarle la cara con una cuchilla para acabar con su carrera (la cirugía estética todavía no era lo que es ahora). La historia oficial cuenta que fue su hija pequeña quien le mató con un cuchillo, pero las malas lenguas dicen que fue cosa de Sean Connery, y le echaron la culpa a ella porque sabían que, al ser menor, no le pasaría nada. Cheryl se convertiría en escritora de mayor y en... lesbiana. Curiosamente, la película que llevó a los Oscar a Lana Turner (y a la que no quiso invitar al mafioso) trata sobre una madre soltera cuya hija quiere ser escritora, y en ella se desencadena un homicidio del padrastro de una de las protagonistas después de relaciones adúlteras e incestuosas... ¿Qué casualidad, verdad? Como dije páginas atrás, Lana Turner y Marilyn llevaron carreras paralelas, pues ambas fueron descubiertas gracias a posar para un calendario de una industria armamentística. Pero aunque Turner tiene un lugar en la historia del cine, su contribución a ella es muy inferior al de su amiga. Fue gracias a Marilyn como se institucionalizó la figura del símbolo sexual (sex symbol), neologismo procedente de los ingenieros sociales a cargo de la producción ideológica de Hollywood y de la palabra derivada "sexy", arquetipos artificiales de raíz freudiana para definir la manera en la que, subliminalmente, el sexo iría rehaciendo las vidas de la sociedad planetaria a través de las películas. Para atraer más público, y siguiendo la estela dejada por las nórdicas Marlene Dietrich, Greta Garbo o Ingrid Bergman, los cazadores de talentos reclutarían a más diosas para el olimpo de Hollywood procedentes de certámenes de belleza como la española Sara Montiel, la francesa Brigitte Bardot o las italianas Claudia Cardinale, Gina Lollobrigida o Sofia Loren. Sobre varias de ellas hay grandes sospechas de que ejercían la prostitución cuando fueron descubiertas, particularmente la última. Ellas serán las diosas del Templo que alumbrarán las ampulosas películas y en cuyo inconsciente los hombres que vayan a verlas desearán dejar su huella genética. Para los más dulces y delicados, dejarán otras ambrosías. AUDREY HEPBURN: LA HADITA Antes de hablar de Audrey Hepburn, he de reconocer, para que no quede duda alguna, que soy poco objetivo con ella pues ha sido mi mayor amor platónico de la pantalla grande. Y a buen seguro, no he sido el único. Casi cincuenta años después, tan sólo la iconografía generada por Marilyn Monroe se puede equiparar a la provocada por Audrey Hepburn. ¿Por qué ese hechizo? ¿Por qué, tantos años después de su muerte, los bolsos y

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cuadros con su efigie se venden más que nunca? ¿Qué tenía esa mujer para que se la adore actualmente como a una virgen? Primero de todo, es preciso conocer que Audrey era una aristócrata de cuna, hija de un diplomático inglés destinado en Bélgica, que había estado casado con una rica heredera y baronesa holandesa, con pedigrí de alcaldes (Arnhem) y gobernadores (Surinam). Audrey era pues, una mujer de alta cuna; aunque venida a menos, su distinción la acompañará de por vida y será su marca indeleble para la posteridad. No por casualidad, su papel primordial fue el de princesa que lo era, o mujer que sueña con ser princesa. Paradigmática es la famosísima "Vacaciones en Roma", de 1953, en la que Hepburn interpreta a una princesa inglesa de gira por Europa. En Roma, conoce a un periodista (Gregory Peck) una noche de libertad que se pierde por las calles y... se enamoran. (Audrey está en sueños, curiosamente, la primera vez que se sume en sus brazos). Hasta aquí, la historia conocida de esta exitosísima película. Lo que nadie os habrá contado es que la gira de la princesa "Audrey Hepburn" por Holanda, Francia e Italia estaba promocionando "LA FEDERACIÓN EUROPEA, QUE ACABARÁ CON LAS GUERRAS EN EUROPA". ¿Te sorprende? ¿Y si te cuento que la película se estrenó en 1953? ¿Y si te cuento que en 1957 se firmó el Tratado original de la UNIÓN EUROPEA? ¿Sabes dónde se firmó ese Tratado? ¡EN ROMA! ¿Conclusión? "Vacaciones en Roma" fue un publirreportaje encubierto (una propaganda) para convencer a la población europea de la idoneidad de la Unión Europea. Por si queda alguna duda, el autor de este guión fue acusado de agente comunista, Dalton Trumbo, que no apareció en los títulos de crédito porque en aquel momento estaba vetado por la Comisión MacCarthy. Dado que el proyecto de la Unión Europea fue la continuación de los sueños totalitarios soviético y nazi, parece claro que Trumbo era muy consciente de para quién trabajaba... La identificación emocional con ese romance entre la preciosa princesa y el apuesto periodista QUE NO PUEDE SER (la princesa despide con los ojos llorosos a su enamorado en rueda de prensa) hizo que, en el inconsciente colectivo LA UNIÓN EUROPEA FUERA LA CULMINACIÓN DE ESE AMOR IMPOSIBLE EN ROMA. Es decir, apoyar la Unión Europea era, en el inconsciente de los europeos de aquella época, apoyar a Audrey Hepburn en su amor imposible (y la libertad que ello suponía, obviamente). Sin duda alguna, estamos ante una OBRA MAESTRA DE LA INGENIERÍA SOCIAL, es decir, de cómo

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el cine puede manipular las mentes de los seres humanos en la dirección deseada por las élites, utilizando el sentimiento más hermoso, el más deseado y, por tanto, el que más impacto tiene sobre el inconsciente: el Amor. Todo el mundo quiere que triunfe el Amor. Y qué mejor que la mujer que mejor ha representado a la princesa de los cuentos de hadas para representar esas fábulas modernas. Tras "Vacaciones en Roma", la bella Audrey Hepburn volvería a hacer de Cenicienta en la batalla de dos hermanos por su amor (Humphrey Bogart y William Holden) de la película "Sabrina" (1954), esta vez con París como marco de acción y la inolvidable canción de Edith Piaf "La vida en rosa" como banda sonora, una vez más, la música que se quedará en tu inconsciente para hacer soñar con la Cenicienta. En 1961 estrena "Desayuno con Diamantes", sobre novela del gay Truman Capote: la historia de una prostituta de altos vuelos, suavizada en la película (al parecer) por exigencias de la propia Audrey. La película envolvió en el glamour las vidas de los mafiosos de la alta sociedad y contribuyó a generar la aspiración a vivir esas vidas de lujo (y cuento) pues la cuidadísima fotografía y la excelente música de Henry Mancini, envuelven como un manto de terciopelo los modelitos exhibidos por Audrey durante el filme, que también cantó la canción principal (aunque posteriormente la sustituyeron). Las fotografías de la bella Hepburn en esta película se convirtieron en los iconos más recordados de la historia del cine y, todavía ahora, se fabrican bolsos, camisetas y todo tipo de merchandising con estas imágenes. Aunque envuelta en una serie de tramas detectivescas, en definitiva a película vuelve a recrear la historia de la Cenicienta, pues Audrey es una chica de pueblo que dejó a su marido (con el que se casó cuando tenía 15 años)... para triunfar en Hollywood, yendo a parar al ambiente mafioso. Gracias a que hablaba cinco idiomas, Audrey se especializó en papeles de mujer cosmopolita. Por ejemplo, en 1963 interpreta junto a Cary Grant "Charada", una película ambientada en París sobre unos ex agentes de contrainteligencia de las OSS (precursora de la CIA) que pretenden obtener información del ex marido muerto de Audrey sobre el paradero de 250.000 dólares en oro que se había enviado para formar a la resistencia francesa. Es decir, lo que más tarde sería Operación Gladio: los ejércitos terroristas de la OTAN. Por si coges el guiño subliminal, al principio de la película hay un figurante que dice haber visto al barón Rothschild en Suiza. Audrey no sabe si confiar en el hombre que quiere y del que se enamora en dos frases, porque puede ser el asesino y siempre le está mintiendo, algo bastante habitual en estos filmes donde no se puede confiar en la persona que se ama. Durante la película Audrey aparece trabajando en la EURESCO, un organismo de la ONU cuyo nombre es casi calcado a donde acabaría colaborando (la UNESCO): ¡qué casualidad! La verdad es que

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nadie sabe bien por qué se enamora de él, como en casi todas las películas, se enamoran sin razón amorosa que lo justifique, porque la persona en la que depositan su sentimiento hace todo lo contrario a lo esperado para merecérselo. Lo único que lo justifica es la música, que marca en cada película el momento en el que "hay que enamorarse". Dado que el ser humano tiene una necesidad biológica de vivir el amor, las consecuencias inconscientes de estos enamoramientos sin motivo son evidentes: la gente (sobre todo las mujeres) buscarán repetir esas escenas en la ficción, viviéndolas en su realidad, por más que fueran una mentira, equivocándose en la elección de su hombre. En sus mentes se habrá creado un impacto emocional positivo, en forma de endorfinas, que buscarán reproducir en sus vidas, pero dado que el original es falso, también su influencia será negativa. En psicología se conoce como un "condicionamiento inverso". En 1964, ya más mayor pero con su encanto intacto, Audrey volvería a interpretar el mismo papel de Cenicienta en el musical adaptado del teatro "My Fair Lady". Esta vez, la fábula mil veces repetida lleva incluida un curso de inglés y un ejercicio de MK Ultra de creación de una estrella, de una nueva personalidad, a partir de una chica de pueblo: justo lo que ha venido haciendo Hollywood desde "Ha nacido una estrella". "My Fair Lady" es una especie de "Operación Triunfo" a tumba abierta, que en esta ocasión tiene Londres como marco de acción y un variado arsenal de canciones bien encajadas con el argumento como banda sonora. En "Dos en la carretera", de 1967, junto a Albert Finney, se dice que Audrey protagonizó una comedia romántica, pero el caso es que los dos supuestos enamorados, a juzgar por lo que se muestra, se pasan toda la película discutiendo y rememorando nostálgicamente una época en la que... ¡tampoco se quisieron tanto! La película gira en torno a unas vacaciones por la Provenza francesa y es un vehículo para la exhibición, una vez más, de los modelitos de Audrey que, sin duda alguna, inaugurará la época de las modelos de alta costura y la influencia de las revistas femeninas en la psique femenina, ligada a la época del gran consumo. El que varias de sus películas transcurran en Francia no es casualidad porque ese país lanzó al mundo ese gran negocio. Al margen de la excelente música nuevamente de Henry Mancini y de lanzar el mensaje de que el matrimonio es aburrido, la película significó la consagración de Audrey como icono del mundo de la moda, que llegaría, como hemos visto, hasta ahora. Como película de amor, no tiene ningún sentido a menos, como vamos viendo, que las discusiones y las faltas de respeto sean una medida del amor... La película más querida de la propia Audrey es "Historia de una monja" (1959), del judío Fred Zinnemann, por el carácter espiritual y bondadoso de este personaje ambientado en la II Guerra Mundial. En este caso, el amor hace que Audrey abandone los votos de monja y su propia neutralidad, tras comprobar los horrores perpetrados por la Alemania de

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Hitler. Ella misma vivió la ocupación alemana de Holanda, y decía sentirse identificada con la historia basada en hechos reales que se cuenta en la novela "El diario de Ana Frank". Audrey Hepburn acabó casándose con Mel Ferrer, al que vimos en la película de Ava Gardner "Fiesta", interpretando a un extraño personaje que era como... un espía. De él se decía que era su "Svengali", es decir, su hipnotizador, su controlador, y desde luego estuvo viviendo a rebufo de su éxito. Después de divorciarse de él, Audrey se casó con un psiquiatra italiano, con lo que volvemos a encontrarnos con la hadita desequilibrada y manipulada por aquellos que controlan su mente. Aunque para un fan como yo mismo sea duro reconocerlo, Audrey perdió cuatro bebés en respectivos embarazos por no guardar el preceptivo descanso y continuar con su carrera, es decir, por ambición. Para acabar de difamar el arquetipo del amor, la bella Audrey terminó haciendo de objeto de deseo de una lesbiana interpretada por Shirley McLaine en la película "La infamia" del judío William Wyler (1961), con la que se daba comienzo a las tramas homosexuales femeninas en el mundo del cine. El guión gira en torno a una conspiración de varias alumnas en un colegio que acusan injustamente a sus profesoras de ser lesbianas y acaba descubriendo que una de ellas (Shirley) está enamorada de la otra. El proceso de homosexualización que había denunciado el senador McCarthy ya estaba en marcha. En la era de Internet, aparecieron unas fotografías de la bella Audrey en una fiesta de máscaras en 1972 de la familia Illuminati Rothschild, en la que se la ve enjaulada como un pajarito. La prueba definitiva de que sus matrimonios con controladores se debían a que, realmente, fue víctima de un Programa de Control Mental, MK Ultra. HUMOR EN LOS 50'S Y 60'S Si en los primeros años cincuenta el reinado el humor correspondió a los reseñados judíos Jerry Lewis y Danny Kaye, a finales de esa década y durante toda la siguiente apareció un extraño personaje, también de origen hebreo, llamado Peter Sellers, que se haría famoso por la saga de "La Pantera Rosa" y "El Guateque" e interpretando varios papeles diferentes en dos películas de Kubrick: "Dr Strangelove" ("Teléfono rojo, volamos hacia Moscú") y "Lolita". Es preciso matizar lo que acabo de decir porque es difícil explicar en una sola frase que en ambas películas Peter Sellers interpreta a personas diferentes (¡sin maquillarse!): es decir, parece querer decirse que padece un problema de personalidad múltiple. Aficionado a los temas esotéricos, el caso es que él mismo confesó: "actúo como un médium, si lo quieres: dejo entrar el personaje a través mío, y creo que hay algo esotérico en mi forma de actuar, sí".

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Gran parte de la gracia de Peter Sellers estriba en que hace de hombre serio que se ve metido en problemas y acaba resolviéndolos sin que él mismo lo quiera, como el inspector Clouseau de "La Pantera Rosa", relato cinematográfico con muchísima simbología masónica, cosa que no ha de extrañar puesto que el propio Sellers era abiertamente masón (como Sean Connery: Logia Chelsea 3098). Aunque sospecho que la profundidad de los códigos de esta serie todavía se nos escapan, sí vislumbro que el diamante "La Pantera Rosa" que tanto la policía francesa como la mafia quieren recuperar hace alusión al sionismo. No en vano, el superior del Inspector Clouseau lleva el nombre de "Dreyfus", el militar judío cuya traición al Estado francés originó una auténtica conmoción en aquel país a principios del siglo XX que se saldó con la exoneración del judío y puede explicar el por qué de esa mofa de la policía francesa. En la película de la saga de 1976, el jefe Dreyfus llega a construir una máquina apocalíptica para terminar con el Inspector Clouseau. En cualquier caso, el personaje prototípico encarnado por Peter Sellers es alguien que acierta sin querer y que parece estar desangelado, sin alma. El biógrafo de Sellers, Peter Evans, documentó "cómo el demonio empezó a habitar su cuerpo. Todo en él comenzó a cambiar. No era sólo su manera de caminar y actuar, no era sólo su voz, ni sus expresiones, ni sus ojos, sus gestos eran también diferentes". A pesar de su vertiente cómica, en lo personal Sellers fue señalado como un ser inestable y con tendencia al abuso de sustancias psicotrópicas. En realidad, no se sabe muy bien por qué las mujeres se enamoran de él, quizás solamente por su prestigio. Incluso, sufrió pequeñas depresiones por el fracaso de algunas películas. Algunos creen que el abuso del nitrito de amilo contribuyó al ataque de corazón que sufrió en 1964. Su película más paradigmática para el tema que nos ocupa llegaría a finales de los años sesenta conocida en España como "Bienvenido Mr Chance" ("Being there", 1979). En ella Sellers interpreta a un tipo que ha vivido siempre encerrado en su casa, y que, por casualidad (chance) se convierte en asesor del Presidente de los Estados Unidos. El señor Suerte /Peter Sellers es un retrasado mental que ha vivido toda su vida encerrado en la casa de un hombre rico (puede que una especie de esclavo) y se alimenta únicamente de la televisión, una adicción tal que se puede decir que la tele es la que gobierna todos sus actos. Sin duda es una representación profética de hasta dónde llegaría su influjo en las décadas venideras. El día que mueres su amo se ve obligado a salir de la casa, mientras suena la música de "La Guerra de los Mundos" en versión acid jazz. Un posterior atropello provoca que sea llevado a la casa de un magnate e influyente político apellidado Mr Rand, un Illuminati en toda la regla al que el mismísimo presidente rinde pleitesía y que pide "sangre fresca para

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cenar". Lo importante es que acaba suplantando el papel del Señor Rand, una velada alusión a la Corporación Rand, un grupo de intelectuales que asesoran a la élite, autores del mítico informe "Iron Mountain" en el que idearon los métodos para despoblar el Planeta: creación de enfermedades, extensión de la homosexualidad y del aborto, entre otros. Por el camino, hablan en la TV de "conducir sin detector de radares" (estamos en 1979, recuerda). Mr Chance ha vivido tanto tiempo delante de la televisión que de hecho vive en la realidad de la televisión, por lo que es ella la que actúa a través de él. "Bienvenido Mr Chance" es una readaptación del cuento "El traje nuevo del emperador" con la variante de que aquí no hay ningún niño que diga lo evidente: ese hombre es un tonto. Sus simples afirmaciones le convierten en un personaje público debido a la entronización mediática de la tontería, y así va ascendiendo peldaños gracias a la estupidez cómplice de la gente, hasta que llegan a entrevistarle en horario prime time en la TV. Es una prueba de que un tonto puede llegar a cualquier lado y que los medios pueden hacer creíble un espejismo. El espía en Hollywood Ronald Reagan llegaría a presidente de los Estados Unidos apenas dos años después del estreno de esta película, mientras que George Bush hijo lo haría en el año 2000. A cualquiera de ambos tontos se podría referir o a las decenas de mediocres que alcanzaron posiciones de gobierno en diferentes países de la Tierra gracias al influjo de la televisión. Lo que muestra la película es que es su imagen lo que vende; es una construcción social de falsa realidad, un acto propagandístico, otro "candidato manchurio" plagado de referencias a las sociedades secretas. Por ejemplo, durante el entierro de su benefactor, aparece una clarísima pirámide con "El ojo que todo lo ve", encima del nombre de Rand. Sobre la efigie del Ojo Illuminati, y mientras llevan su féretro, sus compañeros comienzan a conspirar sobre quién será el próximo presidente de los Estados Unidos, llegando a la conclusión de que el tonto Mr Chance sería el perfecto. Acto seguido se le ve caminar sobre las aguas. En esta película Sellers se encuentra con Shirley McLaine, que interpreta a una sospechosa amante del ya anciano conspirador, y acaba siendo seducida por la falsa imagen que proyecta Mr Chance, a pesar de su estupidez, y de que está prácticamente hipnotizado por la televisión. En una escena, subyugada por la imagen (falsa) que se hace de él, Shirley se pone en sus brazos y Sellers copia los ademanes sexuales que ve en la televisión, señal de que está hipnotizado por ella y bajo su control: lo que más tarde haría el porno con casi todos. Como nota curiosa, el marido conspirador llegará a ceder a Shirley a Sellers, como si fuera su esclava sexual. La última frase que se escucha en la película bien podría asociarse con el propio Peter Sellers: "la vida es un estado mental".

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SHIRLEY MCLAINE: LA PROSTITUTA DULCE Hermana del protagonista de "Bonnie & Clyde", Warren Beatty, vimos a una jovencísima Shirley McLaine dentro de la pandilla de bohemios /alcohólicos de Humphrey Bogart en Las Vegas, quien definía a Shirley, junto con Angie Dickinson y la propia Marilyn Monroe como sus "mascotas"; ignoro el valor exacto de esa palabra pero el caso es que algunos contactos debieron proporcionarle porque en los años sesenta McLaine comenzó a subir como la espuma, generalmente en el papel de prostituta dulce... Shirley se hizo con ese papel en melodramas románticos como "Irma la Dulce" y "El Apartamento", al lado de Jack Lemmon, quien había protagonizado "Días de Vino y Rosas" en 1962 junto a Lee Remick. Todas estas películas tienen en común unas tramas más cercanas a la gente común; trabajadores con vidas más o menos normales en las que el alcohol tiene un papel importante, pintando el alcoholismo con un tono romántico. En la película de Billy Wilder, "El Apartamento" de 1960, Jack Lemmon es un vendedor de seguros cuya ambición por promocionarse le lleva a ceder su piso (¡gratuitamente!) para las citas de sus jefes con sus respectivas amantes. Presentada como una comedia, esta película que ganó cuatro oscars de aquel año es en realidad una auténtica tortura en la que el trabajador se ve sometido a unas humillaciones que producen un efecto desasosegante en el espectador, como cuando se ve impelido a quedarse en la calle una noche de lluvia porque uno de los jefes le ha pedido el piso. Intuyo que el espectador se ríe de la situación por considerar la vida de Jack Lemmon más patética que la suya propia pero esta película en la que el marco del trabajo ha dejado de ser la fábrica para pasar a ser la oficina, con los métodos de fichar que se hicieron comunes a partir de ahí, es toda una declaración de cómo iban a funcionar las cosas a partir de ese momento. Comenzaba la época del "peloteo"; la humillación vil para conseguir ascender en el escalafón, y aquí, gracias a que el público se siente identificado con el "currante Lemmon", es comportamiento infame queda impregnado como si fuera "lo bueno". La trama central de la película gira en torno a una ascensorista (Shirley McLaine) de la cual se enamora, y que resulta ser la amante de uno de sus jefes, a la que este desprecia y que acaba intentando suicidarse, con somníferos, en el apartamento de Jack Lemmon. Nuevamente, la trama estalla en Navidades, que es cuando Lemmon se entera de que su amada es la querida de su jefe. Es muy curioso porque ese es el sistema con el que, supuestamente, intentó suicidarse Marilyn dos años después, por lo que la película bien podría haber servido para lanzar esa posibilidad y, además, hay una referencia "casual" a Marilyn en la propia película: se habla de ella como referencia de belleza. También es sintomático que el doctor que salva a Shirley es judío (Dreyfuss) al igual que la casera (Lieberman) y que en

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una escena una viejita lanza la hipótesis de que el tiempo se ha vuelto loco "desde que comenzaron las locuras en Cabo Cañaveral", es decir, la estación espacial de Florida. Una referencia a la conspiración del cambio de clima que sería una tendencia ¡cincuenta años después, con la era de Internet! Dos años después, en "Días de vino y rosas" (Blake Edwards), Jack Lemmon da vida a un relaciones públicas que monta fiestas con modelosprostitutas en un yate para millonarios cuando conoce y se enamora de la joven telefonista de su empresa, con la que se va a vivir y a la que acaba introduciendo en el alcoholismo; la manera de relacionarse en el campo de las relaciones públicas que tan bien está representado en la película. Creo sinceramente que en aquella época poca gente conocía la existencia de esa profesión, creada, por si no lo saben, por el inefable Edward Bernay, sobrino de Sigmund Freud, y padre de la propaganda y la manipulación de las masas, aunque como vamos viendo, aparece en unas cuantas películas de aquella época. En 1963, nuevamente dirigida por Billy Wilder, Shirley McLaine interpreta a una prostituta que se enamora de un policía (Jack Lemmon) en París, que la salva de un matón y se acaba convirtiendo en su proxeneta. Con música del judío André Previn, "Irma la Dulce" es la adaptación de un musical francés cuya trama gira en torno a los esfuerzos de Lemmon por que McLaine /Irma deje la prostitución, convirtiéndose en su único cliente (Míster X). Gracias a estas películas, Jack Lemmon se convirtió en el arquetipo del hombre común que se ve envuelto en problemas por querer ascender, y se emparejó en la pantalla con chicas dulces que caen en el hoyo, debido a sus ansias de poder. Por su parte, Shirley McLaine llegaría a ser uno de los iconos de la new age al escribir un libro sobre sus experiencias paranormales, rodando una película llamada "Cita con los dioses" en la que revelaría que fue la amante de un primer ministro inglés durante muchos años... Todavía no se ha aclarado cuál pero será bueno echar la vista atrás apenas unas páginas y recordar el papel que interpretaba en "Bienvenido Mr Chance" y cómo pasaba de las manos de un magnate a las de un futuro presidente de los Estados Unidos sin que ella supiera bien por qué se sentía atraída... WESTERN: LOS INDIOS SE VUELVEN BUENOS A partir de los años sesenta, el icono norteamericano por antonomasia (el cowboy o vaquero) fue perdiendo el ideal romántico que le envolvía hasta entonces, comenzando a mostrarse la historia de la conquista del Oeste desde un punto de vista más objetivo, sobre todo, con los pobladores aborígenes de esa parte del continente.

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En esta era de las películas épicas retomando la historia para reescribirla, se estrena en 1962 "La Conquista del Oeste", en cuya producción no se escatimaron gastos, puesto que se contrató a tres directores: Hattaway, Marshall y John Ford, amén de estrellas como James Stewart, Henry Fonda, Gregory Peck o Richard Widmark. A lo largo de las tres horas de metraje, se narra la expansión hacia el Oeste protagonizada por los colonos blancos, la anexión de Texas en 1845 y la incorporación de los Estados de Arizona, Nuevo Méjico y California tras la guerra con Méjico que se saldó con el Tratado de Guadalupe de 1848. Esta lujosísima película fue la primera rodada en cinerama, y su narrador fue nada menos que Spencer Tracy. Incluso se contrató a todo un John Ford para que rodara un interludio en el que dialogan los generales nordistas Sherman y Grant. La acción transcurre durante varias décadas, y su hilo conductor es una familia que hoy llamaríamos cristiana fundamentalista que decide vender sus posesiones en el Este y viajar a la Tierra Prometida, el Oeste. Zebulón, el padre, tiene dos hijas: una buena llamada Eva y una "que no quiere tener nombre" llamada Lilith. Sabiendo que la búsqueda de la Tierra Prometida es una obsesión judía y recordando los primeros capítulos de este mismo libro en los que los investigadores hebreos Jacobici y Halpern reconocían abiertamente que el western era un género creado a partir de las obsesiones judías, es fácil descodificar el contenido. El nombre Zebulón corresponde al sexto hijo de Jacob y fue el fundador de una de las tribus de Israel. Lilith, por su parte, fue la primera mujer de Adán, conocida por ser uno de los demonios, y Eva es la ya conocida "madre" de la Humanidad. Aunque aquí no es una mosquita muerta puesto que se tira literalmente en los brazos del aventurero James Stewart, que recorre el Oeste en Libertad, hasta que es atrapado por la bella cristiana que consigue hacerle sedentario y que funde una granja. Tras la muerte de sus padres, Lilith se tira a la mala vida, convirtiéndose en cabaretera, hasta que se entera de que "un viejo verde" (un amante rico) le ha dejado una mina de oro en California... justo cuando el truhán interpretado por Gregory Peck se dispone a seducirla. Dado que el anuncio de que le ha tocado una mina de oro se produce a voz en grito (aunque en la película dirán que no sabe cómo se ha enterado), este dato acrecienta el interés del jugador de póker por la dama, que consigue ser aceptado en la caravana que les lleva a la Tierra Prometida. Durante la travesía, a Lilith se le declaran el honesto (pero frío) jefe de la caravana y el malote interpretado por Gregory Peck... que la deja cuando se entera de que la mina ya no tiene oro. Pese a ello, Lilith sigue despreciando al jefe de la caravana y acaba casándose con Peck, que terminará convirtiéndose en un destacado ejecutivo de la empresa de telégrafos. Es muy significativo que, en el momento de su declaración ante Lilith, Peck pronuncie estas

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palabras: "con la ayuda del diablo, seguro que salimos adelante" y que posteriormente, el ladrón de póker se convierta en un rico ejecutivo. La película sirve para justificar la invasión de los territorios españoles (California, Nuevo Méjico, Tejas, entre otros) al margen de que reparemos en que la Guerra civil americana se produjo justo después de que se completara la "conquista" del Oeste. Por primera vez (que yo sepa) se cuenta la historia del avance de los colonos reconociendo que les robaron las tierras a sus legítimos poseedores, por medio de acuerdos incumplidos y engaños, perpetrados por la compañía férrea Union Pacific, utilizando al propio ejército como su guardia personal. Al margen del personaje de Stewart, se nos muestra agradablemente a otro "montaraz", una especie de "hippie", interpretado por Henry Fonda, que vive a la manera de los indios, con lo que se nos prepara para el cambio de tendencia que operaría el género del western en la siguiente década. Pero, sin duda, la principal clave que nos deja esta monumental película es que dejó en el imaginario colectivo el sueño de la Tierra Prometida en el Oeste californiano, particularmente en San Francisco, donde por esos años comenzaron a llegar unos nuevos "colonos" conocidos como "hippies" soñando con crear una sociedad ideal. Concretamente, un año después del estreno de esta película, 1963, el autor de la novela "Alguien voló sobre el nido del cuco" Ken Kesey se fue a vivir a California, donde se encontró, entre otros, con los supervivientes de la generación "beat", Jack Kerouac, Allen Ginsberg y Timothy Leary, el psicólogo de Harvard que experimentó con el LSD. Parece claro que esta película contribuyó a forjar esa leyenda y a incitar a los jóvenes del Este a viajar hacia la soñada California. Los años 60 marcan un claro cambio de tendencia en el género de las películas del Oeste: comienzan a variar sus historias dejando de lado la amenaza de los indios como trama central e, incluso, algunas se atreven a mostrar a los indios con valores, a través de diferentes tribus que muestran la mixtura entre indios y blancos, como los comanches y cimarrones. Un ejemplo: "Cimarrón", con Glenn Ford. En el año 1962 tenemos dos películas en las que el punto de vista mostrado es el de los indios: "Gerónimo" sobre el jefe del mismo nombre y "Un hombre llamado caballo", relatando la vida de un aristócrata que es capturado por los indios y se convierte en uno de ellos. Un tema que se repetiría décadas más tarde, entre otros, en filmes como "El pequeño gran hombre" o "Bailando con lobos". John Ford vuelve a hacer otra película que quedará para la historia con "El hombre que mató a Liberty Valance" (1962) en torno al triángulo formado por el abogado James Stewart, el pistolero bueno interpretado por John Wayne y el pistolero malo interpretado por Lee Marvin. Con una estructura aparentemente sencilla, en la que el malísimo Lee Marvin

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impone la ley del más fuerte en un pueblucho fronterizo con Méjico, las connotaciones profundas de este filme son, como veremos, mucho más interesantes. El "inocente" abogado James Stewart es asaltado por Lee Marvin cuando llega al poblado, enarbolando la Ley como su gran arma: "la ley de las tierras", afirma con grandilocuencia. Marvin es una especie de terrorista a sueldo de los ganaderos que luchan por MANTENER LAS TIERRAS ABIERTAS, SIN CERCADOS, mientras que los agricultores prefieren enarbolar el derecho a la propiedad y cercar los terrenos. Para ello, necesitan crear "un Estado", de manera que así puedan imponer la ley mercantil, la ley de las cosas, no la de los seres humanos. Indudablemente, la película está contada desde la óptica del aspirante a político James Stewart, que se vale del valiente John Wayne para doblegar (y matar) al malvado Liberty Valance y, no bastándole con eso, "robarle" a Wayne su novia, Vera Miles. Así es como, en pocas fechas, consigue hacer unas elecciones en ese territorio todavía no integrado a los "Estados Unidos para América", siendo elegido posteriormente representante y después, senador. Por debajo de la inocente trama del Oeste, estamos pues ante una exaltación del poder del Estado y una explicación de cómo fue creado, que nos deja una incógnita sumamente curiosa: el nombre del malvado. Aunque lo escriban con "V", el nombre del maléfico "Liberty Valance" significaría en castellano "El equilibrio de la Libertad", con lo que tenemos que el binomio James Stewart /John Wayne mata al "Equilibrio de la Libertad", que defendía el derecho a que la tierra no fuera cercada, imponiendo la ley del Estado, es decir, la de la propiedad privada. La historia de Caín y Abel, una vez más, vuelve a ser relatada en este cuento: si Caín era agricultor y Abel era ganadero, aquí le dan la vuelta a la historia y el malo era ganadero y el bueno, agricultor. En esta década tenemos varios western que marcaron tendencia, como "El Álamo" (sobre la independencia de Tejas) y "Los Siete Magníficos" (adaptación de "Los Siete Samuráis", del japonés Akira Kurosawa). Vemos pues que la tendencia dominante es el western con querencias históricas, como una forma de reafirmar la legitimidad del Estado norteamericano al tiempo que se comienza a hacer justicia, reivindicando la realidad de que los indios fueron exterminados. En "La masacre de los sioux", por ejemplo, el general Custer recibe en el Oeste al capitán Benton en el que ve a su futuro sucesor. Todo parece marchar con normalidad hasta que un grupo de hombres no se conforma con el tratado firmado con los indios, y comienzan a instigar a Custer para que reprima a los indios. Al margen de que las tramas van cambiando para volverse más comprensivas con los indios, el western se diversifica en varios subgéneros, apareciendo con fuerza en los cines de barrio las comedias western del dúo italiano Terence Hill y Bud Spencer, el cine de terror del oeste y los

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westerns de otros países que no son Estados Unidos, comenzando por el más lógico (Méjico) y continuando por países europeos como Alemania, Italia y España. La explicación a por qué en otros países empezaron a hacerse películas del Oeste es que consideraron que era un arma cultural muy importante, y los diferentes gobiernos decidieron comenzar a producir sus propias historias, su propia forma de contemplar la realidad. Entre todos ellos, sin duda el western italiano, conocido como "spaguetti", se hizo muy famoso, emergiendo de ellos en los años 70 las figuras del director Sergio Leone y el actor yanqui Clint Eastwood, que darían el salto a la primera división de la fama en los años posteriores. De un signo muy distinto, y acercándonos a los planteamientos del presente, son las incursiones en el género de los dos guapos del momento: Paul Newman y Robert Redford. Ellos son los protagonistas de "Dos hombres y un destino" (1969), que vuelve a hacer que la mítica pareja romantice las vidas de los delincuentes, con esta road movie de dos delincuentes escapando de la ley. Unidos a una maestra, se convertirán en un trío que huye hasta Bolivia y acaban suicidándose, una escena final que sería copiada por la mítica "Thelma y Louise", reforzando la idea del rock and roll de la vida al límite, y cuyas estrellas morirían un año después: Janis Joplin, Jimmy Hendrix y Jim Morrison. Esta película da comienzo al cine de "buddys" o "colegas", filmes cuyos protagonistas son una pareja de amigos y que, para algunos, son el comienzo subliminal de las tramas homosexuales. La película está indisolublemente ligada a la música de Burt Bacharach y al tema "Raindrops are falling on my head" que suena sobre las bucólicas imágenes de Paul Newman y la maestra-judía Katherine Ross juntos encima de una bicicleta. Esta actriz se convirtió en un símbolo para la generación de Woodstock, pues también fue la novia de Dustin Hoffman en "El Graduado". Dos años antes, Faye Dunaway y Warren Beatty protagonizaban la historia de otros dos asaltabancos de los años 20, "Bonnie & Clyde", dirigida por el muy probable gay Arthur Penn... Clyde /Warren Beatty se encuentra con Faye Dunaway en su casa, y comienza a vacilarla, al o que ella responde incitándole a robar, poniendo a prueba su virilidad (importante dato). En cuanto la chica comprueba que es suficientemente osado para saltarse la ley, rápidamente se marcha de su casa para vivir la vida de una delincuente (una vez más, la atracción por el lado oscuro). Pero, como hemos visto en unas cuantas películas clásicas, él es incapaz de satisfacerla sexualmente, lo que más tarde se conocería como "impotencia" (en aquella época todavía la gente no era consciente de esta enfermedad prefabricada). En la versión del libro original del que nace la película, el personaje interpretado por Beatty era homosexual, y mantenía

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una relación de trío con el chico que conocen en la gasolinera y que se convertirá en el mecánico-conductor del terceto. Por el camino, la banda de atracadores se encuentra con una familia a la que le van a embargar la casa y por eso deciden robar a los bancos como venganza contra el sistema, al estilo Robin Hood. Curiosamente, el primer banco que intentan robar no tiene dinero porque ha quebrado y es "el banco de los granjeros". Nuevamente nos encontramos, subliminalmente, con la quiebra organizada del Estado norteamericano (golpe de Estado encubierto) que llevó a la creación de la Reserva Federal y la privatización de la emisión del dinero. Este filme es pionero en mostrar la interacción entre cine y realidad, pues, en su tiempo libre, los dos atracadores entran al cine y ven ¡una película sobre dinero!... que hace que Clyde quiera imitarlos. Quieren ser famosos como los de las películas: las películas imitan a las películas. Curiosamente, Clyde se cura de su impotencia cuando lee su nombre escrito en los periódicos y se entera de que es famoso; es decir, que la fama le devuelve la potencia sexual; sólo en ese momento decide casarse. Luego, inconscientemente, la libertad es el crimen y la violencia es necesaria para conseguir su meta. Estéticamente, la estética de Faye Dunaway en la película será muy imitada a partir de ese momento. Aún antes de comenzar la década de los setenta, nos encontramos con la película "El Graduado" (1967), protagonizada por una nueva estrella judía del cine, llamada Dustin Hoffman, nacido, cómo no, de la factoría del Actor's Studio. Con un guión absolutamente frío, sin situación alguna que pueda justificar la seducción que la madura Anne Bancroft efectúa sobre el jovencito Hoffman, se establece una relación puramente sexual entre el graduado universitario y la madre de la chica que quiere, la mencionada judía Katherine Ross. La película refleja el aburrimiento hedonista de la clase alta que, obviamente, generará un gran morbo e irá calentando motores para la década que estaba por llegar, animada por la famosísima canción que el dúo judío Simon & Garfunkel compuso para ella ("Mrs Robinson") y que contiene una extraña referencia al beisbolista ex marido de Marilyn Monroe todavía por aclarar (Joe Di Maggio). LA ERA HIPPIE... CALIFORNIANA Durante tres décadas se había ido generando una nueva aristocracia en Estados Unidos (y en el mundo) sobre todo de actores y directores; una nueva casta que emparentaba entre ellos, e iban a dar lugar a nuevas generaciones de actores, nuevos aristócratas. Al igual que los antiguos, esta nueva élite tendrá el derecho a aparecer continuamente en los medios de comunicación y que sus opiniones sean amplificadas como si se trataran de las de grandes pensadores, cuando su único mérito había sido contribuir a la extensión de falsas realidades. La lista es interminable pero podemos señalar a algunos de los que tendrían más rango: Michael Douglas, (hijo de

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Kirk Douglas), Liza Minelli (hija de Vicente Minelli y Judy Garland), Mia Farrow (hija de John Farrow y Maureen O'Sullivan), Angelica Huston (hija de John Huston), Jamie Lee Curtis (hija de Tony Curtis), Tippi HedrenMelanie Griffith (y Dakota Johnson)... Estos son los nombres más conocidos, obviamente, pero entre el personal técnico y creativo hay cientos de personas, si no muchos más, que han ido traspasando sus trabajos entre sus conocidos y familiares. De ahí que sea completamente apropiado calificarlos de "secta". Pero no sólo eso; también se habrán traspasado de padres a hijos los secretos: los secretos de cómo se consigue llegar a ser "uno de ellos", es decir, llegar a tener uno de esos trabajos tan bien remunerados, muy por encima de lo que se paga en cualquier otra industria. ¿Os habéis preguntado alguna vez por qué se paga tan bien en el mundo del cine? La respuesta es muy sencilla: porque allí se está creando la realidad, la realidad en la que viven miles de personas, la falsa realidad que les hace seguir los sueños de vidas irreales, de seres que interpretan en la pantalla, y fuera de ella, unas vidas que no son las suyas. Sin este mutismo, sin este secreto sobre sus vidas reales, el embrujo colectivo dejaría de funcionar, de ahí que la Ley del Silencio establecida tras la caza de brujas de McCarthy sobre lo que de verdad sucede en Hollywood sea la nota dominante: quien la incumple... Tras los felices años 50 en los que se lanza el rock and roll y los movimientos juveniles, y al margen de la sempiterna guerra fría y la amenaza de una guerra nuclear que mandara el Planeta a la mierda, los Estados Unidos vivieron durante unos pocos años en la ilusión de la felicidad, de la eterna juventud que una industria farmacéutica cada vez más pujante empezaba a proponer. La era del consumo y los cines para coches se constituyeron en símbolos de esta época que más tarde reflejarían películas como "American Graffitti" (Coppola) o "Grease" y que se ha mitificado hasta la extenuación. Los nuevos ídolos del rock and roll fueron creados de la misma manera que los del cine: siendo apenas adolescentes, y ahí están los ejemplos de los miembros de Los Beatles, Elvis o Los Rolling Stones que, por supuesto, acabaron emparentando con la aristocracia del cine: estaba claro que eran un mismo mundo. Al tiempo que iba desarrollándose la cultura espiritual planetaria, con la recuperación del saber chino e hindú (yoga, taichi, acupuntura, ayúrveda, meditación, artes marciales...), el legado de las sociedades secretas occidentales emergía desde el secreto gracias a los descendientes de la línea teosófica de Madame Blavatzky. El inconmesurable místico hindú Jiddu Krishnamurti se mudó a California, donde coincidió con el escritor Aldous Huxley. Más tarde le seguirían el maestro Zen Suzuki y el hinduísta Maharishi con su Meditación Trascendental, que tanto influiría a John Lennon y George Harrison, entre otros.

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Todo el mundo se iba a California. Caldeado por las películas sobre la conquista del Oeste /Tierra Prometida, se fue generando el rumor de que algo se estaba cociendo allí y, para aderezarlo, nada mejor que un éxito musical como "If you come to California" (... No te olvides de llevar flores en el pelo), de un tal Scott McKenzie. Las románticas y bellas canciones de los grupos de chicas como The Shirelles, Martha & The Vandellas, The Supremes de Diana Ross o The Ronettes del legendario "Be my Baby" o las no menos tiernas de los legendarios Sam Cooke u Otis Redding sonaban en las radios norteamericanas, enterneciendo a los jóvenes y preparándoles para la explosión sexual diseñada por los seguidores de Alfred Kinsey, que ya habían triunfado con el lanzamiento del primer sex symbol, Marilyn Monroe. Los seguidores del escritor Ben Kesey, autor de la novela "Alguien voló sobre el nido del cuco", llevada al cine en 1975 por el judío Milos Forman y Jack Nicholson, introduciendo el LSD en la cultura californiana, serían el punto de arranque para el desarrollo del movimiento hippie con la novela de Tom Wolfe "Autobús de gaseosa eléctrica" convertida en la crónica de aquellos locos años. Es en esas coordenadas en las que el director de cine judío polaco Roman Polanski estrena en el verano de 1969 la película "La Semilla del diablo", eficaz modificación al castellano del título el original "El bebé de Rosamaría" y que es una película seminal del cine satánico. Para los desmemoriados y los más jóvenes, hay que recordar que, al año siguiente de estrenarse esta película (1968), un grupo de seguidores hippies del agente MK Ultra criado por una rama de los mormones en Utah, Charles Manson, enajenados por las drogas, perpetraron una matanza en casa de Roman Polanski, matando, entre otros, a su mujer, la actriz Sharon Tate, y sacándole el bebé del que estaba preñada. Menos conocido es que en el año 1967 la propia Sharon Tate había protagonizado "El baile de los vampiros", también de Roman Polanski, con quien se casó en 1968 (cuando se estrenó "La semilla del diablo") y que la Familia Manson era amiga de las estrellas hippies de la época, como John Philips (The Mamas & The Papas), el director de cine gay y de snuff movies, Kenneth Anger, Mick Jagger, y por supuesto, Roman Polanski. Otros datos interesantes para clarificar la cuestión será conocer que dos de los asesinos (Bobby Beausoleil y Susan Atkins) fueron reclutados por Manson desde la Iglesia de Satán de Anton Lavey, el ex agente de la policía de Los Ángeles que también fue novio de los sex symbols Marilyn Monroe y Jane Russell. El 5 de junio de ese mismo año 1967 se celebró una reunión en la casa de Palm Beach del director de la película sobre control mental MK Ultra "El candidato manchurio" John Frankenheimer, con la presencia de Mama Cass (The Mamas & The Papas) y Polanski y

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Sharon State, entre otros. Estamos pues, ante un grupo de gente relacionada claramente entre sí, no unos locos que entraron en una casa "por sorpresa para cometer una matanza": los asesinos de Sharon State estaban invitados a esa fiesta. Así pues, tenemos que "La semilla del diablo" relata la historia de una pareja de recién casados, interpretados por John Cassavettes y Mia Farrow (ex mujer del mafioso y satánico John Sinatra) que se van a vivir al Edificio Bramford, en Manhattan, donde un tal Adrian Marcato y las Hermanas Trench realizaron tiempo atrás actos satánicos con sacrificio de niños. ¡Qué casualidad que a la puerta de ese mismo edificio sería asesinado John Lennon en 1980 a manos de un loco solitario! Antes de continuar, no me resisto a dejar de reseñar las similitudes de esta película con la preciosa "Descalzos por el parque", protagonizada por Jane Fonda y Robert Redford, y estrenada un año antes, 1967: pareja de jóvenes recién casados que se van a vivir a una casa en Manhattan, Nueva York. Donde todo era amor y dulzura entre Redford y Fonda, al año siguiente se tornó en satanismo. Curioso, ¿verdad? "La semilla del diablo" parece una clara evolución de la anterior pero en un sentido completamente inverso. En este caso, el marido es un actor de poca monta (John Cassavettes) que se quiere abrir paso en el mundo del cine (como Polanski en aquella época). "Casualmente", el actor con el que competía por un papel se queda ciego de repente, cumpliéndose la profecía /sortilegio de sus vecinos, los "Casvet" (¡curiosísima la similitud con el apellido del actor principal!), una pareja de ancianos muy raros que desde la llegada de los recién casados, no paran de espiarlos y de entrometerse en su vida. (Por cierto, que la persona que le da el papel se apellida Weiss, es decir, un judío, como el autor de la obra original en la que se basa la película, Ira Levin). Nada más empezar la película, se produce el "suicidio" de una joven ex drogadicta, que había sido "adoptada" por los abueletes "sin sexo de por medio", según ella, y que portaba un colgante que tendrá protagonismo en la obra. [Si recordáis, Robert Mitchum se quedó ciego de repente... También te resultará curioso saber que un cabo de la Iª Guerra Mundial llamado... ¡Adolf Hitler! sufrió otro extraño episodio de "ceguera temporal"]. El caso es que, después de una corta visita a sus vecinos, el maridoCassavettes, cambia su opinión sobre ellos y se le mete en la cabeza que Mia Farrow se tiene que quedar preñada PARA DAR A LUZ un determinado día: el 28 de junio. Sorprende muchísimo la manera tan fría que tienen de plantear el sexo, inmediatamente después de que el marido decida el embarazo: "vamos a hacer el amor", ¡y se desnudan! ¡como autómatas! Así es el sexo que se muestra en las películas: parece producto de la prostitución y no del amor.

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Ya desde las primeras escenas se escuchan extraños cánticos y rituales en el apartamento de al lado pero la cosa se pone interesante cuando la vecina, que sabe de hierbas y pócimas, le da una infusión a Mia Farrow, con la que se queda drogada, teniendo un sueño en el que es violada en medio de una ceremonia. Cuando se despierta, tiene arañazos y la sensación de que la violación fue real pero su marido la tranquiliza diciendo que se puso cachondo mientras dormía y que tenía las uñas largas. Vamos, que la violó él mismo. Los rumores que corren por Internet dicen que la voz que se escucha en la ceremonia es la del mismísimo Anton Levay, jefe de la Iglesia de Seth, y mentor del que sería jefe de la agencia NSA General Michael Aquino, con sorprendente parecido con el papá de la familia Monster, por cierto. Mientras los vecinos y Cassavettes hacen continuas sátiras del Papa cuando aparece en la TV, Mia Farrow se va a ver a un ginecólogo muy majo que le recomendaron pero sus vecinos se empeñan en que tiene que ver a un tal Sapierstein (judío, por supuesto) que, curiosamente, le recomienda que se tome los brebajes que le prepara la vecina a base de una raíz llamada "Tannis", un hierba conocida como "El picante del diablo". Extraño, que un ginecólogo le recomiende las hierbas de una bruja, ¿verdad? A los pocos días, a Farrow se le pone la cara de cadáver y se corta el pelo a lo chico (en "¡¡Vidal Sassoon!!"), de manera que se queda echa una penita, al margen de los dolores que tiene. Pero ¡nada!: el doctor, sus vecinos y su marido dicen que todo va estupendo y que es normal que haya perdido algunos de kilos, en lugar de ganarlos. En sus sueños aparecen suelos ajedrezados, satánicos con sotanas y toda la imaginería diabólica que os podéis imaginar. Por el día está drogada con los brebajes y un colgante de mal olor que le dio la bruja —el mismo que llevaba la chica "suicidada"— y que también porta el ginecólogo judío, descubrimiento que hace que Farrow vea la conspiración y conecte la desaparición de su gran amigo Hutch, enterado de los brujos con los que se había juntado y que le intentó avisar de donde se había metido regalándole un libro llamado "Todos son brujos" en el que aparece el padre del vecino, el mencionado Adrian Marcato. Sospechando ya lo que está sucediendo, Farrow trata de recobrar el contacto con sus antiguas amigas, que le recomiendan cambiar de ginecólogo, pero el tal Hill le traiciona y le entrega a los satánicos, que por fin reconocen que lo son y su propio marido reconoce que "haber engendrado un hijo de Satanás me ayudará en mi carrera". Vamos, lo que hizo Polanski, y lo que hacen muchos actores, directores y cantantes famosos: vender su alma al diablo. Sólo recordar a Eric Clapton y John Travolta, que perdieron sus respectivos hijos en extrañísimas circunstancias, y de los que se ha dicho que pactaron con el Demonio.

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No sé si alguien a estas alturas de película tendrá la mínima duda sobre el carácter del director judío (condenado por violar a una niña) pero al final de la misma aparece la portada de la revista Time con el titular "¿Ha muerto Dios?", dan vivas a Satán cuando Farrow los descubre con su bebé a través de la mirilla y, por fin, aparece que el niño ha nacido en... 1966. ¡Ah! Y dicen abiertamente que tanto el actor como el amigo de Farrow murieron a consecuencia de sendos conjuros. Pues eso, hay poco lugar a la interpretación en esta película, de lo clara que es. Me quedo con la duda de si este tipo de películas en las que las mujeres engendran a demonios no formarían parte de la Propaganda para el aborto. Ya sabéis, año 1968, liberación de la mujer, ¿quién querría parir a Satanás? Muy interesante también la trayectoria posterior de Mia Farrow, tras casarse con el mafioso Frank Sinatra y protagonizar esta oda satánica con el pederasta judío Polanski, acabaría ennoviada con el también pederasta judío Woody Allen y adoptando niños a mansalva, de las cuales abusaría el genio de Manhattan. ¿Pagó el karma por haber protagonizado esta película? Todavía os parecerá más curioso conocer que un año antes la propia Mia Farrow había protagonizado otra película satánica, pero mucho menos conocida, junto a toda una Liz Taylor, titulada... "Ceremonia Secreta". La extrañísima película de 1967 está, sin duda, repleta de códigos secretos para los adictos al satanismo, pues con la lógica común no se entienden la cantidad de funerales de su hija a los que acude Liz Taylor y los continuos cambios de pelucas y de personalidad que ello provoca. Sin duda, están queriendo transmitir que ambas mujeres están poseídas por diferentes demonios y han repetido la misma escena durante diferentes vidas. Su supuesta hija es una demoníaca Mia Farrow, vestida en todo momento como una bruja negra, que intenta tener relaciones incestuosas con su propia madre. La acción gira en torno a la música proveniente de una caja de música, elemento muy recurrente entre los programadores mentales MK Ultra. El personaje interpretado por Farrow recuerda mucho al de Norman de "Psicosis", y su relación con su madre, también, apoyada por una diabólica música atonal heredera de Schonberg. Ambas parecen vivir en un castillo encantado, evitando la presencia de Robert Mitchum, quien interpreta a un profesor de cibernética que parece tener un poder sobre la niña, de la que abusa sexualmente, aparentando ser su padre o su padrastro. Durante la película se dice que anteriormente fue detenido en Filadelfia por abusar de una menor. En el momento de la violación utiliza una sucesión numérica para hipnotizarla y, subliminalmente, se muestra en una pared una pintada que dice "virgen".

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Tenemos pues algunos elementos comunes a las prácticas rituales de la versión satánica MK Ultra: abusos sexuales, imaginería satánica, el psicópata que siempre ha interpretado Robert Mitchum y la alusión a Filadelfia, como sempiterno intento de socavar la Constitución (y con ella, las libertades) de Estados Unidos. Curiosamente, al final de la película Farrow hace que se queda embarazada, y su madre descubre la mentira. Tenemos pues a Mia Farrow protagonizando dos películas claramente satánicas en dos años consecutivos: y recordemos que ella es hija de una gran estrella de Hollywood, Maureen O'Sullivan. Justo, cuando supuestamente estábamos entrando en la Era del Amor. Por si no ha quedado suficientemente claro, Roman Polanski se representó a sí mismo en la película, cómo vendió su alma al diablo, y a su mujer y a su hijo para obtener la fama. Es decir, que la película es un ritual satánico en sí mismo, mucho más que una representación de la realidad; la GENERACIÓN DE UNA REALIDAD. El alumbramiento de la Era del Demonio y el final del sueño hippie, pues se estrenó en junio de 1968... justo en el "verano del amor", por cierto. Tan sólo cinco meses después, la flamante mujer de Roman Polanski, Sharon Tate, quedaría embarazada... Después de escribir estas líneas, me tumbé un rato en el sofá porque había salido el sol en Madrid. Y, de pronto, me vino a la cabeza "¿ocurrió algo especial el 28 de junio de 1967 ó de 1968?". Pues no encontré nada relevante, ningún festival hippie ni ninguna fiesta satánica conocida... Pero sí, el 28 de junio de 1969. ¿Sabéis qué? El 28 de junio de 1969 se produjeron los disturbios en el bar de la mafia rosa en Nueva York, "Stonewall", que dieron el nacimiento al Movimiento Gay. Ahora sí que sabemos a qué se referían con el bebé engendrado por Satanás que le robaban a la mujer, ¿no? Separar al hombre de la mujer, ese era el objetivo del ritual. En ese mismo verano de 1969 se estrenaron las dos primeras películas de Hollywood con trama homosexual clara. En "La Escalera", Rex Harrison y Richard Burton, interpretaron a una pareja de peluqueros mariquitas, con lo que las mujeres del mundo sufrieron el shock de ver a los que sólo 6 años antes eran "Julio César y Marco Antonio" dentro de "Cleopatra" huyendo del Amor. Por su parte, "Cowboy de Medianoche", protagonizada por un tal Jon Voight en el papel de un vaquero-gigoló (que posteriormente tendría una famosísima hija) y el omnipresente judío Dustin Hoffman en el papel de agente, que se aprovecha de la inocencia del vaquero para hacer de él un chapero homosexual. Que el estreno de esta película coincidiera con el lanzamiento en sociedad del movimiento gay no parece casualidad, ni tampoco que eligieran el símbolo norteamericano por antonomasia para despreciarlo (el vaquero), ni la continua aparición de Dustin Hoffman en todas la películas señeras de la época. Ya hemos visto

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que en esta década de los sesenta, el vaquero norteamericano comenzó a ser pintado como un asesino: ¡esa y no otra era la razón por la que empezaron a dar una imagen positiva de los indios! En la película, los protagonistas compadrean con las huestes de Andy Warhol (Viva y Ultraviolet) en una clara referencia a que fue en el mundo del arte oficial donde este movimiento fue engendrado. Como elemento directo al inconsciente, suena la canción de Harry Nilson "Todo el mundo está hablando", una alusión subliminal a que es el mundo de las relaciones públicas y el artisteo por donde se lanzaría esta paranoia. Hoy conocemos que el oscuro polaco Andy Warhol formó parte de una operación de la CIA para crear una revolución cultural al estilo chino y soviético cuyo objetivo fue derogar los ideales de belleza sobre los que se asienta el Arte. Concebido como una clara operación de propaganda y relaciones públicas, el lanzamiento del fenómeno Warhol estuvo relacionado con un cierto éxito social asociado a diferentes "artistas" que le rodeaban, entre los que se incluían gigolós y travestis, y músicos como la Velvet Underground y Blondie, entre otros. Este esquema publicitario sería copiado punto por punto quince años después por el cineasta español Pedro Almodóvar, en Madrid. Curiosísimamente, el alumbramiento de la llamada "movida madrileña" coincidió con una visita de Andy Warhol a Madrid, en 1986, donde se encontró con el manchego en las fiestas en las que las familias sionistas March y Hachuel convocaron a la nueva aristocracia del espectáculo madrileño; es decir, los "artistas" que serían promocionados para deconstruir la sociedad. Es posible que recuerdes que Warhol pronunció una profética frase que hoy podemos entender en toda su profundidad: "en el futuro, todas las personas tendrán derecho a sus cinco minutos de fama". ¿Cómo pudo saberlo? Evidentemente, conocía de antemano los planes que cristalizarían en los reality show. Al fin y al cabo, si un hombre que pintaba sobre fotocopias fue considerado el mejor artista de su época, ¡cualquiera podría hacerse famoso! ¿O no? Por cierto, Roman Polanski fotografió a Sharon Tate para la revista Playboy en 1967: un año más tarde se convertiría en su mujer, y otro después, le daría su hijo... al Demonio. Tate era hija de militar y, por su perfil biográfico (fue "Miss" varias veces, la primera vez, siendo una niña) bien podría haber sido un producto MK Ultra, de ahí las películas que protagonizó como "El ojo del diablo". En la época del "Swinging London", es decir, el equivalente de la movida madrileña pero en Inglaterra 1968, Polanski y Tate componían la pareja exitosa de moda, a pesar de que su relación real era parecida a la que mantuvieron Welles y Hayworth, es decir, uno de esos matrimonios de conveniencia para aparecer en las revistas, sin verdadero amor. Hay por ahí una revista que dice que "fue obligada a casarse con Polanski": ¿la habrían drogado?

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LOS 70'S: EL WESTERN YA NO ES LO QUE ERA Introducida por la CIA desde los años sesenta para deshacer al pujante movimiento hippie, la droga comenzará a convertirse en un tema principal del mundo del cine a través de las películas sobre Vietnam, inundando posteriormente las temáticas de todo tipo de películas: "los héroes se drogan" es el mensaje que la juventud de aquella época recibió. En realidad, el gran público acabó copiando nuevamente las decadentes vidas de sus ídolos del cine y la música, que ya desde los años veinte y treinta llevaban enganchados al opio y el alcohol, aspecto este en su promoción que nunca se ha valorado bastante. Las películas de esta década toman derroteros muy diferentes. Por una parte, las del Oeste continúan la senda ya vislumbrada en la década anterior y dejan de pintar a los indios como malos pasando a convertirlos en hippies inocentes. Este cambio radical de polaridad sin duda fue causa y consecuencia de la entronización por parte de las generaciones posteriores a los hippies de la exaltación histérica de la vida indigenista, como una reacción ante un progreso cada vez más frío que las películas de ciencia ficción empezarían a pintar. Películas como "Las aventuras de Jeremiah Johnson" (año 1972 con Robert Redford) o "Pequeño gran hombre", con Dustin Hoffman (1970) sentarían este precedente. En la primera, Redford se convierte en un ermitaño tras perder a su mujer y su hijo, indios, a manos de una tribu de indios malos, los cuervos negros, entrando en contacto a partir de ahí con la naturaleza y la fuerza ancestral del chamanismo. En "Pequeño Gran Hombre", Dustin Hoffman vuelve a interpretar al héroe: en este caso, un blanco que es criado por los indios y se vuelve uno de ellos. Su historia parece una recreación de la típica epopeya judía: la de un continuo peregrinar, de un trabajo a otro y de una mujer a otra, volviendo a la vida de los blancos, pero sin ser aceptado allí, pasando a trabajar para el General Custer pero traicionándolo en favor de los indios. Curiosamente, Hoffman hace en esta película el papel de un vendedor, cosa que haría tiempo después en "Muerte de un viajante" (1985). El director del filme es el también judío Arthur Penn. Al mismo tiempo que este naturismo hippie, la comprensión entre las culturas y cierto pacifismo impregnan los argumentos del western, paradójicamente, llega la ultraviolencia al cine, de las manos de gente como Sam Peckinpah o los mencionados spaguetti western de Clint Eastwood, cuyos argumentos giran en torno a la venganza. Pero si por algo destaca esta década es por la irrupción del sexo explícito, el llamado cine "S" y la explosión del porno. Sexo explícito —y perverso— y violencia gratuita —y perversa— aparecen de la mano en estos comienzos de la década de los 70 con la

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durísima "Perros de Paja", también del director judío Sam Peckinpah. Alcohólico, adicto a las drogas, maníaco depresivo y paranoico, el padre de la ultraviolencia desciende de una familia de jueces y políticos, es decir, es un chico malo de la élite. Después de una juventud rebelde y descuidada, sus padres le metieron en la academia militar y fue a la II Guerra Mundial sin llegar a combatir. Seguidor de la línea del spaguetti western, a Peckinpah se le atribuye la llegada de la ultraviolencia al mundo del cine en westerns como "Pat Garrett y Billy el Niño" o "Quiero la cabeza de Alfredo García". Pero seguramente la película que marcó una tendencia de la conversión del cine en un género que adora la perversión es "Perros de Paja". En ella muestra cómo el matrimonio compuesto, cómo no, por Dustin Hoffman, y la dulce Susan George, son recibidos con celos por los paisanos de la chica, en un pequeño pueblo escocés. Un antiguo novio de George se aprovecha de la debilidad física del intelectual interpretado por Hoffman y logra violar a su mujer, en una durísima escena en la que la mujer acaba abrazando y besando a su agresor... para que después le viole otro amigo. Es la primera vez que el cine muestra una violación múltiple, con la característica de que contribuye a lanzar la idea de que "a las mujeres le gusta". A día de hoy, que se sepa, ningún grupo feminista se ha atrevido a levantar la voz sobre la realidad que muestran las películas. Curiosamente, esta película se lanzó el mismo año que otras tres películas ultraviolentas: "French Connection" (dirigida por el judío Friedkin), que presenta el tráfico de heroína como un asunto principal en unos años en los que todavía no era conocida, por lo que se la puede considerar un publirreportaje; "Harry el Sucio", en la que Clint Eastwood interpreta al mismo personaje del héroe vengativo que en los espaguettis western, pero esta vez en el marco de la ciudad; y la de muy distingo signo "La Naranja Mecánica", del genial Stanley Kubrick. Kubrick era ya en aquel tiempo un hombre ligado a la élite, pues su enorme talento, demostrado en el filme "Senderos de Gloria", le había hecho recibir el encargo de filmar el alunizaje del hombre en la Luna, con los mismos medios técnicos que había empleado en la visionaria "2001, una odisea en el espacio". La película comienza siguiendo las andaduras de una pandilla juvenil, vestidos de blanco, y bastón y bombín (señas de identidad de la aristocracia inglesa) que se dedican a dar palizas, al estilo nazi, a mendigos ("ya no hay respeto para los mendigos: ya no hay ley ni orden") y a cometer violaciones en grupo asaltando chalés de la alta burguesía. Es decir, causar el caos. Entre acción y acción, la banda liderada por el obseso por Beethoven, Alex, que maneja una jerga lingüística muy personal, se toma copas en un pub donde acuden ejecutivos de la TV y el cine... Alex tiene una serpiente como fetiche y en la primera escena hace una significativa broma (teniendo en cuenta la historia de Kubrick) diciendo:

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"somos libres, vamos a la Luna", mientras que en otra ocasión afirma "la ley de la gravedad ya no cuenta", claras referencias a esta impostura realizada por el genio inglés. Otro detalle curioso es que una vez que Alex entra en una tienda de discos (donde se ligará a dos ninfas que se follará) tiene delante la banda sonora de la película "2001", señal inequívoca de que esta era la alusión correcta y que está mandando mensajes en clave al espectador despierto. Con unos padres sobrepasados por la dimensión de la locura violenta del chico, un asistente social llega a su casa, abusando sexualmente de él y dando a entender que, en realidad, el propio funcionario ha sido el creador intelectual de la propia banda mediante los abusos sexuales. En una de sus incursiones, y tras discutir con el resto de sus compañeros, entra en el chalet de una profesora de yoga y tantra a la que golpea con un pene gigante, una clara alusión a la posteriormente llamada "violencia de género". Su consiguiente captura motivará la reclusión de Alex en una prisión, de la que saldrá tras comprometerse con un programa del Ministerio del Interior para cambiar la conducta de los presos violentos mediante "modernas técnicas". Esas modernas técnicas son, evidentemente, el infame programa MK Ultra de control mental, puesto en marcha mediante equipos de psiquiatras de todo el mundo para "curar el mal" y convertir en buenos a los sujetos con tendencias nocivas para la sociedad. Es decir, que Kubrick (que parece que inspiró la novela de Anthony Burgess en la que se basa la película) estaba mostrando hace ya tantos años al gran público los planes de la élite que conocía bastante bien. Detrás de esta durísima película hay una profunda reflexión sobre el bien y el mal, pues el cura dice que "el bien es una elección" pero las autoridades deciden que van a "hacerle bueno" a la fuerza. Y la manera de hacerlo es, agarraos, mediante gotas en los ojos y películas que van creando un condicionamiento de repulsión hacia la violencia mientras escucha la música de su adorado Ludwig Van Beethoven. A la manera de las torturas que años más tarde se producirán en Guantánamo y la cárcel iraquí de Abu Ghraib con los presos de Al Qaeda, lo que era su máxima diversión... ¡llega a producirle náuseas! Es decir, el profesor Broski le está reprogramando ¡con música y cine! La primera película que le colocan es, precisamente, la de unos chicos vestidos igual que su propio grupo pegando palizas, un mensaje poco subliminal en el sentido de que su banda había sido creada por el propio gobierno y, con ella, todas las tribus urbanas y bandas juveniles, desde las del rock hasta los hooligans futbolísticos y los neonazis, como en este caso. Como lo dicen claramente, la droga le provoca parálisis, temor y desazón y acaba asociando la violencia a un hecho traumático. La

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reprogramación está hecha; sólo falta la prueba, ante un auditorio a la manera de un teatro. Le colocan delante a un hombre que le insulta y le humilla y Alex no reacciona violentamente. Le sacan a una diosa medio desnuda pero no corre a follársela. Alex está curado. Pero la película no acaba ahí. Ahora Alex es bueno. Cuando vuelve a su casa, se encuentra que otro "hijo" ocupa su lugar y su habitación, por lo que tiene que salir a la calle y buscarse la vida, encontrándose con el mendigo al que asaltó al comienzo de la película, que le propina una paliza. Seguidamente, se encuentra con sus ex compañeros de la banda, que se han hecho policías (¡significativo!) y le pegan otra paliza. Arrastrándose, acaba en la casa de la familia a la que violó y torturó, descubriéndole porque se pone a cantar "Cantando bajo la lluvia", nuevamente otra alusión al cine como programación mental. El escritor al que pegó cuando era malo está ahora en silla de ruedas; junto a su novio homosexual, le acaban envenenando y, luego de enterarse de su punto débil, le colocan la música de Beethoven, que le conduce al suicidio. Ha dejado de ser un criminal y se ha convertido en una víctima, porque no tiene armas para defenderse en una sociedad violenta per sé: Kubrick está lanzando una indirecta muy clara hacia el hippismo, dando a entender que fue una creación de los servicios de inteligencia. Las vueltas del guión de la película son interesantísimas y, como digo, dignas de debate, porque el escritor está conectado con la izquierda política y trata de sacar tajada de la cuestión, culpando a la derecha de haber generado este suceso, debido a su fatídico programa. Las discusiones éticas sobre el libre albedrío y la capacidad de elegir entre el bien y el mal del ser humano son muy ricas, pero la película llega todavía más lejos cuando el ministro decide desprogramarlo, para ganarse —lo recalca mucho— a la Opinión Pública, dejándolo groggy otra vez con la música de Beethoven. Las últimas imágenes son un enigma para mí: se ve a dos mujeres desnudas enzarzadas en un acto "¿amoroso?" con un público que las rodea vestidas como en el siglo XVIII: ¿una alusión a una ceremonia masónica tal vez? Parece que Kubrick quiso avisarnos de muchas cosas con esta película: la principal, de cómo el mundo del cine puede programar la violencia en las mentes de las personas utilizando el inconsciente, particularmente entre los jóvenes. Y no se equivocó porque fue en esta década de los años setenta cuando se extendió el fenómeno de las tribus urbanas juveniles, ligadas a dos factores principalmente: la música (etiquetada por géneros que sirven para identificarlos) y el fútbol. No parece casualidad que fuera precisamente en Inglaterra donde el fenómeno

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de los hinchas violentos, conocidos como "hooligans" comenzara, al igual que los neonazis skinheads. En el año 1979 llegarían a los cines dos películas que alimentarían esta facción violenta juvenil: el musical del grupo inglés The Who, "Quadrophenia", y la película de Walter Hill, "The Warriors", que tendrían réplicas hispanas como las sagas quinquis de "Perros Callejeros". En todas ellas, obviamente, el sexo juega un papel primordial, pues el más malo de la banda es el que conquista a las chicas más "neumáticas". La primera, una lírica epopeya del miedo a hacerse mayor e introducirse en el opresivo sistema, lanzó al mundo juvenil la adicción a las pastillas que haría furor en las décadas siguientes (particularmente los noventa en la misma Inglaterra), al margen de contribuir a lanzar el concepto de las tribus urbanas y las peleas entre ellas sin otro motivo que la estética (la música proviene del mismo origen). La segunda profundizó en el concepto del enfrentamiento tribal entre los jóvenes, sin duda retrocediendo el inconsciente colectivo a esa era tribal y sugiriendo una escapatoria a la masculinidad que comenzaría a estar amenazada por la incipiente castración del feminismo. Con el tiempo, las tribus urbanas se convertirían en una especie de tribus indígenas, regidas por unos códigos diferentes a los de la cultura dominante, y por tanto, cuando el feminismo empezara a castrar a los varones, los heavys y rockers, sobre todo, se mantendrían al margen de esa corriente dominante. Las tribus urbanas serían un refugio del varón frente al feminismo. En 1978 se estrenaría el musical revival de los cincuenta "Grease", con música de Barry Gibb, en la que un arsenal de maravillosas canciones repite todos los arquetipos desarrollados en las décadas anteriores por Marlon Brando ("Salvaje") y James Dean ("Rebelde sin causa") y el propio Elvis Presley, sobre todo; la inmortal historia de la princesa y el sapo (chico malo) que se convertirá en bueno por el amor de la bella. El joven John Travolta, que se había hecho famoso como el ligó bailongo y un poco afeminado de "Fiebre del sábado noche", película también sobre música de los Bee Gees que lanzaría al gran público la vida noctámbula y el ligoteo, representaría al chico malo que es bueno y la australiana Olivia NewtonJohn haría de la princesa Sandy. Esta romántica película daría comienzo a la saga de películas sobre escolares cachondos que se generalizaría en los años ochenta pero que irían progresivamente abandonando la nota romántica de esta película y quedándose únicamente con el sexo. Así fue cómo esta película acabaría convirtiéndose en un objeto de "culto", es decir, un fetiche para los nostálgicos. "Fiebre del sábado noche" nace, en realidad, de un artículo publicado por el New York Magazine que hablaba de "ritos tribales del sábado por la noche"; es decir, una tendencia minoritaria que se popularizaría gracias a este filme. La primera película de John Travolta es la crónica de una

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personalidad bipolar: el oscuro dependiente que se convierte en el rey de la pista cuando llega el sábado por la noche, como harían millones de jóvenes en todo el mundo a partir de ese momento. Es de destacar que el sabath (sábado) es el día sagrado tanto para los judíos como para los satanistas... Es también sumamente significativo que fuera una película humorística la que lanzara el ideario del seguidor de Freud, el fundador de la sexología y del movimiento gay y pedófilo reconocido Alfred Kinsey, quien en los años 50, bajo patrocinio de la Fundación Rockefeller, empezaría a modificar el comportamiento sexual norteamericano gracias a unos manipulados estudios científicos en los que pretendía demostrar que la perversión sexual anida en todos los seres humanos. Seguidor de Aleister Crowley, hoy no queda duda de que Kinsey estuvo conectado con los guionistas gays de Hollywood que comenzaron a introducir subliminalmente en las mentes de las personas todas esas perversiones a través de las tramas de las películas, particularmente, a través del cineasta gay, Kenneth Anger. Anger actuó en una película cuando sólo tenía cuatro años y con toda probabilidad abusaron sexualmente de él, convirtiéndose en gay de mayor a consecuencia de ello. El libro "Hollywood Babylon" sería su venganza, revelando el lado oscuro de la industria cinematográfica que conocía tan bien. En el año 2004 Hollywood rendiría un homenaje al ingeniero social que programó el movimiento gay por medio de una película protagonizada por Liam Neeson en la que, sin embargo, dejaban caer que la figura de Kinsey era un producto de la represión sexual que había sufrido a manos de su padre, pastor protestante. Como curiosidad, el director de esta película se apellida... ¡Condon! El judío Woody Allen estrena en 1972 "Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar", basada en un libro de un seguidor de Alfred Kinsey, una sátira de la naciente hija del psicoanálisis conocida como "sexología", que comienza con una reveladora canción que dice "La mala conducta es buena". Atención a las historias, que empiezan y acaban con conejos en un guiño subliminal a la revista Playboy, y a "Alicia en el país de las maravillas". La primera se titula "¿Funcionan los afrodisíacos?" y trata de un bufón que quiere copular con la reina, consiguiendo ligársela gracias a un afrodisíaco, antes de encontrarse con el impedimento del cinturón de castidad, es decir, la "moral represiva". Tenemos el tema del adulterio, en este caso, situado en la Edad Media. "¿Qué es la sodomía?" gira en torno a un armenio enamorado de su oveja. El doctor Ross trata de curarlo y se acaba enamorando de ella. Zoofilia, con alusión al pueblo armenio que sufrió un holocausto auténtico a manos de los sionistas a principios del siglo XX. [Ross es el apellido del

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director de cine judío del éxito de Allen "Sueños de un seductor", posterior a esta película]. Luego aparece un italiano cuya mujer es frígida y para darse placer trata de usar un consolador pero sólo consigue excitarse realizando el coito en lugares abiertos. Exhibicionismo. "¿Son los travestis homosexuales?" presenta a un padre de familia que se traviste al cual pillan por la calle y en situación de Papá Noel. Al final, la mujer le dice que le quiere como es y él se echa a reír. Travestismo con connotaciones navideñas. Después aparece el concurso "Su perversión favorita" en el que se aplaude a un hombre porque dice que le gusta mostrar su miembro viril en el metro, después llega al concurso un rabino que afirma que le gusta ser atado y que le peguen. Sadomasoquismo. El siguiente capítulo es una sátira del doctor Kinsey mezclado con Frankenstein, en la que a Allen y una periodista guapa les llevan a un castillo donde les hablan de los traumas de la sexología, incluido el tamaño del pene. Acaban siendo perseguidos por una teta gigante que será metida en un sujetador. Simboliza el emergente poder del feminismo. El último cuento es una divertida sátira del funcionamiento del pene, simulando que es una estación de la NASA, en el que se repasa el problema de la impotencia, el orgasmo y el poder del pensamiento, todo muy cerebral, robótico, repensado. En un momento dado, aparece un cura y le echan la culpa por el complejo de culpa (curioso). Como curiosidad, un espermatozoide dice, antes de salir a copular: "¡al menos es judía!" [la compañera]. Parece claro que esta película fue un encargo a Woody Allen de parte de la élite, que le abrió el camino hacia el éxito, pues a partir de ahí fue mimado por la crítica intelectual como antes sólo lo había sido Orson Welles. Tenemos expuestas en ella todas las perversiones y paranoias que se ocuparían de lanzar en los siguientes años, con especial incidencia en las dos últimas: el poder del feminismo y la impotencia, que ya vimos lanzar en las películas de Ava Gardner y Liz Taylor, "protagonizadas" por los "machos alfa" del momento, queriendo degradar al hombre a través de sus mejores iconos. En el mismo año 1972 se estrena la película que da inicio a la era del porno, "Garganta Profunda", un guiño, por un lado, al escándalo Watergate que el propio Dustin Hoffman protagonizaría en la ficción junto a Robert Redford, en "Todos los hombres del presidente" (1976). Es muy curioso también que se utilizara el mismo nombre para el confidente del espionaje al partido demócrata y esta fábula freudiana-psicoanalítica que anima a practicar la felación, en la que una chica tiene el clítoris en la garganta. Subliminalmente, lo que se quiere transmitir es que la mujer no sabrá expresar lo que realmente quiere hasta que no empiece a chupar penes.

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Tres años después (1975) se estrena en Francia la película "Historia de O", una terrible historia sadomasoquista que muestra las redes masónicas descritas por la mencionada Cathy O'Brien, que toman jóvenes a las que lavan el cerebro y las convierten en esclavas sexuales y probablemente en espías. La película es una puesta al día del satánico Marqués de Sade y toda una promoción para el sexo sadomaso, a la par que el comienzo del cine porno, lo que deja bien claro que ambas cosas han estado unidas desde el principio. Por si hubiera alguna duda, la industria del porno que comenzará a multiplicarse a partir de esa década también se asienta en California, y también está dirigida por judíos. De acuerdo el autor judío Jay A. Gertzman del libro "Bookleggers and Smuthounds: el comercio del erotismo 1920-1940", "los judíos procedentes de Alemania sobresalían en la distribución de novelas eróticas, sexología, revistas sexuales, bromas guarras y material abominable entre los años 1890 y 1940". El también historiador judío Nathan Abrams cuenta que en la era de postguerra, el pornógrafo más famoso, conocido como el "Walt Disney" del porno, era el judío Reuben Sturman. De acuerdo al Departamento de Justicia, a lo largo de los años 70 Sturman controló la mayor parte de la pornografía que circulaba por el país. Nacido en 1924, Sturman creció en Cleveland, e inicialmente vendía cómics y revistas, pero cuando se dio cuenta de que las revistas sexuales le daban veinte veces el beneficio de los cómics, se especializó en el porno, produciendo sus propios títulos y abriendo tiendas. A finales de los años sesenta, Sturman era el mayor de los distribuidores de pornografía y a mediados de los setenta, ya poseía 200 tiendas de este tipo. Sturman también fue el primero en crear las cabinas de la naciente industria de los sex shop en los que se pasarían las llamadas películas X, impensables cincuenta años atrás, cuando Hollywood echó a andar. Se decía que no sólo Sturman controlaba la industria del porno sino que él mismo "era" la industria. Finalmente, fue condenado por evasión fiscal y murió en 1997 aunque su hijo continuó con el negocio. El citado Nathan Abrams se pregunta si hay alguna razón, además de la económica, para que los judíos lideren el sector del porno: "seguramente hay un elemento de rebeldía. La existencia misma del tabú y la prohibición, la hace más atractiva. Hay incluso una palabra en hebreo para denominar esto: 'treyj" que significa 'el completo mundo de la sexualidad prohibida, la sexualidad de las no judías son delicias para los judíos...". De acuerdo a un informador anónimo dentro de la industria mencionado por Michael Jones en el magazine "Culture Wars" de marzo de 2003, "los varones protagonistas de las películas porno a lo largo de los años ochenta venían de familias judías de educación laica, mientras que las chicas provenían mayoritariamente de colegios católicos". Así pues, el

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estándar retratado en estas películas es la realización de la fantasía judía de tener relaciones con una católica, de pervertirla, vaya. El judío ortodoxo y experto en cotilleos del mundo del porno, Luke Ford, explica en su web (lukeford.net) que "el porno es la expresión de la rebelión judía contra las normas, contra la indisciplinada obediencia a la Torah que marca la vida de un judío. Es también una rebelión contra los padres de clase media que quieren que sus hijos sean abogados y médicos. El propio actor porno judío Bobby Astyr lo reconoció así". Los judíos acapararon la mayoría de los principales papeles masculinos en films porno de los 70's y 80's. Los "sementales" hebreos incluyen a Buck Adams, Bobby Astyr, R. Bolla (Richard Parnes), Jerry Butler (Paul Siderman), Seymour Butts (Adam Glaser), David Christopher (Bernie Cohen), Steve Drake, Jesse Eastern, Jamie Gillis, Ron Jeremy (Hyatt), Michael Knight, Ashley Moore, David Morris, George Payne, Ed Powers (Mark Arnold), Harry Seems (Herbert Streicher), Dave Ruby, Herschel Savage, Carter Stevens (Mal Whorb), Marc Stevens, Paul Thomas (Phil Tobias), Marc Wallice, Randy West y Jack Wrangler. Pero el porno también acabaría atrayendo a las judías: y la vía para ello sería... ¡El feminismo! Luke Ford nos cuenta cómo sucedió: "como las influencias religiosas fueron reemplazadas por las laicas, los librepensadores judíos, especialmente aquellos asentados en la bahía de California, vieron en el sexo una vía de liberación política. América les proveía de la sociedad más libre que habían conocido, manifestada en el aumento de la industria del porno. Aquellas mujeres judías que tenían sexo en pantalla estaban en abierta contradicción con el estereotipo de 'princesa americana judía'. Ellas debieron verse a sí mismas, como cumpliendo su promesa de liberación, emancipándose en la manera en la que lo había predicho la feminista judía Betty Friedan en 1963 'del campo de concentración del hogar', en la tierra prometida de los platós del porno al sur de California". Continúa Luke Ford, explicando que "el porno significó su libertad económica y social: eran libres de entrar en ello, más que por razones económicas. Una vez que habían empezado, podían sobrevivir solas porque, encima, las actrices cobran el doble que los machos en este tipo de negocio". Entre las actrices judías tenemos a: Avalon, Jenny Baxter (Jenny Wexler), Busty Belle (Tracy Praeger), Chelsea Blake, Tiffany Blake, Bunny Bleu, Lee Carroll (Leslie Barns), Blair Castle /Brooke Fields (Allison Shandibal), Courtney /Natasha /Eden (Natasha Zimmerman), Daphne (Daphne Franks), Barbara Dare (Stacy Mitnick), April Diamond, Jeanna Fine, Alexis Gold, Tern Hall, Heather Hart, Nina Hartley, C. J. Laing (Wendy Miller), Frankie Leigh (Cynthia Hope Geller), Gloria Leonard, Traci Lords (Nora Louise Kuzman), Amber Lynn, Tonisha Mills,

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Melissa Monet, Susan Nero, Scarlett O. (Catherine Goldberg), Tawny Pearl (Susan Pearlman), Nina Preta, Tracey Prince, Janey Robbins (Robin Lieberman), Alexandra Silk, Susan Sloan, Annie Prinkle (Ellen Steinberg), Karen Summer (Dana Alper), Zara Whites y Ona Zee (Ona Simms). Extendiendo la tesis subversiva, la participación judía en el cine X puede ser vista como una batalla contra la América cristiana; una tesis en la que podríamos incluir, como hemos visto (y veremos posteriormente) a Woody Allen. Algunas estrellas del porno se veían a sí mismas como guerreros de una batalla espiritual contra la América cristiana por parte del humanismo laico. De acuerdo a Ford, algunos actores judíos se veían a sí mismos, como "contentos de ser anárquicos, saboteadores sexuales de la bestia puritana". Así, la participación judía en el porno es el resultado de su odio por la autoridad cristiana, tratando de debilitar la cultura dominante a través de la perversión moral". Justo, los mismos argumentos que manejó la comisión McCarthy en los años cincuenta. El actor porno Astyr recuerda "haber tenido que luchar en la clase de gramática por el hecho de ser judío. Bien pudo ser eso el origen de mi carrera, como diciendo 'os jodéis". Al Goldstein, el editor de la revista Screw, afirmó en lukeford.net que "la única razón por la que los judíos están en la pornografía es porque piensan que Cristo es una mierda y el catolicismo, otra. No creemos en el autoritarismo". La pornografía deviene así en una vía para desafiar la cultura cristiana y de esa manera penetrar en el corazón mismo de la cultura de masas americana (porque, evidentemente, la consumirán los americanos blancos y cristianos). Hay otro aspecto político en el porno para los inmigrantes judíos en América de la onda izquierdista. Al igual que estaban sobrerrepresentados en estos movimientos, como el propio hippismo, cuyos máximos líderes eran judíos (Abbie Hoffman y Jerry Rubin) ocurría lo mismo en el porno: los judíos norteamericanos han sido revolucionarios sexuales. Un montón de material sobre la liberación sexual fue escrito por judíos, como Wilhelm Reich, Herbert Marcuse y Paul Goodman que reemplazaron a Marx, Trotsky y Lenin como los autores que uno debía leer para ser bien considerado en esos ambientes. Los temas fundamentales de Reich eran el amor y el sexo, y Marcuse profetizó que la utopía socialista les liberaría de la insatisfacción sexual. Goodman escribió sobre las bellas consecuencias de la legalización del porno, "ennoblecería nuestro arte y humanizaría la sexualidad". Pacheco fue una estrella judía del porno que había leído a Reich: el matrimonio perfecto entre Freud y Marx. Los judíos dominan la producción y distribución de pornografía desde sus inicios. Entre los principales pornógrafos con nombres judíos se encuentran Hugh Heffner, Wesley Emerson, Paul Fishbein, Herbert Freiberg (también conocido como Mickey Fine), Lenny Friedlander, Bobby Hollander, Rubin Gottesman, Fred Hirsch y sus hijos Steve y Marjorie,

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Paul "Norman" Apstein, Steve Orenstein, Theodore Rothstein, Reuben y David Sturman, Ron Sullivan, Sam y Mitch Weston (Spinelli). EL ÚLTIMO TANGO Y LA ERA DEL SEXO EXPLÍCITO La película señera en la reprogramación de la sexualidad humana fue, sin duda, "El último tango en París", estrenada en 1972. Probablemente, ninguna otra película ha causado mayor impacto cultura que "El último tango en París", por ejemplo, en España, donde miles de españoles cruzaban la frontera hacia Perpiñán para verla en los cines del otro lado, pues no se proyectaba en la península ibérica. De alguna manera, esta película publicitaba como una obra de arte al contar con Marlon Brando como protagonista y dirigida por el italiano Bernardo Bertolucci era un sinónimo de Libertad... y progreso. Viéndola 40 años después de su estreno, lo que se percibe es algo completamente diferente. Nos encontramos con un loco norteamericano que coincide dentro de un "apartamento" a alquilar nadiesabemuybiencómo con una francesita de buena familia que, sin mediar más conversación ni seducción, cae rendida en los brazos del ya maduro Brando. Esta absurda escena bastaría para que, hoy día, en la era de Internet, dejaras de ver la película inmediatamente, porque el director pretende, básicamente, reírse del espectador al venderle como posible algo... imposible. Pero bueno, resulta que el director es Bernardo Bertolucci y la protagoniza Marlon Brando, y dicen que es una obra de arte prohibida, así que será que la chica, aunque no le conoce de nada, habrá notado que está delante del macho entre los machos, el mayor sex symbol de la era del cine. (Por algo le dieron el papel a él, obviamente, las mujeres se creerán la absurda escena porque quien se la va a follar es Brando, y no un desconocido). El caso es que a partir de ahí nos muestran tres tramas entrelazadas, a cual más absurda. La puramente sexual y anónima entre la jovencita francesa y el maduro norteamericano que le obliga a no revelar su nombre ni su historia; el noviazgo de la jovencita con su novio, director de cine (y evidente caricatura de François Truffaut, y, de paso, de toda la "nouvelle vague"), que está haciendo lo que hoy llamaríamos un reality show a partir de su propia relación (argumento que sería copiado en la película "Mi novia es una actriz"); y la oscura vida de Brando como patrón de un hostal, en el que acaba de morir su mujer, no se sabe si suicidada o asesinada por el propio Brando. Veladamente se ofrecen pistas sobre el personaje que interpreta Brando, algunas de las cuales coinciden con su verdadera personalidad (ex boxeador, actor, revolucionario), vivió en Tahití y se fue a París, lo que

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hace que se desdibuje subliminalmente la separación entre el personaje que interpreta y el Brando real. La elección del gran icono del cine (ya en sus horas bajas) y la ciudad de París (la ciudad del amor) para protagonizar esta relación sadomasoquista no es por supuesto casual, pues es un ataque brutal contra el inconsciente femenino, al manchar la leyenda de París con una relación que hace mal a la mujercita y que convierte al gran macho en... un sucio maltratador (cosa que ya hizo en "Un tranvía llamado deseo"). Las escenas absurdas en las que Brando trata a la jovencita como su esclava sexual se entremezclan con retazos de la muerte de su mujer (que le ponía los cuernos con un vecino) y el rodaje de la película de su prometido sobre su supuesta vida real en la que "tiene que hacer lo que él dice". Todo ello nos lleva a una parábola bastante clara de una programación MK Ultra en la que Brando y su prometido hacen de programadores de la jovencita, utilizada como objeto sexual al tiempo que es lanzada a la fama como actriz mediante la hipnosis: un mensaje subliminal bastante claro de lo que han hecho muchas actrices que se encumbraron a la fama. Todo ello, desestructurando la mente del espectador por medio de montajes de escenas difíciles de seguir: aquello que se llamó "Arte" no es más que la manera de esconder las verdaderas intenciones manipulativas de nuestra mente, tenlo en cuenta. La película es todo un curso de educación sexual al estilo Alfred Kinsey, pues Brando obliga a la jovencita a hacer todo lo que quiere, llegando incluso a obligarla a meterle los dedos por el ano. Pero sin duda, la parte más importante y el verdadero objetivo de la película sucede entre la hora 13 y 22 minutos cuando, sin mediar palabra, Brando coge una barra de mantequilla, arrastra de los pies a la jovencita, le baja los pantalones por detrás y la viola analmente mientras, y esto es lo realmente importante, dice: —Tu puta familia. Oh, Dios, Jesús. Y continúa metiéndose con Dios y con la Familia. No hay que ser muy listo para adivinar la intención de que la primera vez en la historia en la que se sugiera un coito anal se esté nombrando a Dios y la Familia. Evidentemente, se trata de una magia negra, al tiempo que se enseña esta nueva "educación sexual" de la violación y el sexo sin amor. Por si quedara alguna duda, en la escena inmediatamente posterior a la violación, la jovencita le pide al novio que se case con ella, colocándole un salvavidas con el nombre de "Atlántico", que simboliza la pérdida de la libertad (y que luego tirará al mar). Acto seguido, se viste de boda como parte del rodaje (es un montaje) y se acaba escapando vestida de novia a la casa donde se reúne con Brando para que se la vuelva a follar con el

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vestido de novia, amenazándola previamente con comerse una rata y diciéndole que practique zoofilia con un cerdo. A la hora 22', se dice "matrimonio civil, matrimonio pop (popular), el amor ya no es popular. Tres o Cuatro matrimonios", con lo que se estaba dando comienzo a la era de los divorcios y los matrimonios que no duran ni tres telediarios. En un momento de éxtasis, el prometido cita los nombres de las actrices Rita Hayworth, Lauren Bacall, Ava Gardner y Kim Novak, queriendo decir que su matrimonio iba a ser igual que el de estas actrices (salvo Bacall, todas son matrimonios fracasados). Es decir, un montaje como el de Polanski y Sharon Tate. Tras una exhibición tal de sadomasoquismo y su separación, a la chica se le ocurre irse a vivir ¡precisamente donde se encontraba sexualmente con Brando!, señal de que ha quedado hipnotizada, y cuyo domicilio es, curiosamente, la calle Julio Verne número 1. Al volver a la larva de la cual procede la mariposa, Brando vuelve a captarla y a sugerir que su hijo se llamará Fidel (como Fidel Castro) o Rosa (como Rosa Luxemburgo) quedando así claro que esta película formó parte de la revolución cultural comunista diseñada por Gramsci para rehacer la familia y las sociedades humanas, y dejándonos la duda sobre si realmente Fidel fue un agente de la CIA. La última escena, antes de que la chica le mate, haciendo el ridículo en la sala de baile de tango, patética. Como el resto de la película. Una auténtica obra maestra de la basura. Por cierto, la actriz protagonista del rodaje, hija ilegítima de un actor francés, al que apenas vio tres veces en su vida, contó que el director no le contó nada de esa escena hasta que tuvo que rodarla, algo que está prohibido en el código ético de la actuación. La manera en la que describe cómo lo hicieron es que Brando realmente la violó y ella permaneció llorando durante el tiempo que duró la escena. Posteriormente, la actriz que interpretó a la protagonista de "El último tango en París" se hizo lesbiana. [Cuando corregía este libro, murió María Schneider, coprotagonista de "El último tango...". En la crónica del suceso se hacía mención a que después de esta película, nunca más volvió a aparecer desnuda]. VIOLENCIA A SACO La violencia se aposenta en el mundo del cine de la mano del cine de mafiosos, una evolución del cine negro de las décadas anteriores, pero con una particularidad: casi invariablemente se referirá a la mafia italiana. Dos grandes figuras italoamericanas concentrarán gran parte de los personajes protagonistas, ambos son herederos del mítico Actor's Studio: Robert De Niro y Al Pacino, y grandes baluartes del cine de todos los tiempos.

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Dirigiéndoles, entre otros, habrá otros dos cineastas italoamericanos: Francis Ford Coppola y Martin Scorsese. El primero es autor de la saga de "El Padrino", que sin duda alguna es uno de los hitos del cine. Aún hoy, es insuperable. Si el baremo para calificar una película es lo verosímil que resulta contemplar una realidad "difícil" o alejada del común de los mortales, "El Padrino" es la mejor película de todos los tiempos. Te la crees. Las barbaridades cometidas por una familia de mafiosos italianos llegan a parecer "naturales" gracias a un guión digno de Shakespeare y unos actores excelentes, con Marlon Brando a la cabeza. Ahora bien, sabiendo que la industria del cine ha sido propiedad de la mafia judía desde su misma creación, ¿cuál fue el objetivo real de esta carísima superproducción de la Paramount? ¿Por qué se recuperó al díscolo Marlon Brando en 1971, tras tantos años de ostracismo debido a su rebeldía (auténtica)? Marlon Brando protagonizó una muy poco conocida pero interesantísima película antes de "volver" a los titulares del público masivo con "El último tango en París" y "El Padrino". Dirigida por Gillo Pontecorvo, su título es "Queimada" y relata una trama eminentemente conspirativa, como es la participación de un agente inglés en la independencia de una colonia portuguesa caribeña, al alimón con las compañías azucareras. Dado que esta película es de 1969, parece que le hicieron pasar "por el aro" de la satánica película ambientada en París para volver al "candelero" en otro papel eminentemente perverso, como el de la mítica familia mafiosa Corleone. La saga de "El Padrino" otorgó a la mafia italiana (católica) la categoría de El Mal cuando la judía ha estado siempre por encima porque controla, entre otras cosas, a los políticos. En la película se hartan de repetir que Don Vito Corleone controla a los políticos (incluso se llega a decir de "un senador judío") cuando esto es completamente falso. Son los judíos quienes lo hacen. Los guiños realistas se suceden, haciendo que nos perdamos entre la realidad y la ficción, por ejemplo, con el personaje del ahijado de don Vito —Marlon, cantante y actor de medio pelo, al que el Padrino ayuda a triunfar, tras amenazar a un productor. Evidentemente, el personaje es una representación de Frank Sinatra, que estuvo ligado a la mafia italiana, como es del todo público y acabó triunfando en Las Vegas, como el personaje de la película. Pero, ¿cuál fue el interés por realizar esta saga de mafiosos? Por un lado, desviar la atención sobre la mafia judía y echar la culpa a la católica-italiana, y la prueba está en que los asesinatos fundamentales de la película suceden durante la Navidad, y tras una boda y un bautizo, con las evidentes connotaciones religiosas que ello supone.

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Es también altamente significativo que la serie de asesinatos que desencadena Michael Corleone /Al Pacino se entremezclan con su juramento como padrino de su sobrino mientras lo bautizan y afirma "RENUNCIAR A SATANÁS". Se ha comprobado, por cierto, que Coppola insertó sonidos subliminales en esta película, concretamente llantos de bebé mezclados con los disparos, para realzar su dramatismo. Hay pues un evidente deseo de manchar la fe católica por parte de Francis Ford Coppola, pero todavía más subliminal es la ecuación que esta película de 1971 ayudó a establecer. FAMILIA=MAFIA El concepto de Familia como átomo de la violencia cristiana (los italianos eran fervientes católicos) fluye por los minutos de toda la saga de "El Padrino", aderezada con asesinatos, palizas y hasta malos tratos a la mujer (Connie, hija de Don Vito) que su hermano Sonny intenta sofocar por medio de más violencia, generando su propia muerte, y que más tarde Michael /Al Pacino acaba vengando. Las películas de mafiosos, como las de guerra, han ayudado a establecer la ecuación HOMBRE=VIOLENCIA que la política de género de 20 años después convertiría en la criminalización de la virilidad y la identificación de la Familia con el Mal. "El Padrino" forma parte pues de esa Ingeniería Social para suprimir la familia y el amor entre hombre y mujer. Sin duda alguna, sin el concurso de la Ingeniería Social por medio del cine esa asociación de ideas hubiera sido imposible de ser establecida. Y la película "El Padrino" tiene mucha culpa de ello. Hay otro elemento interesante en las películas de mafiosos y las de ladrones (como "El Golpe", "Dos hombres y un destino", "Bonnie & Clyde" y, más modernamente, "Ocean Eleven"): los ladrones se nos representan como unos tíos libres y atractivos que convierten la violencia en algo —casi— poético: es evidente que han contribuido decisivamente a que el mundo en el que hoy vivimos sea el estercolero inhumano que todos padecemos. A partir de entonces, los ladrones serán vistos como algo "guay". Seguro que muchos políticos se han inspirado en estas películas de mafiosos. MARTIN SCORSESE Y LAS PELÍCULAS DEL VIETNAM El novel italoamericano Martin Scorsese había trabajado como ayudante del director de serie B Roger Corman, pero fue el influyente escritor y director John Cassavettes, al que vimos en "La Semilla del Diablo" interpretar a un actor que se vende a los satánicos, quien convenció a Scorsese para que comenzara su carrera como realizador.

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Dicho y hecho. En 1972 Scorsese da el salto a la gran pantalla con un estilo que le haría claramente distinguible a lo largo de su carrera. Sexo, drogas y rock and roll: no en vano él fue uno de los editores y cámara del documental sobre el mítico festival hippie de Woodstock. En su primera película de éxito "Malas Calles", retrata a los pequeños delincuentes del barrio italiano de Nueva York, siguiendo las andanzas de los amigos Harvey Keitel y Robert de Niro... pero con los papeles cambiados. Curiosamente, es el judío Keitel quien interpreta al católico mafioso que reza y pide perdón por sus pecados mientras se ve envuelto en una serie de tramas, excepcionalmente interpretadas, al ritmo de los mejores éxitos de la música de los sesenta y las tarantellas y óperas que le dan el acertado contrapunto italiano. Exponentes de una generación desencantada con las mentiras de la religión católica, tanto Martin Scorsese como su compadre Francis Ford Coppola identificarán en sus películas subliminalmente la religión con el mal, contribuyendo a que la gente asocie a Dios... con el Mal. Por supuesto, esta misma asociación de ideas no se establecerá con el dios de los judíos: los mafiosos casi siempre serán católicos. Las realistas interpretaciones nos muestran a unos actores y un director que conocían muy bien el mundo que retrataban, y ese realismo hará que uno no sepa si copiaron a la realidad o si la realidad se acabó pareciendo a lo que retrataron. Porque, a partir de las películas, decenas de tics y comportamientos de estos filmes pasarán a formar parte de las costumbres cotidianas en muchos barrios del mundo: por ejemplo, los insultos y constantes invectivas con las que se tratan los amigos, esa dureza en el lenguaje buscando continuamente la provocación, que no estaba en las generaciones anteriores. En esta película, De Niro interpreta uno de sus primeros papeles de desequilibrado, y se muestra a uno de los amigos que vuelve del Vietnam y se vuelve loco. La droga empieza a aparecer por allí. Dos años después, el mismo Scorsese estrena "Taxi Driver", en la que Robert De Niro es un veterano del Vietnam que quiere el bien y, asqueado de cómo va la sociedad, se convierte en un loco solitario rodeado de armas que puede cometer una locura, anticipando así los asesinatos de este tipo que se llevarán a cabo tiempo después, en la línea MK Ultra. De Niro se enamora de Cybil Shephard, que trabaja en la campaña de un aspirante político, a la cual se lleva a un cine porno ¡para ligársela! Ella, lógicamente, le desprecia y a partir de ahí se obsesiona y se compra un arma con el que intenta asesinar al candidato. Como Shephard no le hace caso, busca otro objeto romántico donde exteriorizar su ideal del Bien: se enamora de una prostituta de 12 años, personaje muy bien interpretado por Jodie Foster, cuyo chulo es... Harvey Keitel. De Niro es un inadaptado, un romántico, un obseso con el que el espectador llega a identificarse puesto que la película está contada desde su punto de vista: el guerrero que quiere salvar a la princesa de las garras del Mal. Una princesa interpretada por la

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ex modelo Cybil Shepherd a quien, curiosamente, le gusta el cantante Kris Kristofferson, que posteriormente fue acusado por Cathy O'Brien de ser un controlador MK Ultra. A su vez, Kristofferson interpretaría este mismo rol del controlador de la estrella en el remake de "Ha nacido una estrella" junto a Barbara Streisand en 1976. Merece la pena fijarnos en el arquetipo de la superdotada actriz Jodie Foster, ganadora de tres Oscar, pues su carrera comenzó haciendo este papel de niña-prostituta ¡a la edad de 13 años! en la película "Taxi Driver". La superdotada Foster estudió en la Universidad de Yale, la misma donde se asienta la logia Skull and Bones a la que pertenece la familia Bush, y acabó reconociendo implícitamente su bisexualidad en diciembre de 2007 cuando agradeció a "mi hermosa Cydney que me acompaña en las buenas y en las malas". (Por cierto, la tal Cydney es... productora de cine). Buceando en la wikipedia, nos encontramos que Jodie Foster fue llamada inicialmente por sus padres "Alicia" y adquirió el código Jo-D del nombre de la novia de su madre, Josephina Domínguez, una clara programación MK Ultra, relacionada con el código de "Alicia en el País de las Maravillas". Es decir, que "Jodie" es la segunda personalidad de Alice Foster, el verdadero ser que habita en esta famosa mujer. Dado que Jodie Foster no ha hecho público el nombre del padre de sus hijos, se supone que fueron concebidos artificialmente, aunque hay una teoría corriendo por Internet que apunta a Mel Gibson como el verdadero padre. Entonces es cuando nos acordamos de que el asesino que intentó matar a Ronald Reagan, John Hinckley, lo hizo porque se había quedado prendado de Jodie Foster en la reseñada película "Taxi Driver", con lo que se completa un cuadro (triunfadora joven en papel sexual, universidad de élite, cambio de nombre) que se repite en otras estrellas relacionadas con el Proyecto MK Ultra de control mental. Tampoco ha de pasar desapercibido que el pretendido asesino del presidente USA estaba copiando al personaje de Travis, interpretado por De Niro, que intentaba asesinar a un candidato a presidente. La mencionada "French Connection" es del mismo director, Friedkin, que en 1973 estrenaría la película satánica "El Exorcista", filme que elevó el género del terror a la categoría del horror, con profusión de efectos especiales e incrustaciones subliminales, como una cara demoníaca que se puede ver en el corte original mientras se desarrolla la ceremonia. Una vez más, la música juega un papel fundamental a la hora de asociar y recordar este terrible filme: en este caso, con la mítica música de Mike Oldfield del "Tubular Bells". En ese mismo año 1973, un jovencísimo Steven Spielberg había dirigido una película para televisión llamada "Something Evil", traducida en España como "Algo Diabólico", sobre el mismo tema de las posesiones

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satánicas, en este caso en la persona de un niño llamado Johnny Whitaker que, por cierto, acabó enganchado a las drogas y el alcohol. Roman Polanski también se apuntó al género de la mafia neoyorquina al producir Chinatown en el año 1974, protagonizada por Jack Nicholson y Faye Dunaway, una historia de adulterio y mafia. De momento, ni rastro de la mafia judía, pero ya tenemos el comienzo de las películas basadas en la guerra del Vietnam, que lanzarán una violencia cruda a las pantallas, bajo el pretexto de que era la mejor forma de denunciar las burradas que allí se hicieron. A finales de los años setenta, apenas unos años después de finalizada la guerra, comienzan a hacerse películas sobre la guerra de Vietnam, en la que algunos de los guionistas y directores participaron, por lo que las películas tendrían un gran realismo. "El Cazador", de Michael Cimino, se presenta en 1978 con unos jóvenes Robert De Niro y Meryl Streep, junto con John Savage y el ex joven rebelde Christopher Walken. De Niro interpreta al hombre seguro de sí mismo, el líder con aires de misterioso que sería norma en él, y Meryl Streep a la mujer dulce, a la que dos de los amigos quieren conquistar. Como es norma una y otra vez en Hollywood, los sacramentos religiosos configuran el relato dramático del relato: la película comienza con una larguísima boda ortodoxa del personaje interpretado por Savage y acaba con un entierro religioso del personaje interpretado por Walken, al que la guerra ha perturbado por completo. Entre medias, unas durísimas escenas de violencia y de terror alrededor del juego suicida de la ruleta rusa de Saigón, consistente en colocar una bala en el cargador y apostar a ver si se dispara un tiro en la cabeza. Una auténtica oda al suicidio y un continuo vaivén emocional para el espectador que lo contempla. Nuevamente es fundamental la banda sonora, porque es la que queda en el inconsciente y desencadena la asociación con las terribles imágenes; en este caso, alrededor del obsesivo tema "Can't take my eyes off you" (No puedo quitar los ojos de ti), de Gloria Gaynor. Un año después, se estrenaría la película musical antiguerra del Vietnam "Hair", en la que el papel protagonista sería para John Savage, al que hemos visto protagonizar "El Cazador". Dirigida por el judío Milos Forman y procedente de la obra teatral del mismo nombre estrenada en 1967, es una apología de las drogas y del sexo libre, al estilo Alfred Kinsey, y se convirtió en el himno de las manifestaciones anti-Vietnam con grandiosas canciones que alumbraban la Nueva Era como "Aquarius" o "Let the Sunshine in". Vista con la retrospectiva de los años, se revela como el invento de la élite por calmar las ansias de revolución de la juventud con los dos remedios más efectivos: la droga y el sexo (y el rock and roll). La obra retrata a un grupo de hippies que viven en un parque neoyorquino en comuna, entre promiscuidad y drogas, donde conocen a un

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paleto (John Savage) que se va a alistar para ir a la guerra de Vietnam y cómo su contacto con ellos le hace cambiar de patrones de pensamiento, enamorándose de una dama de la alta sociedad que acaba convirtiéndose, también, en una hippie. Enfrentados a una guerra completamente absurda (y perversa), es lógico que uno se identifique con los jóvenes hedonistas, que eligen el placer antes que ir a la guerra. Pero, ¿qué placer es el que están vendiendo? Entre todas las canciones que tienen contenidos no muy ocultos, destaca "Sodomy" en la que se repasan las diferentes perversiones: sodomía, pederastia, cunnilingus, felatio y las orgías y se anima a tomar parte en ellas (hay que recordar que esta obra de teatro se estrenó antes de los asesinatos de la Familia Manson). El propósito de esta película parece claro: clamar el despertar generado por el asesinato de Kennedy en el sentido de que el Poder se autoataca para generar pretextos de guerra, y ofrecer a la gente la droga y el sexo para mantenerlos calmados. Un sedante, en definitiva, ya anticipado por Aldous Huxley en "Un mundo feliz". Los sedantes que serían inoculados al planeta entero mientras, aparentemente, se vivía una guerra contra la droga. Inteligente, ¿verdad? Esta película sigue la estela de "Easy Rider", estrenada en el año 1969, que muestra el viaje a Nueva Orleans de dos libertarios, de dos moterosHarley, en la onda de Los Ángeles del Infierno, interpretados por el hijo de Henry Fonda (Peter) y el ex niño prodigio Dennis Hopper. Un par de traficantes de droga, guiados espiritualmente por el hachís y las plantas psicotrópicas, que intentan encontrarse a sí mismos, en un claro homenaje tanto a la generación Beat de Jack Kerouac como al mencionado "autobús de ácido lisérgico" de Ken Kesey (autor de "Alguien voló sobre el nido del cuco") y retratado por el muy influyente Tom Wolfe. Para hacerse una idea de cómo este grupo era un clan, el protagonista de la película sobre guión de Kesey, Jack Nicholson, aparece en la misma haciendo de un abogado libertario, Peter Fonda fue el productor y Dennis Hopper el director. Aunque provenientes de la aristocracia hollywoodiense, ellos mismos se consideraban unos rebeldes y en realidad estaban retratando parte de sus vidas. Por ejemplo, se asegura que las escenas en las que están fumados de marihuana o de viaje con LSD son reales. Tan sólo unos meses después de su estreno, concretamente en diciembre de 1969, los Rolling Stones organizan un concierto gratuito en San Francisco, con la presencia de los héroes del rock Santana, Flying Burrito Brothers y Jefferson Airplane, entre otros, y la seguridad del evento sería contratada a los Ángeles del Infierno, los moteros de las Harley y las chopper que la película "Easy Rider" glorificaba. A los pocos segundos de que Mick Jagger apareciera vestido con la capa y los guantes del diablo mientras cantaba "Simpatía por el diablo", los matones contratados

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comenzaron a pegar al público matando a un joven. Evidentemente, había sido un sacrificio ritual. En 1971, el propagandista de la II Guerra Mundial y la Unión Europea Dalton Trumbo, represaliado por la Comisión McCarthy, hizo una película antibélica llamada "Johnny cogió su fusil" que se puede considerar, al mismo tiempo, como una de las mayores torturas que la fábrica de sueños haya realizado. Durante casi dos horas, Trumbo nos mete en la piel de un soldado de la Iª Guerra Mundial que ha perdido las piernas, los brazos y todas las capacidades sensoriales, menos el tacto. El psicópata Trumbo mezcla el color y el blanco y negro para que diferenciemos el mundo de sus sueños y la realidad, pero no deja pasar oportunidad para lanzar invectivas a la religión: se va a la guerra mientras suena un sermón, es ayudado en la batalla por una especie de Jesucristo interpretado por Donald Sutherland y todas sus conversaciones acaban culpabilizando a Dios de su horrorosa situación. La enfermera que le cuida llega a empatizar tanto con el estado en que se encuentra que le practica una felación; acto seguido, en su sueño se va con su amigo a pescar y pierde la caña de su padre, que aparece en su sueño junto a él sugiriendo una relación incestuosa y pederástica, lo que confirma una vez más las veleidades de Dalton Trumbo. Esta película con pretensiones de intelectualidad y arte tuvo un tremendo impacto entre la juventud de la época contra la Guerra del Vietnam y a su vez ayudó a conformar el ideal pacifista por medio del tremendo trauma que sin duda causó en esa generación. En 1979, Francis Ford Coppola estrenaría la famosísima "Apocalypse Now", sobre idea de la novela de Conrad "El corazón de las tinieblas", en la que el mítico Marlon Brando hace de un ex coronel que se ha convertido en poco menos que un rey en la selva de Vietnam, tras acabar la guerra. Las escenas de violencia, la droga y la música, así como el elenco de actores implicados en la película la convertirán en lo que se conoce como una película "de culto". Las referencias tenebrosas tanto del libro original en la que está basada como de la propia película ya nos indican que, en realidad, lo que está mostrando es una recreación de la oscuridad, en este caso, de la creación de una secta por parte de un ex militar con amplios conocimientos filosóficos. La elección del tótem Brando para el papel no es pues casual, porque para entonces se había ido a vivir a los mares del Sur, escapando del ambiente cinematográfico. El propio Coppola ha reconocido que introdujo sonidos subliminales en medio de algunos de los bombardeos para añadirle dramatismo. (Lo puedes ver en el documental emitido por TVE: "Programando la nación"). Durante los años ochenta, tres películas sobresaldrán en su denuncia de la locura de la guerra, a partir de los relatos sobre la guerra del Vietnam. Todas ellas son de un gran realismo. El genio Stanley Kubrick satirizará la disciplina militar en "La Chaqueta Metálica" a través del relato de un

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corresponsal de guerra dentro del aparato militar: una poco disimulada burla del papel de los medios de comunicación como medios de manipulación de masas. El director de origen judío Oliver Stone elegirá la vía del realismo bélico en 1988 con la sangrienta película "Platoon" que lanzará a la fama a Charlie Sheen, hijo de Martin Sheen, y en la que tendrá un pequeño papel un tal Johnny Depp, protegido de Nicholas Cage. En "Nacido el cuatro de julio" (1989), nuevamente Oliver Stone, con Tom Cruise interpretando a un parapléjico a consecuencia de las heridas, se muestran las lesiones mentales que aquella guerra dejó sobre los veteranos y cómo trajeron su adicción a las drogas a Estados Unidos para, subsiguientemente, lanzar la terrible epidemia de drogadicción de los años ochenta y noventa. Calibrar el impacto sobre la psique colectiva de la auténtica orgía de ultraviolencia que se apoderará de los cines a partir de los años 70 es algo que se estudiará con detenimiento cuando esta locura sea historia; mi opinión es que Kubrick lo explicó muy bien en "La Naranja Mecánica". Ante la avalancha de violencia, la humanidad queda aletargada, incapaz de reaccionar y sumisa ante los desmanes del Poder, una de cuyas patas, por supuesto, es la industria cinematográfica. Todo sádico necesita, indefectiblemente, de un masoquista: si el sádico, en este caso, son los directores y productores cinematográficos que se regodean en traumatizarnos con las mayores depravaciones, los masoquistas, es decir, los que acaban regocijándose en su propio sufrimiento, son los espectadores que se acaban haciendo adictos a ese sufrimiento, en el mundo de la ficción, pero que afecta a su subconsciente. 007 AL SERVICIO DE SU MAJESTAD Habíamos hablado de Sean Connery cuando mencionamos el affaire con Lana Turner, pero su figura merece un capítulo aparte. Saltó a la fama haciendo del agente James Bond 007, creación del operativo de los servicios de inteligencia británicos Ian Fleming, a partir de la recreación del fundador de los propios servicios de espionaje, el alquimista de la reina Isabel I, John Doe, que firmaba sus escritos con el pseudónimo "007: al servicio de su Majestad". Las películas de James Bond se convertirán durante varias décadas en un semillero de diosas cinematográficas, salidas del mundo de la moda la mayoría, como la suiza Ursula Andress, que lanzará la moda del bikini en la famosa escena saliendo del mar. La romántica imagen del agente de inteligencia como un seductor impagable sin duda procede de esta saga, lo que habrá animado a muchos a convertirse en espías. La carrera de Sean Connery es sin duda la más interesante de cuantos intérpretes tuvo el mítico agente, protagonizando algunas de las más señaladas ("Doctor No", "Desde Rusia con Amor", "Goldfinger") que son

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toda una exposición de la representación del Mal por parte de la élite: primero los comunistas, después los terroristas árabes e incluso, posteriormente, coreanos y chinos. Protagonista de una de las recreaciones de Robin Hood más interesantes, junto a Audrey Hepburn en "Lady Marian", en 1975 estrena la película de culto "El hombre que pudo reinar", junto al también británico (y probable masón) Michael Caine. La película cuenta la historia de dos masones británicos que llegan a una tribu enclavada probablemente en Afganistán, en donde son confundidos con los dioses que estaban por llegar y entronizados, gracias a esa confusión, como reyes. Repleta de simbología illuminati ("ojo que todo lo ve", escuadra y cartabón, pirámides): la película es una sátira de las creencias humanas sobre la llegada de un redentor que les salvará, con connotaciones con "Apocalipsis Now" en el sentido de que delinea la manera en que se puede crear una secta. En 1978, un agente de los servicios de inteligencia llamado Jim Jones que había fundado una secta en la Guayana, supuestamente ordenó el suicidio de casi un millar de sus seguidores, en un hecho todavía no aclarado totalmente, pero con algunas connotaciones en estas películas. En el caso de la película sobre los masones ingleses, los indígenas piensan que el salvador no sangra, y la fábula termina cuando se dan cuenta de que sí lo hacen: de que les han mentido, vaya. En el tiempo en el que, curiosamente, Estados Unidos comenzó a privatizar las cárceles, apareció un nuevo género: el cine carcelario, cuyo mayor referente fue la tierna película "El Hombre de Alcatraz", protagonizada por Burt Lancaster en 1962 y que tuvo como su más claro antecedente "El puente sobre el río Kwai", película recordada, otra vez, por una canción cuyo silbido se haría mundialmente famoso. Las tres grandes figuras de los años 70 protagonizarían sendas películas de la misma temática. El omnipresente Dustin Hoffman interpretaría a un tal Papillon, que es como se dice "mariposa" en francés, elemento muy importante en la simbología del proyecto MK Ultra de control mental "Monarca". La película es una opresiva historia de una contínua búsqueda del escape de las cárceles, tras ser declarado curado de su enfermedad mental. En su búsqueda, se alía con un pirata, con el que intentará escapar de la "Isla del Demonio". Paul Newman protagonizará "La Leyenda del Indomable" en 1967, del judío Stuart Rosenberg, sobre un hombre al que meten en la cárcel por destrozar el material urbano, dejando a la vista la brutalidad del régimen carcelario. Esta película contiene varias escenas que han quedado impresas en el inconsciente colectivo: cuando Newman se come un centenar de huevos crudos para ganar una apuesta y aquella en la que la rubia Joy Harmon limpia un coche con una manguera frente a los reprimidos presos. Una escena que ha sido repetida hasta la saciedad en numerosos anuncios,

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incluso dándole la vuelta a los géneros, sobre todo Coca-Cola: hombres sudorosos para el solaz de las mujeres. Ya en 1980, Robert Redford haría "Brubaker", nuevamente del judío Rosenberg, en la que interpretaba al alcaide de una prisión que lucha por mejorar las condiciones de vida de los presos. Todas esas películas irían preparando a la ciudadanía a la vida de las cárceles, porque en los siguientes años la multiplicación exponencial de delitos haría que prácticamente el 100% de la población sería apta para entrar en ellas y, de hecho, la población carcelaria sería tan grande que, como decía más arriba, en Estados Unidos se privatizarían las cárceles. El enemigo del Estado podría ser... cualquiera. En esta misma década también se asienta la noción de que te pueden enviar al manicomio si no eres sumiso al sistema. Aunque hemos visto este tema representado en "De repente el último verano", la culpable de la generación de esta perversa posibilidad es la traslación al cine del bestseller "Alguien voló sobre el nido del cuco", protagonizada por Jack Nicholson. Si bien la película se ocupa de denunciar el concepto mismo de locura y cómo se puede llegar a inutilizar a una persona, apuntando en el uso de psicotrópicos e incluso descargas eléctricas (que por aquel entonces eran comunes), es significativo recordar que Ken Kesey, autor del libro, participó en los experimentos del psicólogo Tim Leary con LSD a principios de los años 60. De alguna manera, este libro relata cómo las adelantadas visiones producidas por estas sustancias podrían colocar a sus consumidores tan separados de la mentalidad general que podrían ser conducidos al manicomio. Viendo la película con retrospectiva, y considerando la exponencial multiplicación de las enfermedades mentales desde entonces, y la cantidad de gente que ha pasado por un psiquiátrico, uno se pregunta si esta película no estaba preparando a la gente para tal posibilidad... También en esos años 70, y procedente del cine de serie B, irrumpe con enorme fuerza en los cines de barrio la figura del norteamericano de origen chino Bruce Lee, cuya corta pero intensa carrera extendió la moda de las artes marciales en el mundo occidental y extendió las primeras gotas de la sabiduría taoísta para el gran público. Su extraña muerte en 1973 a la emblemática edad de 33 años, no impidió que las artes marciales se expandieran por todo el mundo, en gran parte gracias a él. Las crónicas secretas, extendidas por gente como el investigador Benjamin Fulfod, hablan de que Lee era parte de un linaje de los monjes Shaolín cuyo cometido, precisamente, fue introducir las artes marciales en el mundo occidental como una forma de despertar a la gente a la filosofía perenne. Su extraña y repentina muerte cuando estaba en la cumbre de su carrera de un sorpresivo edema cerebral, alimentó la hipótesis de que fuera asesinado.

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El género glorificador de las películas de ladrones tiene un hito con "El Golpe", un nuevo vehículo para el lucimiento de los dos guapos del momento: el judío Paul Newman y el cristiano Robert Redford. La fecha de su estreno: 1973. Confieso que cuando volví a verla en el proceso de escritura de este libro, sólo veía una película más (muy buena) de timadores. Estaba a punto de devolvérsela al amigo que me la había prestado, cuando Greg Grisham me dijo: "¿has mirado la fecha en que fue estrenada?" Y rápidamente me di cuenta. 1973 fue el año en que se produjo la gran crisis del petróleo que acabó definitivamente con el patrón-oro: los precios pasaron a estar regulados por esa dualidad. Pero es que 1973 también fue el año de la guerra del Yom Kippur entre Israel y Egipto-Siria: por boca del ex militar judío Israel Shamir nos enteramos de que Egipto participó en la conspiración para que Israel derrotara a Siria y así hacerse con el control de los Altos del Golán. Robert Redford es un timador de poca monta que busca al gran sabio, el judío Gondorff, interpretado por el también judío Paul Newman. Es este el que monta una gran operación para "desplumar" a un banquero, a través de la manipulación de las apuestas de caballos, con un sencillo mecanismo: interceptan las comunicaciones de Western Union y se enteran antes que nadie del resultado de las carreras, de manera que incitan al banquero a apostar (con falsos rumores) y se quedan con su dinero gracias que conocen el verdadero resultado. Hoy se conoce esta práctica como "delito de iniciado" y fue puesto en práctica en los atentados del 11-S, el 11-M y el 7-J, en Londres. "El Golpe" fue la película triunfadora de los Oscar de ese año y la posterior crisis, que comenzó en agosto de ese mismo año, instauraría el petro-dólar como moneda real del Planeta, otorgando el poder a las monarquías de Oriente Medio que controlaban el petróleo y, sobre todo, a la sionista Reserva Federal. Recuerda esta película porque volverá a aparecer en el relato. EL REDISEÑO DE LA FAMILIA Y DE LAS RELACIONES HOMBRE-MUJER La película "Kramer contra Kramer" se estrena en 1979 con gran éxito pues gana cinco óscars y marca un antes y un después en la concepción de la familia al girar en torno a un divorcio traumático. Hasta esos años, el divorcio en Estados Unidos estaba regulado en base a una serie de motivos (infidelidad, esterilidad) pero fue en los años ochenta cuando, con bastante rapidez, cada uno de los Estados americanos y europeos (en España, la Ley del Divorcio fue aprobada en 1981) regularon el divorcio sin causa directa alguna sino una mera "incompatibilidad de caracteres".

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Dos de los actores más promocionados del momento (Meryl Streep y Dustin Hoffman) interpretan a una diseñadora y a un ejecutivo publicitario que viven una crisis matrimonial a consecuencia, por un lado, del estresante trabajo que tiene él y, de otra parte, por la influencia de las teorías sobre la liberación femenina que hacen mella en ella, impulsándola a abandonar a su marido porque "tiene que buscarse a sí misma". Después de una estancia en California y la consiguiente visita a un terapeuta, Streep recupera un trabajo y lucha por conseguir la custodia del niño, que para entonces ya se ha acostumbrado a vivir con su padre, a pesar de la típica torpeza masculina en el papel de madre. La película es todo un anticipo de los juicios por la custodia infantil que se harían habituales a partir de los años ochenta y noventa, incluidas las denuncias falsas por malos tratos (en la persona de Dustin Hoffman) y las perrerías que se inventan los abogados para ganar los casos. En esta película podemos comenzar a ver las consecuencias de la ambición laboral femenina (ruptura familiar) al tiempo que la disolución de los roles tradicionales hombre-mujer y, sobre todo, la guerra de sexos que se desencadenaría en las décadas siguientes con trágicos resultados. WOODY ALLEN: EL CINE DE HUMOR Los Hermanos Marx en los años treinta y cuarenta; Danny Kaye y Jerry Lewis en los cincuenta; Peter Sellers en los sesenta; el humorista judío de los años setenta se llamaría Woody Allen. Por supuesto, su personaje bebe de las fuentes históricas que la cinematografía ya había creado a esas alturas. Ya en su primera gran película "Toma el dinero y corre" (1969) hace una expresa referencia a Groucho Marx porque sus padres aparecen en una escena disfrazados del genio judío. En esta sátira de las películas de atracadores nos encontramos con casi todas las referencias básicas de su obra porque su psiquiatra se llama JULIUS Epstein (nombre real de Groucho). Seguidamente, le hacen probar una vacuna que le convierte en rabino y posteriormente tenemos a Edgar Hoover, jefe del FBI, afirmando que "forma parte de un complot subversivo, revolucionario, que quiere destruir nuestros valores", en clara referencia a la llamada "caza de brujas de McCarthy" y que dio lugar al mencionado monólogo de Allen y a su aparición en la película sobre ese tema "The Front". Por lo tanto, Allen admite tácitamente que aquella supuesta caza no era contra los comunistas, sino contra los judíos infiltrados en la cultura norteamericana. Woody Allen es la quintaesencia del cine: una personalidad que ha quedado marcada por las películas que ha visto y que construye su personaje con arreglo a lo que ve en ellas. Por eso, analizar su obra con detenimiento resulta tan revelador para el tema que nos ocupa.

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En 1972, estrena "Sueños de un seductor": una recreación de su obsesión por el cine, y de cuánto le ha influido, especialmente, Humphrey Bogart y la película "Casablanca". Todo comienza cuando su mujer le deja y comienza una búsqueda de chicas para olvidarla, en la que le ayuda Diane Keaton, que es la novia de su mejor amigo. Allen no hace otra cosa que ver películas, es un espectador de la vida, por eso no es extraño que los personajes de ficción sean reales en su pensamiento: le pregunta a Bogart en su pensamiento lo que tiene que hacer para conquistar a una chica, y este le contesta, entre otras cosas, "¡pegarla!". También comenta con Keaton que si la violaran, ella se relajaría y él responde expresamente que "la violación es uno de los deseos ocultos de toda mujer". Y eso lo dice una película del director de cine más aclamado por la misma prensa que en el siglo XXI enarbolará la cruzada contra la "violencia de género"... Una de las cosas que le une a Diane Keaton es su adicción al psicoanálisis, un tema que reaparecerá a lo largo de toda su obra, pero también el comunismo sionista, pues en 1980 esta actriz protagonizaría la película "Reds", nominada a 14 óscars, en la que se cuenta la relación de los comunistas norteamericanos con la naciente revolución soviética: aunque no lo dicen expresamente, ese nexo de unión eran los judíos. Aunque sean películas aparentemente "menores", en estas primeras obras de Allen como director está contenido el resto de su obra y, de hecho, ha estado repitiendo una y otra vez las mismas obsesiones. Pero para entenderlo es preciso aclarar, de una vez por todas, en qué consiste el fenómeno Woody Allen: la neurosis judía en el cine al 100%. Woody Allen=Groucho Marx+Sigmund Freud (y unas gotas existencialistas de Nietzsche y sobre todo Bergman, a partir de los años ochenta). Bueno, eso, y la Torah, por supuesto. La genialidad de Woody Allen consistió en aunar la verborrea del timador judío mentiroso y simpático de Groucho Marx con la obsesión por el orgasmo de Papá Freud. Si a eso le añadimos el componente del feo que conquista chicas, tenemos al personaje Woody Allen, que fue el superhéroe que Allen Konigsberg (su verdadero nombre) se construyó. Eso fue lo que nos atrajo de Woody Allen a muchos que nos sentíamos feos en la adolescencia: ¡los feos también podemos ligar! ¿Y cómo liga Woody Allen? Básicamente, dando pena y conquistándolas a partir de la comprensión de sus traumas. Ese es el truco. Woody Allen aprovechó la masculinización de la mujer propia del comienzo del feminismo y adoptó el rol del hombre femenino, con el que la nueva mujer (con los roles cambiados) se puede sentir protectora. El osito al que abrazar mientras ella se pone la corbata y la chaqueta: ¿o es que creéis que la estética de Diane Keaton en "Annie Hall" y "Sueños de un seductor" es por casualidad? (¡Por cierto, se parece bastante a como visten los rabinos! ¿Está buscando la protección

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inconsciente del rabino en su amada?). La influencia de Woody Allen entre los que crecimos en los años 80 y 90 ha sido tan grande que yo le considero la obra cumbre del cine en el sentido de cómo ha hecho cambiar los estereotipos. EL CINE SOBRE LOS EXTRATERRESTRES El tema extraterrestre en el mundo de los medios masivos de comunicación comenzó en 1933 con la retransmisión radiofónica por parte del genio Orson Welles de una hipotética invasión extraterrestre, siguiendo la novela de ciencia-ficción del agente de inteligencia inglés Herbert George Wells. El hecho de que el padre de la ciencia ficción fuera una persona que disponía de información privilegiada no es casual; en realidad, prácticamente todos los autores de este género que más acertaron, como Huxley, Orwell, Verne, Arthur C. Clarke o el propio Carl Sagan formaban parte de la élite. Durante las décadas siguientes fueron las películas de serie B las que siguieron insistiendo con el tema en películas como "Ultimátum a la Tierra" (1951), pero su baja calidad las convierte en pasto del humor, más que de la realidad ficticia. No es hasta la década de los 70, tras la retransmisión televisiva del alunizaje humano, cuando el tema se convierte en una corriente por sí sola dentro del mundo del cine, por ejemplo, con "La invasión de los ultracuerpos". La culpa la tuvo otro genio precoz, ligado a la élite y judío, por supuesto, llamado Steven Spielberg. Seguro que has oído decir muchas cosas sobre "el genio Steven Spielberg" pero me juego el cuello a que nadie te ha contado antes que es el hijo de uno de los inventores del ordenador. Pues sí, el papá de Steven, Arnold Spielberg, ingeniero electrónico, ayudó al alemán John Von Neumann a crear el primer ordenador, de nombre ENIAC. Este importantísimo dato que los medios de comunicación te han hurtado es vital para colocar al genio en su sitio. En su fulgurante ascensión y, sobre todo, en los medios tecnológicos que sus películas (ya sea como director o como productor) han contado. Porque, que su padre pertenezca a la superélite tecnológica de Estados Unidos (unido a su condición de judío) implica que el pequeño Steven creció rodeado de la gente más prominente de ese país y, sobre todo, que ha contado con el asesoramiento y la documentación del más alto nivel para generar realidades ficticias que se han adelantado a la realidad del futuro. De esta forma, esa fulgurante carrera que comienza con esa psicopática obra de un camión que persigue obsesivamente a un hombre ("El diablo sobre ruedas", 26 años) y que entra dentro de las obsesiones judías de la paranoia de la persecución toma sentido. Una psicosis que continuó con la no menos demencial obra de terror de "Tiburón" (29 años, 1975) siguiendo la estela del Maestro Hitchcock, y que nos ayuda a colocar

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al "genio" en su lugar. En esos años, la prensa sionista creó al genio Spielberg, de la misma manera que lo haría, pocos años después, con el "genio Almodóvar". Cada nueva película del "niño prodigio" sería publicitada como un acontecimiento mundial (con una cobertura especial de los medios de comunicación) en la que el genio recrea mitos y reescribe la Historia, porque es justo reconocer que algunas de sus películas son auténticas obras del arte... de la ilusión. En 1977, Spielberg estrena "Encuentros en la Tercera Fase" que da inicio a la era dorada del tema extraterrestre y plantea un encuentro entre una civilización avanzada con el Gobierno norteamericano. La verosimilitud de la película se entenderá mejor si os cuento que está basada en un hecho real, como fue el encuentro entre el Presidente Eisenhower y un representante de una nación extraterrestre en 1952 o 1954, según las crónicas, en el que participaron un obispo, un periodista, un economista y un místico. El encuentro fue grabado y convertido en un documental titulado "Past, Present and Future", del ufólogo francés Jacques Vallêe, que fue en lo que se basó Spielberg para crear su película. El personaje del ufólogo francés de la película, interpretado por Truffaut, es pues un guiño a este mismo suceso. Según las crónicas, el genio judío tuvo que cambiar escenas para que no se pareciera demasiado al original porque el objetivo era que la gente pensara que ese tipo de cosas sólo sucedían en las películas. Sin embargo, el ufólogo español con conexiones con los servicios de inteligencia J. J. Benítez, afirma que la NSA logró una comunicación con una nación extraterrestre en 1973 por medio de... ¡notas musicales! (Justo igual que en la película). En 1982, Spielberg estrena la sentida "ET" que, de acuerdo a las informaciones de personal militar retirado como el doctor Michael Wolf y el mayor Robert Dean, está basada en la historia real de un extraterrestre del Área 51, que entabló relaciones amistosas con diversos militares norteamericanos. Por más que le pueda parecer imposible a alguno, esto aconteció de verdad y la interacción entre humanos y varias razas de extraterrestres se viene produciendo en bases secretas como la del Área 51, cuya existencia sería reconocida, tras años de negación, por un alto cargo de la CIA. En esta película aparecía la niña Drew Barrymore, hija del actor John Barrymore, que seguiría la estela de tantas niñas prodigio que hemos visto, al alcoholizarse cuando tan sólo era una niña, y reapareciendo años después como sex symbol: Drew Barrymore es otra de esas niñas vírgenes criadas desde la cuna para desempeñar un papel muy concreto. En 1978 se estrenan dos películas capitales para la historia de la ciencia ficción, un género que anticipó muchas tecnologías que luego fueron reales en nuestras vidas, pero ambas deben muchísimo a la iniciadora de este género: "2001, una odisea en el espacio", del genial Stanley Kubrick.

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Estrenada en 1968, al verla hoy día sorprenden las muchas similitudes que tiene con las imágenes proyectadas posteriormente por las televisiones de todo el mundo y que dieron el salto a una nueva conciencia humana, la conciencia del cosmos. Y sorprende, porque la película de Kubrick se estrenó un año antes de las imágenes que nos mostraron a varios seres humanos caminando sobre la Luna. La polémica acerca de si esa transmisión fue real o se rodó en un plató se ha convertido en un clásico de la información alternativa, atendiendo a la ausencia de estrellas en el cielo, la manera de soplar del viento, las sombras que dejan los astronautas y la bandera... El investigador norteamericano Jay Wierdnes afirma categóricamente que Kubrick fue un elegido por la élite (como Spielberg o Welles) para rodar esa ficción de alunizaje cuyo fin era ocultar las reales construcciones en la Luna que habían encontrado en los vuelos secretos a nuestro satélite, y alimentar así la sensación de que el ser humano está solo en el Universo. La enorme libertad de la que gozó siempre Kubrick en sus películas fue, según él, el pago de la élite por guardar el secreto, aunque, como hemos visto, en ellas fue dejando verdades codificadas para que fueran desveladas con el tiempo. Según Wiedner, por ejemplo la amnesia del personaje de Alex en "La Naranja Mecánica" era una forma críptica de reflejar que los programas de control mental empleados con los astronautas para que olvidaran lo que no habían visto y que les provocaron tantos problemas mentales a muchos de ellos cuando regresaron a la Tierra. "2001, una odisea en el espacio", comienza con la epopeya evolucionista de la creación del ser humano a partir del mono, con sorprendente parecido a "El planeta de los simios", protagonizada por Charlton Heston. Apoyado por una banda sonora basada en música clásica y unos efectos especiales muy superiores a los de su época, los monos entran en el caos cuando el monolito al que rinden culto emite unas señales acústicas. Un monolito que tiene toda la pinta de ser una antena y nos lanza la posibilidad de que nosotros mismos estemos dirigidos mentalmente por las antenas... Tras un largo fundido se vuelve al futuro (que será pasado) para mostrarnos los preparativos de una expedición al espacio por parte de una civilización humana, cuyo líder tiene que resolver una epidemia que está causando bajas. Los inventos que en aquella época teóricamente no existían se suceden en la pantalla: la videollamada, Internet o la impresora láser. La misión para ir a Júpiter se compone de cinco hombres, tres de los cuales llegarán "hibernados" para mejor conservarse, y un ordenador de última generación, HAL 9000, que se convertirá en el verdadero protagonista de la obra. La máquina es capaz de crear una conspiración para asesinar a los humanos a través de un ojo que habla, clara referencia a la secta Illuminati. De esta forma, Kubrick nos avisaba del poder que

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tomarían las máquinas en contra del Ser Humano, al estilo del Gran Hermano. De hecho, si no hubiera muerto en 1999, su siguiente película hubiera sido "Inteligencia Artificial", sobre este mismo tema. En todo momento, Kubrick nos hace ver que en la Luna ha habido vida y hay restos de otras civilizaciones, siendo el libro en el que se basa nada menos que de Arthur C. Clarke, intelectual adscrito a los think tanks de la élite y pedófilo reconocido. Por su parte, su coetánea "El Planeta de los Simios" dibujaba un escenario apocalíptico en el que los monos mandan sobre los seres humanos. Vista desde la atalaya de los años pasados, la película se descodifica claramente al otorgar a los monos la necedad de los humanos, que niegan la teoría de la evolución, y tratar vilmente a sus "hermanos" humanos; es decir, la película hace de espejo de nuestra propia civilización. Pero, dado que por esa época los descubrimientos en ingeniería genética estaban poniendo en solfa la posibilidad de que la casualidad hubiera convertido los 48 genes de los monos en los 46 de los seres humanos, la película se debe entender como una clara manipulación para, colocándonos en la posición de Charlton Heston, "animalizar a los humanos, y humanizar a los monos". Esta interesantísima película que comienza la saga de las "distopías", es decir, las películas que pintan un futuro negrísimo para la Humanidad, alberga otras interesantes claves. La más clara es el uso del héroe por excelencia, Charlton Heston, representando a la Humanidad en su conjunto, subyugada por los simios: la impresión para el inconsciente de que "Moisés" y "Ben Hur" haya quedado preso es sin duda, impactante. Unos simios que cuentan con una especie de Iglesia científica que se ocupa de perseguir a los herejes, en la línea de la iglesia católica. Sincrónicamente, en ese mismo año 1968 (recordemos, el mismo año en el que estallaba la revolución hippie y el verano del amor, como contrapeso a la absurda guerra del Vietnam) se estrena la película "Las Sandalias del Pescador", con Anthony Quinn en el papel de un cura ucranio represaliado por el Soviet Supremo, al que una conspiración comunista coloca como nuevo Papa. La segunda línea argumental de esta película es exactamente igual a la de "El Planeta de los Simios", pues el cura joven que actúa como consejero de Cyril-Anthony Quinn sufre la persecución de la ortodoxia vaticana por sus escritos a favor de un "Cristo Cósmico", un nuevo concepto de Dios más acorde con los tiempos. Sin duda, estas tres películas contribuyeron a crear el clima en el que se desarrolló el mítico verano del amor. En "Las Sandalias del Pescador", el entronizado nuevo Papa acaba consiguiendo que la Iglesia renuncie a sus riquezas e inicie una regeneración interna. La ideología de la Teología de la Liberación le debe mucho a esta película y de hecho las guerrillas izquierdistas latinoamericanas de los años setenta fueron inspiradas, de alguna manera,

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por ella. Por su parte, "El Planeta de los Simios" contribuyó a fomentar esas ansias liberadoras y del respeto por la naturaleza mientras que "2001..." fomentó las ideas proféticas de que nos encontrábamos al inicio de una Nueva Era en la que el ser humano alcanzaría el espacio. El universo de maquetas de "2001..." sería sin duda la inspiración para que otro genio de la hornada de los 70, George Lucas, compusiera su influyente saga de "La Guerra de las Galaxias", cuya primera entrega apareció en el año 1978 y continuó con "El Imperio Contraataca". Probablemente, pocas películas han ejercido un poder tan grande en el imaginario colectivo como la saga "Star Wars" y, de hecho, se convirtió en una auténtica mina de oro porque fue la primera película que provocó una fiebre de seguidores, que acabaron comprando todo tipo de productos asociados a la serie: lo que se conoce como "freaks", es decir, adoradores de la realidad virtual provocada por una película o cómic. El porqué ello es así es porque, precisamente, alude a las cuestiones capitales que todo Ser Humano se pregunta: el origen del Bien y del Mal. El propio George Lucas reconoció que fue asesorado por el mitólogo John Campbell, por lo que tenía bien claro que iba a recrear mitos que están en nuestro inconsciente colectivo. La fábula de Star Wars recrea la rebelión de Lucifer, el ángel caído preferido de Dios (el Jedi Anakin) que, tras el asesinato de su madre, se pasa al lado oscuro de la Fuerza y comienza a ascender escalones en la República hasta convertirse en su líder. Darth Vader es un ser que ha perdido la capacidad de sentir y se ha convertido en un híbrido humanomáquina. Frente a este poder que conquista uno tras otro todos los rincones de la galaxia, se yerguen los Jedis (disimulada referencia a los Judíos) que son una logia de guerreros espirituales cuyo secreto conocimiento de la Energía (la magia) se pasan de unos a otros en secreto y por referencias estrictamente personales. Es decir, hay una cierta predestinación en todo ello o una selección genética, de sangre. El sabio que les inspira es un pequeño ser llamado "Joda" (nueva referencia judía) que inculca unas enseñanzas inspiradas en el Tao y que conforman parte de la base de la naciente no-religión de la Nueva Era. En las primeras películas de la saga, el héroe Luke "Caminante del cielo" (Skywalker) es un joven sin padre conocido que combate junto a la princesa Leia, interpretada por la judía Carrie Fisher, con quien tiene una relación de "más que amigos" pero, básicamente, el héroe es virgen, es decir, no mantiene relaciones con mujeres. Leia está enamorada de Han Solo, interpretado por el descendiente de judíos Harrison Ford, que es el héroe típico de Hollywood que interpretaron tantas veces Humphrey Bogart y Clark Gable, un cazarrecompensas cínico que se ve envuelto en la rebelión... por amor a una

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mujer. El equipo lo completan un hombre-mono con capacidad humana y dos robots, uno con capacidades únicamente técnicas, y el otro, casi humanas. Tanto C3PO como R2D2 comenzaron a asimilar las capacidades emotivas de las máquinas con las de los humanos, empezando la programación de que la hibridación entre hombre y máquina era posible y, de paso, la creación de androides, seres humanos esclavos de la élite. La Rebelión de los Jedis trata de detener el omnímodo poder de la Federación, que amenaza con acabar con la libertad de la Humanidad. Esta trama tan eterna, unida a unos efectos especiales y una música grandiosa, rodada con el naciente Dolby Surround y los efectos digitales más avanzados para su época, acabó convirtiendo a "La Guerra de las Galaxias" en todo un símbolo en sí mismo... hasta el punto en que, yo mismo, coloqué el símbolo de la espada de la luz en mi propia página. ¡Una forma de conectar con el inconsciente colectivo! La saga de "Star Trek", procedente de la televisión, contribuyó a realzar las posibilidades de una vida extraterrestre: el guionista de esta serie reconoció que una contactada le ayudó a confeccionar el guión, basado en una agrupación real de naciones extraterrestres. En ese mismo año 1978 se estrena la primera recreación en cine del cómic Superman, personaje creado por los judíos Siegel y Shuster. Dirigida por el judío Richard Donner, Marlon Brando encarna al padre del héroe, al cual envían a la Tierra para redimirla, en una clara y nueva referencia a Moisés, la obsesión judía por antonomasia. En ella vemos ya al Mal planetario que desea acabar con la Tierra interpretado por Gene Hackman como Lex Luthor, un juego de palabras entre la Ley y los luteranos, es decir, la Iglesia Protestante, con un claro referente simbólico. El malo ya es un científico con planes siniestros, como los tuvieron los creadores de la bomba atómica, poniéndonos en la pista de quiénes son los que de verdad gobiernan el Planeta... Los investigadores judíos Halpern y Jacobici afirman que la doble personalidad de Clark Kent y Superman hace referencia a la típica manera judía de travestirse que sólo con unas gafas cambia de personalidad sin que su novia, también periodista, lo note. Esta poco disimulada puya a los periodistas, se repite con el fotoperiodista Peter Parker cuya segunda vida es... Spiderman. Ambos superhéroes, Supermán y Spiderman, al igual que Batman, tienen vidas amorosas muy extrañas: las mujeres que aman se enamoran de su segunda personalidad y no se dan cuenta de que el hombre que adoran... ¡es el que tienen delante! No me digáis que no es extraño... PERIODISTAS SUPERHÉROES, SUPERHÉROES PERIODISTAS Hemos entrado en la era de la información, la televisión se ha convertido en el centro de la vida familiar y social, las conversaciones giran en torno a la Realidad que se fabrica en las pantallas y las películas

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encuentran de este modo una nueva manera de exhibirse, creándose toda una nueva industria de películas para la TV, que en España se llamaron "Estrenos TV". Este género constituiría un nuevo semillero de estrellas y, también, de directores y guionistas, una especie de cantera para la "primera división", que seguirá siendo la pantalla grande. Sin duda, no es por casualidad que los dos grandes superhéroes sean, en sus vidas normales, periodistas: inconscientemente nos están diciendo que ellos construyen la realidad con sus noticias y fotografías. En algunas ocasiones, tanto Clark Kent como Peter Parker crean las noticias en sus caracteres de Supermán y Spiderman que posteriormente publican sin sus disfraces: es decir, están haciendo ver que ellos están creando la Realidad que posteriormente nos cuentan. Contamos con un claro referente del periodista creador de la noticia con la emblemática "El gran carnaval" en la que Kirk Douglas es un maléfico redactor que mantiene a un cazatesoros sepultado seis días en una mina, para hacerse famoso con la exclusiva. No es extraño, por tanto, que en esta década se recuperara una vieja trama periodística que había protagonizado Cary Grant, cuyo papel de periodista resabiado adjudican al corriente Jack Lemmon. A punto de partir para casarse en Filadelfia (recuerda, siempre que aparezca esta ciudad como referencia, el código secreto es "la Constitución Americana") con una joven Susan Sarandon, ocurre un tiroteo que hace que un condenado a muerte por comunismo (referencia a la caza de brujas) se escape, con la anuencia de algunos miembros del Estado (para que le voten) y de los propios periodistas. El que se escapa es un judío, Englofler, y el que le deja escapar, otro, el juez Hartman, y la prensa protege al comunista, como ocurrió en la caza de brujas. En una escena que se desarrolla en un cine, vemos aparecer la trama del comandante Byrd, el hombre que realizó una expedición a la tierra hueca en 1947, encontrándose con una base antártida... de los nazis. Es decir, que de tapadillo cuelan un mensaje que prueba la conspiración por parte del poder para ocultar información que nos traslada a otra realidad. Tres años después, se estrena la película que anticipa el subgénero de las conspiraciones "Todos los hombres del presidente", sobre el escándalo Watergate de espionaje en el Partido Demócrata, con Dustin Hoffman en el papel del judío Bernstein y Robert Redford, en el papel de Woodward. La película es tan liosa y tiene tantos nombres que si no estás familiarizado con este caso es bastante difícil seguirla pero viene a apoyar la teoría oficial de que hubo alguien, "una garganta profunda", que informó al periodista judío Bernstein de que se estaba produciendo un espionaje sobre el Partido Demócrata: las propias informaciones generaron tanto escándalo que obligaron a dimitir al Presidente. La verdadera razón para todo este escándalo es que el FBI había reunido pruebas contra varios miembros del Partido Republicano que

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habían estado involucrados en el asesinato de John Fitzgerald Kennedy, entre ellos, el propio George Bush Padre y el operativo de la CIA judío Cord Meyer, quien montó la Operación Mockingbird de infiltración en la prensa, y tenía comprados a directores y a importantes periodistas de las publicaciones Time, CBS, Washington Post, Washington Star y New York Times, entre otros. Es decir, toda la jugada de esta falsa investigación fue una tapadera para sacar del poder a Nixon y evitar así que se supiera la verdad sobre el asesinato de Kennedy. Esta película contribuiría a escribir la Historia, la tapadera para que no se siguiera más adelante. El "intrépido" periodista judío Bernstein interpretado por Dustin Hoffman, es en realidad un miembro de la logia judía Bi'Nai'Brit, hijo de militantes comunistas investigados durante la era McCarthy y muy probable agente de los servicios secretos NSA. No por casualidad, en ese mismo año 1976, George Bush se hizo director de la CIA... donde sólo estuvo un año. Rápidamente pasaría a la política y en los años ochenta le veríamos ostentar altos cargos... En ese mismo año 1976, el omnipresente judío Dustin Hoffman protagoniza la película que será recordada por lanzar la moda de correr maratones (cosa que en aquellos días era "de locos"). Lo que seguramente poca gente recuerda de esa película, "Marathon Man", es que se sostiene sobre una trama abiertamente sionista: su padre murió a consecuencia de la persecución del senador McCarthy (nueva prueba de que era la conspiración judía la que se perseguía), mientras que su hermano (el también judío Roy Scheider) es un ejecutivo de una compañía petrolífera que al mismo tiempo desempeña una doble vida como agente secreto gubernamental, involucrado... en una caza de nazis. Por cierto, el nazi es... ¡Sir Laurence Olivier!, y, como no podía ser de otra forma, el director es el judío John Schlesinger, el guión del judío William Goldman y la producción, del judío Sidney Beckerman. En ese mismo año 1976 también se estrena la película "Network", nuevamente con Faye Dunaway, del judío Sidney Lumet, y escrita por el judío Paddy Chayefsky, convirtiéndose en una "película de culto" pues muestra a un presentador de telenoticias, Peter Finch, que harto de jugar el juego de repetir lo que le dicen, un día comienza a decir la verdad sobre lo que está sucediendo, saltándose los guiones y las formas televisivas tanto que al principio la gente opina que se ha vuelto loco. Dunaway interpreta a su jefa, una mujer que está tramando un acuerdo con un grupo terrorista para convertir un atentado en una exclusiva periodística (lo has leído bien). Cuando el presentador anuncia que se va a suicidar, ve la oportunidad para mejorar en los ránkings de audiencia. El último escándalo surge cuando el presentador se entera de que van a vender la compañía... a una empresa saudita. Estamos en 1976, todavía no existía Al Qaeda, recuerda.

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LOS AÑOS 80: EL YUPISMO Y LA DROGA, EL CAMBIO DE CARÁCTER DEL HOMBRE Está perfectamente documentado que fue entre la élite, tanto económica como del mundo del espectáculo (que emparentarían), donde primero se extendió el consumo de drogas como forma de vida. Lo hemos visto con el "atajo de ratas de Bogart en Las Vegas". Como si fuera el anuncio perfecto para la dañina frase "vive deprisa, muere joven y harás un bonito cadáver", en cuestión de 13 meses —entre 1970 y 1971— murieron las estrellas más emblemáticas del rock and roll (Janis Joplin, Jimi Hendrix, Jim Morrison), todas ellas, supuestamente a consecuencia del consumo de drogas. De esa manera, los hippies quedaron huérfanos de sus mayores referencias y el camino quedó expedito para los supervivientes... Los cínicos. Lo hemos ido viendo a lo largo de las tramas de las películas, sobre todo desde los años sesenta, si bien todavía con una presencia indirecta o secundaria. Aunque en los años setenta ya tenemos enganchados a la heroína a los Rolling Stones, Eric Clapton o Lou Reed (por citar únicamente a aquellos que compusieron himnos a su pasatiempo favorito) es en la década de los ochenta cuando la droga inunda las calles de todo el mundo: sustancias como la heroína que ni siquiera conocían como se usaba, pasaron a formar parte de la vida de millones de jóvenes que acabaron creando un submundo. ¿Cómo aprendieron estos chicos a pincharse y manejar esa nueva sustancia? Muy sencillo: a través de las películas: ¿se os ocurre un "curso a distancia" mejor que con las imágenes de las películas? En los años ochenta se estrenan en España la alemana "Yo, Cristina F." y las dos películas de las saga "El Pico" (de Eloy de la Iglesia) que son cursos a distancia de cómo engancharse a la heroína, al margen de una entronización de la vida al límite, muy en la línea de los mafiosos retratados por Scorsese y Coppola, sobre todo. Para entonces, la interacción entre el cine (la ficción) y la realidad se había hecho ya tan profunda que resulta muy difícil discriminar hasta qué punto la vida real copió a la ficción o las películas copiaron cosas que ya estaban sucediendo... y las amplificaron. El caso es que en los años ochenta la presencia de la droga en las películas se convierte en algo casi tan omnipresente como en las décadas precedentes había ocurrido con el tabaco... y el alcohol ("¿Quieres un whisky?" era la frase con la comenzaban todas las conversaciones en las casas). Siguiendo la estela dejada por Coppola en "Apocalypse Now", la mayor parte de las películas basadas en esa guerra llevarán la droga como tema fundamental. "Nacido el 4 de julio", "El cazador" y "Platoon" sobre todo. Gracias a ellas, el gran público conoció que los soldados se volvieron

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adictos a las drogas en esa guerra y que la posterior extensión de esa epidemia por las calles de Estados Unidos estuvo irremediablemente relacionada con ello aunque, al mismo tiempo, el hecho de ver cómo en situaciones límite como las que vivían los soldados, las drogas les ayudaban a sobrellevarlo, también pudo influir en que más personas se engancharan. La sobredosis de realista violencia que estos filmes mostraron, sin duda fue una de las causas del surgimiento del movimiento pacifista, en el sentido que ya Kubrick había anticipado en "La Naranja Mecánica": el público sufrió un condicionamiento para rechazar la violencia gracias a esta sobresaturación que, al mismo tiempo, les dejó inertes ante el Poder, en el sentido de que el propio genio inglés había profetizado. Al igual que Alex se vuelve incapaz de defenderse de las agresiones de la vida cuando le vuelven "bueno", las sociedades donde triunfó este cine se convirtieron en pasivas espectadoras de cómo los gobiernos les robaban la Libertad. En realidad, a diferencia de los filmes basados en la II Guerra Mundial, todas las películas estrenadas sobre el Vietnam son fuertemente antibélicas pero, al mismo tiempo, las excitantes escenas que contienen las convierten en foco de atracción, bañadas con las mejores canciones de aquella época. Las películas de los años 80 se vuelven "videoclips", el nuevo género televisivo inventado para vender las canciones, que se lanzará por todo lo alto en 1982 con el seminal cuento "Thriller" (Terror) de Michael Jackson dirigido por el realizador de "Un hombre lobo americano en Londres" (John Landis) y hasta hoy el más caro de la historia. Está claro que no fue por casualidad que en ese videoclip se emplearan los mayores adelantos sonoros: tan sólo un año antes la canción de The Buggles "El vídeo mató a la estrella de la radio" anticipaba que a partir de ese momento las canciones se lanzarían con una imagen de soporte, lo que iría acercando los géneros cinematográfico y musical hasta el punto de que las películas tendrían muchos pasajes de videoclip y las canciones prácticamente serían cortos cinematográficos. No pocos directores cinematográficos harían videoclips cuando les faltaba trabajo... o empezarían por esa industria para después lanzarse a la pantalla grande. En 1983, Al Pacino retoma el que será su sempiterno papel de mafioso en "El Precio del Poder", interpretando a un cubano y lanzando la temática de la mafia de Miami, en una auténtica oda a la cocaína, que sin duda alguna alumbró el comienzo de la moda de las "rayas". Si hay algo que todo el mundo recuerda de esta película es la cabeza del actor italoamericano metida en un montón de esta blanca nieve. La otra, por supuesto, una nueva y bella actriz rubia, llamada Michelle Pfeiffer, que comenzó su ascenso con este filme aunque las crónicas hollywoodienses insisten en que su oficio previo era el de "dama de compañía".

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Mientras tanto, su colega Robert De Niro continuaba con su inacabable colección de grandes retratos cinematográficos, mimetizándose en personajes tan diferentes como el boxeador de "Toro Salvaje", el humorista de "El Rey de la Comedia", el jesuita de "La Misión" o nuevos elementos mafiosos como Al Capone ("Los intocables de Elliot Ness") o la primera película sobre mafiosos judíos "Érase una vez en América" que, dado que el director es italiano (Sergio Leone) parece un claro contraataque católico frente a la propaganda judía por asimilar la mafia a los italianos. Todos esos personajes de De Niro culminan en 1987 interpretando a Lucifer junto a Mickey Rourke en "El Corazón del Ángel", una historia ambientada en Nueva Orleans, con la magia negra y la venta de un alma al maligno como tema central. En realidad, el personaje no es nuevo porque el mito de Fausto y la obra "El Fantasma de la Ópera" ya habían lanzado al mundo narrativo y cinematográfico la venta de un alma a Lucifer pero la verosimilitud del papel que interpreta De Niro hacen esta película sin duda la más realista de la historia sobre ese tema. Sabiendo su dedicación absoluta a los papeles que interpreta, hace pensar hasta qué punto se metió en el papel del personaje... Pero todavía más claro es recordar que en la escena final (sobre los títulos de crédito) el investigador interpretado por Mickey Rourke, y que ha tenido una relación con una practicante de magia negra, desciende en un ascensor hacia los infiernos... Justamente lo que le ocurría a Mickey Rourke a partir de esa película. Es poco conocido que el padre de De Niro fue un pintor que se hizo homosexual y llegó a ser amante del pintor Jackson Pollock (vinculado a la revolución cultural dirigida por la CIA) y del mencionado dramaturgo Tennesee Williams, que participó en la ingeniería social para normalizar la homosexualidad. Su relación con las instancias oscuras del Poder probablemente no ha sido convenientemente estudiada pero sí sus rarezas de tintes satánicos: se cuenta por ejemplo que De Niro descansaba en un ataúd para preparar sus papel en su segunda gran película, "Mamá Sangrienta". La extensión de la droga a todas las capas de la sociedad en los años ochenta corre paralela a su aparición en las películas, por lo que podemos establecer que fue parte de la conspiración para que la gente imitara las conductas que veía en el cine (y que eran propias de triunfadores o, por lo menos, seres románticos que triunfaban en su autodestrucción). Viéndolo con retrospectiva, y sabiendo que las redes de la droga se establecieron en Colombia y Centro América en los años ochenta y en Méjico en los noventa, está claro que buena parte de los niños y jóvenes que posteriormente se unieron a esas bandas vieron estas películas cuando eran pequeños y quisieron imitar a sus "héroes". En esos mismos años en los que la CIA montaba las redes para inundar de droga los Estados Unidos a través de aeropuertos como el de

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Mena (Arkansas) donde triunfaba un fiscal general y futuro presidente del Estado llamado Bill Clinton, el propio Gobierno USA, unido con esas mismas redes, montaba los movimientos contrainsurgentes de El Salvador, Nicaragua, Honduras y posteriormente Colombia. El personaje del veterano del Vietnam interpretado por Sylvester Stallone en Rambo fue el gran icono de este nuevo arquetipo de mercenario /operaciones especiales que el propio Stallone, y sus "hijos" Vin Diesel, Seagal, etc., se encargarían de explotar hasta la saciedad en las siguientes décadas. Todo ello coincidiría con el auge de los ejércitos de mercenarios como Blackwater: nuevamente debemos pensar que estas películas fueron parte de la ingeniería social para estimular el alistamiento a estos cuerpos de élite y los chicos que se unieron a ellos lo hicieron, en buena parte, queriendo vivir esas vidas apasionantes (y rodeados de chicas despampanantes) que habían visto en las películas. Dado que los papeles desclasificados de la CIA relativos a las Operaciones Mockingbird y otras similares han revelado el apoyo de los militares a películas como "Top Gun" para estimular el reclutamiento, hoy no queda ningún lugar a dudas de que las películas formaron parte de la programación para modificar el comportamiento. En los años 80, prácticamente todos los países vieron las mismas temáticas cinematográficas que unieron la creación de las mafias de la droga y la generación de las bandas juveniles. Un fenómeno que las películas desde la década de los sesenta, como hemos visto, habían contribuido a generar, creando el sentimiento tribal dentro de la cada vez más dura vida urbana, en la que la paranoia generada por las propias películas y la cada vez más extrema TV, generaba miedo, inseguridad y soledad en los ciudadanos. En definitiva, la descomposición del tejido social, que se iría extendiendo en cada país por parte de los respectivos "ingenieros sociales" de la cultura, convertidos en "ídolos" por parte de los medios de comunicación que los mismos poderes interesados en desvertebrar la sociedad para dejarla inerte ante sus oscuros planes. A comienzo de los años 80, un oscuro funcionario manchego español, de nombre Pedro Almodóvar, autor de algunos de los cortos y películas más penosos de lo que se llamó "la movida madrileña" recogió — inopinadamente— el favor del prestigioso periódico El País para aclamar todas y cada una de sus películas desde finales de los años ochenta y hacer de él el perfecto Emperador Desnudo. Gracias a dos de sus primeras películas, "Laberinto de Pasiones" y "La Ley del Deseo", enfocadas en las relaciones de homosexuales en el mundo del espectáculo y los llamados "chaperos", con la droga como leit motiv, podemos entender el porqué se le prestó tanta atención. Particularmente reveladora es la película "La Ley del Deseo", en la que Eusebio Poncela interpreta al propio Almodóvar en el papel de un director de cine que selecciona a los chavalitos que van a triunfar después de abusar sexualmente de ellos. Dos actores que

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conseguirán gran resonancia posteriormente, el andaluz Antonio Banderas y el vasco Imanol Arias, se lanzaron a la fama con estos papeles de homosexuales que más tarde se calificarían de "arriesgados". Según iremos viendo, muchos otros actores alcanzaron la fama de la misma forma. En la Alemania de esos mismos años se lanzó con todo el poder del márketing a un "primo hermano" de Almodóvar, el director homosexual Reiner Fassbinder, que estrenaba la elocuente película "Querelle: un pacto con el diablo", en la que se describen las relaciones homosexuales de un asesino y un marinero, describiendo el mundo del hampa en torno a lo que luego se conocería como el "movimiento gay". Y, por supuesto, nuevamente, con el elemento diabólico bien presente. Es imposible entender la extraordinaria difusión del movimiento gay en esa década sin dos condiciones: por un lado esa fantasmagórica enfermedad conocida como SIDA que dio a sus enfermos un aire romántico todavía difícilmente explicable si no fuera por películas como Filadelfia (nuevamente con Antonio Banderas y Tom Hanks) y los varios filmes que contribuyeron a disociar el género del sexo. Estoy hablando de las películas de travestidos. Aunque el tema ya venía de lejos, con "La novia era él" de Cary Grant (1949) y sobre todo "Con faldas y a lo loco" (con Tony Curtis y Jack Lemmon haciéndose los mariquitas para ligarse a Marilyn), no parece coincidencia que en el mismo año 1982 se estrenaran tres películas con la misma temática. La más conocida sería protagonizada —cómo no— por el judío Dustin Hoffman en el papel de un actor que se traviste para conseguir más trabajos y acaba enamorándose de su compañera de rodaje, Jessica Lange, quien alcanzó notoriedad por la versión más erótica de "El cartero siempre llama dos veces". "Tootsie" fue dirigida por el también judío Sidney Pollack, adaptando el libro del judío Larry Gelbart con guión del también judío Barry Levinson, con la canción del judío Dave Grusin, sobre letra de los judíos Marilyn y Alan Bergman. Gracias a ella, la actriz Jessica Lange consiguió el premio a la mejor actriz en esta película sobre equívocos sexuales que está considerada "la segunda más graciosa de la historia" por el Instituto Americano de Cinematografía. También en 1982, Blake Edwards estrena "Víctor o Victoria", una comedia alrededor de Julie Andrews en los años 30 que se traviste a la inversa (de mujer a hombre) para triunfar en el mundo del cabaret, gracias a los consejos de su amigo homosexual. Toda la "comedia" es una ingeniosa ingeniería social para genera situaciones que hagan que te preguntes por la identidad sexual y el mecanismo del deseo, haciéndote creer que, como más tarde se diría: "te enamoras de la persona, sin importar el sexo".

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Por si esto fuera poco, en el año 1983 tenemos la versión directamente judía para generar la confusión acerca de la identidad sexual de la mano de la judía Barbra Streisand interpretando a una chica que se traviste como chico para entrar en una comunidad religiosa hebrea y así estudiar el Talmud. La propia Streisand aparece como directora del engendro, llamado "Yentl", y el judío Rosenthal es su guionista principal. Unos años antes, en el año 1975, se había estrenado la película musical de travestis vampiros "The Rocky Horror Picture Show", con una jovencísima Susan Sarandon en el papel de la ingenua novia que acaba su luna de miel en el castillo de los horrores, donde el diablo, bisexual, seduce a la pareja recién casada. La propia Sarandon continuaría protagonizando otra trama de vampiros bisexuales, al interpretar "El Ansia" junto a David Bowie y Catherine Deneuve en 1983. Esta película comenzaría, también, la saga de las películas de vampiros románticos, creando la moda de que aprovecharse de los demás (chuparles la sangre) es algo estupendo. Es muy significativo, también, que el actor y cantante David Bowie se significara por su estudio del ocultismo, como muchos otros de los rockeros del movimiento glam y del comienzo del heavy metal. El hecho de que aceptara representar ese "arriesgado papel", al igual que las dos actrices, nos acerca a sus preferencias... Justo en el año 1980, la película que acaba con las dudas sobre si realmente Hollywood y Estados Unidos habían vivido una infiltración comunista, alcanza la ceremonia de los Oscar. Durante más de tres horas de película, el galán Warren Beatty dirige una epopeya al estilo "Doctor Zhivago" contando los primeros años de la revolución comunista, a través de sus correligionarios norteamericanos, en donde aparecen destacados judíos como Emma Goldberg. Apoyado en su relación con la actriz de moda del momento, la ex de Woody Allen, Diane Keaton, uno se queda perplejo cuando le dicen que un actor famoso por su superficialidad como Warren Beatty, galán de los setenta, hubiera podido firmar esta película. Simplemente, no me lo creo. Pero el caso es que gracias a ella, la polémica sobre si hubo o no una infiltración comunista en Hollywood se resuelve definitivamente cuando "Reds" obtiene el óscar al mejor director. Un premio otorgado por la aristocracia mediática de ese país, que vive en la opulencia, insertando los códigos para adormecer a la población: ¿puede haber algo más absurdo? Siete años antes se había hecho prácticamente la misma película, con Robert Redford y Barbra Streisand bajo el título "Tal como éramos". En los años 80, el cine ya se ha convertido en el principal generador de comportamientos y modas, tanto en el vestir como en el actuar: las revistas femeninas y juveniles convierten en estrellas a los actores que son programados como tales, y los comportamientos, las ideas y las opiniones van así modificándose como auténticos relojes.

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Una película de serie B como "Bolero" lanzó al gran público a la muñeca hinchable Bo Derek. Tras Ursula Andress y Linda Evans, la última de los sex symbols creados por el ex actor John Derek se lanzó al inconsciente de los chavales de mi generación, protagonizando varios desnudos integrales en esta película en torno al mito sexual del torero que ya había explotado, como vimos, Ava Gardner, y que volvería a aprovechar una tal Sharon Stone en la enésima recreación de la novela "Sangre y Arena" (1989) del español Blasco Ibáñez. Las imágenes de la operada Bo Dereck montando desnuda un caballo blanco quedaron grabadas en nuestras mentes adolescentes, contribuyendo a elevar el tono sexual de las películas e inundando el espacio reservado en los años 70 para el cine "S". La manera en la que las tres actrices fueron descubiertas y "rehechas" por el mencionado ex actor John Derek, es tan prototípica de las estrellas MK Ultra que no queda ningún lugar a dudas de que fueron creaciones artificiales de este ingeniero social en el mundo del cine: recordad que Derek fue el efebo de otra estrella de cine cuando comenzó en este mundillo... Tras el increíble éxito de "Grease", que lanzó a la fama a John Travolta, en el año 1980 se estrena "El Lago Azul", protagonizada con sólo 15 años por la ex bebé de anuncio y modelo de desnudo con diez años de edad, Brooke Shields. La película es una actualización del mito de Adán y Eva, mezclado con Robinson Crusoe, un vehículo para generar unas escenas calientes entre los adolescentes y sugerir la necesidad de una educación sexual (los chicos no saben cómo se hacen los niños). Al margen de ello, continuó programando a los jóvenes más idealistas con la posibilidad de una vuelta al pasado indigenista, la única vía de escape que se le dio a los remanentes de la revolución hippie tras el fiasco de los setenta debido a la inundación del mercado con la droga de la CIA. La bella Brooke Shields tuvo un comienzo de carrera idéntico al de Jodie Foster, pues ambas hicieron de prostitutas con apenas 12 años: en este caso, en la película de Louis Malle que en España se estrenó como "La Pequeña" y en Latinoamérica como "Niña Bonita". A ninguna de las dos le salió gratis la experiencia. Dirigida a un público más adulto, la película "Splash" recogió el cuento de "La Sirenita" con la judía Daryl Hannah (su padrastro lo era, y ella así se considera) en el papel de la nueva sirena y un joven Tom Hanks en el papel del príncipe. Continuando con la aristocracia del Templo de los Sueños, Hannah es hija de una productora de cine y su padrastro es hermano de otro director y productor de cine. Obviamente, las mujeres también demandaban sus sex symbols juveniles y la industria debía seguir produciéndolos. La pretenciosa película de Francis Ford Coppola "La Ley de la Calle", un 10 en estética pero un 0 en contenido y credibilidad, lanzó, simultáneamente, a todo un

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arsenal de nuevas estrellas: además de Mickey Rourke en el papel de hermano mayor, Matt Dillon y el sobrino del propio Francis Ford Coppola, Nicholas Cage. El filme actualiza la película "Salvaje" de Marlon Brando al lenguaje de esta otra época, pero continuando con la entronización de los chicos malos que se llevan a las chicas guapas gracias a sus motos estruendosas y a las batallas tribales que entablan con otra banda rival. Pero sin duda la película que marca la sexualidad de los ochenta es "Nueve Semanas y Media", que lanzó a la fama a la ex modelo y ex chica Bond, Kim Basinger, hija de otra modelo y actriz, y reina de belleza juvenil. A su lado, el mencionado Mickey Rourke, interpretando una oscura relación sadomasoquista, más cercana a un videoclip, a los acordes del tema de Joe Cocker "You can leave your hat on" (Puedes dejarte el sombrero) y con abundante referencias gastronómicas. La película gira en torno a las perversiones del broker Mickey Rourke, que llega a sugerirle una relación lesbiana a su pareja, y de cómo ella se venga de él, dándole celos con otros hombres. Como digo, esta relación sadomasoquista se convirtió en todo un referente sexual de la época, pero poca gente se dio cuenta del código oculto en la película: 9 semanas y media hacen 66'5 días. Por poquito, ¿verdad? La carrera autodestructiva del sex symbol Mickey Rourke también sería clarificadora del precio que se paga al protagonizar estos pactos con el maligno... Acabaría desfigurado por la cirugía estética, convertido en un freak, y dedicándose a la lucha libre. Los años ochenta supusieron el lanzamiento de un jovencito que acabaría convirtiéndose en uno de los sex symbols masculinos. Su nombre es Tom Cruise, único niño entre tres hermanas que, según confesó en una entrevista, realizaban juegos sexuales con él en la bañera cuando era pequeño. El primer papel protagonista de Cruise llega en 1983 con la ¡historia para adolescentes! "Risky Business", en la que interpreta a un buen chico a punto de ir a la Universidad al que sus padres dejan solo un verano y acaba envuelto en una historia de travestis, prostitutas y mafia, es decir, pervirtiéndose. Tres años después, Cruise alcanzaría el rango de estrella con el publirreportaje de las fuerzas aéreas norteamericanas titulado "Top Gun". Catalogada como una de las películas de "amor romántico" de la década, sin embargo el afamado director de cine Quentin Tarantino realizó una descodificación en una escena de la película "Duerme conmigo" de 1994 en la que realiza un "cameo" que tiene todo el valor porque procede, como digo, de un cineasta: Sid (Quentin Tarantino): ¿Sabes cuál es uno de los mejores guiones jamás escrito en la puta historia de Hollywood? Top Gun. Duane (Todd Field): Oh, vamos.

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Sid: Top Gun es cojonuda. ¿Qué es Top Gun? Tú piensas que es una historia de un grupo de pilotos de combate. Duane: Un grupo de tíos meneando las pollas y vacilando. Sid: Es la historia de la lucha interior de un hombre contra su propia homosexualidad. ¡Es eso! De eso va Top Gun, tío. Tienes a Maverick, ¿vale? Está en el límite, tío, está justo en la puta raya, ¿vale? Y tienes a Iceman y todo su grupo. Son gays, representan al hombre gay, ¿vale? Y le están diciendo: "Ven, ven con los gays, ven con los gays". Él podría escoger los dos caminos. Duane: ¿Y qué pasa con Kelly McGillis? Sid: Kelly McGillis es heterosexual. Ella dice: "No, no, no, no, sé normal, sigue las reglas, sé normal". Ellos dicen: "No, ven con los gays, sé gay, hazte gay", ¿vale? Eso es lo que ocurre durante toda la película. Él va a casa de ella, ¿vale? Parece que van a acostarse, ya sabes, están ahí recostados, él se da una ducha y todo lo demás. Y no se acuestan. Él coge la moto y se va. Y ella se queda como diciendo: "¿Qué coño... qué coño está pasando?". Siguiente escena. En la siguiente escena la ves, está en el ascensor, ¡vestida como un tío! Lleva la gorra, las gafas de piloto, es la misma chaqueta que Iceman... Ella piensa: "Vale, así es como voy a conseguir a este tío, este que se está haciendo gay, voy a traerle de vuelta, le sacaré del camino gay, así que voy a usar un truco, voy a vestir como un hombre", ¿vale? Así es como lo intenta. Muy bien, pero el verdadero final de la peli es cuando luchan contra los MIGs al final, ¿vale? Porque él se ha pasado a los gays. Son el puto equipo de combate gay, ¿vale? Y están dándole a los rusos, los gays están dándole a los rusos. Y se acaba, y aterrizan, y Iceman ha intentado ligarse a Maverick todo el tiempo, y por fin lo ha hecho, ¿vale? ¿Y cuál es la puta frase final que se dicen? Están todos felices dándose besos y abrazos y Iceman se acerca a Maverick y le dice: "¡Tío, puedes ir a mi cola cuando quieras!" ¿Y qué dice Maverick? "¡Tú puedes ir a la mía!" ¡Duelo de penes, duelo de penes! El hermano de Ridley Scott (Tony) fue el encargado de realizar esta propaganda subliminal de la homosexualización que, como digo, lanzó a la fama a un hombre del que se ha especulado largo y tendido con su homosexualidad. Su pareja en la película, Kelly McGillis, figuró entre los sex symbols planetarios durante unos cuantos años hasta que, en el año 2011 y tras dos matrimonios, se declaró homosexual. Curioso: ¡en "Top Gun" se disfrazaba de hombre para conquistar a su amor, convertido en homosexual! Las jóvenes que se identifican con la ideología dominante crearán sus ensueños del amor romántico con películas alrededor del baile sensual como "Dirty Dancing", protagonizada por Patrick Swayze, que tendrá una

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secuela femenina en "Flashdance". Ambas son una evolución de la serie y película "Fama", en la que se describía la manera de conseguir llegar a la fama en una escuela de arte dramático (con sudor)... y cuerpos esculturales. Uno de sus actores principales, Leroy Johnson, moriría con tan sólo 41 años víctima de un ataque al corazón pero, según la gente que le conocía, en realidad fue su adicción a las drogas lo que le llevó al otro barrio. Por cierto, que la mencionada protagonista de "Top Gun", Kelly McGillis, denunció que Leroy Johnson la violó por aquellos años (McGillis se haría lesbiana). Las películas musicales tendrán dos películas seminales en esta década: la mencionada "Quadrophenia" y "El Muro" de Pink Floyd. La primera, estrenada en Inglaterra en 1979, es la historia de un joven insatisfecho con la sociedad dominante, marcada por la explotación al trabajador, que encuentra en la música y en su tribu urbana (los mods) el sentido de su vida. ¿Cuál es el sentido de la vida? Sus amigos, sus juergas, en las que tienen una gran importancia las pastillas de anfetamina y, por supuesto, su antagonismo con la otra tribu dominante de ese momento: los rockers. Aunque Los Beatles, que eran el referente de esa tribu, habían mamado del rockabilly de los cincuenta, la caracterización de estos dos grupos como opuestos sería lanzada claramente a través de las películas, y sería el germen de las peleas de tribus urbanas que se viviría en ciudades como Madrid durante la década de los ochenta. En esos mismos años, la serie de televisión "Canción triste de Hill Street" abundaba en la misma temática, pintando una realidad hiperviolenta entre la población negra y latina que, casualmente, se reproduciría en la realidad por esos mismos años, primero en Estados Unidos y después, en Centroamérica, especialmente. Estaba claro que, una vez más, la ficción estaba creando la realidad por un efecto imitativo. Como curiosidad, en "Quadrophenia" podemos ver ejerciendo de macho alfa al cantante Sting, que había saltado a la fama en ese mismo año 1979 con su grupo The Police (La policía). El gran romanticismo y lirismo de la película, unido a la estupenda música a cargo de The Who haría que muchos jóvenes nos sintiéramos identificados con la deriva autodestructiva de Jimmy, el protagonista, y que anticipaba la llegada del punk, un movimiento social y musical lanzado en 1977 por un reconocido agente de Relaciones Públicas llamado Malcolm McLaren. A pesar de ser una película inglesa, es preciso detenerse en "El Muro", heredera sin duda de "La Naranja Mecánica" y que anticiparía muchas de las realidades que sucederían después. Sin duda, "El Muro" es la película que marca a mi generación, la llamada Generación X: la película de referencia, el lugar donde los heavys, punks, hippies, rockeros e incluso pijos, confluíamos. Tres décadas después de su estreno, "El Muro" de Pink Floyd, la ópera rock por excelencia, es más actual que nunca. No sólo es que su mensaje

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antisistema esté hoy de plena actualidad, sino que, formal y musicalmente, la película ha envejecido como un vino Vega Sicilia: las canciones suenan poderosísimas y ¡las animaciones han aguantado 30 años de progreso tecnológico estupendamente! Es decir, "El Muro" de Pink Floyd se adelantó a su tiempo, fue visionaria. Hoy día, décadas después de haberla visto por primera vez, evidentemente, he captado muchas otras cosas que entonces, con 18 ó 19 años, posiblemente se me escaparon: a la ya clásica denuncia del sistema educativo de la mítica "Another Brick in the Wall", hay que añadir otros temas que en su día no capté. El personaje interpretado por Bob Geldof (que recrea la vida de Roger Waters, líder de Pink Floyd) pierde a su padre en la guerra, lo cual le ocasiona una carencia que le lastrará en su relación con las mujeres, unido a una madre castradora que acabará creando una personalidad depresiva, incapaz de comunicarse y, finalmente, adicto a las drogas. ¡Un aluvión de los arquetipos de nuestra sociedad moderna! ¡Tremendo! Mucha atención a cómo muestra las consecuencias del desamor y la guerra de sexos. Sin duda influido por "La Naranja Mecánica" (de Kubrick), la película contiene mucha violencia gratuita aunque es un reflejo de la época en la que fue hecha, en la que, entre otras cosas, se pensaba que la dictadura llegaría de un fascismo clásico y no de un hedonismo exacerbado como a la postre sucedió. Como curiosidad, en la película el cantante-actor Bob Geldof se convierte en el "líder fascista" tras superar su adicción a las drogas. En la vida real, después de protagonizar esta película, el propio Geldof se convertiría en líder de los diferentes conciertos de ayuda a África, que fueron un hito de la Ingeniería Social y la manipulación de las masas, hasta el punto de que su nombre sonaría, junto a su colega Bono, cantante de U2, ¡para dirigir el Banco Mundial! Su hija Peaches admitiría orgullosa en el siglo XXI que formaba parte de la secta satánica OTO, heredera de Aleister Crowley... O sea, que "El Muro" sí fue profética, pero no en el sentido en que Roger Waters imaginaba... El papel del hombre heroico de los años ochenta quedó prácticamente reservado para el judío Harrison Ford, quien había salido a la luz en un pequeño papel en la película de adolescentes rockeros de Coppola "American Graffiti" (1973) y de cuya vida anterior sabemos que fue ¡el camello de marihuana de Jim Morrison, cantante de The Doors! (¿Sólo de marihuana?). Su personaje de cínico aventurero en la serie de "La Guerra de las Galaxias" será retomado por el propio George Lucas junto con Steven Spielberg cuando reconvierta las búsquedas nazis de los secretos esotéricos en la saga del arqueólogo Indiana Jones en 1981. Estamos ante

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un nuevo Supermán de doble personalidad, el oscuro investigador de biblioteca que se convierte en un intrépido aventurero cuando se coloca el sombrero y la ropa adecuada, lanzándose a descubrir secretos como el Arca de la Alianza, el Santo Grial, las Calaveras de Cristal. Otro caso de personalidad bipolar. En 1981, George Lucas inventa el personaje de Indiana Jones para dramatizar una obsesión tanto judía como de las diferentes sectas esotéricas, como es la búsqueda del Arca Perdida, pero seguramente te interesará saber que en 1979 un intrépido arqueólogo llamado Ronald Wyatt supuestamente descubrió la famosa Arca... en Jerusalén. En el momento en el que escribo estas líneas no hay manera de comprobar la veracidad de la información, aunque hay algunos elementos en torno a este hombre cuando menos curiosos: llama la atención la coincidencia cronológica, por un lado, y la similitud estética de Wyatt con el actor que interpreta a Indiana Jones. Lucas puso en las manos del medio judío Harrison Ford la recreación de este personaje, que pasará a partir de ahí a recrear a los viejos Errol Flynn y Burt Lancaster como la encarnación del aventurero, cínico y mujeriego. Las películas de los años ochenta se llenarán de violencia, no sólo física sino verbal, extendiéndose el uso de tacos e insultos que antes no estaban bien vistos. La imagen del varón mostrada por las películas, con contadas excepciones, lo pintará violento, agresivo y estresado, a la medida de los tiempos del yuppismo en los que nos iremos metiendo, que imitarán descaradamente la película seminal de esta época. El hijo de Kirk Douglas, Michael, tendrá una especial relevancia a la hora de interpretar al arquetipo del hombre moderno, pues le veremos en "Wall Street", de Oliver Stone en 1986, metiéndonos de lleno en el mundo de la Bolsa; una película que entronizará y hará romántica esta profesión y, curiosamente, precederá a la entrada masiva del común de los mortales en el mercado de valores durante los años noventa. ¿Pudo haber sido esta película una propaganda subliminal para la promoción del casino de la bolsa? La omnipresencia de la cocaína sin duda reflejaba un hecho real en esa época pero al mismo tiempo, inspirará el enganche a la droga de los yuppies, asociándola con el éxito profesional. Es decir, que amplificará una corriente social, volviéndola dominante y normalizándola. Eran los tiempos en los que los trabajos eran "para ayer" y en los que el Ser Humano trató de superar sus limitaciones físicas por medio de métodos artificiales. Pero el arquetipo Michael Douglas nos depara más sorpresas, pues el macho yuppie ejemplificará en sus películas la degradación del hombre en primera persona. En 1987 sufrirá la persecución de una loca admiradora personificada en Glenn Close de "Atracción Fatal" (1987); una amante psicópata que le

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chantajea y le acaba amenazando después de una aventura sexual, con lo que el hombre empieza a perder su papel. En 1992, Michael Douglas estará a punto de perder su pene a manos de Sharon Stone y en 1994 será la víctima del acoso sexual de una mujer (Demi Moore), en la película del director judío Barry Levinson, acabando, posteriormente, en clínicas de desintoxicación por su adicción al alcohol...y al sexo. En los años ochenta, el feminismo se lanza a gran escala en todo el mundo cristiano y, por ello, los personajes femeninos comienzan a cobrar fuerza e independencia del hombre, cuando no dureza. Es fácil establecer un paralelismo entre los estereotipos de mujer que mostraron las películas y cómo las féminas se fueron reconstruyendo a su imagen y semejanza: al fin y al cabo, son los modelos que, inconscientemente, les depararían el éxito, ¿no? La película "Armas de Mujer" (1988) es la contrarréplica perfecta de "Wall Street" al retratar a una ambiciosa Melanie Griffith que une su talento con sus "armas de mujer" para progresar, a la sombra de la durísima Sigourney Weaver, quien había cosechado el éxito como la agente encargada de detener al monstruoso "Alien" y que sería el modelo arquetípico de mujer violenta para las películas que vendrían después. "Alien" constituyó el primer gran éxito comercial del género extraterrestre de terror, pintando a esos seres del espacio como monstruos que quieren devorar a los humanos y comenzando a inculcar, por tanto, el pánico hacia ellos. La película romántica por excelencia de esta década será "Memorias de África" (1985). Dirigida por el judío Sidney Pollack, retrata a una noble danesa interpretada, cómo no, por Meryl Streep, que se casa con el alemán Brandauer "porque se está haciendo mayor", es decir, sin amor por medio. Gracias a ese casamiento se va a vivir a África como terrateniente, contribuyendo a mejorar las condiciones de vida de los negros y enamorándose del aventurero organizador de safaris interpretado por Robert Redford. Streep quiere que Redford abandone su vida aventurera pero este se opone, lo que provoca su ruptura. La posterior muerte de Redford nos llenará de pena y congoja por el amor que no pudo ser: otro trauma más, otra programación para temer al amor. ¡Se puede acabar! En esta película podemos escuchar los cánticos zulúes africanos un año antes de que el judío Paul Simon estrene su disco "Graceland", que lanzará al mundo la llamada "Música del Mundo", junto al tema "Biko" de Peter Gabriel. Inserto este en la película "Grita Libertad" sobre la vida de Nelson Mandela, se estrenará justo al año siguiente: ¿qué coincidencia, verdad? Todos estos movimientos políticos serán la lanzadera para la caída del régimen del apartheid sudafricano, por un lado, y la generación de un

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movimiento planetario que mezcle las culturas (musicales) y prepare el advenimiento de las grandes migraciones de finales del siglo XX. En 1988 se estrena la película "Las Amistades Peligrosas" sobre celos y adulterios y amoralidad en la Francia pre-revolucionaria, que lanzaría a la fama a las actrices Uma Thurman y Michelle Pfeiffer y a los actores John Malkovich y Keanu Reeves con escenas altamente sexuales. Uma Thurman tenía 17 años cuando rodó esta película y ya era una cotizada modelo. Su madre había estado casada con el gurú del LSD: el psicólogo Timothy Leary. SPIELBERG EN LOS OCHENTA Los años ochenta supusieron el despegue de Steven Spielberg como el Rey Midas del cine, tanto en su faceta de director como de productor; la lista de películas en las que participó es tan larga que cuesta trabajo de creer. Parece que él solo es Hollywood. En el año 1982 apareció la mencionada película "ET" que, como curiosidad, tuvo un preestreno especial en la mismísima Casa Blanca pues el otrora actor Ronald Reagan era un enamorado del cine en general, y del tema extraterrestre en particular, y tuvo el privilegio de asistir a unos cuantos preestrenos de las películas más importantes de este tipo. En el año 1985 se estrena la película del protegido de Spielberg, el también judío Robert Zemeckis "Regreso al Futuro", sobre el viaje en el tiempo. Protagonizada por Michael J. Fox quien curiosamente, más tarde padecería una enfermedad como el Parkinson, asociada al envejecimiento, insospechada en aquella época para un hombre joven. Empaquetada en una comedia bajo música de "Huey Lewis and The News", la película ofrece claves muy ajustadas sobre los viajes en el tiempo que más tarde contarían ex militares como Robert Dean, Dan Burisch, Andrew Basiago o Alfred Newman. Dos películas más, una con viaje al pasado y otra con viaje al futuro como argumento continuarían la saga. Las paradojas temporales cuando se modifica el pasado o el futuro, así como el mecanismo mismo para realizarlo (la famosa silla de la nave recuperada en Roswell) parece que se ajustan mucho más a la realidad de lo que nos podríamos imaginar. La película de terror por antonomasia de esta década, junto a "Poltergeist" (también de Spielberg) tiene a los extraterrestres como objetivo. "Alien", de Ridley Scott, es protagonizada por Sigourney Weaver en 1987 con guión de Dan O'Bannon, que había colaborado en la primera película de John Carpenter, "Dark Star". Mi amigo crítico de cine Jaime Fernández la define así: "la película 'Alien' es un espectáculo desde el mismo comienzo. Esta película llevó el terror al interior de una nave, un espacio claustrofóbico del que es imposible salir. Sin duda que esta película conllevó un gran esfuerzo de producción, comenzando por la nave, cuyo interior se ve en la primera escena. Como curiosidad, al margen de que la

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heroína sea una mujer, el malo, aparte del alien, es un robot que tiene como misión mantener vivo al extraterrestre para llevarlo a la Tierra y poder estudiarlo. Y lo mejor es que nadie sabe que es un robot el que va a traicionar a toda la tripulación". ¡Cómo en 2001... de Kubrick! La máquina traicionará a los humanos... Aunque ya teníamos referencias antiguas como en "King Kong", a partir de los años 80 las películas se llenarán de monstruos, con la particularidad de que ¡serán los buenos! Para los niños, el propio Spielberg también creará el género de los monstruitos que en las décadas siguientes inundaría los dibujos animados de la televisión en horario infantil: "Los Gremlins" contó con la producción del genio judío, introduciendo a los diablillos como mascotas imprescindibles de los niños, una moda que cristalizaría en una tontería del siglo XXI llamada "tamagochi", y al que había que darle de comer, electrónicamente. ¿Recuerdas? En 1980, Stanley Kubrick estrena la película "El Resplandor", adaptación muy personal de la novela del mismo nombre de Stephen King en cuyo metraje deja algunos códigos muy personales. El personaje interpretado por Jack Nicholson acepta quedarse como guarda de un hotel durante el invierno, junto con su mujer y su hijo. La mansión ha tenido espíritus en otras épocas y poco a poco el protagonista empieza a cambiar, aparentemente, manejado por esas voces que escucha: un fenómeno de posesión espiritual. Dado que el hijo del protagonista lleva un jersey con la inscripción "Apolo XI" parece un guiño al alunizaje que Kubrick rodó; y el propio Jack Nicholson, en su locura, interpreta a alguien que quiere estar con la élite (escena del baile) pero es como si no existiera. Estas escenas son una representación de cómo Kubrick se sentía entre la élite: podía estar cerca de ellos pero era como si no existiera, como si no perteneciera a ese mundo. Un dato que deberás tener muy presente para unas páginas más adelante. Esta película influyó mucho en el cine de terror, un género en el que se produjeron series a partir de las primeras películas de "Pesadilla en Elm Street", "Viernes 13" o, posteriormente, la serie de "Halloween". Todas ellas tienen que ver con argumentos satánicos y uno no puede verlas sin dejar de pensar que el espectador que se apresta a contemplarlas se somete a una tortura que, probablemente, le dejará un trauma mental. "Pesadilla en Elm Street" cuenta la historia de un asesino de niños que previamente también fue asesinado pero que se aparece en sus sueños para matarlos. Dos detalles: la acción tiene lugar en la calle en la que fue asesinado... Kennedy y el asesino se llama Freddy Krueger, un apellido alemán..., por supuesto. "Viernes 13" gira en torno a un niño que muere en un campamento, a consecuencia de lo cual, la madre se venga matando a gente. Curiosamente,

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la serie "Halloween" también trata sobre un niño, esta vez, judío, que mata a su hermana acuchillándola y regresa 15 años después, escapándose de un psiquiátrico, para acosar a una adolescente y sus amigos. Esta película introdujo esta fiesta satánica entre todas las culturas del Planeta y presentó al gran público a la actriz Jamie Lee Curtis, hija de Tony Curtis. Vemos pues que todas las series de terror giran en torno al asesinato más horrendo que se puede realizar: el de un niño. ¿Por qué esa obsesión? ¿Nos retrotrae a las leyendas del "coco" o del "hombre del saco"? ¿O es que estamos reviviendo la mítica desaparición de niños durante la Edad Media de la que se responsabilizó a los rabinos judíos? SADISMO A GO-GÓ Los años ochenta suponen la extensión de un género que lleva al extremo el sadismo, mostrando escenas de amputación de miembros. Desde los años sesenta era conocido como "gore" pero sus orígenes se remontan al comienzo del cine, concretamente 1916, con "Intolerancia" de David Griffith, en la que se muestran varias decapitaciones. Sin embargo, fue "La noche de los muertos vivientes", la que inauguró el género de zombies. Posteriormente "La maldición de Frankenstein" (1957) y "Drácula" (1958) fueron extendiendo el número de seguidores del gore hasta la aparición del director judío Hershell Gordon Lewis, quien había comenzado su carrera con películas de desnudos. Hershell se convirtió en un director de culto con "2000 maníacos" y "Blood Feast", inaugurando la moda de recrear escenas sádicas. Su mejor heredero sería el director George A. Romero, quien en 1968 dirigió las películas de zombies "La noche de los muertos vivientes" y posteriormente, "El amanecer de los muertos": en realidad, el concepto mismo del zombie fue lanzado al gran público por las películas, pues hasta entonces tan sólo eran conocidos en sociedades donde se practica el vudú, estando relacionado con la ingesta de algún psicotrópico que genera una falsa muerte de la que se puede revivir... como un muerto viviente. El éxito de los zombies se explica porque, en su inconsciente, muchas personas se sienten así: como muertos vivientes. En los años 70 nos encontramos con un hito de este género con "La matanza de Texas", un película cuyo estilo de serie B generaría una gran influencia sobre los directores que introducirían este género underground, y que para muchos tendría conexiones con las películas de asesinatos reales, conocidas como "snuff movies", en el circuito comercial. En los años 80 se consagrarían en este género varios directores que posteriormente harían carrera en el cine comercial, como Sam Raimi ("Braindead"), el australiano Peter Jackson ("Terroríficamente muertos") o los Hermanos Cohen ("Sangre fácil"), influyendo en personajes como Quentin Tarantino. Todos ellos contribuirían a introducir la sangre y las mutilaciones completamente sádicas en el cine "comercial".

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Punto y aparte merece el director encuadrado en la misma corriente del cine de bajo presupuesto John Carpenter, quien en el año 1988 estrenó, bajo la apariencia del cine de zombies, una película que se convertiría en faro de las nuevas generaciones veinte años después. "Ellos están vivos" muestra un futuro caótico en el que un grupo de desarraigados luchan por sobrevivir. Un antiguo luchador comienza a despertar a la verdadera realidad cuando escucha a un predicador destapar la mentira en la que vivimos y que se propaga por la televisión. El protagonista consigue unas gafas de sol con las que puede ver en el interior de las personas, su alma, y se da cuenta de que están muertos. De esa manera, empieza a reinterpretar los mensajes publicitarios viendo cómo nos manipulan a través de la televisión, que es el verdadero poder. En el año 1987, se estrena la película "Al filo de la noticia", que lanza a la fama a William Hurt y Holly Hunter sobre el mundo de la televisión en la que el primero hace de un falso periodista, hombre de paja, feminista y gay, que se aprovecha de la productora, una mujer fuerte, pero que sucumbe a la belleza del presentador. Gracias a un contacto en la élite que la película no se atreve a desvelar, el presentador asciende rápidamente escalones de la fama, pero secretamente es dirigido por la intrépida periodista, que se contradice a sí misma al apoyar a un hombre vacío cuando su compañero, el judío Aaron, se desvive por ella y es un magnífico profesional. Esta película vuelve a programar, una vez más, la injusticia del amor, pues la mujer se enamora del hombre que la desprecia, con todas las papeletas para que el personaje interpretado por William Hurt sea un gay encubierto y que esa haya sido la explicación de su fulgurante ascenso. Hurt actúa como un psicópata sin sentimientos en todo momento, muy a la manera de Kirk Douglas en Carnaval: son maestros de la mentira en un mundo que supuestamente debería perseguir la verdad. Pero la película de ciencia ficción por antonomasia de este periodo es "Blade Runner", al igual que "Alien", también de Ridley Scott, un filme que empieza a mostrar un futuro apocalíptico para la raza humana, que ha sido capaz de generar "replicantes", es decir, híbridos de humano y máquina, que disputan a la especie humana la supervivencia. Nuevamente Harrison Ford es el protagonista, que trata de controlar a una partida de estos cyborgs que han escapado al control humano. Vista con retrospectiva es sorprendente la cantidad de cosas de esa película que se han cumplido posteriormente, como por ejemplo los carteles LED por las calles. Con Woody Allen ya volcado al cine serio, el cine de humor de esa década pasa de estar centrado en una estrella (como antaño) a ser películas corales, en torno a las gamberradas y locuras, preferentemente juveniles. La saga "Porky's" o la película "Desmadre en la Universidad" son traslaciones de las gamberradas de las hermandades que funcionan en las universidades norteamericanas y de las que posteriormente se nutre el

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establishment, como los "Skull and Bones" de la Universidad de Yale. Las fiestas locas e iniciaciones sexuales que muestran esas películas son una copia de las que verdaderamente realizan para captar a los nuevos miembros, con masturbaciones comunes e incluso sodomizaciones rituales. La película "Despedida de Soltero", estrenada en 1984, lanzó al mundo dos cosas: al actor Tom Hanks y el concepto mismo de la despedida de soltero como fiesta loca, que hasta entonces era algo residual. A partir de entonces, se convirtió en algo institucional. Como curiosidad, y para apuntalar la influencia que esta comedia tuvo, tengo que contar que en el año 1986, cuando tenía 16 años, realicé el viaje de fin de curso y, recién llegado al hotel de Portugal "se me ocurrió" agarrar las cortinas del apartamento y vestirme como en una fiesta-toga y dar sustos por el ascensor, así vestido. En todo momento estaba sintiendo que "el yo que estaba cometiendo esa gamberrada no era yo" y sólo tiempo después pude admitir que mi yo de los 16 años había sido abducido por esta misma película, que representó el ideal de las juergas salvajes con chicas que se sienten atraídas por tu malicia. Algunas de estas series resultaron ser publirreportajes para animar a los espectadores a unirse a determinados cuerpos, como la serie "Loca Academia de Policía", que comienza a abrir este sector a la participación de las mujeres. La película de 1980 "Granujas a todo ritmo" lanzó a la fama a la pareja de humoristas John Belushi y Dan Aykroyd, conocidos como los "Blue Brothers", en una película en la que aparecen los más grandes músicos del soul de la época, plagada de temas memorables mientras se sigue una salvaje persecución en coche de los dos protagonistas, metidos en el hampa a pequeña escala. [Tiempo después, se extrañarían de las altas velocidades de los vehículos que provocan accidentes...]. Belushi se convirtió en uno de los héroes sacrificados en el Templo de los dioses al morir sorpresivamente en ese mismo año 1980, aparentemente, de una (otra) sobredosis de drogas, en este caso, speedball (cocaína más heroína). Curiosamente, poco tiempo antes de morir Belushi había aparecido brevemente en la serie "Escuadrón de Policía" boca abajo, muerto en una piscina, a sugerencia del productor Robert K. Weiss (judío). La escena fue cortada al morir el mítico bluesman y todavía no se sabe dónde está... Lo que sí se sabe es que los actores Robin Williams y Robert De Niro habían estado con él poco antes de su muerte, lo que hace sospechar que habían consumido drogas juntos. Una groupie y camella de drogas de los Rolling Stones, apellidada Smith, admitió haber inyectado a Belushi 83 speedballs que la ocasionaron la muerte en un castillo de Hollywood llamado Marmont. Los que le conocían aseguran que, si bien no era un adicto a la heroína (aunque la había consumido en repetidas ocasiones) sí lo

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era de la cocaína. Belushi estaba a punto de protagonizar una película de Louis Malle llamada "Luna Azul" sobre el FBI y el tráfico de drogas desde Colombia a Miami, en la que él haría de traficante, informador del FBI y su contacto se convertiría en traficante. Un tema muy caliente que, indudablemente, pudo ocasionar que le mataran. Como curiosidad, Steven Spielberg participó en esa película como asesor... Todavía más intrigante es el caso de la otrora niña prodigio Natalie Wood, ahogada en alta mar cuando disfrutaba de unas vacaciones junto a su marido Robert Wagner y el también actor Christopher Walken en 1983. A principios del siglo XXI su caso sería reabierto debido a que se encontraron nuevas pruebas que apuntaban a un asesinato. Sin embargo, no se dijo nada más. Su hermana Lana opina que Wagner la tiró por la borda y se sabe que todos ellos estaban borrachos y habían consumido barbitúricos. Wagner y ella se habían vuelto a casar tras divorciarse debido a que Wood había tenido un lío con Warren Beatty mientras rodaban "Esplendor en la Hierba". Cuando ocurrió el "accidente" que acabó con la vida de la bella Natalie, su marido estaba celoso de Christopher Walken, que supuestamente se lo estaban montando con la intérprete de "West Side Story"; así pues, en ese barco estaba sucediendo uno de esos triángulos amorosos que tantas veces hemos visto en las películas... Quizás es bueno recordar, en este punto del relato, que Natalie Wood comenzó a actuar a la edad de ¡4 años! y ascendió por todos los escalones del Templo de Hollywood desde la estrella infantil, la adolescente voluptuosa de "Rebelde sin Causa" (tenía 16 años) hasta la adulta de "Esplendor en la Hierba" o "West Side Story". En la película juvenil "El Club de los Poetas Muertos" (1989) tenemos nuevamente a Robin Williams haciendo de profesor de unos chicos muy románticos, con Ethan Hawke a la cabeza, que se haría con un puesto destacado en su generación, y en el corazón de Uma Thurman. Su argumento es el carpe diem, vive hasta morir, que es la máxima de los hedonistas. Resulta cuando menos curioso la cantidad de películas en las que encontramos al actor que vio morir a John Belushi actuando de referente para jóvenes o líder espiritual, pues le tendremos, también, en "El Indomable Will Hunting" interpretando el mismo papel. EL CINE "INDEPENDIENTE" A finales de los años ochenta, y cuando comenzó a pasarse la novedad aportada por el sonido Dolby y los efectos especiales, los argumentos de las películas empezaron a repetirse de tal manera que, con un poco de memoria y consciencia, en los primeros cinco minutos podías prever lo que iba a suceder en el resto del filme. Los esquemas que habían levantado Hitchcock, Ford, Kubrick, Wilder y pocos más, se repetirían en situaciones y con actores diferentes en estas décadas.

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Por más que el público más adocenado continuaba pagando por sufrir el trauma y programación de sus emociones generado al meterse en la sala oscura, el ciudadano más intelectual necesitaba algo más que hiciera mover sus neuronas. Un estímulo intelectual que les animara a ir al cine y no salirse del rebaño. Algo "diferente"... Así nació el apelativo del "cine independiente" que, en realidad, de independiente sólo tenía que no estaba pagado por los grandes estudios de Hollywood, pero el coste de realizar una película seguía siendo tan desproporcionado que sólo alguien perteneciente a esta aristocracia generada en las décadas anteriores (o algún elemento seleccionado) conseguiría no sólo realizar una sino distribuirla y proyectarla, dos negocios en los que las mismas élites copaban todo el mercado. Una persona cualquiera tenía imposible entrar en ese mercado, y lo ha seguido teniendo, sin tener un padrino: está claro que es demasiado importante como para que alguien "que no haya pasado el filtro" pueda exhibir su visión sobre la vida. Únicamente por economía del lenguaje seguiré utilizando ese término, aunque sabemos que de "independiente" no tenía prácticamente nada. El "cine independiente" tiene varios padres: se habla de John Casavettes, el padre de Satanás en "La Semilla del Diablo" como descubridor y animador de algunos nuevos talentos, aunque el alemán Wim Wenders reúne más consenso al decir de los críticos, que señalan su película "París, Texas" como hito de este cine. Esta es una sórdida historia sobre un hombre que ha perdido la memoria, dirigido a un público intelectual, y que tiene como seña de identidad el contar historias supuestamente realistas, describiendo espectros de la sociedad más desconocidos, como por ejemplo, las trabajadoras en las cabinas de sex shop. Esta película, en concreto, gira en torno a la bella alemana Nastassja Kinski, hija del actor alemán Klaus Kinski, que posteriormente sería acusado de abusar sexualmente de otra de sus hijas. La propia Nastassja confirmaría la declaración de su hermana, aduciendo que el polémico actor también intentó abusar de ella. El caso es que, como es norma en todos los sex symbol, Nastassja había comenzado haciendo de modelo, convirtiéndose en novia del pederasta Roman Polanski cuando tenía 15 años, una relación que duró hasta que tenía 18 cuando, curiosamente, rodó con el polaco la película "Tess" en la que hacía de campesina que sufría una violación... Sabiendo que su padre era un violador incestuoso, uno se queda con la duda de si fue el propio Klaus Kinski quien la "vendió" al depredador Polanski... Por cierto, Klaus Kinski hizo del vampiro Nosferatu en la versión de 1979 del judío alemán Werner Herzog... Fue a raíz de la falsa etiqueta de "cine independiente" como en España se lanzarían los cines en versión original V.O., donde se proyectarían películas con un patrón estético y argumental que vendría a ser: historias

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tristes, de personajes marginales, con un ritmo lento (a diferencia del masivo) y, por lo tanto, tirando a aburrido, con temáticas que te hacen pensar que el mundo no tiene remedio y de las que sales... ¡queriendo pegarte un tiro! Si eres inteligente, este es el cine que te tiene que gustar porque el otro... Es en este cine "intelectual" desde donde se expandió la mitomanía del cine como un "Arte" con mayúsculas, convenciendo a la gente de que las películas había que verlas en completo silencio, porque sino, la obra de arte no se podía vivenciar: después de lo que ya has leído, comprenderás qué tipo de emociones son las que en realidad se querían inocular y entenderás lo nefasto de que se asumiera esa reverenciosidad en torno al cine. Al comentar la película en voz alta, los trucos de los programadores mentales para traumatizarnos quedaban desvelados, pero en silencio... ¡el hechizo funcionaba! ¡Por eso se impuso la tendencia de ver las películas en silencio! Obviamente, la mayor parte de la gente prefirió seguir viendo el cine comercial pero al mismo tiempo se generó un público esnob alrededor de este cine intelectual, cuyo máximo exponente sería el otrora humorista Woody Allen, reconvertido en el faro de las nuevas relaciones hombremujer, con claras referencias judías. Después de una corta estancia en Hollywood haciendo esas primeras películas humorísticas, Woody Allen volvió a su querida Nueva York, donde a finales de los años 70 comenzó a variar su estilo, partiendo, eso sí, de la autoparodia, para mostrar facetas de las relaciones humanas con claras correspondencias con su vida personal y la sociedad judía que ha sido un ambiente silenciado a lo largo de la historia del cine. Como veremos a continuación, el cine de Woody Allen es la presentación al gran público de la sociedad judía norteamericana: una autoparodia que nos hace empatizar con ellos. Lo interesante del caso es que el propio autorretrato de Woody Allen hace de sí mismo y a lo largo de varias décadas es una auténtica ventana abierta a su propia condición como ser humano. En 1977 estrena "Annie Hall", que es la historia de su relación con Diane Keaton y, dicen, también de cómo cortaron. La cinta es un relato sobre el neurótico comediante neoyorquino Alvy Singer (Allen) y su novia Annie Hall (Diane Keaton), tan neurótica como él y tan adicta a la psicoterapia. Comienza con su primer encuentro y nos cuenta la historia de su relación afectiva a lo largo de los años, a modo de documento sobre el amor en los años setenta, con abundantes referencias a películas ("La Strada", "El Padrino", "Vidas Rebeldes"). Evidentemente, son las películas favoritas de Allen. Por si hubiera alguna duda, la película comienza con la frase de Groucho "nunca participaría en un club que me aceptara". La película gira en torno a sus consultas con el psicoanalista, al que Allen lleva 15 años acudiendo: convence a Keaton para que vaya también y

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comienza así una batalla entre los psicoanalistas de ambos. El de Keaton le dice que deje el valium, pero sin embargo necesita los porros para hacer el amor. Ambos psicoanalistas están de acuerdo en que los dos tienen un problema sexual, lo que da pie a que se genere, nuevamente, la paranoia de la impotencia. En otra ocasión, Allen afirma que de pequeño se deprimía porque el universo se expande y puede explotar: esa es su tragedia existencial. Woody Allen es el hombre femenino plagado de neuras y fobias que se asusta de las arañas y las langosta, y ella es la mujer masculina que se viste como tal; con corbata. Diane Keaton representa el comienzo de ese estereotipo y el cambio de roles que haría que las mujeres se fijaran en los hombres femeninos, con los que poder comportarse como una madre, y así obtener el poder. La manera en la que uno conecta con Allen es porque se mofa de la gente cursi y pedante. Por ejemplo, cuando están esperando en la cola del cine y un sabihondillo cita a McLuhan, aparece el propio filósofo, inventor del concepto de "aldea global", para explicar lo que realmente significa: una prueba de que Allen estaba conectado con las cabezas pensantes que imaginarían el futuro que se haría realidad. Otra curiosidad es que Allen no puede entrar al cine con la película empezada: él fue el inventor de esa costumbre muy imitada por las personas con pretensiones de ser intelectuales. En el minuto 6:38, mientras camina por la calle con su amigo, habla de su obsesión por la conspiración contra los judíos: la ve por todas partes, y en esta película encontramos las clásicas referencias en la obra de Allen a la Gestapo y la Segunda Guerra Mundial. Su obsesión por el asesinato de John Fitzgerald Kennedy y la teoría de la conspiración, sirve para reírse de las teorías conspiranoicas, otra muestra de que Allen está muy bien informado y sabe cuál es su papel. En otra ocasión, Allen lleva a Keaton a que la conozca su familia y allí revela que está obsesionado con que le miran mal por el hecho de ser judío. Keaton le dice: "Eres un verdadero judío. Mi madre odiaba a los judíos, sólo les interesa el dinero. Pero es genial", a lo que Allen le responde con una cara que hace presagiar su pronta ruptura. Allen divide a la gente entre los horribles (tullidos) y los miserables (el resto), no habla de los judíos. Keaton y él viven en apartamentos separados, como luego haría con Mia Farrow, y como sería la seña de identidad de las nuevas relaciones que esta película contribuyó a institucionalizar. "Manhattan" se estrena dos años después y es una copia de las películas de amor antiguas, en blanco y negro, pero con la sátira característica del genio judío sobre los pedantes del cine: el propio público que a menudo va a ver sus películas. La identificación con el personaje,

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Woody Allen interpretando a Woody Allen, reside en que muestra sus traumas abiertamente: para empezar, su ex mujer, interpretada por Meryl Streep, va a contar su vida en un libro y, para colmo, le ha dejado por una lesbiana. Sin duda hay un guiñó aquí a "Kramer contra Kramer" porque Woody Allen va con su hijo a jugar al béisbol como hacía Dustin Hoffman y su ex mujer en la película es... Meryl Streep, que también hacía de madre en "Kramer contra Kramer". Es decir, que su hijo va a ser criado por dos lesbianas, cosa que provoca en Woody el deseo de atropellarla... ¿Te suena de algo? Sí, dos décadas después, todo esto se haría realidad. Curioso, ¿verdad? En esta primera película seria de Woody Allen ya se concitan todas las obsesiones del genio judío: tiene un lío con una adolescente (Mariel Hemingway, nieta del escritor) mientras flirtea con la feminista Diane Keaton cuyo estilo andrógino en el vestir causaría furor en los primeros años 80. Es curioso que Diane Keaton sea de Filadelfia, con la subliminal referencia a la constitución norteamericana que todo personaje de esta ciudad conlleva. Las referencias judías de esta película marcarán el resto de su obra. Por ejemplo, se refiere a su madre como "sionista castradora" y habla constantemente de su padre y la sinagoga; la obsesión por el dios vengativo de la Biblia se condensa cuando le dice a Hemingway: "Si Dios le hubiera dado a Job una chica como tú, le hubiera dicho 'haces cosas terribles, pero...' Y cómo no, reaparece la obsesión número uno del pueblo judío, Hitler: "No he tenido una relación que durara más que la de Hitler con Eva Braun". En los años ochenta, la actriz Mia Farrow, a la que hemos visto protagonizando varias películas satánicas, se une sentimentalmente a Woody Allen y comienza a protagonizar sus películas, sustituyendo a Diane Keaton. En la mayoría de ellas, interpreta a personajes depresivos, que cargan con la cruz de las infidelidades de Allen. Toda una premonición... En 1986 se estrena "Hannah y sus hermanas", en la que, por si quedara alguna duda de que Allen está contando su vida real, la propia madre de Farrow, la actriz Maureen O'Sullivan (la "Jane" de "Tarzán") interpreta a su madre en la película, una vieja cachonda... y borracha. Maureen O'Sullivan describe la verdad de su propia vida de ex estrella: sus complejos de diva, su negativa a envejecer y su deseo de mantener su atractivo... follándose a jovencitos. Allen vuelve a hacer de hipocondríaco, dialogando con su conciencia, que le persigue, y planteándose cambiar de religión, llegando a pensar incluso en... ¡hacerse católico! Tan obsesionado está que se lo llega a decir a sus padres, que montan en cólera cuando nombra a Jesucristo: "¿por qué Dios permitió lo de los nazis?" La muerte le obsesiona y por eso

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va al Hospital Monte Sinaí (el de los judíos ricos de Nueva York) a curarse de su presunto cáncer hipocondríaco. En esta película se anticipan muchísimos comportamientos que se generalizarían años después. Por ejemplo, Allen quiere tener un hijo gracias al esperma de un amigo ("patrocinio", lo llaman): "yo sería el padre, tú sólo te masturbarías en un vasito". La pareja consulta a su psicoanalista y realiza continuamente comparaciones en la cama sobre quién es mejor en el sexo: una auténtica obsesión procedente del psicoanálisis freudiano, para el cual todos los traumas proceden de ahí. Los personajes de la película tienen las mismas aficiones que la gente de Hollywood, y tiempo después serían adoptados por la generalidad de la población. La guapa Barbara Hershey, hermana de Farrow, que se lía con su marido, Michael Caine, acude a las reuniones de Alcohólicos Anónimos y las parejas se ponen los cuernos generalizadamente. Curiosamente, es en otro Día de Acción de Gracias (importantísimo para los cristianos norteamericanos) cuando se consuma la infidelidad de su hermana con su marido, un tema que será repetitivo en las películas de Allen, con el marchamo de la culpa después, pero con la peculiaridad de que los judíos obtienen el perdón de sus pecados en el Yom Kippur, antes de que los comentan, es decir, que pueden cometerlos alegremente. El personaje interpretado por la católica Mia Farrow es considerada "¡demasiado buena, altruista y perfecta!". La por aquel entonces pareja de Allen se queja de que su hermana escritora sepa todo de su vida y lo escriba: le echa la culpa a su otra hermana por contárselo. ¡Justo, lo que le estaba pasando con Allen, que contaría sus propias vidas en las películas! Por todos lados vemos huellas de Nietzsche, Freud y Tolstoi y frases pesimistas como "la vida no tiene sentido". Cuando Allen está decepcionado, se va al cine y entra a ver una peli de los Hermanos Marx y entonces piensa: "disfruta mientras puedas, que no sabes lo que pasará después". Por supuesto, la obsesión con los nazis no podría faltar en "Manhattan", en otra ocasión le dice a su novia: "Los nazis se van a manifestar en Nueva Jersey, deberíamos ir con unos bates de béisbol". EL TRAUMA DE WOODY ALLEN Woody Allen nació en 1935 y vivió por tanto de niño la Gran Guerra, siendo adoctrinado con el cuento de los 6 millones de judíos asesinados por los nazis. Es decir, Allen es la primera generación de judíos traumatizados por esa película rodada para la posteridad... por Alfred Hitchcock y narrada por Sir Laurence Olivier. "Días de Radio", de 1987, describe la infancia de Woody Allen con su familia judía y la influencia que su educación tiene en su visión del mundo. Ofrece una visión intimista de la vida de unos judíos neoyorquinos en los

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años previos a la Segunda Guerra Mundial y muestra, por ejemplo, cómo hacen una colecta para el Estado de Palestina... pero Allen la roba ¡y se lo queda para comprar un anillo de superhéroe! Los vecinos, también judíos, son comunistas porque no respetan el sabat, mientras que su tío se vuelve también comunista y ateo y le da un ataque al corazón. En otra de sus escapadas románticas, por la radio suena la falsificación de la invasión extraterrestre de Orson Welles. La influencia de los medios de comunicación sobre su vida fluye por toda la película; por ejemplo, uno de los personajes ve "Historias de Filadelfia" mientras que se muestra cómo la radio les daba los valores y los falsos sueños. También es muy significativo que el personaje interpretado por su mujer de aquel entonces, Mia Farrow, sea una actriz que se abre camino ofreciéndose sexualmente a la aristocracia de Hollywood, y acaba triunfando gracias a la mafia. Interesante, sabiendo que Farrow fue novia de un mafioso como Sinatra ¿verdad? Otra curiosidad: la tía de Woody Allen se quería casar y acaba enamorándose de un marica, lo que le genera un gran disgusto. "Zelig", de 1983, expone la quintaesencia del tema judío y está ambientada en los años 20, justo antes del crack del 29 propiciado por los banqueros sionistas que desde entonces se hicieron con el control de la emisión del dólar. Se levanta sobre una novedosa estructura de documental, que recuerda muchísimo a "Reds": simulando que los sucesos que allí ocurren son noticias, con declaraciones de los protagonistas de la acción cuando ya son mayores, anticipando los docudramas posteriores y las películas del siglo XXI. Comienza con imágenes del famoso aviador Lindbergh, cuyo padre (congresista a principios de siglo) denunció la conspiración judía y a consecuencia de ello, secuestraron a su nieto. Acto seguido, se nos presenta el personaje de Zelig como un farsante que copia las personalidades de otros para ser aceptado, un simulador. En un momento dado dice que es un psiquiatra que trabaja con las paranoias, imitando a su propio loquero. Hijo de un actor judío para quien "la vida es una pesadilla", a lo largo del metraje se escuchan decir cosas de él tremendamente significativas: "Es un lagarto que se transforma, un camaleón que desea ser como los demás, un personaje de ficción". En una escena se le ve yendo a una clase de masturbación, con lo que la profecía de la sexología de Freud comenzaba a hacerse realidad, y en otra de sus consabidas crisis existenciales afirma: "la vida es una mentira". Posteriormente, le pregunta a un rabino por el sentido de la vida y le pide 600 dólares por enseñarle hebreo. Zelig es como un superhéroe que se transforma sin dejar de ser él mismo físicamente, en la mejor tradición de otros superhéroes judíos como

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el propio Supermán, que está buscando su verdadero yo; otro desarraigado de la era moderna, otro infinito simulador. Como ocurre en un número infinito de películas a lo largo de la historia, Mia Farrow (su psiquiatra) se va a casar con otro y Allen la quiere para él. Como no se atreve a decírselo, se lo cuenta en sueños, mientras está bajo hipnosis (un buen truco de seducción). A partir de ahí, Zelig /Allen cambia, y se transforma en una persona normal, luego todo ha sido una actuación para dar pena, como comentaba antes al hablar de los métodos "allenianos" para ligar. Posteriormente, afirma que no es consciente de lo que hizo, exponiéndose que había cometido los delitos de bigamia, adulterio, fraudes, etc. Tras esta transformación, en el minuto 50 dicen de él: "Pertenecía a la familia de los reptiles, pero ya no" (??). Dos de las figuras que ofrecen su opinión sobre Zelig son sendos intelectuales judíos: Susan Sontag e Irvin Howe, autor de "El modelo de nuestros padres" que suelta dos frases absolutamente definitorias de la propia película: "Zelig es un reflejo del deseo de los judíos en América de asimilarse a la cultura americana"... "Para los freudianos, es estupendo porque pueden interpretarlo como quieran". Por supuesto, Allen no deja pasar la oportunidad de denunciar el antisemitismo cuando era niño, subrayando su papel de víctima. Pero, acto seguido, aparece como nazi en Alemania, lo que viene a sugerir, psicoanalíticamente, que los judíos fueron parte del nazismo. La película acaba con una parodia del aviador Lindbergh, pues Zelig realizar el trayecto del Atlántico al revés, clara burla a este hombre que dio su vida por Norteamérica. Lo cual reafirma la teoría de que el nieto del congresista Lindbergh fue secuestrado por las huestes sionistas, como represalia a su posicionamiento contra los usureros. ALLEN ES UN LIBRO ABIERTO Woody Allen es un histérico, siempre preocupado por su salud y sus traumas personales dentro de una personalidad narcisista (como se dice a sí mismo en varias películas); Allen es un producto perfecto de la paranoia de nuestro tiempo. He ahí su triunfo: esa es la razón por la que todos nos identificamos con él. Woody Allen liga a través de su psicoanalista; no sólo él sino sus personajes hablan de lo que dicen sus respectivos psicoanalistas e, incluso, parece que son los propios psicoanalistas los que actúan a través de los personajes y discuten entre sí sobre las respectivas interpretaciones de la vida de sus pacientes y de cómo les afectan las reacciones de los pacientes de los otros psicoanalistas. Es decir, que sus traumas actúan a través de ellos o... de las personas que se los generan...

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Tanto en "Sueños de un seductor" como en "Manhattan", "Annie Hall", "Desmontando a Harry", "Coge el dinero y corre", "Hannah y sus hermanas", "Delitos y faltas" y sobre todo, "Zelig", los personajes —judíos la mayoría— van al psicoanalista y, generalmente, están enganchados a las pastillas (cuando no, a la cocaína, como la hermana solterona de "Hannah y sus hermanas"). ¿Qué tiene que ver esto con el pueblo judío? El psicoanálisis es un invento del pueblo judío (Freud lo era) mediante el cual sustituyeron al rabino como su confesor, de la misma manera que el psicólogo o psiquiatra lo hizo con el cura en el mundo católico; el psicoanalista es el rabino de los judíos ateos. Las drogas (legales o ilegales) son, por tanto, una sublimación de esa falta de consuelo divino en el ser humano moderno (judío o no judío). La obra de Woody Allen se puede considerar una versión cinematográfica de la de Freud porque Woody Allen busca en el orgasmo el remedio para su miedo a la muerte, que tiene que ver con: —Por un lado, su falta de Dios (oficialmente es ateo). —Por otro, el miedo a Jehová, el dios vengativo de su religión que le tiene obsesionado. En "Delitos y faltas", Martin Landau es Judah, un rico oftalmólogo judío que se debate en la duda moral sobre si matar a su amante católica (Angélica Huston) que trata que deje a su mujer como su hermano mafioso le recomienda o confesar la verdad. Esta es la voz del narrador en "Delitos y faltas" y el diálogo final. "Y cometido el acto fatal, le invade un remordimiento sin límites. Pequeños rescoldos de su educación religiosa, que había rechazado, reviven de pronto. Oye la voz de su padre. Imagina que Dios vigila todos y cada uno de sus movimientos. El universo deja de ser vacío de repente, se revela justo y moral; y él lo ha violado. Le invade el pánico. Está al borde de una depresión nerviosa. A un paso de confesarlo todo a la policía. Y entonces, una mañana... se despierta. Brilla el sol, está rodeado de su familia, y misteriosamente, la crisis ha pasado. Se lleva a su familia de vacaciones a Europa, y con el paso de los meses descubre que no ha sido castigado. Al contrario, prospera. El asesinato es atribuido a otra persona, un delincuente que ya tiene otros crímenes a sus espaldas. Así que, ¿qué más da? Uno más no importa. Ahora es completamente libre. Su vida ha vuelto a la normalidad. El suyo vuelve a ser un mundo protegido de bienestar y privilegio. —Cliff: Ya, pero, ¿puede realmente volver atrás? —Judah: Bueno, las personas arrastran sus pecados consigo. Quiero decir que quizá tenga un mal momento de vez en cuando, pero pasa. Y con el tiempo, todo se desvanece.

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—Cliff: Sí, pero entonces, sus peores convicciones se han materializado. —Judah: Ya dije que era una historia escalofriante, ¿verdad? —Cliff: No sé. Creo que muy pocos hombres son capaces de vivir con semejante carga sobre su conciencia. —Judah: ¿Qué quiere decir? Las personas arrastran el fardo de actos infames. ¿Qué espera que haga él, ¿confesarlo todo? Estamos en la realidad. En la realidad actuamos racionalmente. Tenemos que negar; de lo contrario no podríamos seguir viviendo. —Cliff: Bueno, yo lo que haría sería hacerle confesar. Porque entonces su historia alcanzaría proporciones trágicas, porque ante la ausencia de Dios, o de algo, él se ve obligado a asumir esa responsabilidad por sí mismo. Y así... tendría una tragedia. —Judah: Pero eso es ficción. Es como en las películas. Ve usted demasiadas películas. Yo hablo de realidad. Si lo que busca es un final feliz, vaya a ver una película de Hollywood". O sea, ni rastro de culpa tras haber matado a una persona: el clásico efecto del Yom Kippur. Es sumamente significativo que Allen elija el nombre definitorio del pueblo de Israel, "Judah", para nombrar al protagonista de esta verdadera apología del crimen sin remordimientos que define por completo a un pueblo. Woody Allen comprende a Freud (y se identifica con él) porque ambos son producto del mismo dios tiránico y traumatizante: Jehová. La figura del rabino tiene tintes ambivalentes en la obra de Allen puesto que simboliza el buen confesor de "Delitos y faltas"; el miedo al pecado en "Días de Radio" cuando su tío se hace ateo-comunista y le da un ataque al corazón ("Dios te ha castigado"); y sobre todo, su cuñado rabino y su hermana en "Desmontando a Harry" que le echan en cara ser "un judío que se odia a sí mismo" porque sólo se preocupa del orgasmo y no practica la religión. El chantaje metajudío sobre los no religiosos que se resuelve... ¿Cómo? —"¡A mí me preocupa lo de los seis millones y creo que incluso se podría superar!", se defiende Allen ante su familia, exponiendo que ÉL ES UN BUEN JUDÍO antes de que se escuche la frase "paranoia judía". (Ojo, es una película de un judío, lo que indica que todo judío sabe, en el fondo, que es víctima de una paranoia). El judío está exonerado del complejo de culpa cristiano, por lo que traiciona sin muchos remordimientos, como hemos visto en el caso de "Delitos y faltas". Woody Allen se folla a las mujeres de sus mejores amigos ("Sueños de un seductor"), y las mujeres de sus películas a los maridos de sus propias hermanas. Se folla a jovencitas, muy jovencitas, cosa que, sabiendo

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lo que le ocurrió con los hijos de Mia Farrow (BORRADO DE INTERNET POR COMPLETO), hace que nos preguntemos si la que fue su compañera y madre adoptiva de su actual novia, decía la verdad cuando le acusó de abusar sexualmente de sus hijos. En las pelis de Woody Allen (comenzando por "Todo lo que quiso saber sobre el sexo...") se promociona la pederastia, la zoofilia, el exhibicionismo, el sadomasoquismo... ¡Lo que sea con tal de llevar la contraria a Dios! Pero volvamos al tema del orgasmo. ¿Por qué esa obsesión del pueblo judío por el orgasmo que nos ha contagiado al resto de la humanidad a través de sus películas? Muy sencillo; el orgasmo calma la histeria y eso fue la base de los experimentos de Freud y sus sucesores (Conexión Freud-feminismo, desarrollado en el libro "Ingeniería social para destruir el Amor"). Así pues, una persona obsesionada con el orgasmo, es una persona histérica. Luego nuestra civilización es histérica. ¿Por qué los judíos? El dios de los judíos no les ama sino que LES CHANTAJEA. Le dice a Abraham: sacrifica a tu hijo y te lo daré todo, no importa lo que hagas (aunque inventes las acciones derivadas y el juego de la Bolsa). No es un dios del amor, para eso llegó Cristo, pero Cristo da una responsabilidad a cada uno sobre lo que haces... Desde entonces, obviamente, los judíos están obsesionados con Cristo y todo lo que venga de él, incluida la Iglesia Católica, porque saben que mandaron matar a su propio Mesías. Y ese peso sobre su conciencia no les deja vivir tranquilos, de ahí su obsesión por el orgasmo y de ahí que Woody Allen comente la escena de Abraham a menudo en sus películas y se mofe de Jesucristo... como quien no quiere la cosa. Para eso, también, se inventó el psicoanálisis, la terapia perfecta judía, vaya: ¡no tiene fin! (palabras textuales de Allen, y de eso sabe un rato). EL CINE INDEPENDIENTE SE VUELVE MASIVO El llamado cine independiente, conocido como "de versión original" constituyó un auténtico semillero de nuevos directores y actores, envueltos en el aura de "lo libre", que consiguió captar a la capa más intelectual de la sociedad, como este que os habla. Yo mismo pertenezco a la generación que se desarrolló intelectualmente viendo este cine, así que puedo hablar de la influencia que produjo en esta generación en primera persona. Sin duda alguna, aún a pesar de que Wim Wenders es considerado el padre del movimiento, la película del director judío Steven Soderbergh "Sexo, mentiras y cintas de vídeo" de 1989 fue la que consolidó esta corriente, dado el gran éxito obtenido entre esta selecta minoría. La calidad de sus diálogos y la verosimilitud de los desconocidos actores, encabezados por la antigua modelo Andie McDowell, la hicieron paradigmática del

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cambio de roles masculinos al mostrar la insatisfecha pareja que componen la ex modelo y su marido, Peter Gallagher, el típico yuppie obsesionado por el éxito y el sexo. Ella se supone que es frígida y él, por su parte, se lo monta con su cuñada, Laura Sangiacomo, que es lo opuesto de la dulce y casta Andie; prácticamente una ninfómana. La película desencadena su elemento dramático cuando aparece el personaje interpretado por el antiguo héroe adolescente, James Spader, un bohemio que viaja sin rumbo en su coche y que fue un gran amigo del hoy triunfante ejecutivo, Gallagher. Su personalidad más femenina atrae la atención, primero de Andie McDowell que, sin embargo, se queda decepcionada al conocer que se excita grabando a mujeres en vídeo contando sus experiencias sexuales. Al poco, también la hermana ninfómana se siente atraída por él y llega a grabar una cinta en la que se masturba delante suyo. En el colmo del absurdo, ambas mujeres acaban luchando por conseguir al hombre impotente y despreciando al sexualmente apto. Tanto, que McDowell decide dejar a su marido a consecuencia del enamoramiento que el desapegado Spader le produce. Tenemos pues la materialización de las pesadillas protagonizadas por Ava Gardner décadas atrás: la protagonista se acaba enamorando de un impotente, con lo que el arquetipo del "metrosexual" aparecía ya en el imaginario colectivo, preludio de la homosexualización de los esposos que acontecería a principios del siglo XXI. La creíble película, aún a pesar de lo increíble de su argumento, lanza de lleno a un público minoritario, pero muy influyente, numerosas tendencias sociales: la impotencia sexual, la perversión de grabar en vídeo y visionar el sexo sin implicarse materialmente (que mucho tiempo después haría furor en la era de Internet), el hombre femenino que conquista a la mujer, la demonización del hombre masculino, la obsesión sexual de la fémina... Todos los actores que interpretaron esta película desarrollaron carreras importantes, destacando las de Spader ("Traffic") y McDowell ("Cuatro bodas y un funeral"). El director judío Steven Soderbergh dirigiría "Traffic", entre otras importantes películas. Aparte de uno de los mejores discípulos de Woody Allen, el también judío Rob Reiner es autor de la película de chavales "Cuenta conmigo", que elevó a la fama a los niños protagonistas: River Phoenix, Corey Haim y Corey Feldman, que reaparecerán en este relato. En concreto, este último acabó denunciando que su amigo Corey y él habían sufrido abusos sexuales dentro del propio ambiente hollywoodiense. Reiner firmó una de las películas de amor más sinceras y auténticas que se hayan hecho, con "Cuando Harry encontró a Sally", que describe una situación que se volvió una auténtica epidemia 20 años después de que fuera concebida: el rollito chico-chica más que amigos. La película, interpretada por Billy Cristal y Meg Ryan, sigue la moda comenzada por la serie televisiva "Luz de Luna" en torno a un chico y una chica procedentes de distintos ambientes que

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están discutiendo todo el rato aún a pesar de que se aman, y cómo van saltando de una relación a otra hasta el momento en el que se vuelven a encontrar y, por fin, se unen. El judío Robert Reiner también reescribió los cuentos infantiles con "La Princesa Prometida", en la que convierte en una película humorística, con unos diálogos ingeniosos, la consabida fábula de la princesa y el príncipe a los que el destino no les deja estar juntos. Apoyados en una estupenda música del judío Mark Knopfler y el juerguista Willy De Ville, el mal está representado por el Pirata Roberts que en realidad, es una franquicia, que va cambiando de caras. Es decir, un preludio de Bin Laden y Al Qaeda, en el que el personaje que interpreta al malo no es tan importante como la representación en sí misma que se hace la gente de él. "La Princesa Prometida" anticiparía la revisión humorística de los clásicos que llevaría a cabo "Shrek" a finales del siglo XX. En los años 8, a falta de un referente humorístico como lo había habido en otras décadas, triunfan las comedias locales corales, es decir, grupos ante situaciones extremas como "Aterriza como puedas" o "Despedida de soltero" o que sacan situaciones y costumbres de contexto, como "La loca historia del mundo". En todos los casos, volvemos a encontrarnos con judíos dirigiendo el cotarro. "Aterriza como puedas" tiene al trío judío Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker como directores, haciendo bromas con tintes pedófilas como cuando llevan a un niño a la cabina donde está el jugador de baloncesto Karim Abdul Jabbar. El también judío Mel Brooks se especializará, al igual que el equipo inglés de Monty Python, en satirizar la visión de la historia que las propias películas habían ofrecido, metiéndose de lleno en el cine dentro del cine, aspecto que llevará a sus últimas consecuencias el propio Woody Allen con "La rosa púrpura del Cairo", en la que la soñadora Mia Farrow se enamora de un actor de la pantalla y este salta a la realidad, estableciéndose una relación imposible entre el personaje de ficción y la trabajadora maltratada por la vida. Mel Brooks se hizo famoso en los años 70 con la serie televisiva sobre el detective Maxwell Smart "Superagente 86", sátira de "007" en la que aparecían continuos trucos MK Ultra cuando el protagonista recibía una llamada y cambiaba, repentinamente, de personalidad. Tiempo después, el propio Brooks dirigió la sátira de la creación judía de vida artificial "El jovencito Frankenstein", escrita en colaboración con el protagonista Gene Wilder que, al igual que todo el equipo central, también es judío. Ya la primera broma es un chiste claramente judío, pues el científico se enfada porque le llaman "Frankenstein" y quiere cambiar su nombre a "Fronkonston", renegando de su abuelo por su mala fama; la conocida

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costumbre judía de cambiarse su apellido para poder actuar con impunidad. La acción se desarrolla en un castillo de Transilvania, como el Conde Drácula (Vlade Tepes /Sarkozy) y gira en torno a su deseo de genera vida artificialmente; el clásico "Golem" de toda la vida. Su abuelo Frankenstein estaba liado con la institutriz alemana, que es una especie de psicópata de cuento de terror. En realidad, allí todo el mundo habla como alemanes, a pesar de que la región de Transilvania es húngara o rumana: lo que vuelve a redundar en la psicosis alemana de los judíos. El doctor Frankenstein le coloca el cerebro de un psicópata por error al muerto al que van a dar vida, e hipnotizan con la música de la criada alemana (¿velada alusión a Hitler?). A su vez, la prometida de Frankenstein es una cristiana reprimida que no quiere sexo antes del matrimonio pero se deja violar por el monstruo y se hace adicta al sexo. Fronkonston /Frankenstein realiza una transferencia de mentes (espíritus) pero en su cuerpo se queda el pene del otro, el del monstruo: nuevamente nos encontramos con la obsesión freudiana de los judíos, que da más importancia al pene que a la propia alma del individuo. AÑOS 90 Con la caída del muro de Berlín y la subsiguiente disolución del sistema comunista, los años noventa parecieron traer un hálito de esperanza al Planeta Tierra; la explosión de la revolución informática unida a un vertiginoso aumento del consumo propiciaron que los cines se llenaran de gente casi todos los días de la semana. Sin enemigo aparente más que el terrorismo, parecía que la Humanidad se podía lanzar al hedonismo sin miedo a que nadie perturbara su sueño. Al margen de los terrorismos nacionales y las bandas de mafias asociadas a la droga, ya no existían unos malos oficiales, un peligro cierto o amenaza, pero las películas de James Bond de esta década ya apuntaron cuál sería el próximo mal: los musulmanes. Fue una de las pruebas más contundentes de que quienes hacen las películas tienen información privilegiada sobre lo que va a pasar. Tras la caída del comunismo, prácticamente sin solución de continuidad, los malos pasaron de ser los comunistas con el habla robotizada a los barbudos islámicos: ¡todo ello antes de la aparición de Al Qaeda en 1998 con los ataques a las embajadas yanquis de Kenia y Tanzania! ¡Mucha casualidad, no? De hecho, quien esto escribe fue capaz de anticipar el terror de Al Qaeda al detectar, precisamente, que en los años noventa el cetro del mal en la ficción lo empezaban a enarbolar los seguidores del islam: si las películas apuntaban en esa dirección es porque el poder en la sombra ya había decidido que así sería. Tras el juicio de la Operación Gladio en 1990 en Italia que demostró que las cloacas de los diferentes Estados europeos y la OTAN habían

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creado tanto el terrorismo de derechas como el de izquierdas, una minoría de los cineastas utilizaron su lenguaje para mostrar la enorme mentira de la lucha contra un terror que ellos mismos patrocinaban. Este cine con tintes políticos surgió en Inglaterra, curiosamente, aunque tuvo una réplica en Estados Unidos con "JFK", de Oliver Stone. Así nacieron películas "Agenda Oculta", del director inglés Ken Loach, que contaba en trama codificada cómo el gobierno inglés tenía relaciones con una de las facciones en lucha en Irlanda y, sobre todo, "En el nombre del Padre", de Jim Sheridan, que catapultó a la fama al actor Daniel Day Lewis, encarnando a uno de "Los 5 de Guilford", a los que también el Estado británico endosó un atentado que no habían cometido, demostrando cómo el Poder es capaz de inventarse tramas para quitarse la culpa de encima. Otra vez, la conspiración contra el inocente. El tercer gran filme de este tipo lo firmó el norteamericano Oliver Stone al lanzar al Planeta en 1991 las grandes dudas sobre el asesinato del presidente más querido, John Fitzgerald Kennedy, con la emergente estrella Kevin Costner representando el papel del fiscal Jim Garrison, enfrentado a la conspiración para que no se aclarara quién había matado realmente a JFK. El minucioso estilo de esta película lo emparentaba al reportaje periodístico, propiciando un género híbrido, a caballo entre el docudrama (documental con actores) y el filme estrictamente de ficción, señal de que la realidad y la ficción se estaban fusionando ya sin remedio. De alguna manera, Oliver Stone utilizó a actores para lanzar "su" teoría (ya muy extendida) sobre una conspiración interna que doblegó al añorado presidente y que hundió a una generación de norteamericanos en la desconfianza frente a su propio gobierno. Tan sólo 8 años después de este estreno, el hijo de JFK, el guapo John John Kennedy que se vislumbraba como la próxima esperanza de los demócratas, moría en un inexplicado accidente de aviación sobre el que planean numerosísimas dudas: la principal, el papel en esta trama de Hillary Clinton, que ya acechaba con sus veleidades políticas. John John Kennedy fue un personaje de la farándula neoyorquina, director de una revista para hombres y, entre alguna de sus muchas conquistas, fue novio de la bella Daryl Hannah, quien por entonces había despuntado haciendo de sirenita en "3, 2, 1 Splash". En los años 990, géneros marginales, por inmorales hasta entonces, como el porno, el cine homosexual o el gore comenzaron a mezclarse con el cine de gran producción o "para todos los públicos", mediante películas con el marchamo de "arriesgadas" que, por otra parte, daban la razón a quienes décadas antes denunciaron una conspiración dentro de Hollywood para demoler la moral tradicional estadounidense. Sin saberlo, el público de las películas que, por entonces, era ya masivo gracia al boom del consumismo en todo el mundo, fue sometido a

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una completa desestructuración de sus valores morales por medio de películas tramposas pero muy efectivas a la hora de conseguir la identificación con seres perversos. En casi todas ellas, el elemento que conseguía la identificación del espectador era el humor, un humor salvaje, evolución de los antiguos golpetazos de Buster Keaton, El Gordo y el Flaco, Peter Sellers o las comedias para adolescentes en los años ochenta, pero pasado por la túrmix del gore; es decir, con maquillajes y efectos especiales que daban realismo a mutilaciones y sangre fácil. El prototipo del humorista de estos años fue el histriónico Jim Carrey, con películas como "La Máscara" en la que una careta le permite manipular la realidad y conquistar a la guapa: una debutante joven actriz llamada... Cameron Díaz. Que, por supuesto, había comenzado como modelo. El cine "intelectual" o para "freaks" también llamados "gafapastas" fue la manera en la que estos elementos entonces selectos acabaron convirtiéndose en fetiches. Las personas que acudían a esos cines, aunque minoritarios, tenían la capacidad de generar modas: de esa manera cineastas como el psicópata Quentin Tarantino consiguieron hacerse un hueco entre las estrellas de Hollywood gracias a exhibiciones de sadismo como "Pulp Fiction" o "Reservoir Dogs". En ellas, el antiguo dependiente de un videoclub retomaba el cine negro y de mafiosos de décadas anteriores, dándole un toque moderno. El éxito de Tarantino radicó especialmente en su estética retro, su bien elegida banda sonora y los comentarios divertidos e inteligentes sobre todo tipo de temas por parte de individuos que se mueven en el mundo del hampa. Por su gracia, los malos de Tarantino te caen bien, te identificas con ellos aunque sean capaces de matar con total frialdad y hacer chistes después. Todo muy "cool", es decir, de una manera muy fría, que fue el vocablo popularizado en el mundo anglosajón para decir que algo era "muy bueno". Debido a su trabajo en un videoclub, Tarantino había visto muchísimo cine, y no sólo el masivo, sino de serie B, por lo que contaba con muchas referencias desconocidas del gran público a la hora de hacer sus propias películas. Es un cineasta que viene "desde abajo", con ganas de epatar, y lo que hizo fue llevar sus propias referencias más lejos, mezclando la violencia gore con el cine de mafiosos cercano, de clase baja. Tras conseguir el éxito entre la audiencia de versión original con la violentísima "Reservoir Dogs", una película sobre criminales y torturadores, Tarantino alcanzó el éxito masivo con "Pulp Fiction" en 1994, con un reparto con nombres ya consagrados como Uma Thurman, junto a estrellas emergentes como Samuel L. Jackson, encumbramientos como Tim Roth y la recuperación para el gran público del viejo ídolo juvenil John Travolta. "Pulp Fiction" tiene una inteligente estructura de historias que se entrelazan con una conexión temporal en forma de flashback pero, tan

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largas, que parecen mediometrajes. En la primera escena, dos ladrones de poca monta (Tim Roth y Rosana Arquette) están a punto de cometer un atraco en una cafetería. En la siguiente, Travolta y Samuel L. Jackson son dos asesinos muy bien vestidos a los cuales se les encarga recuperar un maletín con dinero y droga, y asesinar a unos camellos de poca monta que le deben dinero a su jefe. El propio Travolta es encargado por el gran jefe de cuidar de su esposa, la politoxicómana Uma Thurman. Conociendo que su jefe mató a un hombre (aparentemente) por darle un masaje en los pies a su mujer, se genera una discusión moral entre los dos asesinos sobre si es lícito o no matar a alguien por tal motivo. Para Samuel L. Jackson es una exageración y para Travolta un masaje en los pies es algo tan íntimo que puede ser considerado un acto sexual; por tanto, un adulterio. Es sumamente curioso este diálogo porque, en su intento por argumentar su posición, Travolta llega a preguntarle a Jackson, indignado: "¿le darías un masaje en los pies a un tío?". Y es muy curioso porque diez años después el actor John Travolta sería denunciado por un masajista por intentar abusar sexualmente de él. Pero esta es otra historia... Más adelante, vemos a Travolta y Samuel L. Jackson ejecutar a tres de los camellos y, cuando abren el maletín para ver lo que hay dentro, encontramos la clave "666", es decir, el número de los satánicos, con lo que ya nos podemos hacer una idea del poder que representa Tarantino. Seguro que muy pocos habíais reparado en esta imagen subliminal, creada para que entre en tu cerebro sin que te enteres. Tarantino presenta con gran verosimilitud personajes hasta ese momento nunca vistos en el cine, como una adicta al piercing o un experto vendedor de heroína, el cual realiza un videoclip sobre un chute de esta misma droga tan atractivo... que a varios amigos míos les animó a probarla. Uma Thurman recibe a Travolta en la casa del jefe; tiene una pantalla desde donde controla la casa, a la manera del Gran Hermano. Todo ello ocurre mientras suena la canción de Aretha Franklin "El hijo del predicador", cuyo estribillo dice: "el único chico que consiguió acercarse a mí fue el hijo del predicador", una subliminal alusión, una vez más, a la Iglesia y el tabú del adulterio. Tarantino conquista al espectador más "freak", es decir, el creador de tendencias, llevando a Travolta y Thurman a cenar a un restaurante de los 50 mezcla de Hard Rock Café y el Planet Hollywood, donde los camareros son réplicas de Marilyn Monroe o Buddy Holly. Precisamente, uno de los socios de esta última cadena de restaurantes es el protagonista de la historia más sangrienta de toda la película. Bruce Willis interpreta a un boxeador que modifica la tradicional historia contada alrededor de este mundillo por Hollywood; a diferencia de todas las historias anteriores, este boxeador no siente ningún trastorno al haber matado a su oponente en un combate, deshaciendo así el acuerdo que había pactado con el jefe de Travolta, en el

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sentido de que iba a dejarse ganar. Una absurda escena con Christopher Walken reinterpretando su típico personaje de veterano del Vietnam, esta vez con la misión de entregarle al niño Bruce Willis un reloj de su padre que ha transportado en el ano, puede tener algunas lógicas connotaciones homosexualizadoras y sectarias que la propia historia de Willis nos puede ayudar a aclarar. Tras retornar a por el reloj que había dejado olvidado (su conexión con su padre, que también lo había llevado en el ano, es decir, que también había sido sodomizado), se encuentra con el mafioso negro, que hasta entonces ha aparecido siempre de espaldas. Willis le atropella pero acaba maltrecho, estrellándose su coche. El otro le dispara, hiriendo a otra persona, y ambos se enzarzan en una pelea que les lleva a una tienda de ultraderechistas a favor de las armas, que les toman prisioneros y, tras atarlos a ambos, deciden sodomizarlos: un escena muy parecida a la que el propio Tarantino había mostrado en "Reservoir Dogs". Sin duda, esta escena puede a su vez haber sido copiada de "Un día de furia", estrenada el año anterior. También resulta curioso que la primera vez que el negro aparece de cara sea cuando le ponen de espaldas y es violado. Willis consigue escapar de la vigilancia de un retrasado mental que ha sido transformado en un esclavo masoquista y, antes de escapar, decide salvar a su enemigo mientras está siendo sodomizado, recibiendo los dos ultraderechistas un castigo mortal. Parece que el mensaje implícito es que siempre hay alguien más malo que puede contigo. Un Samuel L. Jackson convertido a la religión por el milagro de no haber sido tocado por las balas en su último asesinato, repite una y otra vez el versículo de Ezequiel 25:17: "Y tomaré de ellos una terrible venganza, castigándolos con furor, y conocerán que Yo soy el Señor cuando me habré vengado de ellos". Lo que quizás no sepas es que estas palabras de la Biblia van dirigidas a los enemigos de los judíos: personificados en "la Idumea". Para entender el verdadero significado hay que irse unos versículos más atrás. "Esto dice el señor Dios: por cuanto la Idumea ejerció siempre su odio inveterado para vengarse de los hijos de Judá, y ha pecado desfogando sin medida sus deseos de vengarse; por lo tanto, esto dice el Señor Dios: yo descargaré mi mano sobre Idumea, y exterminaré en ella hombres y bestias, y la dejaré hecha un desierto por el lado del mediodía, y los que se hallan en Dedán serán pasados a cuchillo". Seguramente, al ver la película por primera vez pensaste que esas palabras de Samuel L. Jackson indicaban que se había convertido al cristianismo, pero no: la violencia destilada en esta película va dirigida contra los enemigos del judaísmo (de ahí que asesinen a los ultraderechistas) y el triunfador es el propio judaísmo, pues tiene una última buena acción al "salvar" la vida de los atracadores, uno de los cuales, Tim Roth, es judío. (Por cierto que, cuando están discutiendo en el

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restaurante sobre la calidad de las hamburguesas de cerdo, Samuel L. Jackson le pregunta Travolta si es judío). Quizás todo te quede más claro si te cuento los apellidos de los productores de esta película: Weinstein, Weinstein y Gladstein. Los toques de droga y la gran verosimilitud de los actores realizando estas escenas tan sádicas proporcionaron a Tarantino un gran éxito que le permitió rodar con actores más conocidos a partir de ese momento, aunque nunca volvería a cosechar un éxito parecido. La verosimilitud de sus escenas hace pensar a muchos investigadores si Tarantino ha trabajado para la élite en el terreno de las snuff movies, o películas hechas a partir de asesinatos reales. En España, la película "Tesis" del director novel (gay) Amenábar sobre este mismo tema le lanzó a una inopinada fama, con fulgurante llegada a Hollywood en su día. ¿Por qué de repente un chico de 23 años llega tan arriba? Curioso que "Tesis" fue estrenada en la misma época que "Pulp Fiction": concretamente, en el año 1996. En el año 1994 se estrena una pequeña película en torno a un dependiente de videoclub obsesionado por "La Guerra de las Galaxias" y las felaciones. El humor caústico de este filme hace de su director un hombre adorado por los freaks y Kevin Smith consigue hacerse un hueco en la industria tras rodar "Persiguiendo a Amy" en 1997, que lanzará a la fama a su protagonista, Ben Affleck. Esta tierna historia de amor relata los intentos de un guionista de cómics por conquistar a una chica que atraviesa un crisis lésbica. Un álter ego del propio director, Kevin Smith, como ha reconocido él mismo. "Persiguiendo a Amy" se convertirá en una de esas películas que conquista al llamado público freak, pero que a fin de cuentas se convertirán en los hombres y mujeres del mañana, muchos de ellos, guionistas y presentadores de las cadenas de televisión y películas. Ese mismo año 1994 ¡casualidades de la vida! se lanza la película dirigida por Gus Van Sant (el del cine gay) a partir del guión del propio Ben Affleck y su amigo Matt Damon, sobre un genio escolar introvertido, interpretado por el propio Matt Damon y conocido como "El indomable Will Hunting". El papel del profesor que en "El club de los poetas muertos" interpretaba Robin Williams aquí lo interpreta... Robin Williams. Por cierto, que "El indomable Will Hunting" le suelta a su profesor si su interés por él no será sexual... Los dos guionistas de esa película, Matt Damon y Ben Affleck, comenzarán otras de esas fulgurantes carreras hacia la fama, inexplicables a menos que pensemos en que "una mano de muy arriba" los ha ayudado... EL CINE NEGRO-NEGRO En esta misma década de los 90, y siempre desde este cine independiente, alcanzó la fama el director de cine afroamericano Spike Lee, quien dio la visión callejera de su comunidad sobre la violencia y la

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droga en la que por entonces se desarrollaba su vida. Las películas "Do the right thing" (1989) y "Jungle Fever" fueron dos de sus grandes éxitos, mostrando con hiperrealismo la vida de los barrios de negros en Estados Unidos pero al mismo tiempo, idealizando la violencia, envuelta en el cáustico hip hop. En la segunda de ellas obtuvo uno de sus primeros papeles la antigua reina de belleza Halle Berry y se presentó ante el gran público el mencionado Samuel L. Jackson, lo que prueba que el "cine independiente" se convirtió en el semillero para el cine de masas. Dos años después, Spike Lee rodaría la película sobre una de las conspiraciones a las que se enfrentó la comunidad de color: el asesinato de su líder "Malcolm X". Esta película fue vilipendiada por la crítica cuando en realidad es una obra honesta, que ensalza unos valores humanos como pocas han hecho previamente: el cine de principios morales no gusta a los elegidos para ejercer la crítica. Sólo lo perverso merece ser considerado "arte". Con "Los chicos del barrio", John Singleton se convirtió en otro de los directores de cine que mostró esa realidad, a base de música hip hop y un lenguaje agresivo; una seña de identidad de los afroamericanos y que al mismo tiempo anticipaba las subsiguientes muertes de gran parte de los más importantes raperos negros de aquella época, con un mensaje claramente conspiranoico. Resulta sumamente curioso comprobar la cantidad de raperos, verdaderos líderes de su generación, asesinados en aquellos mismos años 90: Tupac Shakur (1996), Notorius Big (1997), Soulja Slim (1995), Mac Dre (1994), Yaki Kadafi (primo de Tupac), Big L (1999), Jam Master Jay (2002). La mayor parte de estos crímenes todavía está sin resolver, pero la atmósfera de las películas de aquella época introdujo la idea de que las culpables habían sido las bandas en lucha. En estos años 90, mientras Harrison Ford sigue ostentando los galones por antonomasia como el héroe oficial, aparecen otras estrellas que competirán en ese apartado en otro tipo de películas: Tom Cruise, Nicholas Cage y su protegido Johnny Depp, Brad Pitt y Keanu Reeves, cada uno acabará especializándose en un tipo de papel. Al antiguo hombre de acción le comenzarán a llegar papeles de hombre casado y románticos como el remake de Sabrina o, incluso, de presidente de gobierno en el publirreportaje "Air Force One", así como las películas de acción y espías como "Juego de patriotas" (1992), en la que interpreta a un ex agente de la CIA que vuelve a la agencia para cumplir con una misión, en este caso, vinculada con el terrorismo irlandés... y Libia, el país del mal en aquellos años, acusado de un secuestro y de un bombazo en una discoteca alemana. Con hacer un rápido paralelismo entre el año en que una película se estrena y "el malo" que están anunciando por los telenoticias, comprenderemos rápidamente el porqué de la creación de esa película: en todos esos filmes no sólo las propias agencias participan en

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el guión sino que en muchas ocasiones también utilizan los medios del gobierno para las escenas de acción. La película de amor por antonomasia de esta década se estrena en 1990 y su título es "Ghost" (Fantasma): cuenta la historia de una mujer (Demi Moore) que pierde a su marido (Patrick Swayze), a manos de otro pretendiente, y cómo este se comunica con ella como un espíritu, haciendo lo imposible por perjudicar al asesino. Con la negra Woopy Goldberg en el papel de pitonisa —cuya inteligente madre le cambió el apellido "porque el suyo no era suficientemente judío como para triunfar"— el tema entronca con la conexión con el otro lado de la realidad. La película fue un eficaz lanzamiento de la realidad paranormal, envuelta en una trama amorosa que, sobre todo a las mujeres, enganchó por la enésima historia de amor irresuelto y "más allá de la vida". La película "Ghost" tuvo mucho que ver en la popularización de la conexión con "el otro lado de la realidad", así como de las vidas pasadas. Dirigida a un público más juvenil, en 1994 se estrena "Reality Bites" que pasa por ser la película señera del movimiento "grunge", pues muestra una comunidad de vecinos en la que destaca el macho del momento, Matt Dillon, y su chica, Winona Ryder, que se convertiría por un tiempo en el icono de esta generación gracias a Tim Burton en "Eduardo Manostijeras" donde, a su vez, alcanzaría la fama Johnny Depp, con el que se emparejaría la propia Winona (vaya culebrón, ¿verdad?). La música, la estética y el tipo de relaciones abiertas que muestra esta película del judío Ben Stiller, hijo de dos actores, marcaría un modelo de relaciones y un modo de vivir que en realidad es una decadencia económica: los pisos compartidos. A partir de aquí, las jóvenes generaciones no tendrán ni siquiera acceso a su propia vivienda. A finales de la década de los noventa (1997) se estrena una gigantesca superproducción sobre el hundimiento del buque "Titanic" que supuesto la consagración de otro niño fruto de un hogar desestructurado, llamado Leonardo DiCaprio, que comenzó haciendo de niño drogadicto en "Diarios de Baloncesto" (1995). Rodada con los inconmensurables medios tecnológicos digitales que consagrarían el género del cine de catástrofes, la historia de amor inconclusa entre las dos jóvenes se convertiría en un trauma emocional para muchas mujeres, como me han confesado varias. Toda ella, por supuesto, aderezada por la lacrimógena canción de Celine Dion ("Siempre te amaré") que una vez más es lo que consigue que la trama completa se quede en el cerebro. A punto de entrar en la era de Internet, que lanzaría la teoría alternativa sobre el hundimiento de este transatlántico (una conspiración para acabar con los banqueros que se oponían a la creación de la Reserva Federal), la película utilizaba la falsificación histórica para afianzar la versión oficial sobre un tema polémico, en este caso, el extrañísimo hundimiento del barco más avanzado

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hasta ese momento construido, estrellado contra un iceberg en su primer viaje. En esta década de los noventa, el genio judío Steven Spielberg se especializó en la escritura de la historia con la obra maestra del trauma generalizado: "La lista de Schindler" (1993). Rodada en blanco y negro, "La lista de Schindler" constituyó uno de esos momentos históricos de la historia del cine: millones de personas a lo largo del mundo lloramos ante la aterradora maldad de los nazis que sacrificaban a los judíos en el guetto de Polonia. La verosimilitud de la acción y el que estuviera "basado en supuestos hechos reales" hizo que nuestro inconsciente perdiera el sentido de que estaba viendo una obra de ficción y no una realidad, por lo que todos y cada uno de los que fuimos a ver esa película salimos traumatizados del cine. Entre todo el largometraje sólo hay un detalle de color, y es el abrigo rojo de la niña que es montada en un convoy donde será sacrificada y recuerda a la caperucita del cuento de niños. Este inteligentísimo detalle, que apela a nuestro inconsciente con el color rojo (la sangre) y la niña (la virgen sacrificada) quedará grabado en el inconsciente colectivo tras un cúmulo de horrores que dejará impresa la idea de que el sacrificio generalizado del pueblo judío realmente existió. Décadas atrás, el maestro Hitchcock había utilizado este mismo recurso subliminal, también con el color rojo, para jugar con la mente del espectador, generándole un trauma. Curiosamente, ese detalle de la película en blanco y negro con un toque de color (en rojo) también apareció en la desasosegante película del novel director danés Lars Von Trier "Europa" sobre un ingenuo norteamericano que se ve envuelto en una conspiración terrorista nazi después de la Segunda Guerra Mundial. Sincrónicamente, esta película se estrenó en el mismo año (1991) que otra película con el mismo título pero repetido "Europa, Europa" de la directora judío-polaca Agneska Holland sobre un niño judío que escapa del holocausto haciéndose pasar por miembro de la juventudes nazis. Curiosamente, estos tres filmes se estrenan unos meses antes de la creación de la Unión Europea (1993) dejando subliminalmente claro quién estaba detrás de esta organización. Por si tenéis alguna duda, buscad la letra de la canción del grupo sueco "Europe": titulada "El final de la cuenta atrás", que coincidió, curiosamente, con la aprobación del tratado europeo que llevaría hasta la mencionada Unión Europea. Todos estos actos "culturales" pertenecen a la misma secuencia propagandística. El tremendo shock traumatizante conseguido con "La lista de Schindler" lanzaría al salón de las herejías perseguidas penalmente a los historiadores que por aquellas fechas ponían en duda la lista, precisamente, de los judíos muertos durante la Segunda Guerra Mundial, como Irvin o Zundel; la era de Internet acabaría dándoles la razón y se comprobaría que

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había sido una completa exageración. Las cifras de la Cruz Roja hablaban de "únicamente" 320.000 personas. Sin duda alguna, estas producciones, más las que se seguirían haciendo (como "El niño del pijama de rayas" o la oscarizada "La vida es bella") contribuirían a cerrar toda discusión posible sobre estos hechos, pues el trauma provocado impedirá que la gente sea capaz de razonarlo: un trauma, aunque sea en una película, genera una herida emocional tal que el cerebro asume otra realidad, con tal de no revivir ese trauma. Sin duda alguna, la ficción sería una influencia definitiva para la generación de la Opinión Pública sobre el tema del holocausto: baste recordar que, a finales de los años setenta, la durísima serie televisiva "Holocausto" (Shoa) se emitía en televisión española justo DESPUÉS de la tremebunda serie "Raíces" (Kunta Kinte), sobre la esclavitud de los negros africanos. Desde un punto de vista emocional, el estado provocado por el primer argumento se traspasaba al segundo, dotándole de verosimilitud, aún cuando las investigaciones de los propios líderes negros norteamericanos descubrieron que la mayor parte de los traficantes de esclavos (conocidos como "piratas") eran... judíos. Ese fue, por cierto, el motivo más claro del asesinato del mencionado Malcolm X. El papel preponderante de Steven Spielberg en la creación del inconsciente colectivo quedaría marcado con la superproducción bélica con claro apoyo del ejército USA "Salvar al soldado Ryan" (1998), con Tom Hanks en un papel protagonista y que se apuntó a la introducción del gore en el cine. Las ya de por sí violentas películas bélicas adquieren así la categoría del "hiperrealismo" gracias a la calidad del sonido digital y los efectos especiales de los balazos que acaban con una exhibición de sangre. Curiosamente, esta historia de un escuadrón que lucha para rescatar a un compañero tendría una reedición (en la vida real) con "Salvar a la soldado Jessica Lynch"; un engaño montado durante la guerra de Irak para salvar, supuestamente, a una guapa soldado que resultó ser una labor de propaganda por parte del ejército norteamericano. Una vez más, la ficción creaba la realidad. En 1993, cuando, al albor de la ingeniería genética, las teorías del diseño inteligente echaban por tierra que la evolución hubiera podido producirse por casualidad, Spielberg fue embarcado en otra gran superproducción en la que convivían los dinosaurios y los humanos ("Parque Jurásico") destinada, precisamente, a hacer ver que esta posibilidad era parte del mundo de la ficción, y no de la realidad. Ya en el siglo XXI, Spielberg seguiría reescribiendo la Historia con "Amistad" (sobre la esclavitud de los negros) o "Lincoln" (rehaciendo la verdad sobre el asesinato del antecedente de JFK). En 1992, el aclamado director de cine Woody Allen rompe con su pareja y musa durante varias décadas, la actriz Mia Farrow, con la que consagró un nuevo tipo de pareja consistente en que cada uno vivía en su

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propia casa, a pesar de que ella se dedicó a adoptar niños de diferentes partes del mundo. Una de esas niñas adoptadas (la coreana Son Yi) se convertiría en amante y posterior esposa de su padrastro, que la sacaba fotos desnuda cuando todavía era una niña. A raíz del proceso de divorcio, Mia Farrow denunció que Allen había abusado sexualmente de otros tres de sus hijos, uno de ellos, biológico. Dado que las películas de Woody Allen son un libro abierto sobre su propia vida, no hay más que acudir a la película "Manhattan", por ejemplo, para darse cuenta de su predilección por las niñas, y darse cuenta, también, que el fantasma del adulterio planea sobre toda su obra. En el año 1989, Allen rueda uno de los mediometrajes de "Historias de Nueva York", junto a Scorsese y Coppola. El suyo es todo un cuadro del complejo de Edipo que ofrece muchas claves sobre su propia vida. El título "Edipo reprimido" no deja ya ningún lugar a dudas en cuanto a que vamos a ver una más de las obsesiones freudianas de Woody Allen y, por si alguien tiene alguna duda, su sempiterna charla con el psicoanalista es el hilo conductor del relato. (Recordemos que el psicoanalista es el rabino de los judíos ateos). En la primera escena, la madre de Woody ya le echa en carga abiertamente haberse cambiado el apellido para ocultar su raíz judía (... Stein); algo que Woody hizo realmente (Konigsberg es su verdadero apellido). El personaje interpretado por Mia Farrow (su mujer en aquella época) tiene tres hijos de otro matrimonio, al igual que sucedía a la actriz cuando estaba con Allen. Así pues, ambos, de alguna manera, están interpretándose a sí mismos porque a la madre de Allen no le gusta Farrow y, como veremos, es por su condición de no judía. La viejita madre de Allen representa el judaísmo como grupo, como secta, de la que él quiere escapar; por eso disfruta cuando le clavan las espadas en las divertida escena del mago que la saca al escenario. Por eso, también, disfruta más del sexo cuando desaparece, y hace que el detective encargado de buscar a su madre desaparecida con el truco de magia deje de buscarla, porque se siente LIBRE. El judío (Allen) se siente libre cuando deja de ser judío pero al mismo tiempo, siente un enorme complejo de culpa por la desaparición de su madre, es decir, su tradición que le da seguridad. Todo judío ateo se debate en este mismo dilema: quiere ser libre pero no puede vivir sin su comunidad... De hecho, cuando discute Mia Farrow sobre su desaparición afirma: "¡una vieja JUDÍA ha desaparecido en una caja!". Allen está proyectando la paranoia de la conspiración contra los judíos en este episodio: la han hecho desaparecer PORQUE ES JUDÍA. (Como en el holocausto, vaya). De pronto, la madre de Woody Allen se transmuta y aparece en el cielo, y es capaz de ver todo lo que pasa, llegando a ayudar a la policía a

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resolver crímenes. La madre representa a Jehová y el Gran Hermano que todo lo vigila: el Estado policial judío-sionista. "El Ojo que todo lo ve" es, por tanto, judío, y es el que da los datos para resolver los crímenes. Al verla, despiertos, por encima de los rascacielos de Nueva York, uno no tiene ninguna duda de quién manda en esa ciudad... Pero al mismo tiempo, el judaísmo traumatiza a Woody Allen y no le deja ser feliz: hace que todo el mundo se ría de él. Todo el mundo opina sobre él (como judío), lo que representa el poder del propio judaísmo para desacreditar a una persona. La madre (el judaísmo) se opone a su relación con Mia Farrow (cristiana) y le dice que no puede adoptar sus niños. De hecho, Allen jamás se casó con Mia Farrow ni convivió con ella, porque cada uno vivía en un apartamento, algo de sobras conocido, por otra parte. Todavía más significativo es conocer que, por aquella época (1989), y de acuerdo a la declaración de Farrow (censurada en Internet), Allen estaba abusando sexualmente de los hijos adoptados de su compañera (y de uno en común), por lo que la recriminación de la madre de Allen también se puede entender como el complejo de culpa por lo que estaba haciendo el propio Allen Konigsberg en la vida real. ¡Es el inconsciente de Woody el que está tratando de exorcizar sus demonios con este mediometraje! Si necesitáis alguna prueba más: ¡La madre llega incluso a llamar "puta" (en yiddish) a Farrow! ¡Allen está con una puta-goyim! Viendo que su madre (su conciencia judía) no le deja en paz, Allen decide consultar a una maga... judía (apellidada Marx) que representa la comunidad sionista, pues, después de hacer unos trucos new age, por fin acaba reconociendo que no es espiritual y que en realidad todo es un timo. Antes de salir de casa de la maga (Y ATRAVESAR UNA TIENDA DE COMIDA KOSHER), se entiende que la no-maga judía (el sionismo) y él se han enamorado. Seguidamente, Allen va a su casa, donde se encuentra una carta de Mia Farrow diciendo que no puede más y le deja. (En realidad, esa carta, obviamente, la ha escrito Allen para que su entonces pareja la leyera como si fuera suya, con lo que estaba diciéndole en ese año 1989 que le dejara... cosa que hizo en 1992, cuando se enteró de que estaba abusando sexualmente de sus hijos). Acto seguido, Allen le dice a su madre que se ha enamorado de la no-maga (judía) y, de repente, la madre desaparece del cielo y reaparece en carne viva, santificando su unión con la maga judía, es decir, el sionismo. Precisamente, el sionismo vendría a ayudar a Woody Allen con el juicio por abusos sexuales, consiguiendo quedar indemne (aunque perdería la custodia de los niños) e, incluso, ¡QUE TODOS LOS PAPELES DESAPAREZCAN DE INTERNET! ¿Conocéis alguna otra persona que haya conseguido borrar su historia previa de Internet? ¡Yo, no!

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Al poco tiempo de que Mia Farrow le demande por abusar sexualmente de sus hijos, Allen estrenó la película "Deconstruyendo a Harry" sobre un hombre que está desenfocado, es decir, que se ve borroso. Evidentemente, lo que está desenfocada es el alma del propio autor, que se refleja a sí mismo sin esconderse demasiado: un escritor que cuenta todo sobre su novia, que le ha dejado, a través de sus personajes, como es norma en el judío neoyorquino. Para que todo quede claro desde el principio, la película empieza con una felación adúltera de uno de los personajes del escritor, interpretado por el propio Woody Allen. Siempre con el psicoanalista como punto elemento central de la trama, Allen comenta que le encantan las putas, habla de su primer matrimonio, en el que le fue muy mal; por eso se iba de putas, porque no le excitaba en la realidad. Como en todas sus películas, nos encontramos con la obsesión por Freud. En un momento de desánimo, Allen va a ver a su hermana, que está casada con un judío ortodoxo, y ambos le critican por haberse apartado de la tradición con una frase tan lapidaria como verdadera: "A él sólo le interesa el nihilismo y el orgasmo". En el minuto 53, su familia le echa en cara que no es un verdadero judío pero él se defiende diciendo que sí le preocupa lo de los 6 millones pero que "se puede superar". "Eres un judío que se odia a sí mismo", le dice su hermana. "Paranoia judía", le responde Allen. "Si se muere un bosnio, un italiano, o un italiano, ¿cuál te importa más?": "el judío porque es mi gente", responde. Allen contrata a una puta para que le ate, le pegue y le haga una felación y acaba llevándosela consigo a la entrega de un premio que le van a dar en una universidad mientras él, por dentro, se desprecia profundamente a sí mismo. "No tengo alma", llega a afirmar. A lo largo de la película, Allen discute con sus propios personajes, muestra de que son parte de él mismo y habla de tres mujeres, las mismas que ha tenido él. En la boda final, hebrea, las personas van vestidas como en "La guerra de las galaxias" y en una de las conversaciones hablan de un señor que mató a gente y se los comió, es decir, canibalismo. Al final, el Allen real se pone borroso y va al infierno, donde se encuentra con el también judío Billy Cristal, llegando a una rápida conclusión tras ver la cantidad de chicas que hay: "no es está tan mal". Allen da una visión bonita del infierno y, por si hubiera alguna duda, acaba reconociendo algo que muchos desconocíamos: "Los judíos no creemos en el Cielo" (!!) El asunto de los abusos sexuales de Woody Allen llegó a los medios de comunicación de todo el mundo en los años noventa pero, extrañamente,

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fue olvidado, convirtiéndose en el segundo pedófilo que siguió perteneciendo a la aristocracia del espectáculo tras ser condenado por este tipo de abusos (perdió la custodia de sus hijos). El otro también es cineasta, y también es judío: Roman Polanski, que violó a una niña de 13 años mientras le hacía fotos desnuda en casa del actor Jack Nicholson... Sí, el mismo actor que encarnaba al diablo y convertía a las provincianas Cher, Susan Sarandon y Michelle Pfeiffer en "Las Brujas de Eastwick"... Conforme se acercaba el cambio de siglo, la realidad que mostraba la hermana pequeña del cine (la tela) se fue volviendo más y más patética, convirtiéndose los medios de comunicación en una franquicia de esos nuevos dioses que eran los actores, a los que se sumaron los futbolistas, capitaneando a los deportistas de "alto nivel" como la nueva aristocracia. En la carrera por conseguir desencadenar la emoción del espectador, la televisión norteamericana patentó los programas de "cups", es decir, de emergencias, siguiendo las andanzas de unidades de la policía de paisano o ambulancias del 911. Así fue como las sirenas se convirtieron en la banda sonora de las ciudades, de forma que, si no había sirenas, parece que no había vida: todo ello había comenzado en las películas, fueron esas cintas de cine negro y mafiosos las que nos acostumbraron al sonido permanente de las sirenas como parte de la vida "excitante"; la divertida. El silencio era aburrido. Una vez más, el cine volvió a anticiparse a estas tendencias con dos películas estrenadas en Estados Unidos y Europa ¡el mismo año! (1992). La europea fue de nacionalidad belga y mostraba a un equipo de televisión que sigue las fechorías de un asesino en serie y ladrón registrando todas sus reflexiones para mostrarlas en un documental, al tiempo que el psicópata prosigue con sus criminales actividades sin que los periodistas hagan nada por detenerlo. Se llamó "Sucedió cerca de su casa" y, curiosamente, al poco de que llegara a los cines se estrenaron franquicias de programas televisivos con nombres y argumentos parecidos como "Sucedió en Madrid", en diferentes lugares del mundo. Un servidor trabajó en este mismo programa... entre los años 1993 y 1994. La segunda la protagonizó el actor Joe Pesci, y es la historia de un fotógrafo judío, llamado Leon Bernstein, considerado el mejor fotógrafo de sucesos de la ciudad en los años 40, porque consigue llegar al lugar del crimen al mismo tiempo que la policía (!!). Gracias a ello, sus fotos siempre muestran el horror y el pánico que los demás desean ver. Cuando la atractiva viuda Kay Levitz, propietaria de un elegante club nocturno, le pide ayuda contra la mafia, que le presiona con las deudas de su difunto marido para que venda su negocio, Bernstein accede. ¿Cuál es su secreto? Está conectado a la antena de radio de la policía. (Tanto Bernstein como Levitz son, por supuesto, apellidos judíos).

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Justamente el rádar era o que yo utilizaba cuando trabajaba en el turno de noche de Telemadrid y se pusieron de moda ese tipo de reportajes. ¿Es mucho especular el pensar que fue esto lo que dio la idea a los programadores televisivos? Mi jefa por entonces, Ángeles Yagüe, era una de esas cinéfilas, adictas a los cines de versión original... EL REINADO DE LOS FREAKS En la década de los noventa, el rock and roll, los tatuajes y las conductas de hace tres décadas, cuando vimos "Easy Rider", eran contraculturales, se volvieron masivas: la realidad se volvió "freak" o rara. No sólo los personajes de seres con algún tipo de retraso mental o social, como en "Rainman" (Dustin Hoffman, 1989) o "Forrest Gump" (Tom Hanks, 1994) se convirtieron en fenómenos de masas sino que las historias que contaban las películas se lanzaron a describir vidas torturadas, extrañas y al límite. La explicación más sencilla para esto es que la repetición de los esquemas repetidos hasta la saciedad en los sesenta años anteriores ya no daban para mucho más y, por tanto, para conseguir epatar a la sociedad hacía falta rebuscar en el sombrero del mago algunos arquetipos más estrafalarios: vidas extremas. Bichos raros como Tim Burton alcanzaron el estrellato con sus fábulas con actores que, en realidad, están sacadas del mundo de los cómics. Conocido por la película de fantasmas "Beetlejuice", "Eduardo Manostijeras", "Pesadilla antes de Navidad", "Sleepy Hollow" o dos de la saga "Batman" fueron sus credenciales para convertir en imágenes las historias de terror con tintes de cuento infantil. Todas estas películas hablan de una realidad espiritual del lado oscuro o, directamente, satánica. A la vera de Burton, ascendió como la espuma el guapo —femenino— del cambio de siglo Johnny Depp, que ejemplificó al nuevo hombre delicado y aniñado que haría furor en la década de la igualdad entre el hombre y la mujer: para las más maduritas quedarían los Harrison Ford y demás especímenes de la era en que hombre y mujer eran claramente diferentes. Depp conquistaba desde su incapacidad para tocar a su amor en "Eduardo Manostijeras" (sus manos eran tijeras) y llegaba al corazón de los espectadores interpretando al hermano de un tullido dentro de una familia freak en "¿A quién ama Gilbert Grape?", película que lanzó a la fama a la actriz judía Juliette Lewis. En 1995 un ya consagrado Burton recibió el encargo de realizar "Batman Forever", una película con bastantes paralelismos con "Top Gun" pues vuelve a mostrar al héroe que se debate entre el amor de una psicóloga con querencia por las personalidades múltiples y su nuevo "socio", Robin. Plagado de símbolos illuminati como que el sarcófago es un ascensor al inframundo, el malo interpretado por Jim Carrey se quiere hacer con el control manipulando las ondas cerebrales del público a través de un

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dispositivo 3-D en la televisión que bien podríamos identificar con el moderno descodificador digital. Además, se habla expresamente de extraer imágenes de las mentes y de proyectar "fantasías holográficas". El actor que encarna a Batman es Val Kilmer, que hacía de "amigo gay" de Tom Cruise en "Top Gun", mientras que la psicóloga que no sabe reconocer que su superhéroe es el hombre que ama es... ¡Nicole Kidman! El vampiro bueno, Batman, hace una afirmación claramente esquizofrénica al afirmar: "yo creo que todos somos personas, la de día y la que guardamos a la sombra". Pero sin duda el director de cine más asociado con el mundo de lo raro es David Lynch, quien alcanzó el estatus de "cineasta de culto" por filmar historias vacías como "Cabeza borradora" o "El hombre elefante" que consiguen epatar al telespectador por su cuidada fotografía y unas buenas dosis de márketing intelectual. Es decir, hacerte creer que por el hecho de mostrar una realidad extrema ha realizado una obra de arte: en aquella época ese era uno de los baremos para calificar cuándo estábamos ante un "artista". Con "Terciopelo Azul" (1986), David Lynch consiguió llevar al gran público el síndrome de Estocolmo, en el que el secuestrado se identifica con su secuestrador, una trama que bastantes años después se vería hecha realidad cuando se liberaron distintas niñas que habían sido secuestradas en los años noventa como la austríaca Natalia Kampusch, por ejemplo. (¿Les dieron ideas estas películas?). El "trabajo" de Lynch consistió en realizar películas desestructuradas, sin sentido, en la creencia (verdadera) de que el público acabaría pensando que, si no es capaz de entenderlas, es porque el director es muy listo... y ellos muy tontos. El estilo de Lynch consiste, simple y llanamente, en desestructurar el montaje de las escenas, tanto por contenido como temporalmente, de manera que entrecruza escenas del presente y del pasado, y de diferentes protagonistas sin comprender la trama en su conjunto: el espectador que así totalmente perdido y, evidentemente, ni siquiera sabe interpretar lo que le quiere decir el "artista", que se aprovecha, literalmente, del espectador, al tiempo que le saca del dinero. En definitiva: un timo por el que debería devolver el dinero del ticket. En tiempos de total estupidez y con los valores estéticos nadie-sabedónde-están, la apuesta de Lynch tuvo éxito y se permitió en 1995 mostrar la segunda escena sexual abiertamente lesbiana en una película comercial, la inexplicable "Mullholand Drive", que lanzó a la fama a una íntima amiga de Nicole Kidman llamada Naomi Watts. Para el crítico Stephen Holden, esta película es un profundo reflejo del atractivo de Hollywood y de los cambios de carácter y autoinvención que la experiencia de las películas proporciona. ¿Qué mayor poder hay que el de la cultura? La calle que da título a la película es, efectivamente, una de las avenidas más importantes de Hollywood y el personaje masculino es un director de cine, que viene a

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ser un álter ego del propio David Lynch: así que nos quiere contar algo en relación a las dobles caras de Hollywood pero, en realidad, es muy poco claro. Del mismo año, pero mucho menos conocida es la interesante "Tramposos en Hollywood" que relata cómo tres actores veteranos en paro utilizan sus dotes para la actuación al engañar a unos mafiosos que han robado un dinero de un casino de Las Vegas, gracias a la idea de una aspirante a estrella de Hollywood. La interesante propuesta del "cine dentro de cine" (nacido del best seller de Leon de Winter) es que toda la trama facinerosa iba a ser un guión de cine y, posteriormente al atraco, se convierte realmente en una película, financiada por los propios mafiosos, con lo que realidad y ficción se entrecruzan irremisiblemente y nos deja la duda que planea por todo este relato: ¿cuántos guiones de películas no son más que dramatizaciones de hechos ocurridos en la realidad? Como hemos visto, una parte de los directores ascendentes provenían del cine gore o extremo, y otros tantos estaban unidos al mundo del cómic, por lo que su representación de la realidad era tan distorsionada como el propio género. Los hermanos judíos Coen alcanzaron también el estrellato desde el —supuesto— underground para mostrarnos personajes freaks, raros como "El Gran Lebowski", "Barton Fink" o "Fargo", en los que el humor se pirra por lo rarito pero que, al mismo tiempo, es una penetración en el mundo del mal, presentándonoslo como algo divertido. La característica común a las películas de los Hermanos Coen es que convierten a los "freaks", es decir, los raros, en los héroes. Personajes vagos, tontos o miedosos se convierten en héroes casi sin quererlo; lo cual da la vuelta al arquetipo del héroe y conecta con la tipología de personas obsesionadas con los cómics y cuyas vidas han sido prácticamente diseñadas por sus héroes, y que no pueden ser más diferentes de ellos... Los héroes de Coen son cínicos, mentirosos, falsos y, a veces, patéticos: su éxito debe atribuirse, precisamente, a esto. En el año 2012 alcanzarían gran éxito con la psicopática "No es país para viejos", interpretada por Javier Bardem en el convincente papel de un asesino, un rol que repetiría en la última película de la saga de James Bond con escena gay incluida, por supuesto. En 1989, el director de cine independiente Gus Van Sant realiza un remake de "Bonnie & Clyde" pero esta vez contando la historia de dos yonquis que atracan farmacias para sacia su adicción: la película afianza la estela del nuevo ídolo para las mujeres Matt Dillon y continúa ensalzando las vidas al límite y la droga como un heroísmo, autodestructivo, pero heroísmo ("vive deprisa, muere joven, y harás un bonito cadáver"). Como dato nada anecdótico, en la película de la que hablo, "Drugstore Cowboy", aparece el héroe de la contracultura y politoxicómano superviviente William Burroughs en el papel de... un cura yonki amigo del protagonista.

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Burroughs fue uno de los ideólogos del movimiento gay y pederasta confeso. En 1991, el propio Gus Van Sant "sale del armario" al contratar a dos desconocidos y jovencísimos actores llamados River Phoenix y Keanu Reeves para protagonizar "My Own Private Idaho": una historia sobre dos chaperos de viaje por Estados Unidos. Ambos son lanzados a la fama a partir de ahí, aunque el primero ya había triunfado siendo un niño en la película de aventuras infantiles "Stand by me", al lado de Corey Feldman y posteriormente en "La Costa de los Mosquitos", junto a Harrison Ford, en la que, curiosamente, se relata una historia muy parecida a la que había vivido su propia familia, hippie. El segundo es hijo de una stripper, separado de su padre siendo muy niño. Dos años después, el prometedor River Phoenix fallecería repentinamente a las puertas de una discoteca de su amigo Johnny Depp, en una muerte todavía no aclarada pero parece que relacionada con una sobredosis de speedball, lo mismo que mató a John Belusi. La noche de la muerte de Phoenix era la de Halloween, festividad muy querida por los satánicos, y el lugar donde murió finalmente, el hospital judío de Los Ángeles, Sinaí. El suceso ocurrió mientras la banda musical de Johnny Depp, con participación del cantante de la banda de rock Red Hot Chili Peppers, Flea, cantaba el tema "Michael Stipe", referencia al cantante del grupo REM. De familia hippie y judíos por parte de madre, habían vivido en Venezuela dentro de una secta llamada Hijos de Dios (hoy conocida como La Familia Internacional) en la que las mujeres se entregaban sexualmente al líder de la secta, a consecuencia de lo cual los padres se decepcionaron y volvieron a Estados Unidos, donde se cambiaron su apellido original "Bottom" por el conocido "Phoenix" (en referencia al ave que renace de sus cenizas). Todos los hijos de ese matrimonio se dedicarían al cine, pero el que más éxito conseguiría, tras la muerte de River, sería su hermano Joaquin Phoenix. El compañero de rodaje de River en "Stand by me", Corey Feldman, denunciaría públicamente años después haber sufrido abusos sexuales en su época de niño estrella y diría que eso era completamente habitual en esos ambientes. Dado que Feldman también es judío, esto prueba que, en realidad, este grupo religioso es utilizado por los satánicos. Una vez muerto River Phoenix, el mencionado director gay Van Sant seguiría trabajando con la misma familia al elegir a su hermano Joaquín para interpretar a uno de los tres estudiantes seducidos por una perversa profesora que los convence para matar a su marido, y dejarle así expedita la puerta para triunfar como actriz. El papel del marido tontaina en "Todo por un sueño" es adjudicado al otrora macho alfa, Matt Dillon, mientras que la emergente australiana Nicole Kidman interpretaría demasiado

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convincentemente este papel de seductora de menores en esta película que retrata con una verosimilitud extraordinaria el ambiente de la televisión ya en aquellos años 1995. La película da la vuelta al cuento de hadas del príncipe azul; en este caso, la princesa lo que quiere es acabar con él porque lo considera un obstáculo para su ambiciosa carrera televisiva. Para ello, seduce a un adolescente con el que tiene relaciones sexuales y al cual convence para que mate al macho alfa, Matt Dillon. La película de 1995 está estructurada a partir de un reality show en el que los familiares de ambos cónyuges cuentan cómo fue la historia, adelantándose unos años a la profusión de esos programas en todas las televisiones del mundo. El retrasado mental que interpreta Joaquín Phoenix sufre una especie de hechizo por parte de Nicole Kidman a través de la TV, lo que se mezcla con sus propias visiones de películas de zombies: "Yo sólo me siento vivo cuando estoy contigo", en referencia a que el sexo con la bruja Kidman le hace sentir vivo y es todo un curso de cómo se puede convencer a alguien para cometer un crimen. Curiosamente, a raíz de esta película, los casos de profesoras que sedujeron a sus alumnos se multiplicaron, comenzando por la historia de Mary Kay Letourneau, que tuvo varios hijos con su alumno, que por aquel entonces contaba 13 cuando tenía 24 años. Kidman volvería a repetir otra escena sexual con un niño, en este caso de 10 años, en la película "Birth", que cuenta la historia de la hipotética reencarnación de un marido muerto en un niño de esa edad. Obviamente, la verosimilitud de la película amplificó la idea new age de que uno se puede enamorar del alma de alguien con el que tuvo un encuentro en otra vida, lo que justifica la pederastia o la homosexualidad... o la transexualidad. En la década de los noventa, las películas románticas verían un cambio en el rol de la mujer, haciéndose mucho más dura, y sobre todo, del hombre, quien, acompasado con la culpabilización por todos los males de la Historia que le endosó el feminismo, comenzó a verse desdibujado, atribulado, en personajes como los que representarían Nicholas Cage o el propio Keanu Reeves. El camino hacia la fama de Nicholas Cage se explica con bastante facilidad al conocer que es sobrino del director Francis Ford Coppola; tan descarada era la ayuda que se cambió el apellido para que no fuera tan evidente. Su salto a la fama llegó con los hermanos Coen en la salvaje comedia "Arizona Baby", que le encasilló en el personaje del hombre hiperemocional, exagerado y superemotivo. Un aspecto que explotaría el mencionado David Lynch en "Corazón salvaje" junto con Laura Dern, hija de los actores Bruce Dern y Diane Ladd y nieta del ex secretario del Ministerio de la Guerra, George Dern. Cage alcanzaría notoriedad por su método de actuación que él llama "chamánico" y que viene a ser una posesión espiritual, que explotó en la mencionada "Wild at Heart",

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invocando el espíritu de su ídolo, Elvis Presley. (Curiosamente, el 10 de agosto del 2002 se casaría con la hija del rey del rock and roll, Lisa, divorciándose de ella ¡el 25 de noviembre del mismo año!). Su interpretación más celebrada aconteció en 1995 cuando estrena "Leaving Las Vegas", en la que retrata a un alcohólico en su absurda lucha por autodestruirse junto a una prostituta, interpretada por la bella Elizabeth Shue, hija de la vicepresidente de la Corporación química bancaria y del presidente de International Food and Beverage Corporation. Esta película traumatizó tanto a una generación que el grupo musical español Amaral compuso una canción inspirada expresamente en ella llamada "Moriría por vos" en la que cantan exactamente "... como Nicholas Cage en 'Leaving Las Vegas". Curiosamente, el primer gran éxito de Cage fue una comedia de vampiros, titulada "El beso del vampiro", de 1989, que profundizaba en el género de los vampiros románticos. Aunque ya vimos comenzar este fenómeno con el triángulo de "El Ansia", compuesto por David Bowie, Susan Sarandon y Catherine Deneuve, en los años noventa nos encontramos con que el género de las películas de vampiros se transmutó en comedia romántica, con la consiguiente confusión entre amor y vampirismo, a nivel subliminal, que ello implica a la luz del evidente poder del cine sobre el comportamiento humano. La temática se generaliza en esta década con "Entrevista con el vampiro" (1994), en la que Tom Cruise, Antonio Banderas, Christian Slater y Brad Pitt dan la vuelta al comedor de sangre, humanizándolo hasta convertirlo un personaje atribulado y romántico. Es decir, alguien con quien te puedes identificar. Al final de la película, y como colofón, el personaje interpretado por Brad Pitt dice que "ha comenzado a salir el sol después de 200 años" mientras contempla en un cine las películas "Nosferatu", "Supermán" y "Lo que el viento se llevó". En la última escena, el vampiro Tom Cruise ofrece al reportero Christian Slater la oportunidad de la vida eterna mientras suena por la radio la canción de los Rolling Stones "Simpatía por el Diablo", que dio origen al sacrificio de una persona en el mencionado concierto de Altamont de 1969... ¿Recuerdas? Francis Ford Coppola hizo su propia reescritura del tema con "Drácula de Bram Stoker" en 1992, protagonizada por Gary Oldman, la más fiel a este libro que, por si no lo sabes, fue escrito por un miembro de la sociedad secreta Golden Dawn, del satánico entre los satánicos, Aleister Crowley. Fue dentro de las sociedades secretas inglesas del siglo XIX donde nació el género de la novela gótica y de terror, que alumbraría en el siglo siguiente este género cinematográfico y la tribu urbana de los "siniestros" o "góticos", individuos identificados con el estilo de vida oscuro y la automortificación, cuya película señera es "La Familia Addams".

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He extraído este resumen de la película del blog paideia-cultura porque me parece sintomático de lo que consiguieron: "El Drácula magistralmente interpretado por Gary Oldman es un claro héroe romántico e incomprendido, un ser penoso víctima de su amor y su odio. Durante toda la película crece el sentimiento de pena hacia el conde Drácula, desesperado por conseguir reencontrarse con Mina-Elisabetha, su eterno amor, por el que ha 'cruzado océanos de tiempo'. Los vampiros son monstruos, sí, traen consigo la muerte; pero no son seres malvados, no han elegido tener que beber sangre para sobrevivir". Repetiré las últimas palabras del bloguero por si hubiese alguna duda sobre la disonancia cognitiva originada por estas películas: "Los vampiros son monstruos, sí, traen consigo la muerte; pero no son seres malvados, no han elegido tener que beber sangre para sobrevivir". Sin duda alguna, este era el objetivo de la producción de estas películas: dignificar a los vampiros. Quizás os interese saber que a principios del siglo XXI, durante una visita a Transilvania, el príncipe Carlos de Inglaterra reconoció ser familiar del famoso conde Vlade Tepes, Drácula. Sí, lo has leído bien: la familia real británica desciende del conde Drácula. En 1992, se estrena la película "Instinto Básico" en la que el macho de los ochenta, Michael Douglas, es seducido por la perversa escritora de novelas de terror psicológico interpretada por Sharon Stone. Su personaje de la escritora Trimell se convertiría, sin duda alguna, en el icono sexual de los años noventa porque durante todo un interrogatorio con la policía enseña sus labios vaginales y, sobre todo, por las escenas lésbicas en una discoteca. El masculino psicólogo-detective sucumbe a los encantos de la feminista gay y está a punto de perder su pene por medio de un picador de hielo. Este acto fue la inspiración para la hispana Lorena Bobbit, quien dos años después de estrenarse esta película cortaría el pene, en la realidad, a su adúltero marido. Amplificado hasta la extenuación por los medios de comunicación, Lorena Bobbit se convertiría en un ídolo para las exterminacionistas del macho, que en esta década llevarían su estrategia hasta el límite. Sin duda alguna, el hecho de que Michael Douglas, el yuppie de Wall Street, fuera posteriormente acosado por la loca Glenn Close en "Atracción Fatal", más tarde a punto de perder su pene en "Instinto Básico" y posteriormente acosado sexualmente por su jefa Demi Moore en "Acoso" (1994) con felación incluida, no es una casualidad sino una serie de filmes que forman parte de una secuencia premeditada. En realidad, si vemos estas películas como una secuencia de experiencias que le han hecho vivir a Michael Douglas en sucesivos años, los ingenieros sociales que idearon esta secuencia nos estaban mostrando, por adelantado,

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la caída en desgracia del varón, en el tiempo en el que la Ideología de Género se convertía en ideología mundial, la Conferencia de la ONU en Pekín 1994. Los cotilleos sobre la polémica película "Instinto Básico" cuentan que Sharon Stone había ejercido la prostitución de alto nivel en los años previos a esta película y se cuenta, incluso, que la escena de sexo entre los dos fue real. Curiosamente, Michael Douglas se convertiría en un adicto al sexo (además del alcohol) después de este rodaje, mientras que Joe Eszterhas, el guionista, se arrepentiría unos años después de haber escrito esa película y se convertiría en cristiano de base. Pero todavía nos queda una aparición estelar más de Michael Douglas: en el año 1993 protagoniza la película "Un día de furia". Casi todo el mundo sabe que "Un día de furia" se desencadena a partir del cabreo ante un atasco monumental, que va alterando más y más a un ciudadano normal hasta convertirlo... en un asesino. El asunto que probablemente habréis olvidado es que el protagonista es un padre separado... al que su mujer ha puesto una orden de alejamiento y, a causa de ello, no puede ver a su hija, en el día de su cumpleaños. La matanza en la que degenera la película se genera pues, a partir de la política de género y la negación del rol paterno. Y estamos en el año 1993, ojo: en aquel momento no se había desatado la paranoia mediática sobre la amenaza a la mujer que suponía la virilidad, el hombre, en sí mismo. Como todas las buenas películas (y esta lo es), la manipulación es tremendamente sutil, y no podía ser menos porque esta película "creó" (no sé si utilizar las comillas) la realidad en la que viviríamos desde ese año hasta que la Paranoia ha quedado descodificada. El asunto es que te identificas con el protagonista, que llega a matar a un vendedor de armas ¡que le regala un bote de Zyklon B con el que, le dice, "mataron a los judíos"! (O sea, que de paso, te meten el cuentecito otra vez, y es curioso, porque Kirk Douglas, padre de Michael, era judío). ¿Más detalles? Pues todo ocurre alrededor de Hollywood, en Los Ángeles, con lo que, de rebote queda claro que la paranoia de la violencia de género ha nacido allí. Michael Douglas trabaja para una contrata del Ministerio de Defensa y se encarga de fabricar misiles, habiendo quedado en el paro: una referencia soterrada a los grupos que defienden la defensa personal a través de las armas. También resulta altamente significativo que el policía que le detiene (Robert Duvall) haya perdido una hija a manos de su propia mujer, que le tiene prácticamente castrado. ¡Mujeres matando a sus hijas, como más tarde ocurriría! Más curiosidades significativas. En un momento de la película, antes del desenlace, se dice: "¿Sabías que en algunos lugares de Latinoamérica es

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lícito matar a tu mujer si te insulta?" (Si alguien sabe de algún país donde esto sea cierto, que me lo diga, please). Por fin, al final Robert Duvall se encara con Michael Douglas y le mata, tras aclarar que "iba a matar a su mujer y suicidarse después". Es decir, que en ese año 1999 crearon la Realidad que más tarde sucedió. ¿Conclusión? El código secreto de "Un día de furia" es la muerte del varón masculino. De cómo sacar de las casillas a un hombre que cree en la justicia para convertirlo en un asesino y que cave su propia tumba. Lo que posteriormente sucedió. Y todo ello, como digo, viniendo del hijo del libertador "Espartaco", el hombre que llegó a las alturas de la Bolsa en Wall Street y posteriormente se vio acosado por dos mujeres y estuvo a punto de perder el pene a manos de una bella feminista (lesbiana). Obra Maestra de la Manipulación cinematográfica, sin duda. En 1998, a la ex niña libidinosa de "Taxi Driver", Jodie Foster, le "toca" sufrir una violación múltiple en la película "Acusados", junto a Kelly McGillis que, curiosamente, unos años antes había sufrido una violación real por parte de uno de los protagonistas de la serie "Fama", Leroy Johnson. Ambas, McGillis y Foster, se convertirían en lesbianas. ¿Casualidad? Continuando con la lista de traumas vividos en la "ficción", en 1991 Jodie Foster se transmuta en una detective que intenta desenmascarar a un psicópata, interpretado muy convincentemente por Anthony Hopkins. El psicópata de "El Silencio de los Corderos" despelleja a sus víctimas y se mete dentro de ellas; una forma de posesión espiritual demoníaca, no hay duda. La película lleva los métodos del terror psicológico inventados por Alfred Hitchcock a su máxima expresión, mezclándolos con elementos del gore, y catapulta a Foster al más alto escalón entre las féminas heroínas, interpretando a partir de ese momento papeles de mujer capaz y determinada, como en la película "Contact" (1997). En ella, Foster es una científica del gobierno que realiza un viaje en el espacio-tiempo contactando con Extraterrestres de la estrella Vega, lo que servirá de inspiración a las miles de personas que en esta década comenzaron a pergeñar la posibilidad de un contacto con otras civilizaciones humanas. Para muchos, su guión fue inspirado por revelaciones del gobierno oculto sobre cómo se realizan los viajes interestelares y la mejor prueba de ello es que el guión fue escrito por el científico Carl Sagan, al que muchos colocan dentro de la jerarquía que controla la información censurada del más alto nivel. El investigador David Wilcock, que recibió información del agente del MJ 12 encargado de velar por este secreto, Dan Burisch, afirmó que la silla en la que se sienta Jodie Foster en "Contact" es una réplica de la encontrada en los platillos de Roswell. Su secreto reside en que se generan dos campos magnéticos que

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giran en direcciones opuestas rompiendo el espacio-tiempo y permitiendo la salida a otra dimensión. Esta misma tecnología (la silla que conecta con el espacio-tiempo) nos la encontraremos en películas como "Regreso al futuro" (Zemeckis, asesorado por Spielberg), "Stargate" y "X-Men", entre otras, confirmando que las películas de ciencia ficción incluyen un asesoramiento gubernamental con un doble objetivo: por un lado, filtran información útil y por otro, otorgan a estas películas el calificativo de ficción, dejando así que la gente piense que el contacto extraterrestre y este tipo de tecnologías son algo "de película". En 1996 el aclamado Tim Burton estrena "Mars Attacks": un remake de la vieja "Ultimátum a la Tierra" que le sirve para mofarse de estos mismo creyentes en el contacto extraterrestre y parodiar el mencionado real encuentro entre el presidente Eisenhower y una raza de viajeros galácticos, ocurrido en realidad en 1952 (ó 1954, según fuentes): uno de los encuentros que fue reflejado por Steven Spielberg en "Encuentros en la Tercera Fase" pero dándole una variante bélica, pues los extraterrestres vienen en son de guerra. Comienza así la paranoia de la invasión extraterrestre predicha por el científico Werner Von Braun, que fue una de las lumbreras encuadradas en la mencionada Corporación Rand, un comité de sabios que pergeñó las fases que habrían de cumplirse para establecerse el Gobierno Mundial de los seres que quieren acabar con la Humanidad. Como curiosidad, la película se mofa expresamente de la actriz Shirley McLaine, que es parodiada a bordo de un vehículo al encuentro con los extraterrestres que no llega a suceder. Shirley McLaine es una de las figuras más destacadas del movimiento New Age en Estados Unidos y llegó a filmar una película sobre su propia vida y creencias, en la que, como vimos, afirmaba haber sido amante de un primer ministro británico. De momento, ignoramos si Shirley fue también otra de esas "esclavas MK Ultra" que denunció Cathy O'Brien y en las que incluía a Marilyn Monroe y Jane Mansfield, entre otras. Su función era espiar a figuras importantes de la política: a la manera de Matahari, se las ponían en bandeja para que fueran sus amantes... Dejando al margen la película "Kpax" (2001), a partir de esta década las películas de extraterrestres los pintarán siempre en términos malvados, generando una animadversión (inconsciente) hacia estos seres que, paradójicamente, y según la doctrina oficial, no existen. Los extraterrestres vendrían a sustituir al mítico hombre del saco o el coco, como personificación del mal. A finales del siglo XX se estrenan consecutivamente dos grandes superproducciones con esta temática y con el mismo protagonista, el actor negro y ex humorista Will Smith: "Independence Day" (1996) y "Los Hombres de Negro" (1997). Sin duda, ambas están relacionadas y, en realidad, parecen responder a una misma lógica o estrategia. En la primera, se describe uno de los escenarios sobre una terrorífica hipotética invasión extraterrestre que fue anticipado por el

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ingeniero alemán Werner Von Braun. En la segunda, entre gotas de humor, se describe el funcionamiento de un cuerpo especial ligado al mencionado MJ-12 que se ocupa de hostigar a las personas con información sobre ese tema para que no se vayan de la lengua. Son conocidos por su indumentaria, de traje negro. El resultado de estas películas y de las que las seguirán será conseguir que la gente catalogue el tema extraterrestre en la carpeta de "ficción" de manera que no consideren la posibilidad de que ello sea cierto. EL AMOR DE LOS NOVENTA Sin duda, la década de los noventa es la de Julia Roberts, la mujer que consiguió fusionar la dulzura de Audrey Hepburn con un personal toque moderno y sensual. De hecho, la película que la hizo famosa es una evolución de "Desayuno con diamantes"; si en aquella no quedaba del todo claro que Audrey interpretaba a una prostituta de altos vuelos, el personaje de Julia lo es abiertamente. Roberts se hizo famosa con "Pretty Woman" al reinterpretar en 1990 la fábula de "La Cenicienta" en su papel de ramera que conquista al millonario Richard Gere. Tomando como leit motiv la popular canción del mismo nombre de Roy Orbison, Roberts romantizó la prostitución con este filme que emitía el sueño del cambio de vida cuando una conocía a su príncipe azul. Durante su metraje, la amiga prostituta de Roberts (interpretada por Laura Sangiacomo) llega a referirse a Blancanieves como "Putanieves" y, por si hubiera alguna duda de que este filme es la perversión de los cuentos que pueblan el inconsciente colectivo, en la escena final Roberts dice expresamente que siempre había soñado que "un príncipe me rescataría de mi mazmorra". Es decir, que se hizo prostituta para cumplir su sueño. En España, esta película ha tenido tanto éxito que, año tras año, cuando la emiten en TV se convierte en líder de audiencia, suponemos que sobre todo por el público femenino, que conecta con este perverso cuento de hadas. Ignoramos a cuántas chicas esta película les dio motivos para convertirse en prostituta y así conocer a su Richard Gere, pero lo cierto es que desde los años noventa fue tomando fuerza la idea de que prostituirse es una forma normal de ganarse la vida, desechando el rechazo moral de ofrecer el sexo a cambio de dinero. Una vez más, la huella de Alfred Kinsey y la disociación de amor y sexo eran la cobertura ideológica de esta modificación en la moral... que habría escandalizado a los norteamericanos que comenzaron yendo a este pasatiempo. ¿Estaba o no en lo cierto el senador McCarthy? ¿Alguien hubiera podido prever en los años 30 que el cine podría llegar a hacer atractiva la prostitución? Como el resto de compañeras de su generación, tras los habituales papeles románticos (pero con singularidades de la época) Roberts deberá afrontar posteriormente papeles de mujer dura y desenvuelta que, a su vez,

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generarán los arquetipos que las mujeres de los 90 (inconscientemente) querrán emular. Entre todos ellos, destaca el de la abogada judía de causas perdidas "Erin Brokovich" (2000), que encumbrará a Roberts como prototipo de la nueva mujer decidida y heroica. Anteriormente, en "Durmiendo con su enemigo" (1991), Roberts daba comienzo a la paranoia de la violencia de género y la sospecha, ya avanzada en las películas de otras décadas, como vimos, de que su amor es su peor enemigo. Pero Roberts fue pionera, también en lanzarse a los temas políticos y conspirativos. En "El informe Pelícano" (1993), interpreta a una estudiante de derecho que elabora una teoría sobre el asesinato de dos jueces del Tribunal Supremo y que apunta a la existencia de una conspiración. Tras la muerte de su esposo, Roberts se une al periodista interpretado por Denzel Washington en la clásica y agónica lucha contra los conspiradores, plagada de carreras, sudor, luchas... y lágrimas, con el objetivo de desenmascararlos. Sabiendo que Julia Roberts es el arquetipo de mujer triunfadora de los 90 (guapa, dulce, femenina, pero a la vez capaz de actuar en aventuras y situaciones "masculinas") es preciso detenerse en las películas amorosas que ha firmado. En "La boda de mi mejor amigo" (1997), le toca lidiar con el papel de "amiga" que ve cómo Cameron Díaz se lleva a su verdadero amor, con el que ha mantenido una relación clásica de esos años "más que amigos" y genialmente descrita en "Cuando Harry encontró a Sally". En 1999 se vuelve a encontrar con Richard Gere rodando en "Novia a la fuga", en la que interpreta a una mujer que sale huyendo de sus bodas en el último momento. A Gere, que hace el papel de protagonista, le tocará convencerla de que vuelva a confiar en el amor. "Notting Hill", también de 1999, es en realidad un remake de "Vacaciones en Roma", pero en vez de una princesa, Julia Roberts hace de sí misma, es decir, una estrella del cine, que se enamora de un Don Nadie, interpretado por el emergente remake de Cary Grant, el también inglés Hugh Grant. Una película dentro de otra película. En el año 1994, Roberts interpretaría a una periodista del ámbito de la moda dentro de la película coral de Robert Altman "Pret a porter" que desenmascara ese mundillo mostrando la falsedad y la prostitución generalizada que allí se concitan, cosa que sería destapado bastantes años después en el mundo real. Julia no sale de la cama en toda la película, en donde mantiene relaciones sexuales con un periodista deportivo interpretado por Tim Robbins: no se proporciona ninguna información sobre por qué acaban en la cama más que coincidieron en la habitación, pero puedo decir que, en aquella época, esta situación era muy corriente entre periodistas de viaje por esos mundos de Dios. "Cuatro bodas y un funeral" de 1994, fue la respuesta inglesa a estas comedias de enredo, en este caso, con Hugh Grant y Andie McDowell

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encontrándose en una serie de bodas y nuevamente, personificando la pareja que nunca se acaba de unir. El mensaje al inconsciente es que aquellos que se aman siempre están a punto de liarse, pero hay "algo" que se lo impide. A reseñar que esta película empieza a mostrar el arquetipo del "amigo homosexual", estereotipo que ya se anticipó dos años antes en "Los amigos de Peter" y que el modelo del hombre femenino representado por el inglés Hugh Grant se convirtió en el ideal soñado por muchas mujeres. Con la perspectiva de los años, resulta palmariamente claro que la feminización de los héroes masculinos en las películas generó un ideal de hombre amariconado... que acabó homosexualizando a los hombres; era cuando las jovencitas piropeaban a un hombre llamándolo "quesito", ¿recuerdas? Las únicas películas que a partir de aquí fueron capaces de mostrar un amor que no fuera lastimoso y patético vendrán de algunas raras excepciones dentro del cine independiente. El interesante Richard Linklater firmaría un realista flechazo de dos estudiantes viajando por Europa en interraíl con la película "Antes del amanecer", que claramente se emparenta, nuevamente, con el cuento de "La Cenicienta", porque cuando se haga de día, la pareja se separará. Protagonizada por Ethan Hawke y la francesa Julie Delphy, esta película es de las pocas que muestran una relación realista de los años noventa, en la que el chico es un cínico inseguro y la chica, más perceptiva, equilibra su espíritu más realista con un poco de magia. Esta película tendría su secuela en el año 2004 con el reencuentro de los dos jóvenes cuando ya han entrado en el mundo laboral: el mundo de los adultos, describiendo de manera bastante realista cómo la vida dentro del sistema corrompe los sueños de juventud. Ya en el 2013, se estrenaría la tercera parte, "Antes del anochecer" con la pareja casada, con dos hijas y en plena crisis de los 40, reflejando la dificultad de mantener la magia del enamoramiento inicial, como una especie de versión actual de la agridulce "Dos en la carretera". En el año 1998, mi amigo crítico de cine Jaime me invitó al preestreno de una película del director de la aclamada película independiente "Delikatessen", Jean Pierre Jeunet. Desde el primer fotograma quedé tan cautivado que me quedé convencido de que estaba ante una obra maestra y así lo dije en los corrillos de periodistas tras acabar el visionado. Mi opinión, como suele ser normal, era altamente disonante con la mayoría: los críticos españoles de cine se deshacían en insultos hacia la película tildándola de cursi y tonta. Todos ellos estaban de acuerdo en que no le interesaría a nadie. Ese día me di cuenta de que el proceso de selección para ser un crítico de cine incluye asumir los mismos valores que el poder gobernante: en este caso, la bondad de la hadita Amelie era algo que no casaba con el buen cine, que debía ser truculento, negativo y cínico. Sin embargo, y como pronostiqué en aquel entonces, la película triunfó, cosa que me hizo reconciliarme con el Ser Humano. "Amelie"

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lanzó al gran público a la reencarnación de Audrey Hepburn, la francesa Audrey Tautou, interpretando a una hadita que se dedica a hacer el bien a base de travesuras, mientras espera la llegada de su príncipe azul, que es un freak que se dedica a hacer lomografías, dejando pistas por donde quiera que va. A pesar de que la prensa especializada vilipendió la película, la gente la adoptó como símbolo y Amelie Poulain se convirtió en un fetiche. Sin duda alguna, la película no habría tenido el mismo éxito sin la excelente música de Yann Tiersen; una vez más, redondea la emoción generada, mediante unos bellos acordes a modo de caja de música. El arquetipo de mujer dulce representado por las francesas Delphy y Tautou comenzó a ser eclipsado por los prototipos de mujeres fuertes y violentas que las películas procedentes de Hollywood se dedicaron a promocionar desde mediados de los años noventa, cuando la paranoia de género se estaba lanzando y la máxima de que la mujer debía igualarse EN TODO con el hombre se convirtió en un verdadero dogma de fe. Como os podéis imaginar, al contemplar a Audrey Tautou me volví a enamorar como lo había hecho de Audrey Hepburn: cualquiera podrá apreciar el enorme parecido, no sólo físico sino de la expresión de la cara y de los ojos de ambas bellezas. Ya con este libro terminado, cuando estaba en la fase de corrección, reparé en la casualidad de que hubieran puesto a la francesita de Amélie ¡el mismo nombre de la inolvidable princesa de "Vacaciones en Roma"! ¡Mira que hay nombres y le ponen precisamente ese! Bueno, pues me fui a San Google y puse los dos nombres y rápidamente confirmé que sí, que a Audrey Tautou le habían puesto el nombre de "Audrey" en honor a Audrey Hepburn. Acto seguido, pensé: "ya es casualidad que le pongan el mismo nombre que una actriz famosa y la niña... ¡acabe siendo actriz y pareciéndose tanto a ella! ¡Qué raro!, seguí pensando. Entonces, me acordé de que en la biografía de Audrey Hepburn que leí de un tal Donald Spoto, se anotaba que la flaquita había tenido ¡cuatro abortos! (cosa que reseñé capítulos atrás). Comencé a repasar mentalmente la edad de Audrey Tautou (nacida en los años 70) y la de Audrey Hepburn por ver si podían coincidir... Encontré que Audrey Hepburn tuvo su último aborto en el año 1975, en Suiza, a donde se había ido a vivir para escapar de la violencia que asolaba por esos años Italia, donde vivía con sus dos hijos y su marido, un afamado médico. Me fui a la biografía de Audrey Tautou y me encontré que nació en la localidad francesa de Beaumont, a apenas 200 kilómetros de la frontera con Suiza, de padre médico (dentista) pero su fecha de nacimiento ¡no se aclara! ¡En la wikipedia se dice que pudo ser en 1976 o 1978! ¿No te parece extraño?

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La primera película de Audrey Tatou se tituló: "Venus: salón de belleza" en la que esta diosa del amor encarnaba a una peluquera muy amorosa... MUJERES ASESINAS Si "Instinto Básico" lanzó al gran público las relaciones bisexuales y un prototipo de mujer dura, insensible y castradora de hombres, otra película del mismo año 1991 ejerció una poderosa influencia sobre las mujeres: la road movie "Thelma y Louise". Dirigida por Ridley Scott, es en realidad una copia de "Dos hombres y un destino" cambiando el sexo de las protagonistas: dos mujeres hartas de la vida y de los hombres que inician un aventura no se sabe muy bien por qué (hasta el final). Lo que sí está claro es que los hombres que se encuentran son unos degenerados y el único que se porta bien con ellas (el marido de Susan Sarandon) no le vale a la mítica actriz (tampoco se sabe por qué). Siguiendo en la línea ya habitual de la romantización del mal, en el camino de Geena Davis se cruza una vaquero-gigoló interpretado por Brad Pitt que la seduce y le "pega cuatro polvos", robándole la cartera cuando duerme dulcemente. Después del disgusto por el engaño del amante que se ha aprovechado de ella, Geena Davis se queda con un "que me quiten lo bailao" y, acto seguido, las chicas se convierten en ladronas e inician un camino autocompasivo que les lleva al suicidio. Esta película significó el lanzamiento de Brad Pitt como modelo de belleza masculina, sustituyendo a los ya mayores Robert Redford y Paul Newman, e incluso su cuerpo delgado, depilado y fibroso, con el abdomen sumamente trabajado, se convirtió en el prototipo a emular por los varones, escalón anterior a la promoción de la anorexia y de la metrosexualidad, tendencias ambas que se propagarían a finales de esta década de los noventa. De hecho, Robert Redford le proporcionó su primer papel protagonista en "El río que nos lleva", como pasándole el cetro del "hombre deseado". También el carácter que desempeña Pitt en la película, en la que se aprovecha de las masculinizadas mujeres mediante las tretas femeninas de un gigoló, supuso todo un cambio de roles que marcaría la época de la dictadura de la mujer en las relaciones. A partir de ese momento, es la mujer la que sustenta a un hombre porque le hace feliz en la cama (aunque se lleve su dinero). Thelma y Louise significó un completo cambio de tendencia en la actitud femenina: a partir de aquí se convirtió en algo bien visto ser "mala". La influencia más clara y rápida de esta película la encontramos en los sucesivos videoclips del grupo de rock duro Aerosmith, quien, tras años de completo anonimato, sorprendentemente alcanzó el número 1 con el álbum "Crazy" (Loco) en 1993. En el primero de los videoclips de este álbum aparecían dos adolescentes, una rubia y otra morena, que se van de casa, se

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quitan los uniformes del colegio y le roban el coche al padre de una de ellas, comenzando una aventura calcada a la de la mencionada película. Tras robar en una gasolinera seduciendo a los trabajadores de la misma, una de ellas se pone a trabajar en un bar de streaptease mientras su amiga la contempla como si fuera su pareja lésbica (y llegar a sugerir esta relación en la cama). Posteriormente las dos lolitas recogen en la carretera a una imitación de Brad Pitt con el que se montan un trío en un lago. Las dos jovenzuelas de 17 y 18 años que protagonizaban este vídeo se harían famosas años después: la rubia se llamaba Alicia Silverstone y la morena Liv Tyler. La primera, haría de pija perversa en la comedia para adolescentes "Clueless", y la segunda era nada menos que la hija no reconocida (hasta ese momento) del propio cantante de Aerosmith, Steve Tyler. ¿A qué padre se le ocurriría contratar a su propia hija para protagonizar este vídeo? Bueno, quizás lo entenderías mejor si te explico que la madre de Liv Tyler era una groupie de los setenta (semiprostitutas que se acostaban con estrellas de rock) y que tuvo un affaire de este tipo con el cantante, aunque engañó a su hija durante casi 18 años diciéndole que su padre era otra estrella del rock, Todd Rundgren. Como tantas otras, Liv Tyler comenzó de modelo cuando tenía 14 años, es decir, siendo una niña. Alicia Silverstone en realidad se apellida Silverstein pero su padre, como tantos otros, cambió su apellido para ocultar su origen hebreo. Cuando tenía 13 años apareció en la serie "Aquellos maravillosos años" como el sueño secreto del niño Kevin Arnold. Con 17 haría de Lolita seductora interpretando a una joven de 14 años que arruina la vida de un periodista que no quiere tener relaciones sexuales con ella. El director de esta película es el judío Alan Shapiro y en España se llamó "Veneno en la piel". Posteriormente a "Clueless", tan sólo se la vería en la serie de películas de Batman. Demi Moore había saltado a la fama con "Ghost", como vimos, y su cara dulce le abrió no pocas puertas, pero la corriente de la época la obligó a interpretar personajes de mujer agresiva y violenta como el drama judicial y militar "Algunos hombres buenos" (1992, junto a Tom Cruise); la película en la que acosaba a Michael Douglas como su jefa, "Acoso" (1994); o la interesante "Una proposición indecente" (1993) en la que su marido Woody Harrelson tiene que decidir si vende a su mujer una noche frente a la indecente propuesta de un millonario llamado... Robert Redford. Es decir, desde el punto de vista subliminal, la tierna hadita que soñaba con su marido desaparecido, se convirtió de repente en una sucia ejecutiva que acosa a un ex novio (extendiendo la moda del acoso sexual), una dura abogada y, todavía más, en una prostituta con el consentimiento de su marido. Todas aquellas mujeres que se habían identificado en 1990 con Demi Moore, de alguna manera serían reconstruidas en los valores de los

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nuevos personajes interpretados por la ex dulce Moore. ¿Tendrían consecuencias en su vida real todos esos papeles? Como tantas otras estrellas modernas, Moore no conoció a su padre biológico y posó desnuda para una publicación francesa cuando tenía 18 años, con lo que su carrera fue prototípica de la mayor parte de los actores. En la cresta de la ola, se acabó casando con el actor Bruce Willis que por aquel entonces gozaba de una alta reputación en Hollywood tras triunfar en la televisión junto a Cybil Shepherd (la guapa de "Taxi Driver") en la comedia televisiva sobre detectives que marcó la moda del hombre y la mujer que se aman pero están todo el día peleándose "Luz de Luna". Aunque su consagración en la gran pantalla llegó con "La jungla de cristal", curiosamente, uno de los primeros trabajos que tuvo anteriormente Willis fue... ¡detective privado! Esta táctica de que los enamorados estén siempre discutiendo la hemos visto proyectarse desde los inicios de Hollywood, pero en 1992 alcanzaría su paroxismo con la segunda entrega del vampiro bueno, "Batman vuelve", en la que Michelle Pfeiffer padece un problema de doble personalidad en su papel de "Catwoman" que le hace tener una relación amor-odio con el superhéroe. Sus peleas llegan a las manos y esto es muy significativo porque dos años después la ONU lanzaría la paranoia de la violencia de género que criminalizaría las relaciones hombre-mujer bajo la culpabilidad inherente al varón. Sin duda que esta película preparó el camino para ello. El género de la ciencia ficción se mezcló con el de la realidad en la persona del improbable actor austríaco, el culturista Arnold Schwarzenegger, quien en los años ochenta protagonizaba películas de serie B como "Terminator" o "Conan, el Bárbaro", pero que en 1992 saltó a la fama mundial con "Desafío Total". En ella, se mostraba una interesante propuesta tecnológica: la posibilidad de generar, mediante la implantación de un chip, recuerdos de viajes no sucedidos. Plagada de inventos, como el videoteléfono, que serían realidad planetaria diez años después, en la película también se planteaba la posibilidad de que en Marte hubiera una colonia humana a la que se llegaría mediante un salto dimensional por medio de una silla similar a la descrita anteriormente en "Contact" y "XMen". Otro elemento reseñable de esta película fue que supuso el salto a la fama de Sharon Stone en un rol de mala con cara de buena (que le proporcionó el papel para "Instinto Básico"). En la serie "Terminator", protagonizada por el propio Schwarzenegger, se nos mostraban unos policías robotizados, con armas entonces de ciencia ficción como la visión infrarroja... que serían realidad oficial a principios del siglo XXI y "descubriríamos" durante la invasión de Irak por parte de la OTAN. Nuestras mentes estaba preparadas para admitir esta novedad... ¡porque la habíamos visto en películas 20 años antes!

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Asimismo, es muy curioso que repares en lo similar que es el atuendo actual de los policías antidisturbios a lo que se mostraba en esta saga comenzada en ... 1984. ¿La realidad copia la ficción? En 1991, el dueño de las franquicias de restaurantes Hard Rock Café abriría un negocio muy similar pero con el cine como leit motiv. A cambio de utilizar su imagen, ofrecería a Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Demi Moore y Bruce Willis (que en aquel tiempo eran pareja) una parte del accionariado, ayudando aún más, de rebote, a promocionar a estos actores como prototipo del éxito, en este caso, económico. Casado con una miembro del clan Kennedy, algún contacto debió activar el mencionado Schwarzenegger en esos años como héroe cinematográfico porque un hombre catalogado con poca sesera, básicamente protagonista de películas de mamporros, fue catapultado, sorpresivamente, a la cima de la presidencia del Estado de California justo cuando se estaba dirimiendo el escándalo Enron en el que se habían estado jugando con los excedentes de electricidad como en un casino, ocasionando grandes apagones a finales del siglo XX. El presidente californiano que investigaba esta conspiración fue destituido y Schwarzenegger fue colocado en el poder del estado donde está... Hollywood. Es decir, que, de alguna manera, gracias al culturista austríaco la ficción tomó el poder del quinto estado más potente económicamente del mundo (en ese tiempo). LA VIOLENCIA DE LOS AÑOS 90 Las grandes películas de mafiosos de las décadas de los setenta y ochenta alcanzarían prácticamente su final en el año 1990, pues en ese año se estrenan las películas de los consagrados Coppola ("El Padrino III") y Scorsese ("Uno de los nuestros") y la de los noveles hermanos judíos Coen ("Muerte entre las flores"). Seguramente, las tres son la cumbre del género que ya nunca lograría alcanzar esas cotas de lirismo a partir del Mal. Criados en la comedia loca, a caballo del gore, y lanzados a la fama con una historia de secuestro de niños llamada "Arizona Baby", los Hermanos Coen alcanzarían notoriedad penetrando en el censurado mundo de los judíos con la segunda película que aborda a la mafia judía, "Muerte entre las flores" y continúa la línea del lirismo de las películas de los años treinta. Su singularidad radica en que unos judíos describen a judíos como "los malos de la película", una historia de mafiosos provincianos en la que, por primera vez, se habla abiertamente de un mafioso judío, homosexual, interpretado por John Turturro. Toda la trama se desencadena a partir de que Turturro ha vendido la información sobre el amaño de un combate de boxeo, que hace que un mafioso italiano pida venganza a su superior, un mafioso irlandés. El asunto es que la hermana (judía, obviamente) de Turturro es al mismo tiempo amante del mafioso irlandés y de su asesor, el

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protagonista, Gabriel Byrne (Tom Reagan). En su línea de convertir en héroes a los "freaks", los Hermanos Coen hacen que el protagonista reciba palizas durante toda la película y este en lugar de utilizar la violencia, usa la mentira para manipular a todos. Entre la judía y el protagonista se muestra una relación que sólo se puede calificar de sadomasoquista, puesto que se golpean repetidamente, él la llama "prostituta" en varias ocasiones y acto seguido se la lleva a la cama con la supuesta normalidad que el cine ha convertido estas contradictorias relaciones. La frialdad es la nota dominante de todos los protagonistas pero destaca sobre todo la del protagonista y que ello pueda conquistar a la guapa. "Somos tan malvados que estamos hechos el uno para el otro", le dice ella. Y añade: "me gustas porque no he conocido a nadie orgulloso de ser un hijo de puta". Este es el tipo de héroe que retratan los Coen. La película en sí misma es un conjunto de traiciones y palizas muy realistas, dado que, como comenté, los hermanos Coen provenían del cine gore. Muestran cómo los policías y el propio alcalde están comprados por los mafiosos pero los Coen se recrean en esto hasta el punto en el que uno de los mafiosos echa al alcalde de su propio despacho. El protagonista tiene una deuda con un tal Lazard (judío) a consecuencia de una apuesta, pero con este nadie se mete. El hermano de la judía llega a afirmar que "su hermana se acuesta con cualquiera y que intentó acostarse con él mismo para curarle su homosexualidad". En otro momento un mafioso le dice otra significativa frase: "cambias de chaqueta como un bolchevique que se pone a las órdenes de un gángster". La tercera entrega de la saga "El Padrino" cierra la vida de la mítica familia Corleone mostrando, con poco lugar a las dudas, la conspiración vaticana para asesinar al Papa Juan Pablo I en 1979, a consecuencia del escándalo del Banco Ambrosiano y sus conexiones con la masonería. El personaje interpretado por Al Pacino da un golpe de estado entre las familias mafiosas neoyorquinas para conseguir el control sobre el tráfico de droga y participa de esta conspiración, en estrecha conexión con una parte de la Iglesia, con lo que la dirección ideológica que perfilé en el análisis a "El Padrino I" queda palmariamente clara. Pacino, que como tantos otros actores creció sin padre, fue un niño que flirteó con la delincuencia, de manera que su eterno papel de mafioso fue una sublimación de lo que podía haber sido. Recientemente reconoció que su abuelo era de Corleone, el pueblo de "El Padrino", un dato que había guardado en secreto nadie sabe bien por qué... ¿O sí? La entrega de Scorsese "Uno de los nuestros" es, quizás, la obra maestra de las películas sobre mafiosos que, en realidad, parece una continuación de "Malas Calles", con Robert De Niro nuevamente como protagonista y su socio, Harvey Keitel, como aliado, al que se une Ray Liotta. La película vuelve a utilizar la extraordinaria música para dotar de

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un contrapunto "divertido" a las tremendas salvajadas que se suceden en la pantalla, mientras los mafiosos se comportan de la manera más fría: sin duda, "Pulp Fiction" es heredera de esta película. Subliminalmente, la tortura y la inhumanidad se van convirtiendo en algo "guay", una cosa con la que divertirse (aunque luego esa misma gente se escandalice cuando esos actos sucedan en el mundo real), contribuyendo a deshumanizar al público, que acude a ver estas películas por el influjo de la masa y la verosimilitud de las escenas, y mostrándonos un espacio prohibido como el de los malos por antonomasia. Cinco años después, Scorsese retomará el tema mafioso con De Niro en el papel de un gángster judío que va a ver cómo van sus negocios en Las Vegas junto a Joe Pesci: "Casino". El peso de la acción, nuevamente apoyada en una gran música, reside en cómo consiguen eludir al FBI mientras la prostituta interpretada por la sex symbol del momento Sharon Stone, genera escenas de violencia y celos entre los dos amigos. Basada en hechos reales, esta película está clasificada como la quinta de la historia en la que más veces se pronuncia la palabra "fuck", es decir, "joder". En estos años, la figura de Robert De Niro ya se ha convertido en un personaje de leyenda al hacer creíble la representación de psicópatas como el remake de "El Cabo del Miedo", también a las órdenes de Martin Scorsese, haciendo temblar de miedo a la pareja compuesta por Nick Nolte y Jessica Lange y logrando seducir a su hija, interpretada por Juliette Lewis cuando todavía no había cumplido 17 años. De Niro ha pasado 14 años en la cárcel por violar a una niña gracias a la acción del abogado interpretado por Nick Nolte, y sale con ganas de tomarse venganza, después de estudiar Derecho en la cárcel, es decir, es un pedófilo que ahora sabe defenderse con la ley en la mano. El nudo de la trama reside en que De Niro quiere seducir a la hija de la pareja, la lolita Juliette Lewis, y el espectador sufre porque, al más puro estilo Hitchcock, conoce lo que está a punto de suceder ya que sabe quién es realmente De Niro mientras que el matrimonio no. ¡Ya conocimos páginas atrás el secreto para generar angustia! ¿recuerdas? Como a lo largo de toda su carrera, Al Pacino le seguía los talones, y si De Niro había interpretado a Satanás en la película con Mickey Rourke en "El corazón del ángel", su amigo haría lo propio en el filme "El abogado del diablo", de 1997, basado en la novela del escritor judío Andrew Neiderman. Mucha atención al argumento. Keanu Reeves es un abogado de Florida que nunca ha perdido un caso y consigue que un profesor acusado de abusos sexuales a niños sea exonerado de culpa, destruyendo la culpabilidad de una de las testigos. La liberación de un pedófilo es el pasaporte para que sea contratado por el bufete de abogados neoyorquino dirigido por Al Pacino, a pesar de los consejos de su madre, que es cristiana evangélica. De esta manera,

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emprende viaje a Nueva York, junto con su esposa, la ex modelo sudafricana Charlize Theron. Su primer trabajo consiste en defender al hechicero de vudú que ha sacrificado ritualmente un animal, ganando el caso apelando a la libertad religiosa inherente en este ritual, comparando esta práctica... con la similar costumbre judía del kashrut. Después, Kevin /Keanu defiende a un millonario acusado de matar a su mujer, su hijo y la niñera. Como este caso demanda mucha atención, se separa cada vez más de Mary Ann y empieza a tener fantasías sexuales con una compañera de trabajo, mientras su mujer da muestras de estar mal mentalmente, pues dice que las mujeres de los otros socios de la firma son demonios; ha visto transmutar sus caras cuando se ha ido de compras con ellas. También afirma que alguien le ha robado los ovarios, pues tuvo un sueño en el que un bebé jugaba con sus órganos sexuales y su vestido se llenaba posteriormente de sangre. Al Pacino le pide que renuncie al caso, pero Keanu le contesta que no. Acto seguido, un compañero de rango superior comienza a tener celos del ascensor de Keanu, amenazándolo. Keanu se lo dice a Al Pacino, que le resta importancia diciendo que el tal "Eddie" es "una pequeña criatura especial de Dios". En ese momento, el montaje cinematográfico muestra a unos vagabundos pegando una paliza a Eddie mientras tiene visiones de demonios. Charlize Theron ve todo esto, lo que la perjudica todavía más. Mientras prepara la defensa del billonario entrevistando a su amante, Keanu se da cuenta de que la coartada es falsa porque él está mintiendo pero tras consultar con Al Pacino decide seguir adelante y conseguir su absolución. Después del juicio, Keanu se encuentra a su mujer en una iglesia cercana, desnuda y llena de cortes. Ella le cuenta a su marido que Al Pacino la ha violado y mutilado, pero como a esas horas estaba con él, en el juicio, Keanu cree que su mujer se ha autolesionado. Seguidamente, un abogado del estado se dirige a Keanu con el conocimiento de que llevan a cabo actividades ilegales. Aunque Keanu intenta largarse de allí, se detiene cuando el abogado le cuenta que han encontrado al profesor del principio con una chica muerta en su coche. Después de contarle esto, el abogado del estado es atropellado por un coche. Tan-tan-tam: ¡tensión! La madre de Keanu y un compañero visitan a su mujer, y ella ve en el espejo que es un demonio, encerrándose para escapar de ellos. Cuando Keanu llega e intenta entrar, su mujer corta un pedazo de espejo y se raja el cuello, suicidándose. Antes de que pueda llorar, su madre le cuenta que El demonio /Al Pacino es su padre. ¡Justo lo que le pasaría a Luke Skywalker con Darth Vader unos años después! Keanu se va del hospital para confrontar a Al Pacino que, riéndose, admite que es cierto: violaba a su mujer. Entonces, Keanu dispara a Al Pacino al pecho, pero las balas no tienen efecto, con lo

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que Keanu se da cuenta de que, no sólo es su padre, sino Satán en sí mismo. "El Demonio es tu padre": una lapidaria frase para odiar a Dios... o a tu padre, ¿no crees? Keanu le culpa de todo lo que ha hecho pero este explica que él solamente preparó el escenario de lo sucedido, y que Keanu podría haberse marchado en cualquier momento. Entonces, Keanu se da cuenta de que le perdió su ambición y que no se preocupó realmente de su mujer. Al Pacino afirma que quiere que él y Christabella (la chica que le atraía y en realidad es su hermanastra) tengan un hijo que será el Anticristo, y le ofrece a Keanu lo que quiera para que ello sea así. Sin embargo, cuando Keanu le pide amor y Al Pacino le responde que es algo sobrevalorado, renuncia a su linaje satánico y se dispara en la cabeza, arruinando los planes de Satán /Al Pacino. Como demasiado a menudo en las películas, cuando los directores quieren "tirar la piedra y esconder la mano", convierten la acción que ha hecho temblar al espectador, en un sueño. En este caso, Keanu se despierta durante el juicio a los Gettys, el profesor del principio. Después de besar a su mujer, anuncia que no puede representar más a su cliente, a pesar de la amenaza de ser despedido. El reportero que le había dicho que un veredicto de culpabilidad era inevitable sigue a Keanu y Charlize, solicitando una interviú para hacer de Keanu una estrella. Tras ser convencido por su mujer, Keanu accede, y después de que se vaya Charlize, el reportero muta en Al Pacino, que dice: "vanidad, mi pecado favorito". Volvemos a encontrarnos con otra clarísima apología del satanismo, muy parecida a "La semilla del diablo" y una vez más, otro representante del Actor's Studio (recordemos que su método consiste en "interiorizar" el personaje que interpretan) realiza una vivísima recreación del maligno, hasta el punto que nos preguntemos realmente de qué lado están Al Pacino y Robert De Niro. ¿Hicieron algún pacto para conseguir tal grado de verosimilitud en sus interpretaciones? Como curiosidad, Keanu perdería a su querida esposa en un accidente de tráfico pocos años después, entrando en una espiral de alcoholismo de la que tardaría en recuperarse. OBJETIVO: EPATAR AL ESPECTADOR A diferencia de las décadas anteriores, la violencia de los años 90 ya no es un medio para obtener algo sino que se convierte en un tema en sí mismo, en un placer, lo que nos lleva de lleno al sadomasoquismo, obviamente, con Quentin Tarantino a la cabeza, pero no es el único que utilizó esta fórmula. La propia dinámica de la saturación de imágenes mostradas en las décadas anteriores provoca que, para conseguir epatar al espectador, haga falta llegar más y más lejos: en este caso, mostrar más

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violencia y cada vez más real. La psicología conoce este fenómeno perfectamente a través de las adicciones, particularmente a las drogas; tras un tiempo consumiéndolas el cuerpo se acaba acostumbrando y, para conseguir el mismo efecto que tiempo atrás, se tiene que aumentar la dosis. Donde se dice droga, hay que cambiarlo por violencia, pero en esencia, es lo mismo. "El club de la lucha" es una película sobre una conspiración montada alrededor de una banda de machos alfa que se pegan hasta matarse en clubes privados. Al igual que posteriormente "V de Vendetta", es una película tramposa hasta la extenuación pues un cierto mensaje positivo está envuelto en estas prácticas perversas, protagonizadas por el sex symbol del momento, Brad Pitt, junto con otro valor emergente, Edward Norton. Al lado de los lánguidos personajes masculinos de las películas normales, en esta se exhibe una masculinidad desbocada, hiperviolenta e insensible, que contribuye todavía más a asociar la virilidad con la violencia. Para más inri, hay una trama interna, también, que parece sugerir una relación homosexual entre los dos protagonistas. En el año 1999, el propio Edward Norton estrena "American History X", sobre un grupo de neonazis norteamericanos hiperviolentos que no saben que están siendo manipulados, por detrás, por elementos políticos, con fines conspirativos. En este caso, la película aporta un interesante elemento al inocular la idea de que los jóvenes violentos envueltos en bandas sólo son monigotes, manejados por un poder oscuro, que no se muestra abiertamente. Con la sádica "Asesinos natos" (bajo guión precisamente de Tarantino), el director Oliver Stone volvió a descentrar a los seguidores que habían admirado su denuncia política en "JFK" y "Platoon", contando esta historia de una pareja de asesinos sin motivo, coprotagonizada por Woody Harrelson y la ex lolita, Juliette Lewis. El argumento con el que se defendió de las críticas por la violencia gratuita que muestra la película es que estaba denunciando, precisamente, cómo los medios de comunicación contribuyen a glorificar a los violentos. En los años 90, emerge la larga figura de un actor encasillado hasta ese momento en el cine violento, ya sea western o de policías. Su nombre es Clint Eastwood y hay quien le liga a la familia fundadora de la Casa Kodak (Eastwood-Kodak) aunque no he logrado confirmarlo. El caso es que en los años ochenta llevaba el mismo camino que otro actor dado a los mamporros (Arnold Schwarzenegger), pues fue elegido alcalde de su pueblo por el partido republicano. Sin embargo, en el año 1992 dirige la película que cambiará su estatus en el mundo de Hollywood, de pertenecer a la segunda división de las películas "para tontos" a ser considerado un "artista". Su nombre es "Sin Perdón" y, en realidad, es una evolución de los personajes violentamente fríos de los spaghetti western de los 70 pero con

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algo más de calado intelectual, con una gama de emociones más elaborada, vaya. Esa será la marca que le catapultará a la fama en el siglo XXI. En este final del siglo XX dirigirá y protagonizará una película de amor junto con la inefable Meryl Streep (cómo no) llamada "Los puentes de Madison". Comprando los derechos de producción al omnipresente Steven Spielberg, la película cuenta el amor adúltero imposible de Meryl Streep con un fotógrafo (Clint Eastwood) mientras su marido estaba de viaje. En realidad, tiene muchas connotaciones con el dramón por antonomasia de los años 80 "Memorias de África" porque está ligado a la vida rural y la naturaleza, un elemento que cobró fuerza en las películas de esta época, en la que el ecologismo se convirtió en doctrina oficial. La otra película que prácticamente cierra la era del western es la bella "Bailando con Lobos" (1990) en la que un militar norteamericano decide aprender a vivir como los indios, asimilando su cultura y espiritualidad ancestral. Esta película significó la confirmación de otro héroe que se pasó a la dirección, Kevin Costner, contribuyendo a extender la moda del chamanismo entre los jóvenes de los años 90. A Kevin Costner le tocaría posteriormente ser el guardaespaldas de Whitney Houston, su primera incursión en el mundo del cine pero no muy alejada de su vida real, pues hace de estrella de la música acosada por un anónimo que ha contratado a un asesino y el cual resulta ser su antiguo guardaespaldas y agente de los servicios secretos. La trama tiene su desenlace, precisamente, en la ceremonia de los Oscar, en la que Houston va a recibir el premio a la mejor actriz. Es preciso recordar que esta película es del año 1992. Si volvemos la vista atrás, fue el cénit de la carrera de la bella Whitney. A partir de ese momento cumbre, y extrañamente, la dulce ex cantante del coro de la iglesia, comenzaría una carrera autodestructiva, plagada de violencia conyugal con su marido, el rapero Bobby Brown, y adicciones a las drogas que la convirtió en una antiheroína; algo así como una sacrificada a los dioses. Al tiempo que las escenas de sexo explícito se fueron haciendo normales en las películas dirigidas al gran público, el submundo del cine porno (también en California, no lo olvidemos) fue integrándose dentro de ese mismo cine masivo, adaptando al cine las extremas vidas de algunas de sus estrellas. En el año 1996 Woody Harrelson hizo del magnate del porno Larry Flint en un biopic del director de la versión cinematográfica del musical "Hair", el judío Milos Forman, presentándole como un innovador y un héroe de la libertad sexual. Un año después, otra película sigue la misma línea argumental. Su nombre es "Boogie Nights", su protagonista es el judío Mark Wahlberg y su trama, la vida de un "actor" en el mundo de la pornografía durante los años setenta y ochenta. Curiosamente, el mejor amigo del protagonista se llama Reed Rothchild. Aderezado con el uso de todo tipo de drogas, el

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imperio de su jefe, Jack Corner, se viene abajo porque su patrocinador "El coronel" es detenido con pornografía infantil (!!). Al final el protagonista se mete en el mundo de la prostitución, sugiriendo que la homosexualidad es su pasaporte a la consagración, como antes vimos en "Cowboy de Medianoche". Como curiosidad, la viuda de Kurt Cobain, Courtney Love, tiene un importante papel en la película, tres años después del extraño suicidio del último héroe del rock... Internet significó la extensión del porno sin control alguno, y de nuevo tendremos a la mafia judía a su cargo, comenzando por el fundador de Wikipedia, que se hizo rico con esta industria. Nuevamente tenemos a los judíos al mando de esta industria; junto al ya clásico Hugh Heffner, dueño de Playboy, tenemos a Seth Warshavsky, el llamado "Bill Gates de la pornografía digital", poseedor del sitio clublove.com y muchos otros de los más grandes sitios web de pornografía. Con tan sólo 24 años se convirtió en portada del Wall Street Journal, la firma Internet Entertainment Group que creó algunos de las webs X más populares, gestionando el de Penthouse, proporcionando sexo en vídeo y en directo a más de 400 sitios repartidos por todo el planeta y facturando 3.000 millones de pesetas al año... Metidos ya de lleno en el extraordinario boom de la informática que supuso un enorme impulso al mercado de ventas y al optimismo en los países desarrollados, los argumentos de las películas sin embargo van haciéndose cada vez más oscuros, negativos y pesimistas, hasta el punto de que las tramas de amor se volverán prácticamente inexistentes y lo que se mostrará serán pasiones sadomaso. Entregados al hedonismo de la droga y el sexo, y con el mítico miedo al cambio de siglo impregnándolo todo, el cine norteamericano empezó a pintar una realidad en torno a la familia degradante, sobre todo, cuando retrataba a los padres de familia. Entre todas estas películas destacó "American Beauty", interpretada por el actor Kevin Spacey en el papel de un padre de familia cansado de una vida falsa, de cara al exterior, y que un día realiza un sorprendente cambio de dirección, empezando a decir la verdad sobre lo que piensa. Subyugado hasta ese momento por una mujer dominante, comienza a fantasear sexualmente con la amiga de su hija (de 16 años) y se hace amigo de su vecino, que es otro adolescente, camello de marihuana, e hijo de un coronel del ejército, que le hace despertar después de fumarse un porro. La película juega con la ambigüedad en torno a la atracción sexual por la jovencita (que se describe en sueños pero no en la realidad) y la posibilidad de que Spacey sea gay, pues su mujer le descubre unas fotos de las que se deduce esta tendencia. De hecho, el duro coronel le intenta besar en una escena que no tiene ninguna justificación por el guión más que lanzar la tendencia de la homosexualidad dentro del ejército, cosa que la esposa del coronel Griggs, Kathy, demostraría años después en unos vídeos que os

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recomiendo ver ya mismo. La conclusión es que esta película de 1999 tenía como objetivo comenzar a destruir las relaciones hombre-mujer, enseñando la dirección al hombre para escapar de una esposa castradora: el movimiento gay. "American Beauty" en muchos aspectos es una copia suavizada del filme "Happiness" (Felicidad) del director judío Todd Solonz: un devastador retrato de una familia norteamericana con la presentación de un padre abiertamente pedófilo. Esta película es la primera vez en la que se mostraba la violación de un niño y lo más curioso de todo es que el personaje del pedófilo es el único que conquista la felicidad... ¿No te parece un poco sospechoso? "Happiness" se adelanto diez años al estreno de un devastador documental, con imágenes reales, sobre la familia judía Friedman titulado "Capturing the Friedmans", cuyo patriarca, maestro de profesión, fue acusado de abusar sexualmente de decenas de sus alumnos. El documental contiene imágenes reales, grabadas por uno de los hijos, sobre cómo llevó la familia el propio proceso judicial que condujo al padre, y uno de los hijos, a la cárcel. En el año 1997 se había estrenado "La tormenta de hielo" sobre la misma temática familiar como nido de perversión, en este caso, del director de origen chino Ang Lee. Situada en el año 1973, la época de la liberación sexual, aborda la moda del intercambio de parejas y la mentira en la que estaban viviendo las familias. Toda la acción transcurre durante la noche de Acción de Gracias, que es una festividad especialmente importante para los norteamericanos, creándose situaciones que hacen sentirse incómodo al espectador. A estas películas vilipendiadoras de la familia podríamos añadir la fantasmal "La Familia Addams" (1991) cuyo personaje central es clavado al General satánico de la NSA, Michael Aquino; y "La Guerra de los Rose", nuevamente con Michael Douglas (1989): todas ellas constituyeron el aldabonazo para la guerra a la familia que sería una de las temáticas dominantes del siglo XXI. Sin duda alguna, estas historias con base real fundamentarían al mismo tiempo, la aversión por la familia de gran parte del público izquierdista /intelectual, que es el que conforma la audiencia de este tipo de películas consideradas "arriesgadas" porque muestran una realidad extrema y al mismo tiempo allanarían el camino para la adopción de la "familia homosexual", como solución a ese desastre de "familia normal". La clave radicó en que al mostrar únicamente las películas ese tipo de realidades, la conclusión inconsciente es que la familia natural es un nido de perversión, confundiendo una vez más la ficción con la realidad. La mentira estaba ahí fuera: incluso los que te aman y conforman tu ámbito familiar pueden ser todos falsos.

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En el año 1998 el humorista Jim Carrey protagoniza una (supuestamente) película de risa en la que se pinta a un hombre cuya vida es filmada por una televisión en una especie de reality show. Pese a lo que el protagonista piensa durante la mayor parte de la trama, tanto su mujer como sus hijos, sus vecinos y amigos son actores que escenifican lo que "Dios", es decir, el realizador del programa, desea. Su vida es una completa mentira y el espectador lo sabe: el desfase entre lo que el espectador conoce sobre Truman y lo que él mismo sabe sobre la realidad en la que vive es la base de la hilaridad de la película, que fue encuadrada en la categoría de comedia cuando fue estrenada. Ya sabemos todos que las cosas más serias se dicen como si fueran en broma... Como digo, en su momento la película "El Show de Truman" pasó como una divertida comedia más de Jim Carrey pero lo curioso es que un año después, Holanda estrena el programa "Gran Hermano" que reproduce la misma idea de unas vidas continuamente filmadas por la televisión. De acuerdo a las crónicas oficiales, la idea del programa surgió en 1997 como evolución de algunos experimentos psicológicos similares en los que se filmaba a seres humanos como antes a animales (recordemos la película "Zelig" y también "El Planeta de los Simios"). Así pues, tenemos que ambas ideas nacieron sospechosamente próximas cronológicamente. Por si esto fuera poco, justo por aquellos años se extendieron las cámaras de seguridad en las principales ciudades de todo el mundo, por lo que podemos extraer unas sencillas conclusiones: la película "El Show de Truman" preparó al público para el programa "Gran Hermano" y, a su vez, ambas prepararon psicológicamente a la población para que aceptara como algo "normal" la presencia de cámaras de televisión filmándoles permanentemente. Con el añadido del fantasma Al Qaeda y la "violencia de género", claro, que comenzaron en esos mismos años 98 y 99, la necesidad de la presencia de las cámaras para detectar a los malos (cosa que nunca conseguirían) fue generada por estos programas que, de paso, lanzaron al estrellato televisivo a una tipología humana grosera, zafia e intelectualmente débil: ¿es mucho proponer que las propias películas con profusión de freaks y comportamientos de este tipo habían creado no sólo esos estereotipos sino la posibilidad de que existieran... y de que fueran objeto de imitación, es decir, de culto? Tenemos pues que este complejo entramado de ficción que se hace realidad no sólo estaba ya generando comportamientos ¡sino la necesidad de las políticas de control! MATRIX: LA PELÍCULA MÁS INFLUYENTE DE LA HISTORIA Es en esas condiciones que, en el mismo año 1999, se lanza la película "Matrix", escrita y dirigida por los hermanos judíos Wachowski. Estamos a punto de entrar en el siglo XXI y las novedades se agolpan en la mente de

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la Humanidad que va a vivir ese trascendental momento: no sólo estamos a punto del lanzamiento del euro, en ese mismo año dos tecnologías hasta ese momento al alcance tan sólo de una élite se ponen a disposición del gran público: la telefonía móvil e Internet. En ese mismo año 1999 en el que parece que nuestra realidad se iba a transformar radicalmente (y de hecho, lo hizo), al tiempo que un fantasma llamado "Al Qaeda" comenzaba a publicitarse, se estrena la película más influyente de la historia porque, entre otras muchas cosas, impulsó toda una revolución del conocimiento, basada en contrastar la información, en buscar la Verdad a través del nuevo medio "Internet". Esta película fue, sin duda alguna, la gran inspiración para todos esos investigadores, como yo mismo. Pero es preciso detenerse con detalle a analizar esta película porque, sabiendo que los grandes estudios cinematográficos han estado dirigidos por la misma élite que esclaviza a la Humanidad, alguna trampa ha de tener... La película sigue los pasos de un informático (o, para algunos, un broker) interpretado por Keanu Reeves, que lleva el nombre de "novedad" (Neo); una persona que se salta los códigos de seguridad, un hacker, el mismo personaje que ya había interpretado el propio Reeves en Johnny Neumonic. Tenemos pues a otro superhéroe más con una doble vida: informático de día, hacker de noche, con la particularidad de que lleva el mismo apellido que el actor que interpretó a Supermán (Reeves), aunque parece que no son familia. ¡Casualidad! La trama se desencadena un día en el que en su empresa limitan su libertad de expresión y, por la noche, un hacker entra en su ordenador y le deja el siguiente mensaje: "Despierta, Neo. Mátrix te posee". Acto seguido, siente cómo le colocan un chip que se transforma en un insecto electrónico y bien podría asimilarse a un programa MK Ultra de control mental... pero ¿positivo? Como en tantas películas que hemos visto, Neo despierta y no sabe si lo ha soñado o no. Suena el teléfono y le dicen que "él es el elegido", y de repente se encuentra en el País de las Maravillas con Morfeo y Trinity, que componen la trinidad, "Padre, Hijo y Espíritu Santo". El "padre" es el negro Morfeo (Lawrence Fishburne), cuyo nombre no ha sido elegido al azar puesto que es nada menos que el dios de los sueños: ¡fulminado por Zeus por revelar secretos mortales a los humanos! Trinity (Trinidad, en castellano) es el Espíritu Santo de la tradición cristiana, que algunos relacionan con el aspecto femenino de Dios y, de hecho, aquí es una mujer, interpretada por la judía Carrie Anne Moss. El Hijo, Jesucristo, es evidentemente Neo, quien recibe en el minuto 26 la explicación de todos los males del Planeta Tierra en un mensaje que conectó con todos nosotros, los amantes de la libertad: "Mátrix es el mundo

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que te ponen delante de tus ojos para que no veas la verdad: y la verdad es que eres un esclavo. Como el resto de la Humanidad, naces en cautividad, en una cárcel que no puedes oler, probar ni tocar. Una cárcel para tu mente. Nadie te lo puede explicar: tienes que verla por ti mismo". Acto seguido, Morfeo, el dios de los sueños, que ha metido a Neo en el túnel del conejo, en una clara referencia a "Alicia en el País de las Maravillas", le ofrece tomarse la pastilla azul o la roja: —"Si eliges la pastilla azul, despertarás y podrás pensar lo que quieras. —Si eliges tomarte la pastilla roja, te llevaré a la madriguera y te enseñaré todo lo profunda que es". Adopta pues, Morfeo, el aspecto de un gurú que le va a mostrar al elegido el camino de la verdad, pero hay que recalcar que ese camino será mediante el uso de elementos MK Ultra, como la pastilla (psicodélica) y toda esta programación ligada a conceptos del Programa Monarca, como la referencia a "Alicia en el País de las Maravillas". Por si quedara alguna duda, vemos cómo Neo es sometido a un durísimo programa de "renacimiento", después de raparle la cabeza, drogarle con una inyección y conectarle unos cables soportados por ventosas, a partir de lo cual se desencadenan unos procesos de "fibrilación" en los que, se supone, se le han inyectado capacidades sobrehumanas, convirtiéndole en una especie de Cyborg. Dado que el durísimo proceso acaba con una especie de bautismo, podemos deducir que se ha reconfigurado su ADN, aunque de lo que no hay duda es de que le han colocado un chip GPS para "poder tenerlo localizado en todo momento", como se dice abiertamente. Neo despierta con agujas a la manera de la acupuntura y entonces es cuando le dan la "bienvenida al mundo real". En lugar de 1999, está en el 2199. Es decir, que se ha convertido en un viajero del tiempo. A partir de ahí, todas las inmersiones en el presente (de 1999) se efectuarán desde unas tumbonas (recordad la famosa silla del platillo de Roswell) conectadas a unos ordenadores, desde donde, se supone, los teletransportan a ese pasado, mientras que los regresos al futuro se producirán gracias a llamadas de teléfono, que permiten que les localicen mediante el GPS, y les pueden volver de vuelta. La pregunta que te queda es: si los cuerpos quedan en el año 2199, ¿qué es lo que viaja? Se supone que se viaja en el plano astral, su "Yo del futuro" se conecta con el del presente, algo muy parecido a lo que veremos en el año 2011 con las imprescindibles películas "Origen" y "Avatar", que guardan ambas muchísimas similitudes con Mátrix. Para complicar todavía más el asunto, la persona encargada de la parte más técnica es el traidor Cypher, una clara referencia a Lu—cifer, es decir, que todo ocurre dentro del programa que ha creado este maléfico ser. De

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esta manera, entramos en un círculos curiosísimo, puesto que lo que consideran real es un sueño, en realidad, y el sueño es la realidad, pero la realidad es más falsa que el sueño... El profeta Morfeo pasa a explicarle a Neo la génesis de su rebelión, que es calcada a lo que ocurrió a principios del siglo XXI. Y hay que recordar que estamos en el año 1999, todavía no se había conseguido oficialmente la clonación y, de hecho, el Proyecto Genoma anunció el mapa genético humano al año siguiente: "en el siglo XXI la Humanidad creó la inteligencia artificial, con lo que daba vida a una raza de máquinas que se movían mediante energía solar"... "La Humanidad siempre ha dependido de las máquinas para sobrevivir"... Y luego viene una explicación sobrecogedora. "Las máquinas encontraron la energía para sobrevivir": acto seguido se muestra cómo esos horribles mecanismos toman fetos. Es decir, está refiriéndose a los demonios como "máquinas" que, o bien se meten en los cuerpos humanos, o bien toman su energía de los fetos abortados. "Hay campos en los que la Humanidad ya no nace sino que se cultiva": una clara referencia a las técnicas de fecundación in vitro que en los años posteriores se iban a poner de moda, y que sugiere que los bebés creados de esta manera están habitados por entidades oscuras. Después de explicar que el ser humano contiene más electricidad que una gran batería, realiza una identificación entre la mátrix, el control y el mundo de las máquinas, explicando que "el objetivo de la Mátrix es transformar al ser humano en un plan de electricidad"; es decir, que los demonios se alimentan de nuestra energía, de nuestras emociones. Es en estas coordenadas cuando Morfeo recuerda que el Oráculo profetizó la llegada del "Elegido", es decir, el Mesías, para liberar a la Humanidad, y conseguir la paz. Pero la cosa se vuelve a complicar cuando nos cuentan el nombre del Bien: "los humanos son hijos de Sión: Sión es la última ciudad humana". ¡Acabáramos! Aquí está la prueba de que los judíos no dejaron pasar esta película de casualidad, puesto que le colocan al Bien el nombre de su conspiración: ¡por algo los directores (Wachowski) son judíos, al igual que la actriz principal (Carrie Ann Moss), lo mismo que había sucedido en las dos entregas de "La Guerra de las Galaxias" (Carrie Fisher y Natalie Portman), dando a entender que es a través del judaísmo, es decir, del vientre judío, como se puede salvar la Humanidad. Todavía más lioso es el lugar donde se encuentra la nave Zión ("un lugar muy profundo, donde hace mucho calor"): ¿el infierno? Neo se sienta en una silla y le insertan una serie de programas, en este caso de artes marciales, algo muy parecido a lo que le sucedía a Arnold Schwarzenegger en "Desafío Total", con lo cual, se están contradiciendo completamente: ¿no decían que luchaban contra las máquinas? ¡Están

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convirtiendo a Neo en una máquina, en un híbrido! A través de un programa de simulación artificial parecido al de los pilotos de avión le programan con superpoderes. Y los prueban siguiendo a Morfeo, pero en el segundo rascacielos al que intenta saltar, cae al vacío. "Siempre se falla la primera vez", se lamenta. Mientras suena una atractiva música trance, el programador de estos software de simulación le expone al "programa de la lujuria", simbolizado en una mujer con vestido rojo que se le cruza por la calle y hace girar la vista a Neo. Es curioso, uno de los directores de la película posteriormente sería seducido por una actriz de porno sadomaso cuya nefasta relación lograría hacer ¡que cambiara de sexo! ¡Larry Wachowski estaba contando lo que más tarde le sucedería a él mismo! Morfeo le cuenta que su valor reside en que es capaz de saltarse las normas, cosa que no pueden hacer los algoritmos, ahí reside su capacidad para desafiar a las máquinas. Cypher (Lucifer) le ofrece un trago y le pregunta, directamente, si ha venido a salvar el mundo. Acto seguido se ve al propio Lucifer conversando con un tal ¡MR REAGAN! (Como el actor-agente que llegó a presidente de Estados Unidos), que le ofrece lo que quiera a cambio de los códigos de acceso a Zion. "Quiero ser famoso, actor, por ejemplo", es la respuesta de Lucifer sobre el pacto para vender su alma al diablo. Repito, el demonio que vende su alma al diablo ¡elige ser actor, para conseguir la fama! Toda la trama gira, como hemos visto, en torno a Internet y la telefonía móvil, pues tanto la información que les va a proporcionar la salida a esos portales temporales como los códigos para desentrañarlos residen en estas dos tecnologías. En el lado positivo, está claro que gracias a esta película impulsaron a los hackers a hacer uso de ellas para liberar los códigos de Zion, pero en el lado negativo es evidente que las campañas para la creación de la burbuja de Internet y el extendidísimo y repentino uso de la telefonía móvil vinieron de este publirreportaje de la telefonía llamado "Mátrix". Asimismo, nos cuentan cómo el teléfono móvil es un localizador, como posteriormente nos hemos enterado. El Gran Hermano te vigila. El siguiente paso es que Neo vaya a ver a la Oráculo, que resulta ser una abuela que tiene en casa a otros jóvenes aspirantes al trono del mesías, todos ellos con superpoderes. Si te fijas bien, verás que en la sala donde están esos niños se están emitiendo imágenes de conejos, subliminal referencia a "Alicia en el País de las Maravillas", nuevamente. La Bruja está cocinando unas galletas cuando entra Neo, al que avisa, por un lado, de que tendrá que elegir entre salvar su propia vida o la de Morfeo y por otro, viéndole con miedo a reconocer su amor por Trinity... le dice que "Él no es el Elegido".

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—Ser el Elegido es como estar enamorado, nadie te lo puede decir. Tienes que sentirlo —le dice. A Neo le ocurre un dejá-vu (precognición) antes de que Trinity esté a punto de declararle su amor. Y la respuesta es esta enigmática frase: "El dejá-vu es un error de la Mátrix, cuando cambian algo". Los cambios entre la realidad virtual (sus personajes de superhéroes) y la nave de Zión de la que vienen son constantes, unos viajes que les envían a las cañerías del sistema, por donde desarrollan esta auténtica batalla mental. El mecanismo es casi calcado al que veremos en "Avatar", de alguna manera es una posesión espiritual a través de esos portales temporales. En un momento dado, todo está a punto de irse a la mierda, pero ocurre un milagro cuando les van a atrapar, lo que prueba que Neo es el Elegido. Cuando Morfeo es detenido, nos encontramos con el triunvirato de demonios (Mr Smith) que explican la filosofía de estos seres diabólicos que son capaces de meterse en los cuerpos de los humanos. Y lo que dicen es calcado a lo que le oímos hace un tiempo al Príncipe Felipe de Edimburgo, consorte del Reino de Inglaterra: "Pensamos por vosotros. Los humanos son una plaga, son como un virus, por eso creamos la Mátrix". Lucifer, el falso conspiranoico infiltrado, traiciona a sus compañeros, y varios de sus amigos mueren gracias a sus traiciones. [¿Os suena de algo?]. Nueva trampa más: los malos quieren acabar con Sión y así liberarse: Sión se identifica con el Cielo. Los humanos son asesinos, vestidos de negro. Los estupendos efectos especiales, unidos a la música y la propia estética de la vestimenta contribuyeron a que Mátrix sea un referente estético, lo que evidentemente contribuyó a su éxito. Una espectacular escena de persecución con un helicóptero termina con este estrellándose contra un rascacielos y generando un gran fuego, algo tremendamente parecido a lo que veríamos en el filme "Atentado en las Torres Gemelas de Nueva York", estrenado en directo el 11 de Septiembre del 2001 en todos los telenoticias del mundo. La sensación que transmite la película es que los ETs se integran entre nosotros para que la Humanidad despierte. Antes de que consigan escapar, Trinity está a punto de declarar a Neo su amor, pero como siempre en las películas, no puede, "algo se lo impide". Entonces es cuando Neo se enfrenta con el Demonio, que le encuentra en la habitación 303 (es decir, "6") y este le derrota, a pesar de todas las capacidades que ha demostrado previamente. ["Nunca suelen lograrlo a la primera", recuerda].

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Al morir en el sueño como superhéroe, Neo también muere en Zión, pero entonces es cuando sucede el verdadero milagro, pues el beso de Trinity hace revivir al héroe que, ahora sí, se convierte en Dios; el amor de la mujer hace al héroe invencible, y lo resucita, lo que nos lleva al tema de María Magdalena con Jesucristo, y aún más atrás, a los cuentos de hadas como el de "La Bella Durmiente"... pero con los papeles cambiados. (Estamos en la era de la ideología de género, no lo olvides). Cuando vuelve en sí después de todo este sueño, Neo ya no tiene miedo, y domina al Demonio con una facilidad casi de risa, hasta que pega un salto... se mete dentro de él... ¡Y lo estalla por dentro! Esta escena puede dar lugar a muchísimas interpretaciones y no seré yo el que te prive de proponer la tuya. Las últimas palabras que Neo pronuncia al teléfono, para su otro "yo" en la cabina del mundo real mientras aparece el mensaje "Error del sistema" son: "Sé que estás ahí. Sé que tienes miedo de cambiar. No conozco el futuro. No vengo a decirte cómo va a terminar esto. Vengo a decir cómo va a comenzar. Voy a colgar, y luego contaré a esta gente lo que no queréis que vean. Les mostraré un mundo sin vosotros [los malos]. Un mundo sin reglas, ni controles, sin fronteras ni límites. Un mundo donde todo es posible. Lo que ocurra después, es cosa tuya". Neo ha despertado a la Humanidad. Ahora va por la calle como una persona normal... pero que sabe la Verdad. Acto seguido, echa a volar. JOHNNY NEUMONIC Curiosamente, tan sólo dos años antes (1997) del estreno de Mátrix, el propio Keanu Reeves había protagonizado una película llamada "Johnny Neumonic" en la que interpretaba a un replicante del tipo "Blade Runner" que se inserta 250 gigas de memoria donde se conservan los datos que van a mandar a la ruina a una importante compañía farmaceútica que ha escondido la cura para una enfermedad relacionada con las ondas electromagnéticas (!!). En un futuro apocalíptico retratado a lo "Mad Max", la película sigue la tónica abierta con "Tron" y "Desafío Total" de la hibridación del hombre y la máquina, en la que el papel de libertarios es interpretado por los hackers, los jóvenes individuos que son capaces de descifrar los códigos del sistema. También es significativo que en esta película los malos visten como los buenos de Mátrix y los buenos como los malos de la mítica película. Todavía dos años más atrás, en 1995, una jovencísima Angelina Jolie había protagonizado la película "Hackers" que lanzaba al mundo el concepto de que la nueva resistencia al Mal (simbolizado por el Poder que controla los sistemas de información) estaría en manos de jóvenes que reventaban esos códigos. La trama comenzaba casi exactamente igual que "Mátrix", pues el hacker recibía un mensaje de un anónimo explicándole

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que era un esclavo del Nuevo Orden Mundial... con la particularidad de que, durante el mensaje, se insertaba una imagen subliminal de la pirámide con "El ojo que todo lo ve" de la secta Illuminati. Es decir, que desde el poder ya se conocía que la resistencia a ese poder que subyugaría al ser humano hasta extremos traumatizantes vendría desde la propia tecnología. Su estética cyberpunk y la práctica totalidad de sus comportamientos conforman el esquema estético y comportamental que seguiría "Mátrix" y el naciente mundo de los hackers en sí mismos, con el interesante dato de que Angelina Jolie ya se perfilaba como la nueva "elegida" por el templo de los sueños hollywoodienses. Mucho más atrás, en 1983, Matthew Broderick había interpretado en "Juegos de Guerra" a un joven que se metía en los sistemas del Pentágono para impedir la destrucción asegurada fruto de una guerra nuclear, argumento que tiene bastantes connotaciones con la del visionario Kubrick "Doctor Strangelove" (Teléfono rojo...). Viéndola en el año 2013, mientras sucedía el escándalo destapado por el hacker Snowden sobre el programa de espionaje de la NSA en Internet, uno ha de reconocer que esta película lanzó un mensaje al futuro sobre las posibilidades del control de las máquinas sobre los seres humanos. Sólo un año después de la presentación de esta película (1984) es cuando Schwarzenegger interpretó al cyborg enviado desde el futuro por el gobierno de las máquinas (Skynet) para asesinar en el presente de 1984 al hombre predestinado a liberar a la Humanidad de tal opresión. Es muy curioso que Schwarzenegger interpretara dos personajes tan parecidos que se teletransportan como los de "Desafío Total" y "Terminator"... y acabara convirtiéndose en presidente del Estado de California, ¿no crees? Dos años antes del estreno de "Mátrix", también veía la luz otra película futurista de signo deshumanizador, llamada "Gattaca". En ella, Ethan Hawke y Uma Thurman retratan una sociedad en la que el registro genérico divide a la sociedad por castas discriminatorias. Separados desde las cunas, se les marcarán las metas a las que cada cual puede aspirar. Es muy significativo que esta película se estrenara dos años antes de la liberación del mapa genético y que en ella se hable del viaje a la luna de Saturno, Titán, convertida en objetivo de los programas espaciales muchos años después. Otra singularidad: el mismo año del estreno de esta película, los dos protagonistas, Ethan Hawke y Uma Thurman, iconos de la Generación X, se casarían. Su matrimonio duraría hasta el año 2004, según el propio Hawke, debido a la disparidad entre el creciente éxito de su mujer y la caída en desgracia de su propia carrera profesional; ¿recuerdas el argumento de "Ha nacido una estrella"?. En otras palabras, su matrimonio estaba ligado al éxito de sus personajes cinematográficos: cuando ese éxito decayó, el matrimonio no aguantó. Señal de que, en realidad, los que se

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habían unido eran los personajes que interpretaban (¿quizás en "Gattaca"?) y no los seres humanos de verdad. En el año 2005, continuando con esta misma temática de un futuro descorazonador para la Humanidad, se estrenaba la película "La Isla", protagonizada por los nuevos machos y hembra Alfa, Ewan McGregor y Scarlett Johansson. En ella se pintaba un futuro humano de individuos clonados, generados para utilizar los órganos con los que reemplazar a los inservibles de la casta dirigente. Sólo los afortunados obtienen un pasaporte para salir de "La Isla" y contemplar la realidad fuera de ese mundo de jóvenes perfectos, a la manera del Mundo Feliz visionado por Aldous Huxley, novela, curiosamente, que fue convertida en película en el año 1998, ateniéndose con bastante fidelidad al original. ¿Por qué se estaban haciendo esas películas con argumentos (vistos desde el presente) tan alejados de la realidad pero, vistos desde el futuro, es decir, hoy, tan parecidos a lo que luego iba a suceder? ¿Es que la ciencia ficción en realidad no lo era tanto? El escritor Aldous Huxley fue un personaje central del siglo XX porque hizo de puente entre la filosofía oriental y la occidental: formado por el satanista Aleister Crowley y amigo del místico hindú promocionado por la Sociedad Teosófica de Madame Blavatzky, Jiddu Krishnamurti. Hay unos cuantos datos sobre Huxley que ayudan a comprender cómo pudo saber en 1932 lo que pasaría en el futuro (es decir, ahora). Que su hermanastro fuera Premio Nobel de biología y su hermano, también biólogo, primer presidente de la UNESCO, nos ayuda a comprender que provenía de una familia de la élite, en este caso, la intelectual. Y más todavía, si reparamos en que su abuelo fue el mejor colaborador de Darwin. De todo ello se deduce que en 1932 ya se conocía la fecundación in vitro y que los planes de la élite era implantarla para sustituir la procreación natural. De seguro, Huxley tenía contactos (o perteneció) a la masonería, o a la propia Golden Dawn de Aleister Crowley con tantas influencias en el mundo de la aristocracia del espectáculo. Muy probablemente, se salió de ella y decidió contarnos al oído el mundo que la élite tenía pensado para nosotros. La cultura, en este caso, la literatura, fue la manera en la que este infiltrado nos avisaría de los planes que la élite tenía para nosotros. La división de la Humanidad en castas que mostraba el libro (Alfa, Beta, Epsilon, Delta) era una fusión del mundo hindú que conocía también (viajó allí a principios de siglo) y de las teorías eugenésicas nazis que su entorno familiar ayudó a gestar. El propio Hitler llegó a crear una "división de arias perfectas" que fueron inseminadas para dar a luz a una raza mejorada. El proyecto se llamó Lebensborn, y era exactamente lo que contaba Huxley tres años antes en su influyente libro, cuya primera edición data de 1932, no lo olvidemos, antes de que Hitler llegara al poder. Por

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supuesto, el entorno nazi copió las ideas de la élite científico-filosófica a la que Huxley pertenecía. En cuanto al "soma", la droga que regala el Estado para mantener a la gente "feliz", es una fusión, una vez más, de la tradición chamánica hindú y los modernos experimentos de la psicología conductista y la psiquiatría. Desde la propia creación de la psicología (Watson, Skinner, Pavlov) sus experimentos con animales tuvieron por objetivo crear respuestas condicionadas, es decir, manipularles desde el inconsciente. Lo que no nos han contado es que estos experimentos tenían como fin último manejar a las masas humanas para hacerlas dóciles y crear una sociedad "feliz". Huxley sí lo sabía porque, como queda dicho, pertenecía a esa élite intelectual. La historia oficial nos cuenta que la primera droga sintética aparece ¡por casualidad! en el laboratorio suizo de la empresa Sandoz (hoy Novartis), en el laboratorio de un tal Albert Hoffman, judío, por supuesto. En 1938. ¡Seis años después de que Huxley lo anticipara en su novela! Está claro que no nos han contado la verdad. A partir de lo desarrollado por la psicología conductista y la neuropsiquiatría, esos laboratorios de la élite estaban investigando el famoso soma de la felicidad artificial del que hablaba Huxley como una forma de control social de la población que fructificó en el programa MK Ultra, con tantas connotaciones con la industria cinematográfica. Hoffman no descubrió el LSD por casualidad sino que llevaban años trabajando con ello. Todas las drogas sintéticas que posteriormente llegaron al mercado negro, promocionadas por las películas y las estrellas del espectáculo, han sido desarrolladas por la industria farmacéutica y son puestas en el underground con la aquiescencia de todos los gobiernos. Como curiosidad, os contaré que tengo una conocida en Barcelona, psicóloga, que investiga con nuevas drogas sintéticas, a partir de su propia experiencia. Pagada por el Gobierno, ¡ojo! Evidentemente, es lo que luego se colocará en el mercado, previo análisis de sus efectos y así, en cada momento, sacarán la droga más indicada para adormecer a la población. Son muchísimos los aciertos de libro "Un mundo feliz" pero, para mí, el más sorprendente es la utilización de la promiscuidad sexual como arma de control de la población. El propio término "enrollarse con alguien" apareció allí (en inglés, "engage"). ¿Cómo lo pudo intuir Aldous Huxley? ¿O es que alguien se lo "sopló"? Parece que entre esa élite intelectual se vivía de esta manera (así aparece en la película "Kinsey", sobre la obra del famoso zoólogo y padre intelectual del movimiento gay) pero también es significativo conocer que Huxley vivió un tiempo en Hollywood, donde pudo comprobar in situ

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cómo su profecía de las "neumáticas" se había hecho realidad, es decir, las prostitutas que no saben que lo son y que ofrecen su cuerpo a cambio de la promoción social... en el mundo del espectáculo. De hecho, el emparejamiento de los machos y hembras alfa, la proscripción de la monogamia y la propia promiscuidad que hemos visto a lo largo del libro hechos realidad en el ambiente hollywoodiense están todos sugeridos en esta obra de 1932. Hollywood es, de hecho, el Mundo Feliz de Aldous Huxley, el mundo en el que todo el mundo quiere vivir, pero una pregunta queda en el aire: si los científicos de principios del siglos XX decidieron procrear entre ellos para generar una raza superior, ¿serían los emparejamientos entre actores y actrices la continuación de esa misma estrategia? ¿Estaría contando Aldous Huxley el mundo sexual de Hollywood en su hedonista novela? Las otras dos novelas seminales sobre el futuro de la Humanidad también fueron llevadas al cine. "1984", estrenada en ese mismo año a cargo de Michael Bradford en el mismo año 1984 y "Fahrenheit 451" a cargo de François Truffaut en 1966, una película que nos mostraron a los niños de mi generación y que nos preparó para el horrendo futuro que nos esperaba. Esta última película en concreto, que pintaba una sociedad distópica en la que el servicio de emergencias se había convertido en la policía del pensamiento del sistema, a base de crear incendios que ellos mismos apagaban, entroncaba con la anterior en el sentido de que colocaba al control de los medios de comunicación y la capacidad de pensar como las bases para llegar a una sociedad totalitaria. Ambas películas y libros tendrían una gran influencia entre los niños de los ochenta, que recibimos un aviso subliminal sobre el peligro que tendríamos que encarar cuando nos hiciéramos mayores. 1999: EL ÚLTIMO MENSAJE DE KUBRICK En el año 1999, aquel que marcaba la transición hacia el nuevo siglo, cuando nuestras vidas parecieron acelerarse, la industria cinematográfica también experimentó una brusca transformación, en sus tramas y en los mensajes subliminales que ofrecían. Este año marca el declinar de la generación del grunge, ya sabéis, el último gran movimiento rockero, caracterizado por su pesimismo y cuya película estandarte fue "Reality Bites". En ese año, se lanza "Inocencia Interrumpida", en la que la belleza en decadencia (a pesar de su juventud) Winona Ryder se encuentra con la emergente Angelina Jolie, en una historia ambientada en un psiquiátrico que parece una actualización de la mítica "Alguien voló sobre el nido del cuco". Una desmejorada Winona, peinada a lo chico y con tendencias suicidas, es encerrada no se sabe muy bien por qué y allí se une a una banda de chicas liderada por la diabólica y machorra Angelina Jolie, que la

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invita a pasarse al "lado oscuro" y a flirtear con la homosexualidad. Secundadas por la otrora bruja de "Ghost", Woopy Goldberg, ahora haciendo de enfermera castradora, la tercera niña mala es interpretada por una tal Brittany Murphy que también había triunfado siendo una niña en la película "Clueless", y que tras que Angelina revele su relación incestuosa con su padre se acabaría suicidando... en un cuarto de baño. Curiosamente, uno de los extendidos rumores acerca de Angelina es que sufrió abusos sexuales incestuosos de pequeña... El caso es que el beso entre Angelina y Ryder simbolizó el traspaso del "cetro" del poder como diosa del sexo en favor de Angelina. Recordad esta película porque las tres protagonistas volverán a aparecer en este relato. Fue en ese mismo año 1999 en el que se lanzó Al Qaeda y la llamada "realidad virtual" cuando se estrenó la película "Mátrix" que hizo despertar a muchos sobre la mentira en la que vivían, y la pregunta que todos nos hacemos es: ¿cómo consiguió pasar la censura de una compañía como Warner Brothers? Quizás, la respuesta está en cómo la saga cambió de signo en las siguientes películas, edulcorando completamente el discurso antisistema, y, sobre todo, conociendo la trayectoria de uno de los directores, Larry Wachowski, que acabó cambiándose de sexo (ahora es Lana) tras una relación con una actriz porno especializada en el sadomaso que le dejó... tan trastornado como para transexualizarse. "Mátrix" fue un error del sistema: nunca debió haberse estrenado pero se coló por la puerta de atrás. También en 1999, y cuando se encontraba montando su última película "Eyes Wide Shut" muere el director Stanley Kubrick, tan sólo tres días después de visionar la primera versión de la misma. La historia oficial cuenta que el actor Tom Cruise, relacionado con la Iglesia de la Cienciología, fue quien acabó de montar la película. Dado que estamos hablando, sin duda alguna, del director más interesante de la Historia del Cine, las circunstancias de su muerte han levantado muchas dudas que acto seguido me propongo desvelar. Cuando una persona no condicionada por los críticos oficiales ve "Eyes Wide Shut" acaba pensando que "le falta algo". Aunque el espectador desconozca los códigos cinematográficos, intuitivamente está dándose cuenta de que la película carece de un clímax o de una trama propiamente dicha que justifique todo lo que en ella acontece; te pasas la película esperando que pase "algo". Es evidente para cualquiera que Kubrick sabía que al cine le hace falta un clímax y que la película resuelva la trama: es el abecé de toda película. Por eso esta película ha generado tantas suspicacias. Lo que los críticos han ponderado es que refleja el tema de la fidelidad entre la pareja, el sexo y el peligro de la promiscuidad. Y ya está. Con eso

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es suficiente. Como Kubrick era un genio, no le hace falta nada más: ¡a los genios no se les puede cuestionar! Sin embargo, los críticos no explican qué hace Tom Cruise en esa fiesta tan extraña en la que se cuela, y en donde doce vestales completamente desnudas acaban la ceremonia —presidida por una especie de cura— besándose en la boca lésbicamente. Acto seguido, se levantan y eligen cada uno a un hombre de la concurrencia, estableciéndose la consiguiente orgía. Lo que Kubrick estaba mostrando era, ni más ni menos, una ceremonia satánica a la que asiste la élite dominante (incluidas celebridades del cine, como vimos con el asunto de Roman Polanski). Si te fijas bien, te darás cuenta de que la mujer que elige a Tom Cruise tras el ritual satánico es Nicole Kidman: aún con la careta, podrás adivinar su cabello, su cuello y parte de su tez. En los cortes de la película que no llegaron a aparecer en las pantallas porque fueron amputadas de la copia realizada por Kubrick se mostraría que Nicole Kidman es una de las prostitutas que acude a esa reunión a la que sí habría sido invitado el propio Cruise y que, por tanto, su marido la habría ofrecido a cambio de formar parte de esa élite. Rodada en la mansión de Nathan Rothschild, la película está contando cómo las personas que quieren acceder a esa sociedad secreta (los Illuminati) venden a sus hijas o sus mujeres para esas orgías, representado en el personaje del propietario de la tienda de disfraces. Si quieres conocer un ejemplo real de este tipo de fiestas, buscan en google "Fiesta Rothschild disfraces" y encontrarás a Salvador Dalí y Audrey Hepburn con el mismo tipo de máscaras. Los sueños eróticos de Nicole Kidman son en realidad representaciones de las propias orgías a las que acudió Kubrick, y seguramente la propia Nicole, para lograr incluirse entre esa élite, la misma élite de Hollywood. Recuerda que el recurso de que "es un sueño" es la treta de los directores para mostrar indirectamente aquello que directamente no pueden contar... Recuerda, también, que la propia Nicole Kidman interpretó "Todo por un sueño", que sugería que estaba dispuesta a cualquier cosa por alcanzar la fama... Stanley Kubrick decidió en esta obra exponer ante todo el Planeta a la secta Illuminati, y cómo el sexo y el satanismo son las maneras en las que se llega arriba del todo, vendiendo incluso a las mujeres de su familia. En otras palabras, consciente de la que se avecinaba (recuerda cómo acertó con "La Naranja Mecánica") se jugó el todo por el todo para avisar a la Humanidad de lo que estaban tramando las sociedades secretas que crean nuestra realidad, y eligió la ficción para contárnoslo. Al tiempo que revelaba la realidad más oscura sobre el poder, también nos estaba contando la verdad sobre Hollywood, obviamente, y el papel

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que juega el sexo en el ascenso hacia los escalones más altos de la pirámide. Hay un dato también importante que debes conocer. Tom Cruise y Nicole Kidman se conocieron en el rodaje de la película "Días del Trueno" en 1990, y se casaron ese mismo año, adoptando posteriormente dos niños (¿por qué las estrellas adoptan y no tienen los hijos?). Parece que sus problemas conyugales comenzaron en el rodaje del último filme de Kubrick. La historia oficial dice que fueron las tensas escenas que rodaron, las detonantes de su separación. El caso es que Tom Cruise inició el proceso de divorcio en febrero del 2001, cuando Kidman estaba embarazada; un bebé que perdió... Recordemos a Polanski, la película "La semilla del diablo" y el bebé que su mujer, Sharon Tate, perdió en la matanza de las huestes de Charles Manson (amigas del director judío). Acto seguido, el galán metido a la Cienciología se emparejaría con la española Penélope Cruz, que seguía los pasos en la meca del cine de su compatriota Sara Montiel y del propio Antonio Banderas, que había llegado a Hollywood gracias al tirón del director de cine gay, Pedro Almodóvar, y a la película de Fernando Trueba "Two Much" en la que conoció a su mujer USA, Melanie Griffith (aunque también parece que se lo montó con Daryl Hannah durante el rodaje). Rápidamente, el ambicioso malagueño se deshizo de su mujer española y se unió a la casta dominante emparejándose con Melanie Griffith, hija de la actriz Tippi Hedren, encumbrada por Hitchcock en "Los Pájaros", y que ha arrastrado graves problemas de alcoholismo desde su juventud. Como todas las actrices pertenecientes a la casta dominante, Griffith sufrió la separación de sus padres cuando era niña, posó como bebé para una revista, hizo su primera película con 12 años y apareció desnuda muy joven, antes de cumplir los 18 años, haciendo de reina de la belleza ("Smile"), niña ninfómana ("Ahogada en la piscina") y adolescente lasciva en "La noche se mueve", respectivamente. Ya entrada en la cuarentena, se convirtió en adicta a las operaciones de cirugía estética, desfigurándose la cara como harían muchas actrices con la fiebre que llegó en el siglo XXI. La hija que tuvo con el también actor Don Johnson, Dakota, continuaría el linaje en el Templo de Hollywood al protagonizar la saga sadomasoquista "Anatomía de Grey": el propio Antonio Banderas comentó que la madre, Melanie, ¡se sentía muy orgullosa de que su hija fuera elegida para ese papel! Evidentemente, la estaba entregando al Templo... La española Penélope Cruz también cumplió con casi todos los pasos que las estrellas deben atravesar para llegar a la cima. Comenzó en la televisión española cuando tenía 15 años presentando un programa infantil y protagonizó un videoclip del grupo Mecano a esa tierna edad que le permitió emparejarse con el por entonces exitoso cantante del mismo

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grupo, Nacho Cano. Con 17 años apareció desnuda en una serie erótica francesa llamada "Elle et lui" y en ese mismo año 1991, sin haber alcanzado la mayoría de edad, rodó con Bigas Luna la película "Jamón, jamón", incluidas varias escenas altamente sexuales junto a los actores Juan Diego, Javier Bardem y Jordi Moyá (los dos últimos protagonizarían una película abiertamente gay ¡en 1999! escrita por la futura ministra de cultura española, Ángeles González Sinde, llamada "Segunda piel"). Sin duda fue esa sexualidad desbordante la que catapultó a Penélope a la fama, haciendo seguidamente películas como "Belle Epoque" (que ganó un Oscar) o "El amor perjudica seriamente la salud", en la que interpreta a una fan de John Lennon que, después de muchas relaciones, acaba emparejándose con un antiguo amor. (Recuerda este dato). Penélope Cruz conoció a Tom Cruise en el rodaje de la adaptación de la película de terror española "Abre los ojos", llamada en Estados Unidos "Vanilla Sky" y que juega con el sempiterno truco de que lo que estás viviendo forma parte de un sueño diabólico y no la realidad. Curiosamente, en la película original "Los otros", también del español Amenábar, el personaje protagonista lo haría ¡Nicole Kidman, la ex mujer de Tom Cruise! Era el año 2001, el mismo año en que Tom Cruise dejaba a Nicole Kidman y en el que comenzaría su relación con Penélope Cruz. ¡Qué locura!, ¿verdad? ¡Vaya cambio de figuras interpretando los mismos roles! Penélope Cruz asentaría su posición en Hollywood interpretando papeles de guapa latina, en donde encontró colaboración con la mejicana Salma Hayek, quien se hizo famosa por un baile erótico con una serpiente en la película de Robert Rodríguez y Quentin Tarantino sobre vampiros modernos: "Abierto hasta el amanecer". Tal y como relató la prensa oficial, las dos amigas durmieron en la casa de un narco mejicano en el año 2008 durante el rodaje de la película "Bandidas", en la que interpretan, obviamente, a dos bandidas. Las actrices se defendieron de los lógicos rumores aduciendo que la mansión era sólo una de las varias alquiladas por la productora durante el rodaje, y que sólo los productores, y no el equipo, sabían a quién pertenecía. El problema es que la productora de la película era de... Salma Hayek quien, por cierto, pertenece de cuna a la aristocracia mejicana. Conocida es la costumbre de los narcos mejicanos de patrocinar a cantantes para que romanticen sus andanzas en canciones llamadas "narcocorridos"; así pues, no es extraño que, sabiendo este dato, hubieran participado en la producción de la película poniendo el dinero. Lo que resultaría más interesante conocer es qué grado de implicación tuvieron las dos sex symbols latinas con los delincuentes, sabiendo que durmieron en la casa de los narcos durante ese rodaje. Los mismos rumores que hemos visto revolotear sobre otras actrices, pende sobre Salma Hayek, y hay quien dice que, incluso, arrastró a Penélope Cruz por el mismo camino...

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El caso es que por esa época, en Colombia estalló un escándalo alrededor de cómo los concursos de belleza estaban financiados por los narcos y ellos elegían, por tanto, quién debía vencer: sus novias, obviamente. El libro "Las prepago" os sorprendería a muchos... Si lo pudierais leer, claro, porque este best seller fue sacado de la circulación por un juez, que atendió la demanda de una de las actrices-modelos-presentadoras, SUPERCONOCIDAS EN COLOMBIA, a las que citaba la alcahueta "Madame de Rochy" en su descripción de cómo la plana mayor de las bellezas colombianas habían aceptado cifras millonarias a cambio de acostarse con narcos, militares, políticos y deportistas para satisfacer favores y extorsiones a cuenta de los capos del cartel de Cali, los hermanos Rodríguez Orejuela. El libro "Las Prepago" causó un gran impacto en Colombia (antes de ser retirado) porque ejemplifica la mentira de los concursos de Miss (comprados por los narcos para sus queridas) y las estrellas de TV (gran parte de ellas se han prostituido para gente muy "especial"). Quien haya visto la película "Una proposición indecente" se hará una idea más clara del asunto: en las revistas puede parecer incluso que son las novias de esos mafiosos pero en realidad son lo que se han conocido tradicionalmente como "damas de compañía". La creencia de que gran parte de las que consideramos "estrellas de la televisión y el cine" son prostitutas de lujo encubiertas, salió a la luz en España hace algunos años por medio de un reportaje con cámara oculta de El Mundo TV. Allí se citaron los nombres de las modelos Mar Saura, Mar Flores y Sofía Mazagatos, entre otras. Un escándalo similar había estallado pocos años antes en Estados Unidos con la madame judía Heidi Fleiss al mando de una agenda de prostitutas del mundo del espectáculo para hombres superricos. Nacida en una familia de clase media, Heidi se emparejó siendo muy joven con un hombre de negocios que la enseñó cómo manejarse en el mundo de las grandes finanzas. Así fue cómo a la edad de 24 años se hizo prostituta para una madam de 61 que le enseñó las claves del negocio. Al poco tiempo le compró la casa a... Michael Douglas y comenzó a vivir con Victoria Sellers, hija del actor Peter Sellers y Britt Ekland, de quien se dice que ejerció la prostitución y que apareció en la revista Playboy en 1986. Entre su agenda de clientes parece que figuraban los mayores productores, directores y actores de Hollywood, pero sólo ha trascendido el del disidente Charlie Sheen. Más tarde, Fleiss se independizó y comenzó a reclutar a jóvenes aspirantes a actrices, modelos e incluso a una ex Miss América. La razón de por qué las mujeres más bellas de América se ofrecían en la discoteca que frecuentaba es que las tarifas de estas mujeres oscilaban entre los 1.000, 1.500 o incuso un millón de dólares, llegando a viajar a París o Londres para formalizar estos servicios. A lo largo del relato, hemos visto

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unas cuantas películas que hablan de estos mismos hechos, y por la costa mediterránea española son habituales las anécdotas sobre los yates de los magnates árabes que seleccionan a las mejores bellezas para sus orgías. En Internet puedes encontrar listas de todas las actrices de primera fila que han ejercido la prostitución. También deberías conocer las declaraciones del proxeneta libanés a sueldo del hijo del coronel Gadaffi, Elie Nahas, quien afirma que actrices de segunda fila y la plana mayor de las modelos se prostituyen durante el festival de cine de Cannes a razón de 40.000 dólares la noche en los yates de los árabes más ricos del planeta. El único hombre que da es la actriz de la serie "Los vigilantes de la playa", Carmen Electra. En el año 2008, Woody Allen volvería a reunir a Javier Bardem con Penélope Cruz en el publirreportaje de Barcelona conocido como "Vicky Cristina Barcelona", en el que el semental español consigue montarse un trío con las dos actrices más deseadas del momento: la propia Penélope y Scarlett Johansson, con escenas bélicas incluidas. Esta película de vergüenza ajena le valió un Oscar a Penélope Cruz y no sólo eso: encontró al padre de sus hijos que había sido su amante en "Jamón, jamón", como, por otra parte, pronosticaba el argumento de la película "El amor perjudica seriamente la salud", ¿recuerdas? ¿Estaba Penélope cumpliendo con la agenda que la habían marcado en sus propios papeles? Curioso, ¿verdad? La carrera de Bardem se parece como una gota de agua a la de la mayor parte de las estrellas estudiadas: proviene de una familia ligada al cine (su madre es actriz, su tío un importante director de cine) y su primer papel importante fue de chapero homosexual ("Las edades de Lulú"); un dato que le liga al comienzo de otros actores como Imanol Arias, Antonio Banderas, River Phoenix, Keanu Reeves, Leonardo DiCaprio y... Brad Pitt (aunque no de homosexual). En el siglo XXI, Woody Allen continuaba su camino cuesta abajo debido a que los norteamericanos no olvidaban que es un pederasta; en el año 2001 hace "La Maldición del Escorpión de Jade", que aclara bastante el asunto de los judíos y los liga perfectamente al asunto de la Programación Monarca, anteriormente explicado. Nuevamente, vuelve al tema de la hipnosis, como ya había hecho en su mediometraje de "Historias de Nueva York". Ya mayorcito, Allen imita a su adorado Humphrey Bogart en esta película que recrea las pelis de detectives de los años 40 y los típicos amoríos chico-chica que a pesar de que se pelean, en realidad se aman. Obviamente, Allen no da el tipo físico para ligarse a tres bellezones como Helen Hunt, Elizabeth Berkeley y Charlize Theron, pero su cabezonería al querer interpretar el papel del imitador de Bogart es una prueba irrefutable de que en sus películas está haciendo realidad sus sueños, de ahí que su

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contenido nos sirva para descubrir al ser humano que se esconde bajo el pseudónimo "Woody Allen". Con esta película se permite el lujo de ligarse a una mujer fatal (Theron), una feminista poderosa (su compañera de oficina, Hunt) y la jovencita virginal (Berkeley). Nada más comenzar, se presenta el nudo de la película, que es un show de un hipnotizador (a manos de un tal Boltan Polgar, apellido judío húngaro), en el que Hunt y Allen, que se llevan fatal, caen dulcemente enamorados el uno del otro, al escuchar las palabras "Madagascar" y "Constantinopla" y por medio de un símbolo: el escorpión de jade. A partir de ahí, se desarrolla la trama de robos, en clara referencia al programa de control mental MK Ultra, porque el hipnotizador (judío) convierte a Allen y Hunt en sus muñecos teledirigidos para robar joyas. Así las cosas, se produce la valiosísima situación de que el pueblo judío (Allen) se dedica a buscar al ladrón de joyas que es... ¡Él mismo! Es decir, ¡tiene una doble personalidad y uno no sabe lo que hace él otro! ¡Completa programación MK Ultra! Parece claro que con esta película Allen está buscando una explicación por los abusos sexuales cometidos sobre sus hijastros y, de alguna manera, está diciendo que él era inconsciente de ello (posiblemente, hubiera sufrido también esos abusos de pequeño). Corroborando esta hipótesis, cuando encuentran las joyas en su propia casa, Allen grita desesperado: "¡es una conspiración! ¡Alguien ha colocado las pruebas!". Amén de sus sempiternas referencias a Hitler y Mussolini (que sirven al pueblo judío para defender que ellos son los "buenos"), así como contra los curas (llama a uno "pederasta", ¡tiene narices!), la película destaca por su jazz de bajo, que sirve para realzar los momentos álgidos de la película. La conspiración hipnótica se empieza a resolver porque, en estado de hipnosis, tanto Allen como Hunt se dicen que se aman, y así el otro nota el cambio de conducta en su vida real. Es decir, ¡el mismo estado en el que se convierten en muñecos MK Ultra es cuando son capaces de amar! En otras palabras, "cuando hacen caso a Jehová (el hipnotizador) y roban, se aman". Esta frase daría para toda una tesis sobre el pueblo judío, pero me quedo con la del hombre que deshipnotiza a Allen: "nadie hace nada cuando está hipnotizado que no fuera capaz de hacer en el mundo real". Con esas palabras quiere decir que el mundo del inconsciente también forma parte de la responsabilidad de un individuo. Paradójicamente, está reconociendo la responsabilidad de cada uno sobre su inconsciente. La película se resuelve cuando Allen decide que el mundo del inconsciente (donde era capaz de decir a Hunt que la amaba) se impone al consciente. Aparentemente, utiliza la palabra mágica (el hechizo judío) para enamorar a Hunt, aunque luego ella da un giro reconociendo que "se hacía la hipnotizada". Es decir, que se hacía la inconsciente.

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Parece claro que es el Amor el que puede redimir al pueblo judío del hechizo hipnótico de Jehová. Y, como prueba de que los judíos no han perdido la capacidad de amar sino que son víctimas de un hechizo, al final de la película Allen y Hunt se dicen unas frases muy bonitas sobre la incapacidad para expresar sus sentimientos. El título de la película tiene que ver claramente con la sabiduría taoísta, la referencia al jade tiene que ver con el sexo y la larga vida; ya que el dragón de jade se supone que es un afrodisíaco (evidentemente, Allen estaba preocupado en aquel año por ese tema; bueno, siempre). Como curiosidad, ¿sabéis en qué año salió esta película del realizador judío neoyorquino? 2001. ¿Recordáis unos aviones que se estrellaron contra unas torres y que decenas de agentes judíos fueron detenidos espiando en delegaciones yanquis...? ¿Más curiosidades? Después de casarse con su hijastra Soon Yi (adoptada por su ex pareja Mia Farrow), ¡Allen adoptaría otras dos niñas asiáticas con su actual pareja! En "Scoop", Allen volvería a recurrir al truco del hipnotista para lanzar una trama policíaca sobre un criminal muy parecido a Jack el Destripador. Pero sin duda, la película de los últimos años en la que Allen se descubre a sí mismo es "Hollywood Ending" (el final de Hollywood) en la que se interpreta claramente a sí mismo en los dos sentidos. En este caso, es un director de cine que ha dejado de tener éxito en Estados Unidos y por ello se tiene que ir a Europa. De pronto le sale un trabajo en Nueva York, que proviene de su ex mujer y su actual marido, y tiene que afrontarlo desde la ceguera, tanto física como creativa. Toda una declaración de cómo se sentía en ese año 2002... En estos años del siglo XXI, Woody Allen se exiliaría en Europa, pues su pederastia hizo que el público norteamericano le volviera la espalda. Lo curioso del tema es que las instituciones europeas le sufragarían las películas, que fueron cambiando de marco de realización, dependiendo quién pagara la película. Si "Vicky, Cristina, Barcelona" se desarrolla en Barcelona y Asturias, "Match Point", "Scoop" y "El Sueño de Cassandra" se desarrollan en Londres; "Medianoche en París" en la ciudad de la luz; y "A Roma con amor", en la ciudad eterna. En realidad, los argumentos son una excusa para mostrar estas ciudades y alimentar el turismo, de ahí que las llame "publirreportajes". Todas ellas son pésimas. NATALIE PORTMAN: EL HADA ABDUCIDA POR LOS SATÁNICOS En el año 1996 se estrena la tierna y nostálgica película "Beautiful Girls", que viene a ser una reedición de la inglesa "Los amigos de Peter", pero en este caso con un grupo de amigos de Estados Unidos. Una vez más, las canciones conforman el meollo de la capacidad ilusionadora de la

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película, en este caso con el tema "Sweet Caroline" de John Denver como elemento mnemotécnico central. En ella, Uma Thurman ejecuta el papel desestabilizador de los chicos, mientras que una ninfa de 15 años llamada Natalie Portman seduce a un escritor en una historia de amor que no puede llegar a ser por razón de la diferencia de edad. Os juro que, en cuanto la vi, supe que Natalie Portman llegaría lejos... Y eso que no sabía que era israelita. La película describe, como será norma a partir de esos años, a los hombres como nulidades sólo pendientes de los deportes, las cervezas y de pegarse. Mientras que el chico casado, en realidad, bebe los vientos por otra chica, la niña Natalie, que literalmente, "se come la película". La ninfa israelita Natalie Herslag, rebautizada Portman para esconder su origen judío, había hecho su primera película con 13 años con "León el profesional" haciendo de aprendiz de un asesino a sueldo francés. En un papel prácticamente calcado al que lanzó a la fama a Jodie Foster en "Taxi Driver", la niña Natalie mantiene una relación amorosa con un asesino con una especie de retraso mental. Afirma en dos ocasiones que le ama, le cuenta al conserje de la pensión donde se hospeda que "son amantes" y, en la siguiente escena, se levantan de la cama juntos... y ella, en braguitas. Para cualquier espectador mínimamente despierto, es una pederastia más que subliminal, y una copia descarada de "Lolita", de Kubrick, que hace que nos preguntemos, una vez más, qué padre dejaría a su hija hacer esa película con 13 años. Por si quedara alguna duda, en un momento dado Natalie se inventa un juego de adivinanzas para su amante ¡y se disfraza de Madonna cantando "Como una virgen" y después de Marilyn Monroe cantando el "feliz cumpleaños" a Kennedy! ¡Otras dos esclavas sexuales! Otra detalle metacinéfilo: las referencias de Natalie para hacerse asesina son las mencionadas películas "Bonnie & Clyde" y "Thelma & Louise". La niña Natalie (que es hija de un especialista en reproducción artificial) aprende pues el oficio de criminal... con tan sólo 13 años, de la mano de una relación rayana en el control mental con un asesino en serie. Estamos en 1994. Antes de convertirse en la heroína de la segunda saga de "La Guerra de las Galaxias", Portman encarnaría a la joven secuestrada por el psicópata /líder conspiranoico de "V de Vendetta", cuya máscara se convirtió en todo un símbolo de las revoluciones que estallaron en el 2011 en todo el mundo (particularmente en España) y del grupo Anonymous (que fue infiltrado por la CIA), lo que da idea del poder del cine para inspirar movimientos sociales. La película del 2006 describe a un antagonista del orden establecido que emite llameantes discursos sobre la conspiración del propio gobierno para obtener el poder a base del terror (una campaña de ataques bacteriológicos) pero que decide acabar con él a base de bombazos; es decir, un terrorista. Natalie interpreta a una periodista detenida en el intento por acabar con la naciente revolución de Guy Fawkes que acaba siendo

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secuestrada por el psicópata y desarrollando un cínico síndrome de Estocolmo; es decir, atracción por su secuestrador. ¡Prácticamente el mismo personaje que interpretaba en "León el Profesional! A raíz de este secuestro-amorío con todas las trazas de ser una relación MK Ultra, Natalie se rapa la cabeza (símbolo de que ha entrado en una secta, recuerda a la cantante irlandesa O'Connor) y actuando a su favor. Como quien no quiere la cosa, la película lanza la trama subliminal de unas líricas cartas de una lesbiana a su pareja, encontradas por Natalie en la celda donde la encierran. Evidentemente, las intenciones de incluir esta trama, que no tiene sentido alguno dentro del argumento, eran claras: inducir al lirismo homosexual dentro de una trama perversa de amor entre una mujer y un hombre. "¿No hubiera sido mejor que Portman se enamorara de una mujer?". Años después, Portman protagonizaría la película "Cisne Negro", del director judío Darren Aronofsky, que es una descripción de un caso de desdoblamiento de personalidad y mensajes subliminales: un curso ya, claro y completo, de manipulación mental MK Ultra que nos hace albergar todas las dudas sobre si la bella israelita es plenamente consciente de sus actos. Utilizando el símbolo del cisne como hilo narrativo, Aranofsky quiere mostrar cómo Portman se transforma tras vender su alma al diablo con el fin de conseguir la fama. La película contiene imágenes insertadas en las que la actriz Mila Kunis (sin que el espectador logre darse cuenta a menos que detenga la imagen) sustituye a Portman en algunos planos, entre profusión de espejos y cisnes subliminales, tanto en su habitación como en una escena en la que intenta ahogar a uno. En su transformación tiene mucho que ver el teléfono: cada vez que lo coge, se produce una mutación en ella (igualito que el Superagente 86). Esas escenas son el comienzo de su transformación en su alter ego malo, algo muy habitual en la publicidad, que muchas veces saca dos imágenes de la misma mujer. En la escena en la que se muestra una luna mientras baila, muestra abiertamente que ya es "otra", es decir, el espíritu ya le ha poseído, de ahí el título aludiendo al cisne. En la escena final de la discoteca, con profusión de drogas, se produce la transformación final de Portman, con escenas lésbicas incluidas con su alter ego, la mencionada Mila Kunis. La publicidad está repleta de imágenes con espejos o dobles de la modelo, que impulsan a la bipolaridad y la doble personalidad, al margen de fomentar la homosexualidad. A poco que te fijes, verás en la escena de la discoteca imágenes subliminales del demonio en la discoteca, patentizando que es una fiesta satánica: en otras palabras, está mostrando el momento en el que ha vendido su alma al diablo. Está claro el proceso que vivió la propia Portman, pero también resulta sugerente que la primera bailarina a la que sustituye es... ¡La otrora reina del grunge, Winona Ryder!

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Para aclarar las preferencias del mencionado director, Aranofsky, previamente había dirigido otra película llena de códigos cabalísticos llamada "Pi", cuyos protagonistas son... rabinos. SATANISMO DISNEY Pocos años después del estreno de "V de Vendetta", la cantante criada desde niña en el "Club Disney", Britney Spears, sufre una depresión a resultas de la cual aparece posteriormente con la cabeza rapada, lo que provoca que al final su padre consiga la patria potestad sobre ella. Esto ocurrió en 2007, tan sólo unos meses después del estreno de "V de Vendetta" y de que Britney rompiera con su novio. En el año 2003, cuando Britney sólo contaba 22 años y la también cantante procedente del Club Disney Christina Aguilera tenía 21, habían aparecido vestidas de blanco con traje de novias bajando de unas escaleras pertenecientes a una pirámide mientras Madonna, vestida de negro y con el sobrero alto propio de los banqueros, las esperaba cantando "todo el mundo quiere ir a Hollywood". Tras contonearse lésbicamente, Madonna daba un beso en la boca a cada una de sus ahijadas ¡exactamente igual a lo que se ve en la película de Stanley Kubrick "Eyes Wide Shut"! (Y muy parecido al beso que se dieron Winona y Angelina Jolie en "Inocencia Interrumpida" y significó el traspaso del poder como diosa del amor entre ambas). Esta ceremonia era eso; una ceremonia satánica para patentizar la extensión del movimiento gay. La ex actriz porno Madonna, que se hizo famosa ultrajando la Iglesia Católica con las canciones "Like a Prayer" y "Papa don't preach", fue la encargada de dirigir en escena el show. Será bueno recordar que, antes de hacerse famosa, y con tan sólo 18 años, Madonna hizo una película satánica llamada "Certain Sacrifices" en la que aparecía como parte de una misa negra, después de sufrir una violación. Muy posiblemente fue ese filme el que le abrió las puertas de la fama. Curiosamente, Madonna reconoció posteriormente que fue violada nada más llegar a Nueva York... Las consecuencias de protagonizar aquel evento satánico para la virginal, hasta entonces, Britney Spears, no se hicieron esperar, y a partir de ahí sus videoclips se llenarían de sexo y oscuridad hasta que en esas fechas del rapaje perdió, curiosamente, la cabeza, y tuvo que ser internada en un psiquiátrico. Su padre tuvo que acabar pidiendo la custodia de la niña. Prácticamente clavadas son las historias de otras niñas estrellas modernas salidas de la factoría Disney como Lindsay Lohan y Miley Cyrus, con un arsenal de detenciones por posesiones de drogas la primera, salidas de la cárcel e historias lesbianas, que se convirtieron en la norma a partir de ahí de las estrellas femeninas publicitadas. Fue muy curioso porque, sin haber hecho ninguna película de importancia, la joven Lindsay

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se promocionó más por sus detenciones por diferentes delitos que por su vida profesional en sí, dando en todo momento la impresión de que estaba hipnotizada o, como poco, no tenía control sobre sus actos. Las entradas y salidas de la cárcel de Lohan eran mostradas por televisión como si fueran un pase de modelos, en el doble sentido de la palabra: el éxito obtenido al hacer una maldad e ir a la cárcel parecía el modelo de éxito a seguir para las jóvenes criadas a comienzos del siglo XXI. Si recuerdas, Marilyn Monroe también se hizo famosa antes de hacer una película alabada por la gente; fue la proyección mediática de su personalidad la que generó la atracción por ella. En este caso, cambiando el personaje, es la misma trama. Los clarísimos casos de las niñas Disney del siglo XXI, convertidas en esclavas sexuales, lobotomizadas y enajenadas nada más pasar la pubertad, son la ventana para que podamos descifrar a las mujeres que las precedieron en el papel de niñas-estrella como Judy Garland, Shirley Temple o la propia Liz Taylor. Parece claro, a la luz de estos casos, que fueron "educadas sexualmente" para dar gusto a los altos ejecutivos del cine (y la política) convirtiéndose en las "sacerdotisas del amor" del Templo de Hollywood. Igualito que en la Antigua Babilonia. [Cuando escribo estas líneas, la niña Disney Miley Cyrus ha protagonizado un numerito porno, a lo Madonna, en la gala de los premios Emmy: su padre dice que ha sido captada por los satánicos. A los pocos días, ha aparecido desnuda en un videoclip]. Otro niño prodigio llamado Macauly Culkin siguió los pasos de tantos otros que hemos visto acabar desequilibrados, en este caso, el protagonista de "Solo en casa" y "My Girl" acabó adicto a la heroína, se metió en la causa contra Michael Jackson por abusos sexuales, se casó a los 17 años y al poco tiempo se divorció. Antes de su boda, demandó a sus padres "por apropiación indebida de dinero". Puede ser útil conocer que, nada más morir Walt Disney, se instituyó en el primer parque Disneyland un club selecto llamado "33" (como el paradigmático número masónico) al que sólo tienen acceso algunos elegidos y donde hay una lista de espera de más de diez años: el porqué esa obsesión sólo puede estar relacionado con los gustos pedófilos de la élite del Planeta... Con la eclosión de Internet, los cotilleos de Hollywood sobre el mítico "sofá del cásting" del que ya habló el precursor del cine satánico y gay Kenneth Anger (víctima de abusos sexuales) son tan extendidos que es preciso dedicar a ellos aunque sean unas líneas. El actor Woody Harrelson, protagonista entre otras de "Asesinos Natos" admitió: "todos los negocios relacionados con la interpretación a los que entro en Nueva York parecen tener un 'sofá del cásting'. He visto tanta gente acostarse con personas que detestan para conseguir sus ambiciones..."

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Chris Hanley, productor de, entre otras, la perversa película "American Psycho", realizó estas demoledoras declaraciones en una charla en el colegio Amherst de Massachusetts: "casi todas las actrices principales de mis 24 películas se habían acostado con el director, el productor o el actor principal para obtener el papel que lanzó su carrera". La actriz británica Thandie Newton (que apareció en "Misión Imposible II" o "El Buen Pastor", por ejemplo) también habló sobre el sofá del cásting en el diario inglés Daily Mail, admitiendo haber sido víctima de abusos sexuales entre los 16 y 18 años. Sus declaraciones nos pueden ayudar a comprender cómo funciona la coacción en ese mítico cásting. "El director me pidió que me sentara con las piernas abiertas, y la cámara fue puesta de manera que se pudiera ver por debajo de mi falda. Después me pidieron que pusiera mi pierna por encima del brazo del sofá. Antes de que empezara mi diálogo, se me dijo que imaginara el personaje con el que mantenía el diálogo y cómo me sentiría haciendo el amor con esa persona. Estaba confusa porque todo transcurría en un ambiente 'profesional' pero al mismo tiempo pensaba que esto era muy extraño y por qué necesitaba hacerlo. Pero era el director, era el cásting del director y debía de ser normal". Tres años después, descubrió que su vídeo había sido mostrado a otras figuras del showbusiness. Actualmente Newton está casada con el director de la película "El Muro", Alan Parker. Las historias recopiladas en las páginas de cotilleos hollywoodienses (donde escriben los trabajadores de segunda fila en esa industria) confirman plenamente las acusaciones vertidas por Corey Feldman en una entrevista de la CNN y parecen confirmar la existencia de un modus operandi en la industria del entretenimiento para ascender a cambio de favores sexuales, calcado de lo descrito en la Grecia ateniense con los famosos "efebos". En palabras textuales de Corey Feldman: "el verdadero problema de Hollywood es la pederastia". Se dice que Brad Pitt fue el amante del guionista Tom Racina durante dos años; que Tom Cruise fue el efebo de Franco Zefirelli en "Amor infinito" (su primera película, cuando tenía 21 años); que Clint Eastwood fue mantenido por el director gay Arthur Lubin; que Rock Hudson fue el "mentor" de Lee Majors (futuro esposo de Farrah Fawcett); que Clark Gable se acostó con un productor para conseguir su primer papel; que Hayden Christensen fue iniciado en la homosexualidad por George Lucas, y la lista continúa con nombres como John Wayne, Rob Lowe, Johnny Depp, Nicholas Cage... El actor gay Rupert Everett es el único que ha admitido públicamente que vendió su sexo a cambio de obtener una papel para una película. Y sobre las mujeres... la única gran estrella que ha admitido haber ejercido la prostitución, que se sepa, es Raquel Welch, pero la lista de actrices que supuestamente se han prostituido antes de hacerse famosas

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incluye a: Sharon Stone, Kim Novak, Sofía Loren, Joan Collins, Michelle Pfeiffer (dama de compañía), Julia Roberts, Geena Davis, Catherine Zeta Jones, René Russo, Salma Hayek, Halle Berry, Shannon Doherty y Victoria Principal (serie "Dinastía"). http://www.lipstickalley.como/f15/what—actresses—were—former— prostitutes—171111/ Las mismas web que frecuentan los trabajadores del mundillo postulan que la mayor parte de las mujeres de los grandes productores han sido prostitutas: una de las razones atribuidas es que estos hombres trabajan tanto que son las únicas mujeres a las que pueden conocer... Con bastante seguridad, la mencionada red de la madame Heidi Fleiss iba encaminada a este sentido, lo que desmitificaría por completo los idilios de este ambiente... Será bueno recordar aquí que la primera moneda que hubo en este Planeta se llamó "scheckel" y servía para intercambiar los favores sexuales de las Prostitutas del Templo de Babilonia por las fanegas de cereal de los agricultores. Esa moneda sigue en curso hoy día en un país: Israel. MÁS DESEQUILIBRIOS Mucho se ha escrito sobre las razones que mueven a una persona a hacerse actor, los que se han atrevido a decirlo aluden generalmente al narcisismo, sus problemas mentales anteriores y el deseo de ser querido. El actor Shia Labeouf dijo: "los actores viven en la dependencia de sentir la aprobación de otras personas. Los buenos actores viven todos en la confusión, con mucho dolor. Es una profesión repleta de corazones rotos y bottom feeders". El humorista Jim Carrey afirma que "mi sentido del humor siempre ha venido de la desesperación. Esta desesperación por ser atendido llevó a mis actuaciones a su más alto grado". El también humorista Billy Cristal cree que "mucha parte de la comedia está basada en la rabia. Siempre estamos buscando aprobación, buscando a alguien que nos escuche". Para el protagonista de "Regreso al Futuro", Michael J. Fox, "te conviertes en actor porque eres un freaky cuando tienes 15 años. Diez años después, te encuentras en las portadas de las revistas porque focalizas tus neurosis de una manera productiva, en un arte". Meryl Streep afirmó que "todo aquel que elige actuar como profesión, está bañado de inseguridad... Yo he tenido esos sentimientos". Y Leonardo DiCaprio, lo dice con la mayor claridad: "todos buscamos algo, ¿no? El amor es por lo que toda la gente está hambrienta. Eso es, absolutamente, la razón por la que me hice actor". Esa inseguridad propia de una persona que vive del aplauso del público (de su aprobación) es seguramente la razón principal del gran uso de drogas en Hollywood y la tremenda inestabilidad emocional y

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psicológica de esas personas que, al mismo tiempo, son tan envidiadas: ¡qué contradicción! Aunque ya hemos visto unas cuantas historias hollywoodienses con tintes dramáticos, en los tiempos modernos se repiten, con la particularidad de que ya no son secretos sino que se difunden por los medios de comunicación que, al contrario de los tiempos pretéritos, ahora prefieren derribar a los ídolos. La reina de la Generación X, Winona Ryder, convertida en adicta a las drogas, fue detenida por robar en unos grandes almacenes en el año 2001, reincidiendo cinco años después, otra prueba más de que los sacerdotes del templo no respetan ni a los propios judíos, pues Winona se apellida en realidad Horowitz. El golpe simbólico para esa generación de ver cómo su "hadita" caía en picado sólo se podría explicar si se pudiera medir el inconsciente colectivo... En el año 2009 su compañera de reparto en el psiquiátrico de la película "Inocencia Interrumpida" Brittany Murphy moriría, aparentemente suicidada, en un cuarto de baño: el mismo lugar donde aparecía suicidada en la película: ¡qué casualidad! Un año después, el que aparecería muerto, víctima aparente de las drogas, sería el ex niño-estrella de "Cuenta Conmigo", Corey Haim, después de una típica caída en picado pero cuya causa última, según su íntimo amigo el mencionado Corey Feldman, fueron los abusos sexuales recibidos cuando eran niños POR UN GRAN PRODUCTOR DE HOLLYWOOD. Uno más en la lista. Robert Downey Junior, hijo de un actor y director de cine judío y drogadicto, que apareció en su primera película a los cinco años, es otro de los personajes de Hollywood que se han significado por llevar unas vidas caóticas, plagadas de incidentes casi paranormales. Downey comenzó a fumar marihuana con su padre a los seis años como una forma de estar cerca de él y en la adolescencia ya consumí todo tipo de drogas, mientras hacía películas de bandas de adolescentes como "Tuff Turff" junto al mencionado James Spader ("Sexo, mentiras y cintas de vídeo"). Curiosamente, a pesar de haber pasado en numerosas ocasiones por clínicas de rehabilitación para drogadictos, al salir de esos períodos conseguía mejores papeles todavía, como el que le llevó a la fama, en la serie Ally McBeal: el tipo del que se enamora la protagonista. Entre las cosas raras que le han sucedido a Robert Downey Jr tenemos que en el año 1996 apareció dormido en la cama de un vecino sin saber cómo había llegado allí. Cuando ocurrieron estos hechos estaba bajo arresto domiciliario y sólo le dejaron terminar una película llamada, ¡precisamente! "In Dreams" ("En sueños") en la que interpretaba a un asesino, descubierto gracias a los sueños lúcidos de la madre de un niño desaparecido. En abril del 2001, mientras estaba en libertad condicional por

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posesión de drogas, Downey volvió a ser detenido caminando esta vez descalzo y aparentemente desorientado (o drogado) en una población cercana a Los Ángeles. Mientras todas esas locuras le sucedían, increíblemente Downey mantenía una carrera profesional a saltos, pero que le ha permitido interpretar papeles mayoritariamente de héroe en películas como "Iron Man", "Gothika", "Air America", "A Scanner Darkly", "Sherlock Holmes" o "Los Vengadores". Pareciera como si estuvieran aprovechando el diagnosticado síndrome bipolar del actor al encasillarlo en filmes de superhéroes que, como todo el mundo sabe, tienen varias personalidades. Para más inri, participó poniendo su voz a la serie "El Diablo" de la cadena NBC. Todos estos evidentes casos de personajes de la farándula que actuaban de manera extraña y exhibían símbolos Illuminati sacaron a la luz con fuerza la realidad sobre el Programa Monarch de control mental, una de las patas sobre las que se asienta MK Ultra y que bien podría explicar todos los casos precedentes. El investigador Fritz Springmeier, encarcelado por contar la verdad acerca de estos programas ultrasecretos, ha sido una de las mejores fuentes sobre este tema. Suyo es este texto. "La razón fundamental por la que el programa de control mental fue denominado 'Monarca' es por la mariposa del mismo nombre. La mariposa monarca sabe dónde nació (sus raíces) y traspasa ese conocimiento a través de la genética a su descendencia, generación tras generación. Este fue uno de los animales clave que avisó a los científicos de que el conocimiento puede ser traspasado genéticamente. El programa Monarca se basa en los objetivos de los Illuminati y los nazis de crear una raza rectora, en parte gracias a la genética. Si el conocimiento puede ser traspasado genéticamente (lo cual es cierto), entonces es importante encontrar a unos padres que los puedan traspasar correctamente a aquellas víctimas seleccionadas por el programa de control mental Monarca. El control mental a través del trauma puede ser definido como una sistemática tortura que bloquea la capacidad de la víctima del procesamiento consciente (a través del dolor, el terror, la ilusión, la deprivación sensorial, la sobreestimulación sensorial, la deprivación de oxígeno, calor, frío, estimulación del cerebro, y a veces, experiencias cercanas a la muerte) y que emplea la sugestión o el condicionamiento clásico (consistente de principios de modificación del comportamiento bien establecidos) para implantar pensamientos, órdenes y percepciones en la mente inconsciente, a menudo en nuevas identidades dentro de esa misma persona generadas a través del trauma. El objetivo es que la víctima siga las órdenes sin que sea consciente de ello, incluidas la ejecución de actos en clara violación de sus propios principios morales, convicciones espirituales o voluntad.

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La inserción de la programación mental reside en la capacidad de la víctima para disociar, lo que le permite la creación de personalidades amuralladas que esconden la existencia del propio programa. Niños con la mente disociada son los primeros candidatos para la programación. La base para el éxito del programa de control mental Monarca es que las diferentes personalidades o partes de la personalidad son los llamados "alters" que se pueden crear a partir del ser original pero con la particularidad de que no conocen a los otros, y pueden tomar el control del cuerpo en ocasiones diferentes. Los muros de amnesia que se construyen por medio de los traumas forman un escudo protector de secreto que protege a los abusadores de ser descubiertos, y previene que las personalidades que toman el cuerpo, se den cuenta de que los sistemas "alters" lo han usado. La pantalla de secreto permite a los miembros del culto [secta] vivir y trabajar alrededor de otra gente y permanecer totalmente indetectables. Las personalidades de fachada pueden ser perfectos cristianos, mientras que el alter ego más profundo puede ser el mayor monstruo satánico imaginable (el efecto "Doctor Jekyll" y "Míster Hyde"). Un acuerdo protege del esclavo a la agencia de inteligencia o el grupo ocultista que le controla. El ratio de éxito de este tipo de programación es alto pero cuando falla, los fallos se descartan con la muerte. Cada trauma y tortura sirven a un propósito. Una gran parte de los experimentos e investigaciones fueron destinados a encontrar lo que se puede hacer y lo que no. Se trazaron gráficos mostrando cuánta tortura por kilogramo de peso de una determinada edad se puede aguantar sin llegar a la muerte. La disociación se consigue entonces traumatizando al sujeto, utilizando el abuso sistemático y rituales ocultistas terroríficos. Una vez que se produce la partición de la personalidad, un mundo interno se puede crear y las personalidades alternativas pueden ser programadas usando métodos como la música, las películas (sobre todo las de Disney) y los cuentos de hadas. Estas ayudas visuales y sonoras sostienen la programación usando imágenes, símbolos, significados y conceptos. Las personalidades alternativas pueden entonces ser activadas usando palabras o símbolos detonadores, que han sido programadas en la mente del sujeto por su controlador. Algunas de las más comunes vistas por los esclavos de los programas de control mental son árboles, el cabalístico árbol de la vida, bucles infinitos, letras y símbolos ancestrales, telas de araña, espejos, cristales rotos, máscaras, castillos, laberintos, demonios, mariposas, relojes de arena, relojes y robots. Estos símbolos están comúnmente insertados en la cultura popular de películas y vídeos por dos razones: para desensibilizar a la mayoría de la población, usando insertos subliminales y programación neurolingüística y para deliberadamente construir detonadores específicos y claves de programación de base para los altamente impresionables niños

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del proyecto Monarca. Algunas de las películas usadas en la programación Monarca incluyen "El Mago de Oz", "Alicia en el País de las Maravillas", "Pinocho" y "La Bella Durmiente". Como dijimos anteriormente, resulta más fácil para el hipnotista hipnotizar a los niños si antes han recibido alguno de estos programas mentales. Uno de los métodos más efectivos es decirles: "imagina que estás viendo tu programa favorito de televisión". Esta es la razón por la cual las películas de Disney son tan importantes para los programadores. Son una herramienta hipnótica perfecta para llegar a la mente de los niños y disociarla en la dirección deseada. Los niños necesitan ser parte del proceso hipnótico. Si el hipnotista permite al niño crear su propia imaginería, las sugestiones hipnóticas serán más poderosas. Mejor que decirle al niño el color de un perro, el programador puede preguntarle si eso es lo que sale en un libro o en una película. Si el hipnotista habla al niño, tiene que tomar la precaución extra de no cambiar el tono de su voz y tener transiciones moderadas. La mayor parte de las películas de Disney se usan para cuestiones de programación. Algunas, específicamente, para control mental". Esta misma afirmación la realiza el malo de "Batman Forever" interpretado por Jim Carrey que pretende controlar las mentes de los seres humanos a través de los dibujos animados. En cuanto seguimos las peripecias de los actores, nos encontramos que son los blancos perfectos para una programación mental MK Ultra: ¡su profesión misma consiste en convertirse en otra persona! Y, como hemos visto, son legión los que acaban creyéndose el personaje que los productores de las películas —los programadores— les hacen interpretar. Por no hablar de cómo se traspasan la profesión /privilegio de padres a hijos, claro. EL SEXTO SENTIDO En el emblemático año 1999, hace su rutilante aparición el director de cine de origen indio Night Shyalaman obteniendo un gran éxito con la película de miedo en torno al mundo de lo sobrenatural "El Sexto Sentido", producida por Hollywood Pictures (cuyo símbolo es una pirámide). Es importante recalcar que toda la trama de esta película se desarrolla en Filadelfia, con las connotaciones políticas reseñadas para los estadounidenses: representa la cuna de su Libertad. Bruce Willis interpreta a un psicólogo que ha sufrido un intento de asesinato por parte de un joven antiguo paciente cuya vida se reproduce en la de otro niño, de 11 años, que tiene el poder de la precognición, conectar con espíritus y vidas pasadas. A eso es a lo que se refiere con "el sexto sentido". Como es habitual, el comienzo de la película y el final se sitúan en el mismo escenario: una iglesia, simbolizando la falta de respuestas ante estas preguntas

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trascendentales. Al niño se le cataloga con "desorden emocional", contribuyendo a la moda de la medicalización de la infancia que arrasaría en el siguiente siglo y cuyo "descubridor" reconoció antes de morir que era una "enfermedad inventada". Hijo de padres separados, el niño curiosamente un día le cuenta a Willis que su padre le regaló un reloj ¡lo mismo que le ocurría a Bruce Willis en Pulp Fiction! (Sin duda, debe haber aquí un código oculto; una especie de mensaje de que su padre le marca el tiempo de vida). Dado que el niño aparece un día con arañazos, la policía piensa que la madre está siendo la autora de estos abusos, con lo que también se contribuye a extender esta otra paranoia de los padres maltratadores. Pero el verdadero nudo de la película reside en que el niño "ve" que su escuela fue el lugar donde se ejecutaba a gente durante el comienzo de la independencia norteamericana y resulta que es verdad, sí, ese edificio era el tribunal de Justicia: un mensaje subliminal para meterse con la Constitución norteamericana que comenzaría con fuerza a ser denostada a partir del autoatentado del 11-S. El niño encuentra refugio frente a los espíritus en su tienda de campaña llena de santos y, en una ocasión, no aclarada por el guión, parece que es realmente la madre quien le está haciendo el mal, al estar poseída. Esto puede ser una alusión, velada, a las "madres de la oscuridad" del proyecto Illuminati MK Ultra, que son las brujas que programan por medio de la tortura y el abuso psicológico a los posteriores asesinos con doble personalidad, así como a las espías con las mismas capacidades. Posteriormente, también Bruce Willis comienza a ver esta realidad y empieza a sentir que la televisión le habla a él, señal de que se está volviendo esquizofrénico... o que empieza a ver la realidad del otro lado, según se mire. Resulta también sumamente curioso que, en la película, la mujer de Willis le engaña con un chico joven a consecuencia de la energía que gasta en resolver este caso y que le hace desatenderla. A los pocos meses del estreno de esta película, Willis se divorciaría de Demi Moore y como consecuencia de ello, comenzaría a echarse novios mucho más jóvenes que ella, casándose en el año 2005 con el joven actor y ex modelo de Calvin Klein, Ashton Kutcher por el rito judío, ya que ambos practican la cábala, camino esotérico judío, al igual que Madonna y muchas otras celebridades de Hollywood, que por aquella época lo decían abiertamente. En el año 2001, el mencionado Shyalaman contrata a Mel Gibson para protagonizar la película sobre el fenómeno de los círculos de trigo ingleses ("Crop circles"), contribuyendo, por un lado, a que la gente lo conozca, pero al mismo tiempo instalando el miedo a que los seres que los realizan sean extraterrestres maléficos. La película tiene muchas connotaciones con "Encuentros en la Tercera Fase" y con el esquema del thriller inventado por

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Hitchcock, significó el comienzo de la "salida del armario" del guerrero de "Braveheart" como un ser espiritual, y, al mismo tiempo, el comienzo de su crucifixión por parte de la prensa sionista. Tras saltar a la fama con la serie apocalíptica "Mad Max", Mel Gibson alcanzaría la gloria sólo reservada a los creadores de mitos con "Braveheart", una historia emparentada con la de "Espartaco", sobre un héroe de clase baja que se revela contra la aristocracia porque les roba a las mujeres (derecho de pernada). En el año 2004 el propio Gibson dirige "La Pasión de Cristo": la obra más dura (y pretendidamente realista) sobre las últimas horas de Jesucristo, que levanta una gran polémica debido a la crudez de las imágenes, cercanas a la moda del gore, y al mismo tiempo solivianta a los judíos por cargar sobre ellos las culpas de su crucifixión, en un momento en el que están redoblando sus esfuerzos por conquistar el Planeta y toda crítica hacia ellos conlleva poco menos que la excomunión. En medio de esta gran polémica, unas declaraciones de Gibson sobre el desproporcionado poder de los judíos en el Planeta originan una caza mediática sobre su persona que culmina con la detención de Gibson por dar positivo en un control de alcoholemia. A partir de ahí, Gibson se convierte en el demonio a perseguir por los apóstoles de la versión oficial y la prensa oficial le trata como un auténtico apestado. En el año 2003, el director de cine mejicano Alejandro Gómez Iñárritu, que había triunfado con "Amores perros", es llamado desde la meca de la realidad virtual para dirigir "21 gramos", una película que gira en torno, una vez más, a las creencias cristianas del protagonista. En este caso el chicano Benicio del Toro interpreta a un exconvicto regenerado gracias a la religión que atropella al marido de Naomi Watts junto con sus hijas, mientras la mujer de Sean Penn está pensando en tener descendencia mediante fecundación artificial, dando por hecho que este puede morir prontamente. Sean Penn, por su parte, ha recibido el corazón del marido de Naomi Watts gracias a una donación de órganos. La película es un publirreportaje de esta técnica de fecundación lanzada a comienzo de siglo al mercado de consumo como, al mismo tiempo, iban profetizando las películas futuristas que hemos visto, como "Gattaca" o "Un mundo feliz", contribuyendo a crear la sensación de que el futuro ya estaba escrito y, por tanto, había que aceptarlo sí o sí. El personaje de Benicio del Toro, por su parte, es concebido para que la religión, con sus reservas frente a la concepción artificial y la deshumanización del ser humano, sea vista como algo retrógrado. También se plantea hasta dónde puede llegar la tesis de poner la otra mejilla; una vez más, la venganza. El propio Sean Penn, convertido ya en una especie de estrella con tintes políticos, protagoniza en ese mismo año 2003 "Mystic River", de Clint Eastwood, dejando bien claro que, aunque haya cambiado de género,

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lo que a Eastwood le obsesiona es la exploración del sentimiento de la venganza. La inteligente historia muestra a tres niños que estaban haciendo travesuras en la calle cuando son abordados por dos hombres oscuros que les hacen creer que son policías pero en realidad son unos psicópatas pederastas que se llevan a uno y, se supone, lo violan durante tres días. Los niños se convierten al pasar el tiempo en un policía (Kevin Bacon), un mafioso regenerado (Sean Penn) y un desequilibrado (Tim Robbins) unidos por la desaparición de la hija de Sean Penn. Un caso que recuerda al de las niñas de Alcásser en España o las desaparecidas en Ciudad Juárez, Méjico, por aquellos mismo años; todas ellas, muertes relacionadas con ceremonias satánicas y snuff movies de las élites. Una vez más, el momento dramático acontece en una iglesia: mientras se está produciendo la primera comunión de la hija pequeña de Sean Penn, este se entera de que la mayor ha desaparecido y se desencadena la búsqueda de la venganza. Las sospechas de la policía se dirigen al noviete de la adolescente y al propio Tim Robbins, que tiene todas las papeletas para ser el autor porque es el que sufrió esos abusos cuando era pequeño y justo esa noche apareció de madrugada en su casa con las manos manchadas de sangre. Las señales psicológicas que le dejó su violación infantil se materializan en sueños de vampiros, tema que se repite varias veces a lo largo de la película, sugiriendo que aquel acto le cambió la personalidad (y le pudo haber convertido en un asesino). Sean Penn, ex convicto, con la cruz tatuada en su espalda, elige el camino de tomarse la justicia por su mano y asesina a su amigo, antes de saber que no fue él; de esta manera, esta acción sirve para criticar la tenencia de armas en Estados Unidos. Curiosamente, policía y asesino, conchabados en el encubrimiento del asesinato de Tim Robbins, se encuentran en el Desfile del Día de la Independencia, con el mensaje subliminal, una vez más, contra la Constitución norteamericana y el derecho a llevar armas para defenderse del Estado. Tras realizar una película sobre una boxeadora, reforzando la idea de la mujer violenta ("Million Dollar Baby"), Eastwood vuelve al tema de la venganza en una película en la que él mismo actúa como un hombre xenófobo que se ve envuelto en una trama violenta que le acaba reconectando con la comunidad china. La película se llamó "Gran Torino", y en este caso se centra en las bandas de orientales, aunque, en realidad, es una versión más elaborada del justiciero "Harry el Sucio" con la sempiterna connotación católica de siempre. Quentin Tarantino, por su parte, seguirá propagando la violencia como algo "cool" en su serie "Kill Bill", pero esta vez traspasando ese rol a la mujer, encarnada por la otrora femenina Uma Thurman. Esta serie de películas son un claro homenaje a las del mítico Bruce Lee, con la salvedad, como digo, de que están protagonizadas por una mujer (muy bella). Justo por aquellos años, las mujeres empezaron a interesarse

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masivamente por las artes marciales y a entrar en la policía y el ejército: ¿nueva casualidad o influencia subliminal de las películas en los comportamientos? En 1993, el hijo de Bruce Lee, Brandon, también actor de artes marciales, muere mientras rodaba la película "El cuervo" por medio de una bala que debía haber sido de fogueo. Curiosamente, en la película "Juego con la muerte", su padre, Bruce, moría en un rodaje de la misma forma: ¡por medio de una bala de fogueo que era de verdad! ¿Nos quedamos con la duda o afirmamos los más lógico? Si "Kill Bill" aparece en el año 2003, en el año 2001 la no menos bella Angelina Jolie encarnará a la heroína de cómic ultraviolenta Lara Croft, en la primera de la saga procedente el mundo de los videojuegos "Tomb Raider". El guión de la película gira en torno a unas claves ocultas alrededor de un diamante que quieren conseguir los Illuminati para realizar su plan, lo que lleva a Angelina Jolie a Camboya y Siberia, donde se encuentran las dos partes restantes del triángulo. Angelina /Lara recibe una carta de su padre, en la que le cuenta que llegará antes de una alineación planetaria, una fecha que resulta la clave para recuperar las dos mitades del triángulo místico de la luz, el cual parece ser un objeto de fenomenal capacidad destructiva que ha conservado su poder a través del tiempo y el espacio. Su padre le dice que fue hecho de un metal encontrado en un meteorito en una ciudad intraterrena creada por aquellos que creían en el poder de ese meteorito, pero su mal uso destruyó el objeto, lo que hizo que una parte se llevara a Camboya y otra, a Siberia. Su padre urge a Angelina a hacerse con las dos partes restantes y destruirlas, antes de que los Illuminati se hagan con ella. Una completa temática new age. Curiosamente, el actor que interpreta al padre de Angelina en la película es... Jon Voight, su padre real al que conoció ya de mayor y nos deja con la duda de si la concepción de estas estrellas no responde a algún pacto... Curiosamente, después de esta película, Angelina Jolie se convertiría en una especie de heroína de los mismos que quieren destruir a la Humanidad, haciéndose embajadora de la ONU y cara visible del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR): importante think tank donde se cuecen las ideas para esclavizar a la Humanidad. Jolie y Thurman no serían las únicas ex modelos que encarnarían a la mujer violenta del siglo XXI: Mila Jovovich se haría con el papel del videojuego "Resident Evil" en torno a la ingeniería genética y zombies en una sociedad tipo hormiguero, regida por una "Reina Roja" que intenta paralizar la emisión de un peligroso virus. Hasta el momento en que estas líneas se escriben, la saga lleva ya 6 entregas, glorificando a estas heroínas hiperviolentas que, además, son reinas de la belleza. Volveríamos a ver a Jovovich en otro papel violento en la película de Ben Stiller sobre el mundo de la moda "Zoolander".

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Otro ejemplo de belleza encarnando papeles violentos es la bella chicana Michelle Rodríguez, especializada en papeles de mujer violenta desde su primera película en el año 2000, cuya sensualidad debería ser la antítesis de este tipo de planteamientos pero que es una de las protagonistas de la serie "Fast and Furious". Michelle también se declararía bisexual. LOS ATENTADOS DEL 11-S, MAGIA NEGRA ANTICIPADA POR LAS PELÍCULAS A finales del siglo XX, el sermón que propagaban los medios de comunicación de todo el mundo era que los medios de comunicación debían fusionarse en cada país hasta que sólo quedaran dos o tres conglomerados. "Es imprescindible para sobrevivir en el nuevo marco tecnológico", se decía. Por supuesto, en aquel momento pocos podíamos interpretar claramente esta nueva obsesión, entre otras cosas, porque la mayor parte de las personas pensaban que vivían en un sistema justo. El caso es que con el paso de unos pocos años, los grandes grupos mediáticos generadores de noticias se acabaron fusionando con la producción audiovisual, generando la llamada "industria de contenidos" (véase que ha desaparecido la palabra "periodismo" y que ya las noticias y las películas o series de TV forman parte de la misma realidad). En el año 2000, la compañía de servicios de Internet AOL compró Time Warner, el gigante audiovisual que por entonces poseía, además de la CNN, la compañía cinematográfica Warner Brothers. En el año 2000, la compañía Disney compró el gigante de la televisión, ABC. La compañía Sony compró en el año 2004 al gigante cinematográfico Metro Goldwyn Mayer, y posteriormente la Columbia. El imperio de noticias de Rupert Murdoch, Fox, compró la compañía cinematográfica 20th Century. El portal de Internet de Microsoft MSNBC compró la compañía Universal en el año 2000. Misión cumplida: noticias y películas ya están en las manos de las mismas personas. Estamos en la era de lo que se llamó "realidad virtual", es decir, la realidad de mentira. La amenaza musulmana que las películas anticiparon se hizo realidad en el atentado del 11 de Septiembre del 2001. Para ese tiempo, las telenoticias (que supuestamente mostraban la Realidad) se habían convertido ya en películas de acción, con persecuciones de helicópteros por las calles incluidas y las catástrofes que en los setenta aparecían en las películas como "Aeropuerto 77" o "El coloso en llamas" convertidas en parte de nuestra realidad diaria, gracias a que, para entonces, el periodismo amarillo creado por Hearts /Ciudadano Kane era lo único que se podía ver en el mundo.

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A poco que nos fijemos, nos daremos cuenta de que la trama maléfica que se lanzó a la población a principios del siglo XXI con el nombre de Al Qaeda fue una recreación de la mítica serie de cine de bajo presupuesto "Fumanchú", en la que un malvado de barba larga se refugia en cuevas desde donde dirige las acciones del mal. Todos los malos que las películas de ciencia ficción habían anticipado a lo largo de los años, comenzando por el malvado Lex Luthor de Supermán, se reencarnarían en ese maléfico personaje, llamado Bin Laden, que había sido amamantado por la propia CIA en la mentirosa guerra de Afganistán de los años ochenta. Al poco de producirse ese atentado de ciencia ficción, retransmitido en directo por las televisiones y que causó un enorme trauma a la Humanidad, el propio ministerio de información norteamericano daba cuenta de toda una serie de medidas para controlar ese gran peligro y dotar de seguridad a la gente, medidas que comenzaban por violar la libertad del individuo mediante la PATRIOT ACT y convirtiendo a todos los ciudadanos en potenciales delincuentes. Justamente lo que anticipó Orwell en su distopía "1984". El programa "Gran Hermano", por aquel momento generando una hipnosis colectiva entre una población todavía no recuperada del shock del atentado, y la película "El Show de Truman" cobraron significado al anunciarse registros en todos los aeropuertos del mundo para evitar que algún desalmado con un cortauñas o un champú pudiera secuestrar el avión o volarlo. Sin duda, establecer como norma tamañas estupideces hubiera sido imposible sin la preparación de la maldad expuesta en las películas durante las décadas anteriores. Resultó casi desapercibido para la mayor parte de la población que el propio gobierno norteamericano que había generado ese mismo atentado contrató por esas fechas a decenas de miles de agentes de inteligencia, una de cuyas misiones estaría en Internet, difamando a los investigadores (los Neos) que empezamos a sacar a la luz la verdad de lo que estaba sucediendo y, al mismo tiempo, creando virus, entorpeciendo la Red y lanzando bulos para confundir la pista. Curiosamente, el pasaporte que usa Neo /Keanu Reeves en "Mátrix" expiraba... ¡el 11 de septiembre del 2001! Hubo un artista austríaco que, al día siguiente del atentado, lo calificó como "la mayor obra de arte de la Historia". Su declaración causó tal escándalo que dejó de trabajar inmediatamente, pero como veremos, esa afirmación no está tan lejos de la realidad. Aquellas hipnotizantes imágenes que dejaron traumatizada a la Humanidad durante años y constituyeron el origen de las subsiguientes leyes represivas, fueron anticipadas por una larga lista de películas y series de televisión, algunas de las cuales contenían claves ocultas que permitían saber que los "creadores de pesadillas" habían decidido hacerlo. Sin duda, el ejemplo más innegable es el capítulo de la serie "Lone Gunmen", de Chris Carter, también creador de la mítica "Expediente X",

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un hombre que, a la luz de lo que veréis a continuación, tiene que pertenecer, sin duda, a la élite. Cuando uno conoce la profusión de películas que dieron claves sobre estos míticos atentados años antes de que ocurrieran, cualquier duda que pudiera existir, desaparece. En el Episodio 9, titulado "Harsh realm", de 1999, se escucha decir a los protagonistas: "hablan de un atentado en la zona 0, está seguro ahora. Había acero colapsado y un pequeño problema. radiación". En el Episodio 1 de la primera temporada de la misma serie, emitido en marzo de 2001, un hacker dice haber entrado en los archivos de un think tank ligado al gobierno, donde pudo leer: "escenarios de contraterrorismo, departamento de defensa", a continuación la imagen se detiene y aparece una pantalla que dice: "Escenario 12-D: Acto terrorista sobre vuelo doméstico". Acto seguido, se produce la siguiente conversación entre dos de los protagonistas. "Eso no tiene sentido: ¿tu padre fue asesinado en medio de unos ejercicios de guerra?" Minutos después, uno de los protagonistas le pregunta a un político: "¿Cuál es el escenario 12-D?... Sabemos que es un escenario de juego de guerra que tendría que ver con contraterrorismo aéreo. ¿Por qué es importante matar por ello? "Porque ya no es un juego". "Si un grupo terrorista se quiere salir de ese juego, ¿por qué te quiere matar a ti?" "Depende de quiénes sean los terroristas". "¿Quieres decir que el gobierno planea cometer un acto terrorista contra un vuelo doméstico?" "Ahí lo has pillado. Una pequeña facción del gobierno pretende hacerlo. La guerra fría terminó pero sin un enemigo claro, el mercado de armas, decae. Tira abajo un [avión] 727 lleno de gente en medio de la ciudad de Nueva York y tendrás 10 ó 12 dictadores en todo el mundo luchando por decir que ellos han sido los responsables y pidiendo ser bombardeados". "No me lo puedo creer. ¿Este asunto va de incrementar la venta de armas? ¿Cuándo? "Esta noche". "¿Por qué no vas a la prensa?" "¿Tú crees que me dejarían vivo nada más abrir la boca?" ———————— "¿Tú crees que este es el vuelo señalado?" "Este vuelo ha sido señalado no sólo por su visibilidad sino por el horario, será desviado desde Boston hasta Manhattan". "¿Quieres decir que intentarán estrellarlo en medio de Nueva York?"

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"No hay bombas, lo van a manejar a distancia. "... Control remoto, alguien fuera del avión lo está manejando a distancia. "¿Cuál es la ruta?" "World Trade Center, Manhattan". Seguidamente, un agente del gobierno les demuestra a los pilotos que no tienen el control, y en realidad el avión está siendo manejado a distancia. La escena termina con los pilotos tomando el control de la nave y logrando, en el último instante, evitar el choque con las Torres Gemelas. Este episodio, repito, se emitió a principios del 2001, pocos meses antes de que sucediera el real ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, y es evidente que contiene datos de lo que iba a suceder, por lo que es imposible que alguien que no tuviera información directa de lo que sucedería pudiera haberlo escrito. Un asesor de ese gobierno oculto tuvo que darle esa información. Pero hay muchísimos más ejemplos que preparaban el inconsciente colectivo para un hecho tan imposible como que las ciudades más protegidas del Planeta fueran atacadas sin que hubiera una adecuada respuesta que lo impidiera. En "Batman vuelve", de 1992, con un cartel de las Torres Gemelas de fondo, el malo discute con el personaje interpretado por Christopher Walken: "Necesitamos un detonante, algo como la Bahía de Tonking o el incendio del Reichstag" (Ambos son ejemplos de atentados de bandera falsa, es decir, de autoataques de los propios gobiernos para justificar la modificación de las libertades). Inmediatamente, se echan a reír. Después se ve a este mismo actor, vestido con un tocado en el que sobresale El Ojo de los Illuminati, decirle algo al oído a Michael Keaton, el actor que interpreta a Batman. En "Wrong is right", de 1982, se oye decir: "han bombardeado Nueva York" y acto seguido se ve una explosión en el World Trade Center, entre gritos de: "¡Es un acto de guerra!" El título de la película significa "lo malo está bien", lo cual es bastante significativo, dicho sea de paso. En "The Long Kiss Goodnight", de 1996, Geena Davis es capturado por unos terroristas y el malo dice: "1993, el atentado al World Trade Center, ¿recuerdas? Durante el juicio, uno de los terroristas declaró que la CIA tenía conocimiento previo de lo que iba a suceder, el diplomático lo sabía. No es nada extraño que se dejara hacer... para justificar el incremento del gasto militar". Samuel L. Jackson, que también está detenido junto a Geena Davis, comenta: "¿Me está usted diciendo que van a simular un atentado sólo para forzar al Congreso a aumentar la partida presupuestaria militar?".

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"Bueno, desgraciadamente, no sé como un timo puede matar a 4.000 personas... Así es que lo vamos a tener que hacer... real. Culpando a los musulmanes, naturalmente". En "Run for Cover", de 1995, aparece un plano de la bandera norteamericana ondeando, con las Torres Gemelas nuevamente de fondo, y luego irrumpen unos periodistas diciendo: "terroristas en Nueva York, es la peor oleada desde la explosión de las Torres Gemelas". Posteriormente, dos personas afirman: "debe de haber habido algún error: quizás ha sido una conspiración" (...) "Si establecemos ataques terroristas, conseguiremos un incremento del gasto". En el episodio "The blessing way" de Expediente X, nuevamente del mencionado Chris Carter, se escucha esta conversación. "¿Quién es usted?" "Yo soy un consultor que representa intereses globales". "¿En qué tipo de negocios está implicado?" "Nosotros predecimos el futuro, y la mejor manera de hacerlo es... inventarlo". En el episodio de la misma serie titulado "Vía negativa", emitido en Estados Unidos en diciembre del 2000, aparece la pirámide de la secta de los Illuminati y uno de los personajes le pregunta al protagonista si sabe lo que es: "representa lo que los padres fundadores pusieron en el billete de un dólar". Ante la profusión de relojes que marcan las 11-9 ó 9-11 en sus episodios previos al 11-S (en inglés, se escribe al revés: 911), Chris Carter se defendió diciendo: "Expediente X está lleno de detalles significativos: el que aparezcan tantos relojes marcando esa hora es porque el cumpleaños de mi mujer es el 21 de noviembre. Así que se ven esos detalles, pero no son significativos". Relojes marcando la misma fatídica hora se pueden ver en "Gremlins 2" (1990) y en una infinidad de series, como por ejemplo un capítulo de "Los Simpson", con las Torres Gemelas, nuevamente, de fondo. En "Tres Días del Cóndor" (1975) se produce una conversación entre Robert Redford y un político conspirador, en la que el primero le pregunta al segundo: "¿De verdad tenemos planes para invadir Oriente Medio?" "¿Estás loco?" "¿Lo estoy?" "No, absolutamente no: tenemos juegos de simulación, realizamos juegos, qué ocurriría, qué pasaría si... hay una manera más barata de desestabilizar un régimen. Es sólo economía, ahora mismo es el petróleo, y en quince años, el plutonio. ¿Y qué crees que la gente querrá que hagamos entonces?" "The Handmaid's Tale" en otra crónica futurista, en este caso de la escritora Margaret Atwood, llevada al cine en 1990, en la que se describía

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una sociedad totalitaria cristiana, pero con iconografía Illuminati. En un retazo de su obra se leía "se cargó la culpa a los islamistas y gracias a ello se suspendió la Constitución". En "Executive Action" (1973), película sobre el asesinato de Kennedy con guión de Dalton Trumbo, se apuntaba a un barón del petróleo y al propio Lyndon B. Johnson como los ideólogos del crimen (como así fue en realidad). Burt Lancaster hace el papel de un especialista en operaciones especiales, y en este caso dialoga con Robert Ryan, máximo jefe de la operación. En la conversación se le oye decir: "El verdadero problema es este: dentro de dos décadas habrá 7.000 millones de personas en este planeta, la mayor parte de ellos negros, chinos o indios, hambrientos, que intentarán entrar en Europa y Norteamérica. Para eso fue la guerra del Vietnam; con la política adecuada podríamos reducir la población en 550 millones para el final del siglo. Lo sé porque he visto los datos. Alguien tiene que hacerlo, las técnicas desarrolladas nos permiten reducirla de la población deseada: negros, mejicanos, blancos pobres, etc.". En "El Gran Lebowski", de los hermanos Coen (1998), Jeff Bridges firma un cheque con la fecha del 11-S mientras por la TV se ve a George Bush hablar sobre la Guerra del Golfo. En "Face off", de 1997, se ve un avión estrellarse contra un hangar, a cámara lenta. En "Shakedown", de 1988, aparece una avioneta que casi se estrella contra las Torres Gemelas. En "Meteor", de 1979, se ve un avión estrellándose contra la Torres Gemelas arrasando el World Trade Center de Nueva York, de la misma manera que sucedería en el año 2001. En "Armageddon" de 1998 hay varios relojes que marcan el famoso 911 antes de que una salva de disparos golpeen las Torres Gemelas. Algo parecido a lo que sucede en "Godzilla", también de 1998, donde un reportero dice: "es el peor hecho sucedido desde el ataque al World Trade Center. Miles de personas han quedado en las calles". En "The Medusa Touch", de 1978, un avión se estrella contra un rascacielos generando un fuego parecido al de los aviones de aquel 11-S, con la salvedad de que la torre queda en pie. En "Seven Days, Pinball Wizard", de 1998, un misil impacta contra el Pentágono, de la misma manera que lo haría el 11 de septiembre del 2001. En "Hackers", de 1995, se ve a Angelina Jolie delante de un típico centro urbano americano en cuyas torres se lee "Crash and burn" (estréllate y quema). En "Supermario Bros" de 1993, unas "luces" impactan contra las Torres Gemelas, destrozando una de ellas. Y así podríamos seguir... Demasiadas coincidencias, ¿verdad?

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"Alguien" en Hollywood conoce los planes de la élite y contribuye con sus películas a preparar a la Opinión Pública para que los acepte, modificando su inconsciente por medio de la ficción traumatizante. La gente que vio todas esas imágenes no sabe que sufrió una manipulación de su mente para que aceptara como real algo que sólo se puede definir como una palabra: engaño. Pero no sólo eso: nada más suceder el 11-S y con la gente todavía no recuperada del shock, la CIA anunció pomposamente ¡que iban a contratar guionistas! Un anuncio que prueba que la generación de una realidad paralela (o virtual) era parte de esta guerra psicológica o Guerra de 4ª Generación cuyo objetivo era conseguir que la ciudadanía creyera (y viviera) en esa realidad: la de la paranoia de que alguien quiere acabar con su vida, por lo que hace necesaria ceder su libertad a cambio de seguridad. ¿Para qué necesitaban guionistas? Muy sencillo: para contar historias que pasaran a convertirse en reales. En el año 2001, el director de cine Ridley Scott, el mismo que creó el futuro con "Blade Runner" y el arquetipo de la nueva mujer violenta con "Thelma y Louise", confirma que es un trabajador a sueldo del gobierno norteamericano al estrenar el docudrama "Black Hawk Derribado" sobre un helicóptero que cae en tierra hostil en Somalia y se las tiene que ingeniar para sobrevivir a los ataques de los furiosos islamistas. Un ejercicio claro de propaganda para demonizar a los musulmanes. ¿Puede ser casualidad que en ese mismo año 2001, de repente, Afganistán se convirtiera en foco de atracción cinematográfica, con la película "Kandahar"... en la que los malos eran los talibanes? ¡Los mismos que la CIA había alimentado para contrarrestar a los soviéticos! Lo curioso es que, en el mismo año, el propio Ridley Scott estrena otra película de signo totalmente contrario: una recreación de la historia de Espartaco, pero ahora con héroe español, encarnado por el australiano Russell Crowe, en el papel de Máximo. Un general español al que Marco Aurelio quiere alzar a emperador para restaurar la libertad, al cual su hijo Comodo se opone, mata a su padre e intenta hacer lo propio con el general, asesinando a su familia como escarmiento. A partir de ahí comienza a progresar como gladiador, muy al estilo de Espartaco. Al igual que en la película de Kubrick, el bueno vuelve a ser Graco, jefe del Senado, que va a recobrar el poder. Extraña que el mismo director estrene dos películas de signo tan opuesto en el mismo año: ¿será que al realizar ese trabajo de encargo, le permitieron hacer algo que es más de su gusto, como le pasaba a Kubrick? Hasta el momento, nos quedamos sin saberlo, pero de lo que no hay ninguna duda es de que, conforme a la "realidad" de los telenoticias se convierte en más "de película", las películas se hacen tan reales que prácticamente parecen reportajes con actores.

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En ese mismo año 2001, Al Pacino estrena la película "The Recruit" (El reclutamiento) mostrando abiertamente la manera en la que se reclutan a los futuros agentes de la CIA. Rodada en las instalaciones de la CIA en Langley, la película cuenta con una trama amorosa prototípica, en la que los dos jóvenes enamorados no saben si el otro es un doble agente y, por tanto, si su amor es real o una ficción. La película es tan real y más, teniendo en cuenta el año en que fue concebida, que se puede considerar como un auténtico publirreportaje de la CIA, a la manera de la serie "Loca Academia de Policía" con el objetivo real de reclutar nuevos agentes. Como veremos, la propia CIA admitió que participó en el rodaje y el guión de esta película, con lo que no hay ningún lugar a dudas de que forma parte de una labor de adoctrinamiento. Las personas que comenzamos en ese año 2001 a investigar lo que había detrás de ese engaño nos convertimos en los Neo luchando contra la Mátrix, convertida entonces en un símbolo de nuestra lucha: en sólo unos años la conspiración como motor de la historia pasó a ser un tema de conversación y los temas de las películas de acción y de espías se lanzaron a ello, generándose un subgénero, cuyas implicaciones nos ocuparemos de desvelar. En paralelo, y mientras se lanzaban una serie de guerras contra países que no tenían nada que ver con el derribo de las torres, los líderes de la izquierda hollywoodiense eran ya claramente actores como Susan Sarandon, Tim Robbins, Sean Penn y el novísimo George Clooney, completándose el camino diseñado a partir de la también actriz Jane Fonda (esposa del magnate de la CNN, Ted Turner), en el sentido de que unas personas cuya cualidad más reseñable es fingir se convertían en los líderes de la conciencia de la sociedad (!). Sólo una explicación coherente se puede encontrar para este sinsentido y es que el propio sistema imperante impusiera a su propia oposición, a la manera de la Operación Mockingbird, impidiendo, por tanto, que surgiera un líder social cuyo discurso realmente preocupara al sistema. Todos los actores y músicos norteamericanos, salvo contadísimas excepciones, se creyeron el bulo del 11-S (incluidos Bruce Springsteen o Neil Young) y contribuyeron, por tanto, a extender el clima de paranoia de después del atentado y a silenciar al mismo tiempo la verdad. El que se atrevió a levantar la voz, sufrió las consecuencias. Sumidos en una completa censura, y convertidos ya los actores en la seña de identidad de las proclamas políticas, vimos cómo Hollywood entero dio la espalda a la realidad de lo que estaba pasando salvo tres contadas excepciones: Charlie Sheen, Mel Gibson y Rosie O'Donnell. El primero de ellos, que se hizo famoso con la película "Platoon", hijo del actor que más veces ha representado al presidente, Charlie Sheen realizó varias declaraciones en el programa de Alex Jones "Prison Planet" denunciando la mentira que se estaba produciendo en torno al autoatentado

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del 11-S. Lo que consiguió es que se desencadenara una furiosa campaña contra él, acusándole de alcoholismo y maltrato a su mujer, que acabó con su divorcio de la actriz Denise Richards. Anteriormente vimos que, de toda la lista de actrices prostitutas al servicio de Madame Fleiss, y celebridades que usaban esos servicios, él fue el único al que se publicitó. Curioso, ¿no? El otro fue el héroe de "Braveheart", Mel Gibson, quien realizó unas declaraciones acusando a los judíos de dirigir el mundo desde las sombras. Inmediatamente, una espectacular campaña se desencadenó contra él, pillándole en un control de alcoholemia y acusándole del peor pecado: "antisemita", aparte de criticar su sentido de la familia (numerosa) y considerando peyorativas sus creencias en favor de Jesucristo, que había reflejado en la durísima versión de su muerte. En medio de las primeras reivindicaciones por la independencia de Escocia, se recupera la historia de este plebeyo que capitanea un ejército con el fin de acabar con la aristocracia inglesa que les roba a las mujeres. "Braveheart" contiene una preciosa historia de amor que le guía hacia el heroísmo más allá de la muerte y un guiño a la "Princesa de Gales" interpretada por Sophie Marceau, que es la que ayuda al revolucionario. Al igual que el marido de Lady Di, el príncipe heredero es mariquita, y espera un hijo del revolucionario, cosa que también le sucedió a Lady Di antes de ser asesinada, dos años después de estrenarse la película. Apoyada nuevamente en una preciosa música, "Braveheart" consiguió conectar con los espíritus libres de la gente con esta historia de un indomable luchador, que es apoyado por las mujeres en su lucha. Al tiempo, esta película hizo que Mel Gibson se convirtiera en un héroe y se atreviera a salir del armario, defendiendo a Cristo, en unos momentos en que el satanismo se imponía en Hollywood. Su carrera nos descubre a una persona con mucha dignidad. Años antes, el mismo australiano había sido el protagonista de una película que se convirtió en un santo y seña de este nuevo movimiento, aunque al mismo tiempo fue carnaza para desacreditar a los que expresaban su desconfianza ante la verdad oficial. En el año 1997 se estrena la película "Conspiración" en la que Mel Gibson interpreta a un taxista obsesionado con conspiraciones que avisa a la fiscal interpretada por Julia Roberts de que hay una trama para asesinar al presidente de los Estados Unidos con un arma capaz de provocar terremotos. Un arma que sólo posteriormente descubriríamos que es real: el programa de auroras de alta frecuencia, más conocido como HAARP. Es decir, que el guión estaba basado en hechos muy reales, por más que sean desconocidos para el gran público. Aunque la película se coloca en una fina distancia de las cosas que dice Gibson, acaba siendo detenido e inyectado con LSD en la línea del proyecto MK Ultra para que confiese todo lo que sabe. Esta película comienza la tendencia masiva de las conspiraciones y colocó al propio Mel Gibson en el punto de mira de los conspiradores. El porqué el propio Poder habría de alimentar la

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posibilidad de que esto sea cierto, mostrándolo en películas ha alimentado muchos debates. Para mí, la única explicación coherente es que, al mostrar la Realidad en una película, el público lo mete en la carpeta de "ficción" de su mente, desechando que eso pueda ser real. En el mismo año 2001 se estrena el filme "Una mente maravillosa" interpretado por el también australiano Russell Crowe y dirigido por el entonces omnipresente Ron Howard, en torno a la vida del genio matemático John Forbes Nash. Fichado por la élite a principios de los 50 para desarrollar protocolos criptográficos en el MIT de Massachussets, la película desarrolla una trama conspirativa en torno a un contacto "imaginario" de Nash con un agente de la CIA que se dirige a él a reconocer un código inscrito en las revistas y periódicos relacionado con la conspiración comunistas que por aquellos años denunció el senador McCarthy. Aunque este filme muestra esta trama con personajes reales, el guión da a entender que todo es una esquizofrenia de Nash, a raíz de la cual es detenido por un psiquiatra MK Ultra que le somete a sesiones de electroshock y posteriormente le suministra narcóticos que le dejan anulado mentalmente. Es decir, que no puede seguir con sus investigaciones. Esta es la teoría que deja la película, siguiendo la versión oficial sobre esta historia real, pero el mensaje subliminal que lanza a los científicos que se quieran ir de la lengua es que pueden acabar como el genio matemático, pues en la realidad Nash sufrió de ese mismo problema y fue internado en un psiquiátrico. Claro que uno se queda con la duda, a la luz de todo lo descrito, de si el tal Nash estaba en lo cierto... Sin ir más lejos, el científico inglés David Kelly, que se mantuvo firme negando que Irak tuviera armas de destrucción masiva acabó "suicidado" en el año 2004, y una posterior investigación demostraría que la hipótesis del asesinato no era descabellada. Como prueba de que la realidad es como la ficción, en estos comienzos del siglo XXI las muertes sospechosas dentro del mundo hollywoodiense y del espectáculo se sucedieron... El cantante Michael Jackson, que había comenzado la tendencia del videoclip en el año 1982 con la terrorífica "Thriller", protagonizando posteriormente la película "Caminante de la Luna" en 1988 bajo la idea de que él era un extraterrestre, muere en el año 2009 cuando estaba a punto de comenzar una gira en la que, según algunas informaciones, iba a denunciar el fraude de la gripe A, creada en laboratorio. La autopsia reveló que murió a consecuencia de una inyección de su psiquiatra y la hipótesis del homicidio se abrió paso luego de saber que Michael llevaba 60 días sin dormir a causa de los antidepresivos que le recetaban. Su gran amiga Liz Taylor compartía con él el trauma de haber triunfado desde muy niño y haber sufrido abusos, en el caso de Jackson, por parte de su padre. Su hermana Latoya repitió ante cámaras en varias ocasiones que su hermano

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había sido asesinado, y que en las semanas previas al deceso, había temido por su vida. "Personas de alto rango" serían las que querían su muerte. Parece que Michael, como todos los niños que sufrieron abusos, se convirtió en abusador sexual de decenas de niños. En el año 2011, la que moriría sería el talento emergente de la música soul, la judía Amy Winehouse, y un año después, la maestra del soul, Withney Houston: las muertes de ambas fueron muy parecidas, perecieron mientras estaban en la bañera y ambos casos fueron considerados suicidios dentro de su adicción a las drogas. Ambas, además, supuestamente habían comenzado a remontar el vuelo tras unas épocas malas, lo tenían todo, tenían éxito, pero un extraño hado las empujaba a la droga y la autodestrucción. "Vive deprisa, muere joven y harás un bonito cadáver": la maldición del templo de los dioses de barro... otra vez. EL RETORNO DE LA MAGIA La ficción y la realidad se fueron fusionando al comienzo del siglo XXI, de manera que lo que contaban los telediarios parecía una película (y lo era) mientras que las películas se llenaron de hechos asombrosos y mágicos... con su parte de verdad. A los pocos años de haber informado de una operación "de película" protagonizada por las fuerzas especiales norteamericanas para salvar a una preciosa soldado llamada Jessica Lynch, el Pentágono reconoció que todo fue un ejercicio de propaganda, y ni la chica estaba secuestrada ni hubo tal rescate. La "Operación Salvar a la Soldado Lynch" fue una copia de la película "Salvar al soldado Ryan" de Steven Spielberg, disfrazada de noticia. Ahora ya sabemos por qué necesitaban guionistas, ¿no? Mientras la realidad era de pesadilla, el cine se llenaba de magia. La saga de "Harry Potter", filmada en el Trinity College inglés donde se formaron tantos alquimistas, desde el propio Isaac Newton al precursor de los servicios de inteligencia John Doe (inspiración de James Bond), llevó al universo de los niños el mundo de la alquimia, entreverado por unas tramas aparentemente inocentes: el búho, la piedra filosofal, los magos negros y blancos... Aparentemente todo fue obra de una sencilla ama de casa JK Rowling, una señora que jamás había escrito un libro previamente y sólo quería contar cuentos a los niños. ¿Nos lo creemos? Al tiempo que el ateísmo se apoderaba de la sociedad cristiana, enfrentada en la realidad virtual con la musulmana, un nuevo misticismo que recuperaba las tradiciones espirituales del Planeta se abría paso. Los jóvenes del siglo XXI se formaron e inspiraron espiritualmente, entre otras maneras, con las sagas cinematográficas de "Harry Potter" y "El Señor de los Anillos". La extensión de la creencia en una realidad inmaterial fue criticada por la Iglesia, que lo consideró herejía, pero lo cierto es que, en medio del

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mayor empujón tecnológico que haya conocido esta humanidad, el mundo de los hechizos y la magia retornó a la mentalidad occidental al fusionarse todas las culturas mediante la gran inmigración planetaria que, inopinadamente, sucedió al comienzo del siglo XXI. Los caribeños y africanos que emigraron a Europa y Estados Unidos llevaron consigo estas creencias que fueron apoyadas por películas que mostraban el mundo de lo sobrenatural, como "El Sexto Sentido", contribuyendo en su extensión el movimiento New Age, al que vimos nacer en la época de los hippies. Al mismo tiempo, Internet posibilitó que la hasta ese momento censurada física cuántica se propagara como ninguna otra teoría científica lo había hecho hasta el momento. Una película que fusionaba una trama de ficción con las apariciones de algunos de los mejores físicos cuánticos, titulada en español "Y tú qué sabes", se convirtió en un referente y, para algunos entre los que me incluyo, significó el comienzo de un nuevo tipo de cine: justo cuando las tramas caían en la más absoluta decadencia, aparecía este nuevo formato que utilizaba la ficción para hacer entender realidades científicas... de magia. Las referencias al poder del pensamiento y la realidad inmaterial en numerosas películas fueron aprovechadas por centenares de gurús para prometer la iluminación en cuestión de días y el público conectó con estas creencias gracias a que, en parte, algunos filmes como la saga de Harry Potter les habían preparado para ello. Por supuesto, los niños que protagonizaron esta saga se convertirían en nuevos ídolos cuando se hicieron mayores que acabarían de la misma forma que todos sus precedentes. El niño que interpretó a Harry Potter, Daniel Radcliffe, por ejemplo, apareció completamente demacrado en unas imágenes del 2013, anunciando la misma caída al vacío que tantos otros niños-estrella habían vivido, y estaban viviendo por esos días. Otra saga inglesa, "El Señor de los Anillos", rodada para el cine por el ex director de gore Peter Jackson contribuyó al "retorno de los brujos" que un mítico libro había pronosticado décadas atrás. Simbólicos lugares relacionados con los ciclos artúricos como la villa inglesa Glastonbury reverdecieron con la llegada de oleadas de nuevos místicos y alquimistas que, indagando en estos temas, se encontraron con todo tipo de creencias, tanto de magia blanca... como negra. La batalla de los magos que la propia película representaba se hacía, de esta manera, realidad. Lo cierto es que ambas sagas se lanzaron al público el mismo año 2001, por lo que podemos deducir que su lanzamiento estuvo coordinado. Ambas se apoyaron en una evidente mejora en los efectos especiales al calor del enorme desarrollo que tuvieron las estaciones de postproducción, consecuencia, a su vez, de la tremenda evolución de la industria informática. A diferencia de Rowling, el autor de esta saga, J.R.R. Tolkien era católico, y se dice que consultó fuentes ancestrales desconocidas para la

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mayoría, en su trabajo de escritura. Esta película sirvió de inspiración a muchas personas para mirar más allá de la realidad material y tomar fuerzas en la durísima lucha contra el Mal que estaba por venir. En la película, entre otras muchas cosas, se sugería la existencia de tres mundos: la tierra interna, la tierra media (la nuestra) y una tercera realidad, que podríamos conectar con los extraterrestres. La primera ya fue sugerida por todas las leyendas de Shamballa y Sangrila que buscaron los nazis y que varias películas habían sugerido, entre ellas "7 días en el Tíbet", y el propio comandante Byrd, de la mítica expedición a la tierra interna y la batalla con los nazis en la Antártida (recuerda que aparecía una referencia subliminal a este hecho en "Primera Plana"). Enanos, gnomos, hadas y elfos forman parte de las entidades que ayudan a los humanos a cumplir con su misión. La formidable extensión del movimiento New Age de aquellos años, enarbolando estas creencias, debe mucho sin duda a esta película. Evidentemente, Tolkien había tomado prestado de la saga artúrica muchos de sus personajes y tramas, pero al mismo tiempo el elemento profético de la vuelta de la magia se abría paso con el horizonte del 21 de diciembre del 2012 y las profecías mayas extendiéndose por Internet a velocidad de vértigo. Como digo, la verosimilitud de las imágenes mágicas de este cine de la era digital engancharon con una parte de la Humanidad deseosa de conectar con otra realidad, diferente a las paranoias que proyectaban los medios de desinformación por aquel momento: el fantasma musulmán "Al Qaeda", la violencia del hombre contra la mujer, etc. Como elemento central en toda la saga tenemos el elemento del anillo, símbolo del poder, que puede corromper al que lo posee, y que sólo puede estar en manos de un inocente, el hobbit Frodo Bolsón. Sin duda, este postulado conectó con la aversión hacia los gobernantes que la campante corrupción en todo el Planeta exacerbó. Como consecuencia subliminal de la desconfianza hacia "el anillo" de la saga, los movimientos que nacieron por esos años insistieron en el esquema de la horizontalidad; una desconfianza contra cualquiera que se pudiera significar, impidiendo así el nacimiento de verdaderos líderes, los héroes que pudieran derrotar a los magos negros. Al calor de este éxito, George Lucas decidió producir más películas de la saga de "La Guerra de las Galaxias", situándolas cronológicamente antes que la primera saga. En ellas explica la caída en el mal de Darth Vader, consiguiendo que los niños del siglo XXI se identifiquen con los malos: si los chavales de los años 80 queríamos ser como Luke Skywalker, en el siglo XXI se identificarían con el malvado que se pasó al lado oscuro de la fuerza y que dejaría para la posteridad esa frase con alto contenido subliminal dirigida al héroe: "Yo soy tu padre", queriendo significar que somos hijos del Demonio. Corre por Hollywood un rumor de que Lucas es

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seguidor del satanista Manly P. Hall, lo cual explicaría el visceral cambio de orientación de la saga. Las nuevas películas de la serie "Star Wars" lanzaron al mundo de la ficción el tema de los clones, con cuya existencia humana se empezó a especular tras la primera clonación (conocida) de un animal, la oveja Dolly, experimento realizado en el mismo pueblo donde se encuentra la capilla masónica en cuya vidriera se ve a Jesús con María Magdalena, llamada Roslin, que si recuerdas, era el nombre de Marilyn en la última película que llegó a terminar y nos traza un interesante puente subliminal entre la sacrificada actriz y la novia de Cristo. La singular primera película de la saga "Mátrix" también rebajaría su discurso a partir de la segunda parte de la saga, señal de que la incorrección del sistema debía ser reparada, y de que el Poder se había dado cuenta de que a través de estas películas de ciencia ficción se les estaban colando unos códigos que hacían despertar a la Humanidad sobre la realidad del Poder que los subyugaba. Por ello, los "creadores de sueños" decidieron seguir atrapando mariposas en la perversión del Bien, presentando a los malos como los buenos. En este cambio generalizado de caracteres en el que los malos se convierten en buenos, las películas de piratas protagonizadas por el lánguido guapo Johnny Depp tuvieron mucho que ver, con la serie "Piratas del Caribe", como máxima representante. Gracias a ella, el actor consiguió que los terroristas de los siglos XVII y XVIII acabaran representados como unos meros amantes de las fiestas y románticos prét a porter. De Depp, que es otro actor del método, se ha dicho que en él habitan más de 30 personas diferentes y que le visitan los demonios cuando actúa, así como que fue el efebo del también actor Nicholas Cage, quien lo descubrió en una playa californiana y le enseñó el camino a la fama... La magia seguía protagonizando las carteleras de los cines a principios del siglo XXI. En el año 2006, se estrenan dos películas con el mismo argumento: peleas de magos rivales. Pero lo mejor de todo es que una de ellas habla de un mago real, llamado Nicola Tesla, el mayor inventor de la historia, cuyo legado había silenciado hasta la era de Internet y cuyos descubrimientos abrieron el camino hacia la materialización de la Energía Libre, que es lo mismo que el maná o la energía que no tiene fin. La persona que interpretaría a Tesla sería el cantante y reconocido esotérico David Bowie, mientras que el director del filme sería Christopher Nolan, quien alcanzaría gran éxito pocos años después con la interesantísima "Inception", traducida al español como "Origen". La otra película ¡con el mismo tema de la batalla entre dos magos! se llamó "El ilusionista", con un reparto encabezado por Edward Norton y la nueva sex symbol rubia Scarlett Johansson. Gracias a su enorme tirón y buen argumento, esta segunda película eclipsó la

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aparición en la gran pantalla del genio censurado, Nicola Tesla, lo que habría supuesto un gran cambio de conciencia. Resulta difícil de creer que se estrenaran por casualidad dos películas en el mismo año con argumentos prácticamente calcados, por lo que es muy probable que "El Ilusionista" fuera creada expresamente para eclipsar la película "El Prestigio" en la que se mostraba que el genio Tesla fue capaz de realizar la teletransportación a principios del siglo XX, lo cual daría pie al mítico Experimento Filadelfia, en el que se consiguió teletransportar un barco. El director de cine de serie B John Carpenter produjo una película en 1980 sobre este mismo asunto titulada, precisamente, "El Experimento Filadelfia", constituyéndose en una de esas películas antiguas cuya importancia se agrandó con el paso de los años: una película de culto. Las películas históricas ganarían otra vez público gracias a los extraordinarios efectos especiales que lograban una fusión entre la animación y la realidad que permitía, a su vez, la inmersión total en la realidad descrita. La película "Los 300", del año 2007, con las guerras con Persia de telón de fondo, se inscribió en la campaña de demonización del régimen chiíta de Mahmoud Ahmedineyad, preparando al público para un eventual ataque sionista a Irán. De hecho, plenamente conscientes del poder propagandístico del cine, el gobierno iraní expreso su malestar públicamente, alegando que la cinta, que presenta enfrentamientos entre griegos y persas, era un insulto a su cultura ancestral y provocaba animosidad contra Irán. Años antes, la película "No sin mi hija" de 1991, que proyectaba la historia real de una mujer estadounidense que huye de Irán con su hija pequeña, enfureció también a los iraníes, acusando a los productores de la cinta de presentarlos como personas sucias, groseras y crueles, obsesionadas con el Islam y con actitudes misóginas hacia las mujeres. Lo mismo que haría pocos años después la película de dibujos animados "Persépolis": todas ellas formaban parte de la misma estrategia denigratoria del régimen iraní. En el año 2009 el país persa demandó una disculpa de un equipo de actores y ejecutivos cinematográficos de Hollywood que visitaban el país, entre ellos Annette Benning, señalando que películas como "300" y "The Wrestler" ("El Luchador", con el sex symbol Mickey Rourke convertido en freak de circo) eran "insultantes" para los iraníes. Con el sionismo dominando por entero el mundo, tras cometer el 11-S se estrenan dos películas a partir de textos históricos importantes en la historia de la literatura, que tienen en común cómo dulcifican la ancestral figura del usurero judío, como el malo de la película. "El mercader de Venecia" es la reescritura del clásico de Shakespeare de 2004 en clave moderna, es decir, gay. Su argumento aparente es tan absurdo que casi da vergüenza relatarlo: un joven veneciano mantiene una relación homosexual con un rico comerciante venido a menos, al que le

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pide 3.000 ducados para poder competir en el cortejo de ¡una princesa! Como el noble gay, interpretado por Jeremy Irons, no tiene ese dinero para que su amante le deje por una mujer, se lo pide a un judío al que ha despreciado en repetidas ocasiones, interpretado, cómo no, por Al Pacino, el cual consigna en el contrato que los liga que, si no le devuelve el dinero, se quedará con una libra de su propia carne, es decir, su corazón. Evidentemente, el aristócrata veneciano ha hecho un pacto con el diablo, y este le pide el corazón a cambio: lo absurdo es que sea el homosexual el que vaya a pagar esa suma para que su joven amante se case con una mujer. En el preámbulo de la película, el director se disculpa de antemano ante los judíos, hablando de cómo eran perseguidos en la época únicamente por ejercer el "noble oficio de la usura". La absurda trama, pero que lleva inserta la verdadera del poder de la usura, se complica cuando la princesa, que se enamora del gay amigo de Jeremy Irons, se ofrece a pagar la suma del diabólico contrato y, como no es aceptada, se traviste junto a su lacaya como abogados, para participar en el juicio en calidad de peritos juristas. Tenemos pues a dos travestis defendiendo a un gay que va a perder su corazón a manos de un judío por pedir dinero para otro marica que se quiere casar con una princesa, que se enamora del gay, y se traviste para ayudarla. [Si me permitís la risa...]. Por si quedara alguna duda, cuando el judío va a cortarle la carne, ¡se la ofrece, en sacrificio, a Yahvé! Posteriormente, el tribunal condena al judío a convertirse al cristianismo, al comprobarse que quería acabar con la vida de un veneciano: el tribunal le considera extranjero por ello y por tanto carece de derechos para exigir una compensación como la que pide. Para hacer todavía más ridículo el culebrón, resulta que el judío Al Pacino tiene una hija, llamada Jessica, que se llevó parte de su fortuna disfrazándose de varón para huir con su amado, un cristiano que también es vasallo de Jeremy Irons. En este contexto es como se celebra el juicio ante el duque de Venecia, después de que nos enteremos de que las famosas caretas del carnaval veneciano se utilizaban para imitar a los judíos... y cometer así crímenes sin que nadie se diera cuenta. Muchas son las claves ocultas de esta película, que nos puede llevar a comprender que la llamada "nobleza negra" (veneciana) sería la cuna de las aristocracias de toda Europa y, según el investigador Daniel Estulin, el verdadero poder en la sombra de la actualidad. Tenemos aquí, de cualquier modo, la prueba de que los judíos se quedaron con las riquezas de los aristócratas y, por otro lado, nos acechan las dudas sobre si los piratas estaban bajo sus dominios, pues los cuatro barcos de Bassanio /Irons, que le habrían servido para saldar su deuda con

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el judío, sufren sincrónicos accidentes... De serlo así, serían el perfecto equivalente a los terroristas de nuestros días. REINTERPRETAR LOS CUENTOS Una de las claves para manipular las mentes es atentar contra el inconsciente colectivo. Lo vimos cuando analizamos "La Condesa Descalza" y lo estamos viendo una y otra vez al comprobar cómo se reinterpretan los cuentos infantiles con personajes reales. ¿Cuántas veces hemos visto representado el cuento de "La Cenicienta" a lo largo de este relato? ¿Cuál es la razón de que en el templo de la ilusión repitan una y otra vez la misma historia? Muy sencillo: al reescribir el cuento infantil se puede atacar más fácilmente a la mente inconsciente, no sólo de una persona sino de una colectividad porque ese bagaje común descubierto por Jung llamado "inconsciente colectivo" nos conecta a todos: vendría a ser como una llave para acceder a nuestro inconsciente. Esa es la razón por la cual, el programa Monarca dentro del Proyecto MK Ultra utiliza "El Mago de Oz", "Peter Pan" o "Alicia en el País de las Maravillas" para manipular las mentes de los niños y crear una personalidad alternativa, que se activa mediante ese código emocional específico. Las películas son experiencias tan reales que se pueden vivir como un trauma que haga que nuestra personalidad se desdoble, creándose un "alter ego", o una disociación de la personalidad a partir de ella para soportar ese dolor emocional. Pensad por un momento la cantidad de veces que te has removido de tu butaca viendo una película que te produce desasosiego, temor, pánico, horror, asco... En realidad, ¡esas emociones eran reales en ese momento! Obviamente, que dos reconocidos manipuladores como Steven Spielberg y Tim Burton fueran encargados de reescribir las fábulas de Peter Pan y Alicia no es por casualidad. Ambos saben perfectamente dónde producir la herida emocional en el espectador que le haga desarrollar una personalidad narcisista; el propio Spielberg ha sido catalogado de viva expresión del "síndrome de Peter Pan", es decir, un ser que se niega a madurar y quedó infantilizado. Como no podía ser de otra forma, Steven Spielberg eligió a la eterna hada, Julia Roberts, para el papel de Campanilla en su versión de "Peter Pan" de 1991, mientras que el poseído Johnny Depp se convirtió en el sombrerero loco de "Alicia", en la versión psicodélica de Burton. Para las grandes tareas, se busca a los mejores, obviamente: y reescribir los clásicos con los que se pervierte el inconsciente colectivo es, sin duda, una importante tarea. Al grandísimo delincuente Roman Polanski se le encomendó la misión de reescribir el clásico de Dickens "Oliver Twist" con el fin de que el personaje del avaro que maneja a una panda de niños ladrones (y supuestos

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prostitutos) no cargara las tintas tanto en el judaísmo. Igualito que en la versión moderna de "El Mercader de Venecia", en efecto. Complicada tarea puesto que toda la trama de la novela de Dickens, conspiranoica a más no poder, gira en torno al judío, y cómo manipula a los niños, que crean el caos entre la población, aleccionados por el hebreo. Exactamente igual que ocurría en "El Chico", de Chaplin. Pero la reescritura de los cuentos continuó. En la segunda década del siglo XXI se volvieron a rodar versiones de "Hansel y Gretel", "Blancanieves" y "La Cenicienta". La primera, en clave gore, con los dulces hermanitos convertidos en unos Terminator, asesinando a diestro y siniestro con sus rifles de asalto. La segunda, con la hadita convertida en una freak en la versión española dedicada al mundo de los toros y la Madrastra Maribel Verdú (ex niña sex symbol) rodeada de enanos-toreros. La reescritura de "Blancanieves" del 2012, por su parte, se convierte en una trama oscura y en clave feminista. Y para protagonizarla se eligió nada menos que a la protagonista de la exitosa saga "Crepúsculo", Kristen Stewart. Es decir, que la nueva Blancanieves sería, en el inconsciente colectivo, una vampira. Ingenioso, ¿verdad? Blancanieves vive feliz al lado de sus padres, el Rey Magnus y la Reina Eleanor, hasta que tras la muerte de la reina, el Rey Magnus se enamora de Ravenna (Charlize Theron), a quien rescata del ejército oscuro, conformado por una tropa de soldados de cristal invencibles que han esclavizado muchos reinos aledaños. El rey queda tan prendado de la impresionante belleza de Ravenna /Theron que decide hacerla su esposa al día siguiente de conocerla (un poco rápido, ¿no creéis?). Mientras las sirvientas preparan a Ravenna para su boda, esta le dice a Blancanieves que nunca reemplazará a su madre porque tienen dos cosas en común: ambas son bellas y perdieron a sus respectivas madres a temprana edad. ("Una señal de cómo una mujer criada sin madre puede perder el norte en su vida"). Luego de la pequeña charla, el Rey Magnus y Ravenna se casan, pero esta —quien resulta ser una poderosa hechicera y la verdadera líder del Ejército Oscuro— asesina a Magnus en su noche de bodas después de echarle en cara una proclama feminista: "los hombres como el Rey explotan la belleza de las mujeres y luego las dejan". Tenemos pues la representación clara del feminismo representada en la antigüedad: una infiltrada de la oscuridad que engaña al rey y lo asesina, con clara referencia a la guerra de sexos. Mientras Ravenna toma el control del reino, el guerrero más leal al rey, el Duque Hammond, intenta ayudar a Blancanieves a escapara del castillo pero falla cuando es capturado por el hermano de la madrastra feminista. Blancanieves es entonces encerrada en los calabozos mientras Ravenna consulta al espejo mágico (Christopher Obi Ogugua), quien le

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dice que otro reino ha caído por su belleza y que sigue siendo "la más bella de todas". Durante los siguientes años, Ravenna captura a todas las mujeres cuya belleza puede superar la suya y les absorbe su juventud, una forma de vampirismo, con la particularidad de que aquí la vampirizada es la "vampira" de la serie "Crepúsculo". Genial, ¿no? EL HUMOR DEL SIGLO XXI ES... JUDÍO Apenas dos semanas después del atentado de la Torres Gemelas de Nueva York, el humorista judío Ben Stiller estrena una pésima película llamada "Zoolander" pero que tiene su interés descodificatorio. Dirigida por el propio Ben Stiller, que se había hecho famoso por interpretar al protagonista de "Algo pasa con Mary" (en la que lanza semen al pelo de Cameron Díaz como acto de amor) y dirigir "Reality Bites", su trama gira en torno a la búsqueda de un tipo al que le laven el cerebro para matar al presidente de Malasia. ¿El presidente de Malasia? ¿Por qué quieren matar al presidente de Malasia? Bueno, pues, curiosamente, el presidente de Malasia se había significado por sus ataques al sionismo y sería uno de los pocos líderes mundiales que defendería que el 11-S había sido una conspiración judía. Asimismo, y con la excusa de reírse del mundo de la moda, Stiller presenta el mundo (gay) de los modelos masculinos. Después de anunciar su retirada de las pasarelas tras el suicidio de tres amigos, Stiller intenta recuperar a su olvidado padre. ¿Adivináis quién hace de padre? Pues sí: ¡Jon Voight, el padre irreconocido de Angelina Jolie! Entonces es cuando al diseñador Jacobim Mugatu y el agente de modelos Maury Ballstein (ambos, nombres judíos) se les mete en la cabeza asesinar al presidente de Malasia. ¿Habría un mensaje en clave contra este hombre, que se significaría por ser uno de los pocos en el mundo que, como digo, denunciaría la conspiración judía del 11-S? ¡Sólo habían pasado dos semanas del atentado cuando se estrenó, así que la trama fue grabada antes de que sucediera! Seguidamente Stiller es secuestrado en un spa, donde sufre un lavado de cerebro y condicionamiento mental MK Ultra mientras suena la canción "Relax", del grupo ¡Frankie goes to Hollywood! (¡Paquito va a Hollywood!), a cargo, entre otros, de la modelo Mila Jovovich, a la que hemos visto hacer de heroína violenta en "Resident Evil". Es decir, una programación en toda regla. El siglo XXI nos siguió regalando más humoristas judíos: tras Ben Stiller, llegaron Sacha Baron Cohen, Adam Sandler y Seth Rogen y Evan Goldberg. En medio de la paranoia con el mundo musulmán desencadenada por la película del 11 de septiembre, el primero firmó una malísima película para reírse de los musulmanes kazajos llamada "Borat" que incluso motivó una queja del gobierno de aquel país... que no le importó a nadie,

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obviamente. Al igual que los iraníes, muchos gobiernos se estaban dando cuenta de que las películas ponían en el punto de mira a los nuevos "malos" del mundo real, preparando al gran público para su posterior invasión o las carnicerías de los ataques terroristas con bombas. Tiempo después, el propio Sacha Baron Cohen haría otra película todavía más clara en la que interpretaría a un agente del Mossad, en el papel de Bruno, un reportero de moda... gay. La comedieta adolescente que vimos nacer en los años ochenta seguiría capitalizada por actores judíos: si "Algo pasa con Mary" lanzó al mencionado Ben Stiller, "Dos supersalidos" haría lo propio con Seth Rogen y Evan Goldberg. Mientras tanto, Adam Sandler nos sacaría completamente de dudas al protagonizar una película humorística... sobre un agente de los servicios secretos israelíes que se hace pasar por peluquero. En España se estrenó en el año 2008 bajo el título de "Zohan, licencia para peinar" aunque el título original en inglés "No te metas con Zohan" parece mucho más adecuado. Estaba claro que el "runrún" mundial sobre la conspiración sionista para tomar el planeta cuya última fase comenzó el 11 de septiembre del 2001 obligó a los productores de Hollywood a poner toda su ingeniería cultural en acción y tratar de contrarrestar las evidencias de la conspiración judía. ¿Qué mejor forma que la industria cinematográfica, que siempre estuvo bajo su control? Con Hollywood tomado por los judíos —norteamericanos— desde sus inicios, durante el siglo XXI la industria cinematográfica comenzó a importar actores directamente... israelitas. Si anteriormente vimos a la hadita Natalie Portman convertirse en la heroína oficial del mundo cinematográfico, después le tocaría el turno a la modelo Bar Refaeli, quien saltó a la fama... por hacerse novia de Leonardo DiCaprio (al que le llegaría, por cierto, el momento de hacer de homosexual, en el biopic sobre Edgar Hoover de Clint Eastwood). Refaeli, a quien tuvimos en Barcelona a comienzos del siglo XXI poniendo "firmes" a los jugadores del equipo de fútbol con sus insinuaciones sexuales que inundaron las revistas del corazón, se convirtió en la versión cinematográfica de la espía Einav Schwartz, miembro de la unidad más secreta y mortífera del Mossad en su objetivo de eliminar a un jefe de la guerrilla Hamás. Su sonrisa y curvas (reforzadas con un generoso escote) seducen al cabecilla de Hamás, apodado "zorro", quien cae en el anzuelo reproduciendo quizá lo que con toda probabilidad pasó en realidad... y lo que hemos visto a lo largo de la historia del cine: bellezas utilizadas como espías para embaucar a los héroes. De hecho, Refaeli se puede considerar la versión más bella de Gail Folliard, la agente israelita que usó el pasaporte irlandés en la "Operación Mabhuh", mediante la cual, el servicio secreto judío asesinó al líder de Hamás. Por si hiciera falta una

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confirmación, en una de las ruedas de prensa que hizo para promocionar la película, Refaeli dijo —aparentemente en broma— que "ella era una agente del Mossad". Los rumores sobre sus devaneos por Barcelona, coqueteando con varios de los jugadores de su equipo de fútbol, contribuyeron a extender la idea de que las cosas en serio se dicen en broma... Y POR SUPUESTO, VIRUS PELIGROSOS En el año 2008, los medios de comunicación del mundo entero extendieron la paranoia de que una cepa de la gripe aviar renombrada como "A" había saltado a los humanos en Méjico e iba a provocar una carnicería mundial. Rápidamente, los investigadores nos pusimos a decodificar esta nueva alarma, encontrando numerosas evidencias de que ese virus había sido creado en laboratorio y formaba parte de una serie de armas biológicas orientadas a diezmar a poblaciones específicas, particularmente la china, que por aquel entonces ya se había convertido en el poder capaz de destronar a la sionista Reserva Federal Americana. Una vez más, nos encontramos con que el cine también había predicho este peligro y, nuevamente, contribuía a que esta increíble amenaza, a los ojos del hombre común, se considerara "real" y posible, sin que mediara ningún poder maléfico que lo hubiera provocado. Tenemos el precedente en 1995 y no uno sino por partida doble. Por un lado, la película "Epidemia" del siempre pionero ¡Dustin Hoffman! sobre el virus del ébola en África y por otro, "Doce Monos", también en 1995, con Bruce Willis y Brad Pitt, acerca de un hombre del año 2035 llamado James Cole que vuelve al pasado de la Tierra para evitar la destrucción provocada por un virus. Quince años después, el 1 de abril de 2010, un hombre que decía viajar desde el futuro fue detenido en el acelerador de partículas de Ginebra: supuestamente quería salvar a la Tierra de su destrucción. El hombre decía llamarse... Eloi COLE. ¿Casualidad? En "El peor de los miedos" (2006) la esposa del protagonista va a trabajar al centro de la ciudad minutos antes de que se produzca un ataque terrorista donde se suceden muchas explosiones. El gobierno ofrece muy poca información pero parece que los gases provocados por las mismas son mortales y causan una rara enfermedad bastante contagiosa, ya que se les pide a todos ellos que sellen sus casas, se alejen de la zona de desastre y no tengan contacto con los infectados. Con la opinión pública prácticamente convencida de que la crisis de la Gripe A fue una paranoia orquestada por las propias autoridades, en el año 2011 el director de cine Soderbergh al que vimos nacer cinematográficamente en "Sexo, mentiras y cintas de vídeo", estrena "Contagio" con Matt Damon y Kate Winslet. Esta vez, la conspiración llega hasta la Casa Blanca, como una especie de aviso: el presidente de los

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Estados Unidos ha sido atacado por un dardo envenenado y el terrorista que propició el ataque clama que el Presidente lleva un virus mortal que se propagará a la población y que sólo él tiene la cura. Así que una viróloga se encargará de salvar al Presidente. HOMOSEXUALIZACIÓN En el año 2005, la conspiración para homosexualizar a la población, modificando su tolerancia a esta conducta por medio del cine, se consuma al otorgar el Oscar a la mejor película a una absurda historia de dos vaqueros que se hacen homosexuales porque no tienen mejor cosa que hacer. El ingeniero social encargado de llevarse el galardón por "Brokeback Mountain" es Ang Lee, el mismo que había dirigido "La tormenta de hielo". El golpe que este premio supuso al sistema de valores norteamericano no ha sido bien valorado, pero será fácil de explicar si recordamos que el vaquero ha sido el símbolo, no sólo de la virilidad, sino de la libertad misma del norteamericano; si recuerdas, la primera película que mostró abiertamente a un hombre homosexualizado, también era de un vaquero, el padre de Angelina Jolie, Jon Voight, en "Cowboy de Medianoche". ¿Casualidad? El valor simbólico de convertir a estos iconos en homosexuales y, para más inri, otorgarle el premio a la mejor película, no puede pasar desapercibido después de las páginas que has leído de este libro. Evidentemente, fue una acción perfectamente diseñada y conectada con la gran cantidad de películas y series de televisión que mostrarían personajes homosexuales, hasta el punto en el que se convertiría en una cuota establecida... a partir de la falsa investigación de Kinsey y su leyenda urbana de la existencia de un 10% fijo de personas innatamente homosexuales. Prácticamente, no hubo estrella que no interpretara un personaje o escena homosexual; tan larga es la lista que bien podríamos extrapolar que aquel que no se prestara a ello, quedaba marginado de la primera línea. La explicación a esto, al margen de unas órdenes directas desde la cúpula del poder es que los propios guionistas y directores pertenecían a la secta gay, con lo que únicamente estaban consiguiendo ampliar sus espacios de poder. Pero el reguero de muerte en torno a Hollywood nos puede seguir indicando los oscuros intereses que movían esta ingeniería social. Tres años después de protagonizar esta película sobre cowboys mariquitas, y tras haber interpretado también al malo de una de las películas de la saga "Batman", el coprotagonista de la gesta gay, Heath Ledger, moriría en muy extrañas circunstancias... Justo cuando estaba en la cresta de la ola, como tantos otros... En el mismo año 2005, y ya con la homosexualidad lanzándose abiertamente en casi todas las películas, Hollywood se retrata a sí mismo, al llevar al cine la vida del guionista gay Truman Capote. Una historia en la

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que pretenden convertir en héroe al afectado mariquita que soborna a policías y funcionarios para conseguir acercarse a unos asesinos en serie, a los que ayuda no se sabe muy bien por qué... o sí: ¡para escribir el libro que le hará famoso! La película está contando cómo Capote escribió la novela "A sangre fría" que inaugura, como él mismo reconoce, la "novela de no ficción", y que es una especie de docudrama, en este caso, confeccionado para justificar a los asesinos. De paso, nos enteramos de que el origen de la homosexualidad del famoso guionista fue la falta de referencia paterna, puesto que la madre llevó una vida disoluta y no prestó atención al niño Truman. Al tiempo, también, se nos retrata a la escritora de "Matar a un ruiseñor" (una historia más sobre violaciones y abogados) que es representada aquí como la marimacho que hacía de guardaespaldas de Capote. El siglo XXI, en el que la paranoia feminista de que los hombres querían someter a las mujeres se convirtió en política de estado gracias a la financiación del Banco Mundial, las tramas homosexuales se multiplicaron tanto, que prácticamente no había película en la que no apareciera algún componente de esta exitosa tribu urbana. De hecho, una información sobre la televisión norteamericana afirmaba que había un acuerdo con la industria televisiva por el que debía aparecer una cuota fija de gays determinada en las teleseries. Claramente, a consecuencia de esa promoción (¡hay trabajo!), fueron incontables las "estrellas del cine y la televisión" que declararon abiertamente que eran homosexuales, señal de que únicamente seguían la corriente dominante y, de paso, aclarándonos que tanto los rumores sobre la homosexualidad en los primeros tiempos de Hollywood como los que afirmaban que había una élite gay dirigiendo el cotarro eran ciertos. Fue por estos años en los que Corey Feldman, niño-actor en la afamada película de Rob Reiner "Cuenta conmigo" denunció que había sido sodomizado por productores cuando comenzaba en la profesión, denuncia que confirmaron en Inglaterra los abusados por el famoso presentador de la BBC Jimmy Saville. Tirando del hilo de este pedófilo locutor, gran amigo de la monarquía británica y de grandes celebridades se descubrió el modus operandi: niños huérfanos y aspirantes a estrella eran violados por la élite tanto del showbusiness como de la política, con implicaciones para diputados y lores que fueron, por un tiempo, paralizadas por las más altas instancias judiciales. En el momento que escribo estas líneas, se han formalizado 180 denuncias de abusos sexuales contra personal de esta cadena. Uno de los ex niños actores que salieron a apoyar las confesiones de Corey Feldman sobre la red pedófila inglesa fue el inglés Ben Fellows quien, ya con 30 años, apuntó bien claro: "La lista de actores muy conocidos, directores de casting, productores, guionistas y ejecutivos que abusaron de mí, o intentaron hacerlo mientras era un niño actor haría

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enfermar a la gente". Fellows apunta al relaciones públicas de los famosos, Max Clifford, y a los actores Nicholas Cage o Tom Cruise como algunos de los que participan en los juegos predatorios sexuales de Hollywood. Un asunto que conoce de primera mano. Según Fellows, su entonces agente Sylvia Young intentó que se prostituyera con Tom Cruise durante un cásting, antes de que eligiera a otro chico: "entonces se lo llevaron a un dormitorio mientras él esperaba con su agente y le oímos gritar, señal de que le estaba pegando". Esta es sólo una de las escenas que Fellows ha visto, incluyendo el momento en el que "una niña de 13 años que trabajaba en una telecomedia australiana fue llevada a la habitación de un hotel donde fue violada por el actor Dolph Lundgren". Fellows admitió que él pasó por ese mismo trance pero que le traumatiza recordarlo, dice que lo denunció a la policía hasta que se dio cuenta de que la gente que abusó de él estaba demasiado arriba en la pirámide del poder como para que fueran detenidos. En sus declaraciones, aclaraba que consentir esa violación era condición sine qua non para que su carrera despuntara, como hemos visto al hablar del "sofá del cásting". "Esto no funciona como que ellos quieren tener sexo contigo, lo que te dicen es que será bueno para tu carrera. Colin Farrell cuenta la historia de que fue fichado por su agente, creo que era un agente de importancia de la CIA, y lo que decía, básicamente, tú sabes, es que tienes dos opciones: un tipo que te haría una gran felación o al que se la harías tú. Bueno, Colin Farrell lo admitió: eso fue lo que hizo para progresar en la industria. Porque esa es la moneda que hay que pagar". "Lo que hacen es, te cogen (te escogen), con la esperanza de que seas, de algún modo, 'mercancía dañada'. Por ejemplo, es como una historia de adopciones. Eso es lo que siempre solían contarme para que hiciera ese tipo de cosas. Siempre me contaban la historia de la adopción. Imagina que eres un ladronzuelo de tiendas, o algo como eso, que ellos pueden usar. Porque, por ejemplo, ¡pueden hasta impedir que vayas a la cárcel! Captan a estos chavales, sobre todo en Los Ángeles, de las playas, y les hacen pasar un buen rato. Nicholas Cage, que es familia de Francis Ford Coppola, encontró a Johnny Depp. Luego están esos individuos claves, como Max Clifford [el Relaciones Públicas de los famosos en el Reino Unido] que llevan a estos chicos por la cara a esos eventos. Yo tenía 14 años, y ya estaba bebiendo champán, metiéndome cocaína... tú sabes: esa es la razón por la cual esta gente no lo cuenta, porque se sienten avergonzados. Yo mismo me siento así". Fellows está describiendo, ni más ni menos, la misma estructura existente en la Antigua Grecia, en la que los efebos se unían a un aristócrata en una relación homosexual para que le promocionara. Con sus declaraciones echa por tierra, por completo, la ilusión de la fábrica de ídolos.

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"Tienes la imagen de esta gente, así es como se presentan ellos mismos, pero es una ilusión. Tú conoces, como cualquiera, la parte de sus vidas que ves en los medios, pero no sabes lo que realmente hacen en el tiempo que no aparecen en los medios. Y son completamente diferentes. Hay gente ahí afuera que yo digo: 'mira, esta gente son monstruos, son como monstruos que parecen buenos, y que te van a comer vivo. ¿Entiendes? Esta gente es majísima, son encantadores. Te darán un montón de cosas, te comprarán ropa, a mí me compraban mogollón de ropa, de verdad, te asustarías de mucha de la gente que conocí'. "La segunda mujer de Tom Cruise estaba aterrorizada de dejar a su hijo adoptado, Connor, con él. No me creas. Pregúntaselo a Nicole Kidman". Exactamente los mismo que le pasaba a Mia Farrow con Woody Allen, ¿recuerdas? GRECIA GAY Dado que Grecia era la hipotética cuna del movimiento gay, el cine moderno se ocupó de reescribir la Historia en clave homosexual. Así, en el año 2004, Oliver Stone estrenó una versión gay de la vida de Alejandro Magno, que fue radicalmente rechazada por su país de origen, Grecia, donde sólo aguantó tres días en cartel. No coló. En el año 2008, el "referente político" de la disidencia bajo control, Sean Penn, hizo un héroe del activista gay californiano Harvey Milk, ganándose, por supuesto, el apoyo del gran lobby gay norteamericano y preparando la puerta para la exigencia de que la sociedad debía aceptar como matrimonio la unión de dos seres del mismo sexo y sus deseos de adoptar niños, de manera que, de rebote, la Humanidad se acercaba muy peligrosamente al futuro profetizado por Huxley en el que los niños serían creados en laboratorio y no naturalmente. Por fin, en el año 2013 le tocaría el turno de homosexualizarse al mítico Michael Douglas, terminando el camino ya descrito del macho alfa en "Wall Street", el divorciado al que no le dejan ver a su hijo en "Día de furia", el acosado por una pirada en "Atracción Fatal", el obseso sexual al que casi le cortan el pene en "Instinto Básico" y, por fin, el acosado por su jefa en "Acoso". Un carrerón que terminaría haciendo de locaza junto a otro de los guapos del momento, Matt Damon, en una película llamada "Behind the Candelabra" firmada por Steven Soderberg: sí, aquel que comenzó a enarbolar al metrosexual con su "Sexo, mentiras y cintas de vídeo". Una evolución completamente lógica para ambos: el macho acaba homosexualizado. Para acabar de redondear su carrera, el 1 de junio del 2013 Michael Douglas hizo público que había contraído cáncer de garganta practicando el cunnilingus a una mujer con cáncer de cuello de útero. El apoteosis. El delirio.

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En estos últimos años en los que la decadencia de la Fábrica de Sueños era notoria, numerosos sucesos extraños le ocurrirían a estrellas del espectáculo. La actriz Anne Heche (que pasó una temporada como lesbiana en compañía de Anne Degeneres) se perdió una noche, apareciendo en la puerta de la casa de un extraño convencida de que había sido raptada por una nave extraterrestre. La actriz que dio vida a la novia de Supermán, Margot Kidder, desarrolló un extraño síndrome bipolar y pasó varios años en la calle, hasta que fue salvada por la medicina natural. Su compañero en la película Christopher Reeves acabó en silla de ruedas tras caerse de un caballo. El actor que daba vida al que viajaba en el tiempo, Michael J. Fox, acabó con Parkinson prematuro, previsiblemente, por el consumo de cocaína. El actor negro Martin Lawrence, con éxitos en los setenta y ochenta, entra en un estado de nervios en 1995 mientras rodaba "Fina línea entre el amor y el odio" y es ingresado en el hospital judío Monte Sinaí en 1995. A partir de ahí, Lawrence va de mal en peor, el 8 de mayo de 1996 es arrestado por ir por la calle gritando, armado de una pistola "quieren matarme" por el bulevard más importante de Los Ángeles. En 1997 una compañera de rodaje le denuncia por acoso verbal y sexual y en 1999 entra en coma mientras corría en un día de un calor extremo. CIA Y HOLLYWOOD Como vimos al analizar la evolución de Ronald Reagan en el ambiente de Hollywood de los años cuarenta, la colaboración entre la CIA y el mundo cinematográfico venía de lejos, pero en este siglo XXI se convirtió en un tema central por la sencilla razón de que la percepción positiva sobre las medidas para esclavizar a la Humanidad era clave para que la gente consintiera ese retroceso hacia la época de la esclavitud. El cine es el elemento central para adormecer a la población; por ello, las películas de los años posteriores a los atentados del 11-S son cada vez más "fáciles de leer", puesto que las intenciones son tan claras que, como veremos, el tipo de películas y el enfoque desde el cual se realizan se vuelve prácticamente transparente. Vamos, que ya no lo ocultan como en el pasado. Teniendo en cuenta que la percepción sobre la realidad era fundamental para que la gente asumiera el estado policial, es normal que la asociación entre la CIA y Hollywood se estrechase en estos años. Los escritores, tanto de libros como de películas, contaron con el "asesoramiento" de estos cuerpos de inteligencia y, en algunas ocasiones, hasta la propia agencia lo ha reconocido.

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Por ejemplo, se ha demostrado que el autor de novelas de espionaje Tom Clancy mantuvo una relación especialmente cercana con la CIA. En 1984 fue invitado a visitar la sede de la organización en Langley, Carolina, tras escribir "A la caza del Octubre Rojo", que se convertiría en película años más tarde, y del que se haría un remake. La CIA repitió su invitación cuando trabajaba en el libro "Juego de Patriotas" (1992) de la cual también se realizó una adaptación cinematográfica; la Agencia permitió que se rodara, ¡incluso! en sus instalaciones. En "Pánico Nuclear" (2002) se describía una operación de la CIA a la busca y captura de terroristas que pretenden explotar un arma nuclear en suelo norteamericano. En este caso, fue el propio director de la Agencia, George Tenet, quien actuó como guía personal de los cineastas en un tour por las instalaciones de la Organización; el protagonista de la película, Ben Affleck, también consultó con los analistas de la organización y el agente Chase Brandon sirvió de asesor en el rodaje. Como luego veremos, alguna conexión se abrió en ese momento por parte del citado Affleck porque volvería a colaborar con ella... En el año 2007, el agente Kelbaugh dio una conferencia en un instituto de Virginia sobre las relaciones entre la CIA y Hollywood en la que estaba presente un periodista local. El reportero contó cómo el agente de la CIA explicó su colaboración en la mencionada película de Al Pacino "The Recruit" (La Prueba) sobre un reclutador de agentes de inteligencia. Según Kelbaugh, un agente de la CIA estuvo en el set durante todo el rodaje disfrazado de consultor, pero su tarea real era dirigir al director de la película en el sentido deseado. Poco conocida para el gran público, pero tremendamente realista, desde la primera escena os daréis cuenta de que esta película, más que una ficción, es un publirreportaje de la CIA para animar a la gente a enrolarse en la agencia de espionaje. Y si reparáis en la fecha de estreno (enero del 2003, a unos meses de la invasión de Irak), lo entenderéis mejor. Las instalaciones donde se realiza el proceso de selección y adiestramiento en la película pertenecen al complejo de Langley, cuartel general de la mismísima CIA. Evidentemente, la trama estará dulcificada en algunos aspectos y exagerada en otros pero resulta casi totalmente creíble y, gracias a ella, podréis entender cómo funciona la Agencia por dentro. Por supuesto, hay una trama amorosa con el mencionado páginas atrás Colin Farrell y Bridget Moynahan que, como casi siempre en Hollywood, gira en torno a si el hombre y la mujer pueden confiar en su amado, con la existencia de agentes dobles como telón de fondo. Las colaboraciones de las diferentes agencias gubernamentales con Hollywood dependen de la temática de las películas, como es obvio. Oficialmente, cuando en Hollywood van a hacer una película sobre un determinado tema, realizan las gestiones necesarias para que sus guionistas

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cuenten con el mejor asesoramiento a la hora de escribir el guión y así, que el resultado sea lo más verosímil posible. Así pues, películas como "Apolo XIII" hubieron de contar, necesariamente, con un asesoramiento especializado de personal de la NASA, además de técnico, porque hay escenas que muestran máquinas que la productora no va a comprar, obviamente. La gran cantidad de películas con argumentos muy finos realizadas por el director de esta película, Ron Howard, nos hace elucubrar si trabaja para el gobierno y, en concreto, si este filme fue lanzado para contrarrestar las pujantes teorías que ponían en duda la veracidad de las imágenes proyectadas en 1969 sobre el alunizaje y que, como hemos visto, muchos atribuyen a Stanley Kubrick. El problema es saber hasta dónde llega este asesoramiento o, más allá, de dónde procede la idea para realizar el filme, porque a estas alturas, tras casi un siglo de cine, todo el mundo tiene claro que el séptimo arte es vital para genera opiniones y hasta considerar lo que es real y lo que no... El Departamento de Defensa norteamericano mantiene una relación notoria con Hollywood: a cambio de asesoramiento, personal y equipo, como helicópteros y aviones de carga, el Pentágono demanda alteraciones en el guión. Esto ya es un hecho público. Por ejemplo, en "Black Hawk Derribado", de Ridley Scott, el Pentágono exigió el cambio de la identidad de uno de los héroes porque, en realidad, había sido un violador de niños. En la película de James Bond de 1997 "El mañana nunca muere" se exigió la retirada de una broma sobre el Vietnam y en "Windtalkers" (2002) se conminó a que el productor suprimiera las imágenes de los soldados yanquis robando los dientes de oro de los japoneses muertos. A cambio, el Pentágono ha prestado su total colaboración en películas como "Top Gun" (1986), "Mentiras verdaderas" (1994), "Decisión Ejecutiva" (1996), "Air Force One" (1997), "El mayor de todos los miedos" (2002), "Transformers" (2007) o "Iron Man" (2008). Llama la atención en muchas de ellas la cantidad de ingenios tecnológicos que portan los héroes o fuerzas de seguridad que juegan con la fusión hombre-máquina, una tendencia que en términos filosóficos se conoce como "transhumanismo" y propone la creación de una nueva tipología "humana", el esclavo perfecto, que recuerda tanto a los experimentos con el golem de Frankenstein y tantas obras judías... En 1996, la CIA anunció que su agente Chase Brandon colaboraría como asesor de los estudios de Hollywood; envuelto en la suposición de que esto se hacía en aras de una mayor transparencia, en realidad se convertía en una censura previa sobre el producto final. En 1991, un memorándum del por entonces director de la CIA Robert Gates titulado "Grupos de fuerza sobre una mayor apertura de la CIA" admitía que la CIA mantenía relaciones con reporteros de televisión, agencias, periódicos, revistas y radios de todo el país. Y de paso reconocía

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que eso ayudaba a que "algunas historias provenientes de los servicios de inteligencia se convirtieran en noticias exitosas". Es decir, daba cuenta del éxito de la propaganda. Al mismo tiempo, revelaba que en el pasado la CIA "había persuadido a reporteros para posponer, cambiar, retrasar o incluso introducir historias falsas que afectaban a la seguridad nacional". Lo cual reforzaba todas las sospechas que desde los años 70 se habían tenido sobre la infiltración de la CIA en los movimientos de protesta a través de la Operación Mockingbird. En este informe de 1991 reconocían por fin que "habían revisado películas y documentales a petición de los productores, buscando una mayor autenticidad y adecuación a la realidad". Acto seguido, aclaraba que "aunque la CIA ha facilitado el rodaje de algunas escenas en las instalaciones de la Agencia, eso no quiere decir que haya tenido un rol en la película". ¿Nos lo creemos? La película "Air Force One" y la serie televisiva "La Agencia", ambas de Wolfgang Petersen, fueron en realidad coescritas por el ex agente de la CIA Marine Bazzel Baz, contando con el asesoramiento de ex agentes como consultores. Tan importante fue su asesoramiento, que nuevamente les abrieron las puertas de la Agencia para rodar en sus instalaciones. Algo parecido a lo que hizo el FBI con la serie "The FBI (1965-74) en la que agradecían a Edgar Hoover en cada episodio, mientas mostraban a los villanos de turno: rusos, árabes, terroristas alemanes, mafiosos colombianos de la droga e iraquíes. Irónicamente, en un capítulo salvaban la vida de Fidel Castro lo que, sabiendo que posteriormente intentaron matarlo, se puede entender por ese empecinamiento en cambiar la historia. El guión de la película para TV "En compañía de espías", con Tom Berenger como operativo de la CIA retirado encargado de salvar a compañeros apresados por los coreanos, le gustó tanto a la CIA que ofreció a 50 agentes como extras. Es en este contexto en el que hay que ver la película "Vimanas" del 2008. Ambientada en los años de la búsqueda de Bin Laden en Afganistán, nos describe una extraña misión de un agente de la CIA, que recluta a un pelotón de expertos militares para buscar "algo" en una de esas cuevas. Ese "algo" resulta ser una de las míticas naves extraterrestres que se describen en las sagradas escrituras hindúes, las más antiguas de la Humanidad (conocidas). La película tiene la verosimilitud de todos estos relatos en los que se ha comprobado la participación de la CIA y el Pentágono, y cuenta con el aliciente de que entre sus guionistas encontramos a Wesley Clark Jr., hijo del afamado general y jefe de la misión de la OTAN en la guerra de Yugoslavia, que incluso llegó a sonar como candidato a la Casa Blanca. En esos años, una polémica informante, relacionada con los servicios secretos rusos, llegó a lanzar la teoría de que el ejército USA había encontrado en

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Afganistán, precisamente, las míticas vimanas, y que esa, y no otra, era la verdadera razón de la infructuosa búsqueda por las cuevas de Afganistán... Pero más teorías conspiranoicas extendidas por la Red se convertirían en guiones de realistas películas. Internet también había lanzado la idea de que los atentados como el del 11-S los cometían los propios gobiernos por medio de agentes infiltrados que, a su vez, manipulaban a los "tontos útiles" a los que cargarían con la culpa sin que lo supieran ellos mismos. En el año 2006, el consagrado Martin Scorsese estrena una película con ese mismo argumento, interpretada por tres actores que se parecen tanto que a veces parecen el mismo: Leonardo DiCaprio, Matt Damon y Mark Whalberg. Damon interpreta a un joven irlandés que es formado por el mafioso irlandés-estadounidense (Jack Nicholson) para convertirse en un topo dentro de la policía del Estado de Massachussets, mientras que Leonardo DiCaprio realiza el camino inverso, infiltrándose en la misma mafia por cuenta de la policía, unidad dirigida por el capitán Martin Sheen y el sargento Mark Wahlberg. Para hacer su infiltración más verosímil, DiCaprio abandona la academia y se le hace pasar un tiempo en la cárcel bajo una acusación falsa por asalto para aumentar así su credibilidad como delincuente (este mismo argumento aparecía en "El reclutamiento", así que debe ser algo bastante habitual en ese tipo de entrenamiento para convertirse en agentes dobles o triples). Ambos infiltrados que, como digo, se parecen mucho físicamente, se enamoran de la misma mujer, la psicóloga Vega Farmiga, girando la trama de la película en torno a los chivatazos que dan ambos topos que impiden o logran que los atentados se produzcan. El gran parecido de los actores y el hecho de que lleven vidas simétricas y se enamoren de la misma mujer produce en el inconsciente del espectador que en realidad sean una misma persona con dos personalidades. Una esquizofrenia, vaya: que el poder sea al mismo tiempo, "el bueno" y "el malo". Asimismo, el hecho de que Scorsese eligiera a actores que se parecen tanto físicamente viene a demostrar que los lazos entre el poder y el crimen son muy reales y profundos: no se sabe cuál es uno y cuál es otro. En el mismo año 2006, Robert de Niro estrena una película con una temática sumamente parecida. "El Buen Pastor" está basada en la vida del agente doble, precursor de la CIA e implicado en el asesinato de Marilyn Monroe, James Angelton, con John Turturro haciendo de Kissinger. La acción transcurre desde 1930 a 1960, describiendo cómo la CIA se creó a partir de los grupos de contrainteligencia de la II Guera Mundial (OSS) y la influencia alemana por medio del Programa Paperclip que, como conté páginas atrás, exculpó a nazis del tribunal de Nuremberg para que pasaran a colaborar con el gobierno USA. Vimos referencias a esta operación allá por los años 60 en la película de Audrey Hepburn y Cary Grant, "Charada".

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Al parecer, Robert De Niro viajó con el agente Milt Beardon al festival de cine de Moscú y según relató este último: "los dos nos fuimos con amigos de la mafia y del KGB por un rato. Le presenté a mis amigos generales y coroneles, los viejos amigos con los que había estado en contacto durante muchos años". De Niro más tarde reconoció haber viajado con Beardon, también, a Pakistán. "Estuvimos paseando por la frontera del Noroeste", recordó el agente, "cruzamos la frontera con Pakistán por el puente que yo mismo había construido años atrás, y nos fuimos con una pandilla de tipos que disparaban, para después tomarnos un té". Sin embargo, parece que "El Buen Pastor" no cumplió con todas las expectativas de la Agencia, al menos no tanto como "Flags of Our Fathers" del año 2006 que, para ellos, era "la cultura de la verdad". La representación de cómo desde las propias cloacas del Poder se organizan atentados tiene un sorprendente precedente del año 1936 con la película inglesa "Sabotaje", dirigida nada más y nada menos que por Sir Alfred Hitchcock. Antes de que te explique su trama, es importante que recuerdes que estamos en 1936, es decir, antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando todavía no existía la CIA ni los grupos terroristas; de hecho, los únicos atentados conocidos hasta esa fecha habían sido supuestamente perpetrados por elementos anarquistas, que consiguieron, entre otras cosas, catalizar la Primera Guerra Mundial (asesinato del heredero de la Corona austrohúngara en Sarajevo durante un desfile). Pues bien, con esas coordenadas, el señor Hitchcock nos cuenta la historia del dueño de un cine (repito, el dueño de un cine) que, "en sus ratos libres", se reúne con unos elementos adheridos a los cuerpos de seguridad que primero le contratan para que realice un apagón que afecte a la ciudad de Londres y después, para que coloque una bomba después del desfile del alcalde, en el metro de la ciudad, en Piccadilly Circus. Dado que, como digo, el conspirador es el dueño de un cine, la película es una película dentro de otra película. Durante el metraje, se produce la siguiente reveladora conversación entre dos de los conspiradores: "¿Qué pretenden?" "Crear pánico en el interior, para que no persigan a los de afuera". Otra conversación entre la policía: "Nunca apresaremos a los verdaderos responsables"... "únicamente son los hombres a los que emplean, a los que perseguimos". Por una cantidad de vicisitudes, el jefe del grupo terrorista envía a su pequeño cuñado con la bomba que estalla cuando se acerca a Piccadilly. 70 años después, un conjunto de bombas estallarían en un autobús que paró en la plaza de Tavistock (muy cerquita de Piccadilly) y el metro de Londres. Mucha casualidad, ¿no crees?

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Por cierto, al final los terroristas fueron "suicidados", lo mismo que pasaría con los supuestos responsables del 11-M en Madrid, en el año 2004... Más ejemplos. En el año 2007 se estrena "La Guerra de Charlie Wilson" sobre el diplomático que participó en la creación de Al Qaeda cuando los soviéticos y los yanquis se enfrentaban por el control de Afganistán. Protagonizada por Tom Hanks, el mencionado Beardon, que fue el agente que conseguía las armas, actuó como consejero del filme. Antes de su estreno dijo: "dejará fuera la idea de que gracias a que nosotros financiamos Al Qaeda en Afganistán, se produjo el 11-S". Es decir, dejaba implícito que, en ocasiones, financiar y promocionar una película que dulcifica la conspiración hasta hacerla "digestible" por el gran público, ocultando el aspecto central, puede ser tremendamente beneficioso para el sistema. Y el ejemplo lo tuvimos en el año 2004, cuando el cineasta influido por Kubrick Michael Moore estrena el documental "Fahrenheit 911" sobre el atentado del 11-S. Su recorrido por las salas de cine fue tremendamente extraño y novedoso: era la primera vez en la historia que un documental conseguía un éxito tal de público y máxime, conociendo que su vídeo aprovechaba el ya sólido movimiento en Internet que defendíamos que el 11-S fue ejecutado por el propio gobierno norteamericano. Gracias a esa película, disminuyó la fuerza de esa teoría para llevarla a que, simplemente, el gobierno USA había tenido una gran negligencia o "había dejado hacer". Evidentemente, la jugada al permitir su estreno y potenciar su posterior difusión fue defensiva: prefirieron encauzar las críticas en la dirección deseada, controlándolas, antes que permitir que fueran creciendo. De esta manera, conseguían adormecer a la población con un sustitutivo de la verdad. En la jerga anglosajona, el arquetipo de Moore es lo que se conoce como un "gatekeeper", es decir, un falso radical, usado por la élite para dejar a los buscadores a la puerta de la verdad, de ahí el nombre. El caso es que este documental resultó bastante catalizador de las grandes manifestaciones habidas en todo el Planeta en contra de la invasión de Irak, bajo el bajo señuelo de que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva. El documental de Michael Moore dirigió a la población la tesis que ya había propuesto la serie "Mad Max" de que las guerras modernas se librarían por el petróleo. Así pues, pese a que la mayor parte de la gente todavía no se había repuesto del enorme trauma psicológico que fue el 11-S, intuyeron que les estaban engañando con el argumento central (que existía alguna conexión entre Sadam y los atentados de Nueva York y Washington) y se manifestaron mayoritariamente en todo el Planeta.

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Pocos años después, y viendo que la aceptación de la versión oficial sobre los atentados iba decayendo, Hollywood produjo las películas "Vuelo 93", sobre el quinto vuelo implicado en el atentado y sobre todo, "World Trade Center", nuevamente de Oliver Stone, sobre cómo cayeron las torres. Ambas películas se inscriben en el cine de catástrofes traumatizantes que comenzó en la década de los setenta y su objetivo fue afianzar la verdad oficial por medio de las escenas dolorosas. La elección de la caída de las torres como trama dentro del 11-S responde a que ya se había demostrado que no se pudieron caer por el impacto de los aviones y hubo de haber otro elemento (explosiones o incluso un "arma Tesla" implicada); es decir, que fue una maniobra de distracción. Lo cual, por supuesto, hace que nos planteemos otra vez sobre la figura del intrigante Oliver Stone, el mismo que firmó piezas de denuncia como "JFK" o "Platoon" y nos lleve a encuadrarlo en la misma categoría de "gatekeeper" que el mencionado Michael Moore. La primera de las dos películas incurre en un error de bulto que invalida por completo la versión oficial cuando se ve a los tripulantes del vuelo hablando por teléfono móvil con sus familias, ya que en aquella época los teléfonos no tenían esa capacidad. Este detalle pasó completamente desapercibido para los críticos de cine que, sin embargo, la vendieron como una especie de docudrama (documental con actores), más cercano a la realidad que a la ficción. La investigación sobre los atentados del 11-S, obviamente, sirvió para ponerles cara a los actores supuestamente progresistas de Hollywood: los Sarandon, Robbins o Penn, que callaron villanamente ante las pruebas irrefutables de que había sido el propio gobierno quien, en asociación con Israel, había realizado el atentado. Ya vimos lo que ocurrió a Charlie Sheen o Mel Gibson cuando se atrevieron a levantar la voz. Tampoco le fue mejor a Rosie O'Donnell, a quien vimos en "Beautiful Girls" o la película de "Los Picapiedra". Quien abre la boca, queda apartado. En junio del 2013, Roseanne Barr, protagonista de la serie televisiva "Roseanne" se atreve a denunciar esto mismo en la "CNN rusa", Rusia Today, afirmando que "en las fiestas a las que acude en Hollywood las grandes estrellas me cogen por banda y me dicen al oído: 'te felicito por atreverte a decir lo que estás diciendo'. Hay una cultura del miedo en Hollywood. Por supuesto que hay autocensura pero sobre todo tienen miedo de que, si hablan, no volverán a trabajar nunca más. Por fortuna, yo hice mucho dinero con mi telecomedia y me puedo exponer a decir lo que digo". Pero Roseanne llegaba más lejos y afirmaba explícitamente: "sí existe una cultura MK Ultra en Hollywood, es algo que todo el mundo sabe pero nadie se atreve a reconocer". Es decir, estaba reconociendo que el comportamiento de muchas estrellas está dirigido por las personas que los

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manipulan por detrás y mediante los cuales, dirigen a los fans, al público. El argumento central de este libro. Es innegable que la aparición de Internet y la posibilidad subsiguiente de bajarse películas desde la red hicieron que mucha gente dejara de ir al cine al comienzo del siglo XXI pero también es evidente que la desconfianza hacia el papel jugado por las ficciones filmadas sobre nuestras mentes, fue haciendo que la gente dejara de pagar por ir a ver las películas. Pocos géneros siguieron manteniendo el nivel de público en estos años en los que el documental ganó puntos: la gente quería conocer la realidad y, por tanto, las tramas de buena parte de las películas se llenaron de conspiraciones hasta el punto en que se creó un género híbrido, de esotéricas tramas reales con personajes ficticios. Lo que en el siglo anterior eran cosas de las películas, ahora estaban a punto de convertirse en realidad y, de hecho, cada vez más gente empezó a ver estos filmes como si fueran representaciones, con actores, de la realidad. Con el rumor sobre una conspiración mundial a cargo de sociedades secretas como los Illuminati corriendo de boca en boca, y siguiendo el camino abierto por el desaparecido Stanley Kubrick en "Eyes Wide Shut", el autor Dan Brown escribió un best seller que se vendió en todo el mundo, describiendo, bajo una poco disimulada trama de aventuras, esta conspiración. Sorprendentemente, el libro "El Código Da Vinci" fue llevado al cine, pero rebajando el nivel de la conspiración descrita y dirigiéndola únicamente hacia la Iglesia y, particularmente, el Opus Dei. Aunque ya Coppola, como hemos visto, había apuntado en esa dirección con la tercera entrega de la saga "El Padrino", el guión basado en hechos reales e interpretado por la hadita Audrey Tautou y Tom Hanks en la típica relación amorosa que no acaba de fructificar, llevó a mucha gente a los cines en el año 2006 y lanzó al baúl de la ficción la existencia de una conspiración por parte de sociedades secretas para instaurar un gobierno mundial. Mucha gente asoció esta teoría a la película, significando un triunfo innegable para los conspiradores: "las conspiraciones son cosas de la ficción" era el pensamiento que pretendían extender. Pero a más información, más pruebas acaban apareciendo de que esas sociedades secretas habían tenido un importantísimo papel en la historia de la humanidad, por lo que el cine, en su deseo de canalizar esa corriente, continuó aportando tramas que pudieran dirigirlas en el sentido deseado por la élite, en una especie de batalla mental más allá de lo imaginado en cualquier filme. Tanto se hablaba del tema que en el año 2009 se rodó la siguiente novela de Brown, "Ángeles y Demonios", enfocada directamente sobre los Illuminati y dirigida nuevamente por Ron Howard, que había realizado previamente el encargo de la élite "Apolo XIII". Nuevamente, como héroe en el que se puede confiar colocaron a Tom Hanks, que de aquellas

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comedietas adolescentes de sus inicios, se había convertido por estos años en el prototipo del héroe maduro, desbancando a Harrison Ford. Las tramas sobre conspiraciones y sociedades secretas se convierten en el siglo XXI en uno de los pocos asuntos que animan las taquillas, prueba de que tras el falso atentado del 11 de septiembre del 2001 la sensación de que algo no cuadraba con la versión oficial fluía por el inconsciente colectivo planetario. La táctica de Hollywood fue comenzar a generar películas con argumentos ligados a los poderes ocultos, de manera que uno saliera del cine con la impresión en su inconsciente de que ese asunto es parte del mundo de la ficción, no el de la realidad. Al actor Nicholas Cage, que protagonizó papeles de desorientado y decadente durante los años noventa, le tocó protagonizar una saga con muchos elementos esotéricos, llamada en España "El Tesoro" y en Estados Unidos, "El Tesoro Nacional". Su argumento entronca directamente con los principios fundadores de los Estados Unidos: la propia constitución de Filadelfia, que es su acta de independencia del poder de la banca londinense y que hemos visto a lo largo del relato como una de las principales tramas subliminales del cine de todos los tiempos. Denostar a Filadelfia significa denostar la Constitución norteamericana y la Libertad. Ya la elección del nombre del protagonista, Benjamin Franklin Gates, remite a uno de los padres fundadores de aquel país, pero al mismo tiempo, también al magnate de Microsoft, Bill Gates, sobre todo si conocemos su profesión. Franklin /Cage es un ingeniero mecánico y experto en criptografía del prestigioso laboratorio de Massachussets (MIT), descendiente de una familia buscadora de tesoros que cree en la leyenda de uno fabuloso, escondido por los masones, padres fundadores de los Estados Unidos. A través de su árbol genealógico, a Franklin le llega una pista en 1974 procedente de uno de los firmantes de aquella declaración de independencia. Treinta años más tarde, junto a un amigo y a un financiero, encuentra una pipa con un acertijo grabado entre los restos de un barco colonial. Tras examinarlo, llega a la conclusión de que el resto de la pista se encuentra en el reverso de la Declaración de Independencia de Estados Unidos y el financiero decide ¡robarla! originando una explosión en el barco. Seguidamente, avisan al FBI y al Departamento de Seguridad Nacional y los Archivos Nacionales pero nadie les toma en serio, razón por la cual Franklin /Cage decide robar el documento para ¡tenerlo a salvo! Esto origina una serie de persecuciones que acaban en la casa de su padre, de apellido Gates, personaje interpretado por... ¡el padre de Angelina Jolie!, Jon Voight (la cuarta vez que interpreta el mismo personaje de la serie de "Tomb Raider"). Tras descifrar un código secreto, se dirigen al Museo de la Independencia en Filadelfia, donde se encuentran unas gafas especiales

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inventadas por Franklin que le permiten ver el reverso de la Declaración. Entonces detienen al héroe, y el FBI entra en la persecución de las pistas, que les lleva a una tumba, por donde hay un pasadizo... EL HÉROE CLOONEY Habíamos quedado que en el siglo XXI un nuevo actor con vena de político fue lanzado desde la fábrica de sueños hollywoodiense. Su nombre es George Clooney y ocupó el puesto del guapo entre los guapos de este final de la era del cine, el mismo que anteriormente perteneció a Robert Redford, Paul Newman, Charlton Heston y, más atrás, Rodolfo Valentino. Aunque el éxito le llegó relativamente tarde y de la mano del mundo de la televisión, Clooney también pertenece a la aristocracia del star system desde la cuna, pues su madre fue una reina de belleza y su padre un importante presentador de concursos de un canal de televisión. Después de aparecer en uno de los filmes de Batman, se unió a Steven Soderbergh para hacer primero una película con la nueva sex symbol Jennifer López y después otra reedición del clásico sobre atracadores "Ocean Eleven". En el año 2001 debutó como director con una película extrañamente relacionada con la profesión de su padre: "Confesiones de una mente peligrosa" sobre el presentador de concursos Chuck Barris, que asegura haber sido también un asesino por orden de la CIA. Posteriormente, nos encontramos a Clooney en la comedia sobre una compañía de videntes o psíquicos dentro del ejército norteamericano, "Los hombres que miraban fijamente a las cabras", en la que parodian un hecho que fue real en los años sesenta; el extravagante personaje interpretado por Jeff Bridges es en realidad el psiquiatra MK Ultra Andrej Pujarich, que estuvo ligado al ejército en una unidad de espías psíquicos. Así pues, una vez más, se utiliza el cine para esconder la realidad a simple vista... Siguiendo la estela de otros actores como Clint Eastwood y Tim Robbins, en el año 2006 Clooney gana puntos como director, nuevamente ¡con un tema sobre espionaje y relacionado con la profesión de su propio padre! En este caso, el thriller en torno al mundo de la televisión "Buenas noches, buena suerte", en el que recuperan el tema de "La caza de brujas" del senador McCarthy, volviendo a insistir en que todo fue una paranoia, aunque, velada y paradójicamente, el presentador admite sus ideas afines al partido comunista (??). Curiosamente, en aquellos años se estaba hablando mucho de la subversión de los valores tradicionales norteamericanos, vilipendiando a los defensores de la constitución por su apoyo a la autodefensa contra el Estado policial y tiránico, y calificándolos de reaccionarios. Dado que Clooney tomó un papel relevante apoyando al criminal de guerra Barack Obama, con varias guerras en su haber, esta película forma parte de la campaña propagandística destinada a inculcar que la existencia de una conspiración en el pasado formó parte de una

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paranoia, identificándolo con la paranoia del presente. Es decir, que también ahora los conspiranoicos son unos locos, como McCarthy en los años cincuenta. Resulta sumamente curiosa la actitud de Clooney que, mientras se codea, apoya y financia al Premio Nobel de la Paz que ha comenzado dos guerras (Obama) junto con otras estrellas de la izquierda de Hollywood (como Antonio Banderas) se permite el lujo de convertirse en la conciencia del mismo tipo de gente, con películas como "Syriana", que convierte nuevamente el género de la película sobre conspiración en algo más parecido a un docudrama, haciendo que el espectador no sepa bien si está contemplando una película o un reportaje periodístico. Y, como viene siendo habitual, Clooney vuelve a interpretar a un agente de inteligencia, en este caso, un veterano de operaciones especiales de la CIA intentando detener el tráfico ilegal de armas en Medio Oriente. Mientras está asignado en Teherán, Irán, para matar a dos traficantes de armas, se entera de que uno de los dos misiles antitanques que iba a utilizar para una explosión ha sido desviado a Egipto mientras que el otro explota y mata a dos agentes iraníes. Clooney pone a sus superiores nerviosos escribiendo informes sobre el robo de los misiles y por ello es reasignado a tareas de oficina. Sin embargo, desacostumbrado al secretismo, comete una indiscreción y por ello le encargan asesinar al Príncipe Nasir, a quien la CIA identifica como el financiador de la adquisición del misil por parte de Egipto. Antes de su asignación, Clooney le confía a su ex amigo de la CIA William Hurt, que va a regresar al Líbano, quien le aconseja que avise a la milicia chiíta Hezbollah que no quiere actuar contra ellos para que no lo asesinen. Gracias a ese consejo, Clooney se va al Líbano, obtiene un salvoconducto por parte de un líder de Hezbollah y contrata a un mercenario (Mark Strong) para ayudarle a secuestrar y matar al príncipe Nasir. Pero el tal Strong se ha convertido en un agente iraní y secuestra a Clooney y posteriormente lo tortura. El líder de Hezbollah llega finalmente a la escena de la tortura y evita que liquiden a Clooney. Unos emigrantes pakistaníes, padre e hijo, toman un autobús para ir a una refinería y se encuentran con que los chinos que se han hecho con ella los han despedido y se enfrentan a la pobreza y la deportación porque están sin trabajo. El hijo busca trabajo desesperadamente pero no le contratan porque no habla árabe y por eso entra con un amigo en una escuela islámica donde son aleccionados ¡para que cometan un atentado suicida con el misil que había sido desviado... a Irán! Esta inteligente película que trata de captar a los millones de interesados sobre este tema parece calcada a los sucesos que acaecieron en Afganistán durante este comienzo de siglo. En un imaginario país situado en la zona petrolífera de Oriente Medio, el gobernante pretende renegociar sus relaciones con los Estados Unidos, y ha concedido derechos sobre el

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gas natural a una empresa china. La empresa estadounidense más perjudicada decidirá absorber otra más pequeña que tiene derechos en una ex república soviética. La maraña de intereses se complicará y la confusión será la causa de un atentado terrorista en el otro lado del mundo. La trama parece una crónica de lo que realmente estaba pasando en el mundo en aquel momento, pues el verdadero origen de la guerra de Afganistán fueron unos contratos del gobierno talibán con una compañía argentina de petróleo que no satisfacían a los intereses del cartel. Muy significativo, también, que el papel de "los malos" sea asignado a Irán y a la milicia chiíta Hezbollah: los dos mayores enemigos de Israel. Las tramas tan claras sobre la CIA y las conspiraciones en todo el mundo tienen otro referente claro en la película de 2005 "El Jardinero Fiel", dirigida por el brasileiro Mireilles sobre un libro del espía John LeCarré y protagonizada por Ralph Fiennes ("La Lista de Schindler") y la bella actriz judía Rachel Weisz. Cuando el introvertido diplomático interpretado por Ralph Fiennes descubre que su mujer (Rachel Weisz), activista de una ONG, ha sido violada y asesinada, decide investigar quién y porqué está detrás de todo esto; y todo le conduce hasta una industria farmacéutica inmersa en una trama internacional de corrupción. Haciendo caso omiso de las advertencias, amenazas y palizas, Justin descubre que Tessa había destapado un escándalo acerca de una compañía farmacéutica que distribuía medicamentos contra la tuberculosis, en previsión de una epidemia masiva a escala mundial, que quieren afrontar desde una posición privilegiada. (¡Antes de la explosión de la gripe A!). Pero esta droga tenía importantes efectos secundarios que intentaron ocultar enterrando los cadáveres de las víctimas en fosas comunes. Al final, Justin regresa al lugar donde apareció el cadáver de Tessa, sabiendo que los conspiradores han pagado a un grupo para que acaben con él, pero sólo una vez que haya arreglado su plan para desenmascarar en Gran Bretaña a los políticos corruptos que habían consentido lo sucedido. (En el medio de la trama, nuevamente nos encontramos con veladas promociones del movimiento gay). En el año 2010, la propia Rachel Weisz estrenó la película "El Confidente", otra conspiración, en este caso feminista, en torno a la violencia de género en Bosnia y la conexión de algunas agencias de las Naciones Unidas con estas redes. Weisz interpreta a una inspectora de policía inglesa que descubre esta trama e intenta tirar de la manta. Es decir, heroína feminista en trama conspirativa, que también las tenía que haber, obviamente. MUJERES ULTRAVIOLENTAS Hemos visto cómo el mundo del cómic fue el semillero de la violencia femenina en el cine, y cómo la fábrica de los sueños reconvirtió en heroínas

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violentas a las hadas que el mundo de la moda había criado desde su más tierna infancia: Uma Thurman, Mila Jovovich y, sobre todo, Angelina Jolie. Una mujer cuya perfecta belleza parece diseñada realmente por un dibujante pero sobre cuya personalidad penden muchas dudas... Hija no reconocida hasta bien mayor del actor Jon Voight (que hizo de "chapero" en "Cowboy de Medianoche"), Angelina Jolie se crió con su madre, también actriz, teniendo una infancia complicada, en la que incluso se autolesionaba, y una juventud promiscua, con intentos de suicidio, en la que llegó a robarle un novio ¡a su madre! Entre los 11 y los 13 se formó con el mencionado Actor's Studio y luego hizo de modelo cuando tenía 15 años. Ella misma se ocupó de confesar que su atracción sexual se dirigía tanto a los hombres como hacia las mujeres y, tras dos matrimonios con hombres mucho mayores que ella, conquistó a Brad Pitt robándoselo literalmente a la actriz Jennifer Aniston cuando estaban a punto de casarse. Como no podía ser de otra forma, fue durante el rodaje de una película ("Mr y Ms Smith", en la que ambos interpretan a un matrimonio) cuando ambos se enrollaron, dejando a la también actriz Jennifer Aniston, compuesta y sin novio. El argumento de la película es el epítome de la guerra de sexos: ambos desconocen que son asesinos, trabajando para sendas agencias de espionaje. Después de todos los casos similares que hemos visto, uno no tiene más que preguntarse: ¿les juntan en las películas para hacerles pareja como en "El Mundo Feliz" de Aldous Huxley? ¿Era Jolie y no Aniston la elegida por el Templo para Pitt? Sin que ellos lo sepan, ¿sus vidas están siendo manipuladas? Casada con el hombre más deseado del mundo, que ha tenido que soportar estoicamente sus infidelidades con ambos sexos, Angelica Jolie se convirtió por esos años en el espejo aparente del Poder: en la consagración del Bien. La mujer de mala vida que por fin sentó la cabeza y consiguió al príncipe azul. Pero su pasado la perseguía. Emperatriz de la bisexualidad, y vanagloriándose de ponerle los cuernos continuamente al hombre más deseado del mundo, Jolie fue elegida como representante de las Naciones Unidas, de la UNESCO e incluso acudió a hablar al ¡Foro económico de Davos! Todavía te sorprenderá más conocer que es miembro del importantísimo think tank americano Consejo de Relaciones Internacionales. ¿Qué pinta esta mujer en todos esos sitios? Si recordáis, fue en los años 60 cuando la bella Audrey Hepburn comenzó a ejercer de embajadora de la ONU y acudió a países africanos donde padecían hambrunas para dotar de apoyo publicitario para esas nobles causas... sin que nada cambiara en 60 años. Angelina Jolie reeditó el mismo papel como Relaciones Públicas de esas organizaciones porque, desde el inconsciente, el que una mujer tan

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guapa y famosa las promocione hace que esas organizaciones ganen prestigio y amor: el amor que le quieres dar a esa belleza se traspasa, mágicamente, a esas organizaciones que la utilizan. ¿Recuerdas al sobrino de Freud de los primeros capítulos con el fenómeno de la "transferencia"? ¡Realmente, nada ha cambiado! Ahora bien, si ofrecen a Jolie ese papel, habrá que pensar ¿qué le dan a cambio? ¿Ha sido criada y creada Jolie para ejercer ese papel? En el año 2013 salió a la luz un vídeo porno y sadomaso protagonizado por la actriz cuando era una adolescente, que su marido, Brad Pitt, se encargó de censurar, después de comprar todas las copias que había en el mercado. Lo cual nos lleva a preguntarnos por el camino hacia la fama seguido por la bella Angelina. Exactamente, como Marilyn Monroe, como Madonna, como tantas otras... ¿Estamos ante otra esclava sexual MK Ultra de la élite? ¿No te parece extraño que el "padre" de Jolie al que no conoció hasta bien mayor... interprete el mismo papel de "padre desconocido" en tantas películas? Su agente seguro que te diría que ella gana a cambio "buena imagen" pero podríamos pensar si ella y Brad Pitt tienen que pagar el mismo precio que Tom Cruise y Nicole Kidman en "Eyes Wide Shut". Si, en fin, todo es un matrimonio planeado por aquellos que crean los ensueños. Pero todavía hay más: En ese mismo año 2013, Jolie inició una campaña para deshacerse de sus pechos ¡como medida preventiva del cáncer de mama! Angelina Jolie consigue las portadas de la prensa mundial al anunciar que se había extirpado los pechos porque una compañía especializada en genética, tras estudiar su árbol genealógico, había decidido que tiene ¡un 87% de posibilidades de desarrollar un cáncer de mama! "¡Los pechos más apreciados del Planeta, a la mierda! (Para los hombres). "¡La belleza envidiada por miles de mujeres toma esa determinación, por algo será! (las mujeres). Bien, tardamos bastante poco en enterarnos del verdadero significado de esta decisión, que tuvo que ver con la otra noticia que aparecía en la prensa el mismo día: el anuncio de la clonación del primer embrión humano coincidía con una pronta decisión del Tribunal Supremo norteamericano sobre la legalidad o no de patentar genes humanos. En concreto, lo que se litigaba era si la compañía radicada en Utah, Myriad Genetics, podía patentar los genes ASOCIADOS CON EL CÁNCER DE PECHOS Y EL DE OVARIOS: BRCA 1 Y BCRA 2, respectivamente, que servirían, según ellos, para regenerarlos. Hemos visto el mismo caso con las semillas transgénicas de Monsanto: en definitiva, las compañías acabarían teniendo la propiedad del cuerpo humano porque nos volveríamos seres transgénicos y ellos tendrían la propiedad de la regeneración. No es nada exagerado comparar esto con

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los aberrantes cartuchos de tinta de la impresora: como la compañía tiene los recambios, has de pagar lo que sea por ellos. Pero claro, hay que "vender" esta aberración como si fuera un progreso que los "conservadores" te impiden conseguir, y para eso está Angelina Jolie, obviamente. Quieren convertir la patente de los genes en un tema que afecta a los "derechos de las mujeres", como antes hicieron con el aborto y aquí viene el "efecto emocional Angelina Jolie", que empatiza con los varones... y con las mujeres. Nada más aparecer el asunto de Angelina Jolie en el New York Times, las acciones de Myriad Genetics, "propietaria de esos genes" subieron un 3%, pero durante la semana alcanzaron un récord del ¡52%! No en vano, se calcula que ese mercado podría significar 3 billones de dólares en los próximos años porque los test cuestan entre 3.000 y 4.000 dólares. El asunto es que, según relató Mike Adams en la web Infowars, el 87% de peligro que le contaron a Jolie es una estimación manipulada, a partir de viejas estadísticas sobre una población mal segmentada. La "policía pre-crimen" de "Minority Report" aquí se convierte en un "prediagnóstico genético": es decir, te avisan antes de que contraigas la enfermedad, en base a sus propias, e interesadas, estimaciones. Según el autor del artículo al que me refiero, la mutación del gen BRCA1 puede sucederle a una de cada 600 mujeres y es de ese porcentaje (0'125-0'25) que un 56% (y no un 78%) las que pueden desarrollar un cáncer. Las estadísticas están pues, manipuladas. Al día siguiente de que se publicara ese anuncio, Jolie anunciaba que a lo mejor también se extirpa los ovarios, justo el otro gen sobre el que va a pronunciarse el Tribunal Supremo. ¿Alguna duda? Para rematar la "Conspiración Angelina Jolie", en septiembre del 2013 anunciaba su intención de dedicarse a la política: ¿se os ocurre algún chantaje más ingenioso por parte del Gran Hermano que los labios de Angelina solicitándote tu permiso para colocarte un chip en "el bien de todos"? A los pocos meses de que Angelina hiciera este anuncio, se informó que los nuevos implantes de pecho llevarían incorporados... ¡Un chip! S. XXI: LA MUERTE DE LA FÁBRICA DE PESADILLAS El cine del siglo XXI se encamina claramente a su defunción y hay varias pruebas de ello. La primera de ellas es la cantidad de "remakes" que se producen, es decir, repeticiones de películas que tuvieron éxito en su día, señal de que las ideas escasean... o que las buenas no se pueden producir por su potencial de despertar para la Humanidad.

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Otra señal de su decadencia es que el cine cada vez habla más de sí mismo, es decir, de sus propios mitos y de su propia industria. Que el cine hablara del propio cine se convirtió en una costumbre que llegó a los más altos extremos con Woody Allen cuando el actor saltó de la pantalla para seducir a la espectadora de "La Rosa Púrpura de El Cairo" o cuando los hermanos Coen explicaron en "Barton Fink" el proceso creativo —y económico— de la escritura de un guión, o cuando el propio Allen explicaba en "Balas sobre Broadway" cómo la mafia imponía a los escritores como estrellas de los dramas a sus propias prostitutas /amantes. Pero es que en el siglo XXI, llegaron más lejos en su "masturbación creativa": las películas se pusieron a contar las películas de los propios artesanos de la meca de los sueños... falsos. Los filmes sobre las vidas de Hitchcock (centrada en el rodaje de "Psicosis") o de Peter Sellers, la que vimos sobre Truman Capote o la del productor Howard Hughes, o "Los tramposos de Hollywood" son buenos ejemplos de que el cine había comenzado a "masturbarse", es decir, a buscar el placer en sí mismo, señal de que había perdido casi por completo la capacidad de comunicarse con el mundo exterior, con la realidad. En estos años, se realizaron películas sobre otras películas, como "RKO 281" sobre el rodaje de "Ciudadano Kane", "Celluloide" sobre el filme italiano "Roma, citá aperta" o "Lost in La Mancha" sobre el rodaje fallido de "El hombre que mató a Don Quijote" y "Good morning, Babilonia" de los Hermanos Taviani sobre el comienzo del cine mudo. Las tramas sobre seres humanos, por su parte, cayeron a principios del siglo XXI en una degeneración tal que los vampiros se convierten decididamente en los héroes, con la saga "Crepúsculo" como claro estandarte: en ella se producen amores entre hombres-lobo y vampiros, como una evolución de las peleas de bandas tipo "West Side Story", "Grease" o "Rebelde sin Causa". Una clara provocación para el inconsciente de los jóvenes, sobre todo, pues a ese público están dirigidas principalmente esas películas. Envueltas en un oropel romántico, lo que en realidad les están transmitiendo es que se enamoren de las personas que les chupan la sangre, que se aprovechan de ellos, que les roban la energía. En definitiva, los están convirtiendo en vampiros. Una culminación del falso amor que ha estado proyectando la Fábrica de Pesadillas. En realidad, es una tendencia que vimos nacer en los años 90 y que alimentaron gente como Tarantino o Robert Rodríguez con la película producida por Clooney "Abierto hasta el amanecer", con el propio Clooney, Harvey Keitel, Juliette Lewis y la aparición estelar de Salma Hayek bailando con una serpiente, en un claro homenaje a las sectas egipcias que gobiernan Hollywood. Las tramas de vampiros se mezclan con las apocalípticas, dibujando un futuro en el Planeta en el que sólo sobrevive el más fuerte; es decir, el

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que chupa más la energía de los demás. En "Soy Leyenda" (2012), Will Smith es el último hombre vivo que queda sobre la Tierra en el año 2012, pero no está solo. Los demás seres humanos se han convertido en vampiros y todos ansían beber su sangre, como antes le pasaba a Mel Gibson con su gasolina en "Mad Max". Durante el día vive en estado de alerta, como un cazador, y busca a los muertos vivientes mientras duermen; pero durante la noche debe esconderse de ellos y esperar el amanecer. Esta pesadilla empezó tres años atrás: Neville /Smith era un brillante científico que no pudo impedir la expansión de un terrible virus creado por el hombre. (Nuevamente, un virus). Él ha sobrevivido porque es inmune al virus, sin embargo todos los días envía mensajes por radio con la esperanza de que haya otros supervivientes, pero es inútil. Lo único que puede hacer es buscar una fórmula que le permita utilizar su sangre inmune para devolverles a los hombres su naturaleza. Pero está en inferioridad de condiciones y el tiempo se acaba. Una vez más, la realidad se mezclaba con la ficción; aún incluso con semejantes parámetros tan anormales, las noticias de la "prensa oficial" se acercaban sospechosamente a estas tramas tan enrevesadas de las películas. Durante el año 2012, y por más que pueda parecer alejado de la realidad, aparecieron varias noticias sobre vampiros y zombies en la prensa oficial. En septiembre del 2012 publicaba en mi web la siguiente noticia: "El Departamento de Seguridad Nacional USA ha dictado una 'humorística' orden para preparar a la ciudadanía de aquel país para una contingencia desastrosa; una invasión zombie". Se da la circunstancia de que el propio gobierno norteamericano había hablado meses antes de la aparición de una droga que convertía en zombies a quienes la tomaban y les hacía realizar actos demenciales, como canibalismo. Por más que pueda parecer increíble, esta noticia apareció en los medios de comunicación, de manera que el público ya no sabía qué pensar: ¿eran las películas reales o las noticias? Por esas mismas fechas, también apareció un curioso videojuego en la misma línea que la noticia anterior y cuyo argumento giraba en torno a un ataque zombie al Palacio de Buckingham, residencia de la familia real inglesa. Sorpresivamente, en febrero del 2013 y coincidentalmente, la emisión de una televisión norteamericana es interrumpida para lanzar un comunicado sobre la "inminencia de un ataque zombie". Nunca se explicó esta extrañísima noticia pero sincrónicamente en el mercado apareció una droga sintética de "cristal" que consumía a las personas a la manera de los zombies... El miedo se convirtió en el siglo XXI casi en el único argumento de Hollywood, con un aluvión de películas apocalípticas que pintaban un panorama horroroso para la Humanidad, coincidiendo con el advenimiento del final de una nueva era para los mayas (que daría lugar a otra de alegría

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y paz). Las películas "Apocalypto" de Mel Gibson y "2012", con desastre meteorológico incluido, contribuyeron a que las semanas previas a la profetizada fecha del 21 de diciembre fueran acogidas con gran temor por parte... incluso de la prensa oficial, que acabó contaminada de este sentido apocalíptico propiciado por las películas de Hollywood. Todo ello, mientras los tornados y las tormentas repentinas se convertían en fenómenos casi normales, pero que recordaban a la gente a películas como "Twister" (1996), como sucedió con el repentino de tornado de Oklahoma en mayo de 2013: un superviviente señaló a la policía que "era como en la película "Twister". Teniendo en cuenta que la profecía lanzada en la película "El Apartamento" sobre que el clima podía modificarse se convirtió en algo probado cuando nos enteramos del Programa de Auroras Boreales HAARP, la hipótesis del porqué tanta profusión de películas con desastres climáticos es que querían preparar a la gente para que esto les pareciera "normal", cuando no lo es en absoluto, desechando así la hipótesis de que todo se debiera a una guerra climatológica. Algo en lo que había legislado la ONU en los años ochenta, señal de que la posibilidad era más real de lo que muchos querían ver. Los argumentos sobre el apocalipsis giraban en torno a varios ejes, todos ellos descritos en las profecías del ex nazi fundador de la NASA e informante para la Humanidad, Werner Von Braun: ataques terroristas, virus peligrosos, catástrofes ecológicas, meteoritos que se acercan a la Tierra y ataque extraterrestre. Entre todos los directores que hicieron películas sobre el tema, destaca claramente el alemán Roland Emmerich, homosexual militante, que se precia de tener decorada su casa con carteles de dictadores, cuadros satíricos de Jesucristo y el Papa Juan Pablo II, Lady Di haciendo gestos obscenos y realizando actos sexuales, el presidente iraní en posturas homosexuales, y escenas militares. El comienzo de su carrera es calcada a la de Spielberg: comienza con una película satánica llamada "Joey" sobre un niño que contacta con su padre muerto mediante teléfono móvil y es manejado por un ventrílocuo, clara referencia, nuevamente, al Proyecto MK Ultra. En el año 1990, Emmerich fue contratado por el productor de "Instinto Básico", el judío Mario Kassar, y comenzó a hacer películas apocalípticas y satánicas. Las más conocidas son "Godzilla" (sobre un monstruo reptiliano), "Independence Day" (sobre una invasión extraterrestre), y sobre todo "El Día de Mañana", película que asustó al público con la posibilidad de una elevación de las aguas y que coincidió en el tiempo con la paranoia del cambio climático de origen humano. Es evidente que la película fue una preparación de la opinión pública en ese sentido; creo que es pertinente reseñar que el padre de Emmerich es el propietario de una de las mayores compañías de maquinaria agrícola de Alemania. Es decir, que pertenece a

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la aristocracia económica. Otro "elegido" de la élite para adoctrinar a la población con su arma más potente: el cine. Por supuesto, Emmerich es judío. La temática extraterrestre se materializó en un auténtico aluvión de filmes invariablemente pintando la invasión de unos alienígenas de carácter maléfico, a lo que, si añadimos las películas de zombies y satánicas, nos encontramos con que la cartelera estaba casi copada por esta tipología. Es evidente que todo esto dejó una huella en las personas que siguieron yendo al cine en estos años (o se descargaron las pelis por Internet) y la finalidad de esto es bien clara. Al final del libro os ofrezco una lista de las películas estrenadas entre 2012-2013 con sus temáticas. MÁS CIENCIA FICCIÓN Si dejamos al margen las películas sobre conspiraciones, únicamente el cine de ciencia ficción y para niños parecía mostrar una realidad diferente en este siglo XXI, algo nuevo que justificara pagar un dineral por ir al cine. La explosión de la informática a finales del siglo XX significó un descomunal avance para las animaciones y efectos especiales, que comenzaron a hacerse con ordenador, ganando en vistosidad y verosimilitud. Es en esas condiciones en las que el judío Jeffrey Katzenberg se enfada —oficialmente— con el director de Disney, el también judío Michael Eisner, y decide montar una compañía alternativa, asociado con otros dos líderes judíos de la aristocracia del espectáculo, Steven Spielberg y David Geffen. En el otro lado, entra en la batalla el magnate de Mackintosh Steve Jobs para apoyar a Disney, produciéndose a partir de ese momento una dura batalla en este ampliado mercado de la animación, pues ya no son sólo los niños el objetivo de ese mercado sino también sus padres. La clave de esta tendencia es que, al igual que en la serie "Los Simpsons", se ofrecen dos tramas argumentales en el mismo producto: una para los niños y otra para sus padres, de manera que se justifique que puedan ir juntos al cine. Los niños se quedan con las bonitas imágenes, las canciones y la emotividad, y los padres con otra subtrama más adulta. Con el apoyo de la banca JP Morgan, Spielberg, Geffen y Katzenberg crean la "Factoría Dreamworks", es decir, los "trabajos de sueños" con lo que, psicoanalíticamente, confirman la tesis de todo este libro en cuanto a que es nuestro inconsciente y el mundo onírico el objetivo de las películas. Su competencia en esos días se llamó Pixar, que fue la división creada por Walt Disney en el terreno de las películas de dibujos animados para adultos: produciendo filmes dirigidos a humanizar las máquinas y los monstruos como "Monsters", "Toy Story" o "Cars", además de parodias de

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los superhéroes como "Los Increíbles" o fábulas con animales a los que les suceden problemas emocionales humanos, como "Buscando a Nemo". Por su parte, Dreamworks comenzó su producción de filmes con una idea al parecer robada por Katzenberg en sus días en Disney: "Antz" (Hormigas) adaptación de la novela orwelliana de "Rebelión en la granja" con la voz de Woody Allen. Su andadura continuó con "Shrek", otra de las películas que reescriben los cuentos infantiles, "El Príncipe de Egipto" (historia judía de Moisés, nuevamente), "El Camino de Eldorado" (clásica búsqueda del oro) y "Madagascar" (sobre unos animales enjaulados a los que van a enviar a esa isla). Curiosamente, esa isla africana era el lugar elegido por Hitler para que los judíos fundaran su propio Estado. En el siglo XXI, el "elegido" Steven Spielberg combinó las películas históricas con la ciencia ficción, retomando el proyecto inacabado de Kubrick "Inteligencia Artificial" y creando "Minority Report" (2002). En "Inteligencia Artificial", Spielberg contrató al niño de "El Sexto Sentido" (Haley Joel Osment) para interpretar a un híbrido humanomáquina adoptado por una pareja que tiene un hijo con una enfermedad incurable y decide reemplazarlo con un clon. La mayor cualidad del nuevo hijo (David) es que nunca envejece, algo similar al mítico Pinocho pero que también nos remite al golem judío: la creación de vida artificial, expuesta en antiguos proyectos de ciencia ficción como "Frankenstein" y similares. El filme postula la tramposa disyuntiva sobre la dificultad para definir qué es humano y qué no, planteando un futuro en el que las máquinas han adquirido la capacidad de sentir que, por otra parte, los medios de información estaban tratando de "vender" por esos años a la Humanidad, en noticias llegadas, sobre todo, del mecanizado mundo nipón. El tramposo Spielberg utiliza este medio manipulador para plantear la disputa entre el androide y el niño humano que se enfrentan por el cariño de los padres, otorgando la capacidad de sentir al humanoide. El niño David cree que "el hada azul" puede darle la capacidad de ser humano y que Mónica (su madre) le quiera porque lo había visto en "Las aventuras de Pinocho". Curiosamente, una información holográfica le dice que su solución está en el ¡Rockefeller Center!, donde se encuentra con el doctor Allen Hobby. Este le responde que su interés por conocer el amor de su madre es una prueba de que el test ha sido satisfactorio y que ha desarrollado capacidades emocionales, asegurándole que hay diferentes copias de su prototipo, es decir, que en realidad es un clon. En la tradición de los cuentos de hadas como "El Mago de Oz", el humanoide prosigue su búsqueda de "el hada azul" que le dará la capacidad de sentir, en compañía de su osito de peluche "Teddy" que daría esas capacidades, pero infructuosamente. Dos mil años después, David es despertado de su estado hibernado, llevándole al encuentro del hada azul, que se rompe en pedazos y le crean una madre artificial vía la representación holográfica del hada

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(interpretada por ... ¡Meryl Streep! ¡La mamá de "Kramer contra Kramer"!). Claramente, nos encontramos nuevamente con el ya reseñado programa MK Ultra de la mariposa Monarch fusionado con la doctrina del Transhumanismo: la cualidad de que el niño no puede crecer, así como el símbolo del osito de peluche han hecho apuntar a varios investigadores que estas fueron pistas sobre pedofilia que el maestro Kubrick colocó en su proyecto inacabado, ya que el osito es el logotipo de los abusadores sexuales de niños. La referencia a los 2000 años podría hacer un guiño al retorno de Jesucristo. Al año siguiente, Spielberg presentó "Minority Report" sobre una trama del visionario Philip K. Dick —autor también de las novelas en que se basan "Blade Runner" y "Desafío Total"— acerca de una futurista policía precrimen, que utiliza los poderes de un trío de videntes, disminuidos físicos a consecuencia de un fallido experimento genético que les genera una mutación. Gracias al poder de esta tecnología que le permite ver el futuro, el mandamás de esta comisión lleva camino de convertirse en dictador, si no fuera por la intervención del policía Tom Cruise, claro. La película muestra imágenes de plasma sin pantalla, una tecnología que presentó unos años después la CNN (y que curiosamente no volvió a mostrar) y que en el año 2012 pude ver en un aeropuerto de Londres. Una vez más, Spielberg se adelantaba a la realidad, demostrando que cuenta con información privilegiada. Un proyecto de la propia policía precrimen, basada en información genética, también fue presentado en Inglaterra bastantes años después de exhibirse la película, aunque la idea misma ya venía de los psiquiatras de finales del siglo XIX, convencidos de que las tendencias criminales se heredan. El sueño de todo dictador se cernía sobre la Humanidad. Después de ello, Spielberg se quitó definitivamente la careta al convertir en una película policíaca la trama del Mossad israelí durante las Olimpiadas de Múnich para asesinar a militantes islámicos que según ellos habían organizado atentados. Obviamente, era un servicio a la comunidad judía a la que siempre había servido; una comunidad que sufrió una devastadora pérdida al ser detenido el financiero Madoff, que había montado una trama bursátil piramidal que implicó a gran parte de los magnates judíos incluido... Spielberg. En esta saga de películas sobre invasiones extraterrestres, Spielberg volvió a llevar al cine el éxito de su "primo" lejano, Orson Welles, "La guerra de los mundos", dejando claro que su papel de dignificador de los extraterrestres (en la película "ET") había pasado a la historia y se decantaba, claramente, por la propagación del miedo. Mientras contemplábamos atónitos en las pantallas un futuro inhumano y decadente, pero con unos inventos tremendamente reales, el

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futuro nos alcanzó y las máquinas inteligentes que hablan y dirigen al ser humano se hicieron realidad. El coche fantástico de la mítica serie que hablaba con el agente —judío— Hasselhoff llegó a nuestros vehículos riñéndonos si no nos poníamos el cinturón de seguridad, y los autobuses y los trenes y los teléfonos de información nos empezaron a dar datos que no les habíamos pedido, ocupando minutos de nuestro tiempo para sacarnos dinero: la realidad se hizo inhumana, como nos anticiparon las películas. Las peores profecías cinematográficas en las que las máquinas se pondrían a disparar a los seres humanos se hicieron realidad. Los llamaron "drones", es decir, aviones teledirigidos, que matan sin que haya una persona conduciéndolos. Habíamos llegado al mundo de "Terminator". Tanto, que hasta la ONU tuvo que posicionarse. "Los robots asesinos, capaces de atacar sin intervención del hombre no deberían tener el poder de la vida y la muerte sobre los seres humanos", proclamaba un borrador en un informe de la ONU, citado por la agencia AP. Según el autor del informe, Christof Heyns, en un conflicto armado las decisiones sobre la vida y la muerte pueden "requerir compasión e intuición", cualidades que los seres humanos, pese a ser "falibles", poseen, "mientras que los robots decididamente no". Heyns proponía prohibir "las pruebas, producción, fabricación, transferencia, adquisición, despliegue y uso" de robots de poder letal sobre los seres humanos hasta que en una conferencia internacional se elaboren leyes para su uso. El documento indicaba que EE.UU., Reino Unido, Israel, Corea del Sur y Japón han desarrollado una serie de armas total o parcialmente autónomas. En particular, el informe mencionaba el creciente uso de aviones no tripulados, que "permiten a aquellos que controlan la fuerza letal no estar físicamente presentes cuando son lanzados". Si los robots asesinos, a quienes el autor denomina "los robots letales autónomos", se suman a estas armas, "añadirían una nueva dimensión a este distanciamiento, en que las decisiones de ataque serían tomadas por los mismos robots". "Además de estar físicamente alejados de la acción, los humanos también estarían más distanciados de las decisiones de matar, y su ejecución", explica Heyns. ¿Entiendes ahora el porqué de películas como "Robocop" o "Terminator"? EL CINE DE CATÁSTROFES ALCANZA EL PAROXISMO Al igual que con los dibujos animados, las inmensas posibilidades que la tecnología digital brindó para la consecución de los efectos especiales se tradujeron en el comienzo del siglo XX en un gran avance para las películas que mostraban realidades fuera de lo común, especialmente, el género de las catástrofes y el de las realidades fantásticas. La sensación de

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estar dentro de la película estaba tan bien conseguida que las posibilidades de creación de traumas y de que la película quedara impresa en el subconsciente aumentaron exponencialmente. Durante los años venideros, cuando esta pesadilla termine, seguro que los psicólogos se dedicarán a "limpiar" mentes de basura programada por estas dañinas películas. En el año 2011 se estrenan dos películas que reimpulsan el género fantástico y de agentes: "Avatar" y "Origen", ambas lidian con el mundo de los sobrenatural y con cierta temática New Age. Ambas, como contaba páginas atrás, están emparentadas con "Mátrix", pues giran en torno a la transubstanciación, los viajes astrales y la posibilidad de vivir en una realidad paralela en el mundo de los sueños. La primera fue un auténtico bombazo de taquilla, al ser la primera de la historia que aprovechó la técnica del 3-D con un eficaz sentido narrativo: en este caso, presentando una fábula neohippie sobre una civilización ligada a la naturaleza que es invadida por los humanos, en una clara referencia a las teorías de Zacharias Sitchin sobre los Annunaki, los "astronautas" venidos del cielo que supuestamente nos crearon y que en la Biblia son nombrados como "nefilim" y que en el año 2012 retrataría Ridley Scott en la película "Prometheus". En "Avatar", los tecnológicos seres humanos están a punto de aniquilar la civilización del corazón representada por los larguiruchos hombres azules (el color de los dioses hindúes de los vimanas), cuyas almas se conectan entre sí a través de los árboles. En una misión emparentada con las que vimos en 2006 ("El Buen Pastor" e "Infiltrados"), en este caso los agentes humanos se infiltran entre los avatares mediante una técnica de posesión espiritual /teletransportación... pero dos de ellos, al comprobar cómo viven los hippies azules, se pasan a la resistencia. ¿Un mensaje en clave para los miles de agentes de inteligencia que colaboraban con asesinos teledirigidos para colocar bombas? Esta emocionante y bella película fomentó las creencias en que el alma y el cuerpo son dos cosas separadas y, de alguna manera, potenciando la posibilidad de las posesiones espirituales, así como las creencias de que uno puede tener un alma del sexo diferente a su cuerpo. Sin ir más lejos, en la emocionante escena en la que muere el personaje interpretado por Sigourney Weaver se realiza una ceremonia de toda la tribu para traspasar su espíritu a otro cuerpo: algo que realizan los satánicos, como vimos en "La Semilla del Diablo". Como queda dicho, "Avatar" fue la primera película de la historia que obtuvo un enorme éxito en formato 3-Dimensiones, contribuyendo todavía más a aumentar el impacto del ya de por sí espectacular filme. Sin embargo, no fue la primera en relatar cómo es la experiencia de vivir dentro de otra persona: en 1966 la película futurista "Un viaje alucinante", basada en un relato de Asimov, ya relataba algo parecido cuando una

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especie de micronave quirúrgica penetraba en las arterias de un ser humano. Todavía aborda de una manera más clara la posesión espiritual la extrañísima película "Siendo John Malkovich", que relata cómo diversas personas se meten en el cuerpo del famoso actor judío, lo cual hace que nos preguntemos, obviamente, si estamos ante otro caso de posesión espiritual MK Ultra. ¿Por qué eligieron precisamente a este actor? ¿Quién se ofrecería para que una película retratara cómo se apoderan de su cuerpo (y de su alma)? Aunque, sin duda alguna, la película que llegó más lejos por estos años al penetrar en el universo del mundo espiritual fue "Origen": otro regalo para el lucimiento de Leonardo DiCaprio. En ella, interpreta nada menos que a un ladrón especializado en extraer informaciones de los inconscientes de las personas. Como no puede ver a sus hijos, tiene la oportunidad de conseguir su deseo por medio de un intercambio: deberá insertar una idea en la mente de un rival de su cliente, un empresario japonés. De esta manera, el equipo que lidera se lanza a la misión de espionaje industrial a través de los sueños, en la que DiCaprio cuenta con la ayuda de un tótem que pertenecía a su esposa y le recuerda si realmente está en un sueño. La extracción del pensamiento falla por la intervención de su fallecida esposa; el dolor del amor perdido sabotea su mente y por ello no consigue realizar su misión. El japonés le cuenta que, en realidad, él estaba haciendo un test sobre si el equipo tenía capacidad o no de realizar una inserción de pensamientos; es decir, usar los sueños de una persona para implantar el origen de una idea; una programación en toda la regla o, como se denomina actualmente, una "ingeniería social". A cambio de hacerlo, el japonés le promete a DiCaprio exonerarle de sus acusaciones de asesinato tan pronto como la misión sea completada, y poder volver a ver a sus hijos a Estados Unidos. Proyecciones inconscientes que se hacen realidad, el espacio del limbo donde caen las personas que han estado sedadas con somníferos, detectives que cambian de forma o entran en las almas de sus perseguidos a través del mundo de los sueños, personajes que intentan liberar a otros a través de penetrar en las ideas que les han inculcado en diferentes niveles de realidad... Sin duda, "Origen" es la mayor evolución de la película "Mátrix" y una puesta al día de las peleas de brujos de "El Señor de los Anillos" pero en la era de la cibernética. Mientras que las batallas que en tiempos pasados se efectuaban con espadas, pistolas y persecuciones, aquí se libran en la mente, en el mundo de las ideas y los sueños, las que permiten apresar a un individuo o que viva su Libertad. Nada más moderno, a decir verdad. "Origen" es la máxima expresión del cine del Siglo XXI, con una trama ajustada a lo que en realidad estaba sucediendo en el Planeta: la propaganda de los medios de comunicación y la ensoñación provocada por las propias películas hacía que la gente estuviera dormida mientras les

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robaban la libertad y la batalla se libraba, por consiguiente, en el mundo de la mente... y el de los sueños, es decir, el mundo donde trabajan los magos. ¿Recuerdas el significado oculto de la palabra "Holly-wood"? Pues eso. Curiosamente, esta película fue dirigida por Christopher Nolan, el autor de la reseñada "El Prestigio" de Nicola Tesla, "Memento" (otra interesante película de ciencia ficción) y de tres películas de la serie de "Batman", entre ellas, una que nos interesará especialmente. Por cierto, el lema de la Propaganda de esta película era: "El sueño es real". LA REALIDAD HECHA CINE, EL CINE HECHO REALIDAD En agosto del año 2010, 33 mineros quedan atrapados en una excavación chilena llamada San José. El suceso se alarga durante 70 días, en los cuales el asunto se convirtió en un megaespectáculo televisivo mundial, arrancando emotividad y fotografías presidenciables para el presidente chileno Piñera. ¿Por qué parecía que todo era irreal? Para los televidentes más modernos, porque hay un capítulo de "Los Simpson" parecidísimo, en el que dos niños se caen a un pozo y se genera otro evento mediático calcado, apto para que los políticos se saquen la foto y aumenten su popularidad al más puro estilo Edward Barneys. Sólo los más veteranos recordarán que en el año 1951, el "elegido" Billy Wilder estrenó una película llamada "El Gran Carnaval" cuyo argumento giraba en torno al derrumbe de una mina y un hombre que queda atrapado en ella. El omnipresente Kirk Douglas es un periodista que ha sido despedido debido a su falta de ética, el cual reflota su carrera gracias a que consigue que el rescate se haga de la manera más lenta posible y así poder escribir un capítulo cada día de los hechos. ¿Sorprendentemente parecido, verdad? (En el año 2013, el rescate de los mineros chilenos también se llevó al cine). Pero la fusión entre ficción y realidad nos depararía más sorpresas. En el año 2010, estalla en Estados Unidos un grandísimo escándalo al comprobarse que el por entonces fiscal general, Eric Holder, ha supervisado una operación de infiltración en la mafia mejicana que, bajo la excusa de que siguiendo el rastro de las armas desarticularían la organización, acaba desembocando en que las armas con las que matan a sus propios agentes de la DEA han sido proporcionadas por el gobierno norteamericano. De locos... ¿o no? En una noticia publicada por Los Angeles Times se probaba que la Oficina Federal de Tabaco, Alcohol y Explosivos se saltó la propia ley dictada para permitir la venta de armas en la frontera con Méjico, dentro de la operación "Rápido y furioso": un apelativo que es el nombre de una película sobre coches tuneados llamada en el original, "Fast and Furious". ¿Qué es la Operación "Rápido y furioso"?

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Resulta que, de cara, SUPUESTAMENTE, a controlar la vía que los narcos mejicanos tienen de comprar armas, el gobierno norteamericano permitió la venta ilegal de 2.500 armas para después, cuando se las encontraran en las manos de los narcos, ¡saber que aquel al que se las vendieron era un narco! Un señuelo, vaya. Obviamente, de resultas de ello, las propias armas que el gobierno USA les vende a los malos, acabaron matando a sus propios agentes encargados de seguirlas. Igualito que con Al Qaeda: cambiadle la ideología islámica por la droga y ya tenéis la misma película. El argumento del filme, que se acabó convirtiendo en una saga, tiene bastante que ver con la realidad a la que dio título. ¡La trama comienza en el 2001 alrededor de una infiltración del FBI y la policía de Los Ángeles en las mafias de la droga! O sea, que una película estaba contando una operación secreta del gobierno norteamericano que por aquel entonces se estaba desarrollando: curioso, ¿verdad? Dicen que la mejor forma de esconder la verdad es mostrarla a la luz del día. Más películas que anticiparon la realidad. El 22 de julio del 2011, el masón noruego Anders Breivik se fue a una isla cercana a Oslo donde se celebraba un encuentro de las juventudes socialistas y mató a 77 personas (dicen que había más implicados). La intervención de la policía fue retrasada, a posta, para que al asesino le diera tiempo a ocasionar más muertes. Una vez detenido, reconoció que sacó sus ideas de la película "Dogville", de Lars Von Trier, quien se disculpó a los pocos días por haber inspirado a un asesino. En su filme, mostraba una auténtica orgía de sangre por parte de una banda mafiosa en represalia por los abusos sexuales cometidos sobre la hija del jefe, interpretada por... ¡Nicole Kidman! El 29 de julio del 2012, durante el estreno de la nueva entrega de Batman ("El Caballero Oscuro") en la ciudad de Aurora, un licenciado en neurociencia llamado James Holmes cuyo padre trabajaba como informático en el programa de armas avanzadas DARPA, entra en una sala de cine y abre fuego de manera indiscriminada sobre los espectadores. Doce personas quedan muertas y 60 heridas, pero se abren numerosas incógnitas porque varios espectadores vieron a otro hombre disparar, aunque se silenció. Hay numerosos datos contenidos en esta trama interesantes para el tema que nos ocupa. El criminal decía que su nombre era Joker, como el malo de la propia película de Batman, y su cara durante el juicio, que dio la vuelta al mundo, era la de una persona completamente fuera de sí, pues no recordaba nada de lo sucedido, al igual que otros "candidatos manchurios" como Sirhan Sirhan, supuesto asesino de Robert Kennedy. Entre las informaciones inconexas que trascendieron sobre Holmes, se conoce que tomaba la misma

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droga que el actor Heath Ledger, quien, como vimos, curiosamente trabajó en otra película de la saga Batman y murió de forma "sospechosa". Existe una droga llamada "scopolomina" cuyos efectos borrando la voluntad y la memoria son, al parecer, inmediatos. Recordemos que Christopher Nolan, director de la película de Batman en la que apareció Heath Ledger y esta con tan macabro estreno, había creado otra película de ciencia ficción sobre un amnésico, llamada "Memento", sobre una persona que ¡sufre "amnesia anterógrada"!, es decir, que olvida lo que le acaba de pasar. Otra trama muy relacionada con el proyecto MK Ultra, nuevamente. De acuerdo a los datos expuestos, parece claro que la psiquiatra Lynn Fenton, que trabajaba en el ámbito del programa gubernamental MK Ultra de control mental, había estado tratando a James Holmes, quien pasaba por ser una especie de superdotado, que investigaba en la percepción de la mente, del tiempo, e incluso en los viajes en el tiempo. Tenemos el precedente del terrorista Ted Kazinsky, más conocido como Unabomber, que también había pasado por la consulta de algunos de los neuropsiquiatras que colaboraban con los militares en este tipo de proyectos, antes de comenzar a enviar paquetes-bomba a instancias del gobierno. La "estrella" de la cadena MTV, Diggity Dave, afirmó que Holmes estaba obsesionado con la película en la que él mismo participó "Sofocador de pecadores" y que le había enviado varias cartas preguntándole cuántas personas asesinaba el protagonista (??). Tiempo después, se supo que le padre Holmes, Robert, había desarrollado un algoritmo para seguir el rastro del dinero e iba a testificar en el caso de la manipulación del LIBOR (la tasa por la que se prestan dinero los bancos) a escala internacional y que fue uno de los orígenes del crack financiero del 2008. La aplicación de Holmes era vital para entender cómo se manipula la Bolsa y, sin ir más lejos, él fue el creador del software de VISA. En abril del 2012, unas bombas explotan durante la maratón de Boston, supuestamente matando a tres personas, en un momento difícil para Obama, pues por entonces estaba acuciado por las sospechas de que había participado en el atentado a la embajada norteamericana de Bengasi, Libia. Así pues, este suceso contribuía a disipar la atención mediática sobre su persona. Nuevamente, una serie de televisión ("Padre de Familia") había anticipado subliminalmente el atentado y, todavía más: una película inglesa del 2010 ("Cuatro Leones") pintaba a un grupo de chapuceros terroristas islámicos que organizaban atentados terroristas precisamente... en la Maratón de Boston. Mucha casualidad, ¿no crees? Días después de conocerse estas coincidencias, aparece un reportaje, ya antiguo, que mostraba el entrenamiento de una unidad de élite en el que

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veteranos que habían sufrido amputaciones en la guerra de Irak trabajaban como actores de esas situaciones extremas. Al tiempo, un médico descubre el montaje del supuesto damnificado en la maratón de Boston, que es en realidad un actor, escenificando la película. Como demostró un sanitario con datos sencillos, el comportamiento de esos supuestos damnificados era imposible a la luz de las heridas que supuestamente estaban soportando: si a consecuencia de la explosión perdieron las dos piernas, lo lógico es que en dos minutos se hubieran desangrado y habrían muerto. Ni la cantidad de sangre que se ve alrededor ni el grado de consciencia de los heridos se corresponde con las supuestas heridas provocadas por una explosión que le amputa las piernas. En la siguiente secuencia de imágenes difundidas por Internet vimos cómo un tipo con capucha actúa en complicidad con la mujer negra de debajo suyo para preparar la película, extendiendo una sangre artificial. Aunque parezca increíble la escena era una representación con actores: ¿recuerdas que la CIA contrató a guionistas después de los atentados del 11-S? ¡Para esto era! Y los actores no tardaron en aparecer. El primero que fue descubierto se llama Carlos Arredondo, un antiguo espontáneo costarricense en las corridas de toros, al que, a raíz de este suceso, descubrimos en "Occupy Wall Street" o llorando la muerte en Irak de sus hijos (??) o salvando vidas en la Maratón de Boston. Si leéis el relato sobre su intervención en Boston ¡se parece muchísimo a cuando era espontáneo en los toros! ¡Saltando vallas! Un actor que aparece ante las cámaras como testigo para ofrecer la versión oficial que quieren que sea creída. Por supuesto, estas informaciones nos llevan a una situación diferente, y es a considerar que las entrevistas que realizan las televisiones (las que emiten) ¡son actores! Así pues, no se puede creer ni una palabra del relato de los hechos. Si hay alguien a quien le parezca imposible que se pueda escenificar algo así, que recuerde el caso del rescate de la soldado Jessica Lynch, en Irak: fue un montaje. En septiembre del 2013, un ex militar se lía a tiros en una base naval del ejército USA sita a unos pocos kilómetros de la Casa Blanca. Si en la película, el bueno es un agente del Capitolio, en la realidad, los agentes del Capitolio se abstuvieron de intervenir, retrasando su llegada al lugar de los hechos y permitiendo así la matanza de 12 personas. El autor de los hechos se había quejado en repetidas ocasiones de que "oía voces en su cabeza" y creía que se activaban mediante ultrasonido. Algo idéntico a lo que proponía la película "Mentes Cautivas", del año 2003. Es decir, el proyecto MK Ultra en acción para generar un asesino teledirigido, en este caso, vía satélite.

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LA BOLSA FUNCIONA COMO LA PELÍCULA EL GOLPE En mayo del 2013 me llegó la confirmación de que la película "El Golpe" estaba mostrando el funcionamiento real de la Bolsa, como predije durante la redacción de este libro y publiqué en mi web. El agente de inteligencia Tom Heneghan nos describió en uno de sus informes al grupo nazi infiltrado en los Estados Unidos, gracias al conocido programa "Paperclip", como poseedor del software "Next Gen" que permite a los financieros sionistas adelantarse entre 5 y 7 segundos a los posicionamientos del resto de inversores mundiales. Este software es supuestamente manejado por el grupo Carlyle en el cual militan los Bush y los Baker, entre otras personas de la élite. ¿Recordáis la descodificación de la película "El Golpe" de Robert Redford y Paul Newman? Volved a ver la película porque la manipulación de la economía mundial que llevó al crack del 2008 es igual al timo que le pegan al mafioso. Como os anticipé, en esa mítica película de 1973 estaban escribiendo la manera como funciona realmente la Bolsa. Al haber un desfase entre la emisión de la orden y la aceptación de la misma por parte del programa informático, los sionistas, que controlan este software cuentan con un margen precioso para manipular el mercado. Acto seguido, el propio Heneghan explicaba el funcionamiento del algoritmo del programa... El algoritmo crea un esquema piramidal Ponzi con base 10, es decir, que extrae ese porcentaje de todas las transacciones en el mercado, ya sea sobre divisas, recursos naturales, metales preciosos, bonos, etc.: Heneghan lo compara con un "ADN de alta frecuencia relacionado con un esquema Ponzi". (!!) Este software parece ser que ha sido el creador de la gran burbuja de los "derivados" y que, si en el año 2008 constituían una proporción de 1 a 1.000 respecto a los "valores seguros", ahora la proporción es de 1 a 10.000. El grupo que controla este software se llama "Adamus Group" (es decir, el Grupo de Adán, con evidentes connotaciones con la Torah), y son los que espían las telecomunicaciones a través de la NSA y el Departamento de Seguridad Nacional, extorsionando a quien se atreve a levantar la voz contra ellos. los mismos a los que denunció el hacker Snowden: el Neo que se hizo realidad y había sido esperado por las películas. El Grupo Adamus también controla los grandes medios de comunicación: CNN, Fox News, NBC, ABC y Bloomberg, y al parecer cuenta con un desfase de 20 segundos para apagar las televisiones si en

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estas aparece algo que les pueda comprometer. Es decir, que lo que vemos llega a nuestros receptores 20 segundos después de que haya sido emitido. ¿Sabes quién había desarrollado el software para fiscalizar ese programa que manipula la Bolsa? ¡El padre de James Holmes, el asesino del estreno de Batman! Resulta que el padre de Holmes, de nombre Robert, iba a testificar una semanas antes frente al Comité del Senado USA que investiga el fraude de los banqueros a escala internacional, cuya derivación más significante entonces era el escándalo de la manipulación de la tasa interbancaria, Libor, del Barclays Bank y el Banco de Inglaterra. El tal Robert Holmes, padre del asesino de Denver, era conocido en todo el mundo por haber creado el algoritmo para detectar los fraudes en los créditos, servicios financieros, etc., hasta el punto que, gracias a su programa informático, se podía rastrear hasta el último dólar desaparecido en este Megafraude del Final de Estos Tiempos que esta crisis económica. En el verano del 2013 el que fuera ministro de Defensa de Canadá, Paul Hellyer, nos aclaraba un poco más "El Golpe" de 1973, al revelar que a consecuencia de esa crisis /timo que convirtió al petrodólar en la moneda mundial de hecho, los bancos centrales de cada país comenzaron a tener que pedir dinero prestado a ¡sus bancos privados porque estos eran los autorizados a concurrir ante el Banco de Pagos Internacionales (BIS) de Ginebra, que se hizo con el control de las transacciones internacionales en 1974. De esta manera, y gracias a testimonios como el del honorable ex militar israelita Israel Shamir, entendemos la farsa de la Guerra del Yom Kippur de ese mismo año 1973, pues Egipto en realidad traicionó a sus hermanos árabes de Siria y Jordania, permitiendo la ocupación de los Altos del Golán y la interrupción del suministro del petróleo que llevó a la instauración del petrodólar... en manos del mencionado banco sionista Bank of International Settlements. Una vez más, el dinero y, como vimos a Paul Newman en "El Golpe", el enésimo timo sionista. HOLLYWOOD ATACA... IRÁN, A TRAVÉS DE BEN AFFLECK En el año 2013 se cumplían seis de infructuosos intentos por parte de los sionistas para atacar Irán. Mientras se desarrollaba la guerra no declarada contra Siria dirigida por el premio Nobel de la Paz y adalid de Hollywood, Barack Obama, la propaganda occidental redoblaba sus esfuerzos para convencer a la opinión pública sobre la maldad del régimen iraní, que se había aupado como el máximo exponente de la lucha antisionista. Como hemos visto, Hollywood llevaba ya unos cuantos años lanzando películas en las que se retrataba a los persas como los malos de la película, preparando el guión inconsciente para el ataque. En ese mismo año 2013, la película de Ben Affleck "Argo", a quien hemos visto crecer irresistiblemente desde "Persiguiendo a Amy" por el

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templo de los sueños de Hollywood, obtiene el Oscar al mejor filme, confirmando que el cine no es más que un producto propagandístico para modificar la opinión de los ciudadanos. Visionarla viene a ser el broche de oro para este libro. La acción transcurre en el año 1980 mientras se desarrolla la crisis de la toma de la embajada norteamericana en Teherán, pero la película no habla de ello (sólo aparece tangencialmente) sino de la operación de rescate de un grupo de norteamericanos refugiados en la vivienda del embajador canadiense dirigida por un agente de la CIA (Ben Affleck). En la coyuntura geopolítica en la que nos movíamos en esos días, el mensaje —nada subliminal— a Irán era tan claro que la reacción del gobierno persa ante esta manipulación fue fulminante. Dado que el propio Affleck participó en la película "Pearl Harbour" estrenada pocas semanas antes del 11-S y también es el autor de "Adiós pequeña, adiós", una película sobre secuestro de niños JUSTO CUANDO SECUESTRARON A LA NIÑA INGLESA MADELEINE McCAAN, el gobierno iraní le calificó de agente de la CIA. Directamente. Esta película es un verdadero colofón para esta Historia Secreta del cine pues relata cómo a la CIA se le ocurre montar una productora cinematográfica fantasma, que compra los derechos de una película de ciencia ficción llamada "Argo" para, con ese pretexto, infiltrarse en Irán con el objeto de liberar a los rehenes yanquis. Por el camino, nos relatan que el contacto de la CIA es un experto en maquillaje y prótesis, interpretado por el actor judío John Goodman, quien a su vez le pone en contacto con un productor que es quien se hace con los derechos de la película. Por lo tanto, la película describe una película dentro de otra película, a la manera de "Origen". De paso que la CIA crea una productora en Hollywood, se pronuncian frases de bandera como "queremos mentir a Hollywood, el lugar donde todo es mentira" o "este es el negocio de la falsedad" o "si quieres vender una mentira, haz que los medios la vendan por ti". Pero lo cierto es que lo realmente interesante es ver cómo unos jóvenes estudiantes iraníes retuvieron al personal de la embajada estadounidense durante más de un año sin que se hiciera nada, lo que provocó la caída de Jimmy Carter ante Ronald Reagan (el candidato de Hollywood); de tal manera que hay quien dice que el propio secuestro fue provocado por la CIA con tal fin. Esa es la mentira distorsionadora que denunciaba el gobierno iraní. En el año 2013, la ficción ya era tan real que en el propio Templo de los Sueños ya se permitían decir abiertamente lo que había venido siendo un secreto durante décadas. En la ceremonia de los Oscar de ese mismo año 2013, el actor judío Mark Wahlberg se marca un diálogo con un muñeco (¡Osito de peluche, el

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símbolo de los pedófilos!) sobre la mafia judía en Hollywood que no deja lugar a dudas. He aquí la descripción. —Esto es una locura, hermano. Mira todo este talento. —Tanto talento junto en un solo sitio. —Ahí está Daniel Day Lewis. Ahí está Ellen Barkin. Ahí está Joaquin Phoenix. ¿Y sabes lo más interesante? Todos estos actores que acabo de nombrar son judíos. —¿Ah, sí? —¿Y tú? Tu apellido acaba en "Berg". ¿Tú eres judío? —Am I Jewish? ["¿Soy yo judío?"] No, la verdad es que soy católico. —¡Uf, esa no es la respuesta adecuada, inténtalo de nuevo! —¿Cómo? —¿Quieres trabajar en esta ciudad o no? Interesante, Mark. Porque yo sí que soy judío. —Tú no eres judío. —Que sí. Nací como Theodore Shapiro. Y dono mucho dinero a Israel y quiero trabajar en Hollywood para siempre, gracias. Soy judío. Soy judío. —Eres un idiota. —Veremos quién es el idiota cuando me regalen un avión privado en la próxima reunión de sinagoga. —Pues esta será la última vez que haga un dúo contigo. —Y los nominados para mejor secuencia de sonido son... En realidad, este diálogo es un hecho noticioso porque por primera vez se dice abiertamente lo que ha sido un rumor desde la creación del Templo de los Sueños. Tres años antes, en 2010, el oso sagrado de Hollywood, Marlon Brando, había afirmado abiertamente en el programa de Larry King en la CNN que Hollywood es propiedad de los judíos y que ellos son quienes gobiernan el Templo de las Pesadillas. Pero no han sido los únicos en atreverse a decir lo más secreto. El productor de cine indio Raj dijo en un vídeo que puedes ver en Youtube: "si no eres judío no eres nadie en Hollywood". Más. Un excelente artículo de un judío llamado Stein para Los Angeles Times con la excusa de una encuesta de la ADL (Liga Antidifamación Judía) pone de manifiesto que "sólo" el 20% de los yanquis piensan que los judíos mandan en Hollywood, frente al 50% de 1964, nos ofrece la siguiente información. Repito que el autor es judío. Con motivo de una huelga de guionistas de Hollywood, la patronal firma un acuerdo firmado por las siguientes personas. Corto y pego la información de Joel Stein, tal y como lo encontré, en inglés: "News Corp. President Peter Chernin (Jewish), Paramount Pictures Chairman Brad Grey (Jewish), Walt Disney Co. Chief Executive Robert Iger (Jewish), Sony

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Pictures Chairman Michael Lynton (surprise, Dutch Jew), Warner Bros. Chairman Barry Meyer (Jewish), CBS Corp. Chief Executive Leslie Moonves (tan judío que su tío abuelo fue primer ministro de Israel), MGM Chairman Harry Sloan (Jewish) and NBC Universal Chief Executive Jeff Zucker (mega-Jewish)". El autor del artículo, el judío Joel Stein, llama al presidente de la Liga Antidifamación Judía, Abe Foxman, que vive en Chile, y este le contesta que afirmar que los judíos gobiernan Hollywood "es peligroso, y es mejor decir que da la casualidad de que hay muchos judíos trabajando en esta industria, a pesar de que las ocho grandes compañías sean gobernadas por judíos". En otras palabras, que la moral de las películas de Hollywood es la del dios Jehová que manda a Abraham sacrificar a su hijo. En ese mismo año 2013, cuando los rumores de golpes de estado en EE.UU. se multiplican, curiosamente se estrenaron dos películas cuyo argumento gira en torno a la destrucción de la Casa Blanca. "Olimpo bajo el fuego", del mencionado Ronald Emmerich: estrenada unos días antes de que un tuit recogiera la noticia de que Obama había sido herido, narra la historia de un agente que salva al presidente de Estados Unidos después de que este resultara herido en un secuestro mientras la Casa Blanca arde por una explosión. La otra es "Ataque a la Casa Blanca", ya reseñada hace unas páginas. Muchas casualidades. HOLLYWOOD SE MUERE En el año 2012, como prueba de la sequía de ideas que padece Hollywood, una película muda que habla del comienzo del cine sonoro, llamada "The Artist" ganó los oscars más importantes: de alguna manera, Hollywood estaba volviendo a sus inicios, como la serpiente que se muerde la cola, antes de morir, recuperando sus propios mitos y su propia historia. Hollywood se devoraba a sí mismo. El absurdo de las llamadas "estrellas" llega al punto de que, en plena efervescencia de las matanzas MK Ultra en Estados Unidos, los mismos actores que protagonizan orgías de violencia en las películas se unen en un manifiesto... demandando un control de las armas. ¿Se os ocurre algo más patético? Pero por más que intentaran lavar su mala conciencia, el gusto del público, harto de películas sádicas y satánicas (unido a la galopante crisis) hizo que la gente dejara de ir al cine. El cierre de salas en España durante los años 2012-2013 fue de tal calibre que muchas ciudades de mediana población ¡se quedaron sin ninguna! Todo ello, mientras las salas se vaciaban: en España, un fin de semana de abril fueron al cine la mitad de los que lo hicieron el año anterior y la consecuencia no se hizo esperar: varios grandes cines de Madrid y Barcelona, cerraron. Evidentemente, como este movimiento sucedía simultáneamente en todo el mundo, ello

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originó una subsiguiente caída en la producción de filmes en la meca del cine. A comienzos de 2013 se informó que una gran cantidad de estrellas del espectáculo se habían marchado de Hollywood a raíz de la bajada en la producción de películas (tenéis la lista al final del libro). De hecho, la producción cinematográfica en Los Ángeles había disminuido un 60 por ciento durante los últimos 15 años, mientras que la grabación de pilotos para televisión se había reducido un 31 por ciento. "Ya no rodamos películas en Los Ángeles", afirmó a Efe David Zucker, productor de la quinta entrega de la saga de humor "Scary Movie". "Las últimas secuelas de esta franquicia las hemos rodado en Vancouver y Atlanta: las finanzas mandan", añadió. El éxodo que sufrieron los rodajes desde Los Ángeles hacia ciudades como Atlanta, Nueva Orleans o Vancouver, mucho más flexibles en la imposición de impuestos y generosos en la concesión de créditos, constituyó uno de los ejes de la elección de aquel año a la alcaldía de Los Ángeles en el 2013. Tanto el candidato ganador (Eric Garcetti) como la derrotada (Wendy Greuel), tenían profundos lazos con la industria. Greuel fue ejecutiva de Dreamworks, mientras que Garcetti, apoyado por más de 200 figuras prominentes de la industria, jugó un relevante papel en la aprobación de la Tasa de Incentivos de Entretenimiento Multimedia y en la modernización de estudios como Paramount, Sunset Gower y Sunset Bronson. Greuel, que contaba con simpatizantes como Steven Spielberg y Jeffrey Katzenberg, aumentó los créditos fiscales a las películas y creó un gabinete centrado en los problemas de la fastuosa industria del entretenimiento. Algo que no es extraño, si nos atenemos a las declaraciones del propio Spielberg y George Lucas a comienzos de junio del 2013, afirmando que "Hollywood va a vivir una implosión en la producción". El llamado Rey Midas de Hollywood aseguraba que las nuevas ideas cada vez lo tienen más difícil para materializarse en forma de películas. "Ese es el gran peligro; al final habrá una gran implosión, o un gran colapso. Va a producirse una implosión en la que tres, cuatro o puede que media docena de superproducciones se estrellen contra el suelo y eso cambiará el paradigma". George Lucas estaba de acuerdo al sentir la misma inminencia de grandes cambios en la industria. Su opinión es que Hollywood se reconvertirá en un modelo de exhibición cercano a Broadway, con muchas menos películas estrenadas cada año, más tiempo de permanencia en cartel y entradas mucho más caras o fluctuantes según el nivel de la producción. "Es probable que pagues 25$ por la próxima 'Iron Man', pero solamente 7$ por 'Lincoln", explicó Spielberg. De hecho, el director también confesó que tuvo serias dificultades para estrenar en cines la película sobre el asesinado presidente, que se llevó 12 nominaciones a

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los Oscar y consiguió dos estatuillas. "Creía que al final 'Lincoln' tendría que estrenarse en televisión", dijo Lucas. Su amigo lo confirmó: "Pues casi. Estuvo así de cerca, pregunta a HBO, así de cerca". De hecho, fue gracias a que Spielberg es dueño de parte de DreamWorks que la película finalmente pudo estrenarse en cines. "Hablamos de 'Lincoln' y 'Red Tails'... que casi no podemos llevarlas a los cines. De que Steven Spielberg y George Lucas no pueden estrenar sus películas en cine", continuaba el propio Lucas tras quejarse de la urgencia actual de hacer películas para un público masivo e ignorar los nichos de audiencia. Tradicionalmente, en Hollywood se rodaban series y películas cuyas historias se desarrollaban en Nueva York ("I Love Lucy", "Friends"), Miami ("Golden Girls") o el sur del país ("Gone With the Wind"). Sin embargo, en el año 2013 incluso aquellas que tienen lugar en Los Ángeles se filmaron fuera de la ciudad. Por ejemplo, "La Batalla de Los Ángeles" se grabó en Luisiana. Esa industria generaba en California más de 190.000 empleos y casi 13.000 millones de euros en sueldos. Sin embargo, entre 1997 y 2010 el estado californiano perdió 36.000 puestos de trabajo relacionados con rodajes que fueron a parar a otras ciudades e incluso países (Canadá, Australia, Nueva Zelanda o Inglaterra, principalmente) con mejores incentivos fiscales. La actriz Emma Thomson revelaba a la agencia española Efe que "ya no rodamos mucho en Hollywood. Ya no es aquel lugar donde se hacían todas las películas. Ahora es más bien su centro de distribución y la razón es sencilla: es terriblemente caro filmar en Los Ángeles". En noviembre del 2012, 21 de los 23 rodajes de nuevas series dramáticas iban a tener lugar fuera del condado de Los Ángeles. "En años anteriores, el 80 por ciento de todas las grabaciones televisivas tenían lugar aquí. Ahora la cifra ronda el 40 por ciento", indicó Paul Audley, presidente de Film L.A. Atlanta y Nueva Orleans son algunas de las ciudades más beneficiadas por la situación que se vive en Los Ángeles, aún conocida como la capital del entretenimiento mundial gracias a que es el lugar donde todos los primeros grandes estudios, que vimos nacer en los años veinte, poseen su sede. "Desafortunadamente, no tenemos suficiente dinero para competir de veras", sostuvo Adley. En 2004, Nueva Orleans acogió el rodaje de 16 películas o series de televisión. En el año 2012, el número aumentó hasta 50, según Katie Williams, directora de Film New Orleans, quien apuntó a los incentivos en los impuestos estatales como clave para explicar la fluctuación. Tiempo después, se supo que varias viviendas residenciales de ese país se estaban hundiendo. En concreto, siete correspondientes a un área

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residencial habían sido subsumidas en un gigantesco agujero: ¿puede haber algo más simbólico? A consecuencia tanto de la crisis económica como de las profecías acerca del advenimiento de un gran terremoto sobre California, una gran parte de estrellas (ver lista al final) se marcharon de las colinas de Hollywood significando el éxodo del "Bosque Sagrado". El sistema de estrellas estaba llegando a su fin. CONFIRMADO: HOLLYWOOD IMPULSÓ EL MOVIMIENTO GAY A finales del mes de mayo del 2013, el vicepresidente norteamericano Joe Biden reconoce públicamente que los judíos han generado el matrimonio gay a través de Hollywood y las series de televisión. Ya no es Rafapal quien lo dice sino el mismísimo vicepresidente de los Estados Unidos de América, el católico Joe Biden, quien confirma sin ningún tipo de ambages la Ingeniería Social para la homosexualización. En declaraciones recogidas por la cadena ABC, afirma que el arte y los medios de comunicación son vitales para cambiar las actitudes de la gente: "series de la NBC como 'Will y Grace' hicieron cambiar las opiniones de la gente sobre la homosexualidad. Apuesto a que el 85% de esta influencia, ya sea a través de Hollywood como de los medios masivos, se lo debemos a los líderes judíos que dirigen estas industrias". Lo dijo a finales del mes de mayo del 2013 en una conferencia ante un lobby judío en donde recalcó que "los valores judíos son esenciales para la cultura norteamericana". Vamos, que ellos son los que la han moldeado. Paradójicamente, con estas declaraciones La Conspiración para homosexualizar a la población había dejado de ser tal (algo secreto) y se convirtió en una política de estado planetaria, transparente. No hay mejor ejemplo de lo dicho por Biden que el Festival de Cannes de 2013 donde el jurado otorgó el premio principal a una película tunecina lesbianizadora, justamente cuando la ciudadanía francesa se levantaba a favor del amor entre hombre y mujer y rechazando La Ingeniería Social homosexualizante. Para acabar de demostrar la concurrencia entre política, Hollywood y movimiento gay, en el mismo año 2013 Obama nombra al homosexual James Costos nuevo embajador en España; Costos era nada menos que el ex vicepresidente de la gigantesca empresa televisiva HBO. El 1 de octubre del 2013, el Instituto Tecnológico de Massachussets anunció que habían conseguido "por error" crear una espada-láser, el símbolo de la serie "Star Wars", que George Lucas había "imaginado" a finales de los años setenta. ¡Menudo visionario!, ¿verdad? Para acabar de redondear las coincidencias, un cineasta norteamericano fue expulsado de Venezuela por conspirar en un golpe de

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estado. El director de cine estadounidense Timothy Tracy fue arrestado en Venezuela por incitar a actos de violencia postelectoral y supuestamente organizar un plan desestabilizador, fue puesto en libertad y expulsado del país sudamericano. En junio del 2013, un hacker infiltrado en la CIA y la NSA llamado Edward Snowden revela que todas las telecomunicaciones, incluidas, por supuesto, Internet, están siendo espiadas por el gobierno oculto de los Estados Unidos. Hecho que sucede mientras los sionistas se disponen a invadir Siria y cuando se está librando una ciberguerra con China. Una vez más, las películas como "Hacker", "Mátrix" o "Juegos de Guerra" lo habían anticipado: la última batalla será informativa. Como siempre, tenemos referencias cinematográficas muy anteriores a los hechos del mundo real. En 1998, el hermano de Ridley Scott (Tony) estrenó la película "Enemigo Público" (en inglés, mucho más claro: "Enemy of the State"), anticipando EXACTAMENTE lo que pasaría. La acción giraba en torno al momento en que el Congreso de Estados Unidos va a aprobar una ley que expande el programa de espionaje de las telecomunicaciones por parte del estado, habiendo un congresista que se opone firmemente, y un oficial de la NSA (¡interpretado por el padre de Angelina Jolie, Jon Voight!) que mata al anterior para impedirlo. El asesinato es grabado por un ecologista judío (Zavitz) que le envía la información a un periodista, escondiendo el vídeo en Internet, y a su vez se lo pasa a un compañero de colegio, que es asesinado. A raíz de todo ello, se produce una lucha de agentes leales de la NSA frente a traidores, acerca de las pruebas de los crímenes. Calcadito a lo que acabó pasando en la realidad: pues el periodista de la revista "Rolling Stone", Michel Hastings, que trabajaba junto a Snowden, murió asesinado en California cuando estaba a punto de revelar nuevos archivos secretos. Estaba claro: la Realidad se había convertido en las pesadillas creadas por Hollywood. La ficción se había hecho realidad justo cuando Hollywood moría: de alguna manera, al haber conseguido su objetivo, ya no era necesario. Los satánicos se mostraban abiertamente. En octubre del mismo año 2013, el Festival de Cine de Terror de Sitges (España) dedicaba un especial al cine satánico bajo el título "La sombra de Satanás revive en Sitges 2013" con su propio dominio de Internet (discoversatanism.com) y declaraciones abiertas como esta: "la campaña recoge testimonios de personas de todo el mundo que evocan la figura satánica desde una óptica de absoluta normalidad. Los actores protagonistas de las piezas realzan la figura de Satanás como un elemento integrado en sus respectivas vidas y experiencias". Por si hubiera alguna duda, utilizaban el cartel de la mencionada película de Polanski "La Semilla del Diablo" como reclamo de la muestra.

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Una vez que los creadores de pesadillas se quitaron la careta, también la pesadilla terminó. Nuestra realidad ha muerto. Podíamos pasar a otra pantalla del videojuego. Es hora de vivir nuestros propios sueños, no los que proyectan sobre nuestras mentes estos señores. Es hora de liberarnos de los ídolos de barro.

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EPÍLOGO Con el libro ya terminado, volví a ver en televisión la versión del cuento de "Peter Pan" del Rey Midas de Hollywood Steven Spielberg; por supuesto, teniendo en mente las declaraciones del niño-actor en la película "Los Goonies" Corey Feldman, producida por el mismo Spielberg, sobre los abusos sexuales en la meca del cine y que apuntaban a un importantísimo productor como el responsable de la muerte de su amigo Corey Haim. También recordé la sempiterna sentencia de que Spielberg se siente muy identificado con el personaje de Peter Pan y la actriz española Ana García Obregón, que fue amiga del director, quien le definió como "un niño grande". Spielberg reescribe en "Hook" el cuento para que Peter Pan se convierta en un abogado atareado que casi no atiende a sus hijos (parece que su relación con su padre fue similar) y se encuentra con la mujer que le crió, ¡Wendy!, ya anciana, que lleva un hospicio. Por si no lo recuerdas, Wendy era el amor platónico de Peter Pan; en la película se ha hecho vieja, mientras que Peter Pan, aunque mayor, sigue conservándose bien. Para el papel de Peter Pan, Spielberg elige a Robin Williams, quien protagonizó películas en las que interpretaba como "mentor de jovencitos" como "El club de los poetas muertos" (1989) y posteriormente "El indomable Will Hunting" (1997) y que estuvo con John Belushi tomando drogas el día de su muerte. Peter Pan /Robin Williams aparece en casa de Wendy como marido de otra antigua compañera de hospicio y con los dos hijos de ambos. Es importante recalcar que por la casa pulula un viejo con pinta de degenerado que agarra "un osito de peluche": ¡símbolo de los pedófilos! La noche en que Peter Pan acompaña con su mujer a la Wendyanciana a una cena para recaudar fondos a la que acuden los antiguos miembros del hospicio, el capitán Garfio roba a sus hijos y se los lleva a Kensington, lugar donde tiene su residencia la familia real británica, por cierto. Si recordáis, cuando ocurre el rapto de los niños, en la casa se había quedado el hombre con pinta de degenerado, adosado al osito de los pedófilos. Campanilla, la hadita, es interpretada aquí por la ex prostituta de "Pretty Woman", Julia Roberts, y se aparece a un Peter Pan en estado subconsciente para que regrese al "País de Nunca Jamás" con el fin de liberar a sus hijos: el mundo de los traumas infantiles. Al regresar al "País de Nunca Jamás", Peter Pan, ya mayor, se encuentra con que otro chico se ha convertido en el jefe de los "niños perdidos", pues él ha perdido su sonrisa su niño y ya no sabe volar, debido a que se ha metido en el mundo de los adultos. El punki Rufio parece que tiene sometidos al resto de los niños, aunque se da una visión positiva de él. Por su parte, la hadita Campanilla /Julia Roberts vive encerrada en un reloj de pared, simbolizando que es gracias a ello que no envejece, y

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curiosamente dentro del propio reloj que es su casa hay una ¡tarjeta de crédito!, simbolizando que el tiempo es oro, es dinero; o sea, que ella maneja el dinero y el tiempo y es eso lo que le hace permanecer joven. Los adultos son piratas que se dedican a raptar niños (pedófilos) y el propio Garfio quiere convencer a los hijos de Peter Pan de que desconfíen de su padre (una programación MK Ultra). ¿A quién escogió Spielberg para interpretar a Garfio? A su hermano judío Dustin Hoffman, que había protagonizado "Kramer contra Kramer"... en la que perdía la custodia de su hijo. Los niños perdidos viven en comuna, dirigida por Rufio, al que Peter Pan tiene que desafiar, demostrando que sabe volar, lo que le da derecho a portar la espada del poder, de la Justicia, la espada de Excálibur. Evidentemente, los "niños perdidos" son los niños que desaparecen en el Planeta, raptados por la élite pedófila. En el momento álgido de la película, el Pirata Garfio /Dustin Hoffman está a punto de atravesar al hijo de Peter Pan con su garfio (es decir, simbólicamente, violarlo), cuando llega Peter Pan para salvarlo, logrando hacer caer el símbolo de los piratas: el cocodrilo. Al dar su amor por Campanilla, ella se convierte en una mujer normal (como le ocurría a la Sirenita, la Bella Durmiente o Cenicienta) pero cuando Peter Pan le confiesa que tiene que volver con su mujer y sus hijos, vuelve a disminuirse como hada; se queda en formol, es decir, la falta de amor es lo que le impide crecer, quedándose aniñada. Al final de la película, Peter Pan explica (en un plano psicoanalítico) la causa de la pederastia: en una escena en la que "la abuela Wendy" trata de besarlo, confiesa que se le quedó inoculado el trauma de su amor irrealizado por ella y es por eso que quiso besar a su nieta; el amor frustrado de su infancia hace que no haya asumido en realidad que ha crecido y siga enganchado a sus deseos de esa época: los niños. El conocido narcisismo que hoy se conoce como "síndrome de Peter Pan". Por cierto, "Pan" era el dios de la fertilidad y la sexualidad masculina desenfrenada. Curioso que Spielberg no titule la película con el nombre de Peter Pan sino con el del capitán Garfio, es a él, al que le da el poder de la película. Con este filme Spielberg descubrió (no sabemos si consciente o inconscientemente) la pérdida de la inocencia de los niños, que son violados por los que a su vez sufrieron abusos sexuales cuando eran niños, para, a través de su inocencia, conservar la propia, en una cadena de vampirismo que es lo que fortalece las redes de pederastas. Los hospicios son uno de los lugares de donde se nutren los violadores de niños, como demostró la investigación en torno al pedófilo de la BBC, Jimmy Saville. Como decía al principio, los niños protagonistas de la película "Los Goonies", producida por Steven Spielberg, denunciaron que el principal

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problema de Hollywood son los abusos sexuales en la meca del cine y en particular dejaron caer que un importante productor es el mayor responsable de esto. En la versión "original" de Disney, de 1953, encontramos a una Wendy enamorada de Peter Pan, que pinta a su padre con un mandil masónico con los símbolos de las tibias y la calavera de los piratas (y de la secta Skull and Bones) y la cruz templaria. Peter Pan ha perdido su "sombra", es decir, su lado oscuro (en terminología psicoanalítica), vestido con sus ropas de "fauno" que es el dios Pan, el de la masculinidad desbocada (un Don Juan, vaya). Consigue que Wendy le "cosa su sombra" y gracias a ello se lleva a Wendy y sus dos hermanos volando: es decir, los rapta, lo que provoca los celos del hada Campanilla, vestida sumamente sexy, y que parece ser la esclava de Peter Pan. En un momento dado, Campanilla se queda encerrada en la cerradura de un cajón, con el culo al aire, en una clara escena de contenido sexual subliminal y que viene a representar que "el sexo es la llave". Así es como Wendy se escapa con Peter Pan, justo cuando va a dejar de ser una niña, y nos encontramos con el beso del príncipe (en este caso, un malote) que le hace convertirse en una mujer, al igual que pasaba con Blancanieves, La Cenicienta, La Sirenita y La Bella Durmiente. La manera en la que todos salen volando es gracias al "polvo mágico" del hada Campanilla que bien puede hacer alusión a una droga psicotrópica o al fluido sexual, porque el hermano pequeño de Wendy que agarra el osito de peluche exprime a Campanilla a la manera de una masturbación, para poder volar. La manera como lo denominan es "polvo de hadas", llegando así al "País de Nunca Jamás" a través del Big Ben, el enorme reloj londinense cuyo paralelo de Greenwich marca el tiempo mundial. La interpretación es que quien controla el tiempo, controla el presente. La manera para poder volar es pensar en algo "encantador", es decir, ensoñar, la manera típica de salirse de la realidad por parte de los narcisistas. El escenario con el que se encuentran en el "País de Nunca Jamás" es, aparte del reducto donde se encuentran los niños desaparecidos (capitaneados por Campanilla), el barco de los piratas, la bahía de las sirenas y la aldea de los indios. El álter ego de Peter Pan es el capitán Garfio, que es una deformación de Patapalo y a su vez, del temible marino español Blas de Lezo que venció a los corsarios ingleses en repetidas ocasiones a pesar de tener una pata de palo y ser manco. Es pues esta historia una difamación de España que se demuestra cuando el segundo de abordo (Smith) le dice que el mejor lugar para esconder el tesoro es ¡¡El Mar de España!! El reloj marca el tiempo, y con él Garfio sabe que se acerca el cocodrilo, símbolo reptiliano.

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Peter Pan enfrenta a los niños contra los adultos (los piratas) pero antes los indios secuestran a los niños, pero el héroe consigue rescatarlos gracias a que, en contraprestación, rescata a la princesa india "Tigrilla". Es decir, hace un trabajo para ellos. Wendy tiene que ver cómo Pan es un Don Juan: se pone a ligar con las tres sirenas (que la intentan ahogar y volver "sirena") y de ahí pasa a camelarse a la india Tigrilla, lo que hace que Campanilla se ponga celosa y se venda al pirata. En la roca-calavera Peter Pan se hace pasar por Dios y se "comunica" de esta manera con el pirata, provocándole una esquizofrenia a su lugarteniente, pues oye las voces de su jefe Garfio en el cerebro; un típico programa MK Ultra y que puede representar que estas sectas pedófilas están manejadas mentalmente por un "falso dios". El capitán Garfio, que recuerda físicamente a la figura de Jesucristo, es perseguido por el reptil. Peter Pan se hace indio y fuma la pipa de la paz; parece que se drogan mientras Garfio hipnotiza a Campanilla con su música y le cuenta rumores para que traicione a su amor, un Peter Pan que se debate entre el amor de la india, el hada Campanilla y la casi-mujer Wendy. Cuando esta les habla a sus hermanos de su madre (el instinto) deciden regresar y Peter Pan les lleva de vuelta en su barco que vuela (como una nave extraterrestre) y que ha sido recubierta de oro por Campanilla. Cuando Pan derrota a Garfio, este exclama: "eso no es un muchacho, es el diablo que vuela, un demonio". Reaparecen en el mundo real de la misma forma que salieron: a través del reloj londinense "Big Ben"; el tiempo que domina el Planeta (la City londinense, foco de la banca mundial). Wendy puede hacerse mayor después de haber tenido su aventura con el malo, Peter Pan. Pero Peter Pan, como vimos en la versión de Spielberg, no superó ese trauma... PELÍCULAS ESTRENADAS EN EL 2012-2013 "La hora más oscura" (invasión alien a nivel mundial) "Juan de los muertos" (epidemia zombie en Cuba) "The day before" (invasión alienígena que viajando a través del tiempo llegando desde el futuro va minando las bases de la humanidad para prepararla para la estacada final) "Independence Day 2 y 3" "Halo" (un grupo de marines se enfrenta a la amenaza de un planeta en forma de anillo) "Terminator 5" (hombres y máquinas en una guerra apocalíptica en el presente) "Prometheus" (el hombre en busca de sus orígenes encuentra una raza extraterrestre como ancestro nada amigable)

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"El símbolo perdido" (sociedades secretas y tramas políticoespirituales) "Men in Black, 3" (nuevas hazañas de la policía contra aliens terrestres) "Expediente X, 3" "Last witch hunter" (un protector del pueblo de los ataques de los adoradores de Lucifer) "Dark Void" (tropas aliadas combatiendo a una misteriosa raza alienígena que quiere invadir la Tierra) "Cazafantasmas 3" "Doctor Sleep" (secuela de "El Resplandor") "Poltergeist" (remake) "Leonardo da Vinci & the soldiers of forever" (una sociedad secreta lucha contra los demonios bíblicos en medio de códigos secretos y civilizaciones perdidas) "Battleship" (unión de naciones sin precedentes lideradas por los navy seals ante invasión extraterrestre) "Dark Life" (en un futuro unos jóvenes con poderes se enfrentan a una conspiración mundial) "The Home" (un bombero hospitalizado acosado por extraños entes) "El despertar de los muertos" (un estudiante aprende a revivir carne muerta y se le escapa de las manos) "World War Z" (guerra entre humanos y zombies a partir de una pandemia) "World War X" (el gobierno contra un terrorista que quiere cambiar la historia con una máquina del tiempo) "Rec Apocalipsis" (apocalipsis zombie) "Luces rojas" (la ciencia intentando explicar lo sobrenatural) "Los juegos del hambre" (un futuro dirigido por un gobierno totalitario donde la plebe es utilizada para entretener en un programa televisado de cacería humana) "Echelon" (conspiraciones y tramas político-militares) "All you need is kill" (un soldado en medio de una invasión alienígena) "Black Water" (una niña con un amigo imaginario nada imaginario con malas intenciones) "Lamb of God" "Twixt" (espectros y espíritus atormentados) "The divide" (una explosión cataclísmica en New York encierra a unos pocos en un sótano sin saber qué ocurre en el exterior) "The inkeepers" (investigación sobre una posada llena de fenómenos paranormales)

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"Desafío Total" (remake sobre un futuro donde la realidad y la ficción se solapan) "Warm Bodies" (historia de amor entre un zombie y su víctima) "Alien 5, las montañas de la locura" (descubrimiento de una inteligencia avanzada bajo las nieves) "Viaje al centro de la Tierra, 2" (la Atlántida y sus milenarios secretos descubierta por un grupo de aventureros) "Paranormal Activity 4" "Upside Down" (dimensiones solapándose entre sí) "The Devil Inside" (terrorífico caso real de posesiones e investigaciones científicas) "Webcam" (el peligro de internet y las nuevas tecnologías) "John dies at the end" (invasión de seres de otra dimensión en un apocalipsis inevitable) "Mama" (desaparición de niños relacionados con un ente maligno) "Zombies vs Robots" (pues eso) "Dominion" (un ángel frente al fin de la Humanidad) "La danza de la muerte" (un virus gripal mata a casi toda la Humanidad) "The Barrens" (una familia acosada por un demonio) "After Earth" (una Tierra post-apocalíptica) "Horizons" (otra vez la Tierra post-apocalíptica) "La huésped" (seres de otro planeta invaden las mentes de la Humanidad) "Robocalypse" (Spielberg narrando un futuro donde el hombre vive en total comodidad por la tecnología hasta que esta se revela) "Paradise Lost" (Lucifer planeando su venganza contra el ser humano) "Under the skin" (invasión alienígena donde una seductora ET siente compasión de sus víctimas humanas) Pues eso, creo que hay poco que añadir ante la abrumadora evidencia de los datos. Cuando pasó la fecha del 2012, las películas seguirían inundando de miedo las almas de las personas. Después, se extrañaron de que, con este panorama, la gente decidiera dejar de ir al cine... ESTRELLAS QUE ABANDONARON HOLLYWOOD EN 2013: Adam Brody América Ferrera Amy Smart Arnold Schwarzenegger Ashlee Simpson Ashton Kutcher

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Avril Lavigne Barry Manilow Bert Lahr Candy Spelling Charlie Sheen Charlize Theron Cher Dennis Quaid Dwayne Johnson Ellen Degeneres Frankie Muniz Harrison Ford Heidi Klum Hilary Duff Hillary Swank Howie Mandel Jennifer Anderson Jennifer Love Hewitt Jim Carrey KD Lang Kara DioGuardi Kate Walsh Katherine Heigl Katy Perry Kelsey Grammer Lauren Conrad Leonardo DiCaprio Mark Wahlberg Mathew Perry Meg Ryan Megan Mullully Mel Gibson Neil Patrick Harris Nick Lachey P. Diddy Penélope Cruz Pierce Brosnan Rosa Reese Witherspoon Rihanna Robin Williams Sally Fields Scarlett Johansson

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Sharon Stone Sylvester Stallone Tori Spelling Usher Wayne Brady Actualización Britney Spears Chris Brown Christina Aguilera Josh Groban Mel B Ozzy y Sharon Osbourne Paula Abdul Max Weinberg Larry David Cheryl Tiegs Pamela Anderson Fred Durst Brad Paisley Pete Sampras Donald Trump Jodie Foster Kourtney Kardashian Jenny Garth Scott Baio

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Name: Geoffrey Lueilwitz

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